Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Fuente de Mercurio, de Diego de Pesquera, Asensio de Maeda, y Bartolomé Morel, en la plaza de San Francisco, de Sevilla.
Desde tiempos medievales existía una fuente pública (conocida como "pilar de San Francisco"), que suministraba agua a un amplio sector de la ciudad y que se encontraba situada en el entorno de la plaza contigua al convento Casa Grande de San Francisco.
En 1526 comenzó la trascendental reforma urbana que afectó a esta plaza -según las directrices de Diego de Riaño- que llevaba incorporada (además del nuevo Ayuntamiento), el diseño de una fuente que en los planos de 1528 se contemplaba, pero que al concluirse las obras de éste en 1564, aun no se había realizado. Las primeras noticias en relación con esta primitiva fuente de Mercurio, datan de 1576 cuando por encargo del Ayuntamiento la realizan Asencio de Maeda (autor de su primer trazado), Diego de Pesquera (autor de la primera figura de Mercurio), Bartolomé Morel y el Maestro Ocaña (quienes se encargaron de fundirla y dorarla en bronce respectivamente), ajustándose a los patrones tipológicos de las fuentes monumentales exentas del Renacimiento. Consistía entonces en un balaustre central con dos tazas superpuestas de jaspe y un pilón de mármol, rematada por la figura de la divinidad clásica caracterizada como "Argifontes" (con espada en alto en una mano, y caduceo en la otra), en relación con las nuevas actividades de su entorno (la Cárcel Real y la Audiencia, además del Ayuntamiento, que por esos años -1563 y 1595 respectivamente- se construyen).
Restaurada en 1655 por Pedro Sánchez Falconete, en 1717 el cantero Juan Fernández Iglesias hace una nueva, dotándola de un pedestal cruciforme de piedra sobre el que se elevaba un balaustre octogonal y un capitel compuesto por cuatro mascarones en forma de cabeza de león -que actuaban en forma de surtidores- y por el que se vertía el agua a cuatro veneras. Con este mismo año se relaciona la nueva figura de Mercurio, que debió fundirse en sustitución de la primitiva (desaparecida en el montín de 1712), pues su estilo se aparta bastante del de los prestigiosos artífices renacentistas (autores también del estanque de Mercurio del Alcázar, realizado en 1577), y más en consonancia con los postulados del barroco.
En 1833 se desmontó en su integridad esta segunda fuente, instalándose la nueva figura de Mercurio en un estanque de los Jardines de las Delicias. Este Mercurio estuvo después en la casa los Levíes, en la de los Pinelo, en el Alcázar y en los Jardines de Murillo. En 1850, en el mismo sitio donde estuviera la de Mercurio, se coloca una nueva fuente, la Pila del Pato, que permaneció allí hasta 1855.
En 1974 el arquitecto Rafael Manzano Martos se hizo cargo de hacer una réplica no literal de la de Fernández Iglesias, introduciendo las variantes de un pilón circular que se eleva sobre cuatro gradas circulares de caliza, un pilar rematado por un capitel de carácter neobarroco (roleos, argollas y hojarasca), y las cuatro carátulas vertiendo al mar directamente. Esta que sería en rigor la tercera versión de la fuente (esperemos que la última), respeta el anterior Mercurio dieciochesco (que sí podría ser sustituido).
Esta fuente, no debe confundirse con la de los Jardines del Alcázar, realizada por Diego Pesquera y fundida por Bartolomé Morel en 1576 (Teresa Laffita, Sevilla turística y cultural, Fuentes y monumentos públicos. ABC de Sevilla, 1998).
Desde tiempos medievales existía una fuente pública (conocida como "pilar de San Francisco"), que suministraba agua a un amplio sector de la ciudad y que se encontraba situada en el entorno de la plaza contigua al convento Casa Grande de San Francisco.
En 1526 comenzó la trascendental reforma urbana que afectó a esta plaza -según las directrices de Diego de Riaño- que llevaba incorporada (además del nuevo Ayuntamiento), el diseño de una fuente que en los planos de 1528 se contemplaba, pero que al concluirse las obras de éste en 1564, aun no se había realizado. Las primeras noticias en relación con esta primitiva fuente de Mercurio, datan de 1576 cuando por encargo del Ayuntamiento la realizan Asencio de Maeda (autor de su primer trazado), Diego de Pesquera (autor de la primera figura de Mercurio), Bartolomé Morel y el Maestro Ocaña (quienes se encargaron de fundirla y dorarla en bronce respectivamente), ajustándose a los patrones tipológicos de las fuentes monumentales exentas del Renacimiento. Consistía entonces en un balaustre central con dos tazas superpuestas de jaspe y un pilón de mármol, rematada por la figura de la divinidad clásica caracterizada como "Argifontes" (con espada en alto en una mano, y caduceo en la otra), en relación con las nuevas actividades de su entorno (la Cárcel Real y la Audiencia, además del Ayuntamiento, que por esos años -1563 y 1595 respectivamente- se construyen).
Restaurada en 1655 por Pedro Sánchez Falconete, en 1717 el cantero Juan Fernández Iglesias hace una nueva, dotándola de un pedestal cruciforme de piedra sobre el que se elevaba un balaustre octogonal y un capitel compuesto por cuatro mascarones en forma de cabeza de león -que actuaban en forma de surtidores- y por el que se vertía el agua a cuatro veneras. Con este mismo año se relaciona la nueva figura de Mercurio, que debió fundirse en sustitución de la primitiva (desaparecida en el montín de 1712), pues su estilo se aparta bastante del de los prestigiosos artífices renacentistas (autores también del estanque de Mercurio del Alcázar, realizado en 1577), y más en consonancia con los postulados del barroco.
En 1974 el arquitecto Rafael Manzano Martos se hizo cargo de hacer una réplica no literal de la de Fernández Iglesias, introduciendo las variantes de un pilón circular que se eleva sobre cuatro gradas circulares de caliza, un pilar rematado por un capitel de carácter neobarroco (roleos, argollas y hojarasca), y las cuatro carátulas vertiendo al mar directamente. Esta que sería en rigor la tercera versión de la fuente (esperemos que la última), respeta el anterior Mercurio dieciochesco (que sí podría ser sustituido).
Esta fuente, no debe confundirse con la de los Jardines del Alcázar, realizada por Diego Pesquera y fundida por Bartolomé Morel en 1576 (Teresa Laffita, Sevilla turística y cultural, Fuentes y monumentos públicos. ABC de Sevilla, 1998).
Conozcamos mejor la Biografía de Bartolomé Morel, uno de los autores de la obra reseñada;
Bartolomé Morel, (Sevilla, p. t. s. XVI – c. 1579). Fundidor de la Real Casa de Artillería.
Hijo del también fundidor Juan Morel el Viejo, con quien trabajó en su taller, y padre de Juan Morel Ribera, del mismo oficio. Su categoría como fundidor se ve reflejada en tres de los trabajos que realizó para la catedral sevillana, el facistol, el tenebrario y el Giraldillo.
Entre 1559 y 1562, concertó con Pedro Delgado el facistol, según modelo de Juan Giralte, concretando también la fundición del pie del tenebrario.
Dos años más tarde, en 1561, aparece como fiador de Cosme de Sorribas en el contrato que realizó para el pasamanos de la capilla del mariscal Diego Caballero en la catedral, diseñado por Hernán Ruiz, encargo que volvió a repetir diez años más tarde. Un año después de aquella fecha, recibió 100.000 maravedís a cuenta del referido tenebrario, a la vez que se obligaba a pagar a Bartolomé de Vallejo 36.744 maravedís por ocho quintales de cobre. En 1564 actuó como mediador en la devolución de unos fuelles propiedad de Francisco Gallego que se encontraban en el taller de Pedro Valera.
En febrero de 1565 trabajó en diferentes obras entre las que destacan los remates de hierro para la Giralda, de nuevo según diseño de Hernán Ruiz, dos candeleros para el monasterio de Santa María de las Cuevas y, actuó como fiador de su hijo Juan Morel, fundidor de artillería, en el contrato realizado por éste para una campana de la iglesia de Santa Ana de Triana. Entre 1566 y 1568 realizó la obra más significativa de su carrera, que fue la magnífica estatua-veleta en bronce de la Fe que remata la torre de la Giralda, según diseño de Juan de Vargas y Juan Bautista Vázquez el Viejo, vestida a la romana con casco y penacho sobre la cabeza, representando el triunfo de la Iglesia.
En el Alcázar sevillano realizó distintos trabajos, como el efectuado en 1542 para las cuatro rejas destinadas a la Sala Grande de las Bóvedas, trabajo que se prolongó hasta 1578. Posteriormente, en 1576, trabajó en la fuente de Mercurio de los jardines del Alcázar, según diseño de Diego de Pesquera. También realizó otra representación de Mercurio para la fuente de la plaza de San Francisco, actualmente desaparecido (Josefa Mata Torres, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la plaza de San Francisco, en ExplicArte Sevilla.
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