Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Patio del Crucero, en el Palacio Gótico, del Real Alcázar, de Sevilla.
El Real Alcázar [nº 2 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 2 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza del Triunfo, 5 (la salida se efectúa por la plaza Patio de Banderas, 10); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En el Real Alcázar, en el Palacio Gótico, se encuentra el Patio del Crucero [nº 31 en el plano oficial del Real Alcázar].
Saliendo por la puerta principal que da al Patio de la Montería y dirigiéndonos hacia la derecha, penetramos en una galería dieciochesca de enlace del Apeadero con el Patio antes nombrado. En el centro de esa galería y en el flanco derecho, se halla la puerta de entrada al Patio conocido vulgarmente como de Doña María de Padilla. Todo este sector se halla intensamente remodelado por las obras que se ejecutarán en el siglo XVIII, después del terremoto de Lisboa de 1755. En el flanco izquierdo y ocupando las antiguas dependencias de los llamados Cuarto del Maestre y del Yeso, se disponen las actuales oficinas del Alcázar.
El Real Alcázar [nº 2 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 2 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza del Triunfo, 5 (la salida se efectúa por la plaza Patio de Banderas, 10); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En el Real Alcázar, en el Palacio Gótico, se encuentra el Patio del Crucero [nº 31 en el plano oficial del Real Alcázar].
Saliendo por la puerta principal que da al Patio de la Montería y dirigiéndonos hacia la derecha, penetramos en una galería dieciochesca de enlace del Apeadero con el Patio antes nombrado. En el centro de esa galería y en el flanco derecho, se halla la puerta de entrada al Patio conocido vulgarmente como de Doña María de Padilla. Todo este sector se halla intensamente remodelado por las obras que se ejecutarán en el siglo XVIII, después del terremoto de Lisboa de 1755. En el flanco izquierdo y ocupando las antiguas dependencias de los llamados Cuarto del Maestre y del Yeso, se disponen las actuales oficinas del Alcázar.
Por este espacio se extendía primitivamente el núcleo original del Alcázar llamado "Dar al Imara" (s. X). En el siglo XII los almohades, reutilizando los restos del viejo edificio construyeron el nuevo palacio, elevando su cota y organizando un jardín de crucero en dos niveles, constituido el alto por cuatro andenes que se cruzaban en el centro y por otro andén que recorría todo el perímetro del rectángulo. Estos andenes eran sostenidos por pilares con bóvedas situadas en planta baja, en cuyo eje central corre una alberca.
A mediados del siglo XIII Alfonso X el Sabio reconstruirá nuevamente aquel palacio almohade transformándolo en palacio gótico y remodelará su jardín de crucero. Todo este conjunto que abarca el Patio actual de Doña María de Padilla y los salones llamados de Carlos V, era conocido en la Edad Media como "Cuarto del Caracol", donde popularmente se ha pensado que se ubicaban las habitaciones privadas de Doña María de Padilla, la mujer que tanta influencia tuvo en el reinado de Don Pedro I.
Después del terremoto de Lisboa, en el siglo XVIII, el Patio se resintió y hubo que macizarlo hasta la altura de los andenes superiores, adquiriendo el aspecto que hoy vemos plantándose con los cuatro cuarteles de arrayán. En el testero norte se construyó la galería de enlace con su puerta barroca y en el flanco sur, el corredor que antecede a los salones góticos, de orden jónico, todo ello ejecutado a las órdenes del ingeniero Sebastián de van der Borcht. El jardín subterráneo se ha restaurado recientemente, eliminándose el macizado anterior de sus arcos (Ana Marín Fidalgo, El Alcázar de Sevilla. Ed. Guadalquivir, 1992).
Su aspecto actual dista mucho de parecerse al que ofrecía cuando fue construido por los almohades. Originalmente se configuraba en dos niveles, ofreciendo en lo alto unos andenes en forma de cruz y otros cuatro perimetrales. En el piso inferior se situaban las galerías abovedadas que servían de apoyo a los paseos, cobijando una gran alberca central, más los cuatro registros cuadrados que enmarcaban las galerías y que estaban sembrados con plantas aromáticas y naranjos. Tan singular organización siempre llamó la atención de los visitantes del alcázar sevillano, siendo especialmente significativos los comentarios que al respecto efectuó el embajador veneciano Andrea Navaggero, quien asistió en Sevilla a la boda del emperador Carlos V. Una descripción más pormenorizada y laudatoria realizó a comienzos del siglo XVII el historiador sevillano Rodrigo Caro, quien concluye su comentario señalando "que este patio assi por el mucho cielo que goza, como por su extraordinaria hechura y las vistas al jardín subterráneo es muy alegre y grandioso, y lo que por lo baxo cubre es para de verano la cosa mas sombría y fresca que se puede imaginar".
Tras el terremoto de 1755, conocido tradicionalmente como Terremoto de Lisboa por los graves daños que ocasionó en la capital portuguesa, el patio se resintió gravemente, siendo preciso macizado hasta la altura de los andenes superiores. Adquirió así su actual fisonomía de cuatro cuarteles limitados por arrayanes y plantados con palmeras, naranjos, rosales y otras especies vegetales. A esta intervención, que fue dirigida por el ingeniero Sebastian Van der Borcht, se debe la construcción de la galería que comunica el Patio de la Montería con el Apeadero, en la que se sitúa la portada de acceso a este patio. Es de esquema adintelado, se organiza mediante pilastras, ofrece frontón partido y se remata por un ático con balcón, coronado por un frontón curvo.
En el tejado y sobre dicha portada se levanta una buhardilla, que contribuye a dar esbeltez y variedad a la composición. Bajo los mismos principios estéticos de claridad compositiva, sobriedad de líneas, solidez y monumentalidad, se actuó en el frente meridional del patio, reforzando la estructura medieval con una galería porticada. Ésta se organiza mediante parejas de columnas sosteniendo pilastras jónicas y se cubre con bóvedas de aristas. Una puerta adintelada rematada por el escudo real y orlada con motivos de rocallas y figuras infantiles sirve de ingreso al Palacio Gótico (Juan Carlos Hernández Núñez, Alfredo J. Morales. El Real Alcázar de Sevilla. Scala Publishers. Londres, 1999).
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