Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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jueves, 21 de noviembre de 2024

La pintura de la Presentación de la Virgen en el Templo, en el Retablo Mayor, de la Iglesia del Convento de Santa María del Socorro

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura de la Presentación de la Virgen en el Templo, en el Retablo Mayor, de la Iglesia del Convento de Santa María del Socorro, de Sevilla.  
     Hoy, 21 de noviembre, Memoria de la Presentación de Santa María Virgen. Al día siguiente de la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva, construida junto al muro del antiguo templo de Jerusalén, se celebra la dedicación que de sí misma hizo a Dios la futura Madre del Señor, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena su Concepción Inmaculada [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura de la Presentación de la Virgen en el Templo, en el Retablo Mayor, de la Iglesia del Convento de Santa María del Socorro, de Sevilla.
     El Convento de Santa María del Socorro (actualmente cerrado), se encuentra en la calle Bustos Tavera, 30 (aunque la entrada a la Iglesia se efectúa por la calle Socorro, 13); en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo.
     Preside la iglesia un retablo de estructura clasicista que fue contratado el 15 de abril de 1636, por doña Luisa de la Serna, abadesa del convento, con los hermanos Felipe y Gaspar de Ribas, siendo la primera obra que contrataba este taller desde su llegada a Sevilla. Fue tasado en 1.700 ducados que se repartirían de forma diferente entre ambos hermanos (Felipe cobraría 1.000 ducados y su hermano el resto). Se estipuló su realización en borne y cedro, indicándose la realización de figuras de talla en las calles centrales y de pinturas en las laterales "de las historias y santos que la abadesa y la vicaria dijeren". Debió ser repolicromado en época neoclásica, con una imitación de mármoles y jaspes que desvirtuó las formas originales de la obra. Con banco, sotobanco, dos cuerpos, tres calles compartimentadas por columnas pareadas y ático, está presidido por una excelente imagen en alabastro de la Virgen del Socorro del siglo XVI, también repolicromada posteriormente. Compone el resto del retablo un buen programa iconográfico pictórico alusivo a la vida de la Virgen, de hacia 1630, situándose las escenas de la Anunciación y la Presentación en el Templo en el primer cuerpo y el Nacimiento de la Virgen y la Circuncisión en el segundo cuerpo, obras de las que se desconoce su autoría pero que debieron realizarse de forma coetánea al retablo. Las calles se subdividen mediante columnas pareadas con decoración estriada en sus fustes apenas perceptible con la policromía neoclásica. La parte central del segundo cuerpo debió estar presidida originalmente por un manifestador, cobijando en la actualidad una talla moderna de Sor Beatriz de Silva, la santa fundadora de la Orden Concepcionista, imagen que fue colocada con motivo de su canonización en 1976. Una talla de San Francisco de Asís preside el ático, es original de Felipe de Ribas y sigue el modelo creado por Martínez Montañés en el convento de Santa Clara, una iconografía basada en las indicaciones iconográficas que realizó Francisco Pacheco en su Arte de la Pintura. Unas tarjas laterales con las cinco llagas franciscanas completan el ático del retablo (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
     Es una pintura realizada entre 1636-40, de autoría anónima y con unas medidas de 1,31 x 1,07 mts, en óleo sobre lienzo. Sobre una plataforma escalonada aparece la Virgen arrodillada con las manos unidas en oración ante el pecho y con la cabeza ligeramente girada hacia su derecha para mirar al Sumo Sacerdote. Éste aparece a la izquierda con su hábito y con mitra adelantando el brazo derecho hacia la Virgen. A la derecha de éste, de perfil se representa a santa Ana y san Joaquín. El lateral izquierdo de la escena aparecen dos personajes, uno de ellos que mira al espectador porta una vela. Otros dos personajes se disponen tras la figura de la Virgen, inclinando sus cabezas para mirarla; uno de ellos lleva una vela en sus manos. En el ángulo inferior izquierdo, de espaldas y solo en tres cuartos aparece una mujer con un niño, ocupando el primer plano (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Festividad de la Presentación de la Virgen en el Templo o la Virgen de la Escalera;
   El tema, tomado de los Evangelios apócrifos (Protoevangelio de Santiago, caps. VII y VIII; y Evangelio del Seudo Mateo (cap. IV), en la Edad Media fue popularizado por la Leyenda Dorada.
     Cuando María tuvo tres años, sus padres la condujeron al templo con el objeto de consagrarla a Dios. Para llegar al altar de los holocaustos que se encontraba en el exterior del santuario, era necesario ascender quince peldaños (quindecim gradus) que corresponden a los quince Salmos graduales (120-134), también llamados Cánticos de los grados (cantica graduum) porque eran cantados por el pueblo de Israel cuando ascendía en peregrinación a Jerusalén. María los subió sola, sin la ayuda de nadie, y sin volverse hacia atrás, hacia sus padres, como lo hacen normalmente los niños de esta edad. 
     Así, la Presentación de la Virgen se distingue claramente de la del Niño Jesús. María tiene más años, asciende sola los peldaños y se ofrece ella misma al Señor.
     Interpretación y culto. En el arte de la Edad Media, la Virgen presentada en el templo está prefigurada en el niño Samuel consagrado a Yavé por su madre.
     San Francisco de Sales celebra con devota suavidad el destete de «esta gloriosa Pepona, llevada al templo para ser consagrada, como Samuel, que fue conducido a ese lugar por su madre, y dedicado al Señor a la misma  edad».
     En el siglo XVII, la consagración de la Virgen en el Templo se consideró un símbolo de la vocación sacerdotal: el sacerdote ascendiendo los peldaños del altar se comparó con la Virgen subiendo la escalinata del templo.
     La fiesta de la Presentación, suprimida por Pío V pero restablecida por el papa Sixto V y fijada el 21 de noviembre, gracias a Jean Jacques Olier, que en sus escritos insiste en el «sacerdocio de la Virgen», en París se convirtió en la fiesta patronal del Seminario de Saint-Sulpice y de todo el clero francés.
Iconografía

     La niñita asciende hasta lo alto de la escalinata en cuya cima la espera el sumo sacerdote Zacarías, que a veces la abraza (miniatura de las Homilías del monje Santiago).
     En el arte bizantino (Menologio de Basilio, mosaico de Dafni), detrás de los padres de la Virgen avanza una procesión de niñas que llevan antorchas encendidas, reminiscencia del rito nupcial de la antigüedad. Ese detalle se tomó del Protoevangelio de Santiago (VII, 2), donde se dice que Joaquín hizo encender antorchas a las vírgenes sin mancha, recomendándoles que las dejaran encendidas «por miedo a que la niña se volviera atrás y que su corazón quedara cautivo fuera del templo del Señor.»
     En el cortejo de las doncellas portadoras de antorchas a veces se agrega a la tropa de los sesenta valientes armados de lanzas de la visión de Salomón (Homilías del monje Santiago).
     En Occidente, el arte prefigurativo puso el acento en el carácter simbólico de esta escena de consagración. En una miniatura del Speculum Humanae Salvationis (Munich), la niñita está sentada sobre el altar. Al mismo tiempo, el Speculum encuentra prefiguraciones de la Presentación en el Antiguo Testamento y en la mitología pagana: son el Sacrificio de la hija de Jefté y la historia contada por Valerio Máximo, de unos pescadores que extraen del fondo del mar un trípode de oro que consagran a Apolo (Mensa aurea oblita in templo).
     A partir de finales de la Edad Media, y con mayor razón en la época del Renacimiento y de la Contrarreforma, el arte ya no tiene más en cuenta la tradición fijada por los Evangelios apócrifos. Los pintores ya no se sienten obligados a representar los quince peldaños rituales de la escalinata, y reducen arbitrariamente su número. La «Niñita» no asciende sola los escalones, es ayudada por su madre o por un ángel (Tapices de Beaune y Retablo de Saluces en Bruselas). En la mitad del itinerario se vuelve hacia sus padres que la siguen con la mirada (Orcagna). La escena de separación se hace más humana, y el artista encuentra en ella la ventaja de no mostrar a la Virgen de espaldas. La psicología y la estética se coligan contra el texto y triunfan.
     El carácter religioso de esta consagración de una niña al Señor se desdibuja progresivamente. En la composición se introducen detalles pictóricos. La escalinata se presta a efectos de perspectivas; al pie de los peldaños, Tiziano acuclilla a una vendedora de huevos. Claude Vignon toma de la Presentación de Jesús el motivo de la ofrenda ritual de las dos palomas. Después del concilio de Trento, para acentuar la solemnidad, se introdujeron ángeles turiferarios (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Festividad de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María;
     Fiesta de origen oriental, probablemente jerosolimitano, quizá date de la dedicación el veintiuno de noviembre del 543 por orden del Emperador Justiniano de una iglesia en memoria de este episodio mariano transmitido por los apócrifos, sobre todo por el Protoevangelio de Santiago, de la consagración de la Virgen en el Templo a los tres años, sobre las mismas ruinas del Templo de Jerusalén, Santa María la Nueva, y que ha sido confirmada por la arqueología.  Por este origen local, la destrucción de esta iglesia por los persas en el 614 frenó por algún tiempo la extensión de la fiesta. La primera mención clara la encontramos en San Germán Patriarca de Constantinopla del 715 al 730, del que conservamos dos homilías para ella5. En la crónica del monasterio de Studio (Constantinopla) de Teodoro Estudita (+826) se habla de la celebración de esta fiesta.  A partir de Constantinopla se divulga enseguida por Oriente y genera una abundante literatura homilética; así la encontramos celebrada en el mismo día en las Iglesias siria, armenia y maronita, el veintinueve de noviembre en la etíope y el doce de diciembre en la copta. En 1143 pasó a ser de precepto en el Imperio Bizantino, y en 1166 Manuel I Commeno la señala como fiesta de precepto de primera clase. Esta fiesta cobró tal importancia en la Iglesia Bizantina que entró a formar parte del Dodecaorton o ciclo de las doce principales fiestas del año litúrgico y a considerarse de precepto, lo que se mantiene en la actualidad, y su celebración tiene vigilia y se prolonga cuatro días más en vez de ocho por estar dentro del periodo penitencial preparatorio de la Navidad que empieza el quince de noviembre. En Occidente, una vez que no fue introducida en Roma por el Papa Sergio I (+701), empezó a celebrarse en los monasterios griegos del sur de Italia, en donde ya aparece en el siglo IX. De aquí pasó a Inglaterra en el siglo XI.  Pero su lanzamiento definitivo vino de la mano del noble francés Felipe de Mazières, Canciller del Rey de Chipre que, cuando regresó de Oriente a una misión en la corte de Aviñón, trajo consigo un ejemplar del Oficio de los griegos y se lo presentó a Gregorio XI de Beaufort, quien, tras hacerlo examinar por una comisión especial, la celebró con los cardenales adaptando el Oficio griego y autorizó en 1373 su celebración en Aviñón y en algunas otras Iglesias; en el mismo 1373 fue adoptada en la Sainte Chapelle de París. Se propagó la fiesta por Occidente a finales del siglo XIV y durante el siglo XV: en 1418 se introdujo en Metz, en 1420 en Colonia. Pío II Piccolomini la concedió en 1460 con vigilia al Duque de Sajonia. En Toledo fue asignada en 1500 por el Cardenal Cisneros al treinta de septiembre.
     Sixto IV della Rovere la introdujo en Roma en 1472 con Oficio propio. Tras haber sido suprimida por San Pío V Ghislieri, por el decreto Quod a nobis de 1568, debido a su dependencia de los apócrifos, y Sixto V Peretti la restableció oficialmente en la Iglesia Latina por la Bula Intemeratae del uno de septiembre de 1585, ordenándose el Oficio de la Natividad de la Virgen, al que se le cambiaba simplemente el título. Clemente VIII Aldobrandini enriqueció el Oficio y elevó la fiesta, como otras menores de María, a la categoría de doble mayor. En la reforma del calendario de 1969 se redujo a memoria obligatoria con el Oficio del Común de la Virgen. Conmemora no sólo este hecho puntual, independientemente de su historicidad6, sino la vida de María desde su concepción inmaculada y su nacimiento hasta la anunciación, que supone un tiempo de preparación y de afianzamiento de su vocación de entrega voluntaria por completo a Dios (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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miércoles, 20 de noviembre de 2024

El sitio arqueológico de la Cista del Rancho del Marqués, en El Castillo de las Guardas (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico de la Cista del Rancho del Marqués, en El Castillo de las Guardas (Sevilla).
     Desaparecido en la actualidad, fue objeto de una excavación clandestina, aunque las causas de su desaparición han sido los trabajos de limpieza de piedras del terreno. Su longitud era de 3 metros y su anchura de 0,75 metros. La construcción estaba realizada con ortostatos sin trabajar y el material utilizado, según Rosario Cabrero, sería la pizarra. Nos encontramos ante un enterramiento megalítico tipo cista perteneciente a la cultura Calcolítica (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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La Zona de Juegos Infantiles, en el Parque de María Luisa

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Zona de Juegos Infantiles, en el Parque de María Luisa, de Sevilla.
     Hoy, 20 de noviembre, es el Día Universal del Niño, como conmemoración de la Declaración Universal de los Derechos del Niño (20 de noviembre de 1959), y de la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño (1989).
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Zona de Juegos Infantiles, en el Parque de María Luisa, de Sevilla.
     El Parque de María Luisa [nº 64 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla], se encuentra en la glorieta de San Diego, s/n (entrada principal, aunque tiene entradas por el paseo de las Delicias y las avenida de María Luisa, y de la Borbolla), en el Barrio de El Prado-Parque de María Luisa, del Distrito Sur.
     La Zona de Juegos Infantiles, se encuentra entre las avenidas de Covadonga, y la de Hernán Cortés, y entre la avenida de los Cisnes, y la glorieta de Rafael de León.  
   En un espacio en el que se han colocado varios elementos de juego distribuidos por el recinto como columpios, toboganes, balancines,... 
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martes, 19 de noviembre de 2024

Los principales monumentos (Iglesia de Santiago, Plaza de la Merced, Casa natal de Picasso, Museo Casa de Muñecas, y Santuario Virgen de la Victoria) de la localidad de Málaga (VI), en la provincia de Málaga

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Santiago, Plaza de la Merced, Casa natal de Picasso, Museo Casa de Muñecas, y Santuario Virgen de la Victoria) de la localidad de Málaga (VI), en la provincia de Málaga.


Iglesia de Santiago

     Fue una de las primeras iglesias que se funda­ron en Málaga tras la conquista de la ciudad, en 1490, erigida en parroquia en 1505, confirmán­dose sus privilegios por Bula de 1510. El lugar elegido estaba cercano a una mezquita, fechándose la primera fábrica entre 1490-93 y era obra gótico-mudéjar, de tres naves cubiertas con armadura de madera con tirantes de lazo, capilla mayor poligonal con fuertes contrafuertes y  torre algo separada del muro de la iglesia. Ésta es un bello ejemplar mudéjar, de planta cuadrada, realizada en ladrillo y decorada con paños de sebka de tradición almohade, rematada por una cupulilla revestida de cerámica, de época posterior. La portada central primitiva tiene arco apuntado y arquivolta de perfil conopial enmarcada por alfiz, decorándose las enjutas con azu­lejos de vivos colores que forman lazos de ocho y diez puntas; con la ampliación de 1545 la torre quedó unida al templo.
     A principios del siglo XVIII recibió una amplia reforma, proyectada y dirigida por el arquitecto Felipe de Unzurrunzaga, que la convirtió en una iglesia barroca de planta basilical, con tres naves y dos de capillas entre contrafuertes; pilares cuadrados en los que se abren hornacinas para la imaginería (y que envuelven a los primitivos) apean arcos de medio punto que sostienen bóveda de medio cañón con ornamentación de molduras y hojarasca barroca, tras la cual se encuentra la primitiva armadura mudéjar y se hizo nueva también la bóveda del presbiterio, con finos adornos y un programa iconográfico dedicado a la Eucaristía, a la Virgen y a Santiago. El coro, que ocupaba la nave central se colocó en una tribuna elevada a los pies, cerrando la portada principal y abriendo dos puertas laterales. Se realizó también una nueva sacristía, quedando la primera como capilla colateral, dedicada a la Virgen del Pilar, decorada con jugosas yeserías barrocas (1705). Posteriormente, entre 1756-75, se realizaba la capilla del Santísimo, paralela a ésta en la nave de la Epístola, cuyo estilo entronca con  el rococó y se realizó bajo informes de Antonio Ramos; tiene antecapilla cuadrada con relieves de estuco que representan el símbolo cristológico del Pelícano y los Padres de la Iglesia occidental y en la capilla propiamente dicha, cubierta con bóveda semiesférica con rocallas y los Evangelistas en las pechinas, un gran relieve con la Institución de la Eucaristía hace las veces de retablo. Al exterior debió intervenirse, además de en las portadas, decorando totalmente los muros con pinturas, como parece deducirse de las catas que se realizan en 2005.
     Muy maltratada la iglesia en los sucesos de 1931 y 1936, fue restaurada en 1944 por el arquitecto diocesano Enrique Atencia.
     El retablo mayor, de madera con estípites, es obra del s. XVIII, procedente del convento dominico de Archidona; de mayor calidad son los medallones de hojarasca con los bustos de S. Pedro y S. Pablo, realizados en yesería dorada y policromada que pertenecían a la obra barroca de la capilla.
     En la nave del Evangelio se veneran las imá­genes procesionales de algunas cofradías como la de Jesús el Rico, de Navas Parejo y la Virgen del Amor de Dubé de Luque del s. XX. La obra más interesante desde el punto de vista artístico, iconográfico y devocional es la Virgen de las Ánimas, restaurada recientemente, cuadro de altar pintado para esta iglesia por Niño de Guevara, siguiendo el modelo de la Virgen del Rosario de su maestro Alonso Cano. Enfrente se cuelga un cuadro que representa a Santiago matamoros, atribuido, con polémica, a Niño de Guevara. También se ha restaurado un interesante Cristo yacente de Antonio Arias Fernández (1614-17), discípulo de Mayno.
     En la nave de la Epístola la imagen de Jesús de la Sentencia es de Martín Simón y la Virgen del Rosario, del s. XIX, de Salvador Gutiérrez de León. Y en la capilla bautismal hay una espléndida pila del s. XVI, de mármol, con pie bulboso sobre un simbólico león. Pablo Picasso fue bautizado en ella (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     La parroquia de Santiago, de Málaga, es un interesante edificio que conserva los rasgos de dos momentos históricos y estilísticos de especial importancia para la ciudad de Málaga. Se funda en el comienzo del proceso de cristianización de la ciudad, como una perfecta simbiosis cultural entre los estilos mudéjar y gótico, siendo la primera de las vicarías inscritas con un beneficio y una sacristía, dentro del programa de erecciones llevadas a cabo por el arzobispo de Sevilla, Diego de Deza, iniciándose la construcción hacia 1509, durando las obras de esta primera etapa hasta 1545. Ambos estilos definen claramente la imagen del templo. El gótico se plasma en su cabecera y en el interior de la capilla mayor, así como en el trazado del arco conopial de acceso a la nave central. La huella mudéjar se aprecia fundamentalmente en la hermosa torre campanario, ubicada a los pies, exenta del templo, de ladrillo visto, con bóveda de estrella en el acceso y decoración de paños de sebka al exterior; caracteriza y singulariza la visión externa de esta parte de la ciudad y se ha convertido en el elemento más representativo del inmueble. También pervive de esta época la armadura de par y nudillo de la nave, oculta bajo la bóveda barroca pero perfectamente conservada, y la primitiva portada de acceso, situada en el muro lateral izquierdo, realizada en ladrillo y con decoración de cerámica vidriada en las enjutas en forma de estrellas de ocho puntas. 
     La reforma barroca realizada en el siglo XVIII para la adaptación del edificio a los nuevos tiempos, conlleva el enmascaramiento de la estructura primitiva, por ello se cubre la armadura de madera de la nave central con una gran bóveda de cañón y una excelente decoración de yeserías. En la capilla mayor se sustituye la bóveda nervada por una cúpula semiesférica sobre pechinas, y los pilares cuadrangulares se transforman en columnas apilastradas corintias; se añaden varias capillas, como la del Pilar o la del Sagrario, y se abren dos nuevas puertas a los lados de la primitiva, ambas de medio punto, entre sencillas pilastras acanaladas. La Iglesia es de planta basilical, de tres naves más dos de contrafuertes, separadas por gruesos arcos de medio punto, que apoyan sobre pilares corintios y cuyos fustes albergan una serie de hornacinas en donde se disponían esculturas de Pedro de Mena. La nave central se cubre con bóveda de cañón y la capilla mayor por una cúpula semiesférica sobre pechinas, con una amplia y complicada ornamentación vegetal de yeserías. En el testero de la cabecera, bajo las pechinas, se insertan dos bellos relieves de escayola en tondo, con la figura de Santiago en uno de ellos, rodeado de formas sinuosas, acantos, rocallas y presidida por querubines, presidiendo se encuentra el Retablo Mayor, dedicado al titular de la Iglesia, de estilo barroco y realizado en el siglo XVIII en madera, pan, oro y pigmentos, mediante la técnica de ensamble, policromado y tallado, en cuya hornacina central se encuentra la imagen de Santiago Apóstol. 
     En el testero opuesto, a los pies, se eleva el coro sobre dos fustes acanalados que apoyan en ménsulas y se proyecta hacía las tres naves mediante tribunas de perfil muy movido. Las naves laterales, de menor altura que la central, se cubren con bóvedas de cañón, de amplios arcos fajones y lunetos con yeserías que apoyan sobre columnas pareadas adosadas a los pilares. En los muros se abren capillas de diferente profundidad, en donde se disponen algunos camarines que no se manifiestan al exterior. 
     La nave del Evangelio se cierra por la cabecera con la capilla del Pilar, en el lugar que ocupaba la antigua Sacristía y contiene una profusa e interesante decoración de yeserías debidas al maestro Felipe de Unzurrunzaga, quien también intervino en la decoración general de la Iglesia. La nave de la Epístola se cierra con la capilla del Sagrario, cubierta por una bóveda semiesférica sobre pechinas de profusa decoración en estuco, con rocallas, relieves de los padres de la Iglesia y bustos de los Evangelistas. 
     En las capillas de la nave de la Epístola, reciben culto las imágenes de la Hermandad Sacramental de Jesús de la Sentencia, la Virgen del Rosario y el Cristo de Medinaceli. En las de la nave del Evangelio, las imágenes devocionales de Jesús «el Rico», la Virgen del Amor y la pintura de la Virgen de las Ánimas.
     La Iglesia de Santiago fue fundada por los Reyes Católicos el 25 de Julio de 1490. La erección de las parroquiales del obispado de Málaga realizada por el arzobispo de Sevilla Diego de Deza en 1505 y a instancia de la reina, se cita la vicaria de Málaga, siendo la parroquia de Santiago la primera inscrita, con un beneficio y una sacristía. En 1507 el obispo de Málaga solicitó permiso real para reformar esta primera erección. Así pues, la Iglesia de Santiago se funda en 1490, concluyéndose su fábrica en 1545. Numerosos historiadores opinan que Santiago se levanta sobre una mezquita, por esa razón era opinión generalizada considerara la torre como antiguo alminar.
     Las siguientes noticias de la parroquia de Santiago se retrasan hasta el siglo XVIII. Parece ser que en 1701 sufre una importante reforma solicitada por el mayordomo de fábricas menores.
     En 1756 se obtiene de nuevo licencia de construcción para reparar los daños que sufría la iglesia por el muro del cementerio.
     En 1936 la iglesia sufre numerosos desperfectos como consecuencia de la guerra civil. A esto se sumaron los causados por el peso de la bóveda del presbiterio en el pilar donde se apoya. Todos estos desperfectos fueron subsanados en 1944, en la reforma realizada por Enrique Atencia (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Situada en la calle Granada, se construyó sobre el solar de una antigua mezquita. Es la iglesia más antigua de Málaga. Su fundación data del 25 de julio de 1490.
     De la primitiva fachada sólo se conserva, tapiada, la puerta central de estilo mudéjar. La bella torre es también de estilo mudéjar. El interior del templo, gótico-mudéjar, presenta tres naves, aunque en sus orígenes tuvo sólo una.
     En esta iglesia fue bautizado Picasso en 1881.
     La Iglesia.-
     La iglesia de Santiago Apóstol de Málaga contiene una serie de valores patrimoniales, históricos, artísticos, etnográficos y urbanísticos, que la convierten en uno de los hitos arquitectónicos más destacados de la ciudad de Málaga.
     El valor histórico se encuentra fuertemente ligado con la historia de la ciudad, ya que tras la conquista cristiana, en 1487, se inicia su construcción, siendo una de las cuatro parroquias, una por collación, existentes en la Edad Media a intramuros de la ciudad islámica.
     Es un claro exponente de dos momentos artísticos de vital importancia, el gótico-mudéjar de los comienzos, con una clara simbiosis entre el arte de los conquistadores y de la población autóctona musulmana, y la eclosión del barroco de comienzos del XVIII, que produce en este edificio una fuerte renovación edilicia correspondiente con la nueva mentalidad.
     Se funda en el comienzo del proceso de cristianización de la ciudad, reflejando una perfecta simbiosis cultural de estos estilos, siendo la primera de las vicarías inscritas con un beneficio y una sacristía, dentro del programa de erecciones llevadas a cabo por el arzobispo de Sevilla, Diego de Deza, iniciándose la construcción hacia 1509, durando las obras de esta primera etapa hasta 1545.
     Tiene también un importante valor urbanístico por sus connotaciones para comprender la evolución urbanística de este sector de la ciudad de Málaga, lugar por donde entraron los Reyes Católicos tras la toma de la ciudad en 1487, pues en el tramo final de la calle Granada aún puede reconocerse en su aspecto serpenteante, y en el adarve próximo a la iglesia, la herencia urbanística de la cultura islámica. La lectura del inmueble, dentro del entramado urbano que genera, propicia la identificación de una prolija tipología de edificios de los siglos XVIII y XIX que marcan un amplio abanico de contrastes y aglutinan en torno a sí una volumetría equiparable a la de la propia iglesia.
     Posee además unos fuertes valores etnográficos, debido a las cofradías que se han ido instalando entre sus muros, que la han dotado de bienes muebles de singular valor artístico.
     Entre ellas destaca la popularmente conocida como «El Rico», cofradía surgida en el siglo XVIII, que cuenta desde esta fecha con la liberación de un preso todos los años, o la del Cristo de Medinaceli, de gran devoción popular, que aglutina en torno a ella numerosas visitas de fieles todos los primeros viernes de mes del año o, la devoción que sugiere la Virgen de las Ánimas del cuadro pintado por Juan Niño de Guevara, al que muchísimos fieles acuden para rezar y dejar sus ofrendas de aceite.
     Descripción
     La parroquia es un interesante edificio que conserva los rasgos de dos momentos históricos y estilísticos de especial importancia para la ciudad de Málaga.
     Se funda en el comienzo del proceso de cristianización de la ciudad, como una perfecta simbiosis cultural entre los estilos mudéjar y gótico, siendo la primera de las vicarías inscritas con un beneficio y una sacristía, dentro del programa de erecciones llevadas a cabo por el arzobispo de Sevilla, Diego de Deza, iniciándose la construcción hacia 1509, durando las obras de esta primera etapa hasta 1545.
     Ambos estilos definen claramente la imagen del templo. El gótico se plasma en su cabecera y en el interior de la capilla mayor, así como en el trazado del arco conopial de acceso a la nave central. La huella mudéjar se aprecia fundamentalmente en la hermosa torre campanario, ubicada a los pies, exenta del templo, de ladrillo visto, con bóveda de estrella en el acceso y decoración de paños de sebka al exterior; caracteriza y singulariza la visión externa de esta parte de la ciudad y se ha convertido en el elemento más representativo del inmueble. También pervive de esta época la armadura de par y nudillo de la nave, oculta bajo la bóveda barroca pero perfectamente conservada, y la primitiva portada de acceso, situada en el muro lateral izquierdo, realizada en ladrillo y con decoración de cerámica vidriada en las enjutas en forma de estrellas de ocho puntas.
     La reforma barroca realizada en el siglo XVIII para la adaptación del edificio a los nuevos tiempos, conlleva el enmascaramiento de la estructura primitiva, por ello se cubre la armadura de madera de la nave central con una gran bóveda de cañón y una excelente decoración de yeserías. En la capilla mayor se sustituye la bóveda nervada por una cúpula semiesférica sobre pechinas, y los pilares cuadrangulares se transforman en columnas apilastradas corintias; se añaden varias capillas, como la del Pilar o la del Sagrario, y se abren dos nuevas puertas a los lados de la primitiva, ambas de medio punto, entre sencillas pilastras acanaladas.
     La Iglesia es de planta basilical, de tres naves más dos de contrafuertes, separadas por gruesos arcos de medio punto, que apoyan sobre pilares corintios y cuyos fustes albergan una serie de hornacinas en donde se disponían esculturas de Pedro de Mena. La nave central se cubre con bóveda de cañón y la capilla mayor por una cúpula semiesférica sobre pechinas, con una amplia y complicada ornamentación vegetal de yeserías. En el testero de la cabecera, bajo las pechinas, se insertan dos bellos relieves de escayola en tondo, con la figura de Santiago en uno de ellos, rodeado de formas sinuosas, acantos, rocallas y presidida por querubines, presidiendo se encuentra el Retablo Mayor, dedicado al titular de la Iglesia, de estilo barroco y realizado en el siglo XVIII en madera, pan, oro y pigmentos, mediante la técnica de ensamble, policromado y tallado, en cuya hornacina central se encuentra la imagen de Santiago Apóstol.
     En el testero opuesto, a los pies, se eleva el coro sobre dos fustes acanalados que apoyan en ménsulas y se proyecta hacía las tres naves mediante tribunas de perfil muy movido. Las naves laterales, de menor altura que la central, se cubren con bóvedas de cañón, de amplios arcos fajones y lunetos con yeserías que apoyan sobre columnas pareadas adosadas a los pilares. En los muros se abren capillas de diferente profundidad, en donde se disponen algunos camarines que no se manifiestan al exterior.
     La nave del Evangelio se cierra por la cabecera con la capilla del Pilar, en el lugar que ocupaba la antigua Sacristía y contiene una profusa e interesante decoración de yeserías debidas al maestro Felipe de Unzurrunzaga, quien también intervino en la decoración general de la Iglesia. La nave de la Epístola se cierra con la capilla del Sagrario, cubierta por una bóveda semiesférica sobre pechinas de profusa decoración en estuco, con rocallas, relieves de los padres de la Iglesia y bustos de los Evangelistas.
     En las capillas de la nave de la Epístola, reciben culto las imágenes de la Hermandad Sacramental de Jesús de la Sentencia, la Virgen del Rosario y el Cristo de Medinaceli. En las de la nave del Evangelio, las imágenes devocionales de Jesús «el Rico», la Virgen del Amor y la pintura de la Virgen de las Ánimas (Diputación Provincial de Málaga).

Plaza de la Merced

     La plaza de la Merced, uno de los rincones románticos de Málaga, debe su actual configuración al siglo XIX. Sus orígenes se remontan a la época del Municipio Flavio Malacitano ya que se han encontrado restos de un graderío que denunciaba la presencia de un anfiteatro, conocido por los musulmanes que llamaron Puerta del Teatro a la que se llamaría después de Granada, por abrirse aquí el camino que conducía a esta ciudad, y por la que los Reyes Católicos hicieron su entrada triunfal en la ciudad, el 19 de agosto de 1487. Al estar extramuros era lugar dedicado por los musulmanes para entrenamientos militares y aquí se estableció un mercado que fue declarado franco en 1498. Distintas institu­ciones religiosas fueron cercando esta plaza, las clarisas de la Paz, los mercedarios, así corno benéficas, Hospital de Sª Ana y de Inválidas, que fueron demolidos tras la Desamortización.
     En el s. XVIII se adornó con hileras de árboles y se ajardinó el espacio central, pero en 1833 era un descampado, y posteriormente se propuso ubicar en ella un monumento que representaba las ansias liberales de la ciudad, el cenotafio erigido a la memoria del general Torrijas, pero quedó aislado en la plaza hasta 1858 en que José Trigueros la reformó tal como hoy se encuentra.
     A través de la calle de la Victoria se une al barrio de este nombre que aglutinó su población alrededor del convento de Mínimos de la Victoria, aunque realmente, situado éste en uno de los ejes territoriales de la ciudad, estaba en las mejores condiciones para que la población creciera rápidamente en esa zona.
Monumento al General Torrija s y a la Libertad. Este monumento se levantó a la memoria de Torrijos y sus 48 compañeros, fusilados el 11 de diciembre de 1831 en las playas de S. Andrés. El cenotafio, diseñado por el arquitecto municipal Rafael Mitjana, con su bóveda subterránea, las formas clásicas, las coronas de laurel y el remate del gran obelisco con su carga simbólica, se inspira en obras francesas, integrando planchas de bronce con la dedicación del pueblo de Má­laga, y otras con los nombres de los caídos por la Libertad, y se inauguró el 11 de diciembre del año 1842 (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Plaza única en Málaga por su trazado regular cuadrado y por su amplitud obedece a un proyecto de urbanismo de ensanche de mediados del s. XIX. Está presidida en su centro por un obelisco de piedra sobre pedestal escalonado, y hasta el año pasado con una trama regular de alcorques y árboles centenarios, hoy desarraigados.
     Su valor fundamental estribaba tanto en la antigüedad del arbolado como en su espesura y sobre todo en el gran plano continuo horizontal que constituía.
     Hoy existe un proyecto de remodelación a cargo del Ayuntamiento muy controvertido por la pérdida de su condición única de plano horizontal; ya que está previsto el diseño de un foso central en torno al obelisco.
     Por otra parte las edificaciones que conformaban las fachadas de la plaza no han sido sujetas a una ordenanza de altura y diseño estrictas, y el aspecto actual es muy deslabazado y degradante para las condiciones originales de esta plaza (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Subiendo por la calle Alcazabilla desembocamos en la Plaza de la Merced, donde está el obelisco en homenaje a Torrijos y la Casa natal de Picasso, sede de la Fundación Picasso.
     Se llamó en otros tiempos Plaza del Mercado, así como Plaza de Riego, en memoria del general liberal del siglo XIX.
     El espacio de los primeros juegos del niño Pablo Ruiz Picasso, y quizás también el de sus primeros trazos sobre la arena, fue el de la Plaza de la Merced. Aquí, en esta transitada y romántica plaza malagueña, se conocieron sus padres, y en ella vivieron políticos como el general Riego, escultores como Fernando Ortiz, escritores como Juan José Relosillas, arquitectos como Gerónimo Cuervo o pintores como Bernardo Ferrándiz.
     Siendo, en el Siglo XV, mercado público, y lugar de ocio y esparcimiento para los burgueses de finales del XIX, el sonido de las campanas de la iglesia de la Merced, junto a la casa natal de Picasso, tuvo como testigos a un mosaico de tipos populares de los que el genial artista, con el paso del tiempo, se hizo eco. Paveros, vendedores de leche con sus hatos de cabras, de caramelos, biznagas y confituras, guitarreros, criadas y soldados, giraban en torno al monolito que, desde 1842, se alza en el centro arbolado de la Plaza en homenaje al general Torrijos, cuyos lemas de libertad y justicia fueron el referente de aquel niño llamado Pablo Ruiz Picasso.
     Y no podríamos olvidar que en este entorno, aún hoy, como entonces, vuelan las palomas como el símbolo de los paradigmas anunciados en el cenotafio del militar caído. Son las palomas que Picasso, desde su infancia, y hasta su muerte, pintó - desde las manos de su padre - como el emblema perenne y mítico de su dilatada obra.
Monumento dedicado al general Torrijos y a sus compañeros fusilados en las playas de Málaga el 11 de diciembre de 1831.
     En medio de la plaza y rodeado por una ancha verja se alza el marmóreo monumento erigido por el municipio a la memoria del general D. José María Torrijos y sus compañeros.
     Se trata del monumento civil urbano más importante y característico de la Málaga del siglo XIX (1842). Se compone de la cripta, donde descansan sus restos, y de un elegante pedestal de base cuadrada y buenas proporciones, que termina por una pirámide de gran elevación, en la que están dedicadas una corona de bronce, en forma de laurel, a cada una de las cuarenta y nueve victimas de tan triste suceso.
     Terminando el monumento con otra corona colocada en el vértice de la pirámide (Diputación Provincial de Málaga).

Casa natal de Picasso

     Forman la fachada norte de la plaza de la Merced las Casas de Campos, así llamadas por el promotor que las edificó sobre el solar del convento de la Paz, en las que intervinieron Diego Clavero, Rafael Moreno y, especialmente, Jerónimo Cuervo desde 1870, quien terminó el conjunto, que responde a su estilo, elegante y ecléc­tico. En el 2° piso del nº 15, el 19 de octubre de 1881 nació Pablo Ruiz Picasso.
     La Casa Natal de Picasso, propiedad del Ayuntamiento de Málaga, alberga la Fundación Pablo Ruiz Picasso desde su inauguración en 1988. Los objetivos de la compra y posterior remodelación del inmueble eran recuperar un espacio emblemático de la ciudad y potenciar un centro de es­tudios y documentación de la figura de Picasso mediante la reunión de fondos documentales y bibliográficos, así como el mantenimiento de una programación de actos culturales muy ambiciosa: los Lunes picassianos, que más tarde se transforman en el Octubre picassiano, el Aula Picasso, y otros muchos de libre programación. En 1998 se reinauguran las instalaciones que desarrollan de manera especial los servicios expositivos (una sala de exposiciones en la planta baja y una sala que quiere recordar un estudio del siglo XIX). En 2005 ha incrementado sus instalaciones con otra sala de exposiciones temporales en otro inmueble de la misma plaza de la Merced.
     El mayor interés de la Fundación Picasso des­cansa en el Centro de Documentación que alberga y en la Biblioteca especializada con más de 12.000 volúmenes y 200 publicaciones periódicas, pero también en los fondos patrimoniales de tipo artístico. Casi medio centenar de obras de Picasso que incluyen cerámicas, grabados y libros ilustrados de autor. Entre ellos destaca la extensa colección de Jan Lohn a la que se suma la adquisición de nuevas series completas con cierta frecuencia. Además se ha convertido en el centro de recepción municipal de obra de artistas contemporáneos, con un par de millares de obras entre las que predomina la obra gráfica, pero no faltan los óleos, dibujos y esculturas. De este último tipo es la colección de Frank Rebajes compuesta por unas 270 piezas.
     En exposición permanente sólo están las obras que conforman la sala-estudio mencionada don­de se reúnen recuerdos íntimos de Picasso, fotografías, vaciados, y cuadros de artistas relacionados con el autor malagueño. Preside la sala El Palomar (1878) del padre de Picasso, José Ruiz Blasco. También se encuentran cuatro obras de José Denis Belgrano y un dibujo de Emilio Ocón dedicado a la madrina de Pablo. En el resto del inmueble y distribuidos por pasillos y salón de actos se encuentran piezas de artistas como Gabriel Padilla, Jorge Lindell, Rafael Alvarado, Francisco Peinado, Dámaso Ruano, Manuel Bar­badillo, Chema Lumbreras, y Joaquín de Mali­na. La Casa fue declarada Monumento en 1983 (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Tipológicamente las Casas de Campo se estructuran en: planta baja, tres pisos y ático. De esta forma, y mientras el esquema de los inmuebles centrales establecía una proporción entre tres crujías de fachada y cinco de fondo, la nº 15 al formar esquina presenta una planta más irregular tanto por la forma de su parcela, como por su distribución interior, que constaba de una crujía paralela a cada una de sus tres fachadas, más cuatro crujías menores en su interior paralelas a la fachada principal y trasera. Su superficie edificada se distribuye así por estas crujías, teniendo tanto su entrada- con zaguán tras el portal- como el cuerpo de escaleras adosado a la medianera de la vivienda nº 16. El inmueble posee en su interior un patio de luces, no estructurante e insuficiente, incluso para el saneamiento de las viviendas. Se ocupa en su interior por una vivienda por planta en sus tres alturas, ático y locales comerciales en planta baja. La nº 15 se encuentra ocupada por la Fundación Pablo Ruíz Picasso en su planta primera y con viviendas particulares en el resto.
     Al exterior, las Casas de Campo presentan cuatro inmuebles por manzana unidos entre sí al lindar sus medianeras de forma que componen una unidad tipológica. Diferencian entre sí sus alturas por líneas de imposta y una fuerte cornisa volada sobre ménsulas de cariátides para separar el ático. Una última cornisa más discreta corona la fachada y sobre ella cubierta de teja morisca a cuatro aguas con canalón visto. Tanto el bajo como las tres plantas superiores diferencian los inmuebles por pilastras adosadas en sus laterales mientras que el ático forma un cuerpo unitario para todos ellos. La fachada denota en la estructura y decoración de sus huecos su carácter decimonónico burgués. Mientras que el bajo posee portales con arcos rebajados en piedra con clave decorada, los pisos superiores presentan una degradación de arcos, desde los de medio punto de la planta noble a los rebajados del ático, igualmente se degrada la decoración de las claves de los mismos, desde las máscaras del primer piso a un simple dintel en el ático.
     En su fachada principal, junto al portal de acceso, en el interior, dos placas conmemoran el nacimiento de Pablo Picasso en el inmueble.
     La denominadas Casas de Campo, a las que pertenece la nº 15, en la que nació el pintor Pablo Ruiz Picasso ocupan desde su construcción en la segunda mitad del siglo XIX, todo el flanco norte de la Plaza de la Merced. Esta plaza se consagra como espacio público tras la Conquista, ya que por Real Orden de los Reyes Católicos se establece allí en 1489 un mercado público.
     Las Casas de Campo ocupan parte del solar del antiguo Convento de la Paz, demolido en el siglo pasado como consecuencia de las Desamortizaciones. Forman dos manzanas catastrales de forma regular. La casa natal de Pablo Ruiz Picasso posee fachada a la Plaza de la Merced, a la calle Merced y fachada posterior al Pasaje de Campos. La nº 15, aunque es la de menor dimensión del conjunto, podemos decir que las Casas de Campo eran en su momento unas viviendas para uso plurifamiliar en régimen de ocupación de alquiler, y que tanto por su ubicación como por sus dimensiones y tipología denotaban un carácter burgués (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La Fundación Picasso fue creada por el Ayuntamiento de Málaga en 1988 con el objeto de estudiar y promover la obra y la figura de Pablo Ruiz Picasso, nacido en este inmueble de la plaza de la Merced el 25 de octubre de 1881. Las sucesivas salas del Museo ofrecen un recorrido temático que pone de relieve que Málaga está en la raíz de su personalidad y de su obra.
     Aquí transcurrieron sus diez primeros años de vida, hasta que en octubre de 1891 la familia se trasladó a La Coruña y posteriormente a Barcelona. Volvieron a Málaga en los veranos de 1895, 1896, 1897 y 1899. Su última estancia, acompañado solo de su amigo Casagemas, fue entre finales de diciembre de 1900 y el 28 de enero de 1901.
     El recorrido comienza con la formación artística de Picasso, que empezó desde niño bajo la orientación de su padre, José Ruiz Blasco, profesor de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Málaga, y en contacto con los pintores de su círculo cercano. Se muestran obras originales de Denis Belgrano, Emilio Ocón y Joaquín Martínez de la Vega, al que Picasso se refería como su “padrino de bautismo como pintor”. La visita continúa con una inmersión en el universo picassiano a través de una de las claves en la formación de los artistas de su época: la relación con la modelo y el desnudo femenino.
     En las salas de la primera planta se evoca el entorno familiar y vital de los años de Picasso en Málaga. Se pueden contemplar fotografías de niño, algunos objetos familiares y los retratos que Picasso hizo a sus padres y hermanas. En las paredes del salón principal se muestran óleos de la colección particular, además del busto de una Virgen Dolorosa. A continuación, se puede ver su acta de bautismo, una camisa de bebé y su vestido de cristianar, además de zapatos y una colección de figuritas de plomo.
     No faltan las palomas, uno de los motivos iconográficos más recurrentes, plasmadas en uno de sus primeros dibujos, datado en Málaga en 1890. Y las obras dedicadas al Mediterráneo como su pequeño óleo ‘El puerto de Málaga’. Grabados y una cerámica ilustran la influencia del mar en su creación, al igual que la temática taurina. En esta sala destaca la serie de litografías ‘El Toro’. Artículos de prensa, una entrevista grabada a Picasso en español y en la que habla de su nostalgia por España, fotografías, citas de amigos como Alberti y Mercedes Guillén conforman un recorrido que concluye con una reproducción exacta de la capa española con la que fue enterrado en 1973.
     Por otro lado, los visitantes pueden disfrutar del programa de exposiciones temporales de la Fundación Picasso, dedicadas tanto al propio pintor como a otros protagonistas del arte moderno. Dichas muestras pueden contemplarse en las Salas de Exposiciones de la planta baja del inmueble y del nº 13 de la Plaza de la Merced (Diputación Provincial de Málaga).

Museo Casa de Muñecas

     Fue instalado en 2003 en una vivienda del siglo can desde una vivienda de estilo mallorquín, de XVIII, fue reconstruida conservando la antigua 1850, hasta una casa alemana de 1970, con to­ rejería; cuenta con más de 200 casitas, que abar-     dos los detalles de su mobiliario interior (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     ¿Quién no ha jugado nunca a las casitas de muñecas? Es uno de los juguetes que ha perdurado generación tras generación y que, aún en nuestros días, continúa siendo uno de los principales entretenimientos de nuestras hijas. Para conocer un poco más este apasionante mundo, hacemos una visita al museo Casas de Muñecas de Málaga.
     De cartón o de madera, siempre nos brindaban horas y horas de juego, imaginándonos que nosotras mismas vivíamos dentro de ellas. Un juguete tan antiguo como moderno. Las casas de muñecas siempre han fascinado a todo tipo de público, tanto a la niña de seis años que juega con ella sin cesar creando su propia historia de reyes y princesas, hasta a la mujer mayor que, durante toda su vida, ha ido coleccionando con ilusión cada pieza de su casita.
     Imitaban a la perfección las casas de época, jardines, e incluso aquellos hogares y patios de vecinos más humildes. Se trata, en la gran mayoría de los casos, de trabajos realizados por encargo para las familias nobles de diversas épocas, en las que incluso el mobiliario y estancias llegaban a ser réplicas exactas a las de la vida real. Auténticas joyas del pasado que merece la pena conservar con cariño.
     Una joya malagueña
     La capital de Málaga tiene el honor de albergar en su centro histórico a uno de los museos de casas de muñecas más relevantes de la Península. Se encuentra situado en pleno casco histórico, en un edificio barroco del siglo XVIII, situado cerca de la casa natal de Picasso, y dentro de él podemos contemplar la colección privada de Voria Harras, fruto de muchos años de pasión por el miniaturismo y de innumerables horas dedicadas a la restauración y recuperación de estas pequeñas joyas del pasado. La colección cuenta con cerca de cincuenta modelos, únicos en el mundo por tratarse en muchos casos de casas tradicionales españolas del siglo XIX, excepcionales representaciones de la vida cotidiana y las costumbres de tiempos pasados, hoy en gran parte perdidas.
     Las diversas salas y patios de esta histórica casa, típicamente andaluza, constituyen un espacio inmejorable en el que albergar esta preciosa colección. La planta baja, destinada a la recepción y al taller de restauración, es el punto de partida de un recorrido en el que se puede encontrar desde una preciosa y delicada reproducción de una mansión de 1896, hasta una colección de casas de diversos países.
     Colección andaluza
     El museo Casas de Muñecas cuenta con una auténtica colección original de casas andaluzas. Una de las más bellas representaciones es el Palacio Cordobés, del siglo XIX. Tiene influencia mudéjar en su estilo arquitectónico, el cual nos introduce de lleno en la capital cordobesa. Además, el mobiliario y cada una de las piezas que lo componen son sobrias y muy elegantes. Seguimos inmersos en el siglo XIX con la Casa de Jaén. Está fabricada con maderas de embalajes procedentes de Cuba y aún conserva su sello de origen. Se caracteriza por la belleza de la cocina, con un fogón y batería excepcionales. Si queremos conocer una casa típica del centro de Málaga, la Casa Malagueña nos lo muestra hasta el más mínimo detalle. Destaca, sobre todo, por sus amplios balcones de hierro y por estar coronada por las típicas copas vidriadas de cerámica malagueña de la Colonia de Santa Inés.
     Terminamos nuestro viaje por las casas andaluzas de época con la bella Casa de Cádiz, con casi dos siglos de antigüedad, y la Casa de Granada, de principios del siglo XX. Tiene un ascensor que permite comunicar sus cuatro plantas y, además, dentro de ella encontramos una acogedora capilla decorada con cromos de la época.
     Réplicas exactas
     Las numerosas casas de muñecas que podemos contemplar en el museo representan siempre auténticas réplicas de la vida real. Podemos ver casas construidas a semejanza de la región de cualquier lugar, lo cual nos permite identificar, rápidamente, la zona que está representando cada réplica. Un ejemplo de ello es la famosa Casa de las Piedras, datada a principios del siglo XX, y que nos muestra a la perfección la forma típica del tejado de lamas de pizarra en la fachada, propia de las casas clásicas de la Francia de inicios de 1900. Algo parecido nos ocurre con la Casa Tudor, de estilo inglés, del siglo XX, al igual que con las casas Mallorquina, que es la más antigua del museo, y Asturiana, que son también fieles representaciones de cada región, y además de conservar su estructura original, están elaboradas con materiales resistentes y de gran valor.
     Las primeras casitas
Para conocer el origen de las primeras casas de muñecas tenemos que remontarnos varios siglos en el tiempo. La primera casa data del siglo XVI. Se trataba de un encargo que el duque Albrecht V, de Baviera, había mandado a construir para regalar a su hija, en el año 1558. La belleza y proporciones de la casa fueron tan extraordinarias que el duque la incorporó a su colección de arte. Se conoce el nombre de los artesanos de la corte que intervinieron en el proyecto, e incluso la descripción de sus estancias, pero desgraciadamente, la casita fue totalmente destruida a causa de un incendio (Museo Casas de Muñecas).

Santuario Virgen de la Victoria

     Es el más visitado y de más prestigio de la ciudad por venerarse en él a la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga. El Santuario, con su entorno, fue declarado Monumento en 1994.
     Sus orígenes se remontan a la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos, que se rindió el 18 de agosto de 1487, y en este lugar, donde se encontraba el campamento del rey don Fernando se levantó una ermita para custodiar a la ima­gen de la Virgen con el Niño, que el Rey tenía en su oratorio, y que según la tradición, había enviado a los Reyes el Emperador Maximiliano; como fue el aliento espiritual de esta larga campaña, se le atribuyó el triunfo sobre la Málaga musulmana y se le dio la advocación de Virgen de la Victoria.
     Los frailes Mínimos de San Francisco de Paula, que habían reconfortado moralmente a los Reyes durante el cerco, en 1492 fueron autorizados a fundar y pidieron la Real Capilla de Nuestra Señora de la Victoria, que les fue concedida, fundando en ella en 1493 la casa matriz de la orden en España, -que haría extensivo este nombre a todas sus casas-, pero no se instalaron hasta 1495. Junto a la ermita se edificó el convento, con muchas dificultades por la inclinación del terreno, y una nueva iglesia consagrada en 1518, que respondería al estilo mudéjar, con una sola nave, cubierta con armadura de madera con tirantes, a la que se abrían las capillas laterales.
     La iglesia actual, inaugurada en 1700, ocupa el solar de la primitiva y se debe al mecenazgo de D. Antonio Guerrero Chavarino, primer Conde de Buenavista, quien en 1691 queriendo construirse una capilla-enterramiento en el santuario ofreció ampliar la iglesia y repararla a su costa, pero ante el deterioro que sufría fue derribada en 1693, levantándose un nuevo templo. Ayudó a costear esta obra que, manteniendo los cimientos, levantó la comunidad, construyendo además el Conde un pórtico, campanario, sacristía y antesacristía, el camarín, un panteón privado y otro para los frailes. Su capilla funeraria ocupó un lugar de prestigio ya que se adosó al altar mayor, presidida por el trasaltar, con la cripta en el nivel inferior y rematada por un espléndido camarín para la Virgen, formando con estos tres espacios superpuestos el conjunto del camarín-torre que constituye el rasgo dominante de la iglesia, y es la pieza clave de nuestro barroco y la gran aportación de Málaga a la arquitectura de esta etapa.
     Pero el templo tiene interés, también, por su ornamentación porque aquí, recogiendo otras experiencias, cristaliza un tipo de yeserías muy naturalistas que se difundió por Andalucía.
     Además la estructura y decora­ción sirven de base a un progra­ma simbólico-alegórico-místico sabiamente concebido para lograr, mediante la instrucción didáctica, la edificación espiritual de los fieles. Para ello debieron colaborar el Corrector de los Mínimos, fray Alonso de Berlanga conocedor de los textos sagrados, que pudo concebir el programa, y el arquitecto y decora­dor Felipe de Unzurrunzaga, que trabajó para el Conde en otras empresas.
     La obra se había atribuido a Hurtado Izquierdo al relacionarse con su estilo, pero unas firmas aparecidas en las yeserías, en una de las últimas restauraciones, orientaron la investigación hacia la figura del maestro Unzurrunzaga, que en 1705 se documenta en la capilla del Pilar de la parroquia de Santiago, cuyas yeserías presentan el mismo corte. El citado maestro, procedente de Guipúzcoa, se encontraba en Madrid a finales del siglo XVII y el Conde de Buenavista, que tenía negocios en la Corte, eligió para su gran obra a un maestro del círculo madrileño.
     La iglesia, de cruz latina, con una sola nave más dos de capillas, coro elevado a los pies y pequeñas tribunas claustrales sobre las capillas, presenta cúpula sobre pechinas en el crucero y cierra sus brazos con disposición absidial cubiertos con bóvedas de cuar­tos de esfera con arcaicas nervaduras así como la capilla mayor y el tramo del coro. La nave central, cubierta con medio cañón con lunetos y fajones, presenta un orden apilastrado que, en este templo, donde tanto se ha cuidado la simbología, po­dría tener un sentido alegórico, ya que el capitel es un híbrido de dórico y corintio en alusión a la austeridad de la orden y a la dedicación mariana del templo. En el testero, el espacio luminoso y elevado del camarín aumen­ta la tensión hacia el altar mayor, y ese ámbito, radiante tras el retablo, condiciona el espacio de la iglesia y atrae hacia él.
     En el exterior destaca el pórtico con arquerías de ladrillo interrumpidas en el ángulo por la base de la vistosa espadaña, de ladrillo y mam­postería enjalbegada en cajeados geométricos. Lo más destacable es el volumen del camarín-torre adosado a la cabecera, coronado por un agudo chapitel de teja que engloba a la torre pri­mitiva, en el que hay restos de pintura mural, de texturas de materiales, guirnaldas y angelitos. Se abre hacia el jardín mediante una capilla-tribuna desde la que se expondría la imagen a los fieles, que hoy ha sido cerrada por una fuerte reja.
     La capilla mayor terminada en 1725, la preside el retablo, que pertenecía al templo primitivo, adaptado aquí al respetarse, en gran parte, las antiguas dimensiones. Se atribuye su diseño a José Micael, hacia 1649, fecha en que se concedió el título de Conde de Casapalma al patrono de esta capilla quien lo costeó, y lo debió terminar su escuela, sobre todo Jerónimo Gómez de Hermosilla, muy influenciado por Pedro de Mena. El retablo presenta columnas torsas de orden corintio y entre ellas recuadros con escenas en relieve de la vida y milagros de S. Francisco de Paula (Concepción y Muerte del fundador; en los recuadros: Carlos VIII recibe el cordón de la Orden Tercera, San Francisco en su renuncia humilde al Pontificado (visión que experimentó el santo, más que ofrecimiento real, Liberando a un endemoniado y curando a un ciego y Resu­rrección de un obrero) y en el ático la evocadora escena de la visita de los Mínimos a los Reyes durante el cerco de Málaga, que corona el gran arco a través del cual se presenta la imagen de la Virgen de la Victoria en su camarín. Con las figuras de la Caridad y la Humildad en los ale­rones laterales, todas las escenas remiten a éstas como virtudes fundamentales que han de practi­car los Mínimos, ya que se dedican a la caridad y el cuarto voto de su orden es la humildad.
     A ambos lados de la capilla mayor se cuelgan unas lámparas de plata dorada y repujada del taller de Villarreal, realizadas hacia 1967.
     En la primera capilla a la izquierda, bajo el coro, se encuentra el Cristo del Amor (hoy ima­gen titular de la Cofradía de la Caridad), y una Dolorosa obras atribuidas a Fernando Ortiz, que formaban pareja y provienen de la iglesia de los monjes agustinos descalzos. En el brazo izquierdo del crucero hay un retablo dieciochesco, dorado, con una imagen moderna de San Francisco de Paula y en una urna de cristal, una emotiva y bella Dolorosa de busto, de Pedro de Mena.
     En el brazo derecho del crucero la joya es un pequeño grupo de la Virgen de Belén, de medio cuerpo, firmado por el malagueño Jerónimo Gómez de Hermosilla. En el último altar de la nave, el de Ánimas, hay un grandioso cuadro, aunque muy repintado, de Juan Niño de Guevara, pintado para este convento ya que es San Francisco de Paula quien ayuda a las Ánimas a salir del Purgatorio.
     A la derecha del altar mayor se encuentra la Sacristía, antigua antesacristía, con cajoneras, muy sólidas y sencillas, de finales del s. XVII y aquí se guardan algunas piezas de orfebrería de la iglesia, casi todas ellas modernas, pues la Desamortización y los sucesos de 1931 y 1936 la dejaron empobrecida. Está presidida por un pequeño Crucificado de plomo policromado, obra mejicana del siglo XVIII y en el despacho parroquial, que da acceso a la primitiva torre, conservada como refuerzo, hay un pequeño crucifijo de talla del XVIII, con una orla de rayos en plata.
     Desde la sacristía se puede penetrar en el con­junto del camarín-torre, pero la Hermandad de Nuestra Señora de la Victoria ha organizado un pequeño museo de la Virgen dando acceso, a través del jardín, directamente a la cripta, con lo cual se puede hacer el recorrido-ascensión de estos espacios siguiendo su programa simbólico.
     El camarín-torre, tiene en su nivel inferior la cripta-panteón de los Condes de Buenavista, un escalofriante ámbito funerario, cuyos pormenores, en estuco blanco, resaltan llamativamente sobre el fondo negro de los muros. Presenta planta cuadrada con soporte central de cuatro columnas y en los muros andanas de nichos se­paradas por pilastras con tétricas figuras, a modo de termes, que representan a la muerte, en los tímpanos esqueletos portadores de símbolos de finitud flanquean una cartela con amenazador versículo bíblico, y en las bóvedas calaveras y ti­bias cruzadas; en los ángulos asoman figuras con doble rostro que parecen simbolizar la verdad que muestra el espejo de la muerte, objeto que también llevan los esqueletos, mientras que unos termes flanquean las puertas como verdaderos términos entre la vida y la muerte. Preside la es­tancia un pequeño retablo con la misma iconografía macabra al que flanquean los dos monumentos sepulcrales de los Condes de Buenavista con sus figuras orantes en plena juventud y belleza que, aunque realizadas en el mismo estuco pobre, constituyen la única nota amable de este ámbito. Se anteponen a dos relieves, en uno la parca Láquesis arrebata a un niño, en el otro la muerte arrastra a unas trampas a la primera pa­reja, relieve éste que se relaciona con un libro de meditación, el Pía Desideria, del alemán Hugo Herman.
     Desde este lugar, donde la meditación sobre la muerte y el pecado conducirán a los fieles al arrepentimiento y a fortalecerse en la vida espiritual, se llega al camarín a través de la iluminada escalera, la «vía iluminativa» presidida en uno de sus rellanos por un gran relieve de San Fran­cisco de Paula en su renuncia al pontificado, resaltando su humildad, y está dominada por una glorificación de Cristo entre sus Apóstoles que se encuentra en la bóveda.
     El camarín, con planta octogonal, que alude a la inmortalidad y totalmente cubierto de vistosa decoración barroca, se materializa como una alusión a la gracia divina que se alcanza por la intercesión de María. Es un espacio conmemorativo, profusamente iluminado y recubierto de espléndidas yeserías de hojas carnosas, flores, frutos, querubines, que envuelven a los motivos principales: cartelas con jaculatorias, símbolos marianos y espejos que reflejan a la Virgen en su trono central, cuya simbología se explica en el mismo texto de las Letanías y es alusión a María por su concepción, como espejo que refleja la luz del Sol sin romperse ni mancharse. Todo el camarín es como un gran espejo, al integrarse mu­chos más pequeños en la maraña ornamental, alcanzando al entablamento y la linterna, y en la bóveda ochavada que cierra el espacio hay otros símbolos marianos. La imagen de la Virgen que centra el camarín, no es una obra alemana sino española, posiblemente ejecutada por algún artista del círculo sevillano de finales del siglo XV, relacionado con el estilo impuesto por Lorenzo Mercadante de Bretaña; también se ha atribuido a Juan de Figueroa, escultor  poco conocido que venía en el séquito de los Reyes durante la reconquista. La Virgen se muestra en un espléndido trono baldaquino de madera tallada y dorada acorde con la labor del camarín, también donado por el conde de Buenavista. Es una virgen sedente, trono de Cristo, que aquí es triunfante, la Virgen de la Victoria.
     De este conjunto se han hecho diversas lecturas iconográficas. Realizó la primera el erudito malagueño D. Juan Temboury, quien considera­ba la clave argumental del programa en los Ejer­cicios de San Ignacio. La cripta, con sus terribles imágenes sería el lugar para la meditación sobre la muerte; arrepentido el fiel abandonaría este lugar a través de una escalera, donde la luz real se identifica con la luz divina, que representa al Redentor situado en la bóveda, y conduce al camarín, morada de salvación eterna por la intercesión de la Virgen y término de este ciclo meditativo.
     El profesor D. Santiago Sebastián realizó una nueva lectura; la división de espacios (cripta-escalera-camarín) y la identificación de un relieve que parece figurar al pecado original, con el libro de meditación «Pia Desideria», del jesuita Hermann, le llevó a interpretar este conjunto como representación de las edades de la vida interior del hombre: la vía purgativa en la cripta, la vía iluminativa la identifica con la escalera y la vía unitiva con el camarín, mansión de la inmortalidad, donde la Virgen en su advocación no representa ya sólo la victoria del cristianismo sobre el Islam, sino una victoria más sublime, la de la gracia triunfante sobre el pecado y la muerte.
     Lo cierto es que el cuidado programa icono­gráfico de este conjunto conduce a un eficaz len­guaje simbólico y alegórico, que pulsando claves cultas y otras más plebeyas llega a todos al ofrecer diferentes niveles de comunicación. Y si se puede interpretar como la piadosa meditación jesuítica hacia la perfección espiritual, la cripta, con sus terribles imágenes, tiene una significación más inmediata, una advertencia moralizadora, un Memento Mori, que conduce a una vida cristiana, para alcanzar la gracia y resurrección que la Virgen promete en su camarín.
     El edificio del antiguo convento que con la Desamortización se convirtió en Hospital Militar y a finales del s. XX en Clínica Pascual, conserva espacios de interés como su gran patio cuadrangular, con cinco arquerías con alfiz sobre columnas corintias en cada lado y dos pisos, con vistosas bolas cerámicas en las enjutas; las arquerías superiores, cerradas con ventanas, exponen en sus antepechos bellos paños de azulejos pro­cedentes de diversas estancias del convento. Este patio corresponde a la obra del siglo XVI, pero a finales del XVII, se incorporó al ornato de la iglesia, introduciendo algunos golpes de hojarasca carnosa. Cuando se trasformó el antiguo hospital en la moderna clínica recibió una refor­ma que ha desvirtuado muchos de sus elementos, pero se han recuperado las pinturas murales de unas capillas funerarias, situadas en uno de sus lados que muestran interesante heráldica y escenas con una iconografía de clara alusión a la muerte.
     La Virgen de la Victoria ha reunido un rico ajuar con coronas de plata y de oro, cetros, mantos, estandartes, que custodia la Hermandad, y que se expone actualmente en una dependencia aneja al camarín con cubierta de vigas de madera, que fue propiedad de los Condes de Buenavista. Como en 1931 y 1936 se perdieron muchas de las joyas de la Virgen, la mayoría de las obras aquí expuestas son de factura moderna aunque hay piezas muy interesantes de finales del siglo XIX, como las regaladas por Isabel II, o el manto que la malagueña Anita Delgado regaló a la Virgen, cuando era maharaní de Kapurtala, entre otros (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Centro mariano dedicado al culto de la Virgen de la Victoria, patrona de la diócesis de Málaga. Sus orígenes se remontan a los años del cerco de Málaga por los Reyes Católicos.
     El templo, inaugurado en 1700, tiene planta de cruz latina, más de dos capillas, coro elevado a los pies y, entre las pilastras, pequeños balcones-tribuna abiertos a la nave central. Tiene la forma típica de las iglesias de la Contrarreforma, con la nave central mucho más ancha y más alta que las laterales, la luz dirigida, las naves de capillas comunicadas entre sí, la bóveda del crucero y el espacio luminoso tras el retablo.
     Una de sus principales características es su conjunto cripta - sacristía - camarín. En su interior se encuentra el Panteón de los Condes de Buenavista.
     La Iglesia
     Iglesia, cuya organización responde a los ideales Contrarreformistas y mantiene evidentes relaciones con la arquitectura madrileña del siglo XVII, pues no hay que olvidar que su autor se desplazó hasta Málaga desde Madrid, a instancias del Conde de Buenavista, quien sin duda pretendía unos resultados arquitectónicos de calidad.
     El camarín-torre es pieza clave del barroco hispano, constituyendo el principal elemento del conjunto, no sólo desde el punto de vista de sus originalidades arquitectónicas y decorativas, llamadas a ejercer notable influencia en el barroco andaluz dieciochesco, sino también por su complejo contenido simbólico.
     Estructura arquitectónica y decorativa sirven para formular un programa simbólico-alegórico-místico, que tiene su punto de partida en los libros de meditación, emblemas, empresas, sermones, etc. permitiendo dilucidar las altas cotas de complejidad, erudición y cripticismo que alcanza la cultura barroca.
     La Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria es una de las principales iglesias de la ciudad de Málaga, destacando por albergar la imagen de Santa María de la Victoria, patrona de Málaga y su Diócesis.
     Se encuentra en el lugar donde el rey Fernando el Católico tenía su campamento durante el asedio y toma de la ciudad en 1487, hasta ese momento puerto clave del reino nazarí de Granada. Se construyó para albergar la imagen de Santa María de la Victoria. Asimismo, es una iglesia con gran fervor cofrade debido a ser o a haber sido sede de diversas hermandades de la Semana Santa de Málaga, estando actualmente radicadas en ella las cofradías de la Humildad y el Amor.
     La Cofradía del Monte Calvario inicia su Estación de Penitencia del Viernes Santo desde dentro de esta iglesia, si bien su sede canónica se encuentra en la Ermita del Monte Calvario, que pertenece a la misma feligresía. En cuanto a hermandades de gloria, destaca la Real Hermandad de Santa María de la Victoria, a cuya imagen titular está consagrado el santuario.
     Historia
     Durante el sitio de la ciudad Fernando II de Aragón fue visitado por hermanos de la Orden de los Mínimos, que lo confortaron con el mensaje de Francisco de Paula, su fundador, que le anunciaba una rápida victoria a ocurrir tres días después, como así fue.
     Entregada a la ciudad la imagen de la Virgen del oratorio del rey como Patrona (a la imagen se le atribuía una intervención tan milagrosa como decisiva), se edificó en el mismo lugar del campamento una ermita custodiada por el ermitaño Bartolomé de Coloma. En 1493, la capilla pasa a manos de los Mínimos, quienes edifican junto a la misma un convento y una iglesia, de la que sólo quedan algunos restos en la actualidad.
     La primitiva iglesia se construyó a principios del XVI y el estado en que se encontraba a fines del siglo XVII no soportaría la construcción de nuevos añadidos y ampliaciones, lo que aconsejó que se derribara y en su lugar se levantara otra de nueva planta, durando las obras desde 1693 hasta 1700, fecha en que se inaugura la nueva iglesia.
     Desde el punto de vista arquitectónico, lo más destacado del conjunto es la torre camarín, uno de los primeros en construirse en España a semejanza del de Guadalupe o el de la Virgen de los Desamparados en Valencia.
     Entre las obras escultóricas destacan la propia talla de Santa María de la Victoria, obra probablemente de un escultor alemán, ya que seguramente fue regalada a Fernando el Católico por el emperador Maximiliano I, padre de Felipe el Hermoso; el retablo de San Francisco de Paula, de Luis Ortiz de Vargas; la Virgen en Belén, de Jerónimo Gómez de Hermosilla, de la segunda mitad del siglo XVII; la Virgen de las Ánimas, de Juan Niño de Guevara; y sobre todas las citadas, una Dolorosa de Pedro de Mena.
     En abril de 2007 le fue concedido por el Papa Benedicto XVI el título de Basílica Menor.
     El panteón de los Condes de Buenavista
     También destaca el panteón de los condes de Buenavista, uno de los más tétricos de Andalucía a consecuencia de su decoración de fondo negro sobre el que sobresalen esqueletos y figuras de la muerte en escayola blanca.
     Recuerda el conjunto a las danzas de la muerte medievales. Debe interpretarse como exposición del discurso barroco sobre la muerte (Diputación Provincial de Málaga).
 
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