Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Madre de Dios, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 1 de enero, Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la octava de la Natividad del Señor y en el día de su Circuncisión. Los Padres del Concilio de Éfeso la aclamaron como Theotokos, porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres de el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para Explicarte la calle Madre de Dios, de Sevilla, que dando un paseo por ella.
La calle Madre de Dios es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo, y va de la confluencia de las calles Federico Rubio, Fabiola, y Aire, a la calle San José.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Desde el s. XVI hay referencias a la plaza o plazuela de la portería del convento de Madre de Dios; posteriormente, a principios del s. XVII, se conoce como del Arquillo de Madre de Dios, por el que unos años antes habían construido las monjas para unir el convento con unas casas fronteras: en 1869 se rotula como Montaña, en memoria de los fusilamientos de la Montaña del Príncipe Pío acaecidos en mayo de 1808 en Madrid. En 1875 se cambia a Madre de Dios, rótulo que conservará hasta 1931, en que recobra el de Montaña para, en 1935, a petición del vecindario, recuperar su nombre actual. También se conoció, al decir de Santiago Montoto, como de las imágenes, por las de un retablo allí existente todavía a principios de siglo.
Este espacio formó parte hasta 1391 de la Judería, y posteriormente, tras la creación del Monasterio de Madre de Dios en 1496, su conformación va a estar en función de éste. Así a finales del s. XVI las monjas construyen un arquillo para comunicar el convento, que ocupaba toda la manzana, con algunas casas fronteras; también solicitaron un paso subterráneo con el mismo propósito. Ya entonces se decía que era calleja muy estrecha y que había de ensancharse para no quitar luz con la construcción del arquillo. En 1578 las monjas volvieron a solicitar tres varas en la plazuela existente en la cabecera del convento. El arquillo fue demolido en la segunda mitad del s. XIX. La cartografía histórica, hasta el último tercio del s. XIX, revela una calle en forma de rombo alargado con un ensanche cuadrangular a modo de plaza en la confluencia con San José; a partir de entonces y como consecuencia de la construcción de la Escuela de Medicina y diversas alineaciones, se forma una vía relativamente espaciosa, conservando su parte más estrecha en la confluencia con Federico Rubio. Estuvo empedrada en los siglos XVI y XVII, y se reformó su pavimentación en 1839; en la actualidad presenta corta inclinación hacia San José; está pavimentada de asfalto y las aceras son de losetas de cemento. Se ilumina con farolas adosadas tipo gas.
El edificio más importante es el convento de Madre de Dios, de monjas dominicas de clausura, fundado a finales del s. XV; ocupa toda la manzana formada por Madre de Dios, San José y Federico Rubio. Tras la revolución de 1868 se instaló en uno de sus claustros la Escuela Libre de Medicina, no existiendo más que una casa a continuación para terminar por ese lado con el ábside de la iglesia del convento. La acera de los pares presenta un conjunto de casas unifamiliares de dos plantas con patio central en muy buen estado de conservación. Constituía un lugar de paso hacia la zona centro a partir de las collaciones de San Bartolomé, San Esteban y Santa María la Blanca y estuvo hasta la exclaustración y desamortización en función del convento, que también poseía algunas casas y dependencias como la tahona de la acera frontera. La Escuela de Medicina, que funcionó como hospital de sangre en los sucesos cantonales de 1873, fue transformada posteriormente en Facultad y permaneció en este lugar hasta los años 60 en que se trasladó a la Macarena, siendo entonces ocupada por la Escuela de Comercio, y en la actualidad por la Escuela Universitaria de Graduado Social (actual sede del Centro de Iniciativas de Culturales de la Universidad de Sevilla - CICUS).
También se instalaron junto a la antigua escuela una policlínica y el Instituto Provincial de Vacunación. Por la calle discurría una magna procesión del Corpus que salía del convento en el segundo domingo de julio, probablemente por especial privilegio, con imágenes de Martínez Montañés y Roldán. De igual modo las monjas contemplaban otros desfiles procesionales desde el camarín situado en el ábside que sobresale de la línea de fachada. El poeta Gutierre de Cetina nació en esta calle en 1520 [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
La primitiva memoria litúrgica de Santa María giraba en torno a su maternidad divina, juntamente con su perpetua virginidad, y en la Iglesia de Roma, antes de la introducción de las cuatro primitivas fiesta marianas orientales (Natividad, Anunciación, Purificación y Asunción), se celebraba el uno de enero, Octava de la Navidad, a mediados del siglo VI, como Natale sanctae Mariae. Posteriormente pasó a centrarse esta jornada en la Circuncisión del Señor, por influencia galicana, en la segunda mitad del siglo VII, lo que justifica la estación en Sancta Maria ad Martyres (Panteón), referida en el Sacramentario Gregoriano, y el tinte mariano de los textos pese al cambio de conmemoración, rastreable ya en el Gelasiano. No podía ser de otra manera: como reacción ante las grandes herejías cristológicas, que ponían en tela de juicio la maternidad divina, se fue desarrollando, a la par que la teología sobre María, la Virgen Madre, una eucología propia derivada de ella.
En Occidente, con posterioridad, se empezó a celebrar, por lo menos, a partir del siglo XI, una fiesta particular de la maternidad divina y se extendió en los siglos XIII-XIV. El veintiuno de enero de 1751 Benedicto XIV Lambertini la concedió a Portugal, fijándola en el primer domingo de mayo y componiéndole Oficio y Misa.
A partir de aquí se extendió a otros lugares, como Nápoles, Perugia, Toscana, Inglaterra… y a institutos religiosos. En 1914 empezó a celebrarse el once de octubre en vez de el segundo domingo de dicho mes. En 1932 fue extendida para toda la Iglesia Latina para esa fecha esta fiesta de la Maternidad de María por Pío XI Ratti, en conmemoración del XV centenario del Concilio de Éfeso (año 431), en que se definió como dogma dicha verdad teológica. En la reforma del calendario de 1969 se reubicó en la Octava de Navidad, rescatando esa fiesta mariana de la primitiva liturgia romana. No podemos olvidar, como nos recuerda el Papa Pablo VI Montini en su Marialis Cultus nº 5, que “el tiempo de Navidad constituye una prolongada memoria de la maternidad divina, virginal, salvífica de aquélla cuya virginidad intacta dio a este mundo un Salvador […]” (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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La calle Madre de Dios, al detalle:
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