Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza de las Acacias, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La plaza de las Acacias, en el Callejero Sevillano, es una vía que se encuentra en el Barrio de Torreblanca, del Distrito Este, entre las calles Roble, Ébano, Cedro, Abedul, Nogal, y Almendro, en la barriada de Torreblanca de los Caños.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
La vía, en este caso una plaza, está dedicada a ese árbol, la Acacia.
Se rotula en 1962 con el nombre común de dicho árbol, dentro del tema elegido para el grupo de viviendas del Real Patronato de Casas Baratas. Se configura con la construcción de este grupo de viviendas y la iglesia de San Antonio de Padua entre 1959-60. El espacio de la plaza se inscribe en otro más amplio que comparte con las calles Roble y Nogal y cuya delimitación no se puede establecer con exactitud. Una calzada circular delimita dos espacios peatonales cubiertos de albero, con acacias y palmeras y algunos bancos de hierro algo deteriorados. En el único tramo de acera flanqueado de viviendas se ubican los escasos báculos murales que alumbran la plaza. La edificación es del tipo de casa unifamiliar de dos plantas. En torno a la plaza estuvo situada la parada de autobuses y hoy está la de taxis, así como los quioscos de chucherías, helados en verano y de ciegos. La animación que se puede encontrar se debe, más que a su función de espacio público, a la proximidad del único centro comercial del conjunto de viviendas del Real Patronato en Nogal, que es a la vez punto de concentración de desocupados y personas relacionadas con la delincuencia y la droga, por lo que son frecuentes, según cuentan los vecinos, las discusiones, las carreras, y los cacheos [Joaquín Cortés José, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
La Acacia sensu lato es un género de árboles que pertenece a la familia Fabaceae. Hay unas 1400 especies aceptadas, de las más de 3000 que se observan en el mundo. Unas 970 son del género Acacia stricto sensu, de las cuales 950 son procedentes de Australia. Puede desarrollarse a un ritmo de medio metro al año y además no requiere riego muy frecuente pues resiste la sequía.
Los antiguos consideraban la acacia como planta maravillosa, por sus características curativas, además de cualidades para ahuyentar la mala suerte. En Egipto, era muy conocido este árbol y sus cualidades, era utilizado para la construcción de embarcaciones, estatuas y muebles.
Entre los hebreos, se les menciona como madera de setim y según los libros santos, en la elaboración del tabernáculo la única madera que se usó fue la Acacia seyal.
La Acacia es un género de árboles y arbustos que como se menciona en la introducción, forman parte de la familia botánica Fabaceae, subfamilia Mimosoideae. Como es sabido, hay por lo menos unas 1400 especies aceptadas, pero se calcula que son 3000 las que se describen en todo el mundo.
Existe un gran número de árboles leguminosos de otros géneros, a los que se les denomina acacia, son los que se conocen como la falsa acacia, como es el caso de la acacia de constantinopla, a la cual se le denomina acacia y realmente es una especie de un género cercano (Albizia) que pertenece a la misma subfamilia Mimosoideae, dentro de la familia Fabaceae. La miel de acacia se obtiene del árbol de falsa acacia, también conocido como langosta negro.
Puede ser observado en zonas tropicales y subtropicales de todo el planeta, particularmente de África y Australia. En el caso de España, son muy conocidos: la Acacia dealbata, encontrándose incluso asilvestrada en algunos puntos, y la Acacia saligna.
Su altura depende de la especie, pero por lo general alcanza de 5 a los 10 metros.
Las hojas pueden ser perennes o caducas, según el clima de la zona. Por lo que especies que habitan en lugares de poca lluvia y calurosas, dejarán caer las hojas para poder sobrevivir, como sucede con la A. tortilis por ejemplo; mientras que las que habitan en lugares donde disponen de agua y no haya mucho calor ni frío, irán desarrollando nuevas a lo largo de la temporada de crecimiento.
En cuanto al tamaño, en la mayoría de especies son pequeñas, de no más de diez centímetros de longitud, pero hay algunas que las produce de hasta 20 cm. de longitud. Generalmente son lanceoladas, es decir, se componen de pequeños foliolos de color verde claro a verde oscuro.
Las semillas se están en un fruto seco que es aplanado o subcilíndrico, generalmente en número de 10 y germinan rápidamente. De hecho, si se someten al choque térmico, es decir, colocarlas un segundo en agua hirviendo y 24 horas en agua a temperatura ambiente, luego sembrarlas en semillero con turba negra mezclada con perlita y en una semana comenzarán a germinar.
Las flores se agrupan en agrupaciones en forma de ramo. Cada una de ellas simula un pompón en miniatura, de unos 2 a 3 cm. de diámetro, de color amarillo. Son hermafroditas, generalmente, pero existen unisexuales.
La consistencia de la madera, de la acacia que proviene del árbol es muy dura. El tronco, se desarrolla muy rápido, cuando está bien anclado en el suelo es uno de los más fuertes y resistentes de todos los árboles de rápido crecimiento. Por lo tanto, una planta que se recomienda para jardines donde sopla el viento con regularidad.
De igual modo, las ramas al cabo de unos pocos años siguen blandas, pero no son de las que se rompen fácilmente. La madera de acacia se emplea para construir muebles de todo tipo: mesas, sillas, taburetes, entre otros.
El sistema radicular de las acacias es muy fuerte. Al vivir en zonas donde la pluviometría es, a menudo, escasa, sus raíces no sólo son capaces de penetrar bien en el suelo sino que además se extienden. Por este motivo, no se debe de plantar nada cerca de ellas.
Como mínimo, tenemos que dejar una distancia de 3 metros entre el árbol y cualquier otra planta que necesite abonos regulares, y de unos 7 metros de cualquier construcción y tuberías.
Género muy visto en las zonas tropicales y subtropicales del mundo. La mayor variedad de especies se observa en África y Australia. Normalmente, las especies de Oceanía se representan como la parte dominante de la vegetación, particularmente en las áreas áridas y semiáridas.
Algunas especies de acacias cuentan con un sistema de defensa que los biólogos estiman como único en el reino vegetal.
En los conglomerados donde cada individuo está en contacto cercano con otro, si este es atacado por un depredador de su follaje, la planta tiene una reacción química, liberando sustancias que son de transferencia aérea y llegan a las otras plantas avisando.
De inmediato, los otros ejemplares del conglomerado empiezan a segregar en sus hojas una sustancia tóxica, lo que les cambia el color y que es perjudicial en el contacto y consumo y hasta mortal para el depredador animal que puede ser una jirafa, aunque hay casos en que mascotas resultaron intoxicadas.
Esta reacción no es permanente, no obstante, debe seleccionarse adecuadamente la especie de acacia, en el ámbito de la jardinería, para evitar estos efectos sobre animales y personas.
La etimología de Acacia es: nombre genérico que proviene del griego ακακία (akakia), que fue designado por el botánico Griego Pedanius Dioscorides (90-40 a. C.) para el árbol medicinal A. nilotica en su libro De materia Médica (Acerca de la materia medicinal). El nombre proviene de la palabra griega, ακις (akis ‘espinas’).
Algunos y últimos análisis cladísticos han comprobado que el género Acacia no es monofilético. Mientras que el subgénero Acacia (ahora Vachellia) y el subgénero Phyllodineae si son, el subgénero Aculeiferum no lo es.
El género fue anteriormente clasificado como la especie africana Acacia scorpioides (L.) W.F. Wright, un sinónimo de Acacia nilotica (L.) Delile. Bajo la clasificación original, el nombre Acacia seguiría en el grupo de especies hoy reconocido con el genus Vachellia. Orchard y Maslin propusieron una reclasificación del género Acacia con la especie Acacia penninervis Sieber ex DC.
A pesar de que esta propuesta fue fuertemente rechazada en algunos autores, fue acogida el 16 de julio de 2005 por el XVII Congreso Internacional de Botánica en Viena, Austria y confirmado en el de Melbourne en el 2011.
En consecuencia, el nombre Acacia se reserva para 948 especies australianas, 7 en las islas del Pacífico, 1 o 2 en Madagascar y 10 en Asia tropical. Las que están fuera de Australia están divididas entre los géneros Acaciella, Mariosousa, Senegalia, y Vachellia.
Sin embargo, muchas menciones a estos árboles en guías y libros de botánica aún mantienen los nombres tradicionales de Acacia a pesar de no ser australianas y se las considera designaciones «previas a la ruptura». Dicho grupo extra-australiano es nativo de Sudamérica, las Antillas y África.
En la Península hay clasificadas hasta 11 especies arbóreas muy parecidas entre sí y que generalmente se conocen como acacia mimosa.
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La plaza de las Acacias, al detalle:
La Iglesia de San Antonio de Padua
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