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domingo, 20 de febrero de 2022

Un paseo por el barrio León XIII-Los Naranjos

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el barrio León XIII-Los Naranjos, de Sevilla, dando un paseo por él.
     Hoy, 20 de febrero, es el aniversario (20 de febrero de 1878) del inicio del pontificado de León XIII como papa de la Iglesia Católica, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el barrio León XIII-Los Naranjos, de Sevilla, dando un paseo por él.
     El Barrio León XIII-Los Naranjos es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Macarena, delimitado por las vías c/ Manzana, c/ León XIII, c/ León X, c/ Doctor Leal Castaños, c/ Manuel Villalobos, c/ Jorge de Montemayor, c/ Doctor Jiménez Díaz, avda. La Cruz Roja, c/ Juan Manuel Rodríguez Correa, c/ Hermanos del Río Rodríguez, c/ Torcuato Pérez, c/ Medalla Milagrosa, c/ León XIII, c/ Antonio Pantión, c/ Florencio Quintero, c/ Froilán de la Serna, c/ Sánchez Perrier, c/ Muñoz León, y c/ San Juan de Ribera.
     El Barrio León XIII-Los Naranjos lo componen las vías siguientes: c/ Álvarez Chanca, c/ Antonio Machín, c/ Antonio Pantión, c/ Bernardino Álvarez, c/ Correa de Arauxo, avda. de la Cruz Roja, c/ Dionisio Alcalá Galiano, avda. Doctor Fedriani,  c/ Doctor Jiménez Díaz, c/ Doctor Leal Castaños, plaza Dolores Fernández, c/ Fernán Sánchez de Tovar, c/ Fernando Álvarez de Toledo, c/ Florencio Quintero, c/ Fray Isidoro de Sevilla, c/ Fray Luis de Granada, c/ Froilán de la Serna, c/ Hermanos del Río Rodríguez, c/ Honderos, c/ Jorge de Montemayor, c/ Juan Manuel Rodríguez Correa, c/ León X, c/ León XIII, c/ Manuel Villalobos, c/ Manzana, c/ Medalla Milagrosa, c/ Muñoz León, grupo Nuestra Señora del Amparo, c/ Pedro Tafur, c/ San Juan de Ribera, c/ Sánchez Perrier, c/ Sánchez Reciente, y c/ Torcuato Pérez. 
     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
     El Barrio, está dedicado al papa León XIII. 
     Se rotula en 1970 con la terminación de la primera fase, a propuesta de la inmobiliaria y promotora Luján, S.A., dándole el nombre de parque residencial de los Naranjos, por el de otra inmobiliaria integrada en la anterior. Se levanta sobre la antigua Huerta del Soldado, una vez que se derriba la fábrica de tornillos de Ollero y Rull, que era un proyecto de Aníbal González (1903-1905). El establecimiento se ubicaba en lo que es hoy el segundo tramo de Florencio Quintero. En los años sesenta se cierran numerosas industrias a lo largo de la "ronda" y ésta entre ellas. En 1968 inicia la construcción de viviendas; en 1970 se termina la primera fase y se continúa levantando otras hasta 1974, en que se completa un total de 624 viviendas de renta libre. El proyecto lo firman los arquitectos Ramón Monserrat y Cipriano Gómez Pérez. Sobre una planta rectangular se disponen tres líneas paralelas de bloques de ocho plantas de ladrillo visto; la central tiene la mitad de longitud que los otros dos, por lo que dejan un espacio que se ha configurado como plaza de los Naranjos, y a cada lado del bloque la calle Honderos y otra sin rotular que carece de portales. Hasta la apertura de León XIII a Ronda de Capuchinos, a finales de los setenta, gozó de un cierto aislamiento; pero actualmente sus calles tienen una especial animación motivada por el eje comercial en el que se ha constituido León XIII. Comprende la calle Honderos y la plaza de los Naranjos [Joaquín Cortés José, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Biografía del papa León XIII, a quien está dedicado parte de este Barrio de la ciudad
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     Vincenzo Gioacchino Pecci, el sexto hijo de una familia humilde, vino al mundo el 2 de marzo de 1810, en la ciudad de Carpineto, situada al sur de Roma.
     Vicenzo fue educado primero en el colegio jesuita de Viterbo (1818-24), luego en el Colegio Romano (1824-32) y posteriormente estudió en la Academia de Estudios Eclesiásticos (1832-37).
     Ordenado sacerdote del Señor en 1837, fue inmediatamente integrado al servicio papal, y como gobernador fue enviado primero a Benevento (1838-41) y luego a Perugia (1841-43). Se distinguió por ser muy capaz y justo en el gobierno de los estados pontificios a él encomendados, por lo que tuvo una reconocida popularidad. Su profunda preocupación social le llevó, entre otras iniciativas, a crear un banco para ayudar a los pobres.
     En 1843 fue consagrado obispo, siendo enviado por Su Santidad Gregorio XVI a Bélgica para asumir allí la nunciatura. Dos años más tarde, nuevamente en Italia, le era encargado el gobierno pastoral de la diócesis de Perugia. En 1853 es creado Cardenal por el Papa Pío IX.
     Durante su paternal presencia como Pastor de su diócesis, insistió mucho en fomentar una profunda instrucción religiosa de sus fieles. Para dar un fuerte impulso al estudio del tomismo, fundó en el año 1859 la Academia de Santo Tomás de Aquino.
     Cuando el año 1860 el estado pontificio de Perugia era anexado a Cerdeña, una legislación fuertemente secularista era introducida por los nuevos gobernantes —conocidos con el nombre de piamonteses—, poniendo fuertes trabas a la libertad religiosa de los fieles católicos. La situación llevó a Mons. Pecci a alzar firme su voz de protesta, siendo constante y firme en la defensa que hacía de los derechos de la Iglesia y de su grey en particular. Sin embargo, a pesar de esta actitud de oposición, supo mantener siempre una buena relación con el nuevo gobierno.
     En una serie de cartas pastorales publicadas entre 1874-77 el Cardenal Pecci hacía público su deseo de lograr un mayor acercamiento entre el catolicismo y la cultura contemporánea.
     El año 1877 es trasladado a Roma y —luego del tránsito del Papa Pío IX— es nombrado camarlengo (Cardenal que administra los asuntos de la Iglesia cuando sobreviene la vacancia de la Sede Apostólica). Será él el elegido, el 20 de febrero de 1878, para sucederle en la cátedra de Pedro.
Su pontificado
     Tras un cónclave de tres días la elección de un nuevo Pontífice recaía un tanto inesperadamente sobre el Cardenal Gioacchino Pecci, por entonces un hombre que con una salud bastante precaria llegaba a los casi 69 años. Acaso por ello pensaron algunos que se trataba de un pontificado "de transición". Sin embargo, a despecho de toda cábala humana, el Espíritu Santo elegía a este siervo suyo para guiar la Barca de Pedro por el umbral del siglo adveniente, nuestro siglo XX.
     Al asumir la misión apostólica que Dios le confiaba, la de confirmar a su hermanos en la fe, el nuevo Pontífice elegía el nombre de León. ¿Una inspiración divina para que su nombre fuese como un signo o anuncio de lo que sería la nota esencial de su pontificado? Lo cierto es que el nuevo Papa, que a más de uno habría sugerido la idea de que el suyo sería un pontificado breve, habría de guiar la barca de Pedro —con ejemplar firmeza— ¡durante casi veintiséis años! Y vaya que, cual rugido de león, haría resonar más de una vez la firme voz de la Iglesia en todo el mundo, la voz que con singular energía se alza en defensa de sus hijos, especialmente cuando ve que se maltrata y desprecia a los más débiles e indefensos.
     En este sentido, Su Santidad León XIII ha llegado a ser conocido como el primer Papa de las encíclicas. Muy prolífico en su labor magisterial —publicó alrededor de cincuenta documentos—, hizo conocer al mundo entero la enseñanza de la Iglesia iluminando con la luz del Evangelio los más diversos problemas que se iban presentando en su tiempo.
     La más importante de sus encíclicas, sin duda, es la conocida con el nombre de Rerum novarum, y fue promulgada el 15 de mayo de 1891. Con esta encíclica se iniciaba una nueva etapa conocida como Magisterio Social Pontificio, etapa que de ninguna manera desconoce sino que, todo lo contrario, hunde sus raíces en el Evangelio mismo, así como en el pensamiento y la acción social que, inspirándose en las enseñanzas evangélicas del Maestro, han acompañado a la Iglesia desde el inicio de su caminar.
     Por medio de esta encíclica el Papa de los obreros, con tono firme, hacía resonar en el mundo entero la voz de la Iglesia que, una vez más, se alzaba en defensa de los débiles, los pobres, los «sin voz». Advertía claramente de los peligros que traerían para el mismo hombre las nuevas concepciones políticas, sociales y económicas que no tomaban en cuenta a la persona humana y que, además, evadían sus responsabilidades sociales por su marcada tendencia individualista. Ciertamente, la creciente pobreza y explotación del hombre por el hombre —en el campo del trabajo— hacía necesario este llamamiento universal que, en nombre de Dios y con hondo clamor humano defendiese a los obreros.
     Al publicar la Rerum novarum, el Papa León XIII mostraba una vez más la profunda preocupación que, como Pastor Universal, movía su corazón para alzar su enérgica voz de protesta al agravarse cada vez más la llamada "cuestión social". No sin razón su encíclica ha sido llamada la «Carta Magna del Trabajo».
      Es conocido también el gran empeño que Su Santidad León XIII pusiera en favorecer la unidad entre la fe y el pensamiento. Con este fin dio un nuevo impulso a la doctrina de Santo Tomás de Aquino, proponiendo en su encíclica Aeterni Patris a este santo como modelo para los estudios filosóficos y teológicos.
     En el terreno ecuménico se dio un verdadero cambio, al menos en lo que se refiere a las relaciones con la Iglesia Oriental. El objetivo del Papa León XIII, en este sentido, era lograr la reunificación de quienes se habían separado de la Iglesia. Fruto de esos esfuerzos fueron, en 1879, el fin del cisma caldeo y del cisma armenio.
     En este mismo campo, la cosas no fueron tan bien en lo que se refiere a los anglicanos. Con ellos no sólo no se llegó a ningún acuerdo, sino que se abrió más aún la brecha cuando en 1896 una comisión pontificia, nombrada por el mismo Santo Padre con el objeto de estudiar la validez de las ordenaciones anglicanas, llegó a la conclusión que no se había dado entre ellos la continuidad de la sucesión apostólica.
     La actitud que el Papa León XIII mostró frente a las diversas ciencias fue la de un vivo interés y deseo de que se llegase siempre al conocimiento de la verdad. Entre otras cosas, fue él quien abrió las puertas del Archivo Vaticano en 1883 —de acceso muy restringido durante siglos—, dando amplias facilidades para la investigación histórica.
Relaciones internacionales
     A lo largo de su pontificado, León XIII mostró extraordinarias habilidades para el gobierno y el manejo de las relaciones internacionales con otros Estados.
     Una de las intenciones de su pontificado fue la de lograr ubicar adecuadamente a la Iglesia en la sociedad tal y como se iba perfilando por entonces. Para ello, por medio de una hábil política eclesiástica, buscó mejorar en lo posible las frágiles o quebradizas relaciones con los diversos Estados europeos.
     Para entonces las posesiones territoriales del papado —luego de serle arrebatados los estados pontificios— se reducían a un minúsculo estado: el Vaticano. Al publicar su primera encíclica, el Papa León XIII aclaraba que, en este sentido, la Iglesia jamás había perseguido el gobierno temporal por ambición o por afán de dominio, sino porque «cuando se trata del poder temporal de la Sede Apostólica, está a la vez en juego el bienestar común y la salvación de toda la sociedad humana». Se trataba de la independencia y de la libertad de la Iglesia para cumplir con su misión.
     En lo que se refiere a las negociaciones diplomáticas con el Estado italiano no se dieron frutos positivos. Tampoco fueron mayores los éxitos en las relaciones con el Estado francés, aunque con el alemán sí se dieron mejores resultados: se obtuvo la paz y tranquilidad para los católicos que por ese entonces se habían visto gravemente afectados por la "guerra religiosa" o Kulturkampf, emprendida por Bismark por medio de leyes, publicadas principalmente el año 1873, contra el clero católico y los demás fieles. Asimismo fue exitoso el arbitraje ejercido por León XIII en torno a las Islas Carolinas, cuya posesión territorial se disputaban Alemania y España.
Su legado
     El Papa León XIII sería llamado a la casa del Padre Eterno a los casi 94 años, el 20 de julio de 1903. Tras de sí había dejado un valiosísimo legado a sus hijos y a la humanidad entera.
     Sin duda, su amoroso servicio pastoral ha redundado en inmensos beneficios para la Iglesia de nuestro siglo, frutos de los que podrá cosechar la Iglesia también en los siglos venideros. Verdaderamente, como decía el Señor, uno es el que siembra, otro es el que riega, otro el que cosecha y se beneficia con los frutos... y en los sabios designios del Señor, lo que León XIII sembró, lo que el Señor mismo ha hecho crecer y madurar por la gracia de su Espíritu, eso es lo que hoy recibimos y cosechamos, los frutos de los que nos nutrimos.
     Su Santidad León XIII, con su firme y valiente defensa del hombre frente a los peligros de las erradas concepciones antropológicas que nutren las ideologías y economías de este siglo, ha hecho sentir muy fuerte en el mundo entero la voz de la Iglesia que sale en defensa de lo que para ella es lo más sagrado: el ser humano y su dignidad, dignidad que le viene de ser hijo de Dios, por quien Cristo en la cruz pagó un precio de Sangre.
     El "rugido" de León XIII sigue resonando fuerte en el corazón de la Iglesia y en el mundo entero, recordando a todos lo que casi un siglo después proclamaron los Padres conciliares: para la Iglesia «nada hay de verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón» (Lumen gentium, 1) [www.catholic.net].
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