Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Castillo de Luna, en Aznalcóllar (Sevilla).
El Castillo de Luna, se encuentra en el Cerro del Castillo; en Aznalcóllar (Sevilla).
Castillo con lienzos de muralla que se remontan al periodo protohistórico. La sucesión cronológica incluye ocupaciones romanas, medievales islámica (almohade) y cristiana posteriores.
De la Edad Media se conservan los restos de una fortificación islámica, en la parte elevada de la población, en la altura llamada "del Castillo". La presencia del castillo está íntimamente ligada al problema del bandolerismo de la zona: el amurallamiento de la villa serviría en época cristiana para proteger contra quienes atentaban al libre tránsito de personas o caminantes; los usuarios de estos caminos o calzadas harían alto en su descenso de la sierra del Castillo, el cual ejercería un control fiscal materializado en el cobro de diezmos o rentas de paso de mercancías y ganado (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Sobre este promontorio se sitúan los restos del Castillo de Aznalcóllar. Con origen en el Bronce Final-Orientalizante, alcanzó gran esplendor en épocas Romana e Islámica. De la existencia de esta fortaleza islámica, Hisn-al-Culiy´at (la fortaleza del castillejo), deriva el nombre actual de la población. A esa etapa pertenece el aljibe subterráneo, conocido popularmente como “la tinaja”, en el que se recogía y almacenaba el agua de lluvia. Desde este cerro se divisa hacia el sur el Aljarafe y la campiña, donde se sitúa el torreón islámico que formaría parte del sistema defensivo. Hacia el norte se domina el curso del río y la sierra. De los pocos vestigios visibles del castillo destacan los lienzos de muralla de la ladera norte, descubiertos en la excavación arqueológica realizada en 1995 (Ayuntamiento de Aznalcóllar).
Con origen en el Bronce Final-Orientalizante, el castillo de Aznalcóllar alcanzó gran esplendor en las épocas romana e islámica. En la segunda fue fortaleza musulmana hasta la conquista de Sevilla en 1248 por el rey Fernando III.
Este enclave defensivo creció con el tiempo. Al principio, la población árabe e indígena se autoprotegía con una simple muralla de materiales sin complicaciones constructivas. Esta construcción defensiva irá evolucionando dando lugar a los primeros castillos, con murallas más gruesas y altas y añadiendo torres de flanqueo.
El pueblo no tuvo un sistema sofisticado de defensas. La zona más débil era la parte que da al mismo, desde la puerta de entrada al cementerio, mientras que la parte que da al pantano, debido a la pendiente del lugar, sería la defensa natural al otro lado.
El amurallamiento y posterior castillo tenía la función de defender a los pobladores de la antigua Aznalcóllar y su economía de subsistencia (ganado y cosecha) de los frecuentes saqueos que sufrían.
Una de las curiosidades de este castillo que todavía podemos observar es un aljibe conocido con el nombre de La Tinaja de origen árabe, y que era un depósito destinado a guardar agua potable procedente de la lluvia. En la época musulmana se convirtió en la única forma de abastecer barrios enteros.
De los pocos vestigios visibles del castillo destacan los lienzos de muralla de la ladera norte, descubiertos en la excavación arqueológica realizada en 1995 (Turismo de la Provincia de Sevilla).
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