Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Parque de Málaga, Plaza de Toros de la Malagueta, Cementerio Inglés, Museo del Patrimonio Municipal, y Castillo de Gibralfaro) de la localidad de Málaga (II), en la provincia de Málaga.
El Parque surgió en terrenos propiedad del puerto ganados al mar y cedidos a la ciudad por mediación de Cánovas del Castillo quien consiguió del Rey una Real Orden en 1896, cediendo estos terrenos, propiedad de la Junta de Obras del Puerto, a la ciudad de Málaga para establecer un parque público, compensando a la Junta con otros solares.
Esta obra supuso un cambio radical en el centro urbano de la Málaga decimonónica. Del mismo año es el proyecto originario, propuesto por la Casa de Larios, realizado por su arquitecto, el maestro de obras Eduardo Strachan Viana-Cárdenas. En el Parque, que se organizaba en un paseo central y dos laterales con jardines, plazuelas, fuentes y senderos, comenzaron los trabajos en 1897. El proyecto definitivo de Manuel Rivera Valentín se basaba en el anterior pero reservaba solares para un nuevo centro administrativo en la parte norte. Joaquín Rucoba y Tomás Brioso hicieron pequeñas reformas y ejecutaron las obras. En el año 1914 se asfaltó el paseo central para facilitar el tránsito de vehículos motorizados.
El Parque se pobló con una flora tropical, exótica y rara que lo convierten en un Jardín Botánico exuberante, rico y distinto por cada estación. Junto a flores, árboles, kioscos, farolas, pérgolas, glorietas y estanques alberga múltiples monumentos a malagueños ilustres, de calidad muy irregular.
En el lado Norte y en la zona más cercana a la Plaza de la Marina se encuentra el monumento al escritor Arturo Reyes (1964), busto de Adrián Risueño, en el que una malagueña ofrenda la rosa del poeta a la ciudad.
El monumento dedicado a Carlos Larios Martínez, Marqués de Guadiaro (1907), obra de Mateu Fernández de Soto, se levanta en un espacio adaptado por Fernando Guerrero Strachan. Se compone de un basamento en piedra escalonado en el frente (con una figura femenina hoy perdida) que servía de fuente. Sobre el basamento un pedestal con decoración floral modernista y medallones alusivos a la industria y comercio de Málaga, coronado por el busto-retrato del marqués, en bronce.
El monumento levantado en honor del héroe de Igueriben, El Comandante Benítez (1926), obra de Julio González Pola, destaca por su calidad y desarrollo narrativo. Sobre un basamento escalonado en piedra se levanta otro cuadrado con un relieve de Igueriben, ante el que se dispone la figura yacente del militar envuelto en la bandera española. En las otras caras se mencionan los nombres de todos los caídos en la batalla. Por encima, un pedestal más alto decorado con la cruz laureada y varios trofeos militares, es base para una escultura exenta del homenajeado, en bronce y posición erguida.
El monumento al poeta Narciso Díaz de Escovar (1932), de Juan López Merino, se inserta en un microjardín amueblado con bancos y jarrones diseñados por Daniel Rubio. Dos esculturas a la romana, en muy mal estado, presiden el espacio junto al busto del poeta, en bronce. En el centro una fuente cuadrilobulada alberga una hermosa taza con mascarones, escudos y la inscripción del Ayuntamiento Constitucional de Málaga.
En el lado Sur se encuentra el monumento a Salvador Rueda (1931) realizado por Francisco Palma García que reduce drásticamente el proyecto original modernista de Agustín Querol, quien planteaba tres elementos (retrato, obelisco y águila) engarzados en un planteamiento modernista primero y art decó después. El monumento ha quedado reducido a un obelisco truncado con el retrato de Salvador Rueda empotrado en el mismo. Con motivo del primer centenario del poeta se añadió el águila, obra de poco mérito de Adrián Risueño.
En una glorieta semicircular con verja de hierro, bancos de ladrillo y azulejos sevillanos con personajes históricos, tipos populares, etc. diseñada en 1922 por Daniel Rubio, se ha instalado el homenaje a El Festero (1998) obra de Miguel García Navas. En una explanada próxima hay un espacio infantil presidido por el homenaje al burrito Platero (1968) obra de Pimentel. De la misma línea temática es la fuente (1967) realizada en cerámica talaverana con ilustraciones de temas infantiles y amorcillos, por Juan Ruiz de Luna.
La fuente de la Ninfa, fundida en hierro y patinada en bronce, se debe a los talleres de A. Durenne (1977-78). La ninfa, muy estilizada y de claros recuerdos manieristas, que vierte el agua de un cántaro, fue costeada por Tomás Trigueros y Trigueros.
El Biznaguero (1967-68), trasladado desde la Plaza de la Marina a esta zona sur del Parque, también es obra de Pimentel. Este tipo popular pregona su mercancía: la biznaga o conjunto de flores de jazmín, que se presenta sobre una pala de pita o chumbera.
En el monumento a Muñoz Degrain (1923) su autor, García Carreras, parece copiar el realizado en Valencia por Francisco Marco y García Pintado. Sin embargo la firma de Marco permanece en la obra junto a la fecha de 1918. El pedestal fue realizado por García Carreras y el basamento por Frapolli.
La entrada a la glorieta del doctor Don Modesto Laza Palacios está flanqueada por dos estatuas sobre altos plintos; el Verano y el Invierno (finales del siglo XIX), procedentes del antiguo jardín de la Victoria.
El monumento a Bernardo Ferrándiz (1913) es de Diego García Carreras, que para el retrato hace un vaciado en bronce del que existe en el Museo de Bellas Artes modelado por Agapito Vallmitjana hacia 1860-66. La paleta en bronce que acompañaba al busto ha desaparecido.
Para el monumento a Rubén Darío se hizo una versión en bronce de un retrato del poeta realizado por José Planes y se instaló sobre un pedestal con forma de tronco de pirámide.
El monumento a D. Antonio Cánovas del Castillo, situado, desde hace unos años, entre el Parque y la Avenida que lleva su nombre, fue levantado originariamente (1975) en medio del Parque. Sobre un alto basamento de piedra con la inscripción «Málaga a Cánovas, 1975» la magnífica y expresionista escultura de Jesús Martínez Labrador conecta con las tradiciones de Rodin, Daumier y las esculturas políticas de época del homenajeado. Hubo anteriores intentos de monumento debidos a Eduardo Strachan (1896), Emilio de la Cerda (1897), Diego García Carreras (1908) e incluso de Mariano Benlliure (1902), que no llegaron a realizarse (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La envergadura de la obra fue tal que, como reconoce el artículo publicado en la revista "Jabega" por el extinto Modesto Laza Palacios, el arquitecto encargado, Joaquín de la Rucoba, "en su escrito de 1897 se disculpa ante la corporación municipal de la lentitud de las obras por la complejidad y magnitud de las mismas".
Al tiempo que iba formándose arquitectónicamente el parque actual, con sus fuentes, estatuas, monumentos, glorietas, estanques y paseos, se iban plantando especies traídas de todas partes del mundo. Así siguiendo el texto del libro "Jardines de Málaga", de José Antonio del Cañizo, "aparecieron aquí y allá dragos y bambúes, ñames y fúrcreas, jacarandas y alpinias..." hasta llegar a las 150 especies distintas que, aproximadamente hay en el parque sin contar las flores de temporada. Tan solo de palmeras por ejemplo hay unas 25 especies diferentes.
Fue Cánovas del Castillo quien inspiró la ley, publicada en 1896, en virtud de la cual los terrenos ganados al mar quedaban a disposición del Ayuntamiento para convertirlos en prolongación de la Alameda Principal, hasta el comienzo del Paseo de la Farola. Inmediatamente la corporación aprobó el anteproyecto presentado por el marqués de Larios y creó un arbitrio municipal cuyos beneficios se destinaron a financiar las obras. La real orden definitiva fue firmada por la reina María Cristina el 10 de julio de 1897. Decisiva fue la ayuda y protección de la casa de Larios, de Manuel Agustín Heredia y del filántropo Marín García para la realización de esta gran empresa que ilusionó a toda Málaga de fin de siglo y ha terminado por convertirse en el parque con más variada flora tropical y subtropical de Málaga (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Plaza de Toros de la Malagueta - Museo Taurino "Antonio Ordóñez" Situada al inicio del paseo de Reding, la Plaza de Toros (1874-76) es obra de Joaquín de Rucaba y Octavio de Toledo.
De estilo clásico y forma poligonal al exterior presenta su exterior con alternancia de ladrillo fino, pilastrón y enlucido blanco, con algunos elementos neomudéjares que no consiguen ocultar el sentido clásico del edificio. En el piso superior unas arcadas abren el perímetro en su totalidad y le prestan ligereza. El interior, circular, presenta galerías de acceso a los tendidos con arcadas de medio punto, y los palcos superiores con arcos carpaneles sobre columnas de fundición y bustos de toreros en las enjutas. En 1975 fue restaurado por Luis Bono y Luis Machuca Santacruz; éste último es también responsable de la intervención de 2004-2006, que remodela el sector de los toriles y otras obras de mayor envergadura, con la construcción de un aparcamiento subterráneo.
En las dependencias de la plaza de toros está instalado el Museo taurino Antonio Ordóñez donde se pueden contemplar algunos carteles taurinos de interés (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La Plaza de Toros de La Malagueta responde tipológicamente a la serie de plazas de toros mixta de ladrillo y hierro que se construyeron en el último tercio del siglo XIX en España.
Su planta tiene una estructura de polígono regular de 18 lados, adopta en su interior la tradicional forma circular. Esta se compone de un ruedo central, donde se realiza la lidia, a cuyo alrededor, en anillos concéntricos se distribuyen las distintas dependencias compuestas de: tendido bajo, que consta de escalones corridos de piedra, realizados sobre un plano inclinado y construido sobre bóveda. Un alzado de dos plantas superpuestas y porticadas, correspondientes a los graderíos altos y zona de palcos. Estos muestran hacia el interior de la Plaza un frente construido a base de columnas, capiteles, arcos rebajados y antepecho con balaustres, realizados en hierro de fundición y ornamentados con motivos referentes al tema taurino.
Entre el tendido bajo, graderíos y palcos mencionados y la fachada se establecen cuatro galerías interiores concéntricas, que sirven de acceso a las diferentes dependencias y que se comunican con estas mediante escaleras que abren balconcillos situados en los tendidos bajos y con puertas, con los graderíos altos y zona de palcos. El ruedo se comunica en su costado a través de portalones con los diferentes callejones o pasillos. También en esta zona se abre en el ruedo la puerta grande, que comunica con la galería interior baja que sirve de acceso hacia el interior de la Plaza.
La fachada presenta planta de polígono regular de 18 lados y un alzado de dos pisos. Cada frente o portada muestra, en ambas plantas, tres vanos, escarzano el bajo y de medio punto el superior. El paramento alterna el enlucido de cal con el ladrillo visto.
La Plaza destaca por su carácter monumental, compuesta de un volumen circular con una superficie de 7196 metros cuadrados, a los que se suman 10752 más entre corrales y dependencias.
En el interior, uno de los elementos que más destaca del inmueble es la grada de tendido bajo; ésta tiene mayor ancho que las crujías porticadas y adquiere las mismas dimensiones de altura que estos dos pisos superiores porticados.
Toda la estructura interior del edificio está realizada en hierro; es el primer gran edificio que en Málaga se construyó con ese material. La fachada está realizada en ladrillo enfoscado y pintado en blanco alternando con ladrillo visto en las pilastras laterales de cada frente, imposta y decoración de los arcos y cornisa. La madera se emplea para los burladeros, barreras y puertas.
La primera propuesta para edificar una nueva plaza de toros partió del miembro de la Corporación Municipal Liborio García. La propuesta tuvo una acogida favorable y se acometió el proyecto de forma conjunta entre el Municipio y la Diputación Provincial de Málaga. Para la estructura del edificio se escogió el hierro, contratándose con la fábrica de San Antonio de Sevilla el suministro, ajuste y colocación de cuantas piezas de fundición se necesitaran. En el Archivo de la Cátedra de Gaudí de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, se guardan los planos del proyecto de la plaza de toros malagueña, firmados por Joaquín de Rucoba el 28 de Octubre de 1874. El suministro de la cantería labrada fue contratado con Enrique Rivas.
El nuevo edificio se situó tras el Hospital Nobles, ajustándose y colaborando en la urbanización del nuevo trazado de calles y manzanas que se proyectó al final del Paseo Réding. Las obras de la plaza se suspendieron en Diciembre de 1874 para continuar en Octubre de 1875, inaugurándose la plaza el 11 de Junio de 1876. Posteriormente se han efectuado diversas reformas en el edificio. En 1976, con motivo del centenario de la plaza se acometió un gran proyecto de reforma que no llegó a completarse (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Fue construida en 1874 por Joaquín Rucoba, inaugurándose el 11 de junio de 1876 con toros de la ganadería de Murube que fueron lidiados por Rafael Molina "Lagartijo", Antonio Carmona y Luque "El Gordito", y Manuel Rodríguez "Desperdicios".
En 1976 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, coincidiendo con el centenario de su inauguración, y en 1981, Bien de Interés Cultural.
Actualmente pertenece a la Diputación Provincial de Málaga que la subarrienda por concurso público.
La Plaza es de estilo neomudéjar, teniendo forma de un hexadecágono. Tras la reforma llevada a cabo en 2010 el coso posee un aforo para 9.032 espectadores. El ruedo mide 52 metros de diámetro y las instalaciones de la plaza incluyen 4 corrales, 10 chiqueros, caballerizas, corraleta para la prueba de caballos, sala de toreros, enfermería, etc.
En sus dependencias se encuentra ubicado el Museo Taurino Antonio Ordóñez.
Esta plaza, de 1ª categoría, es un recinto taurino de temporada, y entre sus festejos cabe destacar las dos corridas de toros en Semana Santa, que incluyen la denominada "Corrida Picassiana", la "Corrida de la Prensa" que se celebra en el mes de junio por la festividad de los Santos Patronos San Ciriaco y Santa Paula, los festejos durante la Feria de Agosto y la corrida de toros en el mes de septiembre coincidiendo con la festividad de la Patrona malagueña (Diputación Provincial de Málaga).
Cementerio Inglés
El Cementerio Inglés se estableció por Real Or den de Abril de 1830 a iniciativa del cónsul británico Wiliam Mark para dar albergue definitivo a sus compatriotas. A partir de 1832 se abrió a los extranjeros de otras nacionalidades, y en 1846 todo el terreno, que primero fue sólo jardín, se consagró como lugar de sepultura.
El Cementerio Inglés se estableció por Real Or den de Abril de 1830 a iniciativa del cónsul británico Wiliam Mark para dar albergue definitivo a sus compatriotas. A partir de 1832 se abrió a los extranjeros de otras nacionalidades, y en 1846 todo el terreno, que primero fue sólo jardín, se consagró como lugar de sepultura.
El recinto, en la falda del monte de Sancha, adopta la disposición del jardín botánico en bancales, orientado hacia el mar, con tumbas y mausoleos diseminados bajo la arboleda, que le confieren su carácter romántico. En la parte alta se encuentra el núcleo más antiguo con las tumbas recubiertas de conchas. En 1856 se hizo la portada, verja entre pilastras coronadas por dos leones de mármol y la casa del guarda adyacente, en estilo neogótico, realizados por Diego Clavero y Zafra.
En su interior hay que señalar la capilla anglicana, que en su origen era una fachada ornamental de templo dórico tetrástilo (1838) a la que se agregó una vivienda, que en 1850 se transforma en capilla y se consagra a San Jorge en 1891. Entre los enterramientos hay que señalar el mausoleo de William Mark (1849), en forma de templete con cuatro columnas dóricas; el mausoleo de Annie ejemplo modernista con delicado ángel abrazado al árbol y los lirios al pie; y el emotivo Monumento funerario de los marinos de la fragata Gneisenau (1901) (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El Cementerio Anglicano de Saint George de Málaga, llamado popularmente Cementerio de los Ingleses se encuentra situado en el interior de la población, al sureste de la ciudad, próximo al paseo marítimo, en el barrio del limonar, uno de los barrios que se fueron conformando desde finales del siglo XIX y a lo largo del XX. El recinto del Cementerio Inglés es un trapecio que limita al Este con la Cañada de los Ingleses; al Sur con la Avenida de Príes; al Oeste con la calle Ibarra; y al Norte con los últimos edificios de la Cañada de los Ingleses.
El conjunto incluye la verja que establece el perímetro y delimitación, el edificio de acceso, la capilla y todas las tumbas y mausoleos, distribuidas en las diferentes terrazas que componen el cementerio.
El monumento corresponde a un espacio trapezoidal que se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo, pudiéndose apreciar dicha característica en la planimetría histórica y reciente que se conserva de la ciudad, así como en fotografías, grabados y litografías.
El acceso se realiza por una cancela metálica de doble hoja en la Avenida de Príes, a través de una portada flanqueada por dos robustos pilares rematados por esculturas de leones de mármol. Los pilares, elevados sobre almohadillado, se decoran con ventanas ciegas ojivales, polilobuladas, y sencillas placas en las enjutas. La reja de acceso está unida a un pequeño edificio neogótico concebido como casa del guarda aunque actualmente cumple las funciones de venta de productos típicos de Inglaterra. Es un edificio de planta cruciforme que sigue los mismos planteamientos estéticos descritos anteriormente: elevado sobre un sencillo almohadillado y ventanas de arcos ojivales moldurados. Sobre la puerta de acceso se encuentra la fecha de construcción, 1856. Una reciente intervención ha eliminado de su interior el falso techo que impedía la visión de la armadura de madera que sustenta la techumbre, que es a dos aguas y con teja plana.
Por un camino en cuesta y recodo, con arcos naturales formados por árboles curvados conduce al primer patio donde se encuentra un templo dórico tetrástilo, realizado en piedra arenisca rojiza. Este frente de templo clásico da acceso a una sala rectangular y diáfana donde se celebran actualmente los oficios religiosos. En esta terraza hay un conjunto de monumentos sepulcrales y tumbas, con rasgos clásicos, neogóticos o modernistas. Entre ellos destaca el de la izquierda, por su diseño clásico, su tamaño y su pertenencia a la familia Mark. En su base figura la inscripción "Erected by his willow" (erigido por su viuda), quien falleció en 1859. Está concebido para que destaque sobre los demás, por lo que se utilizaron una variedad de materiales y una cuidadísima ejecución, pues el monumento porta una considerable carga simbólica. El espacio cuadrado que ocupa está delimitado por cadenas férreas sostenidas en las esquinas por grupos de tres delfines entrelazados con las colas hacia arriba, realizados en hierro fundido. Este animal acuático es considerado como salvador del hombre, y en sentido alegórico es quien transporta las almas al más allá. En el centro se asienta un basamento cuadrado de piedra blanca en el que nuevamente se incrustan placas de piedra gris con diversos epitafios, pues este monumento funerario pasó a convertirse en mausoleo familiar al inhumarse en él la viuda de Mark, su hijo William Penrose y sus nietos. Estas quedan enmarcadas por las pilastras que ocupan los ángulos que sustentan una cornisa con acantos en las esquinas y acanaladuras en su extensión. Se remata con una libre interpretación de frontón curvo cuyo interior acoge decoración relivaria de roleos y semillas de adormidera, alusivas al sueño eterno. El elemento principal de la composición es una columna estriada, que no pertenece a ningún orden concreto, elaborada en mármol rojo, en cuyo derredor se dispone una cinta con la inscripción "VINCIT OMNIA VERITAS" (La verdad vence a todo), clara alusión a la tenacidad de Mark (columna como símbolo de la fortaleza) y al empeño que puso en lograr una causa justa como fue la aprobación del cementerio. Una corona denticulada de mármol blanco, y un basamento circular negro sustentan un motivo recurrente en el lenguaje plástico funerario como es el vaso velado. En esta misma zona se encuentra el mausoleo más escultórico. Representa a un ángel abrazado a una cruz arbórea y dirigiendo una de sus manos hacia arriba señalando el cielo, imagen tan elocuente como efectista que hay que poner en relación con la leyenda que circunda una de las cartelas situada a los pies: "We partit to meet again" (Partimos para encontrarnos de nuevo). Más allá de su signifcación religiosa representa al personaje que acompaña al alma del difunto en su viaje hacia la otra vida.
La figura ciñe sobre su cabeza una estrella de cinco puntas, símbolo que en el ámbito cristiano alude a las cinco heridas que Cristo recibió antes de poder resucitar, pero también expresa su carácter referencial y de guía. La escultura presenta un apreciable nivel de calidad, destacando las diferencias texturales entre la tersura de la piel, la rugosidad de la cruz y el pedestal rocoso, así como el mórbido plegado de sus vestiduras. A los pies de la cruz una azucena simboliza la pureza, virtud que quizás su principal deudo atribuía a su esposa, Annie Plews, a la que alude con su nombre familiar, acentuando así la familiaridad del sentimiento que trasluce en todo el monumento. Dos manos entrelazadas se integran perfectamente con el texto, muy regular y centrado, significando con la perfección de la escritura la perfección de Dios.
Siguiendo hacia arriba en dirección al cementerio antiguo llegamos a la segunda terraza. A la izquierda se ubica el monumento funerario de los marinos de la fragata Gneisenau, que naufragó al encallar en las costas de Málaga en 1900.
Unos bloques de granito rústicamente agrupados hacen alusión a la escollera fatídica, presididos por una lápida de bronce y otra de mármol con los nombres de los marinos fallecidos.
En este mismo lado se encuentra una sencilla tumba en el suelo que acoge los restos de Jorge Guillén, el poeta vallisoletano que quiso morir en Málaga.
De la zona derecha de esta segunda terraza debemos destacar el monumento a Robert Boyd, un sencillo cenotafio coronado por una pirámide que lo recuerda, pues su tumba se encuentra en el recinto primitivo del cementerio, bajo una sencilla lápida. Sin duda es el más romántico de los monumentos debido a la generosa e idealista actitud del joven que pagó con su vida la lucha por la libertad. Fue años después, cuando el panorama político del país permitió homenajear públicamente a quienes murieron por la causa de la libertad, cuando se erigió este monumento funerario. Realizado en mármol blanco, consta de basamento cuadrangular apiramidado con el epitafio, y sobre el mismo una corona de flores con filacterias. Una cornisa decorada con acroteras y palmetones ejerce de separación respecto al obelisco, que apoya sobre cuatro soportes en forma de garra de animal, motivo adoptado de los sepulcros medievales.
Además de esta zona debemos destacar las tumbas de los militares norteamericanos fallecidos en las costas de Málaga durante la Segunda Guerra Mundial, y la tumba de Marjorie Grice-Hutchinson (1909-2003), economista británica afincada en Málaga y estrechamente vinculada al Cementerio Inglés. Todas las tumbas están formadas por sencillas lápidas con información sobre las personas allí enterradas.
Volviendo al camino, se llega al núcleo primitivo del cementerio, donde se encuentran las tumbas más antiguas recubiertas de conchas, siendo muchas de ellas enterramientos de niños. Situado en la cota superior del cementerio, se encuentra ahora rodeado de tumbas desde que a mediados del siglo XIX se hizo necesario comenzar a inhumar también en el jardín. Se accede al mismo a través de un arco rebajado, sobre cuya clave se colocó una lápida - hoy con la inscripción bastante desgastada-, en la que se hace constar la fecha y la autorización real. Como remate fue colocada una sencilla cruz. El mismo muro levantado por William Mark es el que lo separa del resto del camposanto. Una de las primeras tumbas fue la de Robert Boyd. Situada junto al muro, fue colocada en éste la lápida con el nombre y las fechas de nacimiento y muerte, destacando el relieve de la mano de Dios padre sobre una nube en actitud de bendecir. En el muro del fondo se instaló en 1960 una lápida funeraria del siglo XVII procedente de un antiguo convento, adquirida en la comarca granadina de Las Alpujarras por la poetisa malagueña M.ª Victoria Atencia. Sobre ella mandó grabar el poema que le inspiró una de las tumbas del cementerio, la de una niña llamada Violeta ubicada fuera de este recinto. De muy reducidas dimensiones, el epitafio, escrito en francés, tan solo hace destacar el nombre en caracteres capitales y las fechas de nacimiento y muerte: "VIOLETTE 24-XII-1958 y 23-I-1959, ce que vivent les violentes" (Violeta, lo que viven las violetas). El poco tiempo de vida de la niña parece sugerido por la fugacidad de la flor que evoca su nombre.
En los alrededores del cementerio primitivo, en origen zona de jardín y de paseo, se disponen numerosas tumbas entre las que destacan las de Gerald Brenan y su mujer Gamel Woolsey, de sencilla factura.
Los antecedentes históricos del inmueble hunden sus raíces en una colonia de extranjeros que procedía de las Islas Británicas, fenómeno que se vio acrecentado durante el siglo XIX debido a la impronta comercial y emergencia industrial de Málaga, pudiéndose constatar en 1877 la presencia de cerca de trescientas personas de origen británico en Málaga.
No obstante, la cuestión religiosa y de enterramiento no estaba solucionada, ya que los que profesaban un credo diferente al católico no podían ser enterrados en sagrado, es decir, en iglesias, conventos y cementerios parroquiales malagueños. Al serles negada la inhumación en suelo sagrado, los entierros se realizaban en la playa, durante la noche, provocando estos rituales importantes focos de insalubridad para la población.
Esta situación perduró hasta 1824 cuando William Mark fue nombrado cónsul británico en Málaga. En 1829, tras superar los inconvenientes de la Junta de Sanidad, el gobernador José Manso y el cónsul se dirigieron hacia el camino de Vélez-Málaga, y en un terreno baldío de propiedad municipal desde el que se contemplaba el mar, se trazó un espacio cuadrilongo que fue el origen del Cementerio inglés de Málaga, el primero erigido en España, gracias a la Real Orden de Fernando VII, dada el 11 de abril de 1830. Son numerosos los personajes ilustres o que han marcado acontecimientos históricos de la ciudad, allí sepultados. Uno de los primeros en ser enterrado fue el joven británico Robert Boyd, que acompañó al general liberal Torrijos en su pretensión de instaurar el régimen constitucional, y que murió fusilado, o los náufragos de la fragata alemana Gneissenau con una interesante tumba colectiva. Otros hombres y mujeres ilustres que forman parte de la historia y la memoria de este más que centenario cementerio son el escritor Jorge Guillén, el hispanista Gerald Brenan y su esposa, la escritora Gamel Woolsey, además de la economista Marjorie Grice-Hutchinson.
En el campo artístico, hay que diferenciar entre el recinto y las lápidas, panteones familiares y un monumento colectivo.
En el primero predomina la estética neogótica del acceso, frente al gusto neoclásico del frente principal del templo, estética que se trasladó a los enterramientos funerarios, a diferencia del primer recinto donde se localizan unas sencillas, pero elocuentes tumbas cubiertas con conchas.
Respecto al valor urbanístico y de imagen, el Cementerio Inglés quedó rápidamente integrado en la cartografía de la época, en el plano de Pérez de Rozas de 1863, un documento bien explicativo del uso del espacio y del rápido desarrollo inmobiliario de la ciudad, poblándose de numerosos hotelitos y villas de gusto eclecticista. Son varias las litografías y dibujos que se han conservado de este monumento, cuyo protagonista es el paisaje tratado con tintes románticos, con referencia a una vegetación frondosa, con una disposición desordenada, potenciándose la confusión de las tumbas y las plantas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Este cementerio Inglés o protestante está considerado el primero que se erigió en España y es el mejor conservado de todos los que existen en Europa de este estilo.
Sus puertas estarán abiertas al público desde noviembre de 2005, en horario de 10.00h. a 14,30 h. de la mañana de lunes a domingo y los domingos la capilla se abre al culto a las 10.00h., la entrada es libre y gratuita.
El cementerio se erigió, por Real Orden de Fernando VII, en abril de 1830, por la iniciativa y el decidido empeño del cónsul británico Sir Willian Mark.
Fue el primer cementerio que se construyó en España y podemos decir sin temor a equivocarnos que entre las paredes de esta singular necrópolis está encerrada una parte muy importante de la historia de nuestra ciudad.
Esta necrópolis es un bello jardín, que cuenta con gran cantidad de variadas e interesantes especies botánicas.
En un principio este espacio se dividió en necrópolis y jardín, pero con el paso del tiempo se vio la necesidad de que los enterramientos ocuparan otras zonas del recinto, dado que éste se quedó pequeño al poco tiempo de su inauguración.
Esta necrópolis cuenta con un templo de estilo Dórico Tretrastilo y fue construido en 1838, consagrándose en 1891 a la advocación de San Jorge, Saint George.
Al tener prohibido los enterramientos en campos santos cristianos a la comunidad protestante o de otras religiones, las personas que fallecían en Málaga y no eran cristianos, lo tenían bastante difícil.
Málaga en el siglo XIX, era un destino muy codiciado por todos los extranjeros del mundo, debido a su gran prosperidad y su importante comercio con ultramar, lo que hizo que en Málaga se asentara una importante comunidad inglesa y de otros países no confesionales de la religión católica.
Cuando un protestante fallecía, su enterramiento dependía, en muchas ocasiones, de las influencias de éste, ya que si tenía posesiones en el extrarradio de la capital, como Alhaurin, Churriana etc. o bien tenía amistades que le cedieran un lugar en sus campos santos particulares, estos podían descansar en paz, aunque de manera clandestina, dado que no estaban permitidas estas inhumaciones. Algunos eran enterrados de forma secreta en los bosques de Málaga e incluso cuando fallecía algún marinero era cubierto con un lienzo y tras ponerle un peso en los pies, era tirado en alta mar.
Si el finado no había previsto un lugar y las autoridades se hacían cargo de sus restos, como era el caso de los protestantes transeúntes, es decir ocasionales comerciantes, marineros etc., estos eran llevados a una playa lejana, iluminados en la noche con antorchas, y los cuerpos iban totalmente envueltos en un lienzo. El enterramiento se hacía haciendo un hoyo profundo, donde al finado se le enterraba de pie y mirando al horizonte, luego se le cubría de arena, pero los temporales hacían que periódicamente estos cadáveres quedaran al descubierto y en muchas ocasiones, eran presa de las alimañas carroñeras.
Este inhumano trato a los cuerpos de los finados protestantes, hizo que el cónsul británico en Málaga, Mr. Willians Mark, comenzara una cruzada con el fin de que este terrible asunto se solucionara, consiguiendo gracias a su empeño, el que en Málaga se construyera el que sería el primer cementerio Ingles de España y al que con posterioridad, le seguirían otros.
El visitante podrá comprobar, que existe una singular variedad de tipos de enterramientos. Por un lado veremos unas tumbas, las más antiguas, que dado a la escasez de medios fueron recubiertas con conchas marinas de la variedad “Corruco” y que están situadas en la parte alta el cementerio, que es la más antigua.
Posteriormente se realizaron otro tipo de inhumaciones en forma de mausoleos que iban en consonancia a la importancia de las familias que eran enterradas, en la actualidad se realizan entierros más sencillos y menos ostentosos.
De entre estos enterramientos caben destacarse, por su importancia en la historia de Málaga, el de Robert Boyd, sobre la cual hay dudas sobre su ubicación y el de los infortunados marineros de la Gneisenau.
Tumba mausoleo de los marineros de la Gneisenau.- En el mes de diciembre de 1900, Málaga se vio consternada ante un trágico suceso que ocurrió frente a la escollera del puerto. La corbeta alemana Gneisenau, fue abatida y hundida por un tremendo temporal de levante. murieron 41 marineros alemanes incluido su capitán y 12 heroicos malagueños. Esto hizo que el gobierno alemán, posteriormente donara un puente a la ciudad de Málaga, conocido como el puente de los alemanes y que en el escudo de armas de la ciudad, se le concediera ostentar el lema de Muy Hospitalaria Ciudad. Los marineros fueron enterrados en este cementerio y se erigió este mausoleo, construido con bloques de granito, rústicamente apilados que recuerdan a la escollera del puerto, en la que perdieron su vida aquellos infortunados marineros.
Tumba de Robert Boyd.- En la zona más antigua de este cementerio, podemos ver estas tumbas recubiertas con conchas en y entre ellas dos, que como ven tiene la lápida en la pared y que nos dice que aquí, aunque no se sabe en cual, está enterrado Robert Boyd.
Para los malagueños Robert Boyd, es parte de su historia, un heroico irlandés muy querido, que dio su fortuna e incluso su vida a favor de las libertades de los españoles, oponiéndose junto al general Torrijos, al poder absolutista de Fernando VII, siendo fusilado en las playas de San Andrés, junto a sus 50 compañeros.
Tumba de Gamel Woolsey.- Gamel Doorsey fue la esposa de Gerarl Brenan, ambos afincados en la localidad malagueña de Churriana. Ella, americana de nacimiento, escribiría una de las novelas más entrañables sobre los días que antecedieron y se desarrollaron en los primeros días de la cruenta guerra civil española.
Existe un proyecto cinematográfico de parte de nuestro actor más internacional, Antonio Banderas, en la que se quiere llevar al cine esta bonita novela, titulada “Málaga en llamas”. Falleció en 1968.
Tumba de Geral Brenan.- El escritor hispanita, Gerald Brenan llega a Alhaurín el Grande en 1970 junto a Linda Nicholson Price. Tras varios meses de construcción de su casa en La Cañada de Las Palomas se instala en “el jardín del Edén”, como el británico denominaba a Alhaurín, el 26 de marzo de ese mismo año se instala definitivamente en el municipio. Gerald Brenan buscó en Alhaurín la paz y el sosiego perdidos tras la muerte de su esposa Gamel Woolsey.
En 1973, Brenan termina, con la ayuda de Linda Nicholson, su bibliografía de San Juan de la Cruz. A continuación, comienza su último libro Thoughts in a dry season. A Miscellany, un ejemplo del crisol de sabiduría y experiencia de la intensidad con la que abrazó la vida.
En 1977, el autor hispanista hace realidad un viejo deseo la publicación de sus poemas bajo el título The Magnetic Moment: Poems, son una serie de poemas totalmente inéditos, escritos después de haber rebasado la edad de 60 años.
Es a partir de estas fechas cuando comienza el reconocimiento público de la obra de Gerald Brenan en España. Así en 1982, Gerald recibe un homenaje en Yegen y en 1983 es nombrado Hijo Adoptivo de Ugíjar. También en Alhaurín el Grande recibe un homenaje y se realiza numerosos actos culturales en torno a su obra.
Tumba de Jorge Guillén.- Poeta vallisoletano nacido en Valladolid en 1893, quiso morir en Málaga y ser enterrado en este jardín cementerio. Falleció en Málaga en 1984.
Estudió Filosofía y Letras en Madrid, aunque se licenció en Granada en 1913. Fue lector de español en La Sorbona entre 1917 y 1923 y Catedrático de Lengua y Literatura Españolas en Oxford. Durante la guerra civil estuvo preso, logrando salir de España en 1938 para establecerse en Estados Unidos. Fue profesor de varias universidades americanas, especialmente en la de Harvard.
Al morir Franco se estableció de nuevo en España, donde obtuvo el premio Cervantes en 1976. Se le considera el principal representante de la poesía pura en España (Diputación Provincial de Málaga).
Museo del Patrimonio Municipal Es una zona muy transformada en los últimos años. La Coracha marítima daba paso a unos jardines que se unían con los de Puerta Oscura y una modesta urbanización, cuyo atirantado y alineación realizó Cirilo Salinas a mediados del siglo XIX; las viviendas que aquí surgieron, con una o dos plantas, cubierta de teja y muy sencillas compusieron una hermosa imagen de Málaga hasta hace pocos años. En la actualidad este espacio está definido por el Túnel de la Alcazaba según proyecto de Ignacio Dorao y Manuel Olmedo, el aterrazamiento de los jardines y por el Museo Municipal y su ampliación.
El Museo Municipal (1999), que fue el primer edificio en configurar el cambio de imagen, es obra de Federico Orellana Ortega. Consta de dos módulos, el primero con fachada acristalada, viseras y entramado metálico donde se sitúan oficinas, administración, cafetería, salón de actos, etc. y un segundo de tres pisos con las salas de exposición y acristalamientos más reducidos pero igualmente incómodos para la práctica expositiva. Ambos módulos se unen con pasarelas. La acristalada fachada hacia la plaza de Torrijas es obra de una tecnología constructiva avanzada. La posterior ampliación del Museo Municipal, obra de Pau Soler Serratosa, se organiza en la falda del monte a partir de una amplia escalinata que lleva a un primer piso con otra gran superficie acristalada y un segundo piso, comunicando con el edificio antiguo. Ambos comparten cubierta y diferencian la actividad lumínica, difusa y tamizada en la parte alta con la más directa y elevada en la inferior.
En el exterior, el edificio se prolonga en una sucesión de muros que chapean el monte albergando terrazas y dejándolo ya prácticamente invisible.
En este edificio se va a instalar un Museo del Patrimonio Municipal. El contenido de este posible museo lo comentamos someramente al presentar los fondos artísticos contenidos en el Ayuntamiento y en La Fundación Picasso-Museo Casa Natal (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El MUPAM se ha concebido como un espacio para resolver un triple objetivo: hacer una puesta en valor del Patrimonio Municipal de carácter histórico-artístico; acercarlo a la sociedad y actuar de plataforma de difusión y apoyo al arte local, especialmente a los artistas contemporáneos.
El Patrimonio Municipal, base de los fondos del Museo, está compuesto por más de 4.000 piezas, pertenecientes a las categorías de Espacios Naturales, Inmuebles, Esculturas, Pinturas, Obra Gráfica, documentación de alto valor histórico y una voluminosa biblioteca. Para la exposición permanente del Museo se han seleccionado 94 obras, siguiendo criterios de calidad y representatividad. Su organización, estructurada en recorridos cronológicos, atiende a unidades temáticas que explican, a partir de las obras, la relación del Ayuntamiento con su ciudad.
El recorrido comienza en la sala dedicada al período comprendido entre los siglos XV y XVIII desde que Málaga se incorpora al reino de castellano aragonés transformándose de una sociedad predominantemente árabe a castellana. También hay una parte dedicada a las celebraciones barrocas.
La Sala II está centrada en el siglo XIX y recrea el primer museo municipal que creó el Consistorio. Se pueden conocer los orígenes de Picasso, la sección Maestros del siglo XIX o un Carlos Haes destacado en la sección Obra maestra. Por último, la Sala III hace un recorrido por artistas del siglo XX, especialmente los que tuvieron alguna relación con el Ayuntamiento como los Primeros becados, o la Generación de los 50 que incorporaron el arte malagueño a la modernidad.
Se realizan también otra serie de actividades como exposiciones temporales de diversa temática, jornadas sobre patrimonio, congresos o talleres didácticos que pretenden acercar la historia del arte de la ciudad a distintos perfiles de públicos y dar la máxima difusión al patrimonio y a la actividad artística del tejido local (Diputación Provincial de Málaga).
Castillo de Gibralfaro - Centro de Interpretación del Castillo de Gibralfaro Situado sobre el cerro del mismo nombre, el Castillo de Gibralfaro es una fortificación, de la que se conservan restos significativos, conectado con la Alcazaba por medio de la Coracha terrestre.
Existen varias hipótesis sobre el origen del topónimo «Gibralfaro»:
a) la mantenida por Medina Conde y Guillén Robles, entre otros, sostiene que el nombre del castillo y del monte que ocupa proviene del semita Guebel o Guibel y del griego Pharos, en alusión a la existencia, desde tiempos remotos, de un faro en la cumbre del citado cerro, convirtiendo su significado en Monte del Faro.
b) Laza Palacios opinaba que el término debía ser íntegramente de origen semita, Gue bel Hahir o Gebelario (monte de la Ciudad), de donde derivó Gibralfaro. Así el mencionado por los autores árabes, Castillo de Airos, no era otro que Gibralfaro.
c) Fermín Requena sostiene que el origen del término se debe a los árabes, y significa monte valiente.
Medina Conde atribuyó a Abd-al-Ramán I los trabajos iniciales de fortificación del cerro, que se realizarían en el año 787. No hay noticias sobre Gibralfaro en las obras de autores árabes posteriores, como Al-Razí, pero podría identificarse con el topónimo Castillo de Airos, como hace Ibn-Hayyan. Se confirmaría, de este modo, la tesis de Laza Palacios.
La primera restauración conocida del castillo se hizo en tiempos de Abd-al-Ramán I. Con el nombre de Castillo de Airos sirvió de cárcel para algunos príncipes Hammudíes (s. XI) y se sometió a las tropas del rey zirí Abd-al-Allah, en la campaña que éste llevó a cabo contra su hermano Tamín Ibn Buluggín, príncipe de Málaga. El geógrafo Idrisí fue el primer autor árabe en utilizar (s. XII) el nombre de castillo de Gibralfaro, cuya configuración definitiva la adquirió durante el periodo nazarí; Muhammad ll lo mandó reconstruir (fines s. XIII); en los primeros años del siglo XIV Yusuf I consolida y amplía la fortaleza, y construye la coracha terrestre, uniendo Gibralfaro con la Alcazaba.
La fortaleza mantuvo su uso militar (incluyendo un importante polvorín) hasta finales del siglo XVIII, que recuperaría en parte durante la ocupación francesa. En 1778 albergó el puesto del vigía del puerto ocupado por Joseph Carrión de Mula durante años. Se reconstruyó, en 1837, bajo la dirección del ingeniero Tomás Cortés y no es hasta 1925 en que el recinto fue cedido al Ayuntamiento para instalar un parque público. Fue declarado Monumento en 1931, y en 1938 se inician las labores de restauración como monumento histórico bajo la dirección de su conservador Juan Temboury. Las sucesivas fases de restauración y la intervención municipal (la última entre 1989 y 1990 por los arquitectos Isabel Cámara y Rafael Martín Delgado) han terminado de dotar al recinto de todas las medidas necesarias de seguridad y comodidad de la visita, destacando la apertura del Centro de Interpretación del Castillo, en 1998, emplazado en el edificio del antiguo polvorín.
Durante el periodo de uso militar, su único acceso era a través de la coracha terrestre, que en la cima del monte se abría englobándolo mediante una barbacana, muro bajo que lo circunda por completo y que, además de mejorar su eficacia defensiva, configuraba un paseo de ronda, a cubierto, transitable por el cuerpo de guardia. Situada en una cota inferior, la diferencia de altura entre la torre del Homenaje de la Alcazaba y la del castillo es de 123 m. En el lado norte, otra torre integraba, desde el interior de la barbacana, un acceso en recodo. En la actualidad, por razones de comodidad, se usa un nuevo acceso al que se llega directamente desde los aparcamientos del lado oriental.
Conforma el Castillo de Gibralfaro un recinto irregular y alargado en sentido Este-Oeste, compuesto por 30 lienzos de muralla y 8 torres, generalmente macizas, con diferentes formas. La disposición de los muros con orientaciones muy diferentes permitía batir al enemigo ahorrando torres y defensas Los muros están realizados con mampostería de piedra pizarrosa, mortero de cal con grava, y tierra en el interior. El ladrillo se emplea para los arcos, bóvedas y las numerosas reparaciones que se realizaron en diferentes momentos. En algunas zonas se advierten restos de un enlucido en el que se imita el despiece de sillares.
El Centro de Interpretación del Castillo de Gibralfaro ocupa el solar donde anteriormente se levantó una mezquita, después una ermita consagrada a San Luis obispo, y desde el siglo XVIII el polvorín de la fortaleza (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Se halla situado al Este del cerro de la Alcazaba. Se unía la barbacana que rodea Gibralfaro con el interior de la Alcazaba por un ancho paso encerrado entre dos recintos murados, uno de menos altura o barbacana, coronado por un adarve protegido por un parapeto almenado. Después de las intervenciones de época moderna, de la muralla perviven treinta lienzos, y aparece reforzada por ocho torres, una de ellas albarrana -Torre Blanca- la mayor conservada de al-Andalus, situada al noroeste.
La fábrica es de mampostería de piedras de mediano tamaño, trabadas con mortero de cal y arena en las zonas bajas de los lienzos de muralla como zócalo de refuerzo, mientras en la zona superior se emplea el tapial de arena y cal con piezas de pizarra. Los arcos, bóvedas y jambas son de ladrillo.
La puerta única de entrada a Gibralfaro, abierta en una torre del arco agudo, cabalgaba sobre la barbacana.
En el lugar más elevado estuvo la desaparecida torre mayor. Se conoce por noticias que descansaba sobre cuatro arcos y que tenía 10 varas de ancho por 19 de largo y 22 de altura. Tampoco existe una mezquita que allí hubo y que describen autores del siglo XVII.
Este castillo es atribuido por algunos autores a los griegos, y por otros, a los fenicios. Pero en el periodo árabe fue cuando obtuvo importancia, por hallarse utilizado constantemente y por haber producido reparaciones. Hacia levante, bien encumbrado, existió un torreón, sobre el cual estaba el antiguo Pharo, del que parece que tomó nombre esta fortaleza. Había un gran recinto, mucho mayor que el de hoy, cercado por dos órdenes de muros, unos más altos que otros, torreados con almenas y circuidos por anchos y profundos fosos en todos sus lados. Tenía seis baluartes: dos cuadrados, dos hexagonales y dos circulares. Cuatro puertas en su muralla baja, recayentes, una a la alcazaba, otra al campo de la Victoria, otra al Mundo Nuevo y otra es la principal.
La primera construcción tuvo efecto en 787 de la era cristiana, siendo rey cordobés Abderramán I. Había en el interior muchos aljibes, además del pozo Airón (construido en piedra viva). En la extensión que media entre dicho pozo, los almacenes, torre principal y otras del ángulo Norte, se hallaban unos baños, y al sudoeste, cerca de un antiguo aljibe, aparecía la mezquita, que fue convertida en capilla dedicada a San Luís, en cuyo día fue reconquistada Málaga por los cristianos. Dejando el pretendido origen griego de este encumbrado "castillo- faro" engrandecido por los romanos, destruido en el 409, para limitarnos a su construcción más cierta a época andalusí, en planta irregular de la meseta del monte, con doble recinto primitivo completado y reforzado por Abderrahmán III hasta que los Omeyas lo convirtieron en grandiosa fortaleza inexpugnable.
Cronológicamente, el geógrafo Idrisi lo nombra a mediados del siglo XII. La fortificación según el visir granadino Ibn al-Jatib (1313-1374) se produjo en época del monarca Yusuf I (1333-1354) que construyó, o más bien, reedificó esta fortaleza (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El Castillo de Gibralfaro es una fortificación situada en Málaga y se edificó para albergar a las tropas y proteger a la Alcazaba, debido al uso generalizado de la artillería.
Fue construido durante el Siglo XIV por Yusuf I de Granada, sobre un antiguo recinto fenicio que también contenía un faro que da nombre al Cerro Gibralfaro (Jbel-Faro, Jabal-Faruk o monte del faro).
El castillo fue objeto de un fuerte asedio por parte de los Reyes Católicos durante todo el verano de 1487. Tras el asedio, Fernando de Aragón lo tomó como residencia, mientras que Isabel I de Castilla optó por vivir en la ciudad.
En 1494, los Reyes Católicos designaron el Castillo de Gibralfaro para el escudo de armas que dieron a la ciudad.
Actualmente, el castillo es visitable, y desde él se pueden observar unas magníficas vistas de la ciudad de Málaga, de algunos montes de la cordillera del Rif (en África) y del Estrecho de Gibraltar.
El castillo fue declarado monumento histórico artístico el 5 de mayo de 1949. Actualmente, está catalogado como Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento (Diputación Provincial de Málaga).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Parque de Málaga, Plaza de Toros de la Malagueta, Cementerio Inglés, Museo del Patrimonio Municipal, y Castillo de Gibralfaro) de la localidad de Málaga (II), en la provincia de Málaga. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia malagueña.
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