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sábado, 30 de abril de 2022

La Iglesia de San Eutropio, en Paradas (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Eutropio, en Paradas (Sevilla).    
     Hoy, 30 de abril, Memoria en Saintes, en la región de Aquitania, hoy Francia, de San Eutropio, primer obispo de esta ciudad, que, según la tradición, había sido enviado a la Galia por el Romano Pontífice (s. III) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y qué mejor día que hoy para ExplicArte la Iglesia de San Eutropio, en Paradas (Sevilla).
     La Iglesia de San Eutropio, se encuentra en la calle Padre Barea, 33; en Paradas (Sevilla).
     Consta de cinco naves, crucero y presbiterio de testero plano. Se adosan a la nave izquierda tres capillas, dos de ellas en su flanco y la sacramental, que posee planta de cruz griega y sacristía propia, en su testero. En el lado derecho, y a la altura de la cabecera, se sitúan diversas dependencias parroquiales, entre ellas la Sacristía Mayor. La nave central se alza sobre pilares de sección cruciforme, mientras las laterales se separan por columnas toscanas pareadas, de jaspe rojo. Sobre ambos tipos de soportes cabalgan arcadas de medio punto, cubriéndose el crucero con media naranja sobre pechinas y linterna, con bóveda de medio cañón con lunetos la nave central y con bóvedas de arista las laterales. Al exterior muestra tres portadas; las laterales se articulan mediante un sencillo vano adintelado entre pilastras y entablamento dórico. La torre, situada en el hastial del lado derecho, la cúpula y la linterna están revestidas con labores de ladrillo y azulejos.
     La actual iglesia sustituyó a un edificio anterior que se encontraba en ruinas. Para ella elaboraron planos José Álvarez en 1784, Fernando Rosales en 1785 y Antonio Matías de Figueroa en 1788, encargándose este último de las obras, que se concluyeron en 1792. Las ocho columnas de jaspe fueron labradas por Juan Muñoz en 1784.
     El retablo mayor, de grandes dimensiones y fechado en 1794, consta de banco, un cuerpo de orden gigante con tres calles separadas por columnas corintias y ático. Sus líneas y decoración muestran su carácter transicional entre el último barroco y el neoclasicismo. Es obra que se atribuye a Bruno Casaus de Paz. Sobre el altar existe un sagrario de plata repujada del artífice sevillano Flores, del último tercio del siglo XVIII. Sobre él se halla un Crucificado de mediano tamaño de principios del XVII. Las imágenes de este retablo son modernas, a excepción de los relieves que representan a San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, del primer cuerpo, y dos referentes a la vida de San Eutropio y la Asunción de la Virgen, del ático. A ambos lados del presbiterio se contemplan dos pequeñas portadas de mampostería de complicado esquema decorativo, correspondiente al estilo del último barroco sevillano. 
   Sobre el testero de la primera nave izquierda existe un retablo del último cuarto del siglo XVIII dedicado actualmente a Nuestra Señora del Mayor Dolor. Contiguo a éste, en el testero de la segunda nave del mismo lado, una reja de forja del siglo XVIII da paso a la Capilla Sacramental, comenzada en 1786 y terminada en 1792. Está presidida por un retablo de orden salomónico ejecutado por Francisco Pérez de Pineda y José de la Barrera en 1709. En la hornacina central se venera una imagen de la Inmaculada Concepción procedente de Marche­na de escuela sevillana del primer tercio del siglo XVII. A ambos lados del retablo cuelgan sendas lámparas de plata del último tercio del siglo XVIII. En los testeros laterales existen dos reta­blos neoclásicos dedicados a la Virgen; en el de la derecha se venera una imagen de vestir de Nuestra Señora de la Merced datable a fines del siglo XVIII. Decoran asimismo esta capilla dos lienzos dieciochescos con el tema de la Estigmatización de San Francisco. En la sacristía de esta capilla están expuestas diversas piezas de orfebrería, ornamentos y dos pinturas. La pri­mera representa a la Magdalena Penitente y está atribuida a El Greco; la segunda es un óleo sobre cobre con la Aparición de la Virgen a San Juan Nepomuceno, pintado en México en 1779 por Benito Vallejo. Además de diversos ternos del siglo XVIII, destacan cuatro estandartes, siendo el de la Hermandad del Rosario de 1722 y de la segunda mitad del siglo los tres restantes. Entre las piezas de orfebrería expuestas destacan una placa de esmalte muy deteriorada, que represen­ta la Presentación de Jesús al Pueblo y puede datarse en el siglo XVII; un Guión Procesional de la  Hermandad  Sacramental realizado en plata repujada, del último tercio del XVIII, que tiene los punzones de Alexandre y Cárdenas; y dos atriles y un acetre del mismo material, fechados en 1774.
     En los testeros de las dos naves de la derecha existen sendos retablos. El primero es de mediados del siglo XVIII y está dedicado a la Virgen de los Remedios. El segundo puede datarse hacia 1790 y presenta su calle central distribuida en dos hornacinas ocupadas por imágenes de la Dolorosa y del Crucificado. En este lado del templo hay que destacar un lienzo, situado a los pies, con el tema de los Desposorios de la Virgen, y la puerta de la sacristía, ambos del siglo XVIII. En la nave central se sitúa el coro, cuya sillería de 27 sitiales, facistol y órgano son de estilo neoclásico. Del mismo estilo son los tres canceles del tem­plo. Interesantes son los cuatro medallones en relieve que representan a los Evangelistas, orlados con labores de rocalla que decoran las pechinas de la media naranja del crucero.
     En la Sacristía Mayor existen diversos lienzos y tondos de relieve del siglo XVIII. En el despacho parroquial se sitúan varios lienzos, entre los que destaca uno con el tema de la Inmaculada, obra sevillana de la primera mitad del siglo XVII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     Típico edificio de la última fase de la arquitectura barroca sevillana, es decir, de las iglesias columnarias. Fue consagrado en 1791.
     Es de cinco naves y cabecera plana, con dos capillas adosadas en la nave izquierda así como la capilla sacramental también en el lado izquierdo de la cabecera en planta de cruz griega, con sacristía propia, situándose en el lado derecho la sacristía mayor.
     La nave central se separa de las laterales por medio de pilares cruciformes y las laterales por columnas pareadas de jaspe rojo, sobre las que voltean arcos de medio punto. El crucero se cubre por media naranja sobre pechinas, la nave central por bóveda de cañón con lunetos y las laterales por bóvedas de aristas.
     Las portadas son muy sencillas con vanos adintelados entre pilastras y entablamento dórico. La torre situada en el hastial derecho presenta decoración de ladrillo y azulejos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La Iglesia de San Eutropio pertenece a la última etapa del barroco sevillano en clara transición  hacia el neoclasicismo.
     Antes de la actual iglesia hubo otra más pequeña en este mismo lugar cuya primera piedra puso, el conde Ponce de León fundador de este pueblo en el siglo XV.
     Hay constancia documental de que esta iglesia se construyo a finales del siglo XVIII y que –tras siete años de obras dirigidas por los arquitectos diocesanos José Álvarez, Fernando de Rosales y Antonio Matías de Figueroa- fue dedicada a San Eutropio, Obispo de Saintes (Francia) y Patrón de Paradas el día 3 de marzo de 1791.
     La iglesia es un hermoso templo de cinco naves con planta de cruz latina. La nave central de crucero y cabecera plana, con varias capillas, dos de ellas adosadas en la nave izquierda, así como la Capilla Sacramental, también en el lado izquierdo de la cabecera, con planta de cruz griega y con sacristía propia. En el lado derecho se sitúa la Sacristía Mayor, con ricos frescos y mobiliario en caoba, diversos altares y hornacinas.
     La nave central del templo se separa de las colaterales por medio de pilares cruciformes, y las laterales entre sí por columnas pareadas de jaspe de color rojo, sobre las que se apoyan arcos de medio punto.
     El crucero se cubre mediante una cúpula de media naranja sobre pechinas; la nave central a través de una bóveda de cañón con lunetos, y las laterales por bóvedas de aristas.
     En su interior se ofrece interesantes retablos barrocos y neoclásicos. Algunos de ellos son obra de los hermanos José Victorino, Francisco, Vicente y Bruno Casau de Paz, ilustre de familia de tallistas paradeños, sillería con 27 sitiales y órgano de estilo neoclásico.
     En el exterior la iglesia cuenta con portadas muy sencillas, con vanos adintelados entre pilastras  y entablamento dórico. La portada principal, realizada en piedra blanca de Morón de la Frontera, es obra del cantero de esa localidad Juan Muñoz.
     La torre, situada en el hastial derecho presenta decoración de ladrillo y azulejos.
     En su interior destaca el retablo mayor, de grandes proporciones, con un sagrario de plata del siglo XVIII, un crucificado del XVII, y entre las diversas imágenes la del patrón.
     En el fondo del templo, por la nave del evangelio, se accede a la capilla sacramental, en cuya sacristía se habilito en 1968 un pequeño museo que recoge una colección de vasos sagrados y otros objetos de culto, ornamentos, estandartes de las antiguas cofradías, un valioso esmalte del siglo XVII y tres cuadros, destacando por encima de todos el lienzo que representa a Santa María Magdalena Penitente, obra de El Greco (Parroquia de San Eutropio).
     Es sin duda el edificio más importante de la villa de Paradas. En el solar que ocupa esta iglesia existió otra cuya primera piedra puso el conde fundador de Paradas, Juan Ponce de León, a mediados del siglo XV.
     Hay constancia documental de que esta iglesia se construyó a finales del siglo XVIII y que tras siete años de obras dirigidas por los arquitectos diocesanos José Álvarez, Fernando Rosales y Antonio Matías de Figueroa fue dedicada a San Eutropio, obispo de Saintes (Francia) y patrón de Paradas el día 3 de marzo de 1791.
     Es una bella muestra del ultimo barroco sevillano en clara transición hacia el neoclasicismo. La portada municipal, realizada en piedra blanca de Morón de la Frontera, es obra del cantero de esa localidad Juan Muñoz.
     En su interior ofrece un hermoso templo de cinco naves con planta de cruz latina que contiene interesantes retablos barrocos y neoclásicos. Algunos de ellos son obra de los hermanos José Victorino, Francisco, Vicente y Bruno Casau de Paz, ilustre de familia de tallistas paradeños.
     En el testero del templo, por la nave del evangelio, se accede a la capilla sacramental, en cuya sacristía se habilito en 1968 un pequeño museo que recoge una colección de vasos sagrados y otros objetos de culto, ornamentos, estandartes de las antiguas cofradías, un valioso esmalte del siglo XVII y tres cuadros, destacando por encima de todos los lienzos que representa a Santa María Magdalena penitente, obra de El Greco (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto, e Iconografía, de San Eutropio, obispo;
LEYENDA
     Primer obispo de Saintes a quien la leyenda antidató, como a san Marcial de Limoges, para hacer que la diócesis se remontara a los tiempos apostólicos. Se lo convirtió en contemporáneo de Cristo. Nacido en Persia, habría asistido al milagro de la Multiplicación de los panes y a la Entrada de Cristo en Jerusalén. Se explicaba que estuvo entre los cinco mil a quienes Nuestro Señor alimentó con los cinco panes y dos peces, y que había recibido la bendición de Cristo cuando éste entraba en Jerusalén.
     Después de la muerte de Jesús viajó a Roma donde fue recibido por el papa San Clemente que lo envió a predicar a Las Galias. Consagrado obispo de Saintes, consiguió convertir y bautizar a la hija del gobernador llamada Estela. El padre de esta lanzó en su contra a los carniceros de la ciudad que lo flagelaron con azotes plomados y le partieron la cabeza con un hacha.
     Cuando San Paladio, obispo de Saintes entre 573 y 597, quiso verificar la autenticidad de las reliquias de su predecesor, comprobó, en efecto, que los restos tenían una herida en el cráneo, y en la noche siguiente San Eutropio se le apareció para confirmarle que dicha señal procedía de su martirio.
     Esta leyenda es una compilación hagiográfica cuyos elementos se copiaron de la Pasión de los apóstoles Simón y Judas Tadeo, de las relaciones Abgar con Cristo y de la Pasión de San Dionisio.
CULTO
     La magnífica iglesia románica edificada sobre la tumba del santo patrón de Saintes se convirtió muy pronto en una de las principales etapas de los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago. Los hugonotes sólo respetaron la cripta. En la iglesia abacial de Cluny, que inició la peregrinación a Santiago de Compostela, hay una capilla puesta bajo la advocación del primer obispo de Saintes. Gracias a los cluniacenses, su culto se implantó por toda la Borgoña.
     En París, en la iglesia de Saint Gervais, existe una Cofradía de San Eutropio, en cuyo sello está representando el obispo bendiciendo a un hidrópico, acostado en una cama.
     También se lo veneraba en Vendôme.
     Si la extensión de su culto fuera de los límites de Saintonge se debe a la peregrinación a Galicia, la fama de curador del santo deriva de la etimología culta y popular de su nombre.
     Eutropos, que en griego significa quien pone bien, es un nombre predestinado para un curador. Se asemeja un poco a hidrópico, y por ello el pueblo lo invocaba para la curación de la hidropesía, que llamaban eutropisia. Esta paraetimología ya es objeto de denuncia del humanista Henry Estienne en el siglo XVI, quien en su Apologie pour Hérodote, insinúa: «Cuando se ha hecho a San Eutropio médico de hidrópicos, creo que se ha confundido Eutropia con hidrópico
     Por otra parte, como se lo llamaba en lengua dialectal Estropi, se convirtió en patrón de los lisiados (fr.: estropiés).
     Puesto que el verdugo le había partido el cráneo de un hachazo, además se lo invocaba contra los dolores de cabeza y las migrañas.
     Como el apóstol Santiago de Compostela, también se creía que asistía a los ahorcados y liberaba a los prisioneros.
     Los campesinos de Berry se dirigían a San Eutropio para tener huevos de más. Por último, como su fiesta es a finales de abril, una época crítica para la floración de los árboles frutales, se lo invocaba para prevenir las heladas tardías.
ICONOGRAFÍA
     Está representado con mitra.
     Su atributo es un hacha, instrumento de su martirio.
     También puede reconocérselo por sus protegidos: los hidrópicos y los ahorcados. En una imagen de cofradía, bendice a un hidrópico acostado en una sala de hospital. En los estandartes de peregrinación solía representarse a "el ahorcado de San Eutropio" (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre la localidad de Paradas (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

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