Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Virgen de la Alegría, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, sábado 9 de noviembre, como todos los sábados, se celebra la Sabatina, oficio propio del sábado dedicado a la Santísima Virgen María, siendo una palabra que etimológicamente proviene del latín sabbàtum, es decir sábado.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
El primer tramo, hasta la confluencia de San Bartolomé, formó parte de Céspedes, que entonces tenía un trazado en ángulo recto; en 1880 Céspedes se prolonga hasta Levíes y este tramo recibió la denominación de Alegría por la Virgen de igual advocación que se venera en la inmediata iglesia de San Bartolomé. El tramo más angosto, hasta que desemboca en Sanclemente, es denominada en el último tercio del XVIII de la Otomisa, cuyo origen se ignora, y también Angostillo de San Bartolomé, nombre con el que figura en 1845, fecha en la que quedó incorporada en San Bartolomé; ha sido también identificada como "detrás de San Bartolomé", y según Álvarez-Benavides. también como San Vicente; en la década de 1880 Alegría se prolonga hasta Sanclemente. En 1953 la Hermandad solicitó el cambio de Alegría por Virgen de la Alegría, que fue aprobado con la oposición del cronista oficial, por considerar inapropiado que se multiplicase en el nomenclátor el topónimo "Virgen de...", que estaba proliferando en aquellas fechas.
Hoy, sábado 9 de noviembre, como todos los sábados, se celebra la Sabatina, oficio propio del sábado dedicado a la Santísima Virgen María, siendo una palabra que etimológicamente proviene del latín sabbàtum, es decir sábado.
Y que mejor día que hoy para ExplicArte la calle Virgen de la Alegría, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Virgen de la Alegría es, en el Callejero de Sevilla, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo, y va de la calle Céspedes, a la calle Sanclemente. La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
El primer tramo, hasta la confluencia de San Bartolomé, formó parte de Céspedes, que entonces tenía un trazado en ángulo recto; en 1880 Céspedes se prolonga hasta Levíes y este tramo recibió la denominación de Alegría por la Virgen de igual advocación que se venera en la inmediata iglesia de San Bartolomé. El tramo más angosto, hasta que desemboca en Sanclemente, es denominada en el último tercio del XVIII de la Otomisa, cuyo origen se ignora, y también Angostillo de San Bartolomé, nombre con el que figura en 1845, fecha en la que quedó incorporada en San Bartolomé; ha sido también identificada como "detrás de San Bartolomé", y según Álvarez-Benavides. también como San Vicente; en la década de 1880 Alegría se prolonga hasta Sanclemente. En 1953 la Hermandad solicitó el cambio de Alegría por Virgen de la Alegría, que fue aprobado con la oposición del cronista oficial, por considerar inapropiado que se multiplicase en el nomenclátor el topónimo "Virgen de...", que estaba proliferando en aquellas fechas.
En su primer tramo esta calle es relativamente ancha, posee aceras de losetas, calzada de adoquines y está abierta al tráfico rodado Desde la confluencia de San Bartolomé, por su estrechamiento, queda cerrada al tráfico y todo su pavimento es de cemento; tiene una barreduela que bordea la fachada posterior de la iglesia, y se estrecha aún más en su tramo final, de modo que alcanza una anchura inferior a los dos m. en la confluencia con Sanclemente. Posee alumbrado eléctrico desde 1945 y está dotada de farolas de brazo, tipo gas. En la edificación predominan las viviendas unifamiliares de la segunda mitad del s. XIX, de tres plantas en la parte más amplia y sólo de dos en los tramos más estrechos; de igual modo el grado de conservación del caserío guarda relación con su localización en la calle: mejor conservadas en la primera mitad, y más deterioradas, incluso en ruinas y abandonadas, en la segunda [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Virgen de la Alegría, 2. Casa de dos plantas con patio de columnas con capiteles estilizados y pinjantes en el apeo de los arcos en el muro, en la planta inferior; y columnas de ladrillo, en la superior [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984]
Conozcamos mejor la historia de la Sabatina como culto mariano;
Semanalmente tenemos un culto sabatino mariano. Como dice el Directorio de Piedad Popular y Liturgia, en el nº 188: “Entre los días dedicados a la Virgen Santísima destaca el sábado, que tiene la categoría de memoria de santa María. Esta memoria se remonta a la época carolingia (siglo IX), pero no se conocen los motivos que llevaron a elegir el sábado como día de santa María. Posteriormente se dieron numerosas explicaciones que no acaban de satisfacer del todo a los estudiosos de la historia de la piedad”. En el ritmo semanal cristiano de la Iglesia primitiva, el domingo, día de la Resurrección del Señor, se constituye en su ápice como conmemoración del misterio pascual. Pronto se añadió en el viernes el recuerdo de la muerte de Cristo en la cruz, que se consolida en día de ayuno junto al miércoles, día de la traición de Judas. Al sábado, al principio no se le quiso subrayar con ninguna práctica especial para alejarse del judaísmo, pero ya en el siglo III en las Iglesias de Alejandría y de Roma era un tercer día de ayuno en recuerdo del reposo de Cristo en el sepulcro, mientras que en Oriente cae en la órbita del domingo y se le considera media fiesta, así como se hace sufragio por los difuntos al hacerse memoria del descenso de Cristo al Limbo para librar las almas de los justos.
En Occidente en la Alta Edad Media se empieza a dedicar el sábado a la Virgen. El benedictino anglosajón Alcuino de York (+804), consejero del Emperador Carlomagno y uno de los agentes principales de la reforma litúrgica carolingia, en el suplemento al sacramentario carolingio compiló siete misas votivas para los días de la semana sin conmemoración especial; el sábado, señaló la Santa María, que pasará también al Oficio. Al principio lo más significativo del Oficio mariano, desde Pascua a Adviento, era tres breves lecturas, como ocurría con la conmemoración de la Cruz el viernes, hasta que llegó a asumir la estructura del Oficio principal. Al principio, este Oficio podía sustituir al del día fuera de cuaresma y de fiestas, para luego en muchos casos pasar a ser añadido. En el X, en el monasterio suizo de Einsiedeln, encontramos ya un Oficio de Beata suplementario, con los textos eucológicos que Urbano II de Chantillon aprobó en el Concilio de Clermont (1095), para atraer sobre la I Cruzada la intercesión mariana.
De éste surgió el llamado Oficio Parvo, autónomo y completo, devoción mariana que se extendió no sólo entre el clero sino también entre los fieles, que ya se rezaba en tiempos de Berengario de Verdún (+962), y que se muestra como práctica extendida en el siglo XI. San Pedro Damián (+1072) fue un gran divulgador de esta devoción sabatina, mientras que Bernoldo de Constanza (+ca. 1100), poco después, señalaba esta misa votiva de la Virgen extendida por casi todas partes, y ya desde el siglo XIII es práctica general en los sábados no impedidos. Comienza a partir de aquí una tradición devocional incontestada y continua de dedicación a la Virgen del sábado, día en que María vivió probada en el crisol de la soledad ante el sepulcro, traspasada por la espada del dolor, el misterio de la fe.
El sábado se constituye en el día de la conmemoración de los dolores de la Madre como el viernes lo es del sacrificio de su Hijo. En la Iglesia Oriental es, sin embargo, el miércoles el día dedicado a la Virgen. San Pío V, en la reforma litúrgica postridentina avaló tanto el Oficio de Santa María en sábado, a combinar con el Oficio del día, como el Oficio Parvo, aunque los hizo potestativos. De aquí surgió el Común de Santa María, al que, para la eucaristía, ha venido a sumarse la Colección de misas de Santa María Virgen, publicada en 1989 bajo el pontificado de San Juan Pablo II Wojtyla (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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La calle Virgen de la Alegría, al detalle:
Edificio c/ Virgen de la Alegría, 2.
Iglesia de San Bartolomé.
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