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sábado, 12 de julio de 2025

El Colegio Mayor Hernando Colón, de José Gómez Millán

     Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Colegio Mayor Hernando Colón, de José Gómez Millán, de Sevilla
     Hoy, 12 de julio es el aniversario del fallecimiento (12 de julio de 1539) de Hernando Colón, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Colegio Hernando Colón, de José Gómez Millán, de Sevilla.
      El Colegio Mayor Hernando Colón, de José Gómez Millán, se encuentra en la calle Sor Gregoria de Santa Teresa, 20; en el Barrio del Sector Sur-La Palmera-Reina Mercedes, del Distrito Bellavista-La Palmera.
      El edificio se sitúa en un solar de amplias dimensiones y poblado por abundante vegetación, en el lado Oeste del campus de Reina Mercedes. Su posición exenta, a modo de pabellón en este espacio ajardinado, permite un desarrollo funcional repartido en diferentes alas con planta en forma de "T", que determina la organización volumétrica del edificio, extremadamente sencilla en su disposición.
     Se trata de un bloque lineal principal dispuesto en dirección Norte-Sur, de 91x11 metros en planta, y de cuatro plantas de altura, en el que se destaca un volumen de 17m, en posición central, que avanza una distancia de 1,5 metros sobre la alineación a la calle Sor Gregoria de Santa Teresa, enmarcado por pilastras almohadilladas en sus esquinas y ofreciendo el acceso principal del edificio. Este elemento, que se marca igualmente en la distribución del edificio como elemento distribuidor, concentra la mayor parte de la carga decorativa que busca producir un efecto de monumentalidad.
     Esto se hace patente en la escalinata de acceso, que salva una elevación de 1,50 metros que permite aprovechar la planta de semisótano del edificio para su uso como biblioteca, depósito y locales de instalaciones. Esta escalinata conduce al nivel de acceso, donde se abre en posición central la portada de entrada, de inspiración renacentista, construida en piedra y levemente abocinada.
     La puerta se abre bajo un arco de medio punto, y a ambos lados de ella dos pilastras sostienen un entablamento que sirve de balcón al hueco central de la planta primera, que queda enmarcado en un orden adintelado con pilastras de menores dimensiones. A ambos lados de la portada, en planta baja, las ventanas quedan igualmente enmarcadas mediante alféizares, pilastras y dinteles en piedra que sobresalen de manera exagerada del plano de fachada. A ambos lados del balcón central, en planta primera, los huecos que se abren a los balcones laterales se enmarcan de la misma forma, añadiéndose a cada uno dos aleros como remate superior. Los balcones de la planta primera quedan unidos por una cornisa. Completando este programa decorativo, en la planta segunda son tres los huecos, de más reducidas dimensiones, los que se recercan igualmente en piedra, si bien de manera más modesta.
     En la tercera planta de este cuerpo central se dibuja una cornisa, sobre la que se apoyan pilastras que alcanzan la cornisa superior de la planta. Entre estas pilastras se abren huecos con arcos de medio punto. Sobre esta cornisa, un entablamento que se apoya en las dos pilastras laterales del volumen central sirve de transición al vuelo de la cubierta, de teja cerámica, que se inspira en la del vecino Pabellón Vasco, al Norte del edificio. En la cumbrera de esta cubierta del volumen central se colocan dos pináculos de cerámica, referencias regionalistas claras que rematan el edificio.
     La espectacularidad de la fachada del volumen central marca el desarrollo de las laterales, resueltas de manera más esquemática, con menor carga decorativa: los huecos de la planta baja, de generosa altura, se resuelven con arcos de medio punto, replicando a la puerta principal del edificio. Los de planta primera son ventanas de geometría rectangular, simplemente recortadas en el paramento. Apoyándose en la cornisa entre la planta baja y la primera, se abren balcones con rejas de forja cada tres huecos. Los huecos de la planta segunda se resuelven de la misma forma esquemática, mientras que es en la planta tercera donde se busca un remate singular para la fachada, extendiéndose las cornisas del volumen central, abriéndose sobre ellas huecos con arcos de medio punto y colocándose dobles pilastras entre huecos. 
     La cubierta de las dos alas laterales arranca de una altura más baja, así como reduce sensiblemente la distancia del vuelo. Se construye igualmente a dos aguas, con tejas cerámicas y con pináculos cerámicos en los extremos de sus cumbreras.
     Esta monumentalidad se traslada igualmente al interior del edificio, especialmente en la planta baja, donde se sitúan los usos comunes aprovechando la mayor altura libre. Es de destacar, por su escala y materialidad, el vestíbulo, que queda marcado por la presencia de tres arcos de medio punto, sin carga decorativa alguna, que se elevan sobre columnas que separan del vestíbulo secundario de la escalera. Desde este vestíbulo, al Sur se disponen las dependencias de administración y la residencia del director del Colegio Mayor. Al Norte, se sitúa el salón de actos y salas de usos comunes. Desde el vestíbulo secundario de la escalera, en dirección Oeste, parte un brazo perpendicular al volumen principal, en el que se sitúa el comedor y, en una posición extrema, la cocina del Colegio. Por su traza austera, es de destacar la escalera principal del edificio, en la que se emplea profusamente el mármol rojo.
     Esta pretendida monumentalidad, característica de la arquitectura de la Autarquía franquista, se aplica como programa ideológico en un edificio que resuelve con absoluta racionalidad su función residencial, con un corredor central en cada ala, al que se abren habitaciones que miran a Este y Oeste, para un total de 136 residentes.
     La ordenación de los espacios abiertos que rodean al edificio aporta una enorme calidad ambiental al conjunto. En su disposición, es determinante el hecho de que el edificio fuese construido en el emplazamiento de la Plaza de los Conquistadores, espacio central del sector Sur de la Exposición Iberoamericana de 1929: palmeras, cipreses, plátanos y otros árboles de gran porte cualifican las actividades que se realizan al aire libre. Como vestigios de la Exposición, dos esculturas de Francisco Pizarro y Juan Sebastián Elcano originalmente instaladas en el lugar siguen colocadas en sus emplazamientos originales, si bien con desigual fortuna: la de Pizarro en el centro de una glorieta en el jardín trasero Norte, y la de Elcano engullida por un seto que separa la pista de tenis de la piscina de la residencia (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Biografía de Hernando Colón, a quien está dedicada esta vía;
     Hernando Colón, (Córdoba, 15 de agosto de 1488 – Sevilla, 12 de julio de 1539). Hijo natural de Cristóbal Colón, humanista y cosmógrafo, reunió la biblioteca particular más rica de la época, participó en el cuarto viaje colombino y escribió la Historia del almirante.
     Nació en Córdoba el 15 de agosto de 1488, como fruto de la relación entre Cristóbal Colón y Beatriz Enríquez de Arana, su amante. La madre de Hernando fue una cordobesa de posición social humilde, hija de unos pequeños agricultores de las cercanías de Córdoba, Pedro de Torquemada y Ana de Arana. Huérfana muy joven, pasó a vivir con sus parientes y en Córdoba residía cuando apareció en escena un hombre que ofrecía a los Reyes Católicos la manera de llegar a las Indias por la ruta nueva del Atlántico.
     Al convertirse la ciudad califal cada año, de primavera al otoño, en residencia habitual de la corte por causa de la guerra de Granada fue también una ciudad frecuentada por Cristóbal Colón. En Córdoba, durante esos años, estuvo negociando su proyecto descubridor pasando muchas necesidades. Fernández de Oviedo dice que por ese tiempo Colón “traía la capa raída, o pobre”. Su necesidad llegó a tanto que tuvo que emplearse como “mercader de libros de estampa” (los libros que empezaban a salir de la imprenta) y a pintar “cartas de marear” para venderlas a los navegantes. A finales de 1487 sólo Beatriz Enríquez le mostraba su apoyo, fruto de lo cual fue el nacimiento un año después de su hijo Hernando. Se puede asegurar que nunca Cristóbal Colón se llegó a casar con Beatriz, por lo que Hernando era hijo natural. Este origen de Hernando va a pesar mucho en el ánimo y en el comportamiento futuro del segundo hijo del descubridor.
     Cuando Cristóbal Colón emprendió el viaje descubridor, Diego, que había recibido el nombramiento de paje del príncipe Juan el 8 de mayo de 1492, fue conducido por Juan Rodríguez Cabezudo y Martín Sánchez a Córdoba, para que esperase con su hermano Hernando, bajo el cuidado de Beatriz Enríquez de Arana, la llegada triunfal de su padre.
      Un hito importante para el menor de los Colón fue su legitimación jurídica, es decir, cómo, a efectos legales, un hijo ilegítimo como Hernando pasaba a poder disfrutar de la posición social privilegiada que le correspondía, como hijo que era de uno de los nobles más importantes del reino.
     En 1493, tras el regreso de Colón, le fueron confirmados y ampliados sus privilegios, además de recibir un escudo de armas. En esas jornadas gloriosas al almirante no se le podía negar nada, por lo que “suplicó a los Reyes Católicos que hobiesen por bien que a sus hijos el príncipe don Juan los recibiese por pajes suyos”, dice el cronista Fernández de Oviedo. A principios de 1494, Diego y Hernando Colón fueron presentados en la corte de la mano de su tío Bartolomé “para que sirviésemos de pajes al serenísimo Príncipe Don Juan, que esté en la gloria, como lo había mandado la Reina Católica Isabel, que a la sazón estaba en Valladolid”, según cuenta el mismo Hernando. Es de suponer que Juana de Torres, ama del príncipe don Juan y muy cercana a los Colón, velaría por los hijos del almirante y haría las veces de madre para los dos hijos del descubridor mientras él andaba ensanchando el Nuevo Mundo. Su ayo en la corte fue Jerónimo de Agüero.
     Todos los nobles criados en la corte del príncipe, entre los que se encontraba Hernando Colón, recibieron la misma educación exquisita que el hijo varón de los Reyes Católicos. Uno de los maestros de los pajes fue el humanista Pedro Mártir de Anglería, devoto del saber y de los libros, además de amigo de Colón y futuro cronista de Indias. El Hernando Colón humanista y gran bibliófilo debe mucho a esta formación cortesana. Igualmente, desde la corte, el hijo menor del almirante vivió muy de cerca todos los acontecimientos de las Indias, sobre todo el fracaso colombino y las quejas de los descontentos.
      Muerto el príncipe Juan, el 4 de octubre de 1497, Hernando Colón quedó libre como paje, y entonces acompañó a su padre mientras hacía los últimos preparativos de su tercera navegación. Como el viaje se retrasaba y las tensiones entre Colón y los organizadores de la armada iban en aumento, el hijo del almirante regresó a la corte. El 18 de febrero de 1498, Hernando era nombrado paje de la Reina en Alcalá de Henares. Y cuatro días después, el 22 de febrero, el gran descubridor instituía mayorazgo, estableciendo la sucesión directa por vía masculina: primero Diego e hijos, y en su defecto, Hernando, y así sucesivamente hasta llegar a los hermanos del almirante, Bartolomé y Diego. A falta de línea masculina recaería en la mujer con más derechos.
    El tercer viaje colombino fue un fracaso, no faltando entre los españoles revueltas y deserciones, ni tampoco levantamientos indígenas, hambres, enfermedades y escasa rentabilidad económica. En la corte se empezaba a hablar mal de Colón y de la empresa de las Indias, contando Hernando en la Historia del Almirante una escena muy verosímil que sitúa entre los años 1499 y 1500 en Granada. Los quejosos de la empresa de las Indias se manifestaban al paso del monarca y de los hijos del almirante diciendo: “Mirad los hijos del Almirante de los mosquitos, de aquel que ha descubierto tierras de vanidad y engaño para sepulcro y miseria de los hidalgos castellanos” y añadían “otras muchas injurias, por lo cual nos excusábamos de pasar por delante de ellos”. Eran días amargos para una persona que no había superado su origen humilde y su ascenso social en función de un descubrimiento ahora en entredicho. El abandono en que tuvo a su madre Beatriz y cuanto la rodeó dice bastante. Por una escritura notarial, del 17 de agosto de 1525, hace donación a su primo y criado Pedro de Arana, una vez muerta Beatriz Enríquez, de unas casas, bodega, lagar, pila, tinajas y huerta que heredó de su madre. Éste es uno de los pocos recuerdos que nos ha transmitido Hernando referentes a su madre cordobesa.
     Tras el apresamiento del almirante y su inmediato envío a Castilla cargado de cadenas por decisión del juez pesquisidor Francisco de Bobadilla, el destituido virrey llegó a Granada, donde residía la corte, a mediados de diciembre de 1500, y allí se encontró con sus hijos. Los Reyes le desagraviaron en lo que pudieron, “pero nunca más dieron lugar que tornase al cargo de gobernación”, dice con exactitud Fernández de Oviedo.
     Cuando rozaba los catorce años, Hernando viajó a las Indias acompañando a su padre y a su tío Bartolomé en el cuarto viaje colombino, el llamado Alto Viaje en busca de un Estrecho que facilitase el camino hacia la Especiería. El 11 de mayo de 1502 dejaban las costas de la bahía de Cádiz camino de las Indias con cuatro navíos. Tras socorrer a la fortaleza portuguesa de Arcila, llegaron a Canarias y a finales de mayo tomaron rumbo a las Indias en uno de los viajes más rápidos (21 días). Las dificultades con uno de sus navíos le hizo dirigirse hacia Santo Domingo y recibir la negativa de Ovando cumpliendo la prohibición regia al Almirante de no detenerse en la Española. La forma que tuvo el Almirante de presentir y esquivar el huracán, cuando recorría las costas de Santo Domingo en el verano de 1502, agrandaron su figura. Nadie le hizo caso cuando advirtió a Ovando que no dejara salir la flota hacia España por el peligro que suponía la tempestad que se avecinaba. Bobadilla y la flota de entre veintiocho y treinta navíos fue destrozada a primeros de julio. El almirante y los suyos se salvaron refugiándose en el puerto de Azua.
     A finales de julio, llegaron a la costa continental de Honduras o Punta Caxinas después de sortear todo tipo de peligros, entre calmas, vientos y huracanes, corrientes adversas y frecuentes tormentas. Con tan pocos años, Hernando demostró mucha curiosidad por saber y no poca entereza. Según el almirante, “el dolor del hijo [Hernando] que yo tenía allí me arrancaba el ánimo, y más por verle de tan nueva edad de trece años en tanta fatiga”.
     El relato que sobre este viaje hace Hernando en la Historia del almirante es una fuente imprescindible para conocer su recorrido, incidencias, paisajes y curiosidades. A finales de año recorrieron la costa de Veragua y el istmo de Panamá hasta el golfo del Darién. Desde ahí decidió regresar a la Española, ya que todo era contrariedad: ni había estrecho, ni los indios eran pacíficos, ni su salud era buena, ni las embarcaciones resistían.
     A finales de junio de 1503 se encontraban ya en la bahía de Santa Ana, en Jamaica, donde encallaron intencionadamente los dos barcos que les quedaba. Durante el año que van a pasar en espera de poder llegar a Santo Domingo, se conserva el relato transmitido por Hernando Colón en su Historia con el eclipse de luna vivido en Jamaica.
     El 13 de agosto de 1504 regresaban al fin a Santo Domingo, tras la hazaña de Diego Méndez, y presenciaba algunas actuaciones poco corteses de Ovando para con su padre. Siguieron las penalidades hasta que el 7 de noviembre de 1504 arribaba al puerto de Sanlúcar de Barrameda.
     La muerte del descubridor, el 20 de mayo de 1506, convirtió a su hijo menor en un seguro colaborador del nuevo cabeza de familia: su hermano y segundo almirante de las Indias Diego Colón.
     El segundo viaje al Nuevo Mundo lo realizó Hernando a principios de 1509. El 9 de julio la pequeña corte que acompañaba al nuevo gobernador Diego Colón hizo su entrada en la capital de las Indias. Dos meses después, Hernando regresó apresuradamente a Castilla por encargo de su hermano con el fin de defender los intereses familiares en los Pleitos Colombinos.
     Entre 1509 y 1511, Hernando llevará a cabo una actividad intensa. Su influencia se deja notar en el famoso Memorial por el Almirante o en el Tratado sobre la forma de descubrir y poblar en la parte de las Indias. Especialmente curioso y lleno de novedad es el Proyecto de Hernando Colón en nombre y representación del Almirante, su hermano, para dar la vuelta al mundo, fechado en Sevilla, el 19 de julio de 1511, casi diez años antes del viaje de Magallanes-Elcano. No fue tenido en cuenta por el rey Fernando el Católico. Por esas mismas fechas, presentó en la corte otra obra suya titulada Colón de Concordia, también perdida.
     Entre 1512 y 1515 viajó a Italia para resolver pleitos de su hermano, reconocido en 1520 cuando ambos hermanos firmaban una capitulación por la que Hernando renunciaba a la herencia paterna a cambio de determinadas mercedes y en reconocimiento de sus servicios. Fue beneficiado con buenas encomiendas de indios en los distintos repartimientos hechos en la isla Española que le reportaron sustanciosos ingresos que empleó principalmente en adquirir libros para su biblioteca.
     En 1517, comenzó, con autorización real, el Itinerario o Cosmografía de España, una obra que pretendía, tras recorrer todos los pueblos de España, buscar los datos topográficos y geográficos más interesantes de cada lugar, y organizarlos después alfabéticamente. Este esfuerzo, costeado íntegramente por Hernando, fue impedido primero por el presidente del Consejo Real de Castilla, seguido de una orden del Emperador, de 13 de junio de 1523, poniendo punto final a su iniciativa. Un criado de Hernando lo achacó a la envidia. 
   El reconocimiento de reputado cosmógrafo quedó demostrado en la participación activa que tuvo en las Juntas de Badajoz-Elvas de 1524. Allí se reunieron expertos castellanos y portugueses (tres astrónomos, tres marinos y tres letrados de cada reino) con el fin de llegar a un acuerdo sobre la demarcación que el meridiano acordado en el Tratado de Tordesillas (1494) habría de tener sobre la zona oriental o contrameridiano. Su postura fue la más intransigente y dura de la representación castellana. Los portugueses no cedieron y no hubo acuerdo. En 1526, Carlos V encargó a Hernando que se reuniese con los principales pilotos españoles y elaborasen un mapamundi o carta general de navegación que quedara, como modelo y guía, en la Casa de la Contratación de Indias, radicada en Sevilla, obra que no llegó a realizarse.
     La parte principal de los Pleitos Colombinos duró desde 1508 hasta 1536, y en ella Hernando fue quizá el elemento más activo. El hijo menor del almirante partía de una posición que apenas cambió durante esos años: los privilegios colombinos fueron un contrato entre los Reyes y Colón que obligaba a ambas partes (Capitulaciones de Santa Fe). Si Colón cumplió la suya (descubrimiento de nuevas tierras al otro lado del Océano), los Reyes estaban obligados a respetar lo capitulado con él. Por tanto, todas las promesas hechas al almirante debían cumplirse. Así pensaba Hernando y prácticamente lo defendió sin entrar en otras matizaciones hasta el final de sus días. El punto débil de esta postura es que mezclaba concesiones que tenían carácter de contrato con otras que habían sido otorgadas graciosamente por los Reyes, y, por tanto, revocables.
     La primera sentencia en los Pleitos fue dictada el 5 de mayo de 1511 por el Consejo Real en Sevilla. Hernando actuó con plenos poderes de su hermano Diego en este proceso y mantuvo posturas muy intransigentes. Se opuso a dicha sentencia, lo que provocó un recrudecimiento del pleito con nuevas vistas y comprobaciones.
     Hacia 1516-1517 elabora una Propuesta o proyecto de Audiencia Real en Santo Domingo de la isla Española, bajo la presidencia del Almirante de las Indias, que no fue aceptado, ya que la pretensión de Hernando era que su hermano pudiera controlar esa institución.
     Otra actuación hernandina nos traslada a mediados de 1519 en que Diego Colón y Bartolomé de las Casas elaboran y presentan un plan conjunto para poblar una extensa zona de Tierra Firme. El segundo almirante estaba dispuesto a secundarlo, pero, según Las Casas, fue Hernando el que le aconsejó que pidiera la gobernación perpetua de dicha tierra, lo que condujo al fracaso de la negociación, ya que ese punto se discutía en los Pleitos.
     En 1523, como respuesta al enfrentamiento habido entre el almirante y la Audiencia de Santo Domingo, escribe Hernando una pieza acerca del derecho que como Almirante y Virrey debía tener su hermano en el grado de suplicación en las causas civiles y criminales que se seguían en los tribunales de las Indias. De poco sirvió este escrito. La tensión creciente entre la Corona y los Colón no hizo sino crecer.
     A la muerte del segundo almirante Diego Colón el 23 de febrero de 1526, el Consejo Real ordenó que se viese de nuevo el Pleito en su totalidad. Hernando fue confirmado por María de Toledo como uno de los representantes legales de la familia y así siguió hasta el final, aunque perdiendo alguna influencia.
     La Sentencia de Dueñas, el 27 de agosto de 1534, en los Pleitos fue muy negativa para los intereses colombinos. Hernando se manifestó en contra, pero no fue muy escuchado, por lo que inició un largo viaje por Europa que duró año y medio hasta 1536.
     Tras las apelaciones correspondientes, el 9 de agosto de 1535 sucede un hecho que va a convulsionar al apellido Colón, y de manera especial a Hernando. En plenos Pleitos Colombinos, el fiscal Villalobos quiso dar un vuelco sensacionalista al proceso y presentó un escrito por el que negaba que Cristóbal Colón tuviera la exclusividad del Descubrimiento, estando dispuesto a probarlo. Añadía, además, que los verdaderos protagonistas de ese magno descubrimiento fueron los Pinzones, quienes animaron a Colón a seguir y descubrir tierra cuando en el Primer Viaje “iba ya sin tino y desconfiado, y se quería volver”. Al mismo tiempo, otros escritores, como el cronista Fernández de Oviedo y el escritor genovés Giustiniani, estaban propagando algunos puntos oscuros (piloto anónimo, origen humilde de los Colón, etc.) sobre el inventor de América. Para colmo de males, el 28 de junio de 1536 se dictaba el laudo arbitral de Valladolid, en que se cerraba el viejo pleito entre la Corona y la familia Colón a cambio de algunas concesiones a favor del tercer almirante de las Indias Luis Colón.
     Ese mismo año, Gonzalo Fernández de Oviedo publicaba en Sevilla la primera parte de su Historia General de las Indias y en ella identificaba las Antillas con las Hespérides de la Antigüedad, añadiendo que tales islas habían pertenecido 1.600 años a. C. a España. Cualquiera podía imaginar que no era lo mismo hablar de unas tierras desconocidas regaladas por Colón a los reyes castellanos que reincorporar a la soberanía de España algo que fue suyo. Al mismo tiempo, el escritor genovés Agostino Giustiniani, en una obra suya sobre la República de Génova, impresa en marzo de 1537, atribuía a los Colombo genoveses el haber ejercido oficios de manos o mecánicos, como tejedores de paños. Para un apellido en la cima de la nobleza esto dolía.
     Entre 1536 y 1539, en medio de este ambiente nada favorable a la memoria de Cristóbal Colón, Hernando se decidió a escribir la Historia del Almirante, la obra sin duda más importante y famosa del hijo natural del Descubridor. Su objetivo, al escribirla, era muy claro: exaltar la persona y los hechos llevados a cabo por el “varón digno de eterna memoria” que fue su padre. En esta obra atacó a sus oponentes, suavizó aspectos discutibles del almirante, tuvo olvidos intencionados y manejó como pocos la ambigüedad. Muchas de las confusiones y controversias que envuelven a Colón se deben a esta obra. El manuscrito original se ha perdido. No obstante, se sabe por el prólogo que fue Luis Colón, tercer almirante de las Indias y sobrino de Hernando, quien lo cedió a Baliano de Fornari, genovés, para editarla en castellano, italiano y latín. Por fin la obra apareció sólo en versión italiana el 25 de abril de 1571. La traducción del castellano al italiano fue hecha por el hidalgo extremeño Alfonso de Ulloa con el título Historie del S. D. Fernando Colombo: nelle s’ha particolare et vera relatione della vita e de fatti dell’Ammiraglio D. Christoforo Colombo, suo padre. Esta obra alcanzó pronto gran difusión tanto en Italia como fuera de ella. La primera edición española no llegó hasta 1749.
     Se ha discutido mucho sobre la autenticidad de la Historia del Almirante. Las opiniones se pueden clasificar en tres grupos: los que consideran que nada de esta obra pertenece a Hernando; los que defienden que la parte correspondiente a los viajes y descubrimientos colombinos es de Hernando, pero no así la parte primera anterior a 1492; y, por último, los que sostienen que toda la obra ha salido de la pluma del hijo del descubridor.
     De las principales obras llevadas a cabo por Hernando una “fue querer juntar todos los libros de todas las lenguas y facultades que por la Cristiandad y fuera de ella se pudiesen hallar”, nos dice su albacea Marcos Felipe. Este propósito se va a materializar en lo que se conoce como Biblioteca Colombina, el legado más señero que ha dejado a la posteridad.
     La cantidad de libros que llegó a reunir superó los 15.300, de los que el 90 por ciento eran impresos y el resto, manuscritos. Todo ello cuando la imprenta estaba dando sus primeros pasos. Su librería llegó a ser considerada la biblioteca particular más voluminosa de Europa, y la organizó de forma tal que se convirtió en un precedente de la biblioteconomía actual. Como un humanista de vasta cultura, seleccionó personalmente la mayor parte de los libros que adquiría, logrando calidad y variedad, además de cantidad. Fue un viajero incansable que aprovechaba los viajes para adquirir libros. Conocía los grandes centros impresores del viejo continente. Tenía la costumbre de registrar las adquisiciones con noticias curiosas sobre el precio, la fecha y el lugar donde adquiría los libros, por lo que se puede seguir con frecuencia su itinerario siguiendo las notas manuscritas contenidas en los libros. Se movió más que con dinero, con cartas de crédito de los grandes banqueros y mercaderes de la época. A título de ejemplo, desde 1520 hasta 1522, acompañó al Emperador por Europa, incluida la propia Dieta de Worms; visitando importantes centros libreros de Alemania, Francia, Suiza e Italia y adquiriendo más de 4.500 libros en ese viaje.
     Ordenó que todos sus libros llevaran esta inscripción: “D. Fernando Colón, hijo de D. Cristóbal, primer Almirante que descubrió las Indias, dejó sus libros para uso y provecho de sus prójimos, rogad a Dios por él.” Estaba seguro de que pasaría a la posteridad por el recuerdo de su Biblioteca y así en la losa que cubriría su sepultura se colocaría en el centro su escudo de armas y a los lados cuatro libros abiertos que eran el resumen de su biblioteca: Autores, ciencias, epítomes y materias. Aconsejó también que en su biblioteca no faltasen obras menores, como coplas, refranes, cancioneros y poesía popular, por lo que Hernando pudo sentirse orgulloso de haber levantado con su esfuerzo y fortuna la biblioteca privada quizá más numerosa y selecta que tuvo Europa hasta 1540.
     Construyó una casa en la puerta de Goles de Sevilla que serviría de sede de su biblioteca y elaboró un reglamento meticuloso. Dejó órdenes escritas sobre cómo colocar los libros y la forma de usarlos. Fue contrario a que se prestasen, “pues que vemos que es imposible guardarse los libros aunque tengan cien cadenas.” Sólo a finales de 1536 se le concedió una pensión vitalicia de 500 pesos de oro, situada sobre las rentas de Cuba para ayuda de su biblioteca.
     Declaró como heredero de su biblioteca al almirante su sobrino, Luis Colón, y a sus sucesores en el mayorazgo, siempre que se comprometiesen a gastar cien mil maravedís en la salvaguarda y acrecentamiento de la misma. Si no fuera así, sucedería con las mismas condiciones el cabildo de la catedral de Sevilla o el monasterio de San Pablo, por este orden. Si fallaban estas instituciones, sería entregado en depósito al monasterio cartujo de las Cuevas. Tras su muerte, y después de muchos avatares y desidias familiares, la Biblioteca Colombina fue reclamada por el cabildo de la catedral, pasando a ocupar, a partir de 1552, una de las dependencias catedralicias, en la nave nordeste, también conocida como del Lagarto, que da al patio de los Naranjos.
     Parece que Hernando estaba pensando en llevar a cabo un tercer viaje a las Indias, pues una Real Cédula, firmada en Toledo el 7 de marzo de 1539, le autorizaba a desplazarse a Santo Domingo a visitar a su sobrino el almirante Luis “y por otros asuntos”. No pudo cumplir este deseo porque el 12 de julio de 1539 fallecía en Sevilla, después de dictar un testamento muy meticuloso. Fue enterrado en la catedral, en medio de la nave, en el trascoro, donde hay una losa con sus cuatro libros y la insignia de sus armas, que son un castillo y un león y una leyenda que dice: “A Castilla y a León Mundo Nuevo dio Colón” (Luis Arranz Márquez, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la calle Sor Gregoria de Santa Teresa, en ExplicArte Sevilla.

viernes, 11 de julio de 2025

El sitio arqueológico San Benito Chico, en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico San Benito Chico, en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla).
     Hoy, 11 de julio, Fiesta de San Benito, abad, patrono principal de Europa, que, nacido en Norcia, en la región de Umbria, pero educado en Roma, abrazó luego la vida eremítica en la región de Subiaco, donde pronto se vio rodeado de muchos discípulos. Pasado un tiempo, se trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio  escribió una Regla, que se propagó de tal modo por todas partes que por ella ha merecido ser llamado "Patriarca de los monjes de Occidente". Murió, según la tradición, el veintiuno de marzo (547) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte el sitio arqueológico San Benito Chico, en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla).
   Pequeña concentración de cerámica común y melada junto a algunos restos de ladrillo, en una extensión reducida de terreno en pendiente junto al camino de San Benito (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Benito, abad;
HISTORIA Y LEYENDA

   Los diálogos de San Gregorio Magno son la fuente principal y casi única de su biografía.
   Nacido hacia 480 en la provincia de Norcia (también, aunque de empleo menos frecuente, “Nursia”, ciudad de la provincia de Perusa), en Umbría, era hermano gemelo de Santa Escolástica.
   Hacia el año 500 se retiró a una gruta llamada Sacro Speco, cerca del lago de Subiaco, para llevar una vida de ermitaño.
   En 528, a mitad de camino entre Roma y Nápoles, fundó el monasterio del monte Cassino (Montecassino), sobre una antigua acrópolis consagrada en la antigüedad al culto de Júpiter. Allí compuso la regla de la orden de los benedictinos, y allí murió en 547.
   Sobre esta trama histórica el ingenio de los monjes y la imaginación popular bordaron adornos que Santiago de Vorágine recogió cuidadosamente en su Leyenda Dorada, de la que tomaron sus temas los artistas.
   En principio fue el milagro del tamiz partido. Cuando a su nodriza se le cayó un tamiz, él tomó las dos mitades y las volvió a unir sin que quedara huella alguna de su fractura.
   Cuando vestía hábito monástico, se retiró a la caverna del Sacro Speco donde era aprovisionado por el monje Romano, que le bajaba el pan en un cesto atado a una cuerda, y le avisaba con el sonido de una campanilla. Satán rompió la campanilla.
   Como no consiguió rendirlo por hambre, el diablo desató contra él las tentaciones carnales. Hizo aparecer una mujer que encendió su concupiscencia. San Benito rodó desnudo entre las zarzas espinosas que rodeaban la gruta, expulsó la codicia sensual mediante las llagas de su carne, y así se impuso al pecado.
   Elegido abad del monasterio de Vicovaro, por su rigor se atrajo el odio de los monjes que envenenaron su comida. Pero escapó a la tentativa de envenenamiento haciendo la señal de la cruz sobre el vaso que se quebró de inmediato en pequeños fragmentos, como si lo hubiese golpeado una piedra, mientras un cuervo se llevaba el pan envenenado en el pico.
   Salvó al monje Plácido, su discípulo, cuando estaba a punto de ahogarse, enviando en su auxilio a San Mauro, quien sostenido por su bendición, lo salvó de la muerte caminando sobre el agua.
   En el monasterio sólo quedaban cinco panes, pero al día siguiente, ante la puerta de la celda de San Benito se encontraron cien moyos (medida antigua de capacidad que equivale a ocho cántaros o ciento veintinueve litros) de harina.
   Totila (rey de los ostrogodos de Italia, que se confunde con frecuencia con Atila, rey de los hunos), rey de los godos, intentó engañarlo sin éxito, cuando delegó a uno de sus oficiales disfrazado de rey.
   Su hermana Santa Escolástica, a punto de morir, le impidió partir desencadenando una tormenta y haciendo caer una lluvia torrencial. El santo vio el alma de su hermana ascender al cielo en forma de paloma.
   Cuando murió su alma también ascendió al cielo en un chorro de luz. Como el profeta Elías en su carro de fuego.
CULTO
   Patrón de la orden de los benedictinos, de los conventos de Subiaco y del monte Cassino, San Benito es un santo más monástico que popular.
   Sus reliquias, transportadas en 672 desde Montecassino a la abadía de Fleury, en Francia, que adoptó el nombre de Saint Benoît sur Loire, nunca atrajeron tantos peregrinos como las de San Martín de Tours o las de Santiago de Compostela.
   En verdad, su autenticidad siempre ha sido cuestionada por los italianos quienes creen haber encontrado los auténticos huesos de San Benito y de su hermana Escolástica en Montecassino, en 1950.
   Se lo invocaba contra el veneno, la erisipela y sobre todo contra los cálculos de los que habría curado al emperador de Alemania, Enrique II. También se recurría a su intercesión para obtener la gracia de una buena muerte.
ICONOGRAFÍA
   Se lo representa ya imberbe, ya barbudo. Vestido con una cogulla negra de benedictino. No obstante, en los cuadros encargados por los benedictinos reformados, cistercienses, camaldulenses y olivetanos, aparece con una túnica blanca. 
   Sus atributos son un tamiz partido, varas con las que habría corregido a un monje, una copa de la que escapa una serpiente venenosa, alusión a la tentativa de envenenamiento de los monjes  de Vicovaro (comparte este atributo con San Juan Evangelista) y finalmente un cuervo que se lleva el pan envenenado en el pico. Se observará que a diferencia del cuervo proveedor de San Pablo ermitaño, que le lleva el pan cotidiano, el de San Benito retira un pan envenenado.
   Para diferenciar su copa envenenada de la de San Juan, los escultores alemanes del siglo XVIII hacen salir de ella dos pequeños serpientes (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico San Benito Chico, en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla). Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

Más sobre la localidad de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

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     Ruta Sevilla Prehistórica: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos en el Museo Arqueológico de la ciudad y en las salas dedicadas a la Prehistoria el devenir de este momento histórico-artístico de la ciudad.

     Ruta Sevilla Prerromana - Ispal: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos en el Museo Arqueológico de la ciudad y en las salas dedicadas al mundo prerromano el devenir de este momento histórico-artístico de la ciudad con especial atención al mundo de Tartessos y a los demás pueblos que se asentaron en la zona.

     Ruta Sevilla Romana - Hispalis: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos los vestigios que podemos encontrar del paso de la cultura romana por la actual ciudad, como los Monolitos de la calle Mármoles, las Columnas de la Alameda de Hércules, restos del Acueducto ("Caños de Carmona"), restos de las Murallas, el Antiquarium, y la obligada visita al Museo Arqueológico. Incluso podremos visitar el cercano enclave arqueológico de la ciudad romana de Itálica en el pueblo de Santiponce.

     Ruta Sevilla Visigoda: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos los vestigios que la cultura visigoda ha dejado en nuestra ciudad, sobre todo en la Catedral y en el Museo Arqueológico y te contaremos las historias de San Hermenegildo, y San Leandro y San Isidoro, personajes históricos imprescindibles de Sevilla.

     Ruta Sevilla Musulmana - Isbiliya: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos los principales vestigios que la cultura musulmana ha legado a Sevilla, comenzando por nuestro símbolo más universal: La Giralda, junto con la Torre del Oro, Los Reales Alcázares,...

     Ruta Sevilla Judía: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos la huella judía en la Sevilla de hoy: las antiguas sinagogas y los barrios judíos de Santa Cruz o de San Bartolomé.

     Ruta Sevilla Mudéjar: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos los innumerables vestigios que la cultura mudéjar dejó en Sevilla, fundamentalmente en los Reales Alcázares, Iglesia de San Marcos, Iglesia de Santa Marina,...

     Ruta Sevilla Gótica: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos nuestra Catedral, el edificio gótico más grande de la cristiandad.

     Ruta Sevilla Renacentista - Nova Roma: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos los imprescindibles vestigios renacentistas de nuestra ciudad, representados por el Ayuntamiento, el remate de la Giralda y la Sacristía Mayor de la Catedral.

     Ruta Sevilla y su río: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos la importancia que ha tenido el río Guadalquivir, el antiguo Betis, en la historia de la ciudad, recorriendo sus puentes, el Barrio de Triana, la Torre del Oro,...

     Ruta Sevilla y América: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos la llamada Sevilla Americana, la Sevilla del siglo XVI y XVII cuando nuestra ciudad se convirtió en la capital del mundo, con edificios tan importantes como el Archivo de Indias o la Casa de la Moneda.
     
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     Ruta Sevilla Neoclásica: Desde ExplicArte Sevilla también te mostraremos las huellas neoclásicas de nuestra ciudad que podemos contemplar en las iglesias de San Ildefonso o San Bartolomé.

     Ruta Sevilla Romántica: Desde ExplicArte Sevilla te mostramos la huella romántica de los Jardines del Parque de María Luisa y del Barrio de Santa Cruz.

     Ruta Sevilla Modernista: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos el legado modernista que también tiene en Sevilla sus ejemplos como las casas que podemos encontrar en las calles Alfonso XII, Feria, Tomás de Ibarra, Felipe II y Adriano, entre otras.

     Ruta Sevilla Regionalista: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos el legado que arquitectos como Aníbal González y sus contemporáneos dejaron en Sevilla con la famosísima Plaza de España.

     Ruta Sevilla y la Expo del 29: Desde ExplicArte Sevilla te mostraremos el legado que la Exposición Iberoamericana de 1929 dejó en Sevilla en modo de pabellones y edificios que conforman el Parque de María Luisa y el Barrio de Heliópolis.

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Un paseo por la calle San Benito

     Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle San Benito, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 11 de julio, Fiesta de San Benito, abad, patrono principal de Europa, que, nacido en Norcia, en la región de Umbría, pero educado en Roma, abrazó luego la vida eremítica en la región de Subiaco, donde pronto se vio rodeado de muchos discípulos. Pasado un tiempo, se trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio  escribió una Regla, que se propagó de tal modo por todas partes que por ella ha merecido ser llamado "Patriarca de los monjes de Occidente". Murió, según la tradición, el veintiuno de marzo (547) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      La calle San Benito es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Calzada, del Distrito Nervión; y va de la calle Luis Montoto, a la calle Lictores
      La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
     También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Un padrón de 1665 recoge la existencia de "la calle espaldas de San Benito"; en fecha imprecisa pasó a llamarse Dormitorio de San Benito, ya que hacia ella abrían las habitaciones de los religiosos del convento; más tarde, con seguridad al menos desde 1844, se acortó en la forma que hoy se mantiene. La calle forma un ensanche en la con­fluencia con Lictores, que ocasionalmente ha recibido la denominación de plaza de San Benito. Se formó a partir de la fachada lateral de la iglesia y monasterio de San Benito, cuyas tapias han conformado hasta fecha reciente prácticamente toda su acera par. Este, inicialmente bajo la advocación de Santo  Domingo de Silos, fue fundado en el s. XIII en el punto que hoy ocupa, en solares donados por Alfonso X. El monasterio permaneció como una edificación aislada y
alejada de la ciudad durante varios siglos, pero sirvió de punto de referencia y apoyo para el arrabal de la Calzada (v. Campo de los Mártires), que se fue formando extramuros a fines del s. XVII y comienzos del XVIII. Con pocas variaciones, San Benito ha conservado hasta la actualidad el mismo traza­do que puede apreciarse en la cartografía del s. XIX; calle de trazado rectilíneo y estrecho, con ligera pendiente en ascenso desde Luis Montoto, y que se abre formando una plazuela en la confluencia con Lictores. A principios de esta centuria (1914) este en­sanche fue dotado con una fuente-farola y se instalaron varios pies de árboles en su alrededor, reforzándose así su carácter de plazuela; progresivamente fue deteriorándose, los pies de árboles se perdieron y la fuente ya no estaba en aquel lugar en los años cua­renta. Fue adoquinada y dotada de aceras en la década de 1910, y el alumbrado eléctrico instalado en 1943.
     Actualmente su calzada continúa pavimentada con piezas de adoquín de gran tamaño y mal estado de conservación, por lo que no deben haber sido sustituidas desde­ principios de siglo: cuenta con farolas adosadas a las fachadas. La calle ha sido sometida a una nueva alineación y, salvo una parcela esquina a Luis Montoto, toda la acera par ha sido retranqueada hasta la nueva alineación. Ademár se encuentra incluida dentro del Plan Especial la Calzada que prevé un nuevo trazado para la parte interior de la calle que supondrá la eliminación de la histórica plazuela y su comunicación con Campo de los Mártires a través de Alerce, que es también ensanchada dentro de esta modificación del trazado viario. La acera par se inicia, como queda dicho, con la fachada lateral de la Iglesia de San Benito (v. Luis Montoto) y una tapia anexa al mismo; varias casas de vecinos de dos plantas, en deficiente estado de conservación pero ha­bitadas, se levantan en la confluencia con Lictores. En la acera impar se conserva una casa con entrada por Luis Montoto y fuera de alineación, que deberá ser demolida; tras ella y hasta la confluencia con Lictores, hay varios bloques entre medianeras de cinco plantas. Las viviendas de la parte final de la calle de una y otra acera se verán afectadas por la nueva alineación aprobada y en conjunto toda la calle ha de experimentar un profundo cambio, morfológico y social, a partir de la remodelación urbanística a la que se encuentra sometida en la actualidad [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].          
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Benito, abad;
HISTORIA Y LEYENDA
   Los diálogos de San Gregorio Magno son la fuente principal y casi única de su biografía.
   Nacido hacia 480 en la provincia de Norcia (también, aunque de empleo menos frecuente, “Nursia”, ciudad de la provincia de Perusa), en Umbría, era hermano gemelo de Santa Escolástica.
   Hacia el año 500 se retiró a una gruta llamada Sacro Speco, cerca del lago de Subiaco, para llevar una vida de ermitaño.
   En 528, a mitad de camino entre Roma y Nápoles, fundó el monasterio del monte Cassino (Montecassino), sobre una antigua acrópolis consagrada en la antigüedad al culto de Júpiter. Allí compuso la regla de la orden de los benedictinos, y allí murió en 547.
   Sobre esta trama histórica el ingenio de los monjes y la imaginación popular bordaron adornos que Santiago de Vorágine recogió cuidadosamente en su Leyenda Dorada, de la que tomaron sus temas los artistas.
   En principio fue el milagro del tamiz partido. Cuando a su nodriza se le cayó un tamiz, él tomó las dos mitades y las volvió a unir sin que quedara huella alguna de su fractura.
   Cuando vestía hábito monástico, se retiró a la caverna del Sacro Speco donde era aprovisionado por el monje Romano, que le bajaba el pan en un cesto atado a una cuerda, y le avisaba con el sonido de una campanilla. Satán rompió la campanilla.
   Como no consiguió rendirlo por hambre, el diablo desató contra él las tentaciones carnales. Hizo aparecer una mujer que encendió su concupiscencia. San Benito rodó desnudo entre las zarzas espinosas que rodeaban la gruta, expulsó la codicia sensual mediante las llagas de su carne, y así se impuso al pecado.
   Elegido abad del monasterio de Vicovaro, por su rigor se atrajo el odio de los monjes que envenenaron su comida. Pero escapó a la tentativa de envenenamiento haciendo la señal de la cruz sobre el vaso que se quebró de inmediato en pequeños fragmentos, como si lo hubiese golpeado una piedra, mientras un cuervo se llevaba el pan envenenado en el pico.
   Salvó al monje Plácido, su discípulo, cuando estaba a punto de ahogarse, enviando en su auxilio a San Mauro, quien sostenido por su bendición, lo salvó de la muerte caminando sobre el agua.
   En el monasterio sólo quedaban cinco panes, pero al día siguiente, ante la puerta de la celda de San Benito se encontraron cien moyos (medida antigua de capacidad que equivale a ocho cántaros o ciento veintinueve litros) de harina.
   Totila (rey de los ostrogodos de Italia, que se confunde con frecuencia con Atila, rey de los hunos), rey de los godos, intentó engañarlo sin éxito, cuando delegó a uno de sus oficiales disfrazado de rey.
   Su hermana Santa Escolástica, a punto de morir, le impidió partir desencadenando una tormenta y haciendo caer una lluvia torrencial. El santo vio el alma de su hermana ascender al cielo en forma de paloma.
   Cuando murió su alma también ascendió al cielo en un chorro de luz. Como el profeta Elías en su carro de fuego.
CULTO
   Patrón de la orden de los benedictinos, de los conventos de Subiaco y del monte Cassino, San Benito es un santo más monástico que popular.
   Sus reliquias, transportadas en 672 desde Montecassino a la abadía de Fleury, en Francia, que adoptó el nombre de Saint Benoît sur Loire, nunca atrajeron tantos peregrinos como las de San Martín de Tours o las de Santiago de Compostela.
   En verdad, su autenticidad siempre ha sido cuestionada por los italianos quienes creen haber encontrado los auténticos huesos de San Benito y de su hermana Escolástica en Montecassino, en 1950.
   Se lo invocaba contra el veneno, la erisipela y sobre todo contra los cálculos de los que habría curado al emperador de Alemania, Enrique II. También se recurría a su intercesión para obtener la gracia de una buena muerte.
ICONOGRAFÍA
   Se lo representa ya imberbe, ya barbudo. Vestido con una cogulla negra de benedictino. No obstante, en los cuadros encargados por los benedictinos reformados, cistercienses, camaldulenses y olivetanos, aparece con una túnica blanca. 
   Sus atributos son un tamiz partido, varas con las que habría corregido a un monje, una copa de la que escapa una serpiente venenosa, alusión a la tentativa de envenenamiento de los monjes  de Vicovaro (comparte este atributo con San Juan Evangelista) y finalmente un cuervo que se lleva el pan envenenado en el pico. Se observará que a diferencia del cuervo proveedor de San Pablo ermitaño, que le lleva el pan cotidiano, el de San Benito retira un pan envenenado.
   Para diferenciar su copa envenenada de la de San Juan, los escultores alemanes del siglo XVIII hacen salir de ella dos pequeños serpientes (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle San Benito, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle San Benito, al detalle:
    Retablo cerámico de Nuestro Padre Jesús en su Presentación al Pueblo
    Retablo cerámico de San Benito, abad
    Retablo cerámico del Santísimo Cristo de la Sangre
    Retablo cerámico de Nuestra Señora de la Encarnación
Residencia de las Hermanitas de los Pobres

jueves, 10 de julio de 2025

El sitio arqueológico Villa Santa Amalia, en Carmona (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico Villa Santa Amalia, en Carmona (Sevilla).
      Hoy, 10 de julio, en Tamise, en Flandes, actualmente Bélgica, Santa Amalberga o Amalia, a quien San Wilibrordo impuso el velo de las vírgenes consagradas (s. VIII) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el sitio arqueológico Villa Santa Amalia, en Carmona (Sevilla).
      Numerosos fragmentos de ladrillos, tegulae y ánforas, sillares sobre una gran extensión (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de Santa Amalberga o Amalia;
     Santa de la región del río Escalda, nieta de Pipino de Landen y madre de santa Gúdula. Carlos Martel pidió su mano con tanto ardor que le dislocó el brazo. La leyenda le atribuye visiones y milagros. Habría visto la crucifixión en un espejo y dibujarse las cinco Llagas de Cristo sobre un muro, en el interior de una mandorla. Habría liberado a Flandes de las ocas salvajes que arruinaban las cosechas, y hecho brotar una fuente de la que sacaba agua en un cedazo.
     Sus reliquias fueron transportadas desde Müster Bilsen, donde murió en 883, a Gante, en una barca sin tripulación que ascendió sola el curso del Escalda.
     Patrona de los campesinos y de los marineros, se la invoca para la curación de las dislocaciones de brazos y hombros, contra el granizo y los daños en las cosechas.
     Vestida de monja, tiene como atributo ocas salvajes. A veces se la representa con un rey coronado a sus pies porque ella rechazó las pretensiones de Carlos Martel (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre la localidad de Carmona (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

El desaparecido Pabellón de Mauritania, de Eulalia A. Marqués Garrido, para la Exposición Universal de 1992

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el desaparecido Pabellón de Mauritania, de Eulalia A. Marqués Garrido, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
     Hoy, 10 de julio, es el aniversario del Día Nacional (10 de julio de 1992) de Mauritania en la Exposición Universal de 1992, de Sevilla, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el desaparecido Pabellón de Mauritania, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
     El desaparecido Pabellón de Mauritania, para la Exposición Universal de 1992 [nº 285 en el plano oficial de la Exposición Universal de 1992], se ubicaba en la calle Johan G. Gutenberg; en el Barrio de Triana Oeste, del Distrito Triana.   
     Entre el desierto del Sahara, la zona árida del Sahel y la sabana norafricana se extiende el territorio de Mauritania, cuyos habitantes, en su mayoría árabes, han practicado tradicionalmente el pastoreo y el comer­cio nómadas. La mayor parte de este territorio pertenece al sector más occidental del desierto del Sahara. Las du­nas cubren la mitad del territorio del país. Mauritania ha sido siempre un territorio de tránsito, de caravanas hacia La Meca, de nómadas y exploradores de poco equipaje, de hombres en lucha por contener el avance de las arenas.
     El Pabellón de Mauritania presenta una muestra de los aspectos culturales e históricos. Los objetos de exposición están distribuidos en diferentes sectores: artesanía (piezas destinadas a la comercialización); objetos arqueológicos (exposición de los diferentes períodos cronológicos, desde la prehistoria hasta la época contemporánea); fotografía; vestidos e instrumentos musicales tradicionales y la arquitectura (maquetas de las ciudades antiguas de L'Adrar).
     Con los objetos expuestos se desea transmitir una cualidad nacional: la hospitalidad semítica (Guía Oficial Expo'92. Sevilla, 1992).
     El pabellón de Mauritania se encontraba en una parcela ocupada hoy en día por los jardines del Monasterio de la Cartuja junto a la calle 15, actual Johann G. Gutenberg y se emplazaba entre los pabellones de Omán y de los Emiratos Árabes Unidos, en la zona de pabellones orientales.
     El edificio que representó a esta pequeña república del noroeste africano estaba constituido por una sala de exposiciones tronco-piramidal de hierro con base cuadrada cuyas paredes interiores se inclinaban hacia dentro, imitando las formas de las edificaciones de la zona subsahariana. A su vez, la estructura parecía hundirse en la arena, rodeada de tiendas y senderos, imitando el desierto mauritano.
     El acceso mediante una larga rampa que parecía hundirse en el terreno hasta la entrada del pabellón daba la idea de estar entrando en una mina, uno de los sectores industriales más importantes de este país.
     A modo de curiosidad cabe destacar la tardía apertura del pabellón al público debido a problemas en las aduanas, donde tenían retenido parte del contenido.
     En el interior del pabellón, que constaba de una sola sala, se mostraban todos los aspectos de la vida cotidiana de las tribus nómadas mediante objetos típicos: orfebrería en plata, bisutería, monturas de camellos, vestidos tradicionales, etc.
     Una de las curiosidades del pabellón fue una representación de una pequeña "jaima" en el exterior del edificio con todos sus detalles, desde alfombras y bolsas de viaje en cuero hasta ejemplares del Corán o una "khabta", la cama típica de las zonas desérticas.
     El resto del contenido se completaba con muestras del pasado del país: manuscritos antiguos, hachas milenarias, cerámica y otros elementos del neolítico. Así mismo, se mostraban maquetas de distintas ciudades del pasado.
     En el exterior del pabellón y sobre un techo inclinado se encontraba el zoco, una tienda donde se podían adquirir productos artesanos de Mauritania que gozó de bastante afluencia durante la Expo, hasta el punto de agotar existencias.
     Tras la clausura de la Exposición, el edificio, que había sido construido por la Sociedad Estatal y cedido al país, fue demolido al entrar en la categoría de pabellones efímeros en los primeros meses de 1993 (Blog Pasaporte Expo 92).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el desaparecido Pabellón de Mauritania, de Eulalia A. Marqués Garrido, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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miércoles, 9 de julio de 2025

El sitio arqueológico El Ayta, en Montellano (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico El Ayta, en Montellano (Sevilla).
     Hallazgos esporádicos y dispersos de material lítico, posiblemente correspondiente al período Calcolítico, recogido en las laderas del cerro. Explotación minera en las primeras alturas de la sierra de El Ayta, que ha sido aprovechada hasta el siglo XIX (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico El Ayta, en Montellano (Sevilla). Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia.

Más sobre la localidad de Montellano (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.