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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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viernes, 10 de diciembre de 2021

El Convento de Loreto, en Espartinas (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Convento de Loreto, en Espartinas (Sevilla).
      Hoy, 10 de diciembre, la iglesia católica celebra la Festividad de Nuestra Señora de Loreto, así que hoy es el mejor día para explicarte el Convento de Loreto, en Espartinas (Sevilla).
     El Convento de Loreto, se encuentra en el camino de Loreto, 103; en Espartinas (Sevilla).
   Cercano al pueblo se halla este antiguo y rico convento, cuya construcción corresponde a varias épocas y que ocupa una extensión considerable. Consta de una torre, un recinto de entrada o compás, una iglesia y parte de otra, más dos claustros, con galerías y espacios intermedios que unen los núcleos principales. El con­junto de las construcciones corresponde en su mayor parte al siglo XVIII, aunque se conservan núcleos anteriores.
     Según la tradición, existía ya un santuario en el siglo XIV, en donde, en la primera mitad del XVI y bajo la advocación de la Virgen de Loreto, se instalaron unos padres franciscanos que edificaron un convento. A comienzos del siglo XVII se hicieron importantes obras, de las que resta la capilla mayor de la antigua iglesia, hoy convertida en sacristía. En la primera mitad del siglo XVIII se rehizo la casi totalidad del convento. La exclaustración de 1835 no dañó considerable­mente al edificio, ni a su tesoro artístico, volviendo a ser ocupado por los franciscanos en 1881, y así ha seguido hasta la actualidad.
     Se entra al recinto por un pórtico fechado en 1727 que da paso al compás, en cuyo centro se halla un crucero revestido de azulejos de tipo montería en blanco y azul contemporáneos del edificio. Frente a la entrada de la calle está el acceso a la iglesia y convento, con pórtico fechado en 1719. La iglesia tiene planta de cruz latina de una sola nave, se cubre por bóveda de cañón con lunetos, y media naranja en el crucero. Fue construida entre 1716 y 1733 sobre proyecto de Diego Antonio Díaz.
     El retablo mayor fue costeado por fray Francisco de San Buenaventura y Tejada, fraile del convento y posteriormen­te arzobispo de Guadalajara (México). Fue realizado entre 1749 y 1750 por Manuel García de Santiago y se compone de tres calles y hornacinas con esculturas de santos de la orden. Entre ellos figuran Santa Clara, San Buenaventura y San Francisco. En la hornacina central está la Virgen de Loreto, pequeña escultura rehecha en 1732 y adornada con corona, ráfaga y peana de plata repujadas, de la misma época. Junto a la Virgen se hallan dos pequeñas estatuillas, que representan dos esclavas liberadas de los sarracenos por la intervención de la Virgen y relacionadas, según la tradición, con la fundación del convento. En el camarín y en el acceso al mismo hay numerosas pinturas, entre las que se encuentran la Sagrada Familia, San Miguel arcángel, San Francisco Javier y el retrato del arzobispo de Guadalajara, benefactor del convento. En el presbiterio están las sepulturas de otros protectores del convento y algunos cuadros de interés, tales como un gran lienzo del Crucificado, de medio cuerpo, de la primera mitad del siglo XVIII. De la misma época es otro lienzo que representa la aparición de San Francisco a los frailes.
     En el muro izquierdo hay varios retablos de tamaño mediano, con una sola calle y ornamentación de estípites, bellamente decorados y jaspeados, conteniendo las esculturas de San Antonio y de San José. Ambos pueden situarse a mediados del siglo XVIII y relacionarse con Manuel García de Santiago. De mayor tamaño y algo posterior es el retablo dedicado a San Francisco de Asís, con decoración de rocallas, gran movimiento de cornisas y columnas dóricas. En la parte superior se dispone un Crucifijo con cuatro clavos de la primera mitad del siglo XVII.
     En el muro derecho los retablos son semejantes a los anteriores y también vinculables a García de Santiago, destacando el que contiene la magnífica escultura de San Diego de Alcalá, obra de fines del siglo XVI. Otro de los retablos de este lado aloja en su hornacina central un grupo de la Piedad, de pequeño tamaño, de la segunda mitad del siglo XVIII, época a la que corresponde el retablo.
     La iglesia antigua se halla situada detrás de la actual y constituye la sacristía. Fue construida en el siglo XVII y sólo resta de ella la capilla mayor. Se trata de una nave con bóveda de cañón con lunetos, dividida en tres tramos. En los laterales se encuentran los enterramientos de los fundadores, cuyas inscripciones fechan la decoración del recinto en 1665. Al fondo se sitúa un gran retablo de mediados del siglo y relacionable con Manuel García de Santiago y una cajonería del mismo siglo. En el centro se halla la Virgen con el Niño, llamada de los Ángeles. Hay también varios lienzos del siglo XVIII representando a Santa Ana y la Virgen, San Juan Bautista, la Inmaculada y una Virgen de Guadalupe firmada por Cornero. Del siglo anterior es la Virgen del Rosario.
    El convento presenta dos claustros, siendo el más antiguo el llamado del Aljibe, por el pozo que contiene. Es de traza mudéjar con dos pisos, cuyas galerías se forman por arcos de medio punto peraltados y con alfiz, que se apoyan en pilares octogonales. En los ángulos hay yeserías barrocas de tipo geométrico. El patio parece que fue construido a principios del siglo XVI, pero se reformó durante el XVIII, probablemente en la misma fecha en que se puso el brocal del pozo fechado en 1757. El segundo claustro es del siglo XVIII, época de la gran reconstrucción del convento. Alrededor de los claustros se hallan estancias y galerías, que contienen numerosas obras de arte, especialmente pinturas. La estancia más interesante del convento, tanto por su significación religiosa como por su contenido artístico, es la Capilla de San Francisco Solano, situada en la galería alta del claustro mudéjar. Es una pequeña estancia, que fue celda del citado santo y que hoy día contiene importantes piezas, como un bello Crucifijo de marfil hispanofilipino, de gran tamaño y de la primera mitad del siglo XVII. Hay también esculturas de Santa  Clara, San Bernardino, San Juan Capristano y San Francisco, todos del siglo XVIII. El lienzo de San Pedro es de comienzos del XVIII y el de San Francisco Solano del XIX. Entre las piezas de platería que se conservan destacan un ostensorio manierista de plata dorada, fechado  en  1626, y un portapaz de bronce dorado con representación de la Inmaculada. De mediados del siglo XVII es el relicario de San Francisco Solano, de metal dorado y en forma de ostensorio. Un con­junto muy importante lo forman el regalo del mencionado fray Francisco de San Buenaventura, compuesto por dos atriles, tres sacras, una cruz de altar y un cáliz, todos de plata, decorados con motivos vegetales y algunos con el escudo del obispo. Son obras mexicanas de mediados del siglo XVIII, teniendo tanto los atriles como las sacras el punzón de Guadalajara (México). Hay además algunas piezas cordobesas y sevillanas de los siglos XVIII y XIX.
     En la iglesia hay un importante conjunto de plata barroca de la primera mitad del siglo XVIII, regalo también del arzobispo de Guadalajara, pero realizado en Sevilla por el platero Villaviciosa; se trata de la corona, ráfaga, peana, tronco y lámpara que adornan a la Virgen de Loreto, obras bellamente repujadas de vegetación carnosa. El punzón aparece en la peana y en la corona, pero por la identidad de estilo pueden asimilarse todas las piezas al mismo platero. Hay que men­cionar también unas andas de plata para la Virgen cuya parte superior pertenece a la primera mitad del siglo XVII, recordando al estilo de Alfaro, y la parte inferior es de metal dorado, hecho en el siglo XX.
     Junto al convento se halla una torre militar, construcción cristiana como la de Albaida, de planta cuadrada y de unos quince metros de altura, hecha en mampostería y ladrillo, y que presenta refuerzos de sillares en las esquinas. Posee cuatro plantas a las que se accede por escaleras, cubriéndose por bóvedas de crucería y rebajadas, estando la puerta exterior de acceso muy elevada sobre el nivel del suelo (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     Se trata de un Monasterio-Hacienda con almazara, señorío, torre fortificada y capilla. Cuenta con dependencias para la molienda de la aceituna y producción de aceite y con el lagar para la producción de vino. Además de granero, cuadras y caballerizas.
    Conforman el convento un recinto de entrada o compás, la torre, la iglesia, la sacristía, dos claustros con galerías, patios, estancias y espacios intermedios que unen los núcleos principales, cuyas características tipológicas se corresponden con un edificio conventual con la siguiente distribución: En el frente septentrional se ubican el compás, iglesia y sacristía y a la derecha de estas edificaciones la zona de residencia conventual.
     El acceso a su interior se realiza en su costado oeste a través de una portada, de traza barroca, que comunica con el compás.
     El compás es un recinto de planta cuadrangular delimitado, por el frente este con la fachada de los pies del templo y fachada principal del recinto conventual. Por sus frentes sur, oeste y norte, por un muro, aproximadamente de tres metros de altura, terminado en ángulo, cuyo paramento se encuentra enfoscado y pintado de blanco. En el centro de este recinto se levanta un crucero, a modo de pilar, revestido de cerámica vidriada mostrando representaciones de montería.
     El acceso a la iglesia por la portada de los pies se efectúa a través de un pórtico de planta rectangular, cubierto con bóveda de cañón y lunetos, reforzado con arcos perpiaños. Este pórtico comunica por su costado derecho, a través de un vano de medio punto, con el pórtico que da acceso al recinto conventual. En el muro frontal a la portada, se abre el acceso al interior del templo, a través de un vano adintelado recercado con molduras también pintadas en color ocre.
     La iglesia ocupa el costado septentrional del conjunto construido. Tiene planta de cruz latina, de una sola nave de cuatro tramos, cubierta con bóveda de cañón y lunetos, reforzada con arcos fajones o perpiaños. El crucero se cubre con cúpula de media naranja sobre pechinas.
     El alzado de los dos tramos primeros que conforman la nave está dividido por la tribuna del coro. Esta se ubica a los pies del templo y descansa sobre tres bóvedas de cañón rebajadas y lunetos y reforzadas con arcos perpiaños, una que se corresponde con la zona superior del pórtico de acceso al templo, y dos ubicadas en el primer y segundo tramo de su interior. En el muro perimetral que cierra la nave de la iglesia, por su costado derecho, se encuentra en el primer tramo una repisa a modo de hornacina, realizada en madera, cuyo interior alberga la imagen del Niño Jesús de Praga, obra de escaso valor. Siguiendo hacia la cabecera, en el segundo tramo se ubica un lienzo cuyo tema iconográfico muestra la muerte de San Francisco. En el tercer tramo se halla el retablo de la Virgen de la Piedad, que aloja, en la hornacina central, la imagen titular.
     En el cuarto tramo, se abre la portada que comunica con el claustro del aljibe. Su composición es similar al resto de los retablos existentes en la nave. Se estructura mediante un vano central, adintelado, cubierto con puerta de madera de doble hija, acasetonada y flanqueada de una profusa decoración a base de relieves compuestos de espirales y formas mixtilíneas.
     En el muro que cierra la nave por su costado izquierdo, se abre, en el segundo tramo, el acceso al coro. Es un recinto rectangular donde se levanta la escalera, dispuesta en ocho tramos. Es obra reciente. El crucero se estructura mediante cuatro pilares cuadrangulares, en cuyos frentes se adosan pilastras cajeadas y entablamento superior de cornisa volada en la que apean cuatro arcos torales y la cúpula de media naranja sobre pechinas. La citada cúpula se encuentra dividida radialmente, en ocho segmentos iguales que parten desde un círculo central.
     En los muros perimetrales que cierran los brazos del crucero se ubican los retablos de San Diego de Alcalá y de San Francisco de Asís.
     El presbiterio se levanta a nivel más alto que la nave, se accede a través de una amplia escalinata de cuatro peldaños realizados en mármol blanco. Tiene planta rectangular cubierta con bóveda de cañón y lunetos. En el testero plano está situado el retablo mayor.
     El recinto conventual se sitúa en el costado suroriental del conjunto. El acceso a su interior se realiza por su fachada principal, ubicada en el costado derecho del frente este que delimita al compás a través de un pórtico de planta rectangular y cubierta plana.
     Este pórtico comunica con el pórtico de acceso a la iglesia por su costado izquierdo. Un vano adintelado cubierto con puertas de madera y postigo central, abierto en el muro frontal del acceso al pórtico que lo precede, da paso al interior del Convento a través de una estancia de planta rectangular, cubierta con techo plano reforzado con dos vigas de madera que apoyan, en los extremos, en ménsulas. En el muro frontal a la puerta de entrada, se abren dos vanos de medio punto que conectan con otro recinto que da paso al claustro del Aljibe. La tipología de este claustro es de indudable carácter mudéjar, tiene planta cuadrangular y alzado de dos pisos, cuyas galerías porticadas, de la planta baja, presentan en sus cuatro frentes arcos de medio punto peraltados inscritos en alfiz, que apoyan en pilares de sección octogonal. Las galerías de la planta baja que delimitan al claustro están cubiertas con bóvedas de aristas separadas por arcos perpiaños que descansan en trozos de entablamento adosados al muro. En sus cuatro ángulos, las cubiertas de aristas presentan ornamentación de relieves de formas geométricas, circulares y cuadrados, realizados en yeserías.
     La galería, situada en el flanco este del claustro, conecta por su costado derecho con una estancia de planta rectangular. En ella se abren, a demás, los accesos al segundo claustro, a la escalera principal, que comunica con el piso superior y con la Capilla de Santa Ana.
     La capilla de Santa Ana, posiblemente es la zona más antigua del Convento, a ella se accede a través de una portada, compuesta de un vano central de medio punto flanqueado por dos cuerpos verticales, que, a modo de pilastras, se coronan con capiteles jónicos. La zona superior muestra un friso de balaustres decorados con dos figuras zoomorfas aladas. El conjunto está realizado en madera tallada y muestra profusa decoración a base de balaustres, ménsulas y espirales.
     El interior de la citada capilla es de planta rectangular cubierta de bóveda de cañón con lunetos. En sus muros laterales se abren vanos apuntados y doblados, actualmente cegados. En su costado derecho se ubica, en el interior del muro, un retablo dispuesto a media altura, realizado en yesería, compuesto de una hornacina central flanqueada con pilastras y frontón partido en la zona superior.
     El conjunto se encuentra decorado con relieves a base de ménsulas, espirales, cestos de frutos y flores. En la hornacina, actualmente se encuentra la imagen de un nazareno, de pequeño formato y escaso valor.
     El patio interior del claustro está pavimentado, al igual que las galerías, con ladrillos rectangulares, de barro y dispuestos a la espiga.
     En el centro de este recinto se ubica un brocal de un pozo. En el subsuelo se encuentra construido un aljibe, de ahí su denominación.
     El segundo claustro ocupa la zona más oriental del recinto construido. Su acceso se realiza a través de un pasillo, cubierto con bóveda de arista, que comunica los dos claustros. Tiene planta poligonal y galerías en tres de sus frentes, cubiertas con bovedillas.
     Su alzado es de dos pisos, compuesto, en planta baja, de vanos de medio punto, cinco en sus costados norte y este y cuatro en sus frente sur, flanqueados por pilastras, en su frente norte e inscritos en alfiz en sus costados este y sur. En la zona superior de esta arquería se establece una cornisa volada sobre la que apoya el alzado del piso superior.
     El segundo cuerpo se compone de vanos escarzanos inscritos en alfiz y cubiertos con puertas de madera y cristal, dispuestos en eje de simetría con los vanos del piso inferior de los costados norte y este, y asimétricos en su frente sur. El frente que delimita al claustro por su costado oeste presenta también un alzado de dos pisos. Este costado no posee galería y, en su muro, se abren vanos o ventanas rectangulares cubiertas con puerta de madera y cristal, de doble hoja, y cerrados en la planta baja, con reja de balaustres de hierro fundido. Termina en su zona superior con cornisa y antepecho.
     En las tres galerías que circundan al patio, se abren estancias de plantas rectangulares. La galería ubicada en su costado norte comunica con la sacristía a través de un recinto-distribuidor de planta cuadrada desde donde parte también la escalera principal de acceso al piso superior de los dos claustros. Desde esta galería se accede, asimismo, al refectorio y cocina. La biblioteca ocupa el frente oriental del mismo claustro. Se compone de una amplia estancia de planta rectangular muy alargada, cubierta de techo plano y dividida por una arquería, dispuesta de norte a sur, formada con vanos de medio punto que apean sobre siete columnas, de mármol blanco, y capiteles compuestos de diferentes formas, y cimacio superior.
     El paramento de los muros que conforman el claustro, así como sus galerías y estancias, se encuentran enfoscados y pintados de blanco, el pavimento está realizado con losas de cerámica de realización reciente.
     Volvemos al claustro del Aljibe y entramos, por su galería sur, a un recinto de planta rectangular cubierto de bovedilla que comunica con el patio grande. Este patio es de planta rectangular, de grandes dimensiones, porticado en su frente Oriental cuyo alzado de dos pisos presenta: En la planta baja, vanos de medio punto inscritos en alfiz sobre los que se levanta el segundo cuerpo, en cuyo muro se abren vanos o ventanas rectangulares, dispuestas en eje con la arquería del piso inferior, cubiertas con puerta de madera y cristal.
     La galería anteriormente descrita comunica también con el claustro segundo y con una estancia de planta rectangular que actualmente se utiliza como sala de reuniones.
     El patio está flanqueado en su costado Norte por edificaciones de dos plantas, que se corresponden con las estancias interiores de acceso desde el claustro del Aljibe y entrada al Convento y por otro patio menor, que tiene acceso también desde el exterior a través de una amplia puerta de hierro. Por su frente oeste, con la torre defensiva y por un muro o tapia, aproximadamente de tres metros de altura que lo delimita de la Hacienda de Loreto. Por su frente Sur, por otras edificaciones perteneciente, la primera, a la Hacienda y la segunda al Convento, cuyo alzado de ambas es de dos plantas.
     A la segunda planta se accede a través de la escalera principal. Esta escalera está formada mediante cinco tramos, dos primeros afrontados, que parten: Uno desde el costado Oriental de la galería del claustro del Aljibe y el segundo desde un recinto-distribuidor, que da acceso también a la Sacristía y que se abre a la galería Norte del claustro segundo.
     Los dos tramos citados terminan en un descansillo o meseta rectangular, desde donde parte el tercer tramo ubicado en el centro de la caja de escalera, el cual termina en otro descansillo, de cuyos laterales parten los dos tramos de escalera que desembarcan, el de la derecha en la segunda planta del claustro del Aljibe y el de la izquierda, en la segunda planta del claustro segundo.
     La escalera está realizada con peldaños compuestos de mamperlanes y ladrillo visto y la contrahuella de azulejos vidriados decorados con motivos de putti, candellieri y motivos florales. En ambos lados se cubre con antepecho de balaustres realizados en madera.
     La caja de escalera es de planta rectangular, está cubierta con bóveda vaída, rebajada, decorada con pintura al fresco. 
   El acceso desde la escalera hacia el Claustro del Aljibe se efectúa a través de un vano escarzano, abierto en la galería superior de su costado Este.
     Las cuatro galerías que circundan el patio central, presentan: Un alzado con arquería, anteriormente descrito, cubierta plana y el paramento de sus muros enfoscado y pintado de blanco. Asimismo, en sus muros se abren vanos adintelados cubiertos con puertas de madera, que dan acceso a las diferentes estancias del convento.
     La Hacienda se encuentra adosada al monasterio por su costado suroccidental. Su tipología es característica, dentro de la arquitectura rural, en la que se combinan: Un núcleo central destinado a vivienda, compuesto de zaguán, dos patios, dispuestos en eje y situados de este a oeste, elementos distribuidores de las diferentes estancias que los conforman. Este núcleo central está delimitado por su costado septentrional por tres crujías dedicadas a bodegas y por su frente meridional por un amplio corral necesario para las labores del campo. El acceso a su interior se realiza desde su fachada principal, a través de un vano de medio punto cubierto con puerta de madera con clavazón, de doble hoja y postiguillo en la hoja derecha. Este acceso comunica con el zaguán, que da acceso, a la izquierda, a las bodegas, ya al frente al primer patio. Este patio es de planta rectangular, las crujías que lo delimitan por sus costados Norte y Sur presentan un alzado de una sola planta. En ellos se abren vanos de medio punto cubiertos con puertas adinteladas de madera y los medios puntos con cristales de colores dispuestos en forma radial. Estos vanos alternan con otros de herradura inscritos en alfiz, también cubiertos con puertas de madera, cristal y reja de hierro. Terminan estos dos frentes con antepecho coronado con merlones escalonados de color almagra, que delimitan una azotea superior.
     La crujía del frente oriental del patio presenta un alzado de tres pisos. En ambos se abren vanos o ventanas adintelados cubiertos con reja, alternando en el segundo piso con balcones cubiertos de antepecho de hierro. La planta baja se estructura mediante un amplio vano, de medio punto, con rosca realizada en ladrillo visto dispuestos radialmente, que descansa en columnas dóricas sobre basamento de mármol. Este vano da acceso a un recinto distribuidor, que comunica, al frente, con el segundo patio y, a ambos lados, con otras estancias de la vivienda.
     El segundo patio es de planta rectangular, está delimitado por sus frentes oeste y norte por crujías compuestas de un alzado de tres y dos plantas, cerrando los costados sur y este una tapia aproximadamente de tres metros de altura. La planta baja del costado septentrional presenta una galería cubierta con vigas de madera y ladrillo. En su muro perimetral izquierdo, se abren vanos de medio punto cubiertos con puertas de madera que comunican con otras estancias o habitaciones de la vivienda. El frente de esta galería está realizado en ladrillo visto, se compone de seis vanos de medio punto, doblados, que apean sobre columnas de capiteles compuestos, en cuyas claves se establecen ménsulas que apoyan en una cornisa volada que corre horizontalmente el paramento.
     Sobre esta cornisa se levanta un segundo cuerpo, en su muro se abren vanos adintelados, dispuestos en eje con la arquería inferior, cubiertos con antepecho de hierro y flanqueados mediante molduras, que, a modo de pilastras, conectan con la cornisa superior.
     Termina esta fachada con antepecho reforzado con pilares escalonados de sección rectangular. El paramento de este segundo cuerpo se encuentra enfoscado y pintado de color ocre.
     La crujía que cierra el patio por su costado occidental es la zona habitada por los dueños de la Hacienda, en su muro se abren, en los dos pisos superiores, vanos adintelados cubiertos, en el primero con antepecho de hierro y en el segundo cerrados con reja.
     Las bodegas se ubican en el costado noroccidental de la Hacienda. Se compone de tres naves dispuestas en ángulo recto y cerradas con cancelas de hierro de medio punto. Sus plantas son rectangulares y están cubiertas con cerchas y tirantes de madera de tipología inglesa. En sus muros perimetrales se abren vanos adintelados cubiertos. Las dos bodegas ubicadas en su costado noroccidental comunican con un patio o corral donde se encuentra la Torre Mocha.
     En la intersección de las dos bodegas situadas conforme se entra desde el zaguán, se levanta la torre mirador, su planta rectangular presenta un alzado compuesto de vanos de medio punto, dos en los lados mayores, que apoyan en el centro sobre una columna de mármol, y uno en los costados menores, todos descansan en sus laterales sobre pilastras adosadas al muro. Estos vanos están flanqueados por dobles pilastras dobladas y entablamento superior ornamentado con línea de ménsulas.
     El conjunto presenta el paramento enfoscado y pintado de color ocre, que alterna con color almagra, en las molduras de los vanos, imposta y cornisa superior. Se cubre a cuatro aguas con teja curva árabe.
     El repartimiento de Sevilla, después de la Reconquista por Fernando III el Santo, nos indica la existencia de numerosos cortijos fortificados, de origen musulmán, en las alquerías y aldeas del alfoz sevillano, construcciones que fueron aprovechadas por los conquistadores, quienes en muchos casos se limitaron a añadirles torres de defensa. Este ejemplo lo tenemos, entre otros, con la Torre Mocha de Loreto. La torre está enclavada dentro del Monasterio franciscano de Loreto, en la zona colindante con la Hacienda del mismo nombre. Se asienta sobre el solar de la romana Laurentum donado en el repartimiento de Sevilla a Micer Enrique y se edificó para defender su aldea, heredera de la alquería musulmana de Lorit.
     La tradición cuenta que, en 1384, apareció la Virgen siendo venerada con la advocación de Santa María de Valverde, en una ermita inmediata al heredamiento de Loreto.
     Hacia 1520, Don Enrique de Guzmán y su esposa Doña María Ortíz Manuel, donaron terrenos de dicha Hacienda a los religiosos franciscanos para la fundación de un convento. Con tal fin, el arzobispo de Sevilla cedió la citada ermita. 
   Más tarde, la fundadora al ingresar en el convento de Santa María de Jesús de Sevilla, vendió su Hacienda al Conde de Castellar y cedió a su hermano D. Pedro Ortíz Manuel, el Patronato.
     No sabemos la fecha exacta en la que se vendió la Hacienda a los Condes de Castellar, no obstante consideramos que varias generaciones de esta familia fueron sucediéndose, al menos, hasta 1838, como dueños de la Hacienda de Loreto y ligados como protectores del Convento.
     El claustro del aljibe fue construido en el siglo XVI y posteriormente reformado en el siglo XVIII. Fruto de esta reforma son también las yeserías que decoran las bóvedas de aristas, dispuestas en los ángulos de las cuatro galerías que circundan el patio.
     La sacristía fue construida en el siglo XVII. En 1716 se decidió la construcción de la nueva iglesia derribando la nave y manteniendo en pie tan solo la capilla mayor. La iglesia quedó cubierta en 1724. La construcción finalizaba en 1732, inaugurándose el templo en 1733.
     El segundo claustro es obra de fines del siglo XVIII, época de gran reconstrucción del convento, donde se aprecia en su fábrica un barroco atemperado que se manifiesta por una decantación de elementos decorativos.
     Referente a la Hacienda, tenemos constancia de su existencia a partir de 1384, unida a la aparición de la Virgen de Valverde en la ermita inmediata a dicho heredamiento. De esta primitiva construcción apenas quedan vestigios.
     No obstante, para el resto de la construcción del edificio, carecemos de documentación escrita (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El santuario de Ntra. Sra. de Loreto es uno de los sitios destacados de Turismo Religioso de Andalucía.
     Declarado Bien de Interés Cultural, se trata de un monasterio hacienda con almazara, señorío, torre fortificada y capilla. Cuenta con dependencias para la molienda de la aceituna y producción de aceite y con el lagar para la producción de vino. Además de granero, cuadras y caballerizas.
     Conforman el convento un recinto de entrada o compás, la torre, la iglesia, la sacristía y dos claustros con galerías, patios, estancias y espacios intermedios que unen los núcleos principales. Las características de estos se corresponden con un edificio conventual con la siguiente distribución: en el frente septentrional se ubican el compás, iglesia y sacristía y a la derecha de estas edificaciones la zona de residencia conventual.
     El acceso a su interior se realiza en su costado oeste a través de una portada, de traza barroca, que comunica con el compás. El compás es un recinto de planta cuadrangular delimitado por el frente este con la fachada de los pies del templo y fachada principal del recinto conventual.
     La iglesia ocupa el costado septentrional del conjunto construido. Tiene planta de cruz latina, de una sola nave de cuatro tramos, cubierta con bóveda de cañón y lunetos, reforzada con arcos fajones o perpiaños. El crucero se cubre con cúpula de media naranja sobre pechinas.
     El recinto conventual se sitúa en el costado suroriental del conjunto. El acceso a su interior se realiza por su fachada principal, ubicada en el costado derecho del frente este que delimita al compás a través de un pórtico de planta rectangular y cubierta plana. Este pórtico comunica con el pórtico de acceso a la iglesia por su costado izquierdo.
Horario
     Consultar horarios y vistas para ver las distintas estancias visitables: iglesia, camarín de la Virgen, sacristía, claustros y las dos salas de exposición permanente.
     Martes cerrado. 
Conozcamos mejor la Festividad de Nuestra Señora de Loreto;
     La Iglesia celebra cada 10 de diciembre la fiesta de la Virgen de Loreto, en honor a la Virgen bajo la advocación que recuerda el misterio de la Encarnación.
     La advocación a Nuestra Señora de Loreto, patrona de la aviación, tiene su origen en una tradición cristiana del siglo XIII según la cual, en el año 1291, cuando los cruzados se vieron obligados a abandonar Tierra Santa, la casa de la Virgen fue transportada milagrosamente por ángeles volando desde Nazaret a Croacia y desde allí, en la noche del 10 de diciembre de 1294, a un bosque de laureles, del latín lauretum, de donde derivó posteriormente el nombre Loreto en Italia.
     El Papa Benedicto XV declaró a Nuestra Señora de Loreto patrona de todos los aeronautas en el año 1920, y ese mismo año el Rey Alfonso XIII creó y puso en marcha el Servicio de Aeronáutica Militar.
     El Santuario de Loreto se encuentra en la localidad italiana del mismo nombre. Desde la Edad Media, se venera en ese Santuario la Santa Casa de Loreto, una construcción que la piedad popular ha identificado con la misma casa de Nazaret en la que vivió Jesús junto a sus padres José y María. En ella se habría producido la Anunciación y la concepción divina de Jesucristo.
     Según el Decreto sobre la celebración de la bienaventurada Virgen María de Loreto para inscribir en el Calendario Romano General, del 31 de octubre de 2019, “este santuario recuerda el misterio de la Encarnación y estimula a todos aquellos que lo visitan a considerar la plenitud del tiempo, cuando Dios mandó a su Hijo, nacido de mujer, y a meditar tanto en la palabra del Ángel que anuncia el Evangelio, como en las palabras de la Virgen, que responde a la llamada divina”.
     “Bajo la sombra del Espíritu Santo, la humilde sierva del Señor se transforma en casa de la divinidad, imagen purísima de la santa Iglesia”.
     En el Decreto se señala que el santuario está “estrechamente vinculado a la Sede Apostólica, alabado por los Sumos Pontífices y conocido universalmente, ha sabido ilustrar de modo excelente, en el curso del tiempo, no menos que Nazaret en Tierra Santa, las virtudes evangélicas de la Sagrada Familia”.
     También se recuerda que “en la Santa Casa, delante de la imagen de la Madre del redentor y de la Iglesia, santos y beatos han respondido a la propia vocación, los enfermos han invocado consuelo en el sufrimiento, el pueblo de Dios ha iniciado a alabar y suplicar a Santa María con las Letanías lauretanas, conocidas en todo el mundo”.
     En particular, “cuantos viajan en avión han encontrado en ella la celestial patrona”.
     La celebración de la Virgen de Loreto “ayudará a todos, especialmente a las familias, los jóvenes, los religiosos, a imitar las virtudes de la perfecta discípula del Evangelio, la Virgen Madre que, concibiendo a la Cabeza de la Iglesia, nos acoge también a nosotros consigo” (Aciprensa). 
     La Santa Casa de Loreto es la misma casa de Nazaret que visitó el Arcángel Gabriel en la Anunciación a la Santísima Virgen María. Es allí donde el Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros. Allí también vivió la Sagrada Familia a su regreso de Egipto y donde Jesús pasó 30 de sus 33 años junto a La Virgen y San José.
     Pronto La Santa Casa se convirtió en lugar de reunión para la celebración de la Santa Misa de los primeros Cristianos. Podemos imaginarnos con qué amor y veneración cuidaban este Santo Lugar.
     Actualmente la Santa Casa está situada dentro de la Basílica que para ella se construyó en Loreto, Italia. Dentro de la casa de Loreto se venera la pequeña estatua de La Virgen de Loreto. La Santa Casa en Nazaret tenía dos partes: una parte era una pequeña gruta y la segunda parte una pequeña estructura de ladrillos que se extendía desde la entrada de la gruta. La estructura de ladrillos no tenía sino tres paredes, ya que un lado pegaba con la pared de la gruta.
     ¿Cómo llegó la casa de Nazaret a Loreto, Italia? Hay varias tradiciones. Una de ellas habla de ángeles que transportaron la casa por los aires. Pero hay documentos que parecen indicar que el responsable del traslado es un comerciante llamado Nicéforo Angelo del siglo XIII. Quizás su apellido inspiró la idea del traslado por medio de ángeles. En todo caso, tan extraordinaria empresa, sin duda, tuvo la protección y guía del cielo. Ya lo había dicho el ángel a la Virgen en esa misma casa: "Para Dios nada es imposible".
Tratan de destruir la Santa Casa
     La casa de Loreto es sagrada en virtud de quienes en ella habitaron. Muchos consideran la Santa Casa de Loreto como uno de los lugares más sagrados del mundo y Dios no quiso que esta casa fuese profanada o destruida, sino preservada para siempre. El demonio, los hombres, y el mundo usualmente van contra todo lo que Dios quiere y con esta bendita casa no fue diferente. En 1291, los Sarracenos conquistaban la Tierra Santa. Quisieron acabar con toda la historia del cristianismo y la mejor forma para ellos era destruyendo todos los lugares sagrados. Pensaban que eliminando todos los signos visibles del cristianismo, apagarían el amor y la devoción.
     Fueron en busca de cada lugar venerado por su asociación con la vida de Cristo. Cuando llegaron a las proximidades de Nazaret, La Santa Casa no tenía defensa humana. Esta era bien conocida, porque los cristianos desde el tiempo de los Apóstoles la tenían con gran reverencia y celebraban allí la Santa Misa. Los enemigos se decían: "Nunca más los cristianos celebrarán aquí la Anunciación"
     La Basílica construida sobre la Santa Casa ya había sido destruida dos veces antes. La primera vez fue en 1090 A.D. Sin embargo, la casa quedaba intacta. Los cruzados reconstruyeron la Basílica, pero en 1263 fue destruida de nuevo. Una vez más la Santa Casa fue protegida. Esta vez los cruzados no pudieron reconstruir la Basílica y la Santa Casa se quedó sin protección.
La tradición del traslado Angelical
     Según esta tradición, en 1291, cuando los cruzados perdían control sobre la Tierra Santa, Nuestro Señor decidió enviar a los ángeles a proteger su Santa Casa y les dio el mandato de que movieran la casa a un lugar seguro. Llévense la Santa Casa a un lugar seguro, lejos del odio de mis enemigos de esta tierra donde nací. Elévenla sobre los aires, donde no la puedan alcanzar. Que no la vean.
     El 12 de mayo de 1291 los ángeles trasladaron la casa hasta un pequeño poblado llamado Tersatto, en Croacia. Muy temprano en la mañana la descubrieron los vecinos y se asombraron al ver esta Casa sin cimiento y no se explicaban cómo llegó ahí. Se adentraron y vieron un altar de piedra. En el altar había una estatua de cedro de la Virgen María, que tenía al niño Jesús en sus brazos. El niño Jesús tenía sus dos dedos de la mano derecha extendido como bendiciendo. Con su mano izquierda sostenía una esfera de oro representando al mundo. Ambos estaban vestidos como con unas batas y tenían coronas de oro.
     Unos días más tarde, la Virgen María se le apareció a un sacerdote de ese lugar y le explicó de dónde venía la casa. Ella dijo: "Debes saber que la casa que recientemente fue traída a tu tierra es la misma casa en la cual yo nací y crecí. Aquí, en la Anunciación del Arcángel Gabriel, yo concebí al Creador de todas las cosas. Aquí, el Verbo se hizo carne. El altar que fue trasladado con la casa fue consagrado por Pedro, el Príncipe de los Apóstoles. Esta casa ha venido de Nazaret a tu tierra por el poder de Dios, para el cual nada es imposible.
     Ahora, para que tú puedas dar testimonio de todo esto, sé sanado. Tu curación inesperada y repentina confirmará la verdad que yo te he declarado hoy." El sacerdote, que había estado enfermo por mucho tiempo, se sanó inmediatamente y anunció al pueblo el milagro que había ocurrido. Comenzaron las peregrinaciones a la Santa Casa. Los residentes de este pequeño pueblo construyeron sobre la Santa Casa un edificio sencillo para protegerla de los elementos de la naturaleza. Pero la alegría de los croatas duró poco tiempo. Después de tres años y cinco meses de estar la casa en este poblado, en la noche del 10 de diciembre, de 1294, la casa desapareció de Tersatto para nunca más volver.
     Un residente devoto de Tersatto construyó una pequeña iglesia en el lugar donde estuvo la casa, una réplica de esta. Y puso la siguiente inscripción: ¨La Santa Casa de la Virgen María vino de Nazaret el 10 de diciembre de 1291 y estuvo hasta el 10 de diciembre de 1294.¨La gente de Croacia continuó venerando a Nuestra Señora en la réplica de la Santa Casa. Fue tanta su devoción, que el Papa Urbano V envió a la gente de Tersatto una imagen de Nuestra Señora en 1367. Esta imagen se cree fue esculpida por San Lucas.
La Santa Casa es llevada a Italia
     El 10 de diciembre de 1294, unos pastores de la región de Loreto en Italia reportaron que habían visto una casa volando sobre el mar, sostenida por ángeles. Había un ángel vestido con una capa roja (San Miguel) que dirigía a los otros y la Virgen María con el Niño Jesús estaban sentados sobre la casa. Los ángeles bajaron la casa en un lugar llamado Banderuola.
     Muchos llegaban a visitar esta santa casa, pero también habían algunos que llegaban para asaltar a los peregrinos. Por esta razón las personas dejaron de llegar y la casa nuevamente fue trasladada por los ángeles a un cerro en medio de una finca. La Santa Casa no se quedaría aquí por mucho tiempo. La finca era de dos hermanos que comenzaron a discutir sobre quién era el dueño de la casa. Por tercera vez la casa es trasladada a otro cerro y la colocaron en el medio del camino. Ese es el lugar que ha ocupado ya por 700 años.
     Los habitantes de Recanati y Loreto verdaderamente no sabían la historia de la Santa Casa, solo sabían de los milagros que se acontecían ahí. Dos años más tarde, la Virgen María se le apareció a un ermitaño llamado Pablo y le contó el origen y la historia de la Santa Casa: “Se mantuvo en la ciudad de Nazaret hasta que por el permiso de Dios, aquellos que honraban esta casa fueron expulsados por los enemigos. Ya que no se le honraba y estaba en peligro de ser profanada, mi Hijo quiso trasladarla de Nazaret a Yugoslavia y de ahí hasta tu tierra”. Pablo entonces se lo contó a las personas del pueblo y comenzaron a hacer gestiones para verificar la autenticidad de la casa. Fueron primero a Tersatto y luego a Nazaret.
Investigaciones de los expertos
     Los expertos asignados a este proyecto fueron a Tersatto. Ahí les verificaron que las paredes eran de color rojizo y cerca de 16¨ de ancho. Descubrieron también que la replica medía exactamente igual que la de Loreto, 31 ¼ pies de largo por 13 pies y 4 pulgadas de ancho por 28 pies de alto. Tenía una sola puerta de 7 pies de alto y 4 1/2 de ancho. Tenía también una ventana. Todas las descripciones, incluso las de los elementos interiores y las estatuas, coincidían.
     En Nazaret: descubrieron que de verdad era la casa de la Virgen. Las medidas de la fundación eran exactas a las de Loreto y la maqueta construida en Tersatto. Después de 6 meses regresaron a Loreto y declararon la autenticidad de la Santa Casa. Años más tarde, encontraron monedas debajo de la casa, no solo del área de Nazaret, sino que del período en que la casa estuvo en Nazaret. Las piedras y la tierra utilizada para el relleno de la casa era idéntica a las que se usaban en Nazaret en ese tiempo y civilización. La casa no tiene cimientos, ya que estos se quedaron en Nazaret.
Anécdotas de la Santa Casa de Loreto
     Llegó un tiempo en que muchos peregrinos iban a este santuario y el Papa Clemente VII mandó que se cerrara la puerta original y se construyeran tres puertas, ya que solo había un puerta y las personas se peleaban para entrar y salir. Solo había un problema y era que nadie le había pedido permiso a la Virgen María para las alteraciones. Cuando el arquitecto cogió su martillo para comenzar, su mano se marchitó y comenzó a temblar. Enseguida se fue de Loreto y nadie más quiso hacer el trabajo. Tiempo después un clérigo llamado Ventura Barino aceptó hacer el trabajo, pero primero se arrodilló y rezó a la Virgen. Este le dijo que no era su culpa, sino la orden del Papa, que si ella estaba enojada que lo tomara contra el Papa y no contra él¨. El clérigo pudo completar el trabajo. Las personas de Loreto también decidieron proteger la Santa Casa poniéndole una pared de ladrillo, pero después que terminaron con la pared, la pared se separó de la casa. Por eso hay un espacio entre la Santa Casa y la pared que fue construida.
Devolverle a la Virgen lo que es de Ella
     Una historia relata que el Obispo de Portugal visitó la Santa Casa y quiso llevarse una piedra para construir una Iglesia en honor a la Virgen de Loreto. El Papa le dio permiso y el Obispo mandó a su secretario a sacar la piedra y llevársela. El Obispo se enfermó de repente y cuando llegó su secretario casi estaba muerto. El Obispo les pidió a algunas hermanas religiosas que rezaran por él y algunos días después recibió este mensaje: "Nuestra Señora dice, si el Obispo desea recuperarse, debe devolver a la Virgen lo que él se ha llevado". El secretario y el Obispo se asombraron de esto, pues nadie sabía lo de la piedra de la Santa Casa. El secretario se fue inmediatamente de regreso a Loreto con la piedra y cuando llegó, el Obispo estaba completamente sanado. Por esta razón, durante los siglos, los Papas han prohibido, bajo amenaza de excomunión, la extracción de cualquier parte de la Santa Casa.
Un Lugar Sagrado
     La Santa Casa es considerada entre los lugares más sagrados del mundo. Antes de que la Santa Casa fuese trasladada, San Francisco de Asís había profetizado que un día Loreto se iba a llamar el lugar más sagrado del mundo y que por ello debían abrir una casa allí.
     Muchos santos, beatos y Papas han visitado esta casa. Entre ellos: San Francisco de Sales: hizo sus votos de celibato en la Santa Casa; Santa Teresa de Lisieux: antes de ir a pedir permiso al Papa para entrar al Carmelo a la edad de 15 años, visitó la Santa Casa; San Maximiliano Kolbe: en su regreso a la ciudad de la Inmaculada, poco antes de ser llevado al campo de concentración; y muchísimos otros santos.
     El Papa Juan XXIII fue el día antes de convocar el Concilio Vaticano II y pidió a la Virgen de Loreto la protección del Concilio. Juan Pablo II ha visitado muchas veces la Casa de Loreto y ha tenido allí convenciones de jóvenes y familias.
     Muchos peregrinos van cada año a visitar a la Santa Casa. A visitar el lugar donde la Sagrada Familia vivió y a recibir las gracias que Dios les quiere dar. Es una tradición rezar de rodillas el Santo Rosario alrededor de la Casa. Es un rosario penitencial pidiendo la intercesión poderosa de la Stma. Virgen. Procesiones con velas del Santísimo Sacramento forman parte de las celebraciones en la Basílica de la Santa Casa de Loreto.
     La imagen de Nuestra Sra. de Loreto, se encuentra en el interior de la Casa, tiene una la túnica tradicional decorativa. El color oscuro de la imagen representa a la estatua original de madera, que con los siglos se oscureció con el hollín de las lámparas del aceite que se usaba en la capilla. En 1921 se destruyó la estatua original en un incendio, y otra similar fue colocada en el lugar (Catholic.net).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e  Iconografía de la Virgen con el Niño;  
    Tal como ocurre en el arte bizantino, que suministró a Occidente los prototipos, las representaciones de la Virgen con el Niño se reparten en dos series: las Vírgenes de Majestad y las Vírgenes de Ternura.
La Virgen de Majestad 
     Este tema iconográfico, que desde el siglo IV aparecía en la escena de la Adoración de los Magos, se caracteriza por la actitud rigurosamente frontal de la Virgen sentada sobre un trono, con el Niño Jesús sobre las rodillas; y por su expresión grave, solemne, casi hierática.
     En el arte francés, los ejemplos más antiguos de Vírgenes de Majestad son las estatuas relicarios de Auvernia, que datan de los siglos X u XI. Antiguamente, en la catedral de Clermont había una Virgen de oro que se mencionaba con el nom­bre de Majesté de sainte Marie, acerca de la cual puede dar una idea la Majestad de sainte Foy, que se conserva en el tesoro de la abadía de Conques. 
     Este tipo deriva de un icono bizantino que el obispo de Clermont hizo emplear como modelo para la ejecución, en 946, de esta Virgen de oro macizo destinada a guardar las reliquias en su interior.
     Las Vírgenes de Majestad esculpidas sobre los tímpanos de la portada Real de Chartres (hacia 1150), la portada Sainte Anne de Notre Dame de París (hacia 1170) y la nave norte de la catedral de Reims (hacia 1175) se parecen a aquellas estatuas relicarios de Auvernia, a causa de un origen común antes que por influencia directa. Casi todas están rematadas por un baldaquino que no es, como se ha creído, la imitación de un dosel procesional, sino el símbolo de la Jerusalén celeste en forma de iglesia de cúpula rodeada de torres. 
     Siempre bajo las mismas influencias bizantinas, la Virgen de Majestad aparece más tarde con el nombre de Maestà, en la pintura italiana del Trecento, transportada sobre un trono por ángeles.
     Basta recordar la Madonna de Cimabue, la Maestà pintada por Duccio para el altar mayor de la catedral de Siena y el fresco de Simone Martini en el Palacio Comunal de Siena.
     En la escultura francesa del siglo XII, los pies desnudos del Niño Jesús a quien la Virgen lleva en brazos, están sostenidos por dos pequeños ángeles arrodillados. La estatua de madera llamada La Diège (Dei genitrix), en la iglesia de Jouy en Jozas, es un ejemplo de este tipo.
El trono de Salomón
     Una variante interesante de la Virgen de Majestad o Sedes Sapientiae, es la Virgen sentada sobre el trono con los leones de Salomón, rodeada de figuras alegóricas en forma de mujeres coronadas, que simbolizan sus virtudes en el momento de la Encarnación del Redentor.
     Son la Soledad (Solitudo), porque el ángel Gabriel encontró a la Virgen sola en el oratorio, la Modestia (Verecundia), porque se espantó al oír la salutación angélica, la Prudencia (Prudentia), porque se preguntó como se realizaría esa promesa, la Virginidad (Virginitas), porque respondió: No conocí hombre alguno (Virum non cognosco), la Humildad (Humilitas), porque agregó: Soy la sierva del Señor (Ecce ancilla Domini) y finalmente la Obediencia (Obedientia), porque dijo: Que se haga según tu palabra (Secundum verbum tuum).
     Pueden citarse algunos ejemplos de este tema en las miniaturas francesas del siglo XIII, que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Francia. Pero sobre todo ha inspirado esculturas y pinturas monumentales en los países de lengua alemana.
La Virgen de Ternura
     A la Virgen de Majestad, que dominó el arte del siglo XII, sucedió un tipo de Virgen más humana que no se contenta más con servir de trono al Niño divino y presentarlo a la adoración de los fieles, sino que es una verdadera madre relacionada con su hijo por todas las fibras de su carne, como si -contrariamente a lo que postula la doctrina de la Iglesia- lo hubiese concebido en la voluptuosidad y parido con dolor.
     La expresión de ternura maternal comporta matices infinitamente más variados que la gravedad sacerdotal. Las actitudes son también más libres e imprevistas, naturalmente. Una Virgen de Majestad siempre está sentada en su trono; por el contrario, las Vírgenes de Ternura pueden estar indistintamente sentadas o de pie, acostadas o de rodillas. Por ello, no puede estudiárselas en conjunto y necesariamente deben introducir en su clasificación numerosas subdivisiones. 
      El tipo más común es la Virgen nodriza. Pero se la representa también sobre su lecho de parturienta o participando en los juegos del Niño.
El niño Jesús acariciando la barbilla de su madre
     Entre las innumerables representaciones de la Virgen madre, las más frecuentes no son aquellas donde amamanta al Niño sino esas otras donde, a veces sola, a veces con santa Ana y san José, tiene al Niño en brazos, lo acaricia tiernamente, juega con él. Esas maternidades sonrientes, flores exquisitas del arte cristiano, son ciertamente, junto a las Maternidades dolorosas llamadas Vírgenes de Piedad, las imágenes que más han contribuido a acercar a la Santísima Virgen al corazón de los fieles. 
     A decir verdad, las Vírgenes pintadas o esculpidas de la Edad Media están menos sonrientes de lo que se cree: la expresión de María es generalmente grave e incluso preocupada, como si previera los dolores que le deparará el futuro, la espada que le atravesará el corazón. Sucede con frecuencia que ni siquiera mire al Niño que tiene en los brazos, y es raro que participe en sus juegos. Es el Niño quien aca­ricia el mentón y la mejilla de su madre, quien sonríe y le tiende los brazos, como si quisiera alegrarla, arrancarla de sus sombríos pensamientos.
     Los frutos, los pájaros que sirven de juguetes y sonajeros al Niño Jesús tenían, al menos en su origen, un significado simbólico que explica esta expresión de inquieta gravedad. El pájaro es el símbolo del alma salvada; la manzana y el racimo de uvas, aluden al pecado de Adán redimido por la sangre del Redentor.
     A veces, el Niño está representado durante el sueño que la Virgen vela. Ella impone silencio a su compañero de juego, el pequeño san Juan Bautista, llevando un dedo a la boca.
     Ella le enseña a escribir, es la que se llama Virgen del tintero (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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