Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el relieve "San Francisco de Asís y San Pedro, mártir", de Miguel Adán, en el Retablo de Nuestra Señora del Rosario, en la Iglesia del Convento de Madre de Dios de la Piedad, de Sevilla.
Hoy, 6 de abril, en Milán, ciudad de la región italiana de Lombardía, Pasión de San Pedro de Verona, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual, nacido de padres seguidores del maniqueísmo, todavía niño abrazó la fe católica y, siendo aún adolescente, recibió del mismo Santo Domingo el hábito. Dedicado a combatir la herejía, de camino hacia Como cayó víctima de los enemigos, proclamando hasta en el último momento el símbolo de la fe (1252) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para ExplicArte el relieve "San Francisco de Asís y San Pedro, mártir", de Miguel Adán, en el Retablo de Nuestra Señora del Rosario, de la Iglesia del Convento de Madre de Dios de la Piedad, de Sevilla.
El Convento de Madre de Dios de la Piedad, se encuentra en la calle San José, 4; en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
En la Iglesia del Convento de Madre de Dios de la Piedad, podemos contemplar el Retablo de la Virgen del Rosario, obra anónima de finales del siglo XVI (1593) que acoge las figuras de Santo Domingo de Guzmán, la Virgen titular y Santo Tomás. Diferentes relieves con pasajes de la vida de Cristo inspirados en los libros de grabados del Renacimiento se sitúan en los laterales y en los cuerpos del ático superior, encontrándose en él, el relieve con la representación de San Francisco de Asís y San Pedro Mártir dentro de una cartela que, a su vez, se encuentra inscrita dentro de un rectángulo con sus esquinas decoradas con motivos frutales y florales. San Francisco, a la izquierda, aparece efigiado según su iconografía tradicional: barbado, vestido con el sayal de su orden (ajustado a la cintura por un cordón de tres nudos) y llevando entre sus manos una cruz, que recuerda su famosa visión de Cristo Crucificado. Gira su cuerpo hacia la derecha, donde se encuentra representado el dominico San Pedro Mártir, reconocible gracias a la palma del martirio (con tres coronas) que porta en su mano izquierda. Debido al desprendimiento que sufre esta figura en gran parte de su rostro, no podemos averiguar si quizás se le representó con el puñal que, clavado en el cráneo, le causó la muerte. Se trata de figuras de limitado empeño, de actitudes convencionales y dominadas por una gran rigidez en el tratamiento de sus ropajes.
El presente relieve es uno de los tres paneles que, dispuestos en la rosca del arcosolio, intentan demostrar las buenas relaciones existentes entre franciscanos y dominicos, a través de la representación conjunta de destacados santos de ambas órdenes.
Este retablo -junto a la bóveda y la reja de la capilla- fue encargado el 14 de noviembre de 1593 por una religiosa del convento llamada Sor María de la Resurrección (su nombre de pila era Doña María de Casaus).
Vendría a ocupar un altar originariamente dedicado a Nuestra Señora del Pópulo. Posteriormente, su dueña lo adjudicó a un tal Don Antonio de Armijo para que sirviera de entierro a Rui Díaz de Leiva y Sepúlveda y las personas de su linaje (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Pedro de Verona, presbítero y mártir;
Inquisidor dominico del siglo XIII, llamado ya san Pedro de Verona, porque nació en dicha ciudad hacia 1203, ya san Pedro el Nuevo, para diferenciarlo del Príncipe de los apóstoles, ya san Pedro Mártir, porque fue asesinado por heréticos. Los dominicos han impuesto este tercer nombre porque honraba más a su orden, aunque sólo se justifique a medias. Además, se presta a confusión, porque san Pedro apóstol puede vindicar el mismo epíteto.
Nacido de padres maniqueos, fue atraído a Bolonia donde estudió según las prédicas de santo Domingo. A los quince años fue admitido en la orden de los hermanos predicadores (de santo Domingo), y tomó los votos en el convento dominico de Bolonia.
Después de haber sido prior en Como, en 1232 fue designado por el papa inquisidor de la fe en Milán. Residía en el convento que los dominicos acababan de construir cerca de la iglesia de San Eustorgio, sede de la Inquisición en Lombardía. En Florencia, en el convento dominico de Santa María Novella tuvo las mismas funciones, y fue allí donde en 1246 fundó la cofradía de la Misericordia, llamada Bigallo, en honor de la Santísima Virgen.
Su rigor contra los heréticos, maniqueos y cátaros del norte de Italia, le valió el odio de sus adversarios que conspiraron para asesinarlo. En 1252, cuando viajaba desde Como a Milán, fue atacado en un bosque por Carino de Balsamo, que le partió el cráneo con un machete y le atravesó el pecho de una estocada. Bañado en su propia sangre, oraba por el asesino, murmurando con las manos elevadas al cielo: In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum. Más tarde se inventó que con la sangre que brotaba de su cabeza partida, había tenido fuerzas para escribir sobre el camino polvoriento estas tres palabras: Credo in Deum. Su compañero, el hermano Domingo, que intentó huir, fue atravesado por una flecha junto a él.
En cuanto a su asesino, tocado por la gracia, se arrepintió. Convertido en dominico en el convento de Forlì, fue acogido allí por el propio hermano del mártir, quien le perdonó el crimen, y llevó una vida edificante, hasta tal punto que murió cuarenta años después del asesinato, y en olor de santidad. El beato Carino (puesto que fue beatificado) tal vez sea el único ejemplo de beatificación de un asesino después de la canonización de su víctima.
CULTO
El cuerpo de san Pedro de Verona, transportado a Milán, fue enterrado en la iglesia del convento de San Eustorgio. A partir de 1253, es decir, un año después de su muerte, fue canonizado por el papa Inocencio IV. Entonces su cuerpo fue elevado, es decir, expuesto encima del piso de la iglesia. En 1339 esa tumba fue reemplazada por un relicario monumental (arca), que atraía a numerosos peregrinos.
Patrón de Verona, de Como y de Milán, de los dominicos y de los inquisidores, además se lo invocaba contra los dolores de cabeza a causa de la herida que recibiera en el cráneo.
Está representado en hábito de peregrino. Por esa túnica se diferencia del carmelita san Ángel y del arzobispo mártir de Canterbury, santo Tomás Becket, cuyas características son más o menos las mismas: una herida sangrante en el cráneo donde la hoja del machete o sable corto permanece hundida (sword cleaving his head) y el pecho agujereado por un puñal.
Escenas
El milagro de la pierna cortada
Los franciscanos atribuyen el mismo milagro a San Antonio de Padua.
San Pedro Mártir detiene un caballo a la carrera
San Pedro Mártir hace llover
El asesinato de San Pedro Mártir
Arrodillado sobre un camino polvoriento con un machete clavado en el cráneo, escribe con su sangre: Credo in Deum. El detalle, de sospechosa autenticidad, casi nunca es omitido por los pintores, porque es el medio que empleaban los dominicos para glorificar a un miembro de su orden, transformando en martirio lo que en verdad no fue más que un asesinato (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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