Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "San Mateo, apóstol y evangelista", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
Hoy, 21 de septiembre, Fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que, al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, con lo que, de este modo, se da plenitud al Antiguo Testamento [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para Explicarte la escultura "San Mateo, apóstol y evangelista", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
Y que mejor día que hoy para Explicarte la escultura "San Mateo, apóstol y evangelista", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
La Catedral de Santa María de la Sede [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta de la Asunción [nº 067 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ha tenido los nombres de puerta del "Perdón", "Perdón Nueva", "Principal" y "Grande", con obras que van desde 1481 hasta 1884 (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
En la portada de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede encontramos en su lateral izquierdo y a modo de continuación de las archivoltas de la zona izquierda en su apilastrado izquierdo, en su cuerpo inferior, a la derecha, San Mateo, con libro en la mano izquierda, y lanza en la derecha. Éste, como toda la decoración escultórica de dicha portada fue realizado en 1888 en cemento por Ricardo Bellver. La distribución de todas las esculturas se corresponde con un programa iconográfico preestablecido y que, resumidamente, es el siguiente: en el cuerpo inferior de las archivoltas se sitúan los Apóstoles; en los frontales de los apilastrados, también en su cuerpo inferior, los Evangelistas y a continuación de los mismos cuatro Santos Mártires. En el cuerpo superior de las archivoltas centrales, la Familia de la Virgen, (Madre, Padre, y Esposo) así como a María Magdalena. A continuación, a ambos lados, los Padres de la Iglesia, seguidos de los Doctores de la Misma; y por último, en los frontales y laterales exteriores de los apilastrados, se han representado, a los Santos Fundadores de Órdenes Religiosas.
Señalar que no cabe duda que la envergadura del encargo de esta decoración escultórica puso en una situación difícil al artista, ya que por una parte se le exigía ajustarse al estilo del resto de la fábrica catedralicia, es decir, desarrollar un programa goticista; o bien, la otra solución que le quedaba era elaborar una obra personal, lo cual desentonaría sensiblemente con el conjunto. Ante tal disyuntiva, Bellver optó por una solución intermedia que le condujo hacia una obra ecléctica y un tanto fría, y a pesar de ser un escultor decididamente naturalista no consigue, en esta obra, reflejar tal característica, inclinándose por un particular neogoticismo en la elaboración del relieve central, y no consiguiendo en el resto de la estatuaria la fuerza realista y dramática propia de otras obras por él ejecutadas. Resultado que no es producto de la estilística del escultor, sino de las exigencias, estéticas y materiales, de unas instituciones y de una época que se ancló en el pasado y que, en lo que se refiere al panorama artístico, no destacó especialmente por su nivel creativo [José Antonio García Hernández, La Decoración Escultórica de la Portada Principal de la Catedral de Sevilla (1882-1899)].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Mateo, apóstol y evangelista;
LEYENDA
Uno de los doce apóstoles y de los cuatro evangelistas.
El nombre Mateo, al igual que Matías, es de origen hebreo.
Antes de su vocación por Cristo, con el nombre de Leví, en el puesto aduanero de Cafarnaúm ejercía el oficio de publicano o recaudador de impuestos, despreciado por los judíos, y los contribuyentes en general.
El Evangelio que se le atribuye fue redactado hacia el año 90, en cualquier caso con posterioridad al de San Marcos, aunque en la Biblia esté en primer lugar. Eso es cuanto sabemos de él, todo lo demás pertenece a la leyenda. El ex aduanero, según parece, habría estado en mejores condiciones que Judas para administrar el dinero común y cumplir las funciones de tesorero del colegio apostólico, pero no quiso hacer valer su competencia en el oficio.
Después de la dispersión de los apóstoles predicó el Evangelio en Etiopía, donde su misión habría sido facilitada por el eunuco de la reina Candaces, a quien San Felipe había convertido al cristianismo. La leyenda le atribuye haberse impuesto a dos magos que se hacían adorar como dioses gracias a sus sortilegios. Los hechiceros etíopes iban acompañados por dos dragones cuyas fauces y narices exhalaban fuego y azufre. Mateo los enfrentó y obligó a que se alejasen.
Resucitó al hijo del rey Hegesipo o Egipo, a quien los magos no consiguieron devolver la vida, y después que hubo convertido al monarca, instaló a su hija Ifigenia en un convento, como abadesa.
Más tarde, el rey Hirtaco, que había sucedido a su hermano Egipo, quiso casarse con su sobrina Ifigenia, y como Mateo se opuso, Hirtaco lo condenó a muerte. Pero hay tradiciones diferentes que le atribuyen haber evangelizado Judea, Macedonia, España, Persia y la India.
Las distintas versiones de su martirio se contradicen. Según algunas, habría sido decapitado, o atravesado por la espada del verdugo; otras hablan de lapidación y de muerte en la hoguera.
CULTO
Sus reliquias habrían sido transportadas desde Etiopía a Bretaña (Finisterre), luego a Salerno, cerca de Nápoles, a la catedrl que hizo construir el conquistador normando Roberto Guiscardo. Salerno se llamaba "la ciudad de San Mateo".
La abadía de Saint Matthieu de Fin de Terres (Sanct Matteus Finis Terrae), de donde procede la toponimia Pointe Saint Matthieu, pretendía poseer la cabeza del apóstol. En Marlaix hay una iglesia puesta bajo su advocación.
A causa de su oficio de recaudador de impuestos, es el patrón de los cambistas (de ahí procede la expresión popular fesse mathieu, para designar a un avaro o un usurero que invoca a San Mateo para arrebatarle el dinero), de los recaudadores de impuestos, peajes, aduaneros, vigilantes aduaneros y contables.
En Florencia lo habían adoptado como el protector más cualificado para el Arte del Cambio, es decir, por la opulenta corporación de los cambistas y de los banqueros, a la cual pertenecían los Médicis.
ICONOGRAFÍA
El tipo iconográfico de San Mateo es triple, puesto que se lo representa ya como publicano, ya como apóstol, ya como evangelista. De ahí que se le adjudicaran tres series de atributos.
Como publicano, lleva una bolsa, o a veces, balanzas para pesar oro, que aluden a su oficio de cambista.
Como apóstol, para indicar su conversión, pisotea un saco del cual han salido monedas. El instrumento de su martirio es una lanza o una alabarda.
Como evangelista, tiene por símbolo un ángel, o más bien un hombre alado, porque su Evangelio comienza por la genealogía de Cristo según la carne. A veces, para que esta idea resulte más inteligible, muestra a sus pies un niño en una cuna (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Uno de los doce apóstoles y de los cuatro evangelistas.
El nombre Mateo, al igual que Matías, es de origen hebreo.
Antes de su vocación por Cristo, con el nombre de Leví, en el puesto aduanero de Cafarnaúm ejercía el oficio de publicano o recaudador de impuestos, despreciado por los judíos, y los contribuyentes en general.
El Evangelio que se le atribuye fue redactado hacia el año 90, en cualquier caso con posterioridad al de San Marcos, aunque en la Biblia esté en primer lugar. Eso es cuanto sabemos de él, todo lo demás pertenece a la leyenda. El ex aduanero, según parece, habría estado en mejores condiciones que Judas para administrar el dinero común y cumplir las funciones de tesorero del colegio apostólico, pero no quiso hacer valer su competencia en el oficio.
Después de la dispersión de los apóstoles predicó el Evangelio en Etiopía, donde su misión habría sido facilitada por el eunuco de la reina Candaces, a quien San Felipe había convertido al cristianismo. La leyenda le atribuye haberse impuesto a dos magos que se hacían adorar como dioses gracias a sus sortilegios. Los hechiceros etíopes iban acompañados por dos dragones cuyas fauces y narices exhalaban fuego y azufre. Mateo los enfrentó y obligó a que se alejasen.
Resucitó al hijo del rey Hegesipo o Egipo, a quien los magos no consiguieron devolver la vida, y después que hubo convertido al monarca, instaló a su hija Ifigenia en un convento, como abadesa.
Más tarde, el rey Hirtaco, que había sucedido a su hermano Egipo, quiso casarse con su sobrina Ifigenia, y como Mateo se opuso, Hirtaco lo condenó a muerte. Pero hay tradiciones diferentes que le atribuyen haber evangelizado Judea, Macedonia, España, Persia y la India.
Las distintas versiones de su martirio se contradicen. Según algunas, habría sido decapitado, o atravesado por la espada del verdugo; otras hablan de lapidación y de muerte en la hoguera.
CULTO
Sus reliquias habrían sido transportadas desde Etiopía a Bretaña (Finisterre), luego a Salerno, cerca de Nápoles, a la catedrl que hizo construir el conquistador normando Roberto Guiscardo. Salerno se llamaba "la ciudad de San Mateo".
La abadía de Saint Matthieu de Fin de Terres (Sanct Matteus Finis Terrae), de donde procede la toponimia Pointe Saint Matthieu, pretendía poseer la cabeza del apóstol. En Marlaix hay una iglesia puesta bajo su advocación.
A causa de su oficio de recaudador de impuestos, es el patrón de los cambistas (de ahí procede la expresión popular fesse mathieu, para designar a un avaro o un usurero que invoca a San Mateo para arrebatarle el dinero), de los recaudadores de impuestos, peajes, aduaneros, vigilantes aduaneros y contables.
En Florencia lo habían adoptado como el protector más cualificado para el Arte del Cambio, es decir, por la opulenta corporación de los cambistas y de los banqueros, a la cual pertenecían los Médicis.
ICONOGRAFÍA
El tipo iconográfico de San Mateo es triple, puesto que se lo representa ya como publicano, ya como apóstol, ya como evangelista. De ahí que se le adjudicaran tres series de atributos.
Como publicano, lleva una bolsa, o a veces, balanzas para pesar oro, que aluden a su oficio de cambista.
Como apóstol, para indicar su conversión, pisotea un saco del cual han salido monedas. El instrumento de su martirio es una lanza o una alabarda.
Como evangelista, tiene por símbolo un ángel, o más bien un hombre alado, porque su Evangelio comienza por la genealogía de Cristo según la carne. A veces, para que esta idea resulte más inteligible, muestra a sus pies un niño en una cuna (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Ricardo Bellver, autor de la obra reseñada;
Ricardo Bellver y Ramón, (Madrid, 23 de febrero de 1845 – 20 de diciembre de 1924). Escultor.
Pertenecía a una famosa dinastía de escultores de origen valenciano. Su abuelo Francisco Bellver y Llop, estudió en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, estuvo trabajando en la Corte.
Su padre, Francisco Bellver, ilustre escultor y académico, fue su primer maestro en el arte de la escultura.
Posteriormente entró como alumno en la Real Academia de San Fernando, y destacó en las asignaturas de Anatomía Pictórica y Dibujo del Antiguo, copia del Natural y Paños.
A los diecisiete años presentó su primera obra para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862, el cacique Tucapel. Dos años más tarde, en 1864, para esta misma Exposición expuso dos bajorrelieves: Sátiro tocándose las tibias y Faunos jóvenes jugando con una cabra.
De 1866 es su magnífica obra La Virgen del Rosario, con destino a la iglesia de San José de Madrid, de soberbia ejecución y factura. Para la Exposición Nacional de 1867, realizó su extraordinario grupo de la Piedad, de gran tradición desde el siglo xv, con la que consiguió una mención honorífica de 1.ª clase. Para la Exposición Nacional de 1871, mostró tres bustos en yeso: Goya, José Bellver y Una señora.
En el año 1874, para el concurso abierto para las plazas de pensionado de Roma, presentó su obra: David teniendo en la mano la cabeza del gigante Goliat.
En Roma permaneció pensionado los años 1875, 1876 y 1877. En 1875 realizó el magnífico busto del Gran Capitán, copia en yeso de la estatua que talló en madera, en el siglo XVI, el escultor y arquitecto burgalés Diego de Siloé.
Al año siguiente, en 1876, presentó su segunda obra de pensionado el bajorrelieve titulado: El Entierro de Santa Inés, para el interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
Finalmente, como trabajo de tercer año de pensionado, en 1877, mostró su obra más famosa y que más gloria le dio: El Ángel Caído, modelada en yeso y más tarde fundida en bronce. Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Madrid, y en la Internacional de París. De 2,65 metros de altura, con notables influencias clásicas, helenísticas y barrocas, representa a Lucifer caído sobre unas rocas, retorciéndose por el dolor que le causa una serpiente enroscada en su cuerpo.
En el año 1880, ejecuta el boceto para el ilustre marino y navegante del siglo XVI: Juan Sebastián Elcano, encargado por el Ministerio de Ultramar, fue presentado en la Exposición Nacional de 1881, obteniendo primera medalla, siendo esculpida en mármol blanco de Carrara.
Acabado su plazo de pensión en Roma, permaneció en la ciudad, donde continuó vinculado hasta 1882.
En este intervalo de tiempo esculpió el imponente monumento al Cardenal de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Sevilla, en un purísimo y finísimo mármol de Carrara, con influencias de estilo plateresco.
Para la portada principal de la catedral de Sevilla realizó en yeso, en 1883, un bajorrelieve de la Asunción de la Virgen, más tarde pasado a piedra de Mónovar (Alicante), de tamaño colosal. Posteriormente para decorar la mencionada fachada talló cuarenta estatuas de apóstoles y santos, en las que trabajó hasta el año 1899, de tamaño mayor que el natural en piedra cemento Portland.
Durante los años 1883-1884, esculpió en mármol de Carrara dos colosales estatuas, de 2,65 metros de altura, de los apóstoles San Andrés y San Bartolomé, para la rotonda interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid; la obra le fue encargada por la Obra Pía de Jerusalén; por sendos modelos cobró la cantidad de tres mil pesetas. Esta obra fue ejecutada en claro estilo neobarroco.
El día 10 de noviembre de 1879 fue designado en Sesión Ordinaria académico correspondiente de la Academia de San Fernando. En atención a esto y al haber sido nombrado profesor ayudante de la Escuela de Artes invocando Oficios, y que los artículos 7.º y 8.º de los Estatutos, y el 77 y el 78 del Reglamento, los académicos Federico de Madrazo, José Barral, Antonio Ruiz de Salces, Francisco Asejo, Barbieri y los escultores Sabino de Medina y Elías Martín, lo proponen el 5 de mayo de 1884 como académico de número.
El 20 de octubre de 1884, es elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso de apertura fue: La Escultura en Miguel Ángel.
Por estas fechas el obispo de Cádiz, Vicente Calvo, le encarga tres imágenes en madera policromada y de tamaño natural: San Pedro, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio.
Durante esta época llevó a cabo otro excelente sepulcro de estilo neoplateresco, el del Cardenal Martínez Silíceo, para la iglesia-colegio de Doncellas Jóvenes de Toledo, inspirado en los sepulcros renacentistas del cardenal Tavera y el de Cisneros.
De 1877 son el Monumento Funerario a Goya, el Monumento a Meléndez Valdés y Donoso Cortés, con la famosa estatua de la Fama, en el cementerio monumental de San Isidro de Madrid.
A comienzos del siglo XX, esculpió en piedra blanca el Escudo colosal de España, para el Ministerio de Fomento, actual de Agricultura en Madrid.
A partir de 1904, R. Bellver se dedica casi por entero a su labor docente, en las clases de la Academia de San Fernando, también como jurado calificador en exposiciones nacionales e internacionales. También como jurado calificador en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, sustituyendo en 1904 al célebre escultor valenciano Mariano Benlliure, compañero suyo en la Academia.
Dos días después de su muerte, el 22 de diciembre de 1924, el escultor segoviano Aniceto Marinas se adhiere a las condolencias expresadas por su compañero el también escultor Mariano Benlliure, con motivo de la muerte de nuestro genial artista, ocurrida el 20 de diciembre del citado año.
Ricardo Bellver ha utilizado a lo largo de su carrera artística todo tipo de materiales para ejecutar su dilatada y extensa labor escultórica: el barro, arcilla, madera de pino, ciprés, policromada, dorada y estofada; el mármol de Carrara, la piedra de Monóvar, Novelda, el cemento Portland, el bronce y otros materiales.
Sus primeros trabajos de juventud están realizados en barro, arcilla, escayola, yeso y cera. Se trata de estudios preparativos para mostrar a las distintas y variadas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y a los Concursos a Oposiciones de Pensionados a Roma.
Desde sus primeros comienzos la obra de Ricardo Bellver ha generado grandes elogios por parte de la crítica especializada de la historia del arte. de fuerte personalidad, realismo libre, notable y crítico, es el más personal y original de los escultores.
Su estilo es ecléctico, academicista y romántico, y en muchas ocasiones se muestra neobarroco y realista.
Es creativo y original, con una gran fuerza expresiva en sus obras (José Luis Melendreras Gimeno, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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