Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos de la localidad de Montilla (I), en la provincia de Córdoba.
Se suele comparar Montilla a un barco con la quilla invertida varado en el verde mar de sus viñedos.
Durante la dominación islámica perteneció al término de Poley (Aguilar), de la cora de Cabra. Entre 1240 y 1241 fue reconquistada por Fernando III y en 1257 la donó Alfonso X a Gonzalo Yáñez Dovinal. Hasta 1371 no obtuvo Montilla el rango de villa, permaneciendo bajo la jurisdicción de los Fernández de Córdoba, que la convertirán en cabeza de sus estados, en detrimento no sólo de la propia Aguilar, sino también de Priego, cuyo marquesado obtuvieron en 1501 de los Reyes Católicos. Su historia está ligada a tan ilustres personajes como el Gran Capitán, el Inca Garcilaso, San Francisco Solano, o San Juan de Ávila (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005). La gran capital del vino cordobés, patria del Gran Capitán, se sitúa en un pequeño promontorio de la Campiña Alta desde el que se divisa un panorama de alcores y colinas de tierra albariza en los que crece la vid, pero también el olivo y en algunas áreas hasta el cereal. Se encuentra al borde de la autovía Córdoba-Málaga, a sólo 46 km de la capital.
Se suele comparar Montilla a un barco con la quilla invertida varado en el verde mar de sus viñedos.
Muchos historiadores identifican a Montilla con la ciudad romana de Munda donde el 17 de marzo del 45 a.C., se desarrolló la definitiva batalla entre las tropas de César y los partidarios de Pompeyo. Durante la época musulmana su territorio se incluía en la Cora de Cabra y Córdoba y será reconquistada por Fernando III entre 1240-1241 y repoblada por gentes de León, pasando al linaje de la “Casa de Aguilar” en el siglo XIV, con la llegada a mediados del siglo XV de Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán.
Fue en el siglo XVI cuando la villa alcanzó su máximo esplendor con grandes figuras históricas como los Marqueses de Priego, San Juan de Ávila, el Inca Garcilaso de la Vega, o la llegada de Cervantes, haciendo referencia en El Coloquio de los Perros a Montilla. En 1630, Montilla alcanza el título de Ciudad, otorgado por Felipe IV.
¿Qué ofrece Montilla al visitante? La ciudad es rica en Patrimonio cultural, enológico e histórico. Montilla oferta una amplia relación de bodegas y lagares donde se puede disfrutar del vino de la Denominación de Origen Montilla-Moriles. No debemos olvidar la monumentalidad de la ciudad, destacando edificios del siglo XVI de gran calado histórico, por ejemplo la Casa del Inca Garcilaso de la Vega o el Convento de Santa Clara, entre otros.
Ciudad cultural de grandes literatos, poetas, pintores y músicos, donde los museos exponen grandes obras e importantes documentos, como el Museo Garnelo y la Biblioteca Fundación Manuel Ruiz Luque. Montilla también es natural y rural con la Sierra de Montilla, el magnífico mirador del Cerro Don Juan, la diversa flora y fauna mediterránea. Ciudad de experiencias y rutas temáticas, resaltando la Ruta monumental, Avilista, de los Lagares, Ruta del Vino y de las Fuentes históricas de Montilla. Nuestra ciudad ofrece creación, arte, gastronomía, buena gente e instalaciones excelentes para acoger eventos de todo tipo, desde musicales hasta deportivos. Montilla es una ciudad que nunca deja de sorprender, ven a conocernos y… Amontíllate.
Situación: Coordenadas: 37°35′12′′ 4°38′19′′O Montilla está situada en el corazón de Andalucía, junto a la autovía A-45 Córdoba-Málaga. Desde el centro de la península, a Montilla se puede acceder por la Autovía de Andalucía (440 kilómetros desde Madrid). Debido a la poca distancia entre nuestra ciudad y la Costa del Sol o Granada, es posible disfrutar con gran comodidad y asiduidad, tanto de las cálidas playas mediterráneas o atlánticas, como de la nieve, esquiando en las magníficas pistas de Sierra Nevada.
Distancia Córdoba: Podemos disfrutar de la ciudad Patrimonial por excelencia, visitando la Mezquita- Catedral, La ciudad Califal de Medina Azahara, la judería o el Alcázar de los Reyes Cristianos, a sólo 30 minutos (44 km).
Distancia Málaga: Visitar las cálidas playas de sus costas, degustar su “pescaito”, contemplar ciudades como Ronda o el reto de hacer el Caminito del Rey, lo tenemos al alcance de la mano, a tan sólo 1 hora y 30 minutos (120 km).
Distancia Sevilla: La Giralda o la Torre del Oro, monumentos imprescindibles en la visita de Andalucía, igualmente cercanas a Montilla a sólo 1 hora y 38 minutos (135 km).
Distancia Granada: Una sinergia perfecta con Sierra Nevada y la majestuosa Alhambra, se puede disfrutar a 1h y 51 minutos (165 km).
Distancia Jaén: A 1 hora y 30 minutos (108,5 km) encontramos la ciudad de Jaén, natural, histórica y cultural.
Distancia Cádiz: Las blancas playas, la rica gastronomía y la amplia oferta cultural sitúan a Cádiz a tan sólo 2 horas y 44 minutos (256 km).
Distancia Huelva: A 2 horas y 32 minutos (228,5 km) disfrutamos del paraje Natural de Doñana o las playas casi vírgenes y naturales de Huelva.
Distancia Almería: A unas escasas 3 hora y 10 minutos (327,7 km) se encuentra el magnífico Cabo de Gata y las playas rocosas almerienses.
El acceso hasta Montilla se puede hacer mediante vehículo propio o público. Hasta Córdoba se accede por carretera o ferrocarril (AVE), al igual que otras capitales andaluzas, ya que la conexión es perfecta entre Córdoba y el resto de capitales. Destacar la cercanía a ciudades importantes como Lucena, Écija, Carmona, Antequera, Baena o Úbeda.
Oficina de Turismo de Montilla
Dirección: c/ Iglesia, s/n (Castillo)
Teléfono: +34 957 65 23 54
Email: turismo@montilla.es
Web: www.montillaturismo.es (Diputación Provincial de Córdoba).Durante la dominación islámica perteneció al término de Poley (Aguilar), de la cora de Cabra. Entre 1240 y 1241 fue reconquistada por Fernando III y en 1257 la donó Alfonso X a Gonzalo Yáñez Dovinal. Hasta 1371 no obtuvo Montilla el rango de villa, permaneciendo bajo la jurisdicción de los Fernández de Córdoba, que la convertirán en cabeza de sus estados, en detrimento no sólo de la propia Aguilar, sino también de Priego, cuyo marquesado obtuvieron en 1501 de los Reyes Católicos. Su historia está ligada a tan ilustres personajes como el Gran Capitán, el Inca Garcilaso, San Francisco Solano, o San Juan de Ávila (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005). La gran capital del vino cordobés, patria del Gran Capitán, se sitúa en un pequeño promontorio de la Campiña Alta desde el que se divisa un panorama de alcores y colinas de tierra albariza en los que crece la vid, pero también el olivo y en algunas áreas hasta el cereal. Se encuentra al borde de la autovía Córdoba-Málaga, a sólo 46 km de la capital.
Historia
Como la mayor parte de la campiña, el municipio montillano estuvo poblado, al menos, desde el Paleolítico Inferior. Durante mucho tiempo, historiadores y arqueólogos, situaron en el emplazamiento de la actual Montilla a la Munda romana, en cuyas proximidades se produjo la célebre batalla entre César y Pompeyo que acabó con la derrota definitiva de éste último. Investigaciones recientes, sin embargo, rechazan esta afirmación por su falta de fundamento. Sea como fuere, de la Montilla de hoy no se tiene noticia histórica fidedigna hasta después de la conquista cristiana del territorio a los musulmanes que lo poblaban.
En 1257, el lugar pasó a depender de Gonzalo Yáñez Dovinal. señor de Aguilar, pero no será hasta 1333 cuando se localice el primer dato que hace referencia al castillo y a su nombre.
Poco después, en 1375, castillo, ciudadela y territorio cayeron en poder de los Fernández de Córdoba, Marqueses de Priego. Por esta época, aún se cazaban osos en el actual municipio montillano y Montilla era un pueblo-fortaleza de la campiña cordobesa. El castillo estaba situado en la parte más alta de la población y en él nació en 1453 Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, hijo segundo de Don Pedro Fernández de Córdoba y Elvira de Herrera. Este castillo fue demolido por orden de Femando el Católico por una supuesta infidelidad del titular de la Casa de Aguilar y a pesar de las súplicas que, desde Loja, donde residía, le hizo llegar al rey el Gran Capitán. La expansión de la ciudad se produjo a partir del siglo XVI. En esta época vivieron en ella San Juan de Ávila, el Inca Garcilaso y Miguel de Cervantes, quien en el Coloquio de los perros, contará las aventuras de la Camacha, la Cañizares y la Montiela, tres montillanas que pasarían por el tribunal de la Inquisición acusadas de brujas.
Gastronomía
El vino, naturalmente, constituye el primer don de la tierra montillana a la cocina. Existen cuatro tipos: el fino, para aperitivos o para entrante; el amontillado, para sopas y primeros platos; el oloroso, de color caoba oscuro, excelente en las meriendas, y el Pedro Ximénez, una joya de la naturaleza y una delicia para los postres. Modernamente se están criando también vinos jóvenes, afrutados y suaves, de unos diez a doce grados. para el acompañamiento de cualquier tipo de plato, principalmente pescados.
Al vino hay que sumarle los productos del campo. Las alcachofas a la montillana se han incorporado a la carta de los principales restaurantes de la provincia. Pero la cocina montillana tiene también otros platos deliciosos, entre ellos los pies de cerdo estofados, la cazuela de espárragos trigueros, o el adobo de carne, que aquí, no hay que decirlo, se hace con vino. Entre los postres, los alfajores, las gachas de mosto, el hojaldre, el pastel de cabello de ángel y los borrachuelos.
Artesanía
La tonelería constituye a día de hoy la principal y única actividad puramente artesana que se practica en Montilla.
Hasta no hace mucho tiempo se trabajaba abundantemente la piel, la hojalatería y la fundición, pero tanto las tenerías como los talleres han terminado por desaparecer.
Fiestas y tradiciones
El carnaval ha ido recuperando poco a poco la fuerza y la alegría que tuvo antaño, andes de su prohibición por la Dictadura.
En la Semana Santa sobresale la presencia casi constante de la Centuria Romana Munda, que le da una gran vistosidad con ceremonias como, por ejemplo, la del Prendimiento, llevada a cabo en la tarde del Jueves Santo.
En julio, alrededor del día 14, tiene lugar la Feria del Santo, en honor de San Francisco Solano, hijo también de la villa, con una duración de cinco días.
A principios de septiembre se celebran las Fiestas de la Vendimia, entre cuyos actos destaca sobre manera la Cata Flamenca.
Vida urbana
El paso de los años y las distintas crisis por las que ha pasado la vitivinicultura no han disminuido apenas la intensa dedicación de Montilla al vino. Bodegas y tabernas se reparten por el caserío. Existe incluso una Cofradía del Vino de altos vuelos, que admite a muy pocos y selectos cofrades. Los montillanos son gente laboriosa y amable. Hay que tener en cuenta que casi el 95 % de las explotaciones agrarias dedicadas a la vid ocupan menos de 20 hectáreas, lo que requiere un gran esfuerzo por parte del agricultor para hacerlas productivas. En los últimos años se viene acentuado un crecimiento sostenido de la actividad industrial, especialmente en el sector agroalimentario.
Montilla, por otra parte, es una de las localidades más cultas y con mayores inquietudes asociativas de la provincia. El fotógrafo y bibliófilo Manuel Ruiz Luque es ejemplo de lo primero, así como las poderosas asociaciones de vecinos de lo segundo.
La puerta de Aguilar, La corredera y la plaza de la Rosa conocen un ajetreo constante a lo largo del día. Aquí y en sus alrededores se concentra el grueso de la actividad mercantil. El resto de la población es, habitualmente, bastante más tranquilo.
VISITA
El mejor sitio para iniciar una visita a Montilla es, sin duda, el restaurante Las Camachas, que se encuentra a la entrada de la localidad, en el borde de la avenida de Málaga que, hasta no hace mucho tiempo era la travesía de la carretera Córdoba-Málaga. Desde este lugar privilegiado, la ciudad se ofrece a los ojos del visitante elevada sobre el pequeño tajo que la contiene por el norte.
La avenida de Andalucía se interna en el caserío a través de las bodegas y de los nuevos barrios con los que la población se derrama sobre el llano. Hacia la mitad de esta larga avenida aparece el llamado paseo de las Mercedes, jardín acogedor que, entre otros, muestra un monumento al Gran Capitán esculpido por Ruiz Olmos en 1955. Poco después se alcanza la puerta de Aguilar, sitio en el que no hace mucho empezaba Montilla y en el que, efectivamente, existió una puerta neomudéjar con triple arco, levantada en 1890 e incomprensiblemente derribada en 1962 por orden del alcalde Antonio Baena Panadero.
La puerta de Aguilar se prolonga en calle del mismo nombre y junto a la Corredera, que sigue a continuación, forma como una espina grande de la que van partiendo calles laterales. !lacia el final de la calle, en un ensanche, aparece el edificio del Ayuntamiento que, en su día formó parte del antiguo hospital de San Juan de Dios. Resaltan los cincos balcones de la fachada y la torrecilla con campanas en la que se ubica el reloj. Un azulejo en el zaguán recuerda que este lugar fue citado por Cervantes en El coloquio de los perros. En la Corredera se encuentran los dos casinos con que tradicionalmente contó la ciudad, el Círculo de Artesanos y el Montillano, uno frente al otro. Algo más adelante, siguiendo la línea de la calle, aparece la iglesia dela Encarnación, con sus torres gemelas. Se trata de un edificio neoclásico del siglo XVIII, que formó parte del antiguo colegio de los jesuitas. En su interior guarda los restos de San Juan de Ávila, el llamado Apóstol de Andalucía, que murió en Montilla.
La calle Corredera desemboca en la espaciosa plaza de la Rosa, lugar emblemático de la ciudad. En el fondo se encuentra la ermita de la Rosa, del siglo XVIII, de la que sale el Jueves Santo la procesión de Jesús Preso y la Virgen de la Esperanza y ante cuya puerta se celebra el acto del Prendimiento por parte de la Centuria Romana Munda. Perpendicular a la ermita se levanta el teatro Garnelo, recientemente restaurado y recuperado para la ciudad.
Al otro lado, haciendo frente al teatro, aparece el notable edificio de La Tercia, gran ejemplar entre neoclásico y mudéjar levantado en los años veinte del siglo pasado por el Conde de la Cortina, don Francisco de Alvear en el solar de sus bodegas. Muy cerca de esta plaza, en el número 3 de la calle Padre Miguel Molina, sitúa la tradición la casa de la famosa Camacha, inmortalizada por Cervantes.
En la calle Diego Alvear, inmediata a ésta, está la casa solariega de los Condes de la Cortina, con su hermoso claustro, y al final de la calle Córdoba, corazón del viejo barrio de las Tenerías, se conserva la ermita del Santico, del siglo XIX.
Algo más arriba, pasado el colegio de los Salesianos, se alcanza el lugar en el que antiguamente se encontraba el castillo. Hoy ocupa parte del solar el granero que los Duques de Medinaceli ordenaron construir en 1722.
Casi enfrente del granero, en la calle Iglesia.se descubre la alta torre de la iglesia de Santiago. Esta iglesia se encuentra dentro del antiguo recinto del castillo, fue levantada en el siglo XVI en estilo gótico mudéjar, aunque reformas realizadas en los siglo XVII y XVIII la adaptaron al barroco. Lo más interesante de este templo es la imagen del Cristo de Zacatecas que preside el altar mayor; un Crucificado procedente de Méjico hecho de cañaheja. Frente a la iglesia, la calle Escuchuela lleva hasta un mirador desde el que se obtienen estupendas vistas de la campiña.
Bajando de Escuchuela por la puerta del Sol se acaba alcanzando Gran Capitán, en el número 3 de una de cuyas bocacalles, Alonso de Vargas, se encuentra la casa en la que vivió el Inca Garcilaso.
En el número 6 de la calle San Juan de Dios, paralela a Alonso de Vargas, está la casa del siglo XVI en la que residió durante casi diez años y murió San Juan de Ávila. Una lápida recuerda este hecho. Algo más abajo de este lugar esta el paseo Cervantes, el segundo de los parques con que cuenta Montilla. En medio se sitúa el palacio de los Medinaceli, precisamente en el que llaman Llano de Palacio. Detrás del palacio está el convento de Santa Clara, fundado en 1525 por los Marqueses de Priego. La iglesia es una pequeña joya gótico-mudéjar cuya construcción se atribuye a Hernán Ruiz I. Tiene una sola nave en la que lucen de manera espléndida los artesonados. La portada, igualmente magnífica, es renacentista con reminiscencias góticas, atribuida también a Hernán Ruiz I.
Detrás del paseo de Cervantes, se encuentra la iglesia de San Sebastián, en la calle del mismo nombre. Construida en el siglo XIII, según se cree, en el solar de una antigua mezquita, es el templo más antiguo de la ciudad. Es obra gótico mudéjar. Tiene tres naves separadas por arcos formeros apuntados sobre columnas de sabor románico y cubiertas de madera.
Por Peñuela y por Gavia, se alcanza la iglesia de San Francisco Solano, en la calle del mismo nombre. Este templo, que se abre con una especie de claustro a modo de atrio, se construyó a finales del siglo XVII en el solar de la casa en la que el santo nació. Tiene planta de cruz latina con capillas laterales y su estilo pertenece al barroco inicial, destacando ampliamente el retablo mayor, obra del sevillano Gaspar Lorenzo de los Cobos, en cuyo camarín figura una imagen del santo montillano. En una capilla del lado de la Epístola está la Virgen de la Aurora, patrona del pueblo, coronada, con el niño en brazos, pisando a la media luna y rodeada de los rayos de todos los soles del universo.
Al final de San Francisco Solano, se encuentra la iglesia de Santa Ana, ya en la calle de este nombre, que perteneció al convento de Franciscanas Concepcionistas hoy desaparecido. La iglesia se levantó entre 1630 y 1645, tiene tres naves, cúpula sobre pechinas y, especialmente, un esplendoroso retablo mayor presidido por una Inmaculada de Pedro Roldán.
Desde San Francisco Solano, en cuya acera de los números pares se conservan varias buenas casas solariegas, la calle de las Salas lleva a la plaza de Munda. Detrás de ésta se localiza la iglesia de San Agustín. Este templo perteneció al antiguo convento del mismo nombre. Se trata de un edificio monumental levantado en el primer tercio del siglo XVII, que responde a las directrices de la Contrarreforma emanadas de Trento. Tiene planta de cruz latina con cúpula oval en el crucero. Medias columnas de orden gigante adosadas a los muros soportan los arcos. Un gran retablo ocupa por entero el frontón del presbiterio. En su camarín figura un Nazareno con la cruz a cuestas tallado, casi con toda seguridad, por Juan de Mesa el Mozo, en madera de un peral cortado en el huerto del convento. Sumamente interesante es la capilla de Jesús Nazareno, con sus columnas similares a las del templo y su hermosa cúpula de media naranja sumamente decorada a base de delicadas yeserías, lo mismo que las pechinas que la sostienen (Rafael Arjona. Guía Total, Córdoba. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2009).
La patria del Gran Capitán y de San Francisco Solano, cabeza de la comarca vitivinícola Montilla-Moriles, alza sus muros en un pequeño promontorio de la campiña cordobesa.
Historia
Poblada desde hace más de seis mil años, muchos historiadores la identifican con la famosa Munda, junto a la que se desarrolló la batalla en la que César acabó con las últimas aspiraciones de Pompeyo a hacerse con el poder de Roma.
En 1240 fue conquistada por Fernando III, entrando a formar parte del señorío de Aguilar y siendo repoblada con colonos fundamentalmente de León. En 1375 pasó a manos de los Fernández de Córdoba, en las que permanecería a lo largo de toda la Edad Media.
El siglo XVI supuso un periodo de franca expansión para la ciudad. Durante algún tiempo vivieron en ella San Juan de Ávila, el Inca Garcilaso y Miguel de Cervantes, quien evoca su estancia (diciembre de 1591) en el Coloquio de los perros, donde cuenta las andanzas brujeriles de la Camacha, la Cañizares y la Montiela, tres montillanas de armas tomar procesadas por el Tribunal de la Inquisición.
A partir del siglo XVII sufre una larga decadencia, de la que no sale hasta el siglo XX, cuando se produce la expansión del viñedo y de la industria vitivinícola de la que hoy es adelantada.
Gastronomía
Los productos del campo constituyen todos los elementos de su cocina. Las alcachofas a la montillana, la boronía, frito de hortalizas con predominio del tomate, y la sopa de pimientos y tomates con uvas son platos de antigua tradición, el primero de ellos incorporado a su carta por importantes restaurantes cordobeses.
Los vinos, finos para el aperitivo, afrutados para la comida y dulces para el postre, son un complemento insustituible en la mesa montillana.
Artesanía
La tonelería para la producción y conservación del vino, con 11 talleres en la actualidad, es la principal industria artesana de la ciudad, a la que hay que añadir la talla del mármol, la marroquinería y la bisutería.
Fiestas
El Carnaval, en el mes de febrero, llena las calles de jolgorio. La Semana Santa es muy interesante, dándole una gran vistosidad la Centuria Romana Munda, de reciente recuperación. La Feria del Santo, en honor de San Francisco Solano, tiene una duración de cinco días en torno al 14 de julio. La Fiesta de la Vendimia, a principios de septiembre, es de interés turístico nacional.
Vida urbana
La vida económica de la ciudad gira alrededor del vino, la vida urbana también. Numerosas tabernas de gran antigüedad ofrecen sus caldos a una amplia clientela que sabe beber con mesura y conocimiento. Ahora bien, Montilla es igualmente, una ciudad de poderosas inquietudes culturales.
El asociacionismo, principalmente juvenil, pero también de mayores, cuaja en grupos musicales de todo tipo, en grupos de teatro, en peñas flamencas o en grupos de arqueología de incansable actividad. La Asamblea Feminista Montillana, por ejemplo, es una de las más vigorosas de la provincia.
VISITA
La avenida de Andalucía, donde se encuentran las primeras bodegas, lleva desde la antigua carretera de Málaga hacia el corazón de la ciudad. Ante la puerta de Aguilar se encontraba hasta 1962, en que fue derribada por el alcalde Baena Panadero, una triple puerta almenada con arcos de herradura, de estilo neomudéjar, construidos en 1890. Casi al final de esta calle se levanta el Ayuntamiento, magnífico ejemplo de la arquitectura civil decimonónica. La calle Corredera, ajetreada y comercial, conduce hasta la plaza de la Rosa, hoy de la Constitución, centro tradicional de la ciudad, en la que se encuentra el Teatro Garnelo, la ermita de la Rosa y el notable edificio de la Tercia, levantado en los años veinte en estilo neoclásico por el séptimo conde de la Cortina. Algo más adelante de esta plaza, al final de la calle Iglesia, aparece la parroquia de Santiago, templo del siglo XIV, con tres naves separadas por arcos apuntados y en el que sobresale su sólida torre.
La calle Gran Capitán conduce hasta Llano de Palacio, explanada ajardinada del siglo XVI que se comunica a través de un arco con el convento de Santa Clara, bella construcción atribuida a Hernán Ruiz I, en la que sobre sale la fachada gótico renacentista y el artesonado mudéjar. La iglesia de San Francisco Solano, santo del lugar, se encuentra en la calle del mismo nombre, que parte de la Corredera, levantada en el solar de la casa donde nació el santo. Es templo de carácter barroco, construido a partir de 1681.
El itinerario por Montilla se completa con las visitas al Museo Histórico local, uno de los más importantes de la provincia; la Casa del Inca Garcilaso de la Vega, donde vivió el ilustre mestizo y desarrolló gran parte de su obra literaria, y la de San Juan de Ávila, que guarda el tipismo del siglo XVI y que alberga reliquias de santos (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
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