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miércoles, 9 de octubre de 2024

Un paseo por la plaza Puerta de Jerez

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza Puerta de Jerez, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     Hoy, 9 de octubre, Santos Dionisio, obispo, y compañeros, mártires. Según la tradición, Dionisio, enviado por el Romano Pontífice a la Galia, fue el primer obispo de París, en la actual Francia, y allí, junto con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio, padecieron todos en las afueras de la ciudad (s. III) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte la plaza Puerta de Jerez, de Sevilla, dando un paseo por ella, puesto que San Dionisio es el patrón de la ciudad de Jerez de la Frontera.
     La plaza Puerta de Jerez es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo, y está delimitada por las calles San Fernando, San Gregorio, avenida de la Constitución, Maese Rodrigo, Almirante Lobo, y avenidas del Paseo de Cristina, y de Roma.
   La plaza (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario).
     Desde el s. XIII este espacio fue conocido como Postigo o Puerta de Jerez por constituir la salida hacia la mencionada ciudad, y  así se mantendría hasta el  derribo de la Puerta en 1864. También fue conocido el espacio intramuros como plaza del Corral de Jerez en los siglos XV y XVI, y desde este último como plaza o plazuela de Maese Rodrigo o del Colegio de Maese Rodrigo, por el canónigo fundador del colegio de Santa María de Jesús, Rodrigo Fernández de Santaella (1444-1509); más adelante como plaza de la Universidad. En 1928, una vez unificado el espacio extra e intramuros, se rotuló Virgen de los Reyes por la patrona de Sevilla y su archidiócesis. En 1931 fue nominada de Andalucía, recogiendo así el sentimiento autonomista, y en 1936, Calvo Sotelo (1893-l936) por el político asesinado poco antes. En 1980 se acordó devolverle su primitivo nombre de Puerta de Jerez, denominación con la que el pueblo siempre la había conocido.
     En el s. XIII constituía una puerta o postigo del alcázar almohade que se abría frente a la calle San Gregorio. La posterior ocupación de este espacio intramuros dejó una plaza de forma irregular, como era habitual ante las puertas de la ciudad. Extramuros y muy próximo corría el arroyo Tagarete, que servía de foso a la muralla (actuales calles de San  Femando y  Almirante  Lobo), que desembocaba junto a la Torre del Oro. Su actual fisonomía es el resultado de diversas actuaciones en los siglos XIX y XX. Esta con­ formación empezó a modificarse en 1837 cuando se derribaron los torreones de la puerta y algunas casas adosadas por el lado exterior de la muralla. y aún más en 1864 al demolerse la puerta y cubrirse el arroyo Tagarete. Posteriormente se amplió la plaza a costa de una manzana y una calleja situada delante de la casa de la familia Guardiola. En 1929 se llevará a cabo otra importante actuación con la demolición de un amplio lienzo de muralla a ambos lados de la puerta y de las casas adosadas a ella, y se abrió la comunicación con la ciudad histórica a través de la actual avenida de la Constitución. Esta actuación fue consecuencia de la aplicación de los beneficios que la ley otorgaba a las obras conexas con la Exposición. Se hacía así realidad la idea del Conde de Colombí de unir la Sevilla histórica con los terrenos del Certamen.
     Amplia y abierta, está asfaltada sobre el anterior pavimento de adoquines, que procede de 1914. Dispone de amplias aceras de losetas de terrazo de colores en las que están plantados naranjos en alcorques. Está dotada de cabinas telefónica y refugios en las paradas de autobuses (ya desaparecidas). Se ilumina con farolas de fundición de tipo fernandino con tres brazos. Fue equipada de semáforos en una fecha tan temprana como 1948. En el centro hay una fuente, levantada en 1929, obra de Manuel Delgado Brackembury, que representa a una dama en un trono que marcha sobre tortugas y simboliza a la ciudad de Sevilla, la Cibeles hispalense, conocida popularmente como de "los meones", por los niños que rodean la figura central. Esta fuente estuvo desmontada varios años con motivo de las obras del metro; en el lugar donde se asienta se abrió un gran pozo de penetración hacia las galería que fue cerrado en 1988, varios años después de interrumpirse las obras del proyectado suburba­no.
     La plaza de la Puerta de Jerez está constituida por un conjunto de edificios de gran notoriedad, destacando entre todos la capi­lla de la Universidad o Colegio de Santa María de Jesús, construida entre 1506 y 1509 en estilo gótico-mudéjar tardío y cuyo retablo es obra destacada de Alejo Fernández. La capilla es la única parte que permanece de la vieja Universidad, demolida en los años veinte. El resto son obras de finales del s. XIX y principios del XX. En 1891 Andrés Parladé, conde de Aguiar, construyó una casa (actual de los Guardiola) que se considera arquetípica de la arquitectura tradicional sevillana, debida a José Espiau y Gómez Otero, sobre el solar de la desaparecida casa del Corzo de los Vicentelo de Lecca (s. XVI); entre 1900 y 1904 el marqués de Yanduri hizo construir otra esquina, a San Gregorio, con clara influencia del racionalismo francés. A la muerte de los marqueses, pasó a formar parte de la Fundación Yanduri, y en ella se estableció un colegio femenino religioso. En los comienzos de la guerra civil fue cuartel general de Franco, como recuerda una lápida. Recientemente se ha instalado la central del Banco de Santander. Otras casas dignas de mención son la construida por Ildefonso Marañón, esquina a Almirante Lobo, entre 1928 y 1931, obra de los arquitectos José y Aurelio Gómez Millán, de estilo neobarroco dieciochesco inspirado en la casa sevillana; la colindante es de Juan de Talavera; y el Hotel Alfonso XIII, de José Espiau, de estilo historicista y que ofrece a esta plaza una de sus fachadas más elaboradas, construido para la Exposición de 1929. La Puerta de Jerez, existente ya a finales de la época musulmana, tenía hacia el s. XVI dos torres que soportaban el mecanismo que movía el rastrillo que aislaba a la ciudad del exterior. Estos torreones debieron deteriorarse hasta el punto de tenerlos que desmontar entre 1837 y 1843; pocos años más tarde, en 1846, se llevó a cabo una profunda reforma de la misma, con proyecto del arquitecto municipal Balbino Marrón, para en 1864 proceder a su derribo definitivo, destinándose los materiales nobles al cementerio de San Fernando.
     Esta plaza fue lugar de paso de la ciudad hacia el sur por la mencionada puerta y sitio de expansión para los colegiales de la Universidad que en ella corrían toros en el s. XVII, con motivo de la celebración del Car­naval. Asimismo se convirtió en paso a través de San Fernando para acceder, desde el s. XIX, al Prado de San Sebastián y a la estación de ferrocarril, y consecuentemente vio pasar a las unidades que volvían de las guerras de Cuba y Marruecos. Era también camino obligado de la comitiva de los duques de Montpensier, cuando se trasladaban a la Catedral en los días de fiestas desde el cercano palacio de San Telmo, y de acceso a los jardines de Cristina y a los desaparecidos jardines y teatro de Eslava (v. San Fernando). En la actualidad es un importan­te nudo de comunicaciones tanto de peatones como de vehículos. La plaza de Maese Rodrigo fue históricamente un espacio periférico y aislado; en el s. XVIII se instalaron extramuros en sus proximidades los jardines de las Delicias de Arjona y, desde entonces, cobró interés como acceso de la zona sur que se convirtió en paseo de moda y expan­sión de la población. En el lugar que hoy ocupa la casa de Yanduri, antiguas dependencias de ferrocarriles, nació en 1908 el poeta y premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, efeméride que recuerda una placa, y en la fachada lateral de la capilla de la vieja Universidad, otra menciona la fundación del Colegio de Santa María de Jesús [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993]. 
Puerta de Jerez, plaza de, 1. Hasta comienzos de siglo existió en este solar la casa que formaba parte del mayorazgo fundado por Juan An­tonio Vicentelo de Leca, "señor de Cantillana, Villaverde y Brenes", en el siglo XVI. En 1901, don Pedro Zubiría, luego marqués de Yanduri, construyó el edificio actual, de gusto francés, en cuya fachada, de dos plan­tas, alternan la piedra con el ladrillo.
Puerta de Jerez, plaza de, 7. Esta casa fue construida por el conde de Aguiar, quien tomó como mo­delo algunos palacios y casas sevillanas, como la de los Pinelos, en cuyo patio se inspiró para levantar el suyo [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de San Dionisio, obispo y mártir
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LEYENDA
     Primer obispo de París.
     Según Gregorio de Tours, a mediados del siglo III habría sido enviado como misionero a Las Galias por el papa Fabiano, y decapitado en París hacia 280 con sus compañeros Rústico y Eleuterio.
     Su leyenda fue forjada en el siglo IX por Hilduino, abad de Saint Denis. El fue quien identificó al patrón de su abadía con San Dionisio Areopagita, y quien situó su martirio en Montmartre, cuyo nombre interpreta como Mons Martyrum, cuando en verdad se trataba de Mons Mercurii o Mons Martis.
     Santiago de Vorágine recogió estas fábulas en la Leyenda Dorada. Su relato es la fuente que emplearon todos los artistas a partir del siglo XIII.
     San Dionisio, convertido por san Pablo que lo consagró obispo de Atenas habría ido a París a predicar el Evangelio. Por órdenes del emperador Domiciano, el prefecto romano lo hizo engrillar y conducir a su pretorio en compañía de sus acólitos, el sacerdote Eleuterio y el diácono Rústico. Padeció la serie habitual de tormentos reservados a los mártires: fue flagelado, asado sobre una parrilla, entregado a las fieras que alejó con la señal de la cruz arrojado en un horno ardiente, crucificado. Luego, puesto que sobrevivió a todas las torturas, fue devuelto a la prisión. Jesús se le apareció y le administró la comunión a través de los barrotes de la celda.
     Al día siguiente, san Dionisio fue decapitado junto a sus dos compañeros él con espada, ellos con hacha. Pero inmediatamente su cuerpo se incorporó, cogió la cabeza cortada en las manos, y caminó así dos millas, desde la colina de Montmartre hasta el lugar de su sepultura. «En tales circunstancias -se ha comentado, con malicia- lo que más cuesta es el primer paso.» Esta leyenda nació de una falsa interpretación de las imágenes del santo, quien se representaba llevando su cabeza en las manos, simplemente para recordar la naturaleza de su martirio. Ello significaba que había sido decapitado, y nada más. Pero el pueblo crédulo llegó a la conclusión de que había caminado después de morir, llevando su cabeza en las manos. La invención tuvo éxito y engendró una legión de santos cefalóforos.
     Existían dos versiones contradictorias de su decapitación. La Iglesia de París pretendía que a su primer obispo el verdugo le había cortado el cuello. Los monjes de Saint Denis sostenían que sólo le habían cortado la bóveda craneana con un hachazo torpe.
     Ambas tradiciones han dejado huellas en la iconografía.
Crítica de la leyenda
     Esta leyenda monástica no resiste un examen. Es obvio que el San Dionisio de París que vivía en el siglo III no puede ser identificado con Dionisio Areopagita que se nos presenta como un contemporáneo de san Pablo, y que por ello habría vivido en el siglo I. Se trata de un fraude grosero inspirado por una simple homonimia, e inventado para retrotraer a los patrones de las catedrales o abadías hasta los orígenes de la Iglesia.
     En una octavilla anticlerical acerca del Origen de todos los cultos, que data de la época de la Revolución, Dupuis pretende demostrar que San Dionisio no es otro que el Dionisos de los griegos y el Baco de los romanos.
     En cuanto a Eleuterio y a Rústico, compañeros legendarios de San Dionisio, sus nombres aparecieron sólo en el siglo VIII. Tienen exactamente el mismo papel que los diáconos Turibio y Pavacio, que enmarcan a San Julián del Mans en su campaña de evangelización del Maine. Según Dupuis, se trata­ría, en todos los casos, de los epítetos de Dionisos (Eleutheros, Rusticus), a quienes la leyenda habría convertido en acólitos del santo.
     Los milagros de San Dionisio se consideran proseguidos después de su muer­te. Se apareció en sueños al rey Dagoberto, y arrancó su alma a los demonios; defendió su propia tumba contra los sacrilegios y pillajes; un soldado que había trepado a su relicario para apoderarse de una paloma de oro suspendida encima, resbaló sobre la cubierta y se aplastó los testículos (compressus testiculis), y para colmo de males, se ensartó en su propia lanza.
     Lo más probable es que esta última historia de terror fuese inventada y puesta en circulación por los monjes de Saint Denis a la manera de un espantaladrones.
CULTO
     Fue en París donde nació el culto a San Dionisio; pero se difundió también en el extranjero, sobre todo en España y Alemania.
     Numerosas iglesias parisinas estaban puestas bajo su advocación. La más antigua habría sido edificada sobre su tumba por Santa Genoveva. Saint Denis du Pas (de Passu), sólo separada por un estrecho pasaje del presbiterio de Notre Dame, señalaba el sitio donde había comenzado su martirio. Saint Denis de la Chartre (ad Carcerem), se levantaba sobre el emplazamiento de la prisión donde estuviera encarcelado. Allí se conservaban las cadenas y la piedra a la que estuviera atado; su estatua adornaba la parte superior de la portada. La última es la iglesia de Saint Denis du Saint Sacrement, construi­da por Godde en tiempos de la Restauración. El rey Dagoberto hizo trasladar sus reliquias a la iglesia abacial de Saint Denis, que se convirtió en el santuario de la monarquía francesa. Allí fue enterrado dicho monarca en 639, y casi todos los reyes de Francia siguieron su ejemplo. Su grito de guerra era Montjoie Saint Denis.
     En la misma época, la abadía benedictina de Morienval en Valois también se puso bajo su advocación.
     Durante el reinado de Carlos el Calvo, el arzobispo Hincmar fundó otra abadía bajo su advocación en Reims. En la época de las incursiones de los piratas normandos, los monjes dionisios transportaron hasta allí las reliquias del santo.
     En el océano Índico, la capital de la colonia francesa de la isla Borbón (que en tiempos de la Revolución  se convirtió en la isla de la Reunión) lleva el nombre de  Saint Denis.
     La implantación del culto de san Dionisia en Valencia, España, donde está probado desde el siglo XIII, se explica por una razón histórica: fue el día de la fiesta del santo, 8 de octubre de 1238, cuando Jaime el Conquistador recuperó la ciudad, hasta entonces en manos de los moros.
     La popularidad del mártir parisino en Alemania obedece a otras causas. En 1049, los monjes de San Emerano de Ratisbona pretendieron haber descubierto el cuerpo de San Dionisio, quien en el siglo XV fue incluido entre los Catorce Intercesores.
     Patrón de la Casa Real de Francia, San Dionisio no parece haber sido reivindicado por las corporaciones. Pero se le atribuía la cura de cierto número de enfermedades. Se lo invocaba contra el dolor de cabeza a causa de su decapitación y también para la curación de mordeduras de perros rabiosos, que se trataban mediante la aplicación sobre las heridas de las cadenas conservadas en Saint Denis de la Chartre.
     Los alemanes atribuían al agua de una fuente que brotaba en su tumba la propiedad de curar la sífilis, llamada mal francés, aunque en Italia y en la virtuosa Alemania hubiese tantos enfermos como en Francia. En una imagen popular impresa hacia 1500 (Biblioteca Munich), se lee esta plegaria a San Dionisio:
            Wehre mich vor der erschercklichen Krankheit male franzos, von welcher du
            eine grosse des christlichen Volks in Frankreich erledigt has.
     En el siglo XVII la propia Iglesia de París tomó claramente partido en contra de la leyenda de su santo patrón, negando al mismo tiempo la ficticia identificación de San Dionisio Areopagita y el milagro de la cefaloforia.
     La secuencia de Adán de San Víctor:
            Gaude prole, Graecia. 
            Glorietur Gallia
            Patre Dionysio.
     Fue sustituida en el Misal del arzobispo de París, François de Harlay, por este nuevo texto:
            Exultet Ecclesia
            Dunt triumphat Gallia
            Patre Dionysio.
     Algún tiempo después, el Misal del cardenal de Noailles  instituiría dos fiestas diferentes, una el 8 de octubre, para Dionisio Areopagita, y la otra el 9, para San Dionisio de París.
     Al mismo tiempo, los misales parisinos depurados eliminaron el versículo que aludía al mártir llevando su cabeza en las manos:
            Se cadaver mox erexit,
            Truncus truncum caput vexit
            Quo ferentem hoc direxit
            Angelorum legio.
     Estos cambios litúrgicos fueron un duro golpe a la iconografía tradicional de San Dionisio.
ICONOGRAFÍA
     Sus atributos son la mitra episcopal y las cadenas que recuerdan su prisión. Pero en la Edad Media, San Dionisio, el cefalóforo por excelencia, casi siempre está representado llevando la cabeza en las manos.
     Deben diferenciarse dos versiones. Ya hemos visto, en efecto, que existían dos tradiciones diferentes acerca de su martirio. Según la más difundida, ha­bría sido "decapitado" por el verdugo. Pero los monjes de la abadía de Saint Denis sostenían que a su patrón sólo le habían seccionado la parte superior del cráneo con un mandoble de espada.
     Esta variante está consignada en un Proces du chef de saint Denis (Investigación acerca de la cabeza de san Dionisio), redactado en 1410, donde se discute acerca de una imagen de monseñor San Dionisio llevando su cabeza cortada a medias.
     De ahí los dos tipos iconográficos:
     1. San Dionisio lleva la cabeza entera.
     2. San Dionisio lleva la tapa de los sesos.
     La cabeza del santo aparece ya descubierta, ya tocada con la  mitra, para recordar su dignidad episcopal.
     La imagen de un santo decapitado que lleva su cabeza en las manos resultaba un tanto chocante, de ahí que muchas veces se lo represente con dos cabezas, una sobre los hombros y la otra en las manos. En tal caso, la cabeza cortada (abscissum caput) no tiene otro valor que el de un atributo, o un símbolo de decapitación. Con frecuencia aparece apoyada sobre un libro. La iconografía cristiana ofrece otro caso análogo, es el de San Bartolomé que fuera desollado vivo, pero a quien no se osó mostrar desprovisto de su piel. El resultado fue que se lo representó con dos pieles: una sobre el cuerpo, y la otra suspendida de su brazo como un abrigo.
     Los pintores casi siempre hacen brotar chorros de sangre de su cuello cortado.
     Un último detalle a señalar es que san Dionisio, como la mayoría de los cefalóforos, suele estar enmarcado por dos ángeles que se consideran los guías de su marcha, el reemplazo de sus ojos cerrados. Sin duda se trataba de una manera de hacer algo más verosímil el milagro.
     En la Vie de Monseigneur saint Denis, redactado en 1317, se mencionan dos ángeles que lo acompañaron al lugar de su sepultura (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza Puerta de Jerez, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La plaza Puerta de Jerez, al detalle:
Palacio de Yanduri
Hotel Alfonso XIII
Edificio plaza Puerta de Jerez, 3
Edificio plaza Puerta de Jerez, 4
    placa conmemorativa fundación Universidad de Sevilla
Fuente de la plaza Puerta de Jerez

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