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domingo, 8 de mayo de 2022

La localidad de Chapatales (Los Palacios y Villafranca), en la provincia de Sevilla

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la localidad de Chapatales (Los Palacios y Villafranca), en la provincia de Sevilla.
   Hoy, domingo 8 de mayo (IV Domingo de Pascua), es el domingo del Buen Pastor, Cristo, que ha dado la vida por sus ovejas, que somos nosotros, para salvarnos del pecado y de la muerte. Y no solo ha muerto y resucitado por nosotros sino por todo el mundo: «Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor» (Ev.). La Iglesia, con sus diversos carismas y vocaciones —de manera especial por medio del orden sacerdotal— hace presente en el mundo a Cristo, el Buen Pastor. Hoy es un día especial para pedir al Señor que nos dé las vocaciones sacerdotales y consagradas que la Iglesia necesita para seguir evangelizando y creciendo en la unidad [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la localidad de Chapatales (Los Palacios y Villafranca), en la provincia de Sevilla, cuya iglesia parroquial está dedicada al Buen Pastor
     Textos y fotografías recogidos de: Ricarda López González, y Rosa M. Toribio Ruiz, Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla. Arquitectura y Arte. Diputación de Sevilla y Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. Sevilla, 2020.
   Chapatales fue proyectado en el año 1963 en la Zona Regable del Bajo Guadalquivir, por los arquitectos Alberto Balbontín de Orta, Alberto Balbontín Polledo, Antonio Delgado Roig y Pablo Arias García. Dista 36 km de Sevilla capital y 7 de Los Palacios y Villafranca del que depende administrativamente al igual que El Trobal y Maribañez, poblados relacionados con la producción agrícola de la marisma.
     El plano urbanístico de forma triangular tiene un trazado en forma de Y griega, que se adapta al cruce situado en el centro del pueblo, que lo comunican con El Trobal, Los Palacios y Villafranca, y Pinzón. Las viviendas se alinean a lo largo de estas vías principales y en calles perpendiculares que crean manzanas ortogonales.
     En Chapatales se proyectaron 80 viviendas, de dos tipos para colonos y uno para obreros. Como ya hemos comentado en los años sesenta se diseñan pocos modelos tanto por economía como por el cambio de gusto. La tipología más repetida es la casa A de dos alturas que disponen en la planta baja de comedor-estar, cocina con despensa, un dormitorio, aseo y lavadero y en la planta alta dos dormitorios, además de las dependencias agrícolas con granero, cuadra, almacén y cobertizo. Se alinean en la calle de forma reiterada, unidas entre sí por la entrada a la parcela de servicio, buscando la belleza en la repetición de las fachadas blancas, la plasticidad del muro de las tapias, el juego de volúmenes, los vanos irregulares, y el contraste de las cubiertas de teja árabe. Las viviendas para obreros, por el contrario, son de una sola planta tipo barracón y se disponen pareadas. Tienen cubierta a dos aguas, pocos vanos, son mucho más pequeñas a pesar de contar con tres dormitorios y no poseen parcela de servicio.
     La calle Ancha, la principal de acceso al pueblo, tiene como telón de fondo la torre campanario de la iglesia del Buen Pastor, que parece competir con la bella torre del agua situada en el extrarradio. En la Plaza Mayor, una explanada abierta y algo desangelada por la falta de vegetación, se sitúan el Ayuntamiento, un edificio apaisado de gran horizontalidad con balcón corrido y minimalistas pórticos, afrontado a la iglesia; y las viviendas de los maestros, cercanas a la escuela de bello diseño racionalista. Al otro lado de la calle una pequeña plazoleta acoge las artesanías.
     La iglesia del Buen Pastor es un edificio de cubierta a un agua de gran inclinación, que sorprende por su volumetría, blancura y desnudez. Carece totalmente de decoración a excepción de unas celosías geométricas que dan luz al templo, a la vez que preservan las vidrieras.
     La torre campanario es exenta, se sitúa en un patio ajardinado, que hace las veces de pequeño claustro, donde se ubican las dependencias parroquiales y la casa rectoral. Nos llama la atención su corpulencia, minimalismo, sencillez y la ausencia de un cuerpo de campanas propiamente dicho. Está conformada por un paralelepípedo de base cuadrada de muros prácticamente ciegos, a excepción de las celosías laterales que dan luz a la escalera. Se remata con cubierta a un agua, teniendo como única decoración un reloj y la cruz que remata el conjunto.
     Un pequeño pórtico nos da acceso al interior del templo de planta basilical de una sola nave. La cubierta inclinada es más elevada en la cabecera para aumentar la espiritualidad. La luz multicolor de las vidrieras de hormigón se refracta sobre los paramentos blancos, inunda el espacio sagrado de una luz y color irreal, que lleva al recogimiento y la comunicación con Dios. Un impresionante vitral situado en el lado de la epístola ilumina el presbiterio, en la nave lo hacen doce ventanales verticales de altura decreciente, siguiendo la inclinación de la cubierta. Su diseño plenamente abstracto introduce unas decorativas bandas ciegas de hormigón de bellas formas orgánicas, que sirven de estructura y armazón al conjunto. Están realizadas por el artista Carlos Pascual Lara, artista madrileño, cuya obra se debate entre la figuración y la abstracción. Ganó en 1952 el concurso para pintar el ábside de la Basílica de Nuestra Señora de Aránzazu y años más tarde el concurso para la decoración del Teatro Real de Madrid 
   El frente del presbiterio es una gran pantalla que  preside un crucificado de gran naturalismo, sin policromar, inspirado en los modelos tradicionales barrocos. De gran formato y buena factura, el estudio anatómico es perfecto y elegante. Sobre un madero plano Cristo está a punto de expirar, presenta la caja torácica muy hinchada y el abdomen rehundido. La cabeza inclinada sobre el hombro derecho permite que dirija su mirada al fiel que se sitúa a sus pies. El elegante sudario de pliegues curvos nos permiten contemplar una anatomía de gran belleza, el artista ha realizado un suave modelado de la encarnadura aprovechando los nudos de la madera para conseguir una textura más natural. Es obra del imaginero conquense Luis Marco Pérez, que trabajó para los Talleres de Arte Granda. Podemos observar otros crucificados similares en las iglesias de Marismillas y Vegas de Almenara en la provincia de Sevilla; Guadalcacín en el término municipal de Jerez, Cádiz; Pizarro en la provincia de Cáceres; y en Toro, Zamora, el Cristo de Expirar, 1961.
     Bajo el crucificado, en un nicho circular decorado con cerámica de brillos metálicos, se encuentra el sagrario, un tabernáculo plateado, tipo arca de la alianza, inspirado en modelos medievales. En su frente, en el centro, se sitúa el pantocrátor dentro de la almendra mística, rodeado por el tetramorfos. Está decorado con esmaltes y trenzados en relieves, y la crestería con cristales de colores, imitando piedras semipreciosas, gemas. Pertenece a la dotación original, elaborado por los Talleres de Arte Granda.
     En el lado de la epístola una imagen de la Inmaculada sin policromar cierra la composición. Realizada por los Talleres de Arte Granda, sigue el modelo creado por Alonso Cano para el facistol del coro de la Catedral de Granada. Esta Inmaculada podemos encontrarla en muchos pueblos de la geografía española, repitiéndose en la provincia de Sevilla en El Priorato. Representa a una joven bella, de paz serena y actitud recatada que inclina la cabeza, junta sus manos en actitud orante y asienta sus pies cubiertos por la túnica sobre unas esquemáticas nubes. La postura de contraposto y los pliegues del manto concentrados en las caderas le dan forma de llama mística.
     La pila bautismal y el relieve del bautismo han sido desplazados al presbiterio tras las orientaciones del Vaticano II. La pila combina el granito gris con la cerámica de brillos metálicos del revestimiento de la taza octogonal.
  
 El  relieve del bautismo realizado en madera sin policromar, a excepción del Espíritu Santo, la concha y la piel de camello del Bautista, es una obra académica de carácter figurativo de sencilla y equilibrada composición piramidal. En el vértice la paloma del Espíritu Santo irradia su santificación sobre Jesús, que aparece arrodillado sobre las piedras del río Jordán, actitud de gran recogimiento, mientras recibe el bautismo de San Juan Bautista, que vierte el agua con una concha. Éste aparece de pie, cerrando la composición, vestido con túnica corta de piel de camello, que deja al descubierto su musculoso torso semidesnudo. Es obra de la artista Teresa Eguibar, que trabajó para los Talleres de Arte Granda para los que realizó distintas variantes del mismo tema en madera o piedra para los pueblos de colonización de Extremadura y Andalucía. En Sevilla podemos encontrar este mismo modelo en Torre de la Reina, Vegas de Almenara, El Viar y Marismillas. Esta obra está muy alejada de la producción de carácter abstracto que realiza la artista.
     En el muro del evangelio podemos observar, encastrado en la pared, un viacrucis cerámico de estilo naif del artista Hernández Carpe. Las estaciones están narradas con gran ingenuidad y composición sencilla utilizando sólo gamas azules que resaltan sobre el fondo blanco. Son de destacar el encuentro con su madre María, la Verónica, la crucifixión o la escena de la Piedad. El modelo tuvo tanto éxito que podemos encontrarlo repetido con ligeros cambios en muchas iglesias de colonización de Extremadura y Andalucía. En la provincia de Sevilla contamos con otros similares en San Leandro, Pinzón y Vegas de Almenara.
     Situado a los pies del templo el mural de los ángeles orantes es de una gran belleza y elegancia. Realizado en cerámica es una obra también de Hernández Carpe, artista murciano colaborador del INC, pintor, ceramista, muralista y vitralista. Presenta a dos ángeles de ricas vestiduras de pie, con las alas desplegadas y las manos unidas en actitud orante. El autor ha elegido el color amarillo como predominante y ha sabido conjugar de forma armónica el expresionismo con lo naif obteniendo un resultado de gran modernidad.
     La iglesia del Buen Pastor ha conservado de la dotación original el mobiliario, los bancos de madera de estructura metálica de sencillo diseño, las sillas del oficiante y acólitos, el confesionario de listones de madera y el ambón; la mesa de altar y las benditeras de granito, diseñadas por los propios arquitectos, las ropas talares y unas modernísimas lámparas de hierro de estilo pop.
     La iglesia del Buen Pastor de Chapatales es un buen ejemplo de la arquitectura religiosa del Movimiento Moderno, que plasma la nueva religiosidad de la segunda mitad del siglo XX. Hoy día prácticamente no tiene culto, tanto el edificio como las obras de arte que contiene se encuentran en peligro, pues no hay nada peor que el abandono y el desconocimiento (Ricarda López González, y Rosa M. Toribio Ruiz, Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla. Arquitectura y Arte. Diputación de Sevilla y Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. Sevilla, 2020).
Conozcamos mejor las Biografías de Alberto Balbontín de Orta, Alberto Balbontín Polledo, Antonio Delgado Roig y Pablo Arias García, arquitectos y autores de las trazas de Chapatales
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Alberto Balbontín de Orta. Sevilla 1903 - 1972.
     Alberto Balbontín Orta nació en Sevilla en 1903 en el seno de una familia de industriales metalúrgicos. Estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid donde se graduó en 1927. Desde 1931 compartió estudio en Sevilla con el arquitecto Antonio Delgado Roig.
     Fue catedrático de Dibujo Geométrico y Proyecciones en 1940 y catedrático de Dibujo Decorativo en 1942 de la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Miembro fundador y primer director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, desde 1957 a 1967. En 1965 obtuvo la cátedra de Análisis de las Formas Arquitectónicas de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla. Está considerado por el investigador Feliciano Robles Blanco como uno de los arquitectos sevillanos ilustres.
     La mayoría de sus proyectos los firmó con su socio Antonio Delgado Roig. Las obras más conocidas son la Ermita del Rocío en Almonte, Huelva; la reforma y rehabilitación de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla para adaptarla a espacio universitario realizada entre los años 1950-63 y la Basílica y casa de Hermandad del Gran Poder.
     En los años 1962 y 63 fue contratado puntualmente por el INC para proyectar conjuntamente con Antonio Delgado Roig, Alberto Balbontín Polledo y Pablo Arias García los poblados de Chapatales, Trajano y Pinzón en la Zona Regable del Bajo Guadalquivir.
Alberto Balbontín Polledo. Sevilla 1932 - 1994
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     Hijo del arquitecto Alberto Balbontín de Orta, nace en Sevilla donde estudia en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, titulándose en 1961. Compartió estudio en Sevilla con Pablo Arias García y desde 1987 a 1994 en Cartaya, Huelva, con su hermano Juan Antonio Balbontín Polledo y su hijo Alberto Balbontín Abad.
     De su primera etapa de colaboración con Pablo Arias García destacar el proyecto de Ciudad Jardín para la Asociación de la Prensa de Sevilla en Marqués de Nervión 89-95; las viviendas de la Avenida Kansas City, 10, para VITESA S.A., la urbanización Los Alcores para la Cooperativa de Viviendas Moraina, la Barriada Amate (parcela 5); y los mercados de abastos de la barriada Tiro de Línea y de la Candelaria. Su trabajo en solitario más interesante lo desarrolla en Los Remedios en la calle Fernando IV, 28.
     Alberto Balbontín Polledo fue contratado puntualmente por el INC en los años 1962 y 63, donde proyectó conjuntamente con Antonio Delgado Roig, su padre Alberto Balbontín de Orta y Pablo Arias García los poblados de Pinzón, Trajano y Chapatales en la Zona Regable del Bajo Guadalquivir en la provincia de Sevilla.
Antonio Delgado Roig. Sevilla 1902 - 2002.
     Antonio Delgado Roig fue uno de los últimos representantes del regionalismo sevillano e introductor del estilo racionalista en las viviendas. Realizó sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde obtuvo el título en 1929. Durante su periodo de formación trabajó en el estudio de Juan Talavera Heredia. Obtiene el Doctorado en Arquitectura en 1961 cuando se crea este grado académico.
     Fue arquitecto interino del Ayuntamiento de Sevilla en 1936 y titular por oposición desde 1943; Catedrático de Perspectiva de la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, donde cesa al ganar la oposición como arquitecto Jefe de Servicio del Ayuntamiento de Sevilla, puesto en el que permanecerá hasta su jubilación en 1972.
     Creó su propio estudio en Sevilla que compartió desde 1931-72 con su compañero y amigo Alberto Balbontín Orta. Son obras conjuntas, realizadas en Sevilla, la reforma del Museo de Bellas Artes, la antigua Facultad de Medicina y la anterior Escuela de Bellas Artes de la calle Gonzalo Bilbao. Pero las obras más conocidas del arquitecto son la Ermita del Rocío en Ayamonte, Huelva, y la Basílica del Gran Poder de Sevilla.
     Fue galardonado en 1989 con la Medalla de honor de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría y la Medalla de oro de la Asociación de las Academias de Bellas Artes de Andalucía en 1994. El investigador Feliciano Robles Blanco lo incluye en la lista de arquitectos ilustres sevillanos en su estudio de 2018.
     Antonio Delgado fue contratado puntualmente por el INC junto con los arquitectos . Alberto Balbontín de Orta, Alberto Balbontín Polledo y Pablo Arias García para realizar los proyectos de los poblados de Pinzón, Trajano y Chapatales en la zona Regable del Bajo Guadalquivir de la provincia de Sevilla en los años 1962-63.
Pablo Arias García. Madrid 1929.   
   Estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid donde se graduó en 1959. Como becario colaboró con la Dirección General de Urbanismo, organismo del Ministerio de la Vivienda. En 1960 el joven arquitecto madrileño llega a Sevilla como experto urbanista contratado como arquitecto-jefe de la oficina de Planeamiento del Ayuntamiento, donde revisará y elaborará el Plan General de Ordenación Urbana, tarea que compatibilizó con su labor docente en la Escuela de Arquitectura desde 1962. ,.
     En 1966 obtuvo la primera cátedra de urbanismo de la Escuela de Arquitectura de Sevilla, fue el creador del primer Departamento de Urbanismo y director de esta Escuela en dos períodos: 1976-80 y 1986-89. A mediados de los 90 abandona su actividad docente.
     Es el artífice del PGOU de Jerez de la Frontera de 1969 y del Plan Comarcal de la Bahía de Cádiz de 1970. En la segunda mitad de los 70 realizó el Plan Comarcal del Área Metropolitana de Sevilla, que tenía como fin potenciar las ciudades periféricas para descongestionar la capital, que quedó truncado con la muerte de Franco. Mantuvo una actitud crítica con el PGOU de 1987 de Sevilla y el Plan para la celebración de la EXPO 92. 
   La importancia del arquitecto Pablo Arias García es por tanto doble, como introductor de la práctica del planeamiento urbano y territorial en Andalucía y como fundador del Departamento de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, donde trasmitió el pensamiento urbanístico a muchas promociones de arquitectos.
     En la provincia de Sevilla fue contratado puntualmente por el INC en los años 1962-63 para proyectar los poblados de Pinzón, Trajano y Chapatales en la zona Regable del Bajo Guadalquivir. Diseñados conjuntamente con los arquitectos Alberto Balbontín de Orta, Alberto Balbontín Polledo y Antonio Delgado Roig (Ricarda López González, y Rosa M. Toribio Ruiz, Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla. Arquitectura y Arte. Diputación de Sevilla y Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla. Sevilla, 2020).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía del Buen Pastor; 
   Así como Cristo es pez y pescador al mismo tiempo, es también cordero y pastor a la vez: pastor et agnus.
   El arte de las catacumbas ha tomado la idea de ese simbolismo pastoral del Antiguo y del Nuevo Testamento, en los libros de los profetas y en los Evangelios. Para realizarla de una manera plástica se ha inspirado en las figuras crióforas de la escultura griega.
Fuentes de las escrituras
   La parábola del Buen Pastor está prefigurada tres veces en el Antiguo Testamento: en los Salmos y en las profecías de Ezequiel e Isaías.
   Salmo 23: «El Señor es mi pastor; nada me falta. / En verdes prados me hace yacer, / me lleva a frescas aguas. Recrea mi alma, / me guía por las rectas sendas / por amor de su nombre. (...) no temo mal alguno, / porque tú estás conmigo. / Tu clava y tu cayado son mis consuelos.»
   Ezequiel, 34:12. «Como recuenta el pastor a sus ovejas el día en que la tormenta las dispersa, así recontaré yo mis ovejas y las pondré a salvo en todos los lugares en que fueron dispersadas (...) Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré la perniquebrada y curaré la enferma...»
   Isaías, 40: 11. «El apacentará su rebaño como pastor, / Él le reunirá con su brazo, / El llevará en su seno a los corderos/ y cuidará a las paridas.»
   Son estas bucólicas comparaciones de la Biblia las que desarrollaron los evangelistas en la parábola de La oveja perdida. El texto que citamos se ha tomado del Evangelio de Lucas, 15: 3-7: «¿Quién habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deje las noventa y nueve en el desierto, y vaya en busca de la perdida hasta que la halle? Y una vez hallada. la pone alegre sobre sus hombros, y vuelto a casa convoca a los amigos y vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida.»
   El mismo relato vuelve a encontrarse en el Evangelio de Juan, 10: 1-16.
   En el simbolismo cristiano, el Buen Pastor es la imagen de Cristo que reencuentra al pecador penitente y lo devuelve al redil.
Iconografía
Arte paleocristiano
   Este tema idílico es uno de los predilectos del arte cristiano primitivo. Aparece a partir del siglo II en los frescos de las catacumbas. 
   La parábola evangélica se asemeja al mito pagano de Orfeo encantando a los animales con la lira. Tocado con un gorro frigio, como Mithra y los Reyes Magos, Orfeo está sentado sobre una peña y tañe la cítara en medio de los animales cautivados por su música. Las bestias feroces o venenosas, leones y serpientes domes­ticados forman buenas parejas con los corderos y las palomas.
   Así, Orfeo prefigura a Cristo que enternece las almas más endurecidas.
   El Buen Pastor generalmente está representado con los rasgos de un joven pastor adolescente. Sin embargo, sobre ciertos sarcófagos lleva una barba corta.
   Está vestido con exomis, túnica sin mangas que descubre el hombro derecho y acaba encima de las rodillas. Lleva las piernas vendadas (fascia crurales). En las manos tiene un cayado (pedum), un recipiente para ordeñar (mulctra) o una flauta de Pan (syrinx).
   El tema comporta dos versiones diferentes, sugeridas una y otra por los profetas y los evangelistas, según que el pastor vigile su rebaño o conduzca una oveja perdida sobre los hombros.
El Buen Pastor cuida su rebaño
   Está de pie o sentado en medio de sus ovejas, imagen de los fieles que defenderá del lobo rapaz si es necesario, y por los cuales está dispuesto a dar su vida.
   Los frescos de las catacumbas y los bajorrelieves de los sarcófagos han ilustrado muchas veces esta alegoría cuya más perfecta expresión es un mosaico del siglo V que decora el Mausoleo de Gala Placidia, en Ravena.
   Al Buen Pastor que defiende su rebaño se opone el Mercenario que huye frente al lobo (Puertas de madera de la iglesia S. Maclou de Ruán, atribuidas a Jean Goujon).
El Buen Pastor trae sobre los hombros la oveja perdida
   Para crear este tipo, el arte cristiano sólo debió adaptar a su uso modelos griegos tales como el Hermes crióforo (portador de carnero).
   El tema ofrece dos variantes: casi siempre, el Buen Pastor que lleva el cordero sobre los hombros coge las patas traseras con una mano y las delanteras con la otra, pero a veces sujeta sólo con la diestra las cuatro patas del cordero cruzadas sobre su pecho.
   En la escultura paleocristiana, la primera versión está representada por la célebre estatuilla de mármol del Museo de Letrán (siglo III), cuyas piernas han sido reconstruidas (hay una réplica en la Casa de Pilatos, de Sevilla. Además, pueden citarse los sarcófagos de mármol de Tipasa, en Argelia, y de Ajaccio, en Córcega (siglo III). El segundo tipo está ilustrado por la estatua del Museo Santa Irene de Estambul.
   Sobre un sarcófago de Letrán Cristo está representado como Pastor de los Pastores entre los apóstoles, a su vez convertidos en pastores.
   Este tema resulta igualmente frecuente en la pintura, como lo prueban numerosas obras murales de los siglos III y IV, en la capilla cristiana de Doura Europos, en Siria y en las catacumbas romanas de Priscila, de Domitila y de Calixto, cuya cripta ha sido bautizada por ello cripta delle Pecorelle (oveja).
   El Buen Pastor está a veces duplicado, por razones de simetría, sobre la superficie de un mismo sarcófago: es el triunfo de la forma sobre el símbolo; pero también un verdadero despropósito iconográfico.
   El Buen Pastor, tan popular en el arte bucólico de las catacumbas, se eclipsó durante toda la Edad Media. El arte medieval románico o gótico prefirió glorificar a Cristo predicando, sufriendo o triunfando.
   Sin embargo, por un fenómeno de resurgencia, el motivo reapareció en Francia y Portugal en el siglo XVI.
Variantes en el arte español de la Contrarreforma
El Niño Jesús como Buen Pastor
   En la pintura española de la Contrarreforma, pero bajo diferentes formas, el Buen Pastor cambia de edad y de sexo, reaparece con los rasgos del Niño Jesús o de la Virgen pastora (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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