Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "El Martirio de San Pedro Arbués", de Joaquín María Cortés, en la Capilla de los Evangelistas, de la Catedral Santa María de la Sede, de Sevilla.
Hoy, 17 de septiembre, en Zaragoza, en el reino de Aragón, Memoria de San Pedro Arbués, presbítero y mártir, canónigo regular de la Orden de San Agustín, que, dedicado en dicho reino a combatir supersticiones y herejías, fue asesinado ante el altar de la iglesia catedral a manos de algunos afectados por su oficio de inquisidor (1485) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura del Martirio de San Pedro Arbués en la capilla de los Evangelistas de la Catedral de Sevilla.
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura del Martirio de San Pedro Arbués en la capilla de los Evangelistas de la Catedral de Sevilla.
La Catedral de Santa María de la Sede [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Capilla de los Evangelistas [nº 058 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Los Evangelistas del Retablo, que sufragó Sebastián de Obregón, han suplantado a San Gregorio y San Sebastián en el nombre de esta capilla cuyo primer patrono fue Rodrigo de Santillán, del que proviene el nombre tradicional de "Capilla de los Santillanes". Posee una serie de bancos a modo de coro, cuyo origen desconozco (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
En la Capilla de los Evangelistas de la Catedral de Sevilla se conserva una pintura al óleo sobre lienzo de San Pedro Arbués, realizada por Joaquín María Cortés en 1804. Consiste esta gran pieza (2,92 m x 2,09 m) en la representación del martirio y muerte de este santo. La escena está captada en el momento justo del sacrificio del diácono español cuando dos verdugos situados a la espalda del protagonista que se encuentra arrodillado, agarrándolo, se disponen a clavarle sus puñales, que blanden en alto. En el ángulo superior izquierdo de la composición un maravilloso ángel le enseña la palma de su martirio y le señala el camino hacia el cielo.
El santo ostenta una expresividad muy lograda, estando iluminado su rostro y mostrando una actitud anhelante hacia su suerte. Su tipo y sus ropajes, así como los de sus asesinos e incluso los del ángel están muy bien captados en su colorido y dibujo.
Es copia de un original de Murillo, perteneciente hoy al Museo del Ermitage de Leningrado. Dicho original fue sustraído en 1804 por Godoy de la capilla de la Inquisición de Sevilla y sustituido en dicha fecha por esta copia que estudiamos. Existe además otra réplica de Murillo en el Museo Vaticano (Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Es copia de un original de Murillo, perteneciente hoy al Museo del Ermitage de Leningrado. Dicho original fue sustraído en 1804 por Godoy de la capilla de la Inquisición de Sevilla y sustituido en dicha fecha por esta copia que estudiamos. Existe además otra réplica de Murillo en el Museo Vaticano (Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Biografía de San Pedro Arbués, presbítero y mártir;
San Pedro de Arbués, (Épila, Zaragoza, 1441 – Zaragoza, 17 de septiembre de 1485). Canónigo, inquisidor de Aragón, santo. Hijo de los nobles Antonio Arbués y Sancha Ruiz, Pedro estudió Filosofía en Zaragoza, pero en 1469 pasó al Colegio de San Clemente de los Españoles de la Universidad de Bolonia (Italia), donde fue catedrático de Filosofía desde 1471 hasta 1474, adquiriendo el grado de doctor en 1473. Al año siguiente volvió a España y fue nombrado canónigo de la Catedral de Zaragoza. Comisionado por el Cabildo, el maestro Épila, como era normalmente conocido, fue uno de los encargados de redactar los primeros estatutos del Estudio General cesaraugustano, elevado a la categoría de Universidad por el papa Sixto IV.
En 1484, las Cortes de Tarazona aceptaron en los territorios de la Corona de Aragón, donde los judeoconversos eran muy numerosos, la jurisdicción del inquisidor general de Castilla, Juan de Torquemada.
El 4 de mayo de ese mismo año constituyó un tribunal en Zaragoza, nombrando jueces inquisidores a Gaspar Juglar y a Pedro Arbués. El primero murió muy pronto, al parecer envenenado, quedando Arbués como único inquisidor ante la creciente oposición de los conversos y de muchos cristianos viejos, que veían el nuevo tribunal como contrario a sus tradicionales fueros. A pesar de todos los esfuerzos en contra, la Inquisición se estableció también en Teruel y los conversos zaragozanos empezaron a temer por sus bienes, su libertad y sus vidas. Convencidos de que el asesinato del inquisidor acabaría con la Inquisición, se preparó una conjura contra él, pero primero se intentó atentar, aunque sin éxito, contra sus colaboradores más inmediatos. Finalmente, Juan de Esperandeu, cuyo hermano había sido arrestado por la Inquisición, en compañía de otros sicarios lo apuñaló la noche del 14 de septiembre de 1485 mientras rezaba arrodillado en las gradas del altar mayor de la Seo. El maestro Épila murió tres días después a consecuencia de las heridas recibidas.
Su asesinato produjo el efecto contrario al que se pretendía, ya que el pueblo llano se volvió contra los judíos y los conversos, a quienes acusaban de su muerte. Los culpables fueron perseguidos y finalmente nueve de ellos fueron ejecutados, dos se suicidaron, trece fueron quemados en estatua y otros cuatro fueron condenados por complicidad. Juan de Esperandeu, con otros culpables, fue ajusticiado el 30 de junio de 1486, siéndole cortadas las manos ante las puertas de la catedral, arrastrado por las calles hasta el mercado y allí decapitado en la horca, siendo luego descuartizado y los trozos de su cuerpo distribuidos por los caminos. Las más importantes familias de judeoconversos (como los Sánchez, los Montesa, los Paternoy o los Santángel) también sufrieron las consecuencias de la represión.
Pedro de Arbués fue inmediatamente aclamado como mártir; Gil Morlanes el Viejo labró para él un magnífico sepulcro, pero su culto no fue autorizado hasta el 17 de abril de 1668 por el papa Alejandro VII. Fue finalmente canonizado por Pío IX el 29 de junio de 1867.
Sus restos reposan en la magnífica capilla barroca que tiene dedicada en la Seo zaragozana (Miguel C. Vivancos Gómez, OSB, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la Catedral de Santa María de la Sede, en ExplicArte Sevilla.
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