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viernes, 18 de junio de 2021

La Puerta de Aragón, en la Plaza de España

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Puerta de Aragón, en la Plaza de España, de Sevilla.
    Hoy, 18 de junio, es el aniversario (18 de junio de 1164), de la cesión definitiva de todos los derechos dinásticos a Alfonso II de Aragón, con lo que se conforma la Corona del Reino de Aragón, bajo su reinado, así que hoy es el mejor día para Explicarte la Puerta de Aragón, en la Plaza de España, de Sevilla.
   La plaza de España consta de cuatro tramos de catorce arcos cada uno, en cuya parte inferior se sitúan bancos de cerámica dedicados a cada provincia española. Flanquean el conjunto dos torres, denominadas Norte y Sur, intercalándose tres pabellones intermedios, que corresponden a la Puerta de Aragón, la Puerta de Castilla y la Puerta de Navarra. El central o Puerta de Castilla es de mayor envergadura y alberga la Capitanía General Militar.
   La estructura de cada banco provincial consiste en un panel frontal representando un acontecimiento histórico representativo de la provincia en cuestión, incluyendo por lo general escenas con los monumentos más representativos de la ciudad o provincia. Flanquean el conjunto anaqueles de cerámica vidriada, destinados originalmente a contener publicaciones y folletos de la provincia en cuestión. Rematando el banco aparece un medallón cerámico en relieve con su escudo. En el suelo se reproduce en azulejos el plano de la provincia y sus localidades más destacadas. Entre los arcos figuran los bustos en relieve de los personajes más importantes de la historia de España. La ejecución de la mayoría de los mismos corrió a cargo del escultor ceramista Pedro Navia Campos.  
   La Exposición Iberoamericana tuvo sus motivaciones políticas y propagandísticas, y éstas influyeron en algunos detalles. Respecto a las escenas históricas representadas en los bancos de las provincias, algunos de ellos fueron retirados precipitadamente en los meses previos a su inauguración por sus incorrecciones históricas o su inconveniencia política, ya que se consideró que no sintonizaban con la idea de unidad y paz que pretendía proyectar el recinto monumental.
   Dos torres se sitúan en los extremos del conjunto monumental, que son denominadas como Torre Norte y Torre Sur, en atención a su situación geográfica en el plano de la ciudad. Miden setenta y cuatro metros de altura, y su visión detallada permite recrear la vista admirando la perfección geométrica de sus volúmenes, la perfecta conjunción de los paneles cerámicos entre las composiciones de ladrillo tallado, los revestimientos cerámicos de sus cúpulas, y la proyección de su esbeltez en la ría de la Plaza. Los azulejos de las cúpulas de las torres fueron ejecutadas originalmente en la fábrica Mensaque Rodríguez y Cía. Salvo las reposiciones por desprendimientos, se conservan los originales.
   La continuidad del semicírculo que vertebra la Plaza de España se ve truncada por tres pabellones intermedios, el central o Puerta de Castilla, que alberga fundamentalmente la Capitanía General. En la parte superior de la fachada, rematada por un frontón triangular, encontramos la única concesión que se hizo el arquitecto Aníbal González: entronizar una imagen de Santa Catalina de Alejandría realizada en barro modelado y vidriado, en recuerdo del nombre de su madre, Dña. Catalina Álvarez-Ossorio.
   Los pabellones restantes son las Puertas de Aragón y de Navarra, cuya decoración historicista recoge los personajes históricos, los símbolos, escudos y paneles cerámicos de cada una de ellas y su contribución a la rica historia de España.
   Aníbal González supo conjugar el equilibrio entre los espacios, aprovechando los edificios para diversos usos administrativos al servicio del Estado, que lógicamente a lo largo de su existencia han ido experimentando cambios.
   No es nuestra intención repasar pormenorizadamente las distintas dependencias oficiales que desde su construcción se han albergado en su interior, para fijar nuestra atención en dos que guardan una estrecha relación con la cerámica y la azulejería. La más importante, Capitanía General, cuya sede es el pabellón central de la Plaza de España o Puerta de Castilla, que a lo largo de los años ha ido variando su denominación en función de las reestructuraciones del ejército español.
   Son espléndidas las dos fachadas del pabellón , tanto el interior a la plaza como la exterior al Prado de San Sebastián y actual avenida de la Borbolla. El interior, vetado lógicamente al público, es igualmente sorprendente en la decoración de sus patios, galerías y estancias. Espléndidos paneles cerámicos con alusiones historicistas proporcionan un ambiente especial a las di­ versas estancias. Perteneciente a una producción posterior a la construcción del edificio, citaremos un mural de azulejos de grandes dimensiones que preside el salón principal, obra del ceramista Antonio Hermosilla Caro en la Fábrica Mensaque Rodrí­guez y Cía. a finales del siglo XX, reproducción del óleo de la Rendición de Granada, que pintó para el Senado en 1882 el pintor Francisco Pradilla.
   Otro organismo que desde hace unos años tiene su sede en la Plaza de España es el Museo Militar Regional, quizás un espacio expositivo poco conocido por los visitantes, que encierra en diferentes salas una muestra interesante de la historia militar española. Los acuartelamientos militares andaluces, y en especial los de Sevilla, han sido edificios en los que la decoración cerámica ha jugado un papel importante, máxime teniendo en cuenta la cercanía de los talleres productores. Con la reestructuración de los cuarteles muchos motivos cerámicos han desaparecido en las últimas décadas. Algunas piezas ha podido ser recuperadas y se pueden contemplar en este Museo.
Conozcamos mejor el hecho histórico que propició la conformación definitiva de la Corona de Aragón
    El 18 de junio del año 1164 la reina Petronila transfirió a su hijo Alfonso sus derechos sobre el reino de Aragón. Alfonso I “el Batallador” era un gran militar, un guerrero que conquistó ni más ni menos que Saraqusta –Zaragoza- . Pero todo lo que ganaba en la guerra lo perdía en la diplomacia. Así perdió, por ejemplo, Soria, que aunque conquistada por él acabó en manos castellanas. No tuvo descendencia y poco antes de morir, en un acto más de ceguera política, decidió legar el Reino de Aragón a las órdenes militares.
   Como era de esperar no se respetó el testamento de Alfonso I y se nombró rey a su hermano Ramiro II “el Monje”, que en ese momento era obispo de Roda. Ramiro ejerció como rey tan sólo el tiempo justo para dar un heredero al trono. De esta manera salió del convento y se casó con Inés de Poitou. Fruto de este matrimonio nació en 1136 Petronila. 
   En Barbastro, tan solo un año después, se firmaron las capitulaciones matrimoniales entre Petronila y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. Pero la boda no se celebró hasta el año 1150 en Lérida, ya que el Derecho Canónico marcaba que hasta los catorce años no se podía consumar el matrimonio. De este enlace nació en Huesca en 1157  Alfonso II.
   El matrimonio de Petronila con Ramón Berenguer IV supuso la unión dinástica del Reino de Aragón con Barcelona. A consecuencia de esto, algunos, bien por desconocimiento o bien con fines torticeros, utilizan términos como Corona Catalano-Aragonesa, Confederación Catalano-Aragonesa o Corona Catalana y llaman a Ramón Berenguer IV rey de Aragón.
   La realidad es que Ramón Berenguer IV antes de casarse con Petronila tenía el título de conde de Barcelona y como tal murió. Nunca jamás ostentó el título de rey, aunque también es cierto que fue él quien realmente gobernó Aragón en este período como príncipe, ya que Ramiro II , una vez cumplió su función de dotar al reino de un heredero y después de casar a su hija Petronila con Ramón Berenguer, se retiró al monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca y su mujer Inés de Poitou volvió a Francia. Sin embargo, a pesar de delegar el gobierno en Ramón Berenguer y de vivir retirado en un monasterio, conservó su título de rey hasta su muerte en el año 1157.
   Una vez muerto Ramiro “el Monje”, quien seguía gobernando era Ramón Berenguer, pero el título real lo ostentaba Petronila que para eso era hija del rey de Aragón. Al morir Ramón Berenguer en el año 1162, Petronila abdicó en su hijo Alfonso II, que heredó el reino de Aragón por parte de madre y el condado de Barcelona por parte de padre.
   A partir de entonces los reyes de Aragón van a hacerse nombrar en los documentos reyes de Aragón y condes de Barcelona, nunca jamás reyes de Cataluña, reyes de los catalano-aragoneses o demás términos que el nacionalismo catalán quiera inventar. Transcurridas unas cuantas centurias, ya en el siglo XV, se consolidó el término Corona de Aragón para nombrar al conglomerado de territorios gobernados por los reyes de la Casa de Aragón (Santiago Navascués Alcay, en historiaragon.com).
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