La pintura "San Juan Crisóstomo", anónima, en la Capilla Sacramental de la iglesia de San Vicente

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Juan Crisóstomo", anónima, en la Capilla Sacramental de la Iglesia de San Vicente de Sevilla.  

   Hoy, 13 de septiembre, Memoria de San Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueño de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado "Crisóstomo" por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, fue desterrado de la misma por insidias de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa San Inocencio I, como consecuencia de los malos tratos recibidos de sus guardianes durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Gumenek, localidad del Ponto, en la actual Italia, el catorce de septiembre (407) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Juan Crisóstomo", anónima, en la capilla sacramental de la iglesia de San Vicente.

    La Iglesia de San Vicente [nº 58 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 62 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle San Vicente, s/n (aunque la entrada habitual al templo se sitúa en la calle Cardenal Cisneros, 8; teniendo un acceso más por la plaza Doña Teresa Enríquez, 4); en el Barrio de San Vicente del Distrito Casco Antiguo.

   En la Iglesia de San Vicente, en su capilla sacramental -perteneciente a la Hermandad de las Siete Palabras- (construida por Pedro de Silva entre 1761 y 1782)  que consta de dos tramos, con una cúpula con efigies escultóricas de los Evangelistas y pinturas murales al temple con diversos santos, entre los que se encuentra San Juan "Crisóstomo", en las pechinas del arranque de la misma. El santo dirige su mirada hacia arriba, con una mano sostiene un libro abierto y con la otra se encuentra en actitud de bendecir, en una obra anónima que podríamos datar entre 1780-1800 (Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia;

HISTORIA Y LEYENDA

   Es uno de los cuatro doctores de la Iglesia griega.

   Nació en Antioquía en 344 y fue motejado "Boca de oro" a causa su elocuencia. En 398 fue consagrado patriarca de Constantinopla, luego depuesto y desterrado a causa de las intrigas de la emperatriz Eudocia. Murió en el exilio en 407.

   Esta historia era demasiado simple para la devoción popular, siempre ávida de maravillas. Para justificar su mote se imaginó que el demonio había volcado su tintero, y que él mojó la pluma en su boca, que retiró cubierta de tinta de oro.

   Como San Juan Damasceno, habría sufrido amputación de la mano derecha, luego reimplantada.

   De acuerdo con una leyenda aún más extraña, que se popularizó en el siglo XVI en los medios luteranos de Alemania (El Pasionario publicado en Nuremberg por el editor Koberger, ya la menciona en 1488), habría violado a una princesa que concibió un hijo suyo; y para hacer penitencia se retiró en el desierto, donde andaba desnudo y a cuatro patas, como un animal salvaje. Quizá haya ahí una reminiscencia del castigo de Nabucodonosor o una copia de la leyenda de San Onofre.

CULTO

   El cuerpo del exiliado fue transportado a Constantinopla en 438. Desde allí, su culto paso al monte Athos, donde el convento de Vatopedi conserva su calavera. En Occidente se lo venera poco, salvo en Venecia, donde hay una iglesia puesta bajo su advocación: San Gian Crisostomo; y en el monasterio basilio de Grottaferrata.

   En la Iglesia griega, es el patrón de los predicadores.

ICONOGRAFÍA

   Vestido con una dalmática (omoforion), tiene como atributo, de la misma manera que San Ambrosio, un panal de abejas que alude a su elocuencia meliflua.

   En la iconografía bizantina, el rollo de pergamino que tiene en las manos se alarga como un río en el que abrevan los sacerdotes y los fieles. A veces, de su nimbo brota un árbol, para ilustrar el versículo del Salmo 92: "Florecerá el justo como la palmera."

   Casi siempre aparece agrupado con otros dos doctores de la Iglesia griega, San Basilio y San Gregorio Nacianceno (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).

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