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viernes, 22 de abril de 2022

El Castillo, en Alanís (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Castillo, en Alanís (Sevilla).
     Hoy, 22 de abril, es el aniversario de la Declaración del Decreto sobre el Patrimonio Histórico Español (22 de abril de 1949), que protegía a esta edificación, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Castillo, en Alanís (Sevilla).
     Situado sobre un estratégico montículo al sur de la población, la edificación más emblemática de Alanís ha sido testigo mudo de los aconteceres de la historia del pueblo desde finales del siglo XIV, en que se supone su construcción.
     De planta hexagonal, con torreón y barbacana, hoy ya desaparecida. Sus muros de 2.3 metros de ancho y 6,5 metros de alto dejaban un único acceso al recinto por su cara norte, desde donde se avista el pueblo. Fue atacado por los franceses durante la ocupación napoleónica quienes dinamitaron uno de sus muros, el suroeste, conservándose las ruinas en la actualidad.
     El castillo de Alanís se alza sobre un estratégico montículo al sur de la población del mismo nombre, al noreste de la provincia de Sevilla, y a 98 kilómetros de la capital.
     En tiempos de los celtas, Alanís se llamaba Iporci, después, con los romanos, pasó a llamarse Ordo Iporcensium, y con los árabes Al-Baniz (tierra próspera). Hay quien cree que el pueblo debe su nombre a ser origen de una raza de perros, los alanos.
     La ciudad fue conquistada por Fernando III en el año 1249, algunos meses después que Sevilla, y fue escenario de disputas nobiliarias en la Edad Media, sobre todo en la crisis de sucesión de los Reyes Católicos y entre los linajes de Guzmán y Ponce de León.
     El castillo de Alanís es de origen árabe, fue reestructurado en el año 1392 y artillado por los franceses en 1808, dada su estratégica situación. Fue atacado por los franceses durante la ocupación napoleónica, quienes dinamitaron uno de sus muros, el suroeste, conservándose las ruinas en la actualidad.
     Cuenta una leyenda que el castillo está encantado y que allí se aparece la morisca Acsia, que recorre los numerosos pasadizos que comunican con el castillo y que se encuentran en el subsuelo de la población.
     Su planta es hexagonal, y cuenta con un elevado torreón y barbacana, hoy ya desaparecida. Sus muros, de 2,3 metros de ancho y 6,5 metros de alto, dejaban un único acceso al recinto por su cara norte, desde donde se divisa el pueblo.
     Se encuentra en estado de ruina. Hace algunos años, el Ayuntamiento emprendió una serie de reconstrucciones y actuaciones que carecían de los permisos legales pertinentes, así como de cualquier rigor en su diseño y ejecución. Entre ellas están la construcción del almenado, el repellado de algunos de sus muros con material inapropiado, la construcción de algunas estancias en el interior, y el tapiado de la puerta principal. Aunque ésto ocurrió hace ya algunos años, y el Ayuntamiento fue sancionado por el organismo competente del Estado, aún no se han reparado las desafortunadas actuaciones llevadas a cabo sobre este importante monumento histórico.
     Es propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Alanís, por cesión del Ayuntamiento de Sevilla.
     Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.
     Un paseo por la localidad de Alanís permitirá apreciar viviendas que conservan fachadas de estilo mudéjar (siglo XV), y renacentista (siglo XVII). Muy popular en el perímetro del casco urbano es la fuente de Santa María, construida en tiempos de Carlos I. Cabe resaltar la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, construcción tradicional de tres naves que data del año 1356, aunque ampliada y remodelada posteriormente, siendo la torre y fachadas del siglo XV y la capilla contigua a la cabecera de 1570. Es de destacar su valioso retablo barroco, que adorna todo el frontal del altar mayor, y que data del siglo XVI. En el interior hay una capilla del siglo XVI decorada con azulejos mudéjares. A causa de un terremoto sufre importantes reparaciones a mediados del siglo XVIII.
     También merece la pena verse la capilla de Jesús Nazareno, pequeño recinto de finales del XIX, la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, en su interior se guarda y venera la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de la localidad, cuya primitiva imagen fue destruida durante la Guerra Civil, siendo posteriormente sustituida por la actual obra del escultor Castillo Lastrucci (Ayuntamiento de Alanís).
     El castillo está construido en la cima de un pequeño cerro de 720 m. de altitud absoluta y unos 50 m. sobre el pueblo, que se extiende inmediatamente al Sur del mismo. El principal acceso al recinto desde el pueblo es por la calle Castillo para, a la salida del mismo, girar y acercarse por la ladera más suave del cerro desde el Este. Este acceso es también el más probable en los siglos medievales, pues así se emboca el revellín que, como veremos, protege la entrada. Desde la azotea de su único torreón, el dominio visual es importante. Hacia el Norte el cercano Cerro del Cura oculta la visión de Malcocinado, puente con la próxima comarca de Azuaga. Hacia el Noroeste la visión se extiende hasta la Loma de la Amoladera y la Sierra del Viento, límite entre Andalucía y la Baja Extremadura. Al Oeste encontramos enseguida la imponente mole del Hamapega, al Sur de la cual se divisan varios kilómetros de sierras como las de la Grana, Loma del Moral y Loma Espárrago, que podrían ponerlo en contacto con el castillo de Almadén de la Plata. Por el Sur vemos desde el Cerro Gómez y Monte Pozos hasta el Monte Acebuche y Loma de la Barranquilla, alineación que lo separa usualmente de Cazalla de la Sierra, con su desaparecido castillo.
     Al Sudeste, en el horizonte aparecen el Cerro de Hierro, importante centro minero, y el Cerro Negrillo, que podrían comunicarlo con Constantina. Al Este se domina el valle por el que discurre la carretera de San Nicolás del Puerto. Durante la época cristiana los castillos del Reino de Sevilla se agruparon en dos conjuntos, al Noroeste y Sudeste de la ciudad, denominados «banda gallega» y «banda morisca», que corresponden respectivamente a las fronteras con Portugal y con el reino nazarí de Granada, mientras otros castillos defendían los accesos a Sevilla y la zona en torno a la capital.
     Se trata de un recinto sencillo y activamente pequeño, de forma hexagonal irregular, con lados que oscilan entre 38,20 m. el mayor y 1,65 m. el menor. La única puerta acceso al interior se sitúa en el centro del lienzo Norte, y flanqueándola en la esquina de los lienzos Norte y Noroeste, encontramos el único que rompe la forma geométrica pura de este castillo. Los muros de la cortina, en general, se encuentran en un regular estado conservación, con alguno en serio peligro de derrumbe, especialmente el Sur, faltando casi totalmente el Suroeste y parte del Noroeste, como la esquina formada por ambos, según análisis de Rodríguez Achútegui.
     Restos de una barrera se conservan frente al lienzo Nordeste, aunque posiblemente ésta debería continuar también frente al muro Norte. En el interior, hasta hace muy poco aparentemente vacío de edificaciones, las excavaciones sacaron a luz una serie de construcciones, adosadas a los lienzos de muralla, que se extienden perimetralmente delimitando un espacio central libre de mismas, que queda como patio de armas. En el lienzo Norte se sitúa la caja de la doble escalera descubierta que permite el acceso al camino de ronda. Los lienzos de, de 2,10 m. de anchura, tienen una altura al exterior que oscila entre 7,70 m. y 8,80 m., y sobre la cota original del interior entre 6 m. y 7,50 m. Sobre ellos, discurre el camino de ronda que era descubierto, circundando completamente el recinto, con una anchura variable entre 1,40 y 2 m. En algunos puntos subsiste el parapeto en mampostería, de 60 cm. de anchura, sobre el que se situaría el almenaje, hoy totalmente perdido y sustituido por una reciente y desgraciada restauración que ha colocado merlones de ladrillo y cemento, rematados en forma piramidal, sin duda imitando los de la muralla urbana de Sevilla (no olvidemos que el castillo pertenece al Ayuntamiento de la capital, que financió dicha restauración), lo cual es a todas luces improcedente en una construcción de mampostería de piedra sin trabajar. El acceso al interior del castillo se realiza por una única puerta de entrada directa que se sitúa en el centro del lado Norte. La Portada exterior está totalmente perdida, aunque la huella conservada en el muro nos hace suponer que sería de piedra labrada. En la cercana ermita de San Juan se han podido localizar abandonadas algunas dovelas de arco en piedra arenisca y otros sillares en el mismo material, que se supone procedentes de esta portada. Se conservan, sin embargo, las dos quicialeras superiores, a unos 3 metros de altura, y una de las inferiores, sobre un sillar plano cuadrado que se adentra unos 30 cm. al interior del vano. 
     En la pared Oeste de la entrada una oquedad rectangular, de 25 x 30 cm., acogería sin duda la tranca para cerrar la puerta. Por los restos conservados se puede reconstruir arqueológicamente como una portada en arenisca labrada, formando un arco de medio punto (ya que la bóveda del pasillo es de cañón). Esta portada se cerraría con una puerta de doble hoja (son cuatro las quicialeras) asegurada por una tranca. Sobre esta portada cuatro canes bilobulados, son los únicos restos de un matacán de 2 m. de anchura y 45 cm. de vuelo sobre el muro. Al trasponer esta portada perdida, observamos cómo el lienzo es atravesado por un pasillo de 2,20 metros de ancho con paredes de sillares de arenisca cubriéndose con una bóveda de cañón realizada en sillares irregulares de piedra toba muy porosa, que arranca a 3 m. de altura con la clave a 4 m. sobre el suelo. Al final de este pasillo encontramos dos sillares que sobresalen en el interior del vano 18 cm., así como el arranque de un arco actualmente destruido, que formaría la portada interior, enfoscado y hoy oculta por el acosamiento del cuerpo de la escalera, de construcción posterior al lienzo y a esta portada también desaparecida. Al construir la caja de la escalera, ésta fue atravesada por un pasillo continuación del anterior, más ancho, de 2,90 m., y con muros de mampostería hasta 1,90 m. de altura, cubriéndose a partir de esta altura con una bóveda apuntada en ladrillos, que tiene su clave a 3,75 m. del suelo. Este pasillo desemboca en el patio de armas, al que se abre una portada con un arco apuntado mudéjar en ladrillos, sobre una base de mampostería, encuadrado en un alfiz de 4,40 m. de anchura y 4,45 m. de altura, coronado por una cornisa formada por ladrillos en esquinilla entre dos hiladas de ladrillos a soga. El único torreón del recinto se sitúa en la esquina formada por los lienzos Norte y Noroeste, sobresaliente al exterior, con una base que tiene un lado recto y el resto circular, ascendiendo en suave talud hasta la altura del camino de ronda. A partir de aquí, cambia su fábrica y se hace nonagonal irregular, para albergar su única cámara rectangular, de 3,70 x 4,25 m. A ella se accede desde el camino de ronda a través de un pasillo de 1 m. de anchura y 2,90 m. de altura de obra de ladrillos, habiéndose perdido su portada. Esta cámara se cubre con bóveda vaída de ladrillos sobre cuatro trompas, una de ellas muy reformada y otra la situada sobre la escalera, perdida. Adosada a la pared Oeste encontramos la escalera de acceso a la azotea, de 90 cm. de ancho, que gira subiendo por detrás de la pared Sur y por encima de la puerta. Los escalones son obra de una reciente restauración, y sufre grandes desperfectos en su cubierta, que sólo conserva en su último tramo, una bóveda de cañón, obra latericia. El torreón tiene hoy en día una altura de 6,80 m. sobre el camino de ronda, y 16,50 m. sobre el exterior, si bien ésta debió ser algo mayor pues ha perdido su coronamiento, del que sólo subsisten dos canecillos que debieron formar parte de una cornisa sobre la que posiblemente descansara un balcón corrido amatacanado. 
     El coronamiento actual de almenas es obra reciente, con los mismos defectos que los señalados para el caso de los lienzos. La barrera la localizamos frente al muro Nordeste, paralela a él separada unos 3,50 m., construida en mampostería bastante sólida, con una anchura de 2,15 m. en su mitad Sudeste y 1,80 m. en la Noroeste. Al Sudeste realiza una esquina para continuar en paralelo con el lienzo Sudeste en un recorrido de 2,70 m., quedando interrumpida por un aforamiento rocoso sin que aparezcan huellas de que continúe más adelante. Al Noroeste se pierde frente a la esquina de los lienzos Noroeste y Norte sin que se sepa cómo continuaría. Actualmente, se encuentra casi desmantelada, con un alzado máximo de 0,90 m. desde la base de su cimentación que apoya en el suelo virgen. Ha subsistido este tramo por formar parte de la cerca de cerramiento de una finca. Esta estructura carece de sentido funcional, ya que ni siquiera es ésta la ladera más accesible. Para poder comprender una cierta utilidad poliorcética, sólo podemos suponer que continuaría hasta adosarse al torreón, constituyéndose en un revellín que obligara, para acceder al recinto, a caminar flanqueado por éste y los lienzos durante un buen trecho (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Situado sobre un estratégico montículo al sur de la población, la edificación más emblemática de Alanís ha sido testigo de los aconteceres de la historia del pueblo desde finales del siglo XIV, en el que se supone su construcción. Es de origen árabe y fue reestructurado en el año 1392.
     El edificio presenta planta hexagonal, con torreón y barbacana hoy ya desaparecida. Sus muros de 2.3 m de ancho y 6.5 m de alto dejaban un único acceso al recinto por su cara norte, desde donde se avista el pueblo. Fue atacado por los franceses durante la ocupación napoleónica. Dinamitaron uno de sus muros, el suroeste, conservándose las ruinas en la actualidad (Turismo de la Provincia de Sevilla).
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