Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, vulgo de "Los Terceros", de Sevilla.
Hoy, 27 de septiembre, en París, en Francia, Memoria de San Elzearo de Sabran, conde de Arian, que vivió la virginidad y todas las virtudes con su esposa, la beata Delfina, y murió en la flor de la edad (1323) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, vulgo de "Los Terceros", de Sevilla, ya que fueron San Elzearo de Sabran junto a su esposa Beata Delfina quienes recibieron el documento fundacional de la Orden Tercera, de manos de San Francisco.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, vulgo de "Los Terceros" se encuentra en la calle Sol, 10; en el Barrio de Santa Catalina, del Distrito Casco Antiguo.
Un aire hispanoamericano parece soplar por la calle Sol en torno a la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, popularmente conocida como Los Terceros en recuerdo de su pertenencia a la Orden Tercera de San Francisco, asentada en la collación de Santa Catalina desde 1602 y proveniente de Bollullos del Condado.
El nuevo templo y conjunto conventual se comenzó a construir en 1648. Sufrió la invasión francesa en 1810 y el expolio de las pinturas de su claustro por las tropas del mariscal Soult, llegando a residir en el conjunto las monjas agustinas expulsadas del convento de la Encarnación. Volverían los terciarios, pero la desamortización del templo los exclaustró definitivamente. Desde 1887 fue colegio de los padres escolapios hasta el traslado de sus instalaciones a Montequinto en 1975. El conjunto conventual sufrió un derribo parcial en aquellos años, salvándose los patios, algunas dependencias y la monumental escalera interior, al transformarse en un inmueble protegido en el que se instalarían las dependencias de EMASESA. En 1973 fue cedida la iglesia, por decreto del cardenal Bueno Monreal, a la hermandad de la Sagrada Cena. En el año 2002 la Consejería de la Junta de Andalucía catalogó el templo como Bien de Interés Cultural.
Su original portada, se suele atribuir a fray Manuel Ramos, aunque no haya documento que lo prueba. Se estructura como un gran retablo de tres calles, con gran profusión de una imaginativa decoración estructurada mediante estípites realizados en ladrillo y barro cocido, con unas formas que se suelen comparar con las del barroco hispanoamericano. Iconográficamente acoge las imágenes de San Francisco, Santa Isabel de Hungría, Santa Rosa de Viterbo y San Elseario, presidiendo desde el ático superior la imagen de la Virgen de Consolación.
El interior se presenta como una gran nave cubierta con un reciente techo plano, levantándose una airosa bóveda semiesférica en la zona de crucero. En los laterales se abren diversas capillas, situándose a los pies un coro alto cuyo sotocoro se adorna de originales yeserías con emblemas marianos, ángeles, flores, frutas y guirnaldas; un auténtico compendio del Barroco sevillano de la segunda mitad del siglo XVII.
Domina la iglesia el espectacular retablo mayor, considerado como uno de los mejores de la arquitectura retablística del siglo XVII, siendo el punto focal más importante del interior, a la altura de la grandeza de espacio del presbiterio. Fue realizado por Francisco Dionisio de Ribas en 1669 y se hizo por Baltasar de Barahona hacia 1700, momento en el que se añadió el camarín barroco donde se alojó a la titular del edificio, Nuestra Señora de Consolación. En la historia de la obra habría que anotar el añadido, a finales del siglo XX, de una gran plataforma en la que se colocaría el gran conjunto escultórico de los apóstoles que participan en la Cena, grupo que fue la obra póstuma de Luis Ortega Brú. El retablo mayor se configura como un gran cuerpo central enmarcado por potentes columnas salomónicas que lo ordenan en tres calles, coronando el conjunto un ático de grandes dimensiones. La iconografía de las calles laterales presenta diversos santos relacionados con la Orden Tercera: San Conrado de Piacenza (con una bandeja de peces en sus manos), San Ivo (famoso abogado francés del siglo XIII que aparece togado), San Luis de los Franceses (que sigue la iconografía de San Fernando) y San Elseario (noble francés del siglo XIV que porta el pan). La gran hornacina central la ocupa en la actualidad el conjunto del misterio de la hermandad de la Cena, siendo el Cristo obra de Sebastián Santos y el apostolado obra de Luis Ortega Bru. En la pequeña hornacina superior del primer cuerpo se sitúa la pequeña imagen de la Virgen de Consolación, interesante talla en la que se funden el rostro de la Virgen y el del Niño, un conjunto de posible procedencia onubense y que se fecha en época bajomedieval. Ya en el segundo cuerpo se sitúan las tallas de Santa Isabel de Hungría y de Santa Isabel de Portugal, que enmarcan un grandioso altorrelieve que representa la fundación de la Orden Tercera, San Elseario y Santa Delfina que, arrodillados, toman de San Francisco el documento fundacional.
En el muro del Evangelio destaca la Capilla Sacramental, de planta rectangular y profusamente decorada con pinturas murales de comienzos del siglo XVIII. Está presidido por la imagen de una Inmaculada del siglo XVIII, en un retablo neoclásico que también cobija tallas de Santa María Egipciaca y San Antonio de Padua, ambas de comienzos del siglo XIX. En la misma capilla se sitúa una imagen de San Francisco de Asís del siglo XVII, vestida con ropajes naturales. Ya en el muro de la nave se puede observar también un deteriorado lienzo de la Virgen de los Reyes (siglo XVIII) y, ya junto a la puerta de entrada, el Crucificado de la Buena Muerte, interesante talla anónima de comienzos del siglo XVIII que ha sido en alguna ocasión pretendida por diferentes hermandades penitenciales. Proviene de un encargo de la Confraternidad de la Pía Unión y fue proyectada para un retablo, lo que motiva la sumaria terminación de su parte posterior.
En el muro de la Epístola permanece cerrada la capilla de la Encarnación, distribuyéndose por sus muros un discreto grupo de Santa Justa y Rufina, un moderno San José con el Niño y un San Francisco del siglo XVII.
Además de la Hermandad del Amor, radicaron en el templo la hermandad de la Entrada en Jerusalén (su fusión se produjo en este templo) y la hermandad de la Columna y Azotes, conocida como las Cigarreras, habiendo acogido temporalmente a otras corporaciones como la de los Gitanos o la Exaltación (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
El convento de los Terceros perteneció a los padres Terceros de la Orden Franciscana. Más tarde fue colegio de los Escolapios y más recientemente se demolió buena parte de él, restando sólo la iglesia y la pieza rectangular, que incluye los dos patios con fachada a la calle Sol.
El edificio se replantea en los primeros años del siglo XVII, desarrollándose las obras a todo lo largo de él y finalizando hacia 1697 (año en que termina la construcción de la escalera). Lo que queda en pie del convento es una potente pieza casi rectangular, con dos patios separados por un tránsito, al que abre una gran sala rectangular y que se remata con la soberbia escalera. El patio principal, de planta trapezoidal, se organiza con galerías en sus cuatro frentes, de arquerías en planta baja con arcos semicirculares sobre columnas de mármol y en la alta con balcones separados por pilastras, cuyos capiteles adoptan la forma de ménsulas que recogen la cornisa, sobre la que apoya el alero del tejado. En torno a este patio sólo existe la crujía de fachada con una planta más.
El segundo patio, de tres plantas de altura, posee arquerías en la baja, de arcos escarzanos sobre pilares rectangulares, a los que se adosan pilastras dóricas; en las restantes plantas se sitúan balcones entre pilastras. Este patio se rodea de una crujía en tres de sus lados. Entre uno y otro patio se encuentra una gran sala rectangular primitivamente cubierta con bóveda falsa de cañón (hoy techo plano con cubierta a dos aguas) que se remata con la escalera. Ésta, que se erige en protagonista indiscutible de este edificio, fue construida de 1690 a 1697 por el fraile portugués Manuel Ramos. Posee dos arranques independientes, desde un ángulo de cada uno de los dos patios, y se desarrolla cada unidad en tres tramos, instalándose en un soberbio recinto de cuatro plantas de altura. Se apoya en esbeltas columnas de mármoles rojos de excepcional calidad; el último cuerpo se constituye en una tribuna elíptica, apoyada sobre pechinas, al igual que la esplendida cúpula que la cubre. Se trata, pues, de una magnifica pieza (la escalera más importante de toda Andalucía para Sancho Corbacho), que servirá de modelo a otras muchas que habrán de prodigarse en Andalucía durante el siglo XVIII. De ellas destacaremos la del hospital de mujeres de Cádiz, del maestro Afanador.
La Iglesia del convento -hoy sede de la Cofradía de la Santa Cena- es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y cúpula sobre el crucero. A ambos lados de la nave se abren las capillas laterales y a los pies se instala el coro alto, destacando la bóveda del sotocoro, con yeserías de gran calidad. La portada de la iglesia, fechable en el primer tercio del siglo XVIII, es de tres cuerpos, adosada al muro limpio de ladrillo, con profusa decoración de relieves en barro cocido y con raros motivos ornamentales que sugieren ciertas resonancias con el barroco colonial americano.
La fachada del ex-convento a la calle Sol es un fuerte plano continuo recorrido por el zócalo, las impostas y la cornisa y dividido en calles verticales por pilastras, situando los huecos entre éstas (huecos que a veces son reales y otras sólo dibujados por el recercado). En la planta segunda se duplican los vanos en algunas entrecalles. La escalera está adosada a esta fachada abriendo sus huecos a la misma. De la potente cornisa que remata la edificación, sólo el cuerpo de la escalera, a modo de torreón, supera su altura.
La pieza rectangular que resta de la antigua construcción del convento ocupa una superficie en planta baja de 1.870 m2. La superficie total construida de la edificación, excluyendo ambos patios, podría estimarse en 3.600 m2 (Guillermo Vázquez Consuegra, Cien edificios de Sevilla: susceptibles de reutilización para usos institucionales. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, 1988).
El convento de Nuestra Señora de Consolación vulgo de los Terceros se encuentra situado intramuros de la ciudad concretamente entre la calle Sol, aledaño a la Plaza de los Terceros y la antigua Plaza de la Paja. Además se presenta adosado al palacio de los Duques de Arcos, llamado Palacio de los Ponce de León con el que forma un conjunto edilicio de gran importancia y monumentalidad. Su ubicación es realmente estratégica ya que se ubica aledaño a las principales vías de comunicación que ponían en contacto las puertas de la ciudad con el centro de la misma, como el caso de la calle real hoy de San Luis, que unía la puerta de la macarena con los reales Alcázares. Se encuentra dentro de la feligresía de la parroquial de Santa Catalina, cercana a las parroquias de San Pedro, San marcos y San Román, así como a la Casa de las Dueñas.
De todo el conjunto el espacio que ha sufrido menos transformaciones ha sido el de la iglesia ya que ha mantenido desde su origen su uso religioso para el que había sido diseñada. La edificación arquitectónica responde en su configuración a la tipología de iglesias conventuales propias del siglo XVII. En planta, la iglesia queda articulada en el extremo del convento hacia la Plaza de los terceros.
Desde el punto de vista volumétrico, el edificio sobresale en altura del resto del caserío que lo constriñe y delimita, destacando los elevados muros del templo y del convento en la calle Sol, de los que destacan los tejados a dos aguas, la cúpula encamonada del crucero a cuatro aguas, la caja de escaleras y la espadaña.
Del antiguo convento de la Orden Tercera Franciscana se conservan una serie de elementos arquitectónicos importantes, en el templo encontramos la sacristía, una serie de capillas adosadas a ambos lados de la única nave, el coro alto, portada principal y espadaña; del convento se conservan dos claustros separados por una crujía central y conectados por un gran cuerpo o caja de escaleras y otras dependencias como la biblioteca, refectorio, etc., estos últimos han perdido su funcionalidad originaria. En la actualidad la iglesia cuenta con dos puestas de acceso una desde la calle Sol y otra desde la Plaza Ponce de León.
El templo es de planta de cruz latina, con una sola nave de grandes dimensiones, a la que abren capillas laterales, con cabecera plana y amplio coro a los pies. La nave central estuvo cubierta por bóveda de cañón con lunetos, que fue derribada en el siglo XIX, sustituida por techumbre plana con vigas que alternan con elementos decorativos pintados de factura moderna. Los brazos del crucero y el presbiterio se cubren con bóveda de cañón con lunetos, mientras que el centro se cubre con media naranja sobre pechinas, sin tambor ni linterna, iluminada mediante óculos en el casquete.
El sotocoro se cubre con bóveda de cañón rebajada con lunetos y decoradas al igual que los brazos del crucero y cúpula con profusa decoración de yeserías barrocas.
Las capillas se encuentran situadas a ambos lados de la nave, abriéndose a ella mediante vanos de medio punto flanqueados por pares de pilastras toscanas sobre las que corre un entablamento que sirve de apoyo a vanos rectangulares a modo de balcón con celosía, que se disponen a eje con los vanos de las capillas. Éstos se presentan flanqueados por pares de pilastras sobre las que campea un entablamento con una gran cornisa, de la que arrancaba en origen la bóveda de cañón con lunetos.
En el lado del Evangelio, a través de un arco abierto en el sotocoro, se accede a la capilla de los Santos Reyes, con decoración pictórica de bustos de santos, todas del siglo XVIII.
Contigua a la anterior se sitúa la capilla de la Confraternidad de la Pía-Unión, hoy capilla sacramental. Es de planta rectangular, cubierta por bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones que la dividen en tres tramos. Interiormente se presenta profusamente decorada con pinturas murales barrocas. A ella se accede mediante dos vanos de medio punto desde la nave que se protegen con una interesante rejería.
Anexa al lado del Evangelio del crucero se encuentra situada la sacristía, de planta rectangular cubierta por bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones, que cabalgan sobre pinjantes decorados con roleos vegetales.
En el lado de la Epístola destaca la capilla de Nuestra Señora de la Encarnación, con clara similitud a la capilla sacramental e idéntico acceso. Es de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón con lunetos.
Situado en el lado del Evangelio de la iglesia se encuentran las dependencias que se conservan del convento. Se configura mediante un amplio espacio rectangular que delimitaba el perímetro del convento, cuyos patios centrales se erigían como centros neurálgicos del edificio.
El interior del templo se presenta enfoscado utilizando el blanco de la cal para los paramentos y el amarillo albero para los elementos estructurales verticales y horizontales.
El mayor de los claustros, paredaño al lado del Evangelio de la iglesia, presenta planta rectangular con arcos de medio punto sobre columnas toscanas elevadas sobre pedestales con rombos en sus cuatro frentes. Las galerías se cubren con bóvedas de arista apoyadas en los muros sobre ménsulas y, hacia el espacio abierto interior, los arcos se decoran con molduras y claves resaltadas en color almagra, pilastras e incisiones horizontales en las enjutas. En la planta superior, por cada arco de la inferior, hay un balcón adintelado enmarcado y separado del siguiente por pilastras, sobre las que se asienta un entablamento en el que apoya el tejado.
En el centro se dispone una fuente en un nivel inferior al resto del pavimento del claustro, probablemente para facilitar el abastecimiento de agua.
Detrás del claustro mayor del convento se abre un patio de planta aproximadamente triangular al que dan dependencias del antiguo Palacio de los Ponce de León. De este importante inmueble persisten escaso restos: Una galería porticada de dos plantas y una torre que alberga una escalera imperial realizada en el siglo XIX reutilizando columnas renacentistas, posiblemente procedente de talleres italianos, con capiteles de gran calidad.
El segundo claustro, también de planta cuadrada, es de menor dimensión al anterior. La planta baja presenta tres galerías abiertas por arcos de medio punto sostenidos por pilares, a los que se adosan pilastras en cada uno de sus frentes, y dos plantas con balcones adintelados separados por pilastras molduradas. Las galerías se cubren con bóvedas de arista separadas por arcos de medio punto que descansan sobre ménsulas. En las plantas superiores se ubicaban las habitaciones privadas del convento y el la baja se situaba la cocina, bodega y demás dependencias de uso doméstico.
En el lado derecho del claustro principal y separándolo del claustro secundario o de las cocinas, se encuentra la escalera principal, construida entre 1690 y 1697 por el fraile Manuel Ramos. Alabada por la crítica como magnífico ejemplar del barroco andaluz, se eleva en las tres plantas del edificio partiendo de dos tramos de arranque independientes desde ambos claustros. El juego del doble orden de columnas toscanas pareadas evita la presencia de muros de carga y permite una visión diáfana de los balconajes de los pisos superiores y de la bóveda oval sobre pechinas de cerramiento, con decoración gallonada y elementos vegetales.
Las dependencias conventuales están actualmente muy remodeladas debido al estado de deterioro en que se encontraban y por su adaptación al uso de oficinas, debiendo mencionarse un artesonado de casetones, procedente del palacio de los Ponce de León, que cubre un salón de reuniones situado en la crujía de fachada.
Al exterior se ofrece una sobria fachada que se adapta al perfil ligeramente curvo de la calle, con tres alturas delimitadas por cornisas y vanos adintelados recercados entre pilastras. Presenta sólo dos puertas que no destacan apenas en el conjunto por la ausencia de elementos decorativos. En este contexto resalta la concentración ornamental de la portada de la iglesia.
La iglesia queda señalada en altura por una espadaña de dos cuerpos y su ingreso principal se efectúa por una portada-retablo con tres calles separadas por gruesas pilastras compuestas a base de la superposición de volúmenes muy cúbicos en los que abunda la decoración geométrica junto con otra de tipo vegetal. En la calle central se abre el gran vano adintelado de la puerta coronado por un tímpano mixtilíneo en cuyo interior campea el escudo de la Orden Tercera.
Sobre él, en una hornacina se sitúa la imagen de la Virgen de Consolación, sobre la que vuela la paloma del Espíritu Santo. Una escultura de San Miguel Arcángel remata la calle central.
Por último la espadaña, colocada en la parte frontal del templo engrandece su portada. Consta de dos cuerpos, el inferior se configura mediante dos vanos de medio punto flanqueados por pilastras toscanas con moldura saliente, sobre las que apoya un entablamento. El segundo cuerpo, más pequeño que el inferior, presenta un solo vano de medio punto, flanqueado por pares de pilastras rematado por un frontón curvo coronado por perinolas y una cruz de forja al centro.
Este cuerpo se presenta flanqueado por sendos pilares rematados por perinolas cerámicas en azul y blanco. En la actualidad, este complejo de edificaciones históricas cuenta con varios usos: La iglesia mantiene el religioso, con la Hermandad de la Sagrada Cena, el convento es sede de una empresa del Ayuntamiento de Sevilla y los restos del palacio están insertos en un edificio de viviendas en régimen de propiedad horizontal.
Los religiosos de la Orden tercera Franciscana arribaron a Sevilla por segunda vez en 1602, siendo sus objetivos el de fundar un convento. Una vez en la ciudad tomaron contacto con la familia Céspedes, titular del marquesado de Villafranca del Pítamo y Carrión de los Céspedes, propietaria de una casa principal lindante con una capilla con la advocación de San Cosme y San Damián.
Pronto iniciaron las labores de construcción que se prolongaría hasta la primera mitad del siglo XVIII. Es posible que en las primeras trazas del convento fuesen de Juan de Oviedo, obras que posteriormente completara Leonardo de Figueroa, destacando la caja de escaleras que realizó el fraile franciscano Fray Manuel Ramos, construida entre 1690 y 1697.
El edificio, en conjunto, se replantea en los primeros años del siglo XVII, desarrollándose las obras a todo lo largo de él y finalizando hacia 1697.
Como otros edificios conventuales de Sevilla sufrió las consecuencias de la invasión francesa, siendo expulsados los frailes en 1810 reutilizando el edificio como cuartel. En 1811 se instalaron en sus dependencias las monjas agustinas procedentes del Convento de la Encarnación, que fue derribado para construir una plaza de abastos.
En 1819 regresaron los frailes Terceros donde permanecieron hasta la desamortización de 1835. Tras llevarse a cabo esta medida, el convento y sus dependencias fueron cedidas al ejército, que lo adaptó a sus necesidades, creándose el llamado Cuartel del Tránsito.
La iglesia siguió teniendo actividad cultual, aunque fue cerrada en 1845 debido al hundimiento de la bóveda de la nave central, siendo restaurada y reabierta en 1848. El paso del tiempo volvió a provocar desperfectos volviéndose a abandonar en 1880. Con posterioridad fue cedida como sede canónica a la Hermandad de la Santa Cena.
El aledaño Palacio de los Ponce de León y el convento fueron adquiridos por la Orden de San José de Calasanz, instalándose el conocido Colegio de los Escolapios, en funcionamiento hasta 1975. Ese año el edificio fue vendido a una inmobiliaria que pretendía hundirlo y construir viviendas. El edificio se salvó gracias a la quiebra de la empresa propietaria, siendo adquirido por la Empresa Municipal de Aguas (EMASESA), que llevó a cabo la restauración y rehabilitación del conjunto edilicio.
Las reformas realizadas a finales del siglo XX por la empresa URSESA en el conjunto monumental, con la demolición del antiguo palacio de los Ponce de León, afectaron también en parte al convento ya que transformaron la disposición de las dependencias que formaban la planta del convento (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Elzearo de Sabran;
Santo provenzal nacido cerca de Aviñón en 1295. Esposo de Santa Delfina (los nombres de pila Eleázaro y Delfina en el siglo XVIII todavía eran hereditarios en Sabrán. Con ellos bautizó a su hijo e hija la condesa de Sabrán, amiga del caballero de Boufflers y del príncipe Enrique de Prusia, cuyo busto modelara Houdon). Ingresó como terciario en la orden franciscana. Fue nombrado embajador de Nápoles en la corte de Francia y murió en París en 1325.
La leyenda le atribuye numerosos milagros, entre ellos el salvamento de un ahogado y la curación de un leproso.
CULTO
Fue canonizado en 1369 por su ahijado, el papa Urbano V. Su culto se localizó en Provenza, sobre todo en Apt y Digne.
En la iglesia de Notre Dame de Bourg, antigua catedral de Digne, Eleázaro (Elzéar) de Villeneuve, obispo de Digne, puso una capilla bajo su advocación hacia 1335.
El solemne traslado de sus reliquias a una tumba monumental en forma de pirámide, que hiciera construir el cardenal Grimoard, hermano del papa Urbano V, en la iglesia de los padres franciscanos de Apt, tuvo lugar en 1381.
ICONOGRAFÍA
Sus atributos son un estandarte crucífero y un lirio, símbolo de pureza. Había hecho voto de castidad.
Los fragmentos de sus reliquias se han repartido entre la catedral de Apt y dos museos norteamericanos, el Museo Metropolitano de Nueva York y la Galería Walters de Baltimore (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Esta advocación es muy antigua en el seno de la Orden agustina y fue declarada su Patrona. Según la leyenda, Santa Mónica derramaba muchas lágrimas ante Dios en favor de su hijo San Agustín, desviado de la fe que ella le transmitiera en su infancia, y la Virgen la consoló en su oración ferviente anunciándole la vuelta de su hijo a la Iglesia y le exhortó a expresar su penitencia vistiendo hábito negro y ciñéndose con una correa del mismo color. Según los datos históricos, en su origen, ningún lazo especial relaciona a esta advocación con la Orden Agustiniana. Consta que a mediados del siglo XV los agustinos veneraban en el norte de Italia una imagen de María bajo este nombre. En 1439 obtuvieron los agustinos la facultad de erigir para los laicos la Cofradía de la Cintura. En 1575 el Prior General Tadeo Guidelli unió la cofradía fundada en Bolonia para dar culto a la Virgen de Consolación, que había sido fundada en 1495, a la de los Cinturados de San Agustín, con la ratificación de Gregorio XIII Buoncompagni. La archicofradía adoptó entonces el título de Cinturados de San Agustín y de Santa Mónica bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación. Al año siguiente el mismo papa, boloñés de nacimiento, le otorgó numerosas indulgencias y el título de archicofradía con poder de agregar a otras cofradías, reservando la concesión de las patentes de agregación al General de la Orden. Se le concedió así mismo a la Orden fiesta de este título mariano con misa y Oficio propios. A partir de entonces la devoción y el culto a esta advocación se propagaron constantemente, favorecidos por los papas y por el celo de los agustinos, aún en lugares donde no había conventos de la Orden.
La iconografía tradicional nos muestra a la Virgen con el Niño en brazos, ofreciendo la correa del hábito agustino a San Agustín y a su madre Santa Mónica, ambos arrodillados a sus pies. La Orden de San Agustín en sus tres ramas celebra en su liturgia propia la festividad de la Virgen bajo su advocación de Nuestra Señora de la Consolación el día cuatro de septiembre, una semana después de la solemnidad de San Agustín, con el rango de solemnidad (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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