Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

miércoles, 24 de diciembre de 2025

El sitio arqueológico Barriada de la Cuesta, en Tomares (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico Barriada de la Cuesta, en Tomares (Sevilla)
     Se trataría de una pequeña necrópolis perteneciente a una villa cercana. Su existencia la recogió José Luis Escacena por testimonio oral, de algunas personas que viven en Tomares en la barriada que da nombre al yacimiento. De ellas se informó de que el solar ocupado por la mencionada industria y con motivo de las obras realizadas en 1973 aparecieron algunas monedas que atrajeron la curiosidad de los obreros que siguiendo los trabajos de excavación desenterraron un sarcófago de plomo de grandes proporciones así como algunas otras monedas y fragmentos de cerámica. Por las características Escacena lo considera un enterramiento de inhumación de época romana fechable a partir del siglo II d.C. (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
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ExplicArte Sevilla os desea Feliz Navidad

     Desde 
ExplicArte Sevilla os queremos desear una Feliz Navidad, en la que la salud prime sobre todos vuestros deseos, y que podamos seguir descubriendo esos rincones de nuestra ciudad, para que sigáis visitándonos cada día en nuestro blog www.explicartesevilla.blogspot.com, o en las redes sociales a través de Facebook (www.facebook.com/profile.php?id=61567865167689), Twitter (https://twitter.com/explicartes), e Instagram (https://www.instagram.com/explicarte_sevilla/?hl=es) para dejarnos ExplicArte una parte de la historia y el patrimonio de Sevilla y su provincia, con ExplicArte Sevilla, de la mano de un historiador del Arte, una experiencia privada y personalizada a tu gusto. Contacta mediante WhatsApp al 636341205 o al email explicartesevilla@gmail.com.

La Reja del Coro, de Sancho Muñoz, y Fray Francisco de Salamanca, de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Reja del Coro, de Sancho Muñoz, y Fray Francisco de Salamanca, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.   
   Hoy, 24 de diciembre, Conmemoración de Todos los Santos Antepasados de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán, hijo de Adán, es decir, los padres que agradaron a Dios y fueron hallados justos, los cuales murieron en la fe sin haber recibido las promesas, pero percibiéndolas y saludándolas, y de los que nació Cristo según la carne, que es Dios bendito sobre todas las cosas y por todos los siglos [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II]. 
       Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Reja del Coro, de Sancho Muñoz, y Fray Francisco de Salamanca, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, calle Cardenal Carlos Amigo, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar el Coro [nº 004 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede] No ha cambiado de nombre, aunque las sillas han estado, al menos, en cuatro lugares diferentes; el actual, salvo las interrupciones debidas a obras o accidentes, es el que posee desde 1514. En el antiguo estaban sepultados los arzobispos don Remondo y don Pedro Gómez Barroso (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
        De las grandes rejas catedralicias la primera en construirse fue la correspondiente al coro. En octubre de 1517 se llamó al maestro conquense Sancho Muñoz para que, trasladándose a Sevilla, se encargara de ella. Estando ya en la ciudad, el Cabildo le solicitó, en su reunión de 1 de febrero de 1518, una traza de la reja acordando, asimismo, concederle un salario de 200 ducados anuales, siempre que la construcción no durase más de un año y medio. Meses después aún no se había decidido comenzar la obra, pues se convocaba a varios maestros, entre ellos a fray Francisco de Salamanca, para que presentasen proyectos. Resueltas las dudas y aprobadas las trazas de Sancho Muñoz para la correspondiente al coro, se encomendó a fray Francisco su construcción. Este la inició a mediados de 1518, finalizándola en 1523. Con posterioridad se efectuaron las tareas de asentamiento y dorado. La reja presenta una estructura arquitectónica de dos cuerpos y cinco calles, más un remate compuesto por friso y coronamiento. Los elementos estructurales son por igual góticos y renacentistas, si bien predominan los primeros en el cuerpo inferior. En el segundo triunfa el renacimiento, por la utilización de balaustres, los primeros que aparecen en la rejería española, debidos probablemente a fray Francisco. En el friso del remate, junto a una inscripción tomada del capítulo XI de Isaías, aparecen figuras de santos, el Árbol de Jessé y diversos temas renacientes (Alfredo J. Morales, Artes aplicadas e industriales en la Catedral de Sevilla, en La Catedral de Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1991).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Genealogía de Jesucristo; 
     El Nuevo Testamento contiene dos genealogías de Jesucristo: una al principio del Evangelio de Mateo (1: 1-17), la segunda en el cuerpo del Evangelio de Lucas (1: 23-38). La crítica bíblica no ha tenido dificultades en descubrir que esas dos listas de antepasados no concuerdan: entre David y Jesús, Lucas da cuarenta y dos nombres y Mateo sólo veintiséis, lo cual arroja  una diferencia  de dieciséis generaciones, es decir alrededor de cuatro siglos. La conclusión adoptada por los racionalistas es que esas generaciones ficticias, fundadas en el simbolismo de los nombres, han sido inventadas para justificar la creencia mesiánica  según la cual el Mesías debía ser hijo de David, es decir, descendiente de los antiguos reyes de Israel cuya dinastía se había extinguido.
     ¿Si ello es así, por qué el árbol genealógico de Cristo recibió el nombre de árbol de Jesé en vez de árbol de David? ¿Por qué dar origen a la filiación de Jesús en el padre de David, oscuro personaje cuyo nombre no despierta eco alguno, en vez de originarla en el propio David?
     Para responder a esta pregunta basta recordar la célebre profecía  de Isaías (2: 1-3). El profeta anuncia al pueblo de Israel, duramente castigado por sus pecados, el nacimiento del Mesías: «Saldrá un brote del tronco de Isaí y una flor nacerá de sus raíces (Egredietur virga de radice Jesse et flos de radice ejus ascendet).»
     El tronco de lsaías no es otra cosa  que el árbol de Jesé. Isaí es la forma hebréa y Jesé la transcripción griega de la versión bíblica de los Setenta. La preferencia por la forma Jesé, que fue adoptada por la Vulgata y que prevaleció en Occidente, se explica por la preocupación de evitar una confusión entre Isaí, padre de David y el profeta Isaías, su homónimo.
     Jesé descendía  de Booz y de Rut y pertenecía  a la tribu de Judá. Había nacido en Belén y tenido ocho hijos, el más joven de los cuales era David. Esta paternidad es su único título de gloria y la Escritura sólo lo conoce como padre de David. Gracias a una línea de Isaías y a los comentarios de los teólogos, este hombre, a quien todo parecía consagrar al olvido, ha conocido una extraordinaria fortuna iconográfica.
A) El significado de la profecía de Isaías.
     ¿Cómo ha sido interpretada por los Padres de la Iglesia y los teólogos de la Edad Media la profecía de Isaías? Todos están de acuerdo acerca del sentido que conviene darle. La vara salida de Jesé es la Virgen María, la flor es Jesús.
     Leamos a Tertuliano: «La vara que sale de la raíz es María, que desciende de David; la flor que nace de la vara es el hijo de María, Jesucristo, que será flor y fruto a la vez.»
     «Por la vara que sale de la raíz de Jesé -profesa san Jerónimo- debe entenderse la Santa Virgen María, y por la flor, Nuestro Señor el Redentor, del cual en el Cantar de los Cantares está dicho: Soy la flor de los campos y el lirio de los valles.»
     Otro tanto dice san Bernardo, que se expresa con una brevedad más conmovedora: "En esta profecía de Isaías hay que entender por la flor al Hijo, por la vara a su Madre (In hoc Isaiae testimonio, florem Filium, virgam intellige Matrem)"
     La Iglesia resume ese comentario en una fórmula que juega con la aliteración virga y virgo, vara y virgen: Virga Jesse floruit, Virgo Deum genuit.
     El arte cristiano se adueñó de ese símbolo genealógico, pero enriqueciéndolo. La profecía de lsaías sólo comporta tres elementos: la raíz, la vara y la flor, que descifrados dan tres personajes: Jesé, la Virgen y Jesús. Ahora bien, entre Jesé y Jesús intercalan numerosas generaciones, y para encontrarles un lugar era necesario ramificar el árbol genealógico.
     Dos evangelistas, Mateo y Lucas, habían elaborado la lista de los antepasados del Mesías. Pero la  nomenclatura de Mateo, situada al principio del Evangelio atraía demasiado la atención; además, tenía la ventaja de seguir el orden cronológico desde Abraham hasta Jesús, al tiempo que Lucas, cuya genealogía es menos espectacular, toma las generaciones al revés y retrocede desde Jesús hasta Adán. Pero es la lista de Mateo la única que ha guiado a los artistas.
     Tanto una como otra genealogía son ilógicas, puesto que apuntan a hacer que Jesús descienda de David por intermedio de José que no era su padre, si se admite que había sido engendrado por el Espíritu Santo. Esa filiación supone el nacimiento natural de Jesús. Pero esta objeción del sentido común ni siquiera parece haber rozado el espíritu poco crítico de los teólogos de la Edad Media, y aún menos el de los artistas. Se salió del paso suponiendo que la Virgen también pertenecía a la descendencia de David.
     En síntesis, las fuentes bíblicas del Árbol de Jesé se limitan a dos: la profecía de Isaías y la genealogía propuesta por san Mateo en el principio de su Evangelio. El tema se sitúa así en la confluencia del Antiguo y el Nuevo Testamento.
B) El origen de la iconografía del árbol de Jesé.
     Émile Mâle creyó encontrar el germen del tema, que se difundiría tan magníficamente en el arte cristiano hasta finales del siglo XVI, en una vidriera de Saint Denis, encargada por el abad Suger hacia  mediados del siglo XII, exactamente en 1144.
     La vidriera de Suger dedicada al Árbol de Jesé existe todavía hoy, aunque fue muy restaurada hacia 1840, de manera que se la juzgará mejor por su copia de la catedral de Chartres que se remonta, aproximadamente, a 1150.
     Jesé está acostado, duerme. Una lámpara encendida sobre su cabeza indica que es de noche, por lo tanto es en sueños que se ve la sucesión de los antepasados del Mesías. Los reyes de Judá, rodeados por los profetas, se escalonan sobre las ramas del árbol genealógico en cuya cima reinan la Virgen y Jesús rodeado por un vuelo de palomas que simbolizan los siete dones del Espíritu Santo. Es la traducción de las palabras de Isaías que siguen al Egredietur: « El Espíritu del Señor reposará sobre él, Espíritu de sabiduría e inteligencia, de prudencia y fuerza, de piedad, conocimiento y temor de Dios.»
     El tema aparece aquí por primera vez, dice É. Mâle, en su forma perfecta. Es por la influencia del drama litúrgico que los profetas estarían asociados con los reyes de Judá, a título de antepasados espirituales y anunciadores del Redentor. Esta hipótesis parece confirmada por la elección de los personajes y los versículos inscritos en sus filacterias, que son idénticos en el texto del drama y sobre la vidriera.
     La fórmula creada por Suger se impondrá hasta el punto de verse repetida durante más de un siglo en las miniaturas y las vidrieras, no sólo en Francia sino también en Inglaterra, Alemania, España e ltalia; y hasta en un mosaico de Belén, patria de Jesé.
     Tal es la tesis de Mâle, que se apoya en argumentos muy sólidos y en principio ha sido aceptada sin discusión. Pero recientemente fue cuestionada por iconógrafos alemanes e ingleses que le reprochan parcialidad en favor del papel del abad Suger en la creación de la iconografía medieval.
     La vidriera de Saint Denis que data de mediados del siglo XII no es, ni mucho menos, la más antigua representación conocida del Árbol de Jesé. Ese motivo se encuentra desde finales del siglo XI en una miniatura del Evangeliario de Vysehrad, en Praga, y vuelve a hallarse en numerosos manuscritos litúrgicos alemanes, tales como el Antifonario de la colegiata de San Pedro de Salzburgo, los Evangeliarios de Tréveris y de Aschaffenburg. 
     Incluso en Francia hay que hacer remontar el tema al primer cuarto del siglo XII, es decir, considerarlo anterior a la vidriera de Suger. Tales son los casos de las miniaturas borgoñonas que adornan la Biblia de Saint Bénigne de Dijon y el Légendaire de Citeaux (Biblioteca de Dijon). En el primer manuscrito, Jesé está acostado y sobre las ramas del Árbol se posan las palomas del Espíritu Santo; en el segundo, Jesé está de pie entre las dos ramas del Árbol, bajo la Madre de Cristo rodeada por las prefiguraciones de la Maternidad  virginal.
     Hasta en la escultura monumental, el Jesé esculpido sobre la  fachada de Notre Dame la Grande de Poitiers, debe considerarse cronológicamente anterior a la vidriera de Saint Denis. Es verdad que el tema de dicha obra escultórica está reducido a su expresión más rudimentaria, puesto que el antepasado de Jesús tiene simplemente una vara en la mano que se ramifica encima de su cabeza: sólo se trata de un embrión del Árbol de Jesé.
     A los ejemplos tomados del arte de Occidente,  francés y extranjero, quizá  habría que sumar otros procedentes de Oriente ¿Sería prudente excluir del estudio de los orígenes de un tema semejante a la iconografía oriental, cuando todo parece indicar que fue habitual en ella desde época temprana?Señalemos que la Guía de la Pintura del monje Denys, que es de fecha tardía, ciertamente, pero que refleja las tradiciones más antiguas y casi inmutables, describe minuciosamente el Árbol de Jesé: «Jesé duerme y de su espalda salen tres ramas: dos pequeñas que se entrelazan, y la tercera más grande, que asciende recta y que lleva en sus bifurcaciones a los reyes hebreos desde David hasta Jesucristo. En principio está David con el arpa, luego Salomón, arriba los otros reyes con sus cetros, y en la cima, señalada por los dos grupos de profetas que lo flanquean, se ve la Natividad de Cristo.»
     Así, el problema  del origen iconográfico del Árbol de Jesé no es tan simple como parece: se presta tanto a la discusión como el tan controvertido origen del crucero ojival. No es seguro que el motivo haya nacido en Francia, ni siquiera es seguro que tenga su fuente en Occidente. Pero lo que sí debe concederse a Mâle es que si bien Suger no inventó el tema, sí lo ha fijado, y en Saint Denis le ha dado su expresión definitiva: a partir de allí se difundió en el resto de Europa. Sin riesgo de cuestionamientos, puede decirse que el tema del Árbol de Jesé -al igual que la arquitectura gótica- encontró en el arte francés su más espléndido desarrollo.
C) Análisis y evolución del tema.
     Todo Árbol de Jesé se compone de tres elementos:
    1.  La raíz, es decir el propio Jesé en el cual brota el árbol.
    2.  La vara o brote cuyas ramas soportan a los reyes y profetas, antepasados de Cristo.
     3. La flor que será en principio Cristo redentor, luego su madre, la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Jesé
     Jesé, tronco del árbol genealógico de Cristo, siempre está representado con los rasgos de un anciano de larga barba, para indicar que era muy viejo cuando David, su octavo hijo, vino al mundo. Está tocado con el gorro puntiagudo de los judíos, como todos los personajes de la Antigua Ley. Los artistas modernos cometen un error reemplazando ese gorro cónico por una corona, puesto que jamás fue rey.
     Casi siempre está acostado, en la actitud de meditación o incluso durmiendo, con la cabeza apoyada sobre la mano. En su Étude iconographique sur l 'Arbre de Jessé, publicado en 1860 por la Revue de l'Art chrétien, el abad Corblet emite la muy in­geniosa hipótesis de que esta actitud le ha sido dada a Jesé por analogía con Adán, que dormía cuando Dios extrajo a Eva de una de sus costillas ¿Acaso la Virgen, que debe salir de la estirpe de Jesé, no es la nueva Eva, reparadora  del mal causado por la primera? Sin desechar esta explicación también se puede suponer, como lo hizo el vidriero de Saint Denis y de Chartres que encendió una lámpara encima de la cabeza del patriarca, que el Árbol se le aparece en sueños mientras duerme. El Árbol de Jesé debe ser interpretado en este caso, no como un simple blasón, sino como un sueño materializado.
     Hemos dicho que casi siempre aparece acostado y dormido, pero esta no es una regla absoluta. A principios del siglo XII, en una miniatura del Légendaire de Citeaux, se lo ve de pie o sentado. Esta fórmula ha sido adoptada por los vidrieros de Ruán, influenciados por el Speculum Humanae Salvationis. En ciertos casos, por ejemplo en los pilares dispuestos en las esquinas de las casas de finales de la Edad Media, el tema es muy frecuente, y puede suponerse que esta actitud ha sido impuesta por la forma vertical del soporte que no ofrecía un espacio bastante ancho para una figura acostada.
     El árbol hunde las raíces en el corazón o las entrañas de Jesé, a veces en su cintura (vidriera de Saint Godard de Ruán). Es más raro que salga de su boca (vidriera de Saint Antoine, en Compiègne); y del todo excepcional que brote del cráneo de Jesé, como en una Biblia latina de la Biblioteca de Reims, igual que Atenea del cerebro de Zeus, como si el artista hubiera querido dar a entender con ello una generación más espiritual que carnal.
2.  Los antepasados de Cristo
     El árbol sobre el cual se escalonan los antepasados y anunciadores del Mesías, no se nombra en el texto de Isaías. Por lo tanto los artistas tenían las manos libres. Como el profeta habla de una vara (virga), que permitió a los teólogos jugar con las palabras virga y Virgo, es decir, vara (o brote) y Virgen, el árbol toma a veces la forma de un rosal, de un lirio o de un vidueño cargado de racimos, en alusión a la parábola de Cristo que se compara con esta planta: Ego sum vitis vera. Casi siempre tiene la forma de un árbol frutal podado en espaldera.
     El número de antepasados escalonados sobre las ramas es muy variable. San Mateo enumera unas treinta generaciones entre Jesé y Jesús, pero el lugar del que disponían pintores e imagineros no les permitía colocar un número tan grande de personajes. Los antepasados están reducidos a dos en la miniatura del Salterio de San Luis, y a cuatro en la vidriera de Chartres; pero el número más frecuente es doce. En algunos Libros de Horas del siglo XVI, los reyes tienen una reina a su lado.
     Con frecuencia, los antepasados carnales del Redentor están asociados con sus antepasados espirituales, los profetas É. Mâle atribuye esta adición a la influencia del drama litúrgico. El día de Navidad en la iglesia se veía desfilar a los profetas que llegaban a anunciar, cada cual a su hora, el advenimiento del Mesías. Cada uno de ellos recitaba un versículo característico de sus profecías e Isaías, por ejemplo, nunca dejaba de entonar su Egredietur virga de radice Jesse. La sibila sumaba su testimonio al de los profetas, sin duda. En todo caso se la ve representada en un Árbol de Jesé del siglo XII, pintado sobre una hoja del Salterio de la reina Ingeburga (Chantilly).
     Todos estos personajes escalonados en el orden cronológico están ya sentados ya arrodillados. Casi siempre emergen el torso de corolas de flores. Con la  mano izquierda señalan a Cristo en la cima del árbol. Llevan insignias reales, la corona y el cetro, a los cuales los imagineros no temen agregar a veces detalles anacrónicos, es así como en las sillas del coro de Solesmes, muchos reyes de Judá están condecorados con la orden de san Miguel, creada por Luis XI a finales del siglo XV. Todos esos reyes son impersonales, con la excepción de David y de Salomón, a quienes se reconoce por sus atributos habituales: el arpa y el turbante. En el de Chaumont en Bassigny, David está caracterizado no sólo por el arpa sino también por la cabeza y la espada de Goliat.
3. Cristo y la Virgen
     En el eje del árbol, del cual constituyen el supremo florón, reinan la Virgen y su Hijo. Al principio, quien siempre ocupaba la cima era Cristo en Majestad, aureolado con las siete palomas místicas que simbolizan los siete dones del Espíritu Santo, de acuerdo con la profecía de Isaías. Pero a partir del siglo XIII, a medida que se desarrolla el culto mariano, la Virgen sustituye a su Hijo. De virga ella se convierte en flos (¡!). La flor del Árbol de Jesé es ella. Jesús ya no es más que un niño en los brazos de Aquélla que se quiere glorificar.
     Puede decirse que en el siglo XVI todos los Árboles de Jesé se han convertido en Árboles genealógicos de la Virgen. La Filiación davídica de José y de Cristo es sustituída por la de María. Es a ella a quien los artistas quieren rendir homenaje. Para convencerse de ello basta leer las leyendas de las vidrieras, como esta ingenua cuarteta de una vidriera de Conches, fechada en 1533.
       Jessé en son palais a la vue espandue
       Pour voir les douze rois dont elle est descendue
       Et leur dit: Nobles rois, voici de vous l'ancelle
       Qui tous vous anoblit et non pas vous icelle.
     Esta exaltación de la Virgen está estrechamente relacionada con la doctrina de la Inmaculada Concepción. El Árbol de Jesé, imagen de la estirpe de los reyes de Judá del cual surge la Virgen sin mancha como un gran lirio blanco, se convierte en uno de los símbolos preferidos de la Inmaculada Concepción y es así como se explica la creciente popularidad del tema hasta la víspera de la Reforma.
     De la misma manera que las órdenes religiosas se apropiaron del tema de la Virgen con manto o Virgen de Misericordia, no sorprenderá que se hayan sentido tentados a emplear para autoglorificación un tema tan popular como el del Árbol de Jesé.
     En el Instituto Staedel de Frankfurt puede verse un curioso cuadro que en otro tiempo decoraba el altar mayor de la iglesia de los Hermanos Predicadores, donde Holbein el Viejo pintó, formando pareja con el Árbol genealógico de Cristo, el «Stammbaum» de los dominicos. Santo Domingo ocupa allí el sitio de Jesé, y 1as ramas del árbol en vez de soportar a los reyes de Judá sostienen los bustos de los santos más ilustres de la orden: Alberto Magno y santo Tomás de Aquino.
     ¿Cómo y por qué un tema tan vivaz y fecundo desapareció bruscamente a finales del siglo XVI? Sobrevivió largo tiempo en las pinturas sobre vidrio; pero el Renacimiento se alió a la Reforma para asestarle un golpe mortal. La nueva estética no podía conciliar con un tema tan arcaico, que resultaba más afín a la heráldica que a la pintura religiosa. Cuando Miguel Ángel quiso evocar a los antepasados de Cristo en los lunetos de la bóveda de la capilla Sixtina, repudió deliberadamente el orden tradicional del Árbol de Jesé.
D) Las obras de arte
     Un tema que durante más de cuatro siglos ha inspirado a los imagineros, iluminadores, pintores-vidrieros, tapiceros, grabadores y orfebres, inexorablemte, ha engendrado un considerable número de obras de arte. El catálogo completo los Árboles de Jesé esculpidos, pintados y tejidos llenaría un volumen.
     En esta abundante producción hay una amplia mayoría de obras triviales mediocres que reproducen tópicos, pero aquí y allá surgen algunas obras maestras.
     Los ejemplos pueden ser clasificados ya según la técnica, examinando sucesivamente las esculturas y después las pinturas a las que se suman las tapicerías y vidrieras, ya en el orden cronológico (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre el Coro de la Catedral de Santa María de la Sede, en ExplicArte Sevilla.

martes, 23 de diciembre de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia, e Iglesia de San Juan Bautista) de la localidad de Helechosa de los Montes, en la provincia de Badajoz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia, e Iglesia de San Juan Bautista) de la localidad de Helechosa de los Montes, en la provincia de Badajoz.
     Enclavada sobre las estribaciones norteñas de la sierra de la Rinconada, a la falda de la de los Batanes, ocupa el área más septentrional del dominio de los Montes, completando dentro del mismo, junto con Fuenlabrada y Villarta, el ámbito de la Calabria. Al igual que en el caso de Villarta, el alejamiento del territorio y lo escabroso de la topografía, hicieron que sus comunicaciones fueran también muy dificultosas hasta época reciente, en que la construcción de modernas vías ha hecho fácil el acceso. En su entorno la naturaleza es bravía y grandiosa, ofreciendo panoramas que justifican por sí solos la visita a este rincón. La presencia de las aguas del cercano embalse de Cíjara, extendiéndose entre los agrestes parajes de las sierras y las dehesas, aumenta todavía el atractivo paisajístico de estos parajes.
     Tipo de Entidad: Municipio
     Superficie Término: 377 Km2
     Altitud: 356 m.
     Distancia Capital: 234 Km.
     Partido Judicial: Herrera del Duque
     Comarca: La Siberia
     Otras Entidades: Bohonal de los Montes situada a 23 km de Helechosa y a una altitud de 486 m.
     Gentilicio: Helechoseño
Ayuntamiento de Helechosa de los Montes
     Plaza de España, 2
     06692 Helechosa de los Montes (Badajoz)
     Teléfono: 924658011
     Fax: 924658049
Historia.-
    De Helechosa y el Bohonal
se llevó los habitantes
un arroyo, mucho antes,
del diluvio universal.
     Cuentan estas décimas dedicadas a Don Luis Narváez en el siglo XVII por Don Eugenio Gerardo.
     Efectivamente, las grandes crecidas del Guadiana, entonces bravío, eran una contínua amenaza para muchos de los pueblos de la zona, entre ellos, Helechosa de los Montes (Diputación Provincial de Badajoz).
Monumentos.-
     En lo morfológico, la fisonomía del núcleo queda determinada por las formas tradicionales que en general conserva el caserío, en el que abundan las fachadas cubiertas de atractivos esgrafiados y pinturas. Como hito más destacado sobresale la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Altagracia, construcción de modestas proporciones, edificada en ladrillo y piedra según modelo de pequeña Iglesia rural predominante en la zona. A los pies se presenta una modesta torre, conservando todavía en el interior la cubierta originaria de madera del siglo XVI. El templo ha sido restaurado recientemente.
     El nuevo edificio del Ayuntamiento ha sustituido el anterior, notable muestra de la arquitectura tradicional más representativa, en el que resultaba singular su gran balconada de hierro. En su lugar se ha levantado otro de diseño moderno.
     Dependiente de Helechosa, se encuentra la aldea de El Bohonal, se localiza en la sierra de la Dehesilla, del otro lado del Guadiana. En otro tiempo fue un lugar aislado al que sólo podía accederse atravesando el río sobre una balsa. En la actualidad se llega fácilmente a través de un puente de colosal arquitectura.
     El núcleo constituye un conjunto de enorme atractivo por su tipismo, en el que las tradiciones y formas seculares más genuinas se conservan en toda su pureza. Como componente más significativo destaca la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, realizada en siglo XVI, de sorprendente cuerpo y arquitectura para la reducida entidad de la feligresía (Diputación Provincial de Badajoz).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Badajoz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia, e Iglesia de San Juan Bautista) de la localidad de Helechosa de los Montes, en la provincia de Badajoz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia pacense.

Más sobre la provincia de Badajoz, en ExplicArte Sevilla.

La desaparecida Puerta Nueva, o de la Basura


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la desaparecida Puerta Nueva, o de la Basura, de Sevilla.
      La Puerta Nueva, o de la Basura, se encontraba en la calle Feria, en su confluencia con las calles Bécquer, y Resolana; en el Barrio de San Gil, del Distrito Casco Antiguo, de Sevilla.
     Muy escasas son las noticias que hacen referencia a esta puerta. Según Peraza, por ella "sacan el estiércol". Por su parte, Morgado se limita a nombrarla sin darnos detalle alguno sobre su emplazamiento y descripción. Es Palomo quien nos proporciona los únicos datos que podemos aportar al estudio de esta puerta: "situada cerca de la Macarena (...). Llamábase así a la que (...) se abrió en tiempo de los Reyes Católicos, después de la de la Almenilla (...)", por lo que creo que aproximadamente se encontraba situada donde en el siglo XIX se procedió a la apertura del postigo de la Basura, es decir al final de la calle Feria.
     Sin embargo, el dato más fiable sobre su existencia lo aporta el hecho de aparecer mencionada en la documentación del Archivo Municipal a propósito de las puertas que debían vigilarse con especial atención durante la epidemia de peste de 1582 (Daniel Jiménez Maqueda, Estudio histórico-arqueológico de las puertas medievales y postmedievales de las murallas de la ciudad de Sevilla. Guadalquivir Ediciones. Sevilla, 1999).
     Tuvo la muralla de Sevilla otras puertas que no dejaron recuerdo ni memoria, siquiera fuese en el habla del pueblo; tam­poco quedó retrato alguno que diera fe de su existencia. Mas existieron. Y existieron porque, como fue el caso de esta, por algún sitio había que sacar la basura.
     El evangelista san Juan concluye su relato sobre la vida de Cristo manifestando que, además de cuanto él cuenta, "hubo también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir". Con toda humildad, cabría en este caso parafrasear al cuarto evangelista para afirmar que también tuvo la muralla de Sevilla otras puertas de las que apenas se habla, pues de ellas nadie se acuerda, aunque si el pueblo hubiera guardado su recuerdo y supiera contar todo cuanto ocurrió en torno a ellas probablemente serían interminables las crónicas que podrían escribirse sobre los muchos sucedidos de que fueron testigos. Sin embargo, apenas un puñado de eruditos historiadores ha dado fe, siempre lacónicamente, de la existencia de esas otras puertas, más bien postigos, quizá meros agujeros, a través de los cuales la vida y los acontecimientos discurrían exactamente igual que bajo los monumentales vanos de otras puertas como las de Triana o Carmona. Los autores de esas citas, por otra parte muy valiosas al ser las únicas armas con las que podemos acudir a rescatar estas puertas de las garras del olvido, simplemente se limitan a apuntar su nombre y ubicación, obviando cualquier otro detalle, como si un halo de clandestinidad debiera envolverlos, cual si a lo que dieran paso fuese a cualquiera de los cientos de pasadizos secretos que las leyendas, y no pocas evidencias arqueológicas, ubican en el subsuelo de Sevilla. Lugares misteriosos de los que... mejor no hablar.
     Sucedía que, por lo general, conducían a un sitio distinto al de esa nada en la que se acaba convirtiendo todo. O ese todo que es nada cuando todo, impelido por la fuerza del sino, deviene en desperdi­cio: estercoleros, muladares, el vacío cósmico de las afueras. Ese lugar donde se reúnen todas las cosas que alguna vez fueron cuando ya no son. Allá donde se juntan los caminos de la existencia para emprender la senda final que lleva a ninguna parte.
     También debió de contribuir decisivamente a su ostracismo el hecho de que esos postigos carecieran de cualquier tipo de interés artístico, pues no eran sino meras puertas de servicio. Por esta razón su atractivo para el erudito medio resultaba nulo. Es la eterna obsesión humana por la anécdota y el ornato. Los historiadores no saben de otra cosa. Quizá, por eso, hubiera sido mejor que la historia de la muralla nos la hubieran contado los antropólogos, pues ellos podrían explicarnos mejor, por ejemplo, quienes, para qué y a qué horas entraban y salían de Sevilla a través de la puerta que se abría en la muralla al final de la calle Feria, justo donde hoy en día está el cruce con la calle Bécquer y que el pueblo conocía como el Postigo de la Basura. ¿Cómo no ha podido pasar a la historia, permanecer en el recuerdo, una puerta que llevó un nombre, aunque peyorativo, tan sonoro y contundente? Pues no ha pasado a la historia; acudamos en su rescate.
     Entre Omnium Sanctorum y el tramo norte de la muralla, la ciudad adquiría una dimensión agropecuaria, extendiéndose a través de una constelación de pequeños huertos que formaban un barrio característico en torno a la parroquia de San Gil, el cual para el común de los sevillanos de muchas épocas no presentó mayor interés que el de ser una zona de provisión y suministro de hortalizas y frutas. El barrio de San Gil y su extensión extramuros de la Macarena eran lugares remotos para el habitante de la vieja Hispalis, sitios a los que no era necesario ir, lugares de paso, si acaso, camino de ese otro sitio no demasiado agradable de visitar que fue el Hospital de la Sangre, también llamado de las Cinco Llagas. Una buena prueba de ello fue la feroz crítica del periodista Manuel Chaves Rey a la decisión del Ayuntamiento de rotular con el nombre de Bécquer la calle donde terminaba el barrio; "calle extraviada", dijo de ella.
     Pero hablemos del Postigo de la Basura, que estuvo precisamente a la altura de la calle del poeta, en su intersección con la principal, en cuanto a frecuentada y comercial, calle de la Feria. Postigo que, debido a ello, también llevó ese nombre.
     Dado el parecido fonético existente entre el nombre de esta puerta y la palabra árabe utilizada para describir el sistema de acceso en recodo dispuesto en las entradas originales de la muralla -bashura-, cabría pensar si, dado que de estiércol se trata, no pudo haberse producido también una corrupción en el término origi­nal, por otra parte bastante fácil y lógica, pero no fue el caso. Según el investigador Daniel Jiménez Maqueda, autor de un interesante estudio arqueológico sobre las puertas de la muralla que en su día publicó el Colegio de Aparejadores, la puerta de la Basura no existió en tiempos islámicos, sino que se abrió casi a última hora, en el siglo XIX. No obstante, cronistas antiguos como Palomo dan cuenta de la existencia en esta misma zona de una puerta en tiempos de los Reyes Católicos por la que, según Peraza, también "se sacaba el estiércol». En el mismo sitio y con la misma función. ¿Podríamos estar hablando de la misma puerta? ¿Pudo abrirse, ser cegada luego y reabierta posteriormente unos siglos más tarde? Difícilmente podrá venir nadie a explicárnoslo, lo que sí está claro es que basura y bashura se parecen, pero a priori da la impresión de que, aunque cueste creerlo, no tienen nada que ver.
     El Postigo de la Feria o la Basura debió de ser la puerta natural para evacuar los abundantes desperdicios generados por la intensa actividad comercial y agrícola de la collación. Al otro lado de la muralla no había más que un extenso páramo donde no existían casas pues era zona inundable y con frecuencia sufría los efectos de las crecidas del Guadalquivir; es lógico pues pensar que allí irían a parar los restos descompuestos de las hortalizas, consumidas o no, para festín y regocijo de moscas verdes y demás bichos carroñeros. Concentrándose en aquel paraje un mantillo que el río se encargaría de retirar periódicamente, cuando no de extender por los contornos y aún devolver a la ciudad en ciertos casos, contribuyendo a la gene­ración y extensión de epidemias, males e infecciones diversas entre la población. Algo que hoy no toleraría nuestro sentido drástico de la asepsia, pero que solo puede entenderse a través de un ejercicio de mentalidad histórica. En ello insisten siempre los historiadores: no puede ni debe interpretarse ningún hecho del pasado con los cri­terios actuales.
     Tal vez, en la oprobiosa y escatológica misión, aunque sin duda indispensable, a la que fue destinada estuviera la causa de que el Postigo de la Basura fuese obviado, pasado por alto o, todo lo más, mentado de refilón, en las reseñas históricas de las puertas de la muralla, donde, por el contrario, sí es referida con todo lujo de detalles la historia de otros postigos, como el del Aceite o el Carbón, cuya ubicación y función tal vez les otorgase un cierto toque aristocrático, o al menos burgués que de ninguna manera podía tener la puerta-cloaca de la calle Feria. Hay, empero, algo que no cuadra, pues si llega a entenderse que entre los postigos olvidados esté el de la Basura, difícilmente puede explicarse que también lo esté el del Jabón. ¿Paradojas de la vida? ¿Los extremos se tocan? Trataremos de averiguarlo en su momento (Juan Miguel Vega, Veintitantas maneras de entrar en Sevilla. El Paseo. Sevilla, 2024). 
        En las crónicas aparece citada en algunas ocasiones como Puerta Nueva. Estaba al final de la calle Feria. Era una puerta secundaria y además con una misión algo desagradable, pues a través de ella se sacaba de la ciudad el estiércol; de ahí que no suela aparecer en las relaciones oficiales de las puertas de la ciudad que hacen los historiadores. No consta quien mandase abrir­ la ni su autor. Sí se sabe que fue una de las puertas por las que penetró el agua durante la gran inundación de 1626, la mayor que ha sufrido Sevilla en su historia (Exposición Puertas de Sevilla, ayer y hoy. Sevilla, 2014).
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Más sobre el Recinto Amurallado de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

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lunes, 22 de diciembre de 2025

El sitio arqueológico Cortijo de la Motilla, en Tocina-Los Rosales (Sevilla)

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico del Cortijo de la Motilla, en Tocina-Los Rosales (Sevilla).
    El cortijo está construido sobre el emplazamiento de una zona arqueológica donde se encontraron en superficie fragmentos de tégulas, ladrillos y ánforas. Asentamiento rural romano (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el sitio arqueológico del Cortijo de la Motilla, en Tocina-Los Rosales (Sevilla). Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia sevillana.

Más sobre la localidad de Tocina-Los Rosales, en ExplicArte Sevilla.

Procesiones de hoy, lunes 22 de diciembre

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte las procesiones de hoy, lunes 22 de diciembre, en Sevilla.  
     Hoy, lunes 22 de diciembre, finaliza el ciclo de las Glorias de Sevilla procesionando la hermandad del Rocío del Salvador:

     Hdad. del Rocío del Salvador: La Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla-El Salvador; es ésta una corporación fundada en 1933, filial nº 29 de la Hermandad Matriz de Almonte y con sede canónica en la Iglesia Colegial del Divino Salvador, siendo su Simpecado obra de los Talleres Caro en los años '50 enriquecido en 1996 por los talleres de Santa Bárbara, y la Carreta obra de los Talleres Villarreal en 1975. Posee esta corporación una réplica de Nuestra Señora del Rocío, realizada por Sebastián Santos con anterioridad a 1929 (el Niño Jesús es obra de Antonio Castillo Lastrucci), que procesiona cada 22 de diciembre.
Enlace a la web oficial de la Hermandad del Rocío de Sevilla-El Salvador: www.hermandaddelrociodesevilla.org

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