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lunes, 27 de mayo de 2019

La historia de la Hermandad de la Divina Pastora de San Antonio


      Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la historia de la Hermandad de la Divina Pastora de San Antonio de Sevilla.
   La Hermandad de la Divina Pastora de San Antonio tiene su sede canónica en la Iglesia Conventual de San Antonio de Padua.
   La Iglesia Conventual de San Antonio de Padua se encuentra en la calle San Vicente, 91; en el Barrio de San Lorenzo, del Distrito Casco Antiguo.
   Su título completo es el de Antigua, Fervorosa, Ilustre y Franciscana Hermandad del Redil Eucarístico de la Divina Pastora de las Almas, con sede canónica en la iglesia ex-conventual de San Antonio de Padua, fundada en 1730 y que realiza su salida procesional en el mes de mayo.   
      Se funda esta Hermandad en el año de 1730 por el Rvdo. padre Fray Isidoro de Sevilla, primer misionero apostólico, cuyo objetivo primordial era dar culto a la Santísima Virgen en la nueva advocación de Divina Pastora de las Almas y al Santísimo Sacramento, en la parroquia de San Lorenzo Mártir de Sevilla. Tras la predicación en la feligresía de esta parroquia y a sus piadosas instancias, se forma una congregación de niños dedicada a ofrecer culto la Divina Pastora, rezando todos los domingos la Santa Corona a la Virgen y otras oraciones apropiadas. El fervor popular y el empuje feligrés, promovieron que se adecentara y remodelase la capilla asignada, la última de la nave del Evangelio, con anuencia de los marqueses de la Motilla, a cuyo patronato pertenecía y que en 1732, el canónico de Lima D. Francisco Sánchez, donara la imagen que hoy se venera.   
   Como quiera que el auge a la devoción pastoreña en general y en esta parroquia en particular fuese en aumento y dada la estrechez y poco espacio existente en el camarín del altar para tan digna imagen de la Pastora y para sus cultos, de nuevo los devotos y feligreses solicitaron al Cabildo de la Ciudad licencia para las oportunas obras de ampliación y anexión de parte del recodo de la calle a espaldas de la capilla. Petición que fue concedida el 10 de octubre de 1738. Seguidamente se construyó un retablo nuevo en el altar, que es el existente hoy en esta parroquia y se remozó y dio forma a toda la capilla en 1739. Por las últimos estudios y desglose de manuscritos, creemos que tanto la imagen con sus corderos, como el nuevo retablo y remozado en la nueva capilla son obra del escultor Benito Hita del Castillo, que trabajaba en los talleres del maestro José Montes de Oca por estas fechas.
   En esta nueva ubicación, se le tributaban los ejercicios semanales por sus devotos y una fiesta anual en el día de la Natividad de la Virgen, concediéndose cuarenta días de indulgencia a todos los fieles que rezasen una salve u otras oraciones, como letanías, ante la Sagrada Imagen, según patente del Ilustrísimo Sr. D. Fray José de Esquivel, del Orden de Predicadores y auxiliar de este Arzobispado. Estas prácticas piadosas y fervor por la advocación siguieron en auge, teniendo la Virgen un nutrido y rico ajuar, como consta en el inventario de la parroquia de 1792, hasta finales del siglo XVIII; pero luego por las circunstancias políticas, sociales, epidemias, guerras, etc., y como consecuencias las religiosas, mermó el fervor, cayendo la Hermandad en estado de postración u olvido generalizado.

   A consecuencia de los acontecimientos socio-político de 1868, en la llamada “Revolución Gloriosa” y el derribo inminente de la parroquia de San Miguel, la Divina Pastora de las Almas fue privada de su capilla en beneficio de la Hermandad de la Soledad, procedente de aquel desaparecido templo.En 1877 por obras de reformas en el templo parroquial, se trasladó a la Virgen en calidad de depósito a un oratorio particular en casa de D. Antonio López en la calle Caldereros número cinco, llamada desde 1913 de Juan Rabadán, donde existe en la actualidad una residencia de ancianos. Aquí permaneció hasta finales de 1882. En mayo de 1883 se entronizó la imagen en la capilla bautismal, contigua a la suya. Estando el Redil prácticamente extinguido, en 1891 el párroco D. Diego Trinidad de Lago reactivó la advocación instando a la feligresía a crear una Asociación de señoras de la Divina Pastora, según consta en los archivos del Palacio Arzobispal y en el libro de reglas que posee la Hermandad.
   Nuevamente en 1911 la parroquia ha de afrontar obras de envergadura y la actividad parroquial es trasladada provisionalmente a la iglesia conventual de San Antonio de Padua. Terminadas las obras, se reabrió la parroquia, pero la Divina Pastora no volvió a su primitiva sede, quedando emplazada en este nuevo hábitat “in perpetuo” con el altar blanco marfil que poseía en San Lorenzo, ubicándose en la antepenúltima capilla del lado del Evangelio de esta iglesia. En esta nueva residencia, volvieron a unirse la savia pastoril y las nostálgicas reminiscencias franciscanas, y gracias a la devoción hacia la Pastora del capellán de esta iglesia D. Diego González Robles, se mantuvo y avivó la devoción de tal manera que nos consta, que con alguna asiduidad, durante el mes de octubre se celebraba una novena en honor a la Santísima Virgen. Una fotografía de la Hemeroteca de la Universidad Hispalense realizada por González Nandín en 1924, muestra a nuestra Titular presidiendo el solemne y grandioso culto que ocupaba el presbiterio de la iglesia con un monumental risco, según la moda y costumbre pastoreña de esa época. En ese año la Hermandad del Dulce Nombre tomó como sede canónica esta iglesia.
   A finales de 1934 el cardenal arzobispo Dr. D. Eustaquio Llundain y Esteban autorizó a la Orden Franciscana para regresar al convento de San Antonio de Padua, del que fueron obligados a abandonarlo en 1803, primero tras la invasión francesa y definitivamente en 1835 por la Desamortización de Mendizábal. En 1939, a la Hermandad, por petición e insistencia de los devotos pastoreños, los tres hermanos Otero del Castillo, Aurelio Acosta, además de otros y la Comunidad Franciscana, se le aprobaron su reorganización y las nuevas Reglas. En octubre de ese año se reanudaron sus cultos con novena solemnísima; se compraron parihuelas y respiraderos de la Virgen del Rosario de las Religiosas Dominicas del Convento de Santa María la Real de la calle San Vicente y salió en procesión por el barrio después de cuarenta y tres años sin hacerlo (desde 1896) el domingo día 15, acompañada por los frailes de la Comunidad de San Antonio, una comisión de frailes capuchinos, miembros de la Hermandad y un nutrido número de fieles, y devotos, cerrando el cortejo la Banda de Música de la F.E.T.

   A partir de aquí y hasta nuestros días la Hermandad ha ido creciendo paulatinamente y no ha cejado en su empeño gracias a sus fervientes hermanos y devotos, acompañada siempre por la benevolente y piadosa mano franciscana. En la década de los cuarenta hizo realidad lo expuesto su hermano mayor D. José Guerra Jiménez, que con su buen hacer dio el esplendor y empuje para que se realizaran nuevos proyectos y se enriqueciera el patrimonio, ya que prácticamente cuando se salía, todo era prestado. Participaba del mismo empeño y desvelo del Sr. Guerra otro entusiasta pastoreño, Fernando Morán Martín, incansable mayordomo y trabajador durante más de 27 años por su Pastora, que revolucionaba y movía cielo y tierra para conseguir los cinco o seis duros necesarios para esto o aquello, y que a su Pastora no le faltase de nada. Anteriormente a 1963, todos los actos y cultos a nuestra Amantísima Titular se celebraban entre septiembre y octubre, y es desde este año cuando se cambió la salida procesional al mes de mayo. Durante 1965 nuestra Hermandad participo en las Misiones Generales celebradas en Sevilla; La Divina Pastora presidió durante nueve días el centro misional situado en la plaza de las Cadenas en el barrio de Bellavista.
   En 1968, la Divina Pastora fue trasladada de capilla. Para Ella se acondicionó la penúltima capilla del lado del Evangelio y nuestra Madre del Buen Pastor quedó enclavada en esta nueva ubicación, colateral a la que tuviera, hasta nuestros días. En ese mismo año, la Hermandad de la Bofetá se trasladó a la parroquia de San Lorenzo. Las lluvias caídas en Sevilla en 1971, provocaron el hundimiento de la techumbre de unos aposentos del convento de Santa Clara , donde las hermandades del barrio guardaban parte de sus enseres, con la mala fortuna de que la Divina Pastora perdió, destrozado, uno de los dos borregos que poseía. El segundo cordero quedo maltrecho, y por ello en diciembre de aquel año 1971, el escultor Francisco Buiza, con su característico barroquismo, realizo un nuevo cordero dorado.
   En la década de los años 80, la salud de nuestro querido Fernando Morán es delicada y empieza a surgir una corriente de hermanos jóvenes que aportaron nuevo empuje y vivacidad a la Hermandad: Francisco Guerrero, Luis Rodríguez de Trujillo, Manolo Somé, Alfonso del Bando, Pepe Real, Armando Palomino, Paco Feria, Ángel Jiménez, el propio y hoy Rvdo. Fray Luis Vicente, por citar algunos, y tantos otros anónimos…, han hecho posible, con muchísimas dificultades, que nuestra Corporación permanezca en el lugar que le corresponde por historia y solera. El gobernador militar de Sevilla, fue nombrado Hermano de Honor, por lo que fue frecuente su presencia en actos y cultos de la Hermandad. Así mismo, donó su fajín a la Santísima Virgen, la cual era acompañada musicalmente en su procesión por la Banda de música de la División Guzmán el Bueno.
   Al celebrarse en Sevilla la Semana Mariológica durante el mes de mayo de 1982, nuestra Titular fue una de las seis elegidas para conmemorar este acontecimiento en la iglesia del Salvador. En 1989, nuestra Titular fue sometida a un medido proceso de restauración, llevado a cabo por el taller Isbilia, consistente en el afianzado del cuerpo estructural, articulaciones del brazo en el hombro y repinte de varias partes afectadas por el paso del tiempo, manos, cuello y rostro. Los trabajos fueron realizados por D. Enrique Carrasquilla y D. Fernando Soto y coordinada por su director D. Manuel Tobaja. En 1994 se restauró completamente el altar de la Virgen, y en 1996 se restauraron los candelabros del paso, en 1997 se amplió de manera considerable la parihuela del paso, y en 1998 se aprobaron nuevas Reglas, adaptadas a los nuevos tiempos; seguidamente en 2001 se estrenó un nuevo Simpecado que procesionaria en junio de ese año en Cantillana, en el 1º encuentro de la recién creada Confraternidad de Hermandades Pastoreñas.
   Durante el año 2004, se conmemoró el CCC aniversario del nacimiento de la advocación Pastoreña por el Rdo. Padre franciscano capuchino Fray Isidoro de Sevilla. Por decisión unánime, la Divina Pastora de San Antonio fue quien presidió la clausura de esta efeméride en la casa capuchina de fray Isidoro. Un magnifico y esplendoroso Rosario de la Aurora de nuestra Titular para trasladarse al centro de clausura en octubre de 2004; efeméride inolvidable y un apoteósico regreso multitudinario a nuestra sede con visitas a la Basílica de la Esperanza Macarena y a las hermandades del Rocío y el Carmen de San Gil.
   En 2006 la Virgen no procesionó en el mes de mayo como de costumbre, sino en octubre. El motivo fue la restauración a que fue sometida nuestra Titular. El encargado de estos trabajos fue el imaginero, restaurador, escultor y catedrático D. Juan Manuel Miñarro, que junto a su equipo, la sometió a un severo, riguroso y exhaustivo estudio para valorar su estado de conservación y nivel de deterioro. El 28 de septiembre la restauración estaba finalizada. En 2011 la Hermandad celebró el centenario de su establecimiento canónico en San Antonio de Padua con un amplio calendario de actos y cultos. La Divina Pastora de las Almas presidió el pregón de las Glorias de 2014, pronunciado por D.Carlos Crivell Reyes en la Catedral de Sevilla el pasado 30 de abril.

   La Hermandad goza de un nutrido cuerpo de hermanos y devotos que colaboran y la arropan con desvelo, trabajando cada día en el desarrollo corporativo, engrandecimiento del Redil, y de su mayor patrimonio que son los hermanos, potenciándose especialmente la acción social. Todo ello con el aglutinante de hacerlo con alegría, comprometidos y con la máxima humildad (de la web oficial de la corporación pastoreña).
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