Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en Arahal (Sevilla).
Hoy, sábado 26 de junio, como todos los sábados, se celebra la Sabatina, oficio propio del sábado dedicado a la Santísima Virgen María, siendo una palabra que etimológicamente proviene del latín sabbàtum, es decir sábado.
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en Arahal (Sevilla).
La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, se encuentra en la calle IV Conde de Ureña, 23, de Arahal (Sevilla).
Iglesia originalmente de tipo mudéjar transformada en el XVIII. La primitiva fábrica es de la primera mitad del siglo XVII. A esa etapa corresponde la nave central, de un solo tramo y cubierta por un artesonado de madera del XIX que repite un modelo anterior, y la cabecera, plana y cubierta con una techumbre ochavada del mismo siglo. En el XVIII se le añadieron dos nuevas naves, que se comunican con la central por medio de arcos de medio punto sobre gruesos pilares. La capilla de cabecera de la nave izquierda conserva restos de yeserías del XVIII. El interior se pintó en la segunda mitad del siglo XIX y se retocó en 1904. Adosados a la iglesia se encuentran restos del antiguo claustro, con arcos de medio punto sobre columnas de mármol de mediados del XVII. La torre, constituida por tres cuerpos y un chapitel, es del XVIII.
El retablo mayor está compartimentado por estípites y corresponde a la primera mitad del siglo XVIII. De esa época son las imágenes de San Miguel y San Rafael del primer cuerpo; la Inmaculada de la hornacina superior y el San Francisco de Paula del ático. En el banco se sitúa un pequeño Crucificado del último tercio del XVI. En la cabecera de la nave izquierda se encuentra un retablo-hornacina de la segunda mitad del XIX, con columnas corintias y una escultura de San José con el Niño de mediados del XVIII. A continuación, se halla un retablo de un cuerpo con tres calles separadas por estípites del primer tercio del XVIII con imágenes modernas y un retablo neoclásico de 1879 con imágenes de San Sebastián y Santa Bárbara de esa época.
En el testero de la nave derecha se sitúa un retablo con hornacina entre estípites de la primera mitad del XVIII en cuyo banco aparece una imagen yacente de la Virgen, de la época del retablo. A continuación figura un retablo neogótico con escultura de candelero de San Francisco de Paula de mediados del XVIII. En la capilla bautismal aparece un interesante retablo de hacia 1700, estructurado en tres calles compartimentadas por columnas salomónicas en el que figura una imagen de candelero de la Virgen, del XIX.
En los muros de la nave central y en el presbiterio se encuentran grandes lienzos con escenas de la vida de San Francisco de Paula y los martirios de San Juan Bautista y San Sebastián, de la primera mitad del XVIII. En los pilares, aparecen tres lienzos con Apóstoles de la primera mitad del XVIII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
La iglesia de Ntra. Sra. de la Victoria se encuentra en pleno centro monumental de la localidad de Arahal, a pocos minutos de otros monumentos religiosos importantes como la iglesia de San Roque, el convento de Ntra. Sra. del Rosario o la iglesia de la Santísima Vera-Cruz.
Construido sobre una antigua ermita dedicada a San Sebastián. Es un edificio construido en ladrillo, mampostería y tapial. Tiene planta rectangular y está dividido en tres naves separadas por arcos de medio punto que apoyan en pilares rectangulares. La nave central posee una magnífica techumbre de estilo mudéjar.
En su interior también se encuentran cinco lienzos con escenas de la vida de San Francisco de Paula. El retablo mayor es de estilo barroco de poco relieve, dividido en tres calles por los delgados estípites. En el centro, se sitúa la imagen titular de la Virgen del Carmen de Candelero. En el presbiterio se hallan dos pinturas barrocas de gran tamaño dedicadas a los martirios de San Juan y San Sebastián.
La portada, a los pies, está formada por un arco de medio punto flanqueado por pilastras, ático y frontón con la escultura de San Francisco de Paula en una hornacina. También en los pies se sitúa la torre, de ladrillo visto y azulejos, con tres cuerpos y chapitel.
Conozcamos mejor la historia de la Sabatina como culto mariano;
Semanalmente tenemos un culto sabatino mariano. Como dice el Directorio de Piedad Popular y Liturgia, en el nº 188: “Entre los días dedicados a la Virgen Santísima destaca el sábado, que tiene la categoría de memoria de santa María. Esta memoria se remonta a la época carolingia (siglo IX), pero no se conocen los motivos que llevaron a elegir el sábado como día de santa María. Posteriormente se dieron numerosas explicaciones que no acaban de satisfacer del todo a los estudiosos de la historia de la piedad”. En el ritmo semanal cristiano de la Iglesia primitiva, el domingo, día de la Resurrección del Señor, se constituye en su ápice como conmemoración del misterio pascual. Pronto se añadió en el viernes el recuerdo de la muerte de Cristo en la cruz, que se consolida en día de ayuno junto al miércoles, día de la traición de Judas. Al sábado, al principio no se le quiso subrayar con ninguna práctica especial para alejarse del judaísmo, pero ya en el siglo III en las Iglesias de Alejandría y de Roma era un tercer día de ayuno en recuerdo del reposo de Cristo en el sepulcro, mientras que en Oriente cae en la órbita del domingo y se le considera media fiesta, así como se hace sufragio por los difuntos al hacerse memoria del descenso de Cristo al Limbo para librar las almas de los justos.
En Occidente en la Alta Edad Media se empieza a dedicar el sábado a la Virgen. El benedictino anglosajón Alcuino de York (+804), consejero del Emperador Carlomagno y uno de los agentes principales de la reforma litúrgica carolingia, en el suplemento al sacramentario carolingio compiló siete misas votivas para los días de la semana sin conmemoración especial; el sábado, señaló la Santa María, que pasará también al Oficio. Al principio lo más significativo del Oficio mariano, desde Pascua a Adviento, era tres breves lecturas, como ocurría con la conmemoración de la Cruz el viernes, hasta que llegó a asumir la estructura del Oficio principal. Al principio, este Oficio podía sustituir al del día fuera de cuaresma y de fiestas, para luego en muchos casos pasar a ser añadido. En el X, en el monasterio suizo de Einsiedeln, encontramos ya un Oficio de Beata suplementario, con los textos eucológicos que Urbano II de Chantillon aprobó en el Concilio de Clermont (1095), para atraer sobre la I Cruzada la intercesión mariana.
De éste surgió el llamado Oficio Parvo, autónomo y completo, devoción mariana que se extendió no sólo entre el clero sino también entre los fieles, que ya se rezaba en tiempos de Berengario de Verdún (+962), y que se muestra como práctica extendida en el siglo XI. San Pedro Damián (+1072) fue un gran divulgador de esta devoción sabatina, mientras que Bernoldo de Constanza (+ca. 1100), poco después, señalaba esta misa votiva de la Virgen extendida por casi todas partes, y ya desde el siglo XIII es práctica general en los sábados no impedidos. Comienza a partir de aquí una tradición devocional incontestada y continua de dedicación a la Virgen del sábado, día en que María vivió probada en el crisol de la soledad ante el sepulcro, traspasada por la espada del dolor, el misterio de la fe.
El sábado se constituye en el día de la conmemoración de los dolores de la Madre como el viernes lo es del sacrificio de su Hijo. En la Iglesia Oriental es, sin embargo, el miércoles el día dedicado a la Virgen. San Pío V, en la reforma litúrgica postridentina avaló tanto el Oficio de Santa María en sábado, a combinar con el Oficio del día, como el Oficio Parvo, aunque los hizo potestativos. De aquí surgió el Común de Santa María, al que, para la eucaristía, ha venido a sumarse la Colección de misas de Santa María Virgen, publicada en 1989 bajo el pontificado de San Juan Pablo II Wojtyla (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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