Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Doña María de Padilla, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 1 de julio, se inicia el mes en el que la historiografía tradicional fecha el fallecimiento de Doña María de Padilla, así que hoy es el mejor día que hoy para Explicarte la calle Doña María de Padilla, de Sevilla. dando un paseo por ella.
La calle Doña María de Padilla es, el Callejero de Sevilla, una vía que se encuentra en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo, y va de la calle San Fernando, a la calle Palos de la Frontera.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. Desde su formación en 1928 fue rotulada con su actual nombre, en recuerdo de la amante de Pedro I y luego mujer legítima, según reconoció el propio rey y las cortes reunidas en Sevilla. Murió en 1361 y está enterrada en la Capilla Real de la Catedral. "Prototipo de la mujer amante", la llamó el cronista de la ciudad, Luis Montoto, cuando elevó su informe de rotulación al Ayuntamiento. En 1922 se había acordado rotularla Daniel Zuloaga, destacado ceramista, pero no debió llevarse a efecto. Surge cuando se decide dotar a Sevilla de un gran hotel, con ocasión de la Exposición Iberoamericana que se preparaba; éste había de construirse en los jardines de Eslava, junto a la Fábrica de Tabacos. La idea había nacido en 1912 y tras un concurso de proyectos se inicia su construcción en 1916 para concluirse en 1928. La ocupación de los jardines de Eslava que tenían servidumbre de paso hacia la puerta de la fachada oeste de la Fábrica de Tabacos, obligó a la apertura de esta calle de sólo seis metros de anchura. La calzada está asfaltada sobre el adoquinado y carece de imbornales en uno de los lados. Tiene aceras muy estrechas de losetas de cemento. Se dotó de iluminación eléctrica en 1940 aprovechando las farolas del Hotel. Hace pocos años se instalaron otras de tipo fernandino de un solo farol. Está jalonada en su margen derecha por la verja y construcciones auxiliares del Hotel Alfonso XIII. Por su margen izquierda corre la barandilla de hierro apoyada en banco corrido de piedra caliza que aisla el foso de la antigua Fábrica de Tabacos, hoy sede central dela Universidad de Sevilla. Con ella se comunicaba a través de un puente levadizo construido en 1770, siendo rey Carlos III. según reza una inscripción grabada en el mismo, que ha sido ampliado y convertido en fijo en una reforma realizada en la década de los setenta. La calle, dada su estrechez y aparcamiento en línea, resulta molesta para transitar; por ello los estudiantes que son los usuarios más frecuentes, acceden y salen del edificio universitario por la puerta más próxima a San Fernando. A pesar de ello no resulta inhóspita, dada la distancia de los edificios que la delimitan y los setos y árboles que adornan los respectivos jardines [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Hoy, 1 de julio, se inicia el mes en el que la historiografía tradicional fecha el fallecimiento de Doña María de Padilla, así que hoy es el mejor día que hoy para Explicarte la calle Doña María de Padilla, de Sevilla. dando un paseo por ella.
La calle Doña María de Padilla es, el Callejero de Sevilla, una vía que se encuentra en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo, y va de la calle San Fernando, a la calle Palos de la Frontera.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. Desde su formación en 1928 fue rotulada con su actual nombre, en recuerdo de la amante de Pedro I y luego mujer legítima, según reconoció el propio rey y las cortes reunidas en Sevilla. Murió en 1361 y está enterrada en la Capilla Real de la Catedral. "Prototipo de la mujer amante", la llamó el cronista de la ciudad, Luis Montoto, cuando elevó su informe de rotulación al Ayuntamiento. En 1922 se había acordado rotularla Daniel Zuloaga, destacado ceramista, pero no debió llevarse a efecto. Surge cuando se decide dotar a Sevilla de un gran hotel, con ocasión de la Exposición Iberoamericana que se preparaba; éste había de construirse en los jardines de Eslava, junto a la Fábrica de Tabacos. La idea había nacido en 1912 y tras un concurso de proyectos se inicia su construcción en 1916 para concluirse en 1928. La ocupación de los jardines de Eslava que tenían servidumbre de paso hacia la puerta de la fachada oeste de la Fábrica de Tabacos, obligó a la apertura de esta calle de sólo seis metros de anchura. La calzada está asfaltada sobre el adoquinado y carece de imbornales en uno de los lados. Tiene aceras muy estrechas de losetas de cemento. Se dotó de iluminación eléctrica en 1940 aprovechando las farolas del Hotel. Hace pocos años se instalaron otras de tipo fernandino de un solo farol. Está jalonada en su margen derecha por la verja y construcciones auxiliares del Hotel Alfonso XIII. Por su margen izquierda corre la barandilla de hierro apoyada en banco corrido de piedra caliza que aisla el foso de la antigua Fábrica de Tabacos, hoy sede central dela Universidad de Sevilla. Con ella se comunicaba a través de un puente levadizo construido en 1770, siendo rey Carlos III. según reza una inscripción grabada en el mismo, que ha sido ampliado y convertido en fijo en una reforma realizada en la década de los setenta. La calle, dada su estrechez y aparcamiento en línea, resulta molesta para transitar; por ello los estudiantes que son los usuarios más frecuentes, acceden y salen del edificio universitario por la puerta más próxima a San Fernando. A pesar de ello no resulta inhóspita, dada la distancia de los edificios que la delimitan y los setos y árboles que adornan los respectivos jardines [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
FÁBRICA DE TABACOS. Se inicia su construcción en 1726 por el ingeniero militar Ignacio Salas, al que sucedió el coronel Diego Bordick, y encargándose del proyecto, en 1750, Sebastián van der Borch; terminó la obra, en 1766, Juan Vicente Catalán. Los cuatro remates de las esquinas fueron labrados por Cayetano Acosta, así como la portada principal. Esta consta de dos cuerpos con columnas corintias y está rematada por la Fama. El amplio vestíbulo, la hermosa escalera y los más bellos lucernarios de las azoteas son obras de Van der Borch, y el patio primero, así como la torre del reloj se deben a Lucas Cintora. En la actualidad este edificio está destinado a Universidad, para lo cual ha sufrido importantes transformaciones internas.
HOTEL ALFONSO XIII. Obra del arquitecto José Espiau Muñoz, dentro del llamado "estilo sevillano". Utiliza los materiales típicos de la región, como ladrillo en limpio, azulejos, zócalos y otros elementos decorativos de azulejos y patio de columnas [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984]
Conozcamos mejor la Biografía de Doña María de Padilla, personaje a quien está dedicada esta vía:
María de Padilla. (?, 1337 – Sevilla, 1361). Amante de Pedro I.
HOTEL ALFONSO XIII. Obra del arquitecto José Espiau Muñoz, dentro del llamado "estilo sevillano". Utiliza los materiales típicos de la región, como ladrillo en limpio, azulejos, zócalos y otros elementos decorativos de azulejos y patio de columnas [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984]
Conozcamos mejor la Biografía de Doña María de Padilla, personaje a quien está dedicada esta vía:
María de Padilla. (?, 1337 – Sevilla, 1361). Amante de Pedro I.
María de Padilla era hija de Diego García de Padilla y de su esposa María González de Hinestrosa. Pertenecía, por lo tanto, a una familia de la nobleza intermedia que tenía diversas posesiones en las tierras de la cuenca del Duero, y ante todo cerca de la localidad de Astudillo. No obstante, se ignoran tanto la fecha exacta de su nacimiento como el lugar preciso en el que vino a este mundo. En los primeros años de su vida se la conocía con el nombre de Mari Díaz. Sin duda, se trataba de una mujer que destacaba por su hermosura, su talento y su indudable gracia. Las fuentes de la época la presentan como una mujer “de buen entendimiento”, pero a la vez como “la más apuesta doncella que por entonces se hallaba en el mundo”. María de Padilla era, por otra parte, pequeña de cuerpo pero de nobles sentimientos, discreta, afable y compasiva. En el año 1352 fue presentada por su tío, Juan Fernández de Hinestrosa, al rey de Castilla, Pedro I, en la localidad de Sahagún. Aquélla fue, al parecer, una hábil maniobra de Juan Alfonso de Alburquerque, que al mismo tiempo preparaba el matrimonio del monarca castellano con la infanta francesa Blanca de Borbón, con el objeto de afianzar su poder en el ámbito de la Corte regia.
Conviene recordar que María de Padilla se había criado en la casa de Isabel de Meneses, que era la esposa del magnate nobiliario Juan Alfonso de Alburquerque. Lo cierto es que el rey de Castilla, Pedro I, debió de sentir desde aquel momento una ciega pasión por María de Padilla, de la que, según todos los indicios, se enamoró profundamente. Un texto de la época afirma que el monarca Pedro I “enamoróse mucho della, é non pudo estar en sí hasta que la uvo é durmió con ella”. Las fuentes de la época afirman que en junio del año 1352 Pedro I ya tenía en su compañía a María de Padilla. Como premio, María recibió en ese año de 1352 del rey de Castilla el señorío de Huelva. El historiador Juan Bautista Sitges indicó en su día que María de Padilla fue “el ángel bueno de Don Pedro, y con su dulzura, sus gracias é su paciencia pudo sujetar a aquel carácter fiero e indómito”. Eso explica que, en junio de 1353, poco después de casarse en Valladolid el monarca castellano con la infanta francesa Blanca de Borbón, abandonara a su esposa para reunirse con su amante. Sin duda, María de Padilla había aceptado sin protesta el casamiento del Rey con Blanca de Borbón, ocupando ella, como en el anterior reinado Leonor de Guzmán, el papel de manceba. Hubo, no obstante, un ligero retroceso, en el año 1354, en las relaciones de Pedro I con María de Padilla, lo que explica que, ese mismo año, el rey de Castilla se casara con Juana de Castro. Este acontecimiento causó un gran dolor a María de Padilla, la cual pensó incluso en retirarse a un convento. De todos modos, al poco tiempo Pedro I volvió nuevamente con ella.
Hay que señalar, asimismo, que María de Padilla llevó una vida de carácter nómada, cambiando continuamente de residencia. Entre 1353 y 1354 estuvo, entre otros lugares, en Córdoba, en Montalbán, en Toledo, en Olmedo, en Castrogeriz, en Tordesillas, en Urueña, etc. Por otra parte, en una carta escrita a Pedro I en el año 1356 por el Pontífice romano, éste llamaba a María de Padilla adúltera y concubina. En el año 1358 María se encontraba en la ciudad de Sevilla, demostrando a Fadrique, hermanastro del rey Pedro I, la tristeza que sentía porque estaba convencido de que iba a ser asesinado por el monarca castellano. No mucho más tarde, en el año 1361, María de Padilla, que sólo contaba veinticuatro años de edad, murió en la ciudad hispalense. El cronista Pedro López de Ayala cuenta que falleció “de su dolencia”, aunque se ignora de qué enfermedad se trataba. Pedro I, que se encontraba ausente de Sevilla, al enterarse de la muerte de María de Padilla “la lloró amargamente”, según relata el historiador Juan Bautista Sitges, y “mandó hacer en Castilla grandes duelos”.
Al año siguiente, en unas supuestas Cortes celebradas en la ciudad de Sevilla, Pedro I intentó legalizar, a título póstumo, sus relaciones con María de Padilla. De ahí que declarara que se había casado con María, aun cuando mantuvo secreto aquel matrimonio, antes de casarse con la infanta francesa Blanca de Borbón. Incluso dio los nombres de los que habían sido testigos de la boda. Es más, el cronista Pedro López de Ayala afirma que en esas Cortes de Sevilla del año 1362, el arzobispo de Toledo, Gómez Manrique, pronunció un discurso con el que intentaba demostrar la legitimidad del matrimonio de Pedro I con María de Padilla. Sin embargo, la más rigurosa investigación histórica ha puesto de manifiesto que no existió ese matrimonio. En esa misma sesión se declaró herederos de Pedro I a los hijos que había tenido con María de Padilla. Éste parece que fue el objetivo básico que buscaba el rey Pedro I al declarar una supuesta boda con María de Padilla. Esos hijos fueron los siguientes: un varón, Alfonso, que murió antes de cumplir un año, y tres hembras, Beatriz, Constanza e Isabel. Beatriz terminó marchándose al Convento de las clarisas de la localidad de Tordesillas. Constanza contrajo nupcias con el destacado personaje de la Corte inglesa Juan de Gante, duque de Lancaster. Isabel se casó con otra figura de la nobleza inglesa, Edmundo de York.
María de Padilla fue enterrada inicialmente en el Convento de las clarisas de la localidad palentina de Astudillo, denominado de Nuestra Señora de los Ángeles, que había sido fundado por ella en el año 1354. Pero con posterioridad sus restos mortales, considerados propios de una reina, fueron trasladados a la Catedral de Sevilla (Julio Valdeón Baruque, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Hotel Alfonso XIII.
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