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martes, 7 de enero de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, Ruta de la Vía Verde de La Maquinilla, Museo Histórico y del Territorio Minero, Castillo, Ermita de Nuestra Señora del Castillo, y Ermita de Nuestra Señora de los Remedios) de la localidad de Belmez, en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte
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     Lo primero que se divisa de Belmez desde la lejanía es su castillo, cuyo azulado pedestal rocoso se eleva en el horizonte como un centinela guardián del Guadiato. De cerca, impresiona el abrupto peñasco que sirve de cimiento a la fortaleza. A sus pies se extiende mansamente un caserío de tejados rojizos, sobre los que emerge la torre parroquial, que ha de sentir complejo de inferioridad ante la abrumadora vecindad del castillo.
     Villa situada en el Valle del Guadiato junto a la carretera N-432.
     Distancia a Córdoba: 71 Km.
     Altitud: 532 m.
     Extensión: 211 Km2
     Habitantes: 2.921.
     Gentilicio: Belmezanos.
     Mancomunidad: Valle del Guadiato.
     Según el historiador R. Córdoba, Belmez pudo surgir en el siglo XII, en torno a una torre vigía dependiente de Zuheros (que no hay que confundir con el de las Subbéticas), la población más destacada de este territorio durante la dominación almohade, que se despobló tras la conquista cristiana. Belmez permaneció vinculada a Córdoba salvo algunos aislados periodos a raíz de esporádicas concesiones señoriales. El descubrimiento de los recursos carboníferos, a partir de 1770, abrirá una etapa de esplendor económico que iniciará su apogeo a mediados del siglo XIX.
     Vídeo promocional: https://youtu.be/_H4izpOgMzs
     Más Información: Ayuntamiento de Belmez | Corazón del Guadiato
     Oficina Municipal de Turismo / Museo Histórico de Belmez y del Territorio Minero
     Calle Córdoba, 3
     673101817
     museohistoricobelmez@hotmail.com (Diputación Provincial de Córdoba).
     Su importante castillo fue ganado a los almohades en 1235 por Fernando III. Se le menciona en 1245 como torre vigía dependiente de Zuheros, que por entonces pertenecía a la orden de Calatrava. Durante el siglo XV fue del conde de Belalcázar, Gutierre de Sotomayor, luego del Concejo de Córdoba y después de la orden de Calatrava. En 1597 la villa compró su independencia, quedando reducida la jurisdicción de la Orden a cuestiones propias. Se conservan las ermitas de Nuestra Señora del Castillo y de Nuestra Señora de los Remedios, ésta última construida en el siglo XVI pero muy reformada en el siglo XVIII (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Belmez, con su castillo encaramado en una roca, que domina la población y toda la llanura circundante. Al oeste se entraría muy pronto, apenas en 15 kilómetros, en el Parque Natural de Hornachuelos (Rafael Arjona. Guía Total, Córdoba. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2009).
     El viejo castillo medieval, los diseminados cerros de carbón y, más recientemente, el pantano de Sierra Boyera, configuran la fisonomía de este pueblo serrano de la comarca del Alto Guadiato.
Historia
     El desarrollo y posterior decadencia de la ciudad está íntimamente ligado a la minería del carbón, cuyas ricas vetas, descubiertas a finales del siglo XVIII, se explotaron intensamente durante todo el XIX y principios del XX.
     Anteriormente, desde la Edad Media, fue cabeza de una extensa zona que abarcaba las poblaciones de El Hoyo, Doña Rama y Peñarroya, hasta que, con la aparición del carbón, esta última terminó constituyendo su propio término municipal.
Gastronomía
     El Belmez ganadero produce excelentes corderos y cerdos. Una de las recetas más suculentas que pueden degustarse es el pernil de cordero, asado al horno con ajo y brandy.
     Platos tradicionales son también el potaje de garbanzos con espinacas y las patatas rellenas con masa de albóndigas.
Fiestas
     Del 7 al 11 de septiembre se celebra la feria de la Virgen de los Remedios, con traslado de la patrona desde su ermita a la parroquia, renovación ante el Ayuntamiento de su condición de alcaldesa perpetua y desfile de gigantes y cabezudos.
VISITA
     El castillo domina todas las panorámica de la localidad. Se encuentra muy deteriorado pero es interesante su visita por las magníficas vistas que proporciona. En la plaza de la Iglesia, al final de la calle Córdoba, donde se levanta el edificio decimonónico del Ayuntamiento de ladrillo rojo y granito, está la parroquia de la Anunciación, que alza contra el azul del cielo su torre mudéjar de ladrillo serrano de color rojo. Conviene fijarse en las gárgolas que lanzan el agua de lluvia de los tejados de un buen número de casas; simulan con gracia bocas de animales (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación.-
     Se construyó en el siglo XVI con intervención de Hernán Ruiz en 1562, de Martín Ordóñez en 1589, siguiendo directrices de su hermano Herán Ruiz III, y de Blas de Masavel en el XVII. El retablo mayor es obra de Martín de la Torre y Francisco de Vera, de fines del XVI. Muestra interesantes columnas con el tercio inferior tallado con figuras alegóricas. Las pinturas se atribuyen a Felipe Poblete en 1633; hacia 1940 las restauró Rafael Díaz Peno, a quien se deben también las del banco y ático. Representan la Adoración de los Pastores, la Epifanía, María Magdalena y Santa Beatriz de Silva. Preside el retablo la Virgen del Pilar, que tiene encima una pintura de la Anunciación, de hacia 1640, procedente de la iglesia de la Compañía de Córdoba.
     En la segunda capilla de la izquierda se encuentra la urna con Cristo Yacente, atribuido al imaginero Antonio Castillo Lastrucci, de hacia 1950. La de San José tiene retablo barroco del XVIII, con imágenes de serie. Lo mismo la de la Virgen del Carmen, que luce en el ático del retablo una pintura de la Virgen de Villaviciosa. La última capilla guarda el Crucificado del Silencio, obra de Castillo Lastrucci de 1945, restaurado en 1998 por Antonio Bernal y Francisco Romero.
     Por el lado derecho se ve la capilla del Nazareno, con retablo del XVII que tiene en el ático una pintura de San Acisclo; el titular se atribuye a Castillo Lastrucci y fue restaurado por Miguel Arjona en 1996. La capilla de la Inmaculada presenta un retablo recompuesto con columnas talladas en el tercio inferior, iguales a las del retablo mayor. La de la Dolorosa tiene un retablo como el del Nazareno, y una pintura actual del Ecce Homo en el ático, con rasgos de retrato e iconografía poco ortodoxa. La titular se atribuye también a Castillo Lastrucci (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Templo con origen en el s. XIV, en la actualidad se encuentra muy transformado, presentando sobre todo en el interior un gusto barroco.
     El acceso se produce mediante una torre fachada realizada en mampostería y ladrillo. Presenta cuatro cuerpos decrecientes y de planta cuadrangular. Los dos inferiores parecen ser mudéjares con arcos ciegos, perteneciendo a la torre original. Los dos superiores toman la función de campanario, con vanos de medio punto. Se remata la torre con un cuerpo esférico dispuesto diagonalmente.
     Su interior de una sola nave presenta bóveda de cañón con lunetos y fajones que descansan sobre destacados pilares, entre los cuales se abren capillas de planta cuadrada y cubiertas por pequeñas cúpulas sobre pechinas.
     El presbiterio se cubre con bóveda de media naranja sobre pechinas, encontrando en el un bello retablo que se comenzó a tallar a finales del s. XV por Martín de la Torre y seguido por su yerno Francisco de Vera.
     Destacan asimismo los Retablos barrocos de San José y la Virgen del Carmen, las tallas del Crucificado, Nazareno, Dolorosa y Yacente, del sevillano Castillo Lastrucci, allá por 1945, y una amplia colección de orfebrería barroca (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Templo de origen medieval reformado en el barroco; el mejor testimonio de su antigüedad es la rojiza torre mudéjar que se levanta a los pies.
     En su interior destaca el retablo mayor de estirpe renacentista, que se enriquece con buenas pinturas de la escuela de Antonio del Castillo (Diputación Provincial de Córdoba).

Ruta de la Vía Verde de La Maquinilla.-
     La rivalidad entre las dos grandes compañías ferroviarias de M.Z.A. (Madrid-Zaragoza-Alicante) y Andaluces, por la producción y el transporte del carbón obligó a esta última a la construcción del ferrocarril minero de Cabeza de Vaca a Santa Elisa, en principio de sólo nueve kilómetros de longitud, pero que en las primeras décadas del siglo XX llegó a prolongarse hasta las minas de El Porvenir (ferrocarril de Cabeza de Vaca – El Porvenir), pasando por las más importantes explotaciones de la comarca: Antolín, Terrible, Montera, Santa Rosa, etc., convirtiéndose en la principal línea de distribución de productos en toda la cuenca y en el Cerco Industrial de Peñarroya, llegando a contar con más de 35 kilómetros de vías. Prestaba además un imprescindible servicio de transporte de viajeros entre Belmez y Pueblonuevo, utilizado gratuitamente a diario por miles de personas para acudir al trabajo en minas e industrias.
     Este ferrocarril, popularmente conocido como “LA MAQUINILLA”, se fue desmantelando a partir de los primeros años sesenta, hasta su clausura definitiva a mediados de los ochenta del pasado siglo.
LA RUTA
     Con una longitud de 8 kilómetros, la Vía Verde de la Maquinilla une las poblaciones de Belmez y Peñarroya-Pueblonuevo por la plataforma de La Maquinilla, el antiguo ferrocarril minero que desde Cabeza de Vaca llegaba hasta El Porvenir de la Industria. Su perfil es prácticamente llano, por lo que es ideal para ser transitada a pie o en bicicleta por personas de todas las edades.
     Hay que destacar desde el principio la variedad de paisajes que podemos percibir en esos ocho kilómetros: Primero urbano, después netamente agrícola, seguirá un territorio minero, el paisaje industrial del Cerco y acabaremos en el centro urbano de Peñarroya-Pueblonuevo.
     Nace esta Vía Verde en la caseta de paso a nivel de la actual carretera a Córdoba, en cuyas proximidades se encuentran los pozos Belmez, Aurora y San Antonio, antiguas minas de carbón que fueron el origen de la industrialización de esta comarca.
     Rodeando el casco urbano de Belmez durante casi un kilómetro llegamos hasta las proximidades de la ermita de la Virgen de los Remedios, un edificio que data del siglo XVI. Aquí confluye con el ferrocarril de vía estrecha (vía de ancho de un metro) de Peñarroya a Puertollano, cuya estación de Belmez-Ermita ha sido reconvertida en restaurante y piscina municipal.
     Tanto en el polígono industrial próximo al inicio de la vía, como en este punto, hay aparcamientos suficientes para quienes lleguen en automóvil. También se puede iniciar el recorrido desde el centro del pueblo, tras una visita a sus principales monumentos o al museo Histórico y del Territorio Minero, que nos introducirá en el pasado de la cuenca.
     Durante más de un kilómetro la vía de La Maquinilla y la del ferrocarril de vía estrecha a Puertollano, discurrían en paralelo la una junto a la otra, con espectaculares vistas del Castillo de Belmez. Este castillo, visible durante todo el trazado, se alza majestuoso sobre la cima de una elevada roca caliza desde la que domina al pueblo. Con antecedentes romanos, fue construido por los árabes y se tienen noticias de su existencia desde el año 1245, aunque la torre principal y la muralla datan del siglo XV, cuando se convirtió en un importante punto de control en la culminación de la Reconquista.
     En el kilómetro 2,5 llegamos a otra de las casetas de paso a nivel, un tanto huérfana desde que en 1924 se modificó el trazado de la carretera de Belmez a Pueblonuevo, que dejó el cruce algo alejado de ella.
     Pasado el kilómetro 4 llegamos al antiguo pozo de mina “Las Palomas”, cuyas instalaciones se utilizan ahora como explotación agraria; y seguidamente la escombrera de la mina El Antolín nos avisa de que estamos próximos a Peñarroya-Pueblonuevo. Esta explotación fue, durante décadas, un referente para la minería española. Funcionó entre 1910 y 1956, y llegó a tener 1375 trabajadores en el interior y 314 en el exterior. Con capacidad para extraer hasta 1000 toneladas diarias, su galería general de transporte estaba a una profundidad de 527 metros, y fue la única mina de carbón de la cuenca con galerías situadas por debajo del nivel del mar.
     Ya se divisan El Peñón y las grandes chimeneas del antiguo Cerco Industrial de Peñarroya. A partir de aquí, tras el paso por el actual polígono industrial, entramos en un nuevo territorio. Las antiguas explotaciones a cielo abierto de las mina Ana, Terrible y San Miguel dejaron un terreno sumamente degradado, “Las Gachas”, recuperado ahora como parque periurbano, lo que nos permite seguir un trazado muy aproximado al original, rodeados de lagunas y arbolado.
     Un mirador habilitado en el antiguo Pozo Nº 3 sirve para contemplar, desde lo alto, el embalse de Sierra Boyera, en el río Guadiato, y una vista general del Cerco Industrial. A no mucha distancia divisamos Fuente Obejuna, inmortalizada desde hace siglos por la pluma de Lope de Vega. También vemos la estación de Peñarroya y la vía del ferrocarril Almorchón-Belmez-Córdoba, utilizada ahora por los trenes carboneros en dirección a la central térmica de Puente Nuevo.
     Como un monumento a lo que fue la minería en esta comarca, pasamos junto al castillete del Pozo Nº 4, y entramos finalmente en el Cerco Industrial de Peñarroya. Destaca aquí el mayor grupo de chimeneas industriales del Sur de España, alguna de hasta 35 metros de altura, y el conjunto de edificios que se fueron creando desde finales del siglo XIX en torno a la Fundición de plomo de la SMMP, que data de 1891 y que en su día fue la mayor de Europa.
     Un recorrido por el Cerco nos permite contemplar este edificio, de ladrillo macizo, con anchos muros y enormes pilares, cuyos arcos de medio punto y galería abovedada de cañón nos retrotrae al estilo neorrománico del XIX. Destacan también otras construcciones tales como la Nave Nordon, la nave de Vagones, la antigua Central Térmica, y las restauradas naves de la Yutera y el Almacén Central.
     Este último, construido en 1910 con unas dimensiones gigantescas de 14000 metros  cuadrados, fue diseñado en el Gabinete Eiffel, con sus pilares y estructuras metálicas no soldadas, sino roblonadas. Será aquí donde acabe nuestra Vía Verde de la Maquinilla, junto a la Plaza de Santa Bárbara, en el centro de Pueblonuevo.
     También aquí dispondremos de un espacioso aparcamiento, no obstante, podremos continuar la ruta por los cuatro kilómetros del carril bici que, utilizando la plataforma de la vía estrecha de Peñarroya a Puertollano, rodean el Barrio Francés y el casco urbano de Pueblonuevo, pasando junto al soberbio edificio de la Dirección de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, el antiguo Hospital Minero, el Colegio Francés, la Fábrica de harinas y la Estación de vía estrecha de Pueblonuevo del Terrible.
FLORA Y FAUNA
     El paisaje va a ser muy variado: campos de cereal, olivar, encinar y dehesa, siempre rodeados por los montes que delimitan el Valle del Guadiato: Si en el comienzo divisábamos los montes de Espiel y Villanueva del Rey, la Sierra Palacios y Peña Ladrones, ahora el valle se va abriendo y tenemos delante la Sierra de los Santos, origen de la minería de la comarca, con su cima más alta en el Castillo de El Hoyo. El río discurre por las proximidades, aunque no lo podremos ver hasta los últimos kilómetros del trayecto.
     Mirando hacia el cielo no será extraño avistar, según la época, bandadas de grullas, cernícalos, cigüeñas, águilas perdiceras o buitres volando en círculo sobre nuestras cabezas.
     Más Información:
     Email: caniamaque32@gmail.com
     Teléfono: +34 637544156 / 957560089 (Diputación Provincial de Córdoba).

Museo Histórico de Bélmez y del Territorio Minero.-
     El Museo divide sus coleccione en cuatro grandes áreas temáticas: Arqueología, Minería Histórica, los Usos y costumbres de la Cuenca del Guadiato y Museo del Territorio, a través de las Rutas, como la “Ruta del Carbón” y la “Ruta de los Dólmenes”.
     Más Información:
     Teléfono: +34 957 573 328
     https://museohistoricodebelmez.wordpress.com (Diputación Provincial de Córdoba).

Castillo de Belmez.-

     El castillo de Belmez, visible desde cualquier ángulo, se alza majestuoso sobre la cima de una elevada roca desde la que domina, a sus pies, la localidad del mismo nombre, en la provincia de Córdoba. Desde el guardián del Alto Guadiato se divisan también los municipios vecinos de Peñarroya-Pueblonuevo, Espiel y Fuente Obejuna.
     Belmez se encuentra a 70 kilómetros de Córdoba, en el noreste de la provincia, y se puede llegar a través de la carretera Nacional 432, que une Córdoba y Badajoz. El castillo se encuentra al noreste de la localidad, siendo la calle Rafael Canalejo Cantero, anteriormente llamada calle Empinada, el camino más directo para llegar a él. Desde esta calle parten unas escaleras que llegan hasta las mismas puertas de la fortaleza.
     El castillo de Belmez, al igual que otros que poblaron el norte de la provincia de Córdoba, custodiaba el camino viejo de Los Pedroches. A la fortaleza se llega por una empinada y zigzagueante escalera que parte desde la calle Rafael Canalejo Cantero. A lo largo de su recorrido se han dispuesto algunos descansillos y desde los que puede verse la cantera que, en el siglo XIX, a punto estuvo de arruinar este enclave. El acceso al recinto se realiza a través de una puerta acotada, situada en uno de los cubos. Al lado de ella había un torre albarrana, típico sistema defensivo árabe.
     De forma alargada, su planta se adapta al terreno sobre el que se asienta, una enorme roca infranqueable por el lado noroeste por un profundo acantilado. Seis torres semicilíndricas dispuestas a lo largo de una muralla, con tramos de distintos grosores, rodean el recinto interior, en cuyo patio de armas, hoy cubierto de vegetación, perdura un aljibe conocido popularmente como la pisada del caballo, y que, dadas las características del terreno, siempre contiene agua.
     La torre del Homenaje, de planta pentagonal y once metros de altura, está dividida en dos plantas rematadas en bóvedas de ladrillo. Su interior revela hoy día las desafortunadas y antiestéticas labores de reconstrucción que, sin tener en cuenta el pasado, se realizaron en el año 2.001. Estuvo rematada por matacanes y almenas, elementos claramente defensivos que han desaparecido con el paso del tiempo. De entre sus escasos vanos destaca una ventana con arco de medio punto. Desde sus balcones pueden verse Sierra Palacios, el pantano de Sierra Boyera y un lago artificial originado de una explotación minera. Desde la parte más alta de la torre se divisan también las localidades próximas, algunos pozos mineros y las vías férreas que antaño fueron de pasajeros entre Córdoba y Almorchón y que hoy sólo se usan para el transporte de mercancías.
     En la construcción de esta fortificación se empleó la piedra, aplicando las dos principales técnicas constructivas, la mampostería, o piedra escasamente labrada para la zona de los muros, y la sillería, para las esquinas de las torres, donde se cuida más el trabajo de la piedra.
     Los restos más antiguos de Belmez que se conocen hasta el momento pertenecen al Neolítico final, proceden del yacimiento de Sierra Palacios, y se trata de varios fragmentos de cerámica decorados a base de una capa de pigmento rojo (almagra) que recubre toda la superficie. La etapa mejor y mas representada en Belmez es la que sigue al Neolítico, el Calcolítico, de la que se cuentan además de poblados sepulturas de varios tipos y fases. De época romana se tiene constancia mediante inhumaciones con lapida funeraria, minas de cobre, minas de hierro,... Y al sur de la aldea de El Hoyo hay un hábitat que confirma también la presencia visigoda.
     Pero las primeras noticias de Belmez aparecen con la invasión musulmana y sus distintas etapas históricas, el emirato, el califato y los posteriores reinos taifas. En el año 1235, Belmez fue conquistada a los musulmanes por Fernando III el Santo.
     Se tienen noticias de su castillo desde el año 1245, aunque la torre principal y la muralla son posteriores, del siglo XV. 
     Perteneció a la Orden militar de Calatrava después de pasar por el Concejo de Córdoba.
     En el siglo XV Córdoba fue un punto importante en la culminación de la Reconquista. El castillo de Belmez se convirtió en una importante zona de control, pues en la guerra de Granada se pidió ayuda a ciertas ciudades castellanas para poder hacer frente al contingente nazarí.
     Uno de los episodios más relevantes de su historia tuvo lugar entre los años 1.810 y 1.812. Durante la Guerra de la Independencia las tropas francesas se adueñaron del castillo, ocupándolo durante largo tiempo. Tan importante fue para los invasores franceses esta plaza que repararon incluso parte de recinto. La dominación francesa dejó una huella tan profunda en Belmez que sus habitantes prefirieron deshacerse de ese bastión que tan atractivo resultaba para sus enemigos, e intentaron destruirlo.
     Este castillo fue también testigo de los enfrentamientos entre el general Riego y las tropas realistas.
     A lo largo de su historia, el castillo de Belmez ha pasado por momentos de auténtico olvido, aunque no han logrado destruir del todo su robusta figura.
     En el año 1961 el arquitecto Félix Hernández Jiménez restauró parte del castillo, y en 2.001 la Junta de Andalucía invirtió 279.080 euros en la consolidación de sus restos.
     Actualmente se está elaborando, en colaboración con la Delegación de Medio Ambiente, un proyecto para la mejora de los alrededores de la fortaleza.
     Por el momento el Ayuntamiento de Belmez no tiene intención de llevar a cabo ninguna nueva actuación sobre el edificio, aunque desde hace tiempo se habla de la construcción de un elevador para facilitar el acceso al mismo.
     En las piedras del camino hay una curiosa inscripción del año 1959, que pasará a la historia por su forma de pergamino y su contenido, que poético dista mucho del puro vandalismo de las pintadas de hoy día (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El castillo de Belmez, dada su elevación y el peñasco en el que se encuentra, regala la mejor panorámica del municipio de Belmez
     El visitante ágil de pies no debe dejar de subir al castillo; el inicio de la ascensión, a través de la calle Empinada, es cómodo, pero conforme uno se aproxima a la cumbre crecen las dificultades, que no deben desanimar, pues la recompensa, al llegar arriba, es doble: contemplar de cerca una fortaleza de los siglos XIII y XV con sus murallas jalonadas de torres cilíndricas sobre las que se eleva la majestuosa del homenaje, y disfrutar de una vista casi aérea del pueblo y del paisaje de su entorno (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Nuestra Señora del Castillo.-
     Posiblemente es el primer templo cristiano erigido en el pueblo de Belmez después de la Reconquista, al pie del Castillo.
     Es una Iglesia de arcos del tipo común en la sierra, con muros de mampostería con algunas hiladas de ladrillo.
     Los arcos y contrafuertes exteriores son de ladrillo, en su interior presenta cinco arcos apuntados que apean sobre pilares.
     La entrada se realiza a través de una puerta lateral con vestíbulo o nártex y presenta un arco mixtilíneo trasdosado con molduras en arco apuntado.
     Actualmente presenta bóveda de lunetas en fábrica de ladrillo hasta la clave de los arcos laterales y a partir de aquí el cañón está realizado con cañizo y yeso unidos a los rollizos que están colocados entre los arcos, la cubierta es de teja. 
     Los contrafuertes exteriores se corresponden con los arcos, siendo unos rectangulares y otros en forma de medio cilindro.
     El conjunto lo completa la vivienda del Santero, una zona de jardín y un almacén (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Ermita de Nuestra Señora de los Remedios.-
     Aunque se tienen noticias de ella desde 1583, pocos son los restos que se conservan de ésta fecha. La mayor parte de la fábrica se debe al s. XVIII.
     Tiene dos portadas con arco de medio punto, una a los pies y otra en el muro lateral derecho, cuyo exterior se articula con arcos ciegos.
     Presenta una sola nave rectangular que se cubre con cubierta de madera y capilla mayor cuadrada con cúpula sobre pechinas.
     Destaca el Retablo Mayor de mediados del s. XVIII, donde se alberga la imagen de vestir de Ntra. Sra. de los Remedios, patrona de la localidad y obra posterior a la Guerra Civil (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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Más sobre la provincia de Córdoba, en ExplicArte Sevilla.

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