Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Carlos Borromeo visitando a los enfermos", anónima, en el Retablo de San Carlos Borromeo, en la Iglesia del Convento de San José del Carmen, vulgo de "Las Teresas", de Sevilla.
Hoy, 4 de noviembre, Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, en Italia, fue en esta sede un verdadero pastor fiel preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (1584) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Carlos Borromeo visitando a los enfermos", anónima, en el Retablo de San Carlos Borromeo, en la Iglesia del Convento de San José del Carmen, vulgo de "Las Teresas", de Sevilla.
El Convento de San José del Carmen (Las Teresas), se encuentra en la calle Santa Teresa, 5; en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
El Retablo de San Carlos Borromeo se halla situado en el lado de la Epístola, y tiene en su centro una escultura de bulto del Santo, rodeado por doce tablas con escenas de su vida.
Flanqueando la hornacina de San Carlos, y en el intradós del arco, se encuentran los cuadros en que se representan minuciosamente los principales acontecimientos de su vida, teniendo la mayor parte de ellos una leyenda latina en su parte inferior, que se refiere a la escena descrita en la pintura.
Los cuatro cuadros de la rosca del arco se refieren a escenas ocurridas durante la terrible peste que asoló Milán en el año 1575, y en la que San Carlos se distinguió por su humanitaria labor, ocupando el sitio del gobernador que había huido. Así, en uno de ellos vemos las procesiones que se organizaron por las calles de la ciudad para implorar el fin de la enfermedad, y en las que el Santo marchaba con los pies descalzos, una cuerda al cuello y un crucifijo en la mano. Otro cuadro nos lo representa de rodillas ante un altar, haciendo penitencia, y en los otros dos se le figura visitando a los enfermos postrados en cama a los que consuela y bendice. Este es el momento de su vida que el arte ha representado con mayor preferencia, ya que llegó a convertirse en el patrón más eficaz contra la peste, suplantando incluso a los santos abogados contra dicha epidemia más renombrados de la Edad Media, tales como San Sebastián y San Roque.
En cuanto a su composición, estos doce cuadros presentan una serie de rasgos comunes: las escenas interiores transcurren en una habitación en la que las arquitecturas y los pesados cortinajes de grandes pliegues forman el escenario donde se desarrolla la acción, y al fondo se abre una ventana o puerta donde puede verse otra escena a escala más reducida. Esta composición espacial llamada por Gállego "escena bipartita" o "composición de pisos" deriva de la pintura italiana renacentista, siendo muy utilizada por los pintores españoles del XVII y no constituyendo sólo un hallazgo meramente estético, sino una clave para leer los acontecimientos de la historia contada. Al mismo tiempo, la abertura del fondo crea una sensación de profundidad a la que contribuyen las líneas de las baldosas, alfombras, altares, etc. En la mayor parte de los cuadros estas perspectivas están muy mal conseguidas, como vemos por ejemplo en la escena en que el Santo niño reza ante un altar, hallándose la figura del niño en un plano completamente diferente al del altar y la alfombra.
Este y otros detalles de los cuadros parecen indicar que el pintor debía ser un artista de segunda categoría, y probablemente inspirándose en alguna de las numerosas series de grabados sobre la Vida de San Carlos, cometía numerosas imperfecciones técnicas al tratar de reproducir las escenas conocidas.
En los cuadros cuya acción transcurre en el exterior, los personajes principales se hallen en un primer plano, viéndose al fondo un paisaje o una ciudad amurallada con sus cúpulas y torres, que parece representar alguna ciudad italiana.
Se trata de una pintura narrativa y descriptiva, en la que todos los detalles de los diferentes acontecimientos están tratados con una gran minuciosidad y detallismo, estando los personajes vestidos a la moda del siglo XVII, dato que junto a las fechas que conocemos relacionadas con este retablo y los rasgos estilísticos de las pinturas y arquitectura del mismo, permiten situar este conjunto en los primeros años del siglo XVII [María Luisa Cano Navas, El Convento de San José del Carmen de Sevilla. Estudio histórico-artístico. Universidad de Sevilla, 1984].
Es una pintura anónima, realizada en el primer tercio del siglo XVII, con unas medidas de 58 x 54 cms, en la que encontramos a San Carlos que se sitúa en un primer plano con la tiara, la capa y el báculo arzobispal, junto a dos paralíticos a los que bendice, uno de ellos de rodillas se sostiene con unos mangos y el otro con muletas. En el lado izquierdo, otro enfermo postrado en la cama con las manos juntas reza junto al santo. Al fondo, a la derecha se representa un fondo de arquitectura, mientras que en la izquierda aparece un cortinaje verde (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Hoy, 4 de noviembre, Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, en Italia, fue en esta sede un verdadero pastor fiel preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (1584) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la pintura "San Carlos Borromeo visitando a los enfermos", anónima, en el Retablo de San Carlos Borromeo, en la Iglesia del Convento de San José del Carmen, vulgo de "Las Teresas", de Sevilla.
El Convento de San José del Carmen (Las Teresas), se encuentra en la calle Santa Teresa, 5; en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
El Retablo de San Carlos Borromeo se halla situado en el lado de la Epístola, y tiene en su centro una escultura de bulto del Santo, rodeado por doce tablas con escenas de su vida.
Flanqueando la hornacina de San Carlos, y en el intradós del arco, se encuentran los cuadros en que se representan minuciosamente los principales acontecimientos de su vida, teniendo la mayor parte de ellos una leyenda latina en su parte inferior, que se refiere a la escena descrita en la pintura.
Los cuatro cuadros de la rosca del arco se refieren a escenas ocurridas durante la terrible peste que asoló Milán en el año 1575, y en la que San Carlos se distinguió por su humanitaria labor, ocupando el sitio del gobernador que había huido. Así, en uno de ellos vemos las procesiones que se organizaron por las calles de la ciudad para implorar el fin de la enfermedad, y en las que el Santo marchaba con los pies descalzos, una cuerda al cuello y un crucifijo en la mano. Otro cuadro nos lo representa de rodillas ante un altar, haciendo penitencia, y en los otros dos se le figura visitando a los enfermos postrados en cama a los que consuela y bendice. Este es el momento de su vida que el arte ha representado con mayor preferencia, ya que llegó a convertirse en el patrón más eficaz contra la peste, suplantando incluso a los santos abogados contra dicha epidemia más renombrados de la Edad Media, tales como San Sebastián y San Roque.
En cuanto a su composición, estos doce cuadros presentan una serie de rasgos comunes: las escenas interiores transcurren en una habitación en la que las arquitecturas y los pesados cortinajes de grandes pliegues forman el escenario donde se desarrolla la acción, y al fondo se abre una ventana o puerta donde puede verse otra escena a escala más reducida. Esta composición espacial llamada por Gállego "escena bipartita" o "composición de pisos" deriva de la pintura italiana renacentista, siendo muy utilizada por los pintores españoles del XVII y no constituyendo sólo un hallazgo meramente estético, sino una clave para leer los acontecimientos de la historia contada. Al mismo tiempo, la abertura del fondo crea una sensación de profundidad a la que contribuyen las líneas de las baldosas, alfombras, altares, etc. En la mayor parte de los cuadros estas perspectivas están muy mal conseguidas, como vemos por ejemplo en la escena en que el Santo niño reza ante un altar, hallándose la figura del niño en un plano completamente diferente al del altar y la alfombra.
Este y otros detalles de los cuadros parecen indicar que el pintor debía ser un artista de segunda categoría, y probablemente inspirándose en alguna de las numerosas series de grabados sobre la Vida de San Carlos, cometía numerosas imperfecciones técnicas al tratar de reproducir las escenas conocidas.
En los cuadros cuya acción transcurre en el exterior, los personajes principales se hallen en un primer plano, viéndose al fondo un paisaje o una ciudad amurallada con sus cúpulas y torres, que parece representar alguna ciudad italiana.
Se trata de una pintura narrativa y descriptiva, en la que todos los detalles de los diferentes acontecimientos están tratados con una gran minuciosidad y detallismo, estando los personajes vestidos a la moda del siglo XVII, dato que junto a las fechas que conocemos relacionadas con este retablo y los rasgos estilísticos de las pinturas y arquitectura del mismo, permiten situar este conjunto en los primeros años del siglo XVII [María Luisa Cano Navas, El Convento de San José del Carmen de Sevilla. Estudio histórico-artístico. Universidad de Sevilla, 1984].
Es una pintura anónima, realizada en el primer tercio del siglo XVII, con unas medidas de 58 x 54 cms, en la que encontramos a San Carlos que se sitúa en un primer plano con la tiara, la capa y el báculo arzobispal, junto a dos paralíticos a los que bendice, uno de ellos de rodillas se sostiene con unos mangos y el otro con muletas. En el lado izquierdo, otro enfermo postrado en la cama con las manos juntas reza junto al santo. Al fondo, a la derecha se representa un fondo de arquitectura, mientras que en la izquierda aparece un cortinaje verde (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Carlos Borromeo, obispo;
Nacido en 1538 en Arona, a orillas del lago Mayor, y en la noble familia de los Borromeo, estudió derecho en la universidad de Pavía, luego fue llamado a Roma por su tío, el papa Pío IV que a la edad de 23 años lo nombró arzobispo de Milán y lo promovió a la dignidad de cardenal.
Durante la peste de Milán, en 1575, se ocupó personalmente de curar a los apestados. Descalzo y con la cuerda en el cuello seguía las procesiones penitenciales del Santo Clavo para implorar el final de la plaga. Organizó lazaretos, y movilizó a los sacerdotes y monjes como enfermeros. La epidemia acabó después de cobrarse, se dice, unas veinte mil víctimas. Ch. Lebrun lo representó arrodillado ante un crucifijo. Uno de los sacerdotes que lo acompañan levanta la cola de su manto cardenalicio y muestra sus pies ensangrentados. Murió en Milán en 1584.
CULTO
Canonizado en 1612 por el papa Pablo V, inmediatamente se convirtió en uno de los santos más populares de la Contrarreforma. Se lo glorificó como el ideal de obispo defensor de la ciudad, y al mismo tiempo, como el patrón más eficaz contra la peste. Ya este título reemplazó a los santos antipestosos más afamados de la Edad Media, como san Sebastián y san Roque.
Patrón de Milán, también fue adoptado por Roma. Al día siguiente de su canonización, en dicha ciudad se levantaron tres iglesias en su honor: San Carlo al Corso, iglesia de los lombardos que conserva su corazón; San Carlo ai Catinari (de los alfareros) y San Carlo alle quatro Fontane (de las cuatro Fuentes).
En Florencia, los milaneses bautizaron su iglesia San Carlo dei Lombardi. Su culto se implantó también en la ciudad austriaca de Salzburgo, porque el arzobispo Wolf Dietrich estaba emparentado con la familia de los Borromeo (por ello se hizo de san Carlos el protector de la universidad de Salzburgo, fundada en 1625); y en Viena, porque era el patrón del emperador Carlos VI, quien después de la peste de 1713 le dedicó la magnífica iglesia con cimborrio de San Carlos (Karlskirche), obra maestra del arquitecto Fischer von Erlach. Las dos columnas historiadas que enmarcan el pórtico, desarrollan en espiral los principales acontecimientos de su vida. La iglesia de los jesuitas de Amberes, decorada por Rubens en 1620 estaba puesta bajo su advocación (Sint Carolus Borromeus).
ICONOGRAFÍA
Sus características son una larga nariz aguileña, vestiduras litúrgicas de arzobispo o el capelo cardenalicio. Sus atributos son un crucifijo, una calavera, a veces una cuerda de penitente al cuello (aroperoundhisneck), que el santo llevaba en las procesiones durante las epidemias de peste.
El episodio más frecuentemente conmemorado de su vida es su caridad hacia los apestados. De ahí que suela estar representado en las capillas de los hospitales.
Su iconografía, que pertenece al arte barroco de los siglos XVII y XVIII, es internacional: italiana, austriaca, flamenca y francesa (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Carlos Borromeo visitando a los enfermos", anónima, en el Retablo de San Carlos Borromeo, en la iglesia del Convento de San José del Carmen, vulgo de "Las Teresas", de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Nacido en 1538 en Arona, a orillas del lago Mayor, y en la noble familia de los Borromeo, estudió derecho en la universidad de Pavía, luego fue llamado a Roma por su tío, el papa Pío IV que a la edad de 23 años lo nombró arzobispo de Milán y lo promovió a la dignidad de cardenal.
Durante la peste de Milán, en 1575, se ocupó personalmente de curar a los apestados. Descalzo y con la cuerda en el cuello seguía las procesiones penitenciales del Santo Clavo para implorar el final de la plaga. Organizó lazaretos, y movilizó a los sacerdotes y monjes como enfermeros. La epidemia acabó después de cobrarse, se dice, unas veinte mil víctimas. Ch. Lebrun lo representó arrodillado ante un crucifijo. Uno de los sacerdotes que lo acompañan levanta la cola de su manto cardenalicio y muestra sus pies ensangrentados. Murió en Milán en 1584.
CULTO
Canonizado en 1612 por el papa Pablo V, inmediatamente se convirtió en uno de los santos más populares de la Contrarreforma. Se lo glorificó como el ideal de obispo defensor de la ciudad, y al mismo tiempo, como el patrón más eficaz contra la peste. Ya este título reemplazó a los santos antipestosos más afamados de la Edad Media, como san Sebastián y san Roque.
Patrón de Milán, también fue adoptado por Roma. Al día siguiente de su canonización, en dicha ciudad se levantaron tres iglesias en su honor: San Carlo al Corso, iglesia de los lombardos que conserva su corazón; San Carlo ai Catinari (de los alfareros) y San Carlo alle quatro Fontane (de las cuatro Fuentes).
En Florencia, los milaneses bautizaron su iglesia San Carlo dei Lombardi. Su culto se implantó también en la ciudad austriaca de Salzburgo, porque el arzobispo Wolf Dietrich estaba emparentado con la familia de los Borromeo (por ello se hizo de san Carlos el protector de la universidad de Salzburgo, fundada en 1625); y en Viena, porque era el patrón del emperador Carlos VI, quien después de la peste de 1713 le dedicó la magnífica iglesia con cimborrio de San Carlos (Karlskirche), obra maestra del arquitecto Fischer von Erlach. Las dos columnas historiadas que enmarcan el pórtico, desarrollan en espiral los principales acontecimientos de su vida. La iglesia de los jesuitas de Amberes, decorada por Rubens en 1620 estaba puesta bajo su advocación (Sint Carolus Borromeus).
ICONOGRAFÍA
Sus características son una larga nariz aguileña, vestiduras litúrgicas de arzobispo o el capelo cardenalicio. Sus atributos son un crucifijo, una calavera, a veces una cuerda de penitente al cuello (aroperoundhisneck), que el santo llevaba en las procesiones durante las epidemias de peste.
El episodio más frecuentemente conmemorado de su vida es su caridad hacia los apestados. De ahí que suela estar representado en las capillas de los hospitales.
Su iconografía, que pertenece al arte barroco de los siglos XVII y XVIII, es internacional: italiana, austriaca, flamenca y francesa (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "San Carlos Borromeo visitando a los enfermos", anónima, en el Retablo de San Carlos Borromeo, en la iglesia del Convento de San José del Carmen, vulgo de "Las Teresas", de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Más sobre el Retablo de San Carlos Borromeo, en la Iglesia del Convento de San José del Carmen "Las Teresas", en ExplicArte Sevilla.
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