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jueves, 2 de diciembre de 2021

Un paseo por la calle Doña María Coronel

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Doña María Coronel, de Sevilla, dando un paseo por ella.    
     Hoy, 2 de diciembre, siguiendo una tradición secular, es expuesto a la veneración de los fieles en el Real Monasterio de Santa Inés de Sevilla el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel, fundadora del monasterio y heroína de una de las leyendas más vivas en Sevilla, al quemarse el rostro con aceite hirviendo ante las solicitudes del rey don Pedro el Cruel.
     Y qué mejor día, que hoy para Explicarte la calle Doña María Coronel, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     La calle Doña María Coronel es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en los Barrios de la Feria, y Encarnación-Regina, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de las plazas de San Pedro, y del Cristo de Burgos, y de la calle Almirante Apodaca, a la confluencia de las calles Bustos Tavera, con Peñuelas.  
     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. 
     En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
   La vía, en este caso una calle, está dedicada a Doña María Coronel, fundadora del Convento de Santa Inés en 1347, que se encuentra en dicha vía. 
     El espacio que actualmente lleva el nombre de Doña María Coronel figuraba rotulado en el s. XVIII (plano de Olavide, 1771) con dos topónimos: Santa Inés, que designaba al tramo situado entre plaza de San Pedro y la actual San Felipe; y San Felipe Neri, desde ese punto hasta Dueñas, que en esa épo­ca se extendía hasta la actual Bustos Tavera. Ambos topónimos aludían a la existencia en las respectivas calles de dos conventos: el de Santa Inés y el desaparecido San Felipe Neri. 
     En 1845 se decide rotular como Doña María Coronel a todo el espacio anterior, con la excepción de la parte final del mismo, que pasa a denominarse Inquisición Vieja desde Dueñas hasta Bustos Tavera, nombre que anteriormente designaba a ésta última. En el plano de 1870 ese tramo final de Doña María Coronel aparece solamente como Inquisición, topónimo que no figura ya en 1910 (plano de Poley), por lo que hay que suponer que el nombre de Doña María Coronel se hizo extensivo, a finales del s. XIX y principios de XX, a todo el espacio que designa en la actualidad, desapareciendo así toda referencia al Tribunal del Santo Oficio. 
     No es éste el único topónimo que  pierde en la calle. También desapareció el de Santa Inés. No así el de San Felipe Neri, que pasó a designar a la antigua Costales. Al parecer la parte final de Doña María Coronel se llamó en algún momento del Marmolillo, se­gún Santiago Montoto.
     Es de configuración rectilínea en su pri­mer tramo, salvo en un recodo existente al final del convento de Santa Inés, a partir del cual se ensancha para ofrecer otra angulación desde la confluencia con Dueñas y otra más a la altura de la plaza de San Quintín, estableciéndose así un contraste muy marcado con la zona ancha. En las proximidades de Dueñas y en la acera de los pares se rompe la linealidad de los edificios con un entrante a manera de barreduela formado por casas de construcción moderna. Su disposición actual dista bastante de la que tuvo hasta la segunda mitad del s. XIX, antes del derribo del convento de San Felipe y de algunas alineaciones que con tal motivo se llevan a cabo. En el s. XIV existía una calleja entre el convento de Santa Inés y la casa de un vecino que litiga con las religiosas. Fue finalmente incorporada al convento, quizás en el s. XV. Y hasta 1868, fecha de la demolición de San Felipe, estuvo en pie el arquillo del mismo nombre, que atravesaba la calle. Todavía en ese año, la confluencia de San Felipe Neri, Inquisición Vieja y Gerona era conocida como Cuatro Esquinas de San Felipe, descrita en un proyecto municipal como "crucero solitario y sombrío". 
      Esa es una de las razones esgrimidas por el Ayuntamiento revolucionario de 1868 para proceder al derribo del convento y al consiguiente ensanche de la zona, que cambió también la fisonomía de Gerona. No era, sin embargo, el espacio contiguo a San Felipe la única angostura de la actual Doña María Coronel. También el tramo de Santa Inés mostraba mayor estrechez que en la actualidad, según González de León (Las calles...), añadiendo, además, que al principio de la  calle había un retablo de la Virgen. Sucesivos ensanches (desde el subsiguiente al derribo de 1868) han suavizado esa primitiva angostura, aunque algunos proyectos de alineación, como el de 1916, de Juan Talavera, no se han  aplicado en su totalidad. En la calle desembocan, por la derecha, San  Felipe y por la izquierda Dueñas, y está cruzada por Gerona. Al final, en la acera de los impares, se abre la plaza de San Quintín.
     La zona ancha de Doña María Coronel ofrece en sus aceras otras tantas hileras de naranjos en alcorques, como es frecuente en muchos espacios públicos de Sevilla. No se sabe con exactitud la fecha en que se adopta esa decisión de arbolar ordenadamente la calle, pero puede tratarse de una de las primeras muestras de embellecimiento del viario urbano con árboles. Así lo da a entender en su Sevilla del buen recuerdo el poeta Rafael Laffón al evocarla hacia 1900: "En la calle Doña María Coronel, por supuesto, en el tramo con árboles en las aceras, aquellos inocentes vegetales -una  novedad en la vía pública- de copas verdecientes en torno a las que los mosquitos hacían flotar una temible gasa a la luz de las farolas de gas". 
     Y en una información de prensa de 1906 se recoge el deseo de los vecinos de otras calles de que se aplique también en éstas el sistema de arbolado, a imitación de lo que en aquélla se había hecho. Pavimentada con asfalto y aceras de losetas, predominan en la calle las casas tradicionales de dos o tres plantas, si bien en su parte final han proliferado edificios de construcción moderna, que contras­tan con la fisonomía dominante. Entre ellos el conjunto residencial Doña María Coronel, en la acera de los impares, y la casa núm. 26, destinada también a viviendas, obra de los arquitectos A. Cruz y A. Ortiz. Además del convento de Santa Inés y de la parte lateral de la parroquia de San Pedro, hay que destacar por su valor la casa núm. 20 (esquina a San Felipe), construcción característica del XVIII sevillano, con zócalo, cierros, pi­lastras y los arcos ciegos del ático; la núm. 8, también del s. XVIII: y la 18,con un patio con columnas de tipo renacentista.
     La documentación histórica conservada nos informa sobre aspectos muy variados de la calle. Sabemos, por ejemplo, que se empiedra a comienzos del s. XVII y se adoquina en los primeros años del XX. Y que la zona tenía los habituales problemas de encharcamiento y corrientes de aguas pútridas tan comunes en Sevilla todavía a mediados del pasado siglo. 
     También hay información sobre robos y desórdenes nocturnos en torno al arquillo de San Felipe. Como nota curiosa, hay que consignar que en el núm. 40 de la calle existió hasta los años 50 un reñidero de gallos (Circo gallístico) que el novelista Manuel Barrios recoge en su obra La espuela. Hoy Doña María Coronel cumple una función claramente residencial, con escasos establecimientos de comestibles y otros ser­ vicios. Es un espacio de acusada personali­dad, tranquilo y silencioso, en contraste con la próxima zona de San Pedro, Imagen y Almirante Apodaca, que soportan un intenso tráfico y poseen un carácter más comercial. La existencia en el tramo inicial de edificios religiosos (lateral de la parroquia de San Pedro y fachada principal del convento de San­ta Inés) y docentes (colegio Ángela Guerrero) y el predominio de casas de poca altura contribuyen a dar a la calle una imagen de sosiego, acentuado por la nota amable de sus naranjos. Desde su final, la vista de la torre de San Pedro ofrece un interesante encuadre.
     Buena parte de la historia de la calle está tocada por la leyenda. Así sucede con el convento de Santa Inés de religiosas clarisas, fundado en 1347 por Doña María Fernández de Coronel, noble sevillana que dio nombre a la calle y que, según la tradición, quemó su rostro con aceite hirviendo para no ceder a los requerimientos amorosos del rey Pedro I. Su cadáver momificado se conserva en el interior del convento, un edificio gótico-mudéjar que fue reformado en el s. XVII y que está precedido de un interesante compás.  
     En su coro se halla el espléndido órgano barroco que dio origen a la leyenda becqueriana de Maese Pérez el organista, una bella evocación historicista de la ciudad con alusiones a una topografía urbana, en la que aparecen el arco de San Felipe, Dueñas y la plaza de San Pedro. Mucha importancia tuvo hasta su derribo el tantas veces citado convento de San Felipe Neri, situado en la parte derecha de la calle, en la zona hoy comprendida entre las actuales San Felipe y Gerona. Fundado en 1698 por la Congrega­ción de San Felipe Neri, tuvo un papel muy importante en la vida religiosa de la Sevilla del XVIII, en especial su famosa Casa de Ejercicios, muy bien reflejada en la autobiografía de José María Blanco White. En el edificio esquina a Almirante Apodaca vivió, al parecer, el escritor Alberto Lista; y ya a finales del XIX nació el periodista Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC, en una casa frontera al convento de Santa Inés. En otra estuvo en la década de 1950 la sede del S.E.U. (Sindicato Español Universitario) [Rogelio Reyes Cano en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Doña María Coronel, 6. Casa de dos plantas, con fachada de estilo neoclásico. La portada flanqueada por pilastras toscanas, que sostienen un entablamento con friso de triglifos y metopas. El balcón, con pilastras jónicas, remata en un frontón recto.
Doña María Coronel, 8. Casa del siglo XVIII, de dos plantas y ático, con fachada avitolada.
Doña María Coronel, l8. Casa de dos plantas con fachada avitolada. La portada va resaltada de la fachada. En el interior conserva un patio con columnas de tipo renacentista.
Doña María Coronel, 20. Casa del siglo XVIII, de dos plantas y ático. La fachada de ambas plantas está dividida en calles por pilastras, que arrancan de un zócalo. El ático posee vanos de medio punto separados por pilastras [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía de Doña María Coronel, a quien está dedicada esta vía
     Tal día como hoy, cuenta la leyenda, murió una de las mujeres más importantes en la historia de Sevilla. La suya había sido una vida salpicada por luchas de poder real, amenazas, acoso y una continua lucha por mantenerse íntegra, a su fe y a su señor.
   Nos encontramos en la Sevilla del siglo XIV, capital de la Andalucía del Guadalquivir, en una tierra reinada por Pedro I El Cruel. Doña María Coronel es el prototipo de la mujer sevillana del siglo XIV, extremadamente inteligente, pura y fiel a su círculo aristocrático.
   María era la hija mayor de Alfonso Fernández Coronel, noble sevillano, vasallo directo del rey Alfonso XI, alguacil mayor de la ciudad de Sevilla, que participa activamente dirigiendo las milicias municipales de la ciudad, en la batalla del Salado, 1340, y en el cerco de la ciudad de Algeciras. Es fiel al rey Alfonso XI y a su favorita, Leonor de Guzmán, y a los hijos nacidos de ésta. Especialmente al futuro Enrique II, conocido infante Enrique de Trastamara. Por lo tanto, su esposo y padre son enemigos del rey Pedro I.
   Se trata de un momento histórico en el que dos linajes se disputan el trono de Castilla y Pedro I hará todo lo posible por conseguir el poder absoluto, y también el favor de Doña María Coronel de la que cae completamente prendado. Su obsesión por la dama sevillana no hará más que incrementarse por cada rechazo de ésta. Así que el monarca no lo dudó y acabó con su mayor obstáculo: mató al esposo de ésta, Juan de la Cerca y confiscó todos los bienes de Doña María.
   Hundida en un gran pesar, ya viuda toma los hábitos y se refugia en el convento de Santa Clara de Sevilla, en busca de una vida de recogimiento, y sobre todo, alejada del rey Pedro I. Sin embargo, los muros del convento no impedirían que el monarca prosiga en su intento por hacerse con el amor, o la entrega de María Coronel. Hasta que un día, tras escapar de las pretensiones de El Cruel, huyó hasta la cocina del convento y se vertió aceite hirviendo en su cuerpo.
   Prefirió desfigurar su bello y su armoniosa figura antes que caer en las manos de su acosador real. Fue su salvación, al menos, ya no tuvo que negar una y mil veces los requerimientos de Pedro I.
   Años más tarde, cuando muere Pedro I a manos de su hermanastro Enrique, el nuevo monarca devolvió los bienes a las hermanas Coronel. Nuevamente poseedora de una importante fortuna e inmuebles, María Coronel y su hermana Aldonza fundaron el convento de Santa Inés en el solar del antiguo palacio de su padre; allí se trasladaron en 1376 con las monjas del convento de Santa Clara.
   Según la tradición popular, Doña María Coronel falleció el 2 de diciembre de 1411, a los 77 años de edad y siendo la primera abadesa del nuevo convento.
  Su leyenda se acrecentó aún más cuando siglos más tarde, en 1626, durante el traslado de sus restos mortales, se descubrió su cuerpo incorrupto, y con las marcas de quemaduras aún en su rostro y el cuello.
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La calle Doña María Coronel, al detalle:
El edificio de la calle Doña María Coronel, 6
El edificio de la calle Doña María Coronel, 8
El edificio de la calle Doña María Coronel, 18
El edificio de la calle Doña María Coronel, 20
El edificio de la calle Doña María Coronel, 26

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