Un paseo por la calle Acetres.

      Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Acetres dando un paseo por ella.    

      La calle Acetres es, en el Callejero Sevilla, una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo, y va de la calle Buiza y Mensaque, a la calle Cuna. 

     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     La vía, en este caso una calle, está dedicada a los Acetres (Calderos pequeños).

     Desde 1500 es denominada cal de Yeseros, y desde comienzos del s. XVIII, al menos, Acetres (Azetres o Acetras), porque allí debían fabricarse calderos pequeños, aunque todavía en tiempos de González de León (1839) se recordaba el anterior topónimo; en 1893 pasó a denominarse Conde de Tójar, según Santiago Montoto, aunque expresa sus dudas, en memoria de Joaquín María Tójar y Herrera, miembro de la Junta de Defensa local durante la invasión napoleónica, quien vivió en Cuna; en fecha indeterminada, pero hacia los años treinta, recuperó la denominación que hoy conserva. González de León y Álvarez-Benavides afirman que también se llamó Caldereros.

      Es una calle corta, rectilínea y estrecha, de la que en ocasiones hay quejas sobre la acumulación de suciedad y escombros, y noticias contradictorias acerca de mucho tráfico de carruajes que destrozan el empedrado, y se disponen dos hileras de adoquines para la circulación de éstos (1845), o por el contrario se colocan marmolillos que impiden la circulación, debido a su angostura. A veces se opta por una posición intermedia y sólo se permite el paso de carros de mano (1872). En 1855 se pide que se adoquine, pero es embaldosada en 1857, y ya adoquinada en 1882. Actualmente posee calzada de adoquín pequeño, en buen estado de conservación, y estrechas aceras de losetas; ha quedado cerrada al tráfico rodado al convertirse Cuna en peatonal. En 1921 fue sustituido el alumbrado de gas por el eléctrico y hoy se ilumina mediante farolas sobre brazos de fundición adosados  a las fachadas. En la edificación alternan viviendas tradicionales de tres plantas, algunas de ellas muy deterioradas y en las que sólo la planta baja es utilizada como local comercial aprovechando en algunos casos el mismo patio central, y bloques de pisos de cuatro plantas y reciente construcción.   

      Hacia 1873 existía allí una fábrica de tejidos de hilo y lana, y tenía su sede el consulado de la República Argentina. Hoy, junto a la función residencial, se encuentra influenciada por la actividad comercial de la cercana Cuna, de forma que buena parte de las plantas bajas de sus edificios se encuentran ocupadas por comercios diversos (cristalería, estanco, librería, máquinas de escribir ...), bares o almacenes, destacando actualmente los dedicados a las antigüedades. De todos modos, la existencia de algún local comercial cerrado pone de manifiesto su carácter secundario.

      En la casa núm. 2 [actualmente nº 6] nació el poeta Luis Cernuda en 1902, a la que él mismo evoca en varios capítulos de su obra Ocnos: "Qué grato es la dejadez del mediodía estival, en la somnolencia del ambiente, balancearse sobre la mecedora de la rejilla. Todo era ligero, flotante; el mundo como una pompa de jabón, giraba frágil, irisado, irreal. Y de pronto, tras de las puertas, desde la calle llena de sol, venía dejoso.

   Tal la queja que arranca el goce, el grito de ¡Los pejerreyes!. Lo mismo que un vago despertar en medio de la noche, traía consigo la conciencia justa para que sintiéramos tan sólo la calma y el silencio en torno, adormeciéndonos de nuevo" ("Pregones"). [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Acetres, 1 [actualmente demolida]. Casa de tres plantas, con fachada neoclásica dividida en tres calles por pilastras. El balcón central estaba rematado por un frontón triangular [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984]

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La calle Acetres, al detalle:

El edificio de Acetres, 1 (demolido)

El azulejo y placa conmemorativos a Luis Cernuda, en Acetres, 6