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sábado, 23 de noviembre de 2024

Los principales monumentos (Iglesia del Sagrado Corazón, Iglesia de San Juan, Museo de Artes y Costumbres Populares, Mercado Central de Atarazanas, y Archivo Histórico Municipal) de la localidad de Málaga (VIII), en la provincia de Málaga

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia del Sagrado Corazón, Iglesia de San Juan, Museo de Artes y Costumbres Populares, Mercado Central de Atarazanas, y Archivo Histórico Municipal) de la localidad de Málaga (VIII), en la provincia de Málaga.


Iglesia del Sagrado Corazón

    Una vez que los jesuitas volvieron a Málaga, edi­ficaron esta iglesia, muy cercana a su emplaza­miento primitivo. Obra del siglo XX, respon­de al estilo neogótico y es la única de las que se construyeron en Málaga a lo largo del último tercio del siglo XIX y primeras décadas del XX, que se edificó en el casco histórico de la ciudad. Fue construida por el ar­quitecto malagueño Fernando Guerrero Strachan (1879-1930 ) entre los años 1907-1920 y en su estilo neogótico enfatiza lo nacionalista tomando como modelo la catedral de Toledo por integrar elementos islámicos que la hacen más hispánica, aunque también la de Burgos y el monasterio de las Huelgas sirvieron de inspiración al arquitecto.
     Tiene planta basilical con tres naves, cubierta la central con bóveda de nervios y coro elevado a los pies, alzándose en el crucero una complicada y chata bóveda octogonal estrellada y calada con vidrieras y emblemas eucarísticos. Por encima de las estrechas naves laterales se disponen tribunas con vistosas vidrieras por encima de ellas.
     La nave central muestra una serie de mosaicos con representaciones de ánge­les portadores de símbolos de la Pasión de Cristo. La capilla mayor poligonal y cubierta con bóveda de nervios, está presidida por un retablo neogótico, obra del taller del escultor Adrián Risueño, con una monumental escultura del Sagrado Corazón de Jesús, realizada en 1940 por el artista de la orden jesuita, Antonio Maumón. A ambos lados del retablo hay dos grandes cuadros, que representan a San Ignacio de Loyola y a San Francisco de Borja, obras también de 1940 en clara dirección neobarroca.
     Es de destacar asimismo el púlpito neogótico, en madera policromada, realizado en el taller de Adrián Risueño. Los demás altares (Virgen del Carmen, Virgen del Pilar e Inmaculada) fueron realizados en el mismo taller.
     La fachada principal forma un lienzo cuadrado, en el que destaca la verticalidad que impri­me la portada de acceso con su apuntado gablete. Se remata el conjunto con el tercer cuerpo, a modo de templete que cobija la imagen titular del Sagrado Corazón de Jesús y está flanqueado por las dos airosas torres de cinco cuerpos que terminan en agudos pináculos profusamente decorados muy del gusto neogótico (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús se inserta en la trama urbana retranqueando su alzado con el fin de liberar un espacio semicerrado que viene a ampliar la Plaza de San Ignacio al mismo tiempo que abre la perspectiva posibilitando la lectura prácticamente completa de la fachada. Se trata de un proyecto de Fernando Guerrero Strachan de plena adscripción neogótica tomando como modelos claros las grandes catedrales castellanas. Pese a ello se emplean para su construcción materiales propios de su contemporaneidad como el hormigón armado. El templo es un encargo de la Orden de los Jesuitas, construida entre 1.907-1.920, para quienes el autor realiza además una residencia anexa a la iglesia con reminiscencias formales del Gótico Tudor.
     Tiene planta basilical con tres naves. La central, de mayor altura y anchura, se cubre con bóveda de nervios. El crucero de planta octogonal posee bóveda estrellada calada. Tras el arco triunfal apuntado se encuentra el presbiterio, que tiene planta poligonal y bóveda de nervios. Tiene coro elevado a los pies de la nave central a la que se abren dos cuerpos, uno de tribunas y otro de vanos con cristaleras. Estas naves laterales están estructuradas en tramos cubiertos por bóvedas de nervios. La fachada es de tres cuerpos verticales y otros tantos horizontales. El arco de acceso es apuntado con arquivoltas, enmarcado por un gran gablete que centra el rosetón. Se remata con templete, que cobija la imagen titular, flanqueado por dos torres finalizadas en pináculos góticos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La Iglesia del Sagrado Corazón está situada en la Plaza de San Ignacio de Loyola del centro histórico de Málaga, España.
     Es una obra neogótica construida en 1920, según el proyecto trazado en enero de 1907 por el arquitecto Fernando Guerrero Strachan, por encargo de los jesuitas.
     Tiene planta basilical, dividida en tres naves y cubierta de bóveda de nervios. Destaca el crucero, de planta octogonal y bóveda estrellada. El coro se sitúa a los pies de la nave central de mayor altura y anchura que las laterales.
     La plaza donde se ubica al oeste de la Calle Compañía, cerca del edificio del Palacio de Villalón sede del Museo Carmen Thyssen.
     La Iglesia fue sede de la Archicofradía de los Dolores de San Juan, durante el tiempo que su ubicación original, la Iglesia de San Juan, estaba siendo restaurada (Diputación Provincial de Málaga).

Iglesia de San Juan
    La Parroquia de San Juan Bautista fue fundada después de la conquista de la ciudad, probablemente en el mismo 1487, y corresponde a una zona populosa, al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad islámica. Era de menor importancia que Santiago o Los Mártires ya que tenía una nave principal y otra colateral y se edificó en el estilo gótico final de la época de los Reyes Católicos, con elementos mudéjares y  arcos apuntados sobre pilares; su torre fue terminada en 1543.
     En 1554 por iniciativa del obispo fray Bernardo Manrique, Diego de Vergara, que era maestro mayor de la Catedral, dio las condiciones para una obra importante de ampliación, derribándose la nave mayor desde el arco toral hasta los pies para prolongarla 12 varas, los arcos apuntados se sustituyeron por otros de medio punto sobre pilares y, sobre ellos, se colocó una balaustrada alre­dedor de la iglesia y sobre la puerta principal se hizo una tribuna. Las dos naves se cubrieron por ar­maduras de madera, como en Santiago, obra que fue proyectada y realizada por el carpintero Bartolomé Delgado.
     En 1620 se hizo la otra nave lateral y la capilla mayor, según las condiciones de Pedro Díaz de Palacios, también maestro mayor de la Catedral y de fábricas menores. Pero la presencia, en el arco toral, del escudo del obispo D. Diego González de Toro (1726-1734), indica que se remodeló posteriormente, como todo el interior de la iglesia. En 1760 se reformó su alzado, según las fórmulas arquitectónicas del momento: se respetó la balaustrada alrededor de la iglesia, pero por encima de la cubierta se trazó una bóveda de medio cañón con lunetas, que ocultó la armadura mudéjar y se adornó con molduras quebradas, de formas triangulares, con decoración floral que armonizaba con los lu­netos y se forraron los pilares con mármoles de color. El terremoto de 1680 derribó su torre, que fue reedificada en etapas de obras sucesivas en 1732-1742, 1764 y 1776, pero se terminó mucho más tarde. En 1790, José Martín de Aldehuela hizo un proyecto para ampliar la cabecera, con un espacio que integraría capilla mayor y crucero, formando los muros gran­des exedras, y con cúpula sobre pechinas, pero no se llegó a realizar.
     La iglesia tiene plan­ta basilical, de tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pila­res de basas forradas por mármoles con embutidos, descolgando placas recortadas por el intradós de los arcos. Se cubre la nave central con bóvedas de medio cañón con fajones y lunetas arcos y las laterales con bóvedas de arista. Éstas se decoraron en 1740, abriéndose a ellas capillas de distintas épocas, patrocinadas por las cofradías con sede en la iglesia, e intercaladas con altares neobarrocos dedicados a diferentes devociones.
     La tribuna se alza sobre el último tramo, con un balcón cóncavo. Bajo ella, el espacio lo limitan una serie de arcos cegados en los muros, uno de los cuales corresponde la primitiva entrada que se cegó en 1931 tras la destrucción de la iglesia, pero en 1988 se han realizado obras, sufragadas por algunas de las cofradías que tienen aquí su sede, para reabrir esta puerta que permite la salida de los tronos procesionales desde el interior del templo.
     Al exterior destaca la primitiva decoración pictórica de la fachada, de diseño geométrico, formando una red de pequeños rombos de almagra encajados entre trazos de amarillo y gris sobre fondo blanco, de una gran vistosidad y belleza. Junto a la puerta principal hay restos de una inscripción, bastante perdida, que señala la prohibición a los panaderos y revendedores de realizar cualquier clase de venta en la calle. En el muro que forma ángulo con la puerta norte se ha conservado la incisión de otras pinturas, tam­bién de carácter geométrico y enmarcando los huecos con elementos arquitectónicos, además de la fecha 1764. Junto a la entrada de la torre, al lado de las Cinco Bolas, hay también pinturas de finales del siglo XVIII y presentan elementos arquitectónicos con rocallas y texturas de mármoles veteados.
     Pero el rasgo más notable del exterior es la to­rre que se alza sobre el último tramo de la nave de la Epístola, y da acceso a la iglesia formando una torre-pórtico, con un arco de medio punto con clave amensulada y puntas de diamante en las enjutas. El pórtico, rectangular, se cubre con bóveda elíptica y sobre el arco de la iglesia se encuentra una hornacina avenerada con San Juan Bautista. La torre consta de tres cuerpos, ligera­mente abombados, limitados por pilastras planas y dispuestas en ángulo, que se separan por impostas de perfil sinuoso, muy marcadas en los salientes de los balcones. El cuerpo central lleva un frontón con fecha 1770, en que se debió acabar este cuerpo. En la balaustrada del balcón se encuentra la cruz de San Juan de Malta, enseña que puede proceder de la colonia de malteses que había en la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII y que se afincaba en esta parroquia.
     En 1763 la Cofradía del Santísimo, con sede en esta iglesia, promovió la continuación de las obras de esta torre, posiblemente con la intervención del maestro Antonio Ramos, por la semejanza de su estructura interior con la de la Catedral.
     El obispo don José Franquis Lasso de Castilla dio 6.210 reales para continuarla en 1772, y en 1776 se enmaderó el chapitel coronándolo de cupulín y bola, y se terminó después de 1783, pues en su fuste aparecieron fechas más tardías, incluso la de 1907, que podría corresponder a su enlucido.
     La torre, estuvo enlucida de blanco con re­salte de las molduras en gris, al estilo del siglo XVIII, aunque debió realizarse posteriormente; en 1999 se ha restaurando y se ha eliminado el enlucido dejando el ladrillo visto, aunque éste es de escasa calidad y pobre efecto.
     La capilla mayor es obra del XIX, restaurada en 1962. Tiene planta rectangular y se cubre con bóveda vaída en la que se inserta un casquete esférico. El retablo, neobarroco, es obra reciente de Miguel García Navas. La pila bautismal es obra del XVIII, de mármol rojo y pie de ágata.
     Desde los pies, la nave lateral izquierda tiene las siguientes capillas:
     Capilla del Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora del Mayor Dolor (de las Co­fradías Fusionadas). Rehecha completamente después del incendio de 1980, presenta azulejos en el zócalo y fondo de la hornacina, del taller de Amparo Ruiz de Luna. Las imágenes, también son modernas (1980), de Francisco Buiza Fernández el Cristo de la Exaltación y de Anto­nio Joaquín Dubé de Luque, la Virgen del Ma­yor Dolor. La imagen de San Juan también es de Dubé de Luque, copiando la de Fernando de Ortiz desaparecida en el incendio.
     La Capilla de las Ánimas se decoró en la segunda mitad del siglo XVIII. Tiene planta cua­drada cubierta con bóveda semiesférica sobre tambor, y presenta emblemas funerarios en éste y en las pechinas, con una decoración vegetal muy menuda que corre alrededor de un espejo central, alusión a la caducidad de la vida y del tiempo. En el arco toral calaveras y otros atributos recuerdan la presencia de la muerte. El cuerpo inferior se compone con doseles de telas encoladas, de gran efecto escenográfico. La ima­gen del Cristo de las Animas es obra sin interés de los talleres de Olot.
     En la antigua capilla de la Cofradía del Cristo de la Puente del Cedrón y María Santísima de la Paloma, se encontraban los titulares de esta Cofradía hasta que fueron trasladados a una nue­va capilla independiente, donde se les da culto, tal como señala un azulejo en la fachada. Esta Cofradía en 1725 pidió permiso para abrir un nicho en una esquina de la capilla mayor, y se documentan obras en ella en 1735, 1772 y 1778. Actualmente en la capilla se encuentra el Cristo de Azotes y Columna, obra anónima malagueña de hacia 1730, cuya policromía repintó Mario Palma Burgos.
     Al otro lado del presbiterio se encuentra la Capilla del Sagrario que cierra la nave de la Epístola por la cabecera, y está situada paralelamente al presbiterio. La Cofradía de la Puente del Ce­drón asumió las obras de restauración de esta capilla que se realizaron a comienzos de los años noventa del siglo XX. Esta presidida por el Cristo de la Redención, obra de finales del siglo XX de Juan Manuel Miñarro.
     La Capilla del Sagrado Corazón muestra una decoración más reciente, con estucos fingiendo mármoles, espinosos acantos y placas que se extienden por el intradós de la cúpula.
     La Capilla de la Archicofradía Sacramental de la Virgen de los Dolores es rectangular, cubierta con bóveda de arista con guirnaldas y rocalla enmarcando las ventanas; el camarín, de planta poligonal, ostenta los símbolos de la Pasión. Su estilo es similar al que tuvo la capilla de la Exaltación, y en ella se realizaron obras en 1732 y 1790. El retablo es obra dieciochesca de Miguel Zarrio, y fue rehecho después de la guerra civil. La imagen de la Virgen es obra de Antonio Asensio de la Cerda de hacia 1770.
     La Capilla del Cristo de Ánimas de Ciegos, si­tuada junto al pórtico tiene antecapilla y capilla cuadrada, y fue restaurada en 1949 y en 1982. Es sede de una de las cofradías más antiguas de la ciudad, establecida en la iglesia del Convento de San Luis del Real, y en 1835, al ser demolido el convento, se trasladó a esta iglesia. Desde 1921, está fusionada con la de Jesús de Azotes y Colum­na y Ntra. Sra. del Mayor Dolor y la Veracruz. Su titular es un hermoso crucificado en madera policromada de Pedro de Zayas (1649), restaurado por Adrián Risueño, y en 2005 recibe nueva restauración en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. La imagen de la Virgen de Lágrimas y Favores es obra de vestir, de Dubé de Luque (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     La Iglesia de San Juan presenta planta basilical o de salón, con nave principal y dos naves laterales a las que se abren capillas situadas entre contrafuertes. En la cabecera de la nave central se sitúa la Capilla mayor, elevada sobre gradas. A los pies se dispone un coro. 
     La nave central es de mayor altura y anchura que las laterales, separándose de ésta mediante gruesos pilares con pilastras corintias adosadas; los basamentos de los citados pilares están recubiertos de placas de mármol negro. Sobre ellos descansan arcos de medio punto de intradós con molduras. Una balaustrada recorre la nave central por encima del entablamento y de la cornisa saliente. Del fondo de dicha nave central arranca una bóveda rebajada con lunetos, que deja oculta una armadura mudéjar de par y nudillo, decorada con lazo con almizate en tramos cuadrados. La bóveda encamonada se decora con yeserías doradas de motivos forales, que están insertas en quebradas molduras triangulares. Estos motivos decorativos se repiten enmarcando lunetos y ventanas. Los tramos de las naves laterales se cubren con bóvedas de arista decoradas con molduras mixtilíneas y florones en el centro muy similares a los de la nave central. 
     El aspecto actual de la iglesia responde a la intervención de 1760 realizada según las fórmulas arquitectónicas del momento. La actual capilla mayor es obra de principios del siglo XIX, aunque muy reformada en 1962. Se encuentra alzada sobre gradas como la anterior y tiene planta rectangular con bóveda vaída en la que se inserta una bóveda semiesférica con medallón central de líneas vegetales. 
     A los pies se dispone la tribuna que se abre en semicírculo hacia la nave, debajo del sotocoro está la capilla bautismal, con cubierta plana y arcos ciegos del muro, el central oculta la antigua entrada. La tribuna cubre los últimos tramos de las naves laterales, cuyos arcos fajones sobre pilastras cajeadas forman tramos cuadrangulares cubiertos con bóvedas de arista con medallón cuadrifolio central y molduras mixtilíneas. 
     Las diferentes capillas que se disponen a ambos lados de las naves laterales están patrocinadas por las cofradías con sede en la iglesia, y entre ellas se intercalan altares neobarrocos dedicados a diferentes devociones.
     La primera capilla de la nave del Evangelio hacia los pies es la de la Hermandad de la Exaltación. Forma antecapilla de planta rectangular cubierta con cañón transversal con lunetos y decorada con rocallas. La capilla de planta cuadrada se sitúa en un plano más elevado a modo de camarín, cubriéndose con bóveda de gajos cuadrifoliada con decoración de rocalla y espejos ovales y cúpula central, alzada sobre trompas nervadas con los mismos elementos decorativos.
     Destaca la capilla de Ánimas de Ciegos (nave lateral izquierda) se fecha en a segunda mitad del siglo XVIII; posee planta cuadrada y bóveda, semiesférica sobre tambor. Presenta emblemas mortuorios y menuda decoración vegetal que corre alrededor de un espejo central, alusión a la caducidad de la vida y el tiempo. En el arco toral calaveras encierran, entre molduras, atributos que recuerdan la presencia de la muerte.
     La fachada principal presenta una amplia portada en la planta baja, y tres ventanas en la primera, siendo la central más grande, con dos óculos en la parte superior. Tiene decoración mural con forma de malla, cuya composición se realiza mediante la suma de un cuadrado y cuatro trapecios que dan lugar al hexágono que se repite de forma ordenada hasta llenar el muro. Sin embargo, donde se demuestra la maestría es en la combinación de los colores, lo que confiere a esta composición parietal un aspecto asombroso, utilizándose el blanco del estuco, la almagra, el ocre y el añil. De esta forma, no sólo se consiguen potenciar las gamas cromáticas, sino también la sensación de volumen.
     En el exterior, lo más destacado es la torre, situada sobre el último tramo de la nave de la Epístola, que da acceso a la iglesia, formando una torre-pórtico. Entre pilastras cajeadas, sosteniendo el entablamento denticulado, se abre un gran arco de medio punto con ménsula en su clave y puntas de diamante en las enjutas y tras él un pórtico rectangular de muros despiezados en sillares y cubierto con bóveda elíptica. Cobijada por este, se encuentra la portada de la iglesia también con arco de medio punto sobre pilastras dobladas en las jambas y enmarcado por otras de carácter decorativo formadas por su arquivolta superior; un entablamento muy desarrollado con prominencia central soporta el cuerpo superior con la figura de San Juan Bautista en una hornacina avenerada, comprimida ente pilastras y entablamento y rematada lateralmente con baquetones concéntricos, siguiendo perfil de tornapunta. 
     Sobre este pórtico se alzan los tres cuerpos cuadrangulares de la torre, de lados ligeramente abombados con pilastras planas y sesgadas en los ángulos; las del cuerpo inferior con ménsulas de triglifos, y las de los cuerpos superiores con multiplicación de planos paralelos y formando un perfil sinuoso que se marca en los salientes acornisados de los balcones que separan unos pisos de otros. 
     En el año 2000 fue objeto de una intervención que la ha desprovisto de su revoco blanco, dejando el ladrillo visto. 
     Abiertos los tres cuerpos con arcos de medio punto y también óculos en el inferior, el elemento diferenciador es la decoración a base de frontones que se van abriendo dando cobijo a placas recortadas en el centro, bajo el que campea la fecha 1770, y óculo en el superior que rompe la línea del entablamento alzando la cornisa en un coronamiento muy airoso que se remata lateralmente con pináculos. Su carácter prismático no cambia en este alzado más que en el remate de tejadillo piramidal cortado por una torrecilla con coronamiento de bola.
     Las fachadas de San Juan son de gran sencillez y sin ningún movimiento, quedando eclipsadas por la torre, verdadera protagonista del exterior. Son fachadas encaladas, que presentan un zócalo de piedra sobre el que se dispone un enfoscado a la tirolesa, pintado en gris e imitando sillares.
     La iglesia de San Juan Bautista se ubica en la calle San Juan, en pleno centro histórico de Málaga. El templo de gran valor histórico es una de las cuatro parroquias fundadas después de la conquista de la ciudad en 1487. Corresponde a una zona populosa. al congregar a los antiguos arrabales de la ciudad.
     El inmueble actual es el resultado de las distintas intervenciones producidas a lo largo del tiempo, siendo fundamentales las reformas que se realizaron en el siglo XVIII. A nivel artístico, este inmueble refleja el cambio estilístico que se produce en el siglo XVIII hacia unas formas típicamente barrocas. Se conservan algunos aspectos de la iglesia original, como el artesonado mudéjar, debajo de las bóvedas actuales, y el techo del inmueble. Debemos destacar igualmente la presencia de pinturas murales en la fachada, lo que responde a las características de la arquitectura malagueña del siglo XVIII.
     Inicialmente la iglesia tenía una nave y otra colateral edificados según los estilos arquitectónicos propios del gótico en la época de los Reyes Católicos con elementos mudéjares y arcos apuntados sobre pilares. Tenía también una torre terminada en 1543.
     En 1554 por iniciativa del obispo Fray Bernardo Manrique el maestro mayor de la catedral Diego de Vergara dio las condiciones para una obra de gran envergadura. Se derribó la nave mayor desde el arco toral prolongándose la iglesia doce varas; además se suprimieron los arcos apuntados por otros de medio punto sobre pilares. Las dos naves se cubrieron con armadura realizada según técnica mudéjar: par y nudillo decorado de lazo con almizate en tramos cuadrados. La armadura subsiste oculta por encima de la bóveda actual y debajo de la cubierta. 
     En 1620 se hizo la otra nave colateral y la capilla mayor según trazas de Pedro Díaz de Palacios. Ya en 1680 un terremoto derribó su torre que fue reedificado por etapas entre 1732 y 1776 (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Esta fue una de las cuatro iglesias que fundaron los Reyes Católicos después de la conquista de la ciudad en 1487. En su origen tuvo una nave y otra colateral, realizada en estilo gótico, mezclado con el mudéjar y arcos apuntados sobre pilares.
     La torre se finalizó en 1543. Posteriormente, a mediados del siglo XVI (1554), se amplió la nave mayor y se cambiaron los arcos apuntados por arcos de medio punto.
     En 1620 se levantó otra nave colateral y se dieron las directrices para la futura construcción de la capilla mayor. Después del terremoto de 1680 se hizo una torre pórtico que da a la iglesia por la nave lateral derecha.
     DESCRIPCION.
     La Iglesia de San Juan Bautista de Málaga es una de las cuatro iglesias que fundan los Reyes Católicos en esta ciudad tras su reconquista del año 1487.
     En su origen tenía una nave principal mas otra lateral, realizada según era habitual en aquella época, en estilo gótico tardío mezclado con mudéjar; contaba con arcos apuntados sobre pilares, y con una torre que se finalizó en el año 1543.
     Posteriormente, sobre el año 1554 y cuando ya se van introduciendo modificaciones de corte renacentista de la mano del arquitecto Diego de Vergara, se amplía la nave principal y se cambian los arcos apuntados por otros de medio punto, más de acuerdo con las nuevas tendencias estéticas. Y más tarde, en 1620, el también arquitecto Pedro Díaz de Palacios realiza las trazas para la otra nave colateral y las directrices para la futura construcción de la Capilla Mayor.
     El elemento más singular de esta iglesia es su actual torre, magnífica y espectacular elemento de cantería, con tres cuerpos superpuestos sobre el arco de entrada, que quedan delimitados entre sí mediante vistosas cornisas de perfil mixtilíneo sobre las que se montan balcones corridos de gran elegancia: recto en el primer cuerpo y de planta muy movida en los dos superiores.
     Esta torre se levanta después del terremoto del año 1680, proyectándose como una torre-fachada que da acceso a la iglesia por su nave lateral derecha. En la portada del templo, de planta rectangular y cubierta por bóveda elíptica figura una hornacina con la imagen de san Juan Bautista.
     Elaborada pieza de impecable composición barroca, la torre cuenta con un frontón donde aparece la fecha de 1770, aunque su cupulín superior se acabó poco después, en 1783.
     También de esa época son una serie de reformas realizadas bajo la dirección del arquitecto Antonio Ramos en el interior de la iglesia, como las realizadas en su alzado, de 1760, figurando asimismo un proyecto para ampliar su cabecera que no llegó a realizarse. Las naves laterales se decoraron en 1740 con capillas de distintas épocas intercaladas con altares neobarrocos.
     La Capilla Mayor es de principios del siglo XIX. Con planta rectangular y cubierta con bóveda vaída, muestra un retablo de estilo neobarroco del siglo XX, obra de Miguel García Navas, cerca del cual existe una vistosa pila bautismal en mármol rojo.
     Cuenta la iglesia con una tribuna con balcón cóncavo y bajo ella arcos ciegos, siendo uno de ellos la puerta original de entrada, donde quedó alojada la imagen del Cristo de los Azotes y Columna –del s. XVII- hasta que la puerta fue abierta de nuevo en 1988 para que salieran por ella los pasos procesionales.
     Del interior destacan varias capillas como la perteneciente a la Hermandad de la Exaltación y la Capilla de Ánimas, ambas en el lado izquierdo. La decoración de esta última responde a un tipo iconográfico que gozó de gran aceptación en la Andalucía del siglo XVIII y cuyo tema central gira en torno a la fugacidad de la vida terrenal. La proliferación de espejos, símbolo de la irrealidad de las apariencias y de temas relacionados con la muerte, se repite en esta ciudad con profusión en el Santuario de la Victoria (Diputación Provincial de Málaga).

Museo de Artes y Costumbres Populares
    El Museo de Artes y Costumbres Populares de Málaga fue inaugurado en octubre de 1976 a partir de la iniciativa conjunta de Baltasar Peña Hinojosa y Enrique García Herrera, y de la donación de gran parte de sus colecciones particulares de contenido etnológico. Desde el primer momento cuenta con el apoyo económico de la Fundación Unicaja, heredera de la antigua Obra Cultural de la Caja Provincial de Málaga.
     Los fondos se organizan en colecciones de útiles necesarios para diversas faenas domésticas, agrícolas o marineras características de la región. Temas como el transporte, la herrería, el cultivo de caña de azúcar, del trigo y la fabricación del pan, la pesca de bajura, la hospedería, la viticultura, el cultivo de aceite, y la vida burguesa del s. XIX tienen en el museo una adecuada presenta­ción. También hay salas dedicadas a la imprenta y a litografía, a la comercialización de las uvas pasas malagueñas, a la cerámica popular y a las manifestaciones religiosas. En el interior del edificio también se encuentra el Archivo de Narciso Díaz Escovar (1860-1935) punto de consulta im­prescindible para cualquier estudioso de la Málaga decimonónica.
     Entre el contenido conocido tradicionalmente como artístico, y objeto de la presente guía, se encuentran el edificio que alberga el museo, la colección de barros malagueños y alguna otra pieza de interés que se comentan ahora.
     El edificio fue concebido y construido como mesón en 1632. La construcción se debe al maestro albañil Diego Delgado. El mesón estaba regentado por los franciscanos Mínimos del Convento de la Victoria de donde le viene el nombre popular de Mesón de la Victoria. Como tal mesón se ha conservado hasta muy entrado el siglo XX sin sufrir transformaciones apenas. Se conserva la antigua disposición del edificio en tres plantas organizadas alrededor de un patio, centro a su vez de la vida del mesón. En la planta baja cada uno de los lados del cuadrado se abren a través de una triple arquería de medio punto sobre columnas de piedra a caballerizas y almacenes (hay salas de exposición). La segunda planta acoge los aposentos comunicados entre sí por una galería con antepecho de hierro que rodea el patio. La tercera planta está constituida por una galería en el ala de la fachada principal a la actual calle Camas. Esta fachada principal se organiza con una gran portalón para acceso de caballerías. En la parte opuesta del edificio se encuentra otro acceso que es el actual del museo. El edificio, realizado en ladrillo y mampostería enlucida y enjalbegada, no destaca por alardes constructivos ni decorativos, pero sí por la fun­cionalidad de sus partes, por su armonía y la austeridad del conjunto: arquitectura en estado puro en suma.
     En la sala XVII se encuentra la colección artística más destacada del museo: los barros malagueños. Son éstos pequeñas figuras con temas costumbristas (el bandolero, la pareja de baile, el jinete rondeño, etc.) realizados en barro cocido y coloreados posteriormente. Su origen se encuentra en las figuras de belén que bajo la mentalidad romántica se van independizan­do y convirtiéndose en el recuerdo exótico para los visitantes extranjeros. La producción y comercio alcanzo su momento álgido a finales del siglo XIX, hasta el punto que los vende­dores presentaban colecciones de fotografías con los tipos más característicos, algunas de las cuales se conservan en el museo. En ocasiones se utilizaban como «regalo» comercial tras la compra de una determinada cantidad de uvas pasas, la gran industria para exportar de Málaga. La mayor parte de las piezas contenidas en el museo pertenecieron al coleccionista inglés Peter Winckorth. Entre los autores cabe destacar a la familia de Salvador Gutiérrez de León, su hijo Antonio y especialmente a su nieto también llamado Antonio. También destacó la familia de José Cubero, siendo él mismo su mejor repre­sentante. Otros artífices de gran prestigio fueron José Vílchez, Manuel Martínez, Francisco Muzo y otros cuyos nombres no han llegado hasta nosotros.
     Recreando el ambiente cultural de la Málaga del XIX, la sala XII, está dedicada a la imprenta y la litografía y allí se reúnen máquinas de estam­pación y una interesante colección de planchas y primeras pruebas de ediciones malagueñas de finales del XIX. Destacan los adornos destinados a la estampación de cajas y etiquetas para vinos y pasas, así como la colección de éstas.
     Otros objetos a señalar entre los fondos del Museo de Artes y Costumbre Populares son los dos interesantes retratos dedicados a la Anita Delgado, maharaní de Kapurtala. En el de Henrí Gervex (1852-1929) la malagueña se presenta en todo su esplendor con traje de gala, joyas y aderezos. En el otro cuadro Anita Delgado se nos muestra con traje oriental en ambiente mis­terioso.
     También es interesante destacar la colección de «Cristales populares» así como las urnas con pequeños santos yacentes, amplias escenificaciones, o calvarios. Destaca la iconografía de la Divina Pastora de la que existe un ejemplar del siglo XVIII en la línea de Fernando Ortiz (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Es un edificio de doble altura que se sitúa en una cota sensiblemente inferior a la de la calle. Su estructura se configura por medio de tres crujías paralelas a la alineación de la calle, unidas por otras dos laterales. En el centro se abre el patio, centro vertebrador de la vida en su función de mesón y al que se abren distintas dependencias y estancias que componen el edificio. Se accede a él a través de una arco carpanel con portalón de madera. El patio posee una galería cubierta en todo su derredor que apoya sobre una triple arquería a cada lado, que es de medio punto en la planta inferior y rebajada en la superior. Los arcos apoyan sobre bellas columnas toscanas de mármol blanco con capitel sencillo. El pavimento de la galería inferior alterna los mazaríes y el enchinado, mientras que el patio alterna la piedra de pizarra y el empedrado. 
     Las cubiertas de la galería superior son de madera del tipo alfarje. En un lateral se halla el pozo que originariamente suministró agua al mesón.
     En la planta inferior y a ambos lados del patio se encuentran diversas dependencias, entre las que se encuentran la cocina y el comedor original del edificio, así como las naves destinadas a las caballerizas en tres tramos y estancias de los arrieros.
     El resto de las dependencias se distribuyen de forma perimetral respecto al patio, en la planta superior.
     Los materiales constructivos originales fueron la mampostería de piedra y ladrillo para los muros de carga y tabiques, y la madera para vigas, mamperlanes y cubiertas. Los muros eran encalados y su enfoscado realizado con mortero de cal y arena.
     La fachada principal se estructura en tres ejes verticales. En la planta inferior y en el centro se abre la portada que consiste en un arco carpanel adintelado con una reja radial sobre el mismo. Se cierra con un gran portalón de madera con clavos apiramidados en dos hojas. En la planta superior se abren tres cierros verticales de hierro forjado.
     La fachada posterior -originalmente la principal del inmueble-, se encuentra en la calle Mesón de la Victoria y se estructura según cuatro ejes verticales. La portada es amplia, adintelada y recercada mediante sólidos sillares de cantería. Cierra el hueco una puerta de madera con clavos de dos hojas, en la que se recortan otras dos puertas de menores dimensiones para facilitar el tránsito hacia el interior. En general, podemos decir que las transformaciones a que se ha sometido esta fachada han desvirtuado su primitivo estado.
     El antecedente de este edificio es uno fundado en 1487 por los Frailes Mínimos de San Francisco de Paula, dedicado a la Virgen de la Victoria y destinado a hospedaje, pero en 1621 y ante el peligro que representaba la presencia en aguas de Málaga de una escuadra flamenca, se mandó derribar. Ante esta eventualidad los frailes trasladaron la hospedería al Mesón de Lorca.
     Años después, en 1632 se documenta la construcción del edificio actual, para lo que se derribó todo lo anterior. Durante el siglo XVIII la comunidad arrendó el mesón. Finalmente, la comunidad religiosa se deshizo de la propiedad, vendiéndola por obra pía el 5 de Noviembre de 1802. Ya bajo los nuevos propietarios, el mesón continuó como casa de vecinos durante el siglo XIX y la mayor parte del XX. En 1963 el inmueble se hallaba declarado en ruinas, hasta que en la década de los setenta fue adquirido por la Caja de Ahorros de Málaga para su rehabilitación y uso como Museo de Artes Populares (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El Museo Unicaja de Artes y Tradiciones Populares de Málaga es fruto de una labor coordinada entre diversas instituciones, que logró dotar a la ciudad de un tipo de museo, el etnográfico, reclamado desde el primer cuarto del siglo XX como depositario de tradiciones y modos de vida que se podían perder con la modernización y tecnologización de la vida contemporánea y que estaban quedando obsoletos. Su contenido, perteneciente a la Fundación Unicaja, conforma un completo corpus de obras, sobre todo decimonónicas, que recoge utensilios, piezas y objetos que formaron parte de las labores populares y burguesas de la época. Estos fondos se adentran en el mundo rural y urbano, la vida cotidiana, las fiestas, el folklore y la religiosidad.
     El museo se emplaza en la Antigua Posada de la Victoria, un edificio de 1632 y ejemplo señero de arquitectura andaluza renacentista. Desde su apertura al público en 1976 se erige en una de las mejores plataformas para profundizar en el conocimiento de las circunstancias locales e históricas del lugar. Sus 18 salas expositivas son espacios únicos, ambientados según las costumbres tradicionales, entre los que destacan su magnífica colección de Barros Malagueños, cerámicas, piezas textiles, forja, orfebrería, piezas de religiosidad popular, artes de la imprenta, ajuares, mobiliario y carteles. En el recorrido se incluyen áreas de conocimiento que abarcan actividades tan diversas como la albardonería o arte de producir aparejos de animales, la herrería o la viticultura, reproducen entornos tan característicos como la tahona, la almazara o el gabinete de las casas burguesas y recogen enseres tan tradicionales como los humeros de la cocina, los barros o un sardinal.
     Además, el espacio alberga el archivo con el legado de Narciso Díaz de Escovar, escritor, abogado y periodista malagueño. Este archivo cuenta con más de 400 legajos que contienen manuscritos, impresos, folletos y libros sobre la historia de la ciudad y su provincia, conservando documentos de los acontecimientos más importantes: bandos, festejos, inundaciones, visitas reales, revoluciones, epidemias, etc. A esto se suma una colección de periódicos y revistas de los siglos XIX y XX y publicaciones literarias. Además, cuenta con una importante colección de fotografías de edificios, monumento y personajes populares, grabados con vistas y rincones de Málaga y sus pueblos, y malagueños ilustres como José y Bernardo de Gálvez, Pedro Romero o Vicente Espinel. Asimismo, la biblioteca especializada supera en la actualidad más de 2.600 volúmenes.
     En octubre de 2022, la institución acometió importantes obras de remodelación del museo para mejorar su accesibilidad y eliminar barreras arquitectónicas. Igualmente, revisó su museografía y diseñó un programa de nuevas actividades (Diputación Provincial de Málaga).

Mercado Central de Atarazanas
    Este Mercado, también llamado de Alfonso XII, se levanta sobre el solar de las antiguas atarazanas islámicas, cuartel naval o astillero cuyos últimos restos llegaron hasta el siglo XIX. Su puerta principal es la primitiva, de época nazarí (siglo XIV), algo transformada cuando se construyó el mercado y se mantuvo esta puerta como acceso, de la que sólo es original la parte central. Tiene un arco de herradura apuntado y se enmarca por doble alfiz, uno tangente al arco y otro rectangular, descentrado de la clave, que llega al suelo. En las albanegas del arco se encuentran los escudos de Mohamed V (1362-1391), con una banda diagonal con el lema de la dinastía, «Sólo Dios es vencedor», que procede de la Orden de la Banda, concedida a Mohamed V por Pedro el Cruel para agradecerle su ayuda en re­cuperar el trono de Castilla, explicándose así su formato castellano.
     El viajero Münzer describió la fachada sur, en 1492, con siete arcos de una gran altura para permitir la entrada de la arboladura de los bar­cos, y su interior estaba cubierto por bóvedas con arcos fajones. Seis de estos arcos se destinaban a este uso, y el que daba entrada por la monumen­tal puerta conservada, situado en el extremo iz­quierdo de la fachada, daba paso a un patio con columnas y una sala al fondo, que constituía la parte terrestre del edificio. En la esquina de poniente, había una torre cuadrada, adosada a la Puerta, de la que partía un muro hasta unirse con la Torre Gorda, llamada de El Clamor, porque a ella subía el almuédano de una mezquita cercana para llamar a la oración. Este costado lateral era almenado, y con arcos ciegos. Por el lado de Levante tenía torres rectangulares y una poligonal llamada del Tirilo, uniéndose por este lado al perímetro amurallado de la ciudad. A partir del siglo XVI, y con la retirada del mar, ya que Málaga ganaba terreno por los arenamientos del río Guadalmedina, se fue urbanizando la expla­nada que quedaba delante, plantando álamos y poniendo una fuente en ella. Pero el carácter militar del edificio se mantuvo a lo largo de varios siglos, pues considerada de interés estratégico, se convirtió en cuartel en el siglo XVIII, incluso hubo proyectos de un más completo aprovecha­miento, y más tarde en Colegio de Cirugía, Hospital Militar y de material de ingenieros.
     La construcción del Mercado coincide con la expansión económica y urbanística de Málaga a raíz de la Desamortización y la revolución de 1868, que cambiaron la imagen de la ciudad-convento del Antiguo Régimen. En la mediación del siglo XIX se habían derribado los torreones del lado de Poniente, pero se siguió utilizando como cuartel de Artillería hasta 1861.
     En 1862 se solicitó cambiar los usos del edificio, pero su demolición no se llevó a cabo hasta 1870, habiendo pedido permiso al ministro de Hacienda para construir un mercado, concedido en 1870. Aunque el edificio sólo tenía en pie los muros, quedaba la puerta nazarí, de la época de Mohamed V, y la Academia de Bellas Artes de San Telmo, preocupada por la conservación del patrimonio, consiguió que se le cediera, entregándola al Ayuntamiento con la condición de que formara parte del mercado. El proyecto del mercado, de 1876, cuyo estilo neoárabe condicionaría la presencia de este arco nazarí que le sirve de acceso, utiliza los nuevos materiales, hierro y cristal, y se debe a Joaquín de Rucaba, arquitec­to municipal, actuando de arquitecto-inspector Cirilo Salinas. El Mercado, que se inauguró en 1879, fue declarado Monumento histórico-artístico en 1979.
     En su interior el espacio se dispone en calles rectas para situar los puestos de venta. Se proyectaron puertas en las naves laterales y la fachada posterior, para la carga y descarga, así como un aljibe en la parte superior de la Puerta Principal, espacio rectangular que hoy ocupan los servicios municipales de veterinaria.
     En esta obra se tuvo el pie forzado de la puerta que, a todo trance, se decidió conservar, aun­que se suprimió su primitivo dintel adovelado, se recreció su alzado para instalar un depósito de agua y se construyeron los cuerpos laterales con ventanas de arco de herradura. La estructura metálica, con diseño neoárabe que sigue la tradición granadina, fue realizada por la firma Pérez Hermanos, de Sevilla, y en sus fachadas los arcos sobre delgadas columnas integran persianillas de láminas de vidrio transparente.
     En este proyecto el autor afirmó la idependencia de su juicio frente a lo codificado de los modelos clásicos. Con ello va más allá de la belleza armónica porque es una arquitectura sugestiva, evocadora de un pasado nostálgico, muy de acuerdo con los años de la restauración monárquica de Alfonso XII de quién adoptó el nombre el nuevo mercado.
     El mantenimiento del buen estado del mer­cado ha provocado numerosas obras a lo largo del siglo XX. En 1908 se reparó la azotea, según un proyecto del arquitecto Fernando Guerre­ro Strachan, y en 1909 la solería y cristales por el proyecto del arquitecto Manuel Rivera Vera. Después se realizó la vidriera de la parte posterior, que representa varios monumentos signifi­cativos de la ciudad. En 1966 intervino en una nueva remodelación César Olano y en 1968 se proyectó desmontar su estructura para instalarla en la Aurora, cuyo fin sería un jardín botánico, para dedicar su solar a aparcamiento. Este proyecto, encargado al arquitecto Enrique Atencia, afortunadamente no se llevó a cabo, aunque sí se restauró en 1974, y en 2005, aunque sigue con la misma función para la que fue construido, se plantea una nueva rehabilitación (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     Edificio árabe del que sólo queda la puerta, que se corresponde actualmente con la puerta del mercado de Atarazanas. 
     Fue una de las puertas al mar de las murallas que rodeaban Málaga.
     La puerta es de planta rectangular con dos pórticos paralelos en los que destaca sus aberturas principales compuestas sobre la base de arcos de herradura unidos por una bóveda de cañón; también es digna de mención la totalidad de la cornisa compuesta por grabados a base de pequeños arcos de herradura encadenados, y las ventanas de herradura con cerramientos en madera, los cuales se encuentran muy deteriorados.
     En general, la actividad se centraría en la limpieza de las piedras que componen los muros del pórtico, así como los arcos y la bóveda (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El nombre que recibe el hoy Mercado Central se debe a que en su lugar estuvo un edificio llamado las Atarazanas (que significa taller o lugar de fabricación).
     El actual edificio se construyó en el siglo XIX, por el arquitecto Joaquín de Rucoba, permaneciendo de la anterior edificación sólo la puerta, labrada en mármol.
     El Mercado Central de Atarazanas es uno de los  mercados municipales de Málaga y fue declarado Bien de Interés Cultural en 1979.
     El edificio actual, obra del arquitecto Joaquín de Rucoba, se construyó entre 1876 y 1879 en el solar donde estuvo un taller naval de origen nazarí, del que sólo se conserva una puerta de mármol y de donde proviene su nombre; atarazana. El antiguo edificio musulmán condicionó el diseño del nuevo mercado, de estilo neoárabe con elementos nazaríes y Arte emiral y califal.
     El mercado presenta una planta estructurada en tres naves.
     Consiste en un esqueleto metálico realizado en una gran parte por el hierro proveniente de la vieja industria siderúrgica malagueña, cerrado con piedra y mampostería.
     En su fachada principal, que antaño daba al mar, figura la portada de acceso nazarí. En la parte posterior esta portada se corresponde con otra metálica en la que se abre un gran arco de medio punto con cristalera.
     Como otros mercados de hierro del siglo XIX en España, el de Atarazanas se inspiró en el Mercado de Les Halles de París.
     En el edifico original se abrían siete arcos, de los cuales el más monumental, de herradura y apuntado, es el que se halla integrado en el nuevo mercado.
     Los escudos de este arco permiten situarlo en la época nazarí, durante el reinado de Mohamed V (1354-1391).
     El edificio está totalmente restaurado tras las obras que empezaron a principios de 2008 y finalizaron en 2011 (Diputación Provincial de Málaga).

Archivo Histórico Municipal
     Sólo se conserva la portada de la casa construi­da en 1792, fecha que se encuentra en el din­tel. Pero el edificio, fundamentalmente, es una nueva construcción de mediados del siglo XIX, que adopta elementos del Palacio de la Aduana y sigue las pautas de la vivienda burguesa de ese siglo, remodelada nuevamente en 1908, cuando era propiedad de José Aurelio Larios, por Guerrero Strachan quien añadió otra planta en la parte posterior. En los años 80 del pasado siglo fue rehabilitada por el arquitecto municipal Ignacio Dorao para sede de la Biblioteca y Archivo del Ayuntamiento.
     La fachada tiene tres pisos, con cajeado hori­zontal y dividido en bajo y entreplanta el primero; el segundo con balconada corrida sobre ménsulas, con antepecho de rejería y frontones triangulares coronando los huecos; el tercer piso presenta balcones aislados sobre modillones y remata con cornisa también sobre modillones. La portada principal en mármol se abre entre pilastras acanaladas con capiteles en forma de jarrón. El dintel presenta una original decoración a base de árboles y jarrones enmarcando la cartela con la fecha 1792. Tras el zaguán, un patio interior cubierto, del que arranca la escalera sencilla y monumental por sus dimensiones.
     Alberga algunas piezas de arte mueble de interés como la composición en mármol y bronce con el tema de La Virtud que formaba parte del monumento al Marqués de Larios realizado por Benlliure. En la escalera hay colgadas una alegoría de La Libertad (siglo XIX) de Ponce, una Ma­rina de Ramón Reyna (siglo XX) y el magnífico Tríptico de la Carne, o Tríptico de Venecia de la época expresionista de Francisco Hernández.
     En las dependencias del área de Cultura se encuentran los originales de los carteles patrocinados por el Ayuntamiento y en diversas dependencias algunos cuadros de notable interés del siglo XX que probablemente se puedan contemplar en el próximo Museo del Patrimonio Municipal.
     En la Sala de Investigadores se encuentran pla­nos de proyectos urbanos entre los que destaca el correspondiente al Parque y el espléndido original del Plano de Málaga que realizó José Carrión de Mula en 1791. En la planta baja se ha instala­do la sala-estudio del poeta Rafael Pérez Estrada, que alberga su biblioteca y manuscritos (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).  
     El 19 de agosto de 1487 se produce la conquista de Málaga por parte de los Reyes Católicos y un año más tarde se produce el nombramiento de la casa Ayuntamiento que estaría ubicada en el Postigo de los Abades, en una antigua mezquita.
     Desde ese momento, la historia del archivo irá unida a la de su institución productora, el cabildo municipal, y por tanto se hallaría instalado en sus casas hasta el 19 de enero de 1989 en que se traslada a su actual emplazamiento.
     El 10 de mayo de 1491 se celebra un cabildo en el que se acuerda la compra de un arca reforzada  con tres cerraduras para guardar los privilegios y escrituras de la ciudad. Una llave sería para el Justicia Mayor, otra para un regidor nombrado por la ciudad y otra para el escribano del cabildo.
     El Archivo permanecería en Postigo de los Abades hasta que ya en 1528 se subasta el edificio, que amenazaba ruina, para sufragar con los beneficios de su venta, la construcción de uno nuevo en la actual Plaza de la Constitución, aunque se desconoce el emplazamiento exacto.
     A partir de ese momento, bien fuera por necesidades de espacio (recordemos que hacia 1611 la Casa Capitular se había quedado pequeña y hacia 1630 estaba muy deteriorada) o por el deterioro sufrido, se acometen diferentes fases de reforma y ampliación como la capilla o el archivo.
     Entre 1632 y 1648 se construye el nuevo Ayuntamiento, que se dota incluso de un telar donde los encuadernadores cosían los pliegos de papel.
     La falta de espacio va relegando los documentos a lugares poco apropiados para su conservación, como los huecos de los balcones. También influyen la presencia de insectos, ratas y otros condicionantes nocivos para la conservación de estos materiales. A lo largo del siglo XVIII se va a notar una mayor preocupación por la documentación provincial, en 1727 un informe avisa del mal estado de conservación de los documentos y se toman algunas medidas para solventar esta situación.
     En esta época del Archivo estaría dividido en dos partes:
            -Contaduría
            -Actas capitulares, Privilegios, etc…
que se unirán para formar la  sección de Propios, Censos, Rentas y Arbitrios del actual Archivo Municipal.
      En 1849 el Archivo se traslada a San Telmo y en 1854 vuelve a la Casa Capitular, para trasladarse de nuevo en 1855 al Convento de San Agustín y volver a la Casa Capitular en 1859.
     En 1860 se demuelen las Casas Capitulares y se traslada la sede al nº 11 de c/ San Agustín, dejando abiertas las ventanas de los pisos superiores para su ventilación.
     Entre 1864-1868 se traslada a un local en C/ Cister, al haber reclamado el obispado el convento, pero en 1868, con la Gloriosa, el convento pasa a manos del ayuntamiento con lo que se vuelve a trasladar allí el archivo. Un año más tarde se devuelve el convento a la Iglesia aunque el Archivo permanecerá allí hasta 1919.
      En esa fecha se inaugura el actual ayuntamiento y se traslada allí su fondo documental. Si bien el espacio era reducido y pronto se hizo insuficiente, la labor de conservación y descripción llevada a cabo por personajes como Antonio Guzmán y Francisco Bejarano Robles, consigue dar forma al ya existente fondo bibliográfico, fundándose la Biblioteca de Málaga.
     En 1925 el Ayuntamiento compra el edificio de la Principal para instalar en él el Palacio de Justicia. Este edificio había sido construido posiblemente por los Loring como vivienda familiar hacia 1792. Así pues allí se ubicaría la Audiencia desde 1926 hasta los años 50.
     En 1964 se instalaría allí la Facultad de Ciencias Económicas y en 1988 se iniciarían las obras para acondicionamiento del edificio como sede del Archivo Municipal.
      El 19 de febrero de 1989 es por fin inaugurado como Archivo (Diputación Provincial de Málaga).

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