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sábado, 11 de mayo de 2019

Un paseo por la calle Abades


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Abades dando un paseo por ella.
    La calle Abades, en el Callejero Sevillano, es una vía que se encuentra en los Barrios de San Bartolomé y Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo, y va de la calle Corral del Rey a la calle Mateos Gago
   La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
   La vía, en este caso una calle, está dedicada a los canónigos y prebendados al servicio de la Catedral (abades), que vivían en ella.
   En el s. XIII era conocida su parte central como Mayor del Rey o del Rey por formar parte del eje que arrancaba de la Puerta de la Macarena y terminaba en Mateos Gago dividiendo a la ciudad en dos. En el s. XIV ya se llamaba Abades, pues así aparece en un documento de 1355 (Ballesteros: Sevilla en el siglo XIII); esta denominación, que incluía también a la actual Don Remondo, hacía referencia al nombre con el que en aquella época se conocía a los canónigos y prebendados al servicio de la Catedral que vivían en su mayoría en estas dos calles.
   Con el paso del tiempo, ambas calles se empiezan a conocer como Abades y Abades Baja hasta 1845 en que la primera conservará su nombre añadiéndole un tramo al comienzo, conocida hasta entonces como Baviera, por una posada que allí existió, y otro al final, llamado de los Azulejos, por un retablo que había en un recodo de la desembocadura a Mateos Gago. La segunda se rotulará en la misma fecha como Don Remondo. Hubo un intento a finales del s. XIX de nominarla Beato Juan de Ribera (1533-1611) por el arzobispo de Valencia, elevado posteriormente a los altares, que había nacido en esta calle, pero el cronista de la ciudad Luis Montoto informó negativamente el proyecto.

   Era muy estrecha y no permitía el paso de un coche, por lo que ya en los siglos XVI y XVII se promovieron diversos derribos totales o parciales en casas de propiedad de la Iglesia o de los eclesiásticos; también se taparon varios rincones existentes "por las ofensas que se hacían a Dios" y porque eran depósitos de basuras. En el s. XIX y dentro de los planes de alineaciones se producen algunos retranqueos especialmente visibles en las confluencias con Aire, Guzmán el Bueno y en la casa núm. 33. En la actualidad pueden distinguirse tres tramos: el primero, entre el Corral del Rey y Aire es corto y muy estrecho; el segundo, entre ésta última y Ángeles tiene la anchura media de la zona, y el tercero presenta una cierta elevación de los extremos hacia el centro a la vez que se estrecha en una doble revuelta para terminar ensanchándose en la confluencia con Mateos Gago como consecuencia de las actuaciones realizadas en los años veinte en ésta última. estuvo, enladrillada y empedrada en los s. XVI y XVII, realizándose numerosas reparaciones y reposiciones como consecuencia del tránsito y de las reclamaciones de los vecinos.
   En el último tercio del s. XIX se adoquina con materiales procedentes de otras calles, en 1941 se pavimenta con adoquín pequeño y se la dota de acera con losetas de cemento, y en la década de 1970 se cubre con asfalto que presenta un regular estado de conservación. El primer tramo, que actualmente es de cemento, está protegido con guardacantones de hierro, lo que nos indica que antes estuvo abierta al tráfico de vehículos. El último tramo, está también cerrado al tráfico y fue pavimentado en 1935 con losetas de cemento y varios escalones con piedra de Sierra Elvira a su término.
   El caserío, que presenta en líneas generales edificios de gran valor arquitectónico con predominio de los del s. XVIII, se concentra en el tramo central, predominando en los otros tramos las casas de carácter popular. En todos ellos se percibe un cierto abandono salvo en los recientemente restaurados. Entre todos ellos destaca la Casa de los Pinelo, esquina a Segovias, propiedad en el s. XVI de Diego Pinelo, miembro de una familia genovesa, canónigo y maestrescuela de la Catedral. Consta de dos plantas con mirador con antepecho de estilo gótico y arcos de medio punto., balcones con guardapolvos y dos patios en torno a los cuales se organiza la edificación. En el patio principal son de destacar las yeserías platerescas y en las habitaciones los artesonados. En ella nació San Juan de Ribera, hijo natural del Duque de Alba; fue cedida posteriormente al cabildo eclesiástico. A comienzos del siglo XX y hasta los años 70 estuvo allí la pensión Don Marcos donde acudía una clientela sencilla en la que no faltaban clérigos; en 1983 fue adquirida por el Estado, restaurada por Rafael Manzano y destinada a albergar las Reales Academias Sevillanas de Buenas Letras, Bellas Artes y Medicina.

   En ella tuvieron lugar hasta hace unos años la Exposición de Otoño y los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Asimismo están las casas núms. 41 y 43, del siglo XVII, con dos plantas y mirador la primera y ático la segunda. En ésta última se encuentra desde hace varias décadas la Escuela Francesa, hoy establecimiento hostelero. También merece destacarse el conjunto de casas del siglo XVIII con dos plantas y ático con arcos de medio punto y mirador. En la casa núm. 51 se fundó, en 1751, la Academia Sevillana de Buenas Letras, una placa recuerda el suceso. En la núm. 41 nació el que fuera secretario perpetuo de la misma Luis Montoto y Rautenstrauch, polígrafo y cronista de la ciudad. en el núm. 16 vivió y murió el canónigo Juan Francisco Muñoz y Pabón, autor de varias novelas. Muchos de estos edificios están levantados sobre restos romanos y musulmanes, de los que han aparecido algunas muestras. Así, son conocidas desde el s. XIII las termas romanas existentes en los sótanos de la casa núm. 28, de nueva construcción con entrada actualmente por Cardenal Sanz y Forés. Los capiteles corintios que lucen las columnas de la Alameda de Hércules aparecieron en una casa del cabildo, y la casa núm. 25 está levantada sobre el solar de dos mezquitas existentes en 1396. Según Santiago Montoto, en esta calle se encontraba el hospital de San Bartolomé.
   Formaba parte del eje de comunicaciones norte-sur de la ciudad, aunque siempre tuvo muchas dificultades el tráfico rodado; a pesar de ello era considerada en el s. XVI calle principal con mucho paso de gente y bestias. Su principal función ha sido siempre la de residencia de los clérigos al servicio la Catedral y el arzobispado. El clero "se hacinaba como una nidada de jóvenes pelícanos, bajo el ala de la Madre Iglesia", dirá R. Ford, el cual referirá que "ya no despide olor a ricas ollas" y no había ajetreo de niños, y recogerá de boca del pueblo el dicho:
   "En la calle de los Abades
   todos han tíos y ninguno padres".
   Hoy aparece silenciosa y tranquila, aunque no en todos sus tramos, tal como la viera Álvarez-Benavides en 1839 "angosta, triste y sola", sensación que no rompe la instalación en una preciossa casa-patio del Pub Abades. [Salvador Rodríguez Becerra en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Abades, 6 [actual 14]: CASA DE LOS PINELOS. Es una de las más interesantes y antiguas de Sevilla. En el primer cuarto del siglo XVI fue propiedad de Diego Pinelo, maestrescuela y canónigo de la Catedral. Consta de dos plantas, rematadas por un mirador con antepecho de estilo gótico y arcos de medio punto sobre columnas. La construcción se organiza en torno a dos patios. En el primero, de pilares achaflanados, se encuentran el apeadero y las cuadras. El patio principal tiene los arcos de la planta baja decorados con yeserías platerescas y apean sobre columnas con capiteles corintios. Este mismo tipo de yerería plateresca se repite en los ajimeces que dan luz a las habitaciones que rodean dicho patio y en una de las puertas. En la escalera de acceso a la planta superior existe una magnífica reja de ventana de estilo gótico.

   En la planta alta se han reconstruido las arquerías e instalado una balaustrada hierro procedente del derribado palacio de los Levíes. En esta planta se conservan interesantes zócalos de azulejos de reflejo metálico y de lacería de tradición mudéjar. La cámara situada debajo del mirador debió ser la capilla y destaca en ella el zócalo de azulejos y una alacena con finísimos bustos en bajo relieve, de estilo plateresco. En distintas habitaciones se conservan artesonados de gran merito. En el jardín, con galería de arcos enmarcados por alfices, se ha instalado una fuente de ladrillo con labor de grutescos, que procede del ya citado palacio de los Levíes.
Abades, 18 [desaparecida]. Casa de dos plantas con fachada avitolada en la superior y mirador en uno de los extremos de la misma, con pilastras toscanas pareadas.
Abades, 19 [totalmente reformada]. En esta casa hay que destacar la galería del patio que apea sobre columnas romanas aprovechadas con capiteles corintios y la cancela que cierra el acceso al patio.
Abades, 20. Casa de dos plantas y ático con vanos de medio punto separados por pilastras. en la segunda planta, de fachada avitolada, destaca el tejaroz que cubre el balcón central.
Abades, 28. En el subsuelo se conservan restos muy importantes de unas termas romanas, entre otros, galerías de servicio abovedadas.
Abades, 29. Casa del siglo XVIII, de tres plantas, con la cornisa del balcón muy volada.
Abades, 30 [actual Hotel La Abadía de la Giralda]. Casa del siglo XVIII, de dos plantas y ático con los vanos separados por pilastras toscanas.
Abades, 31. Casa gemela del número 29 [fechada en 1811].
Abades, 33. En este número hay que reseñar la cancela, fechada en 1867, y una yesería mudéjar con arco polilobulado en una de las habitaciones de la planta baja.
Abades, 35. Casa de tipo popular.
Abades, 37. Casa de tipo popular.
Abades, 41. Casa de dos plantas y mirador del siglo XVII. La portada decorada con falsas dovelas. La segunda planta está avitolada.
Abades, 43 [actual Hotel Eurostars Sevilla Boutique]. Casa del siglo XVII, de dos plantas y ático en la crujía de fachada. La portada de piedra, decorada con moldura quebrada, da paso a un amplio zaguán. El centro de la construcción lo constituye un patio con galerías en tres de sus frentes, en uno de los cuales se abre la caja de escalera, que se cierra con una bóveda ovalada decorada con yeserías. En la planta alta dos habitaciones se cubren con artesonados, uno cuadrado y el otro de artesa con tirantes. Conserva además algunos portajes interesantes.

Abades, 45. Casa del siglo XVIII, de dos plantas y ático con vanos de medio punto alternando con otros adintelados ciegos. En la segunda planta, avitolada, existe un balcón de interés.
Abades, 47. Casa del siglo XVIII, de dos plantas y mirador con huecos semicirculares separados por pilastras toscanas y cornisa decorada con dados. En esta casa se fundó en 1751, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
Abades, 49. Casa de tipo popular, cuya fachada se compone con las de la misma acera. Posee una cancela fechada en 1830 y con las iniciales V.S.E. [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984]
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La calle Abades, en detalle:
Detalles de la calle Abades 

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