Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Seminario Menor, de Fernando Barquín, en Pilas (Sevilla).
Hoy, 4 de agosto, Memoria de San Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con asidua predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la santa Eucaristía, brilló de tal modo que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa, y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (1859) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Fue proclamado por Pío XI "patrón de los sacerdotes" en su canonización en 1925, de ahí qué sea hoy el mejor día para ExplicArte el Seminario Menor, de Fernando Barquín, en Pilas (Sevilla).
El Seminario Menor de Pilas en Sevilla se empezó a construir el 16 de Julio de 1957 de la mano del arquitecto sevillano Fernando Barquín Barón (1917 - 1965) arquitecto de reconocido prestigio por sus líneas innovadoras, quien para elaborar el proyecto visitó Alemania, Bélgica y Holanda.
Las instituciones de Pilas entregaron en propiedad al arzobispo de la diócesis, don José María Bueno Monreal, a quien el Abad de Curas Párrocos de la ciudad, don Antonio Tineo Lara presentó la iniciativa de construir un Seminario Menor en Pilas, unos terrenos situado en la salida del pueblo de Pilas, sobre la carretera de Villamanrique, bastante amplios, más de 10 hectáreas.
Fernando Barquín optó en su construcción por una solución novedosa, por lo que rechazó de antemano todo perjuicio formal que sería un lastre en un proyecto de ésta índole, sin que por ello se quiera insinuar siquiera que se pretende hacer una aportación de cierta importancia en este campo de la arquitectura, pero imponiendo una revisión de ideas y conceptos.
Tras estudiar varias soluciones, llega a una idea general de planta abierta con grupos de edificaciones muy independientes unidos solo por galerías cubiertas para proteger del sol y de la lluvia. Llegó a esta solución no solo para adaptarse a la topografía del terreno sino que corresponde a una filosofía novedosa para ese tiempo, y completamente actual en nuestros días.
Con el planteamiento de un criterio funcional, expresivos de unos métodos docentes que tienden a poner al hombre más en contacto con la naturaleza, equilibrando así su actividad intelectual intensa en los años de formación con espacios físicos, amplios y sanos como son los jardines y el campo, que es el ambiente más apropiado para el integral desarrollo humano e intelectual, surgió un edificio que conserva plena vigencia.
Un edificio magníficamente concebido apareciendo una buena arquitectura y adaptándose totalmente al terreno. Las galerías crean ejes con transparencias con un juego de luz y de sombras de gran riqueza Se apartó, por tanto, de la arquitectura "imponente" de muchos seminarios construidos en aquella época para ir a otro más amable, menos impresionante, que encajaba con las ideas buscadas. El ladrillo, la piedra, los enlucidos blancos sacan su propia expresividad sin concesiones a formas decorativas. El edificio surgió como relación entre volúmenes muy simples que van creando ambientes de patios y jardines.
El centro de todo el complejo es la iglesia, a un lado del templo, alrededor de un precioso patio está el rectorado, el comedor, zona de profesores, administración y salón de actos. Un salón de actos utilizado actualmente de forma periódica por Daniel Barenboim, director de la orquesta West Eastern Divan, integrada por jóvenes músicos españoles y de todos los países de la región de Oriente Medio. Al otro lado, las aulas y los pabellones de dormitorios, con los destinados a los más pequeños más cerca de las aulas y los de los mayores en el punto más alejado Al fondo se encuentra las zonas deportivas y piscina, ordenadas por el vestuario.
Al ser Fernando Barquín un gran colorista, usa los colores siempre con una criterio puramente arquitectónico, no como un elemento de decoración u ornamentación. En el Seminario de Pilas deja fachadas en sus colores naturales de los materiales que emplea ladrillo, piedra, verde de la vegetación, los enlucidos y los enfoscados blancos. En la iglesia aparecen los colores de las vidrieras, resaltando el altar, o creando ambiente de recogimiento en las capillas laterales. Las puertas con luminosos vidrios verdes y azules suaves son una maravilla por la sencillez de su composición
En el comedor los pilares revestidos con gresite vidriado provocan unos reflejos que le dan ligereza y transparencia al espacio.
Una parte fundamental del proyecto es la vegetación y la jardinería. Un edificio concebido desde el principio para poner en contacto al hombre con la naturaleza. Fuertes masas verdes de árboles de hoja perenne, principalmente pino piñonero, alternado con espacios vacíos (campos de deportes entre otros) que daban una variedad de ambientes y paisajes. La puerta de cancela de entrada con muros de piedra y ligeras placas de cubierta armonizando con el conjunto.
Se empleó soluciones constructivas de vanguardia armonizadas con la tradición de nuestra arquitectura losas voladas, hormigón visto de la torre, pilares metálicos que confieren gran esbeltez a las pérgolas, los toldos, como son los vuelos de la marquesina del vestuario.
El 3 de Mayo de 1961 fue solemnemente bendecido por el Cardenal Doctor Bueno Monreal en presencia del entonces Jefe del Estado Francisco Franco.
El periódico L'Osservatore Romano, en su edición de 12 de Mayo de 1959 refiriéndose al .Seminario Menor de Pilas tiene a bien alabar el conjunto arquitectónico como "El mejor de España y de los mejores instalados de Europa". '"\
En 1979 se convirtió en el colegio subvencionado de EGB Torre del Rey de Pilas. Hoy es el actual conjunto residencial Lantana (Seminario Menor de Pilas).
Las ventajas que ofrece la separación respecto a la gran ciudad, la bondad del clima por la cercanía al mar y las cualidades ambientales de un entorno próximo al Parque de Doñana fueron determinantes para la elección del emplazamiento del Seminario Menor. Situado a las afueras del pueblo, en su límite Sur, próximo a la carretera de Villamanrique de la Condesa, el Seminario ocupa una superficie que sobrepasa las quince hectáreas. Posteriores y próximas construcciones de carácter residencial ¿viviendas unifamiliares aisladas o entre medianeras- no impiden que el conjunto se imponga, por escala y claridad de la intervención, sobre su entorno en transformación. La suave topografía descendiendo hacia la cuenca del Guadiamar favorece la relación de esta arquitectura con su paisaje más inmediato, sobrepasando, sin que sus volúmenes sean de escalas imponentes o desmesuradas, las nuevas construcciones.
La implantación del Seminario Menor en el pueblo de Pilas dio entrada a una nueva imagen de modernidad en el medio rural en una experiencia análoga a la que desarrollaron los pueblos de colonización. Como se afirma en un extracto de memoria del proyecto: "Queremos huir en cambio de un ambiente que pudiéramos llamar sugestivo de un falso sentimiento estético, poético, emocional si se quiere, pero que dista del verdadero concepto de Arquitectura Sacra que debe ser más racional al apoyarse en verdades dogmáticas". El propio Fernando Barquín encontraba en la arquitectura religiosa el campo de expresión óptimo de una arquitectura racional. La orientación a levante de la capilla determina la del resto de edificios del conjunto con bloques exentos comunicados entre sí por una pérgola que hace las funciones conectivas de los claustros porticados de la arquitectura monástica.
El seminario se sustenta en la idea de una adecuada funcionalidad, ya ensayada y comprobada en otros ejemplos de la arquitectura sevillana contemporánea como la Universidad Laboral que diseñara pocos años antes la oficina OTAISA.
Estudiados los recorridos y las funciones, el seminario se organiza en varios edificios independientes, favoreciendo la creación de espacios abiertos ajardinados que obligan al contacto de sus residentes con la naturaleza, en claro reflejo de la apuesta por la humanización de la arquitectura que se efectuaba en la Europa de la posguerra, y ayudando a completar la introspección inherente al programa. Las condiciones climáticas y topográficas se reflejan en estos espacios abiertos y en la proliferación de galerías cubiertas, expresión arquitectónica de los recorridos y de las relaciones funcionales que se producen entre espacios libre y edificios. Las dimensiones, la disposición en planta y en menor medida, la diversidad de forma y escala de los edificios, especialmente la Capilla, son los principales instrumentos utilizados por el arquitecto para crear variedad y distinción entre distintas zonas, dentro de la extensa superficie que ocupa el seminario.
Accediendo por la avenida Pío XII, a la izquierda se situaron las zonas de clases y de dormitorios. Los edificios destinados a dormitorios poseen tres plantas, siendo exentos los dos más alejados de la entrada mientras que el tercero compone con las clases un conjunto que dibuja una planta en ¿U¿ con patio abierto hacia el Norte. Los tres edificios de dormitorios respondían a la división en grupos según las edades de los seminaristas, alejándose del edificio de las clases a medida que la edad de los estudiantes era mayor. El destinado a los mayores se construyó sobre pilares, liberando la planta baja para que el jardín continuase bajo del edificio como espacio protegido con mal tiempo. La zona destinada a clases posee dos plantas de altura y su orientación se debe a la búsqueda del sol en invierno y de los vientos dominantes procedentes del mar en verano.
Al lado derecho se situó un conjunto de edificios destinados a administración, zona de profesores, salón de actos, comedor y zona rectoral. La organización de estas funciones determinó que los bloques se dispusiesen cerrando un espacio central de planta cuadrada. Las distintas alturas precisas en cada caso para desarrollar el programa exigen una uniformidad en el tratamiento de las fachadas reforzada por la incorporación, en planta baja, de una galería cubierta que cierra el conjunto y articula convenientemente a la escala de la persona las transiciones entre edificios.
Las secciones que de esta parte del seminario pueden realizarse siguiendo las dos direcciones principales, dibujarían la articulación volumétrica que, procediendo del programa, atiende también a las condiciones del entorno inmediato. Los dos edificios más bajos, paralelos a la avenida Pío XII - alineado al vial el salón de actos y en su frente el comedor-, permiten que tanto la zona rectoral como la administrativa cierren con su mayor altura el fondo de un espacio abierto pensado como un interior al concentrar toda la atención en los edificios que lo delimitan. En este caso, la contemplación del paisaje exterior ha de realizarse desde las distintas estancias que se proyectan en los edificios. Entre la zona de dormitorios y aulas y la zona de administrativa, un gran espacio abierto, y en directa relación con la calle, se cierra con la Capilla.
En el proyecto de Fernando Barquín para la Capilla se adelantaba la reforma posterior del Concilio Vaticano II respecto a las orientaciones y funcionamiento de la liturgia. El altar de la Capilla, situado al fondo, fue aprovechado por el arquitecto para potenciar al máximo la especialidad interior, al ir progresivamente subiendo el techo, pero también al descender el suelo ajustándolo a la pendiente del terreno. En este sentido, la Capilla es deudora de la influencia notoria en el manejo de la luz que la iglesia de Ronchamp, obra de Le Corbusier, supuso para los edificios de culto de la época. La sección longitudinal descubre también un delicado juego de alturas en la entrada aprovechando la galería cubierta que de nuevo es utilizada para rodear el gran patio exterior entre la Capilla y la calle. Al espacio único y principal de la Capilla se añaden otros laterales destinados a capillas menores, que junto a los confesionarios y el altar componen una arquitectura interior en equilibrio con la exterior. La terminación con ladrillo visto y piezas prefabricadas como material de cualificación de sus superficies siguen la línea de austeridad que distinguen en general a las iglesias y capillas que en otros colegios y barriadas también construyera Fernando Barquín, en clara afinidad con la arquitectura nórdica del momento.
A los pies de la Capilla, y en inmediata proximidad al patio entre la Capilla y la calle, se encuentra la torre campanario, que ofrece una poderosa referencia visual al conjunto al situarse justo frente al acceso principal al recinto. La planta de la torre es en aspa, determinada por la presencia visual de la estructura de hormigón, que se evidencia en sus cuatro esquinas. Cerrando la escalera interior de la torre, un muro de ladrillo visto se despliega en toda la altura, inclinándose hacia el exterior conforme asciende hacia la coronación, con lo que la presencia del hormigón es más evidente en la base, en claro sentido tectónico, y se minimiza en el extremo superior. Coronando la torre, una losa de hormigón visto ofrece soporte al campanario, que se conforma como una estructura abierta sustentada sobre ocho perfiles metálicos, que sostienen una losa intermedia y otra de las mismas dimensiones en la coronación. En línea con diseños anteriores del mismo arquitecto (el Colegio de los Padres Blancos en Sevilla), el chapitel de la torre también queda abierto, dibujado mediante simples perfiles metálicos inclinados que sostienen la veleta y la cruz en el remate.
El empleo del hormigón armado y del ladrillo constituye el rasgo característico de la obra. Como muestra de la vinculación con las corrientes que transformaron la materialidad de la arquitectura moderna en la década de los cincuenta es de destacar el empleo de la piedra sin desbastar en la portada de acceso al conjunto desde la avenida, así como en elementos puntuales de las zonas comunes y el altar de la Capilla. En la composición del conjunto intervienen también las masas vegetales, con árboles de hojas perennes ¿pinos- que entran en la delimitación y cualificación de los espacios abiertos y dan continuidad a la naturaleza y al paisaje en el que se enclava el seminario.
Aunque inicialmente se encontrara en la afueras del pueblo el desarrollo urbanístico de los últimos años ha integrado el edificio en el tejido urbano. El entorno se encuentra en transformación. El nuevo crecimiento de la ciudad hacia el Sur hace prever que la gran parcela situada frente a la fachada de acceso del conjunto se urbanice con viviendas unifamiliares o entre medianeras al uso de la zona.
A partir del año 1991, el seminario se transformó en un complejo residencial que se oferta como pensión y como hotel de dos estrellas. Con 114 habitaciones, está especialmente destinado a grupos para encuentros y reuniones. Desde entonces su denominación es Complejo Residencial Lantana. Sigue siendo propiedad de la Diócesis y no se han realizado transformaciones que supongan alteraciones sustanciales de la obra que dirigiese Fernando Barquín. El estado de conservación del conjunto es bueno. Cabe destacar, sin embargo, la pérdida del mobiliario original, que ha quedado sustituido por uno de diseño reciente y carácter anodino (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Juan María Vianney, presbítero;
Jean Marie Baptiste Vianney o Viannay, párroco de Ars, localidad situada al norte de Lyon, modelo de todas las virtudes sacerdotales.
Nació en 1786, y en 1818 fue designado cura párroco del pueblo de Ars, en la región de Dombes (Ain), perteneciente a la diócesis de Belley, donde murió en 1859. Se le debe la introducción en Francia del culto de santa Filomena, personaje desprovisto de todo fundamento histórico y que pertenece al conjunto de las supercherías hagiográficas .
La popularidad de Vianney atraía hacia su confesionario a multitudes de peregrinos, más numerosos que los visitantes cosmopolitas y mundanos que en el Siglo de las Luces se concentraban en la antesala de Voltaire, «el patriarca de Ferney», localidad esta última, próxima a Ars.
Fue beatificado en 1905 por el papa Pío X, quien lo propuso como ejemplo al clero secular. Canonizado por el papa Pío XI, es el santo patrón de los curas párrocos.
Sus imágenes en yeso pintado, fabricadas en serie en los talleres de Saint Sulpice, se prodigaron en las iglesias. Al igual que Bernardita (Bernadette) de Lourdes, no interesa tanto desde el punto de vista del arte religioso como desde el relativo a la devoción e imaginería popular (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre la localidad de Pilas (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.
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