Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Convento de Santa Clara, en Carmona (Sevilla).
Hoy, 11 de agosto, Memoria de Santa Clara, virgen, que, como primer ejemplo de las Damas Pobres de la Orden de los Hermanos Menores, siguió a San Francisco, llevando en Asís, en la región italiana de Umbría, una vida austera pero rica en obras de caridad y de piedad. Insigne amante de la pobreza, no consintió ser apartada de la misma ni siquiera en la más extrema indigencia y en la enfermedad (1253) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y qué mejor día que hoy, para ExplicArte el Convento de Santa Clara, en Carmona (Sevilla).
El Convento de Santa Clara, se encuentra en la calle Santa María de Gracia, s/n; en Carmona (Sevilla).
Precede al templo un amplio compás comunicado al exterior por dos portadas de similar estructura. Poseen arcos de medio punto entre pilastras toscanas, apareciendo unidas por el entablamento y el remate y presentando una pequeña hornacina con una imagen de la Santa titular entre ambas puertas. En el extremo derecho del compás, y a continuación de las portadas, se eleva una torre-mirador articulada en su último cuerpo por pilastras toscanas y cubierta con un tejado a cuatro aguas con buhardillas. Es obra de la primera mitad del siglo XVIII.
Tipológicamente la iglesia corresponde al modelo conventual sevillano, estando constituida por una sola nave con capilla mayor diferenciada. Las cubiertas son una bóveda de nervaduras estrellada en el presbiterio y un artesonado mudéjar en la nave. El arco triunfal, apoyado en gruesas columnas acanaladas, tiene forma apuntada. En el muro izquierdo se abren dos portadas de sencilla traza y a los pies de la nave se sitúa un doble coro que presenta hacia el exterior del edificio una portada actualmente cegada, realizada en ladrillo, con arco apuntado, alfiz y cornisa de modillones. En el mismo sector de los pies se adosa una torre, constituida por tres cuerpos y rematada por un chapitel piramidal.
El convento fue fundado en 1460, iniciándose las obras de construcción poco después de ese año. Al siglo XVI corresponden el presbiterio y el arco toral, así como los claustros y las yeserías que adornan diversas portadas situadas en la clausura. En 1705 Juan Antonio Blanco construyó las portadas del compás y a partir de 1664 se decoró el interior de la iglesia con pinturas murales. Durante el siglo XVIII se levantaron la torre-campanario y el mirador.
El retablo mayor, compuesto por banco, dos cuerpos de tres calles y ático, fue finalizado por el escultor Felipe de Ribas en 1645. En los diferentes registros se distribuyen esculturas de San Francisco de Asís, San Buenaventura, San Juan Beltrán, San Juan de Capistrano, la Asunción, Santa Isabel de Hungría, Santa Isabel de Portugal y Santa Clara, que ocupa la hornacina principal. En los muros del presbiterio, que presentan zócalos de azulejos de cuenca del último tercio del siglo XVI, están situados diversos lienzos correspondientes al siglo XVII que representan a Santo Domingo en Soriano, la Adoración de los Reyes, la Muerte de San José y el Camino del Calvario. En el muro izquierdo de la capilla mayor, junto al arco triunfal, se sitúa un retablo fechable en el segundo cuarto del siglo XVIII, que alberga un Calvario de la misma antigüedad. En el muro frontero aparece un retablo de similares características y fecha, que contiene una escultura de San Antonio de Padua, atribuible a Felipe de Ribas.
Los muros de la nave están decorados por dos series de pinturas que representan santas y arcángeles de tipo zurbaranesco fechables en el último tercio del siglo XVII. En el lado izquierdo se reconoce a Santa Dorotea, Santa Cecilia, Santa Casilda, Santa Justa y Santa Águeda. En este mismo muro se sitúan otros dos grandes lienzos, ambos de la primera mitad del siglo XVII, que representan el Nacimiento y a San Roque. Asimismo figura un retablo fechable en el último tercio del XVIII, presidido por una escultura de candelero de la Virgen con el Niño de la misma fecha. En el lado derecho de la nave, dentro de la serie pictórica de santas, se representa a Santa Rufina, Santa Catalina, Santa Marina, Santa Rosalía, Santa Lucía y Santa Bárbara. Junto al arco triunfal se dispone un retablo, fechable en el primer tercio del siglo XVIII, que alberga un lienzo de la Trinidad, de la misma época. Sigue otro retablo de fines del siglo XVIII que presenta una escultura de San José con el Niño de la misma fecha. El lienzo de San Antonio de Padua, colocado junto al retablo precedente, corresponde a la segunda mitad del siglo XVII.
Tras esta pintura se dispone un retablo de mediados del siglo XVIII, con una imagen del mismo siglo y otra moderna, que alberga además un lienzo de la Virgen del Carmen. En el muro del coro están colocados cuatro pinturas de mediados del siglo XVIII, que representan el Bautismo de Cristo, San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz, el Entierro de Cristo y el Calvario. En la sacristía del templo hay que señalar un retablo correspondiente a la segunda mitad del siglo XVII que cobija un lienzo del Calvario, de la misma fecha. Asimismo cabe citar los zócalos de azulejos pintados, de fines del siglo XVI.
En lo que se refiere a la colección de objetos de plata hay que destacar un gran ostensorio manierista del primer cuarto del siglo XVII, con esmaltes traslúcidos y relieves en el templete de San Francisco y Santa Clara (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
Una Bula otorgada por el pontífice Pio II, con fecha 11 de junio de 1460, autorizaba la fundación de este convento mediante petición de Dª Teresa y Dª Beatriz de Salcedo. Su construcción comienza gracias a las ayudas económicas aportadas por del Concejo de la ciudad y en parte por los privilegios concedidos por el Papa y la corona.
Desde su fundación, la comunidad se vio protegida y ayudada por la Duquesa de Arcos, Doña Beatriz Pacheco, cuyo enterramiento se encuentra en el interior de su iglesia.
El Convento de Santa Clara en Carmona representa desde su fundación un enclave histórico de excepcional importancia en el desarrollo urbano intramuros, así como de la vida social y religiosa de Carmona desde que fuese tomada en 1247 por Fernando III El Santo.
Junto a otros templos parroquiales y al Convento Dominicas de Madre de Dios, éste de Franciscanas Clarisas, es una de las primeras muestras de arquitectura conventual existente en la ciudad. Desde su fundación en 1460 contó con grandes fuentes de riqueza en el ámbito rural e importantes privilegios pontificios y reales a lo largo de su historia, lo que fomentó el desarrollo de muestras arquitectónicas en los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, conservadas sin haber sufrido modificaciones importantes que pudieran suponer una deformación considerable de su fisonomía original.
Al siglo XVI corresponden el presbiterio y el arco toral, así como los claustros y las yeserías que adornan diversas portadas situadas en la clausura. En 1705 Juan Antonio Blanco construyó las portadas del compás. A partir de 1664 se decoró el interior de la iglesia con pinturas murales. Durante el siglo XVIII se levantaron la torre-campanario y el mirador.
El convento de Santa Clara de Carmona, de monjas de clausura de la Orden Clarisas Franciscanas, se encuentra en el casco histórico de la población, dando sus fachadas principales a las calles Santa María de Gracia y Torno de Santa Clara, adosado al Hospital de la Caridad y muy cercanas a la iglesia de Santa María, convento de las Descalzas Recoletas Agustinas, etc.
Se trata de un bello ejemplar de arquitectura conventual sevillana de estilo mudéjar, construido en el siglo XVI, aunque presenta algunos añadidos de los siglos XVII y XVIII. Cuenta con todas las dependencias características de este tipo de edificio religioso: iglesia, coros alto y bajo, claustro, sala capitular, refectorio, dormitorios, locutorio, torno, etc.
Desde el punto de vista volumétrico sobresale del resto del caserío su alta torre-mirador y su torre campanario, así como la nave de la iglesia. Este conjunto se divisa en altura paralelamente al de la iglesia de Santa María, al de las Agustinas Recoletas Descalzas y al aledaño Hospital de la Caridad y frente a una gran casa señorial.
Ocupa casi la totalidad de una de las manzana más céntricas de la localidad. Cuenta con dos accesos, el principal por el que se entra al compás y a la iglesia y el secundario de ingreso al vestíbulo, al torno y al convento.
La fachada principal cuenta con una doble portada de principios del siglo XVII, tras la que se accede a un amplio compás ajardinado previo al templo, situado en eje paralelo a la calle. Ambas portadas son iguales y se estructuran en torno a un arco de medio punto flanqueado por pilastras toscanas almohadilladas sobre las que corre un entablamento con metopas lisos y triglifos en el friso que une ambas puertas. Sobre la cornisa se disponen frontones curvos rotos, terminados en volutas, que se corresponden con cada una de las puertas. Entre ambos frontones se dispone una hornacina de medio punto con escultura de Santa Clara, rematada por cruz de forja y flanqueada por pilastras sobre la que apoya un friso que recorre el conjunto. La fachada se remata por seis flameros que se corresponden en altura con las dos pilastras de cada puerta y las dos que flanquean la hornacina de Santa Clara. Junto a esta portada y esquina con la calle Torno de Santa Clara se sitúa la torre mirador, articulada en su último cuerpo por pilastras toscanas y cubierta con un tejado a cuatro aguas con buhardillas, obra fechada en la primera mitad del siglo XVIII.
La iglesia es de planta de cajón de traza mudéjar constituida por una nave, con capilla mayor diferenciada, situándose el coro alto y bajo a los pies de la nave. El presbiterio está cubierto por una bóveda de nervadura de estrella con terceletes, presentando la nave central un artesonado mudéjar. Éste se encuentra separado de la nave mediante un gran arco toral apuntado, apoyado en dos grandes columnas de fuste estriado y decorado en sus frentes con roleos vegetales policromados. A los pies, en el exterior, se conserva un hueco ojival cegado con tejaroz y modillones de rollo que pertenecería a la primitiva portada. Todo el interior se encuentra policromado y decorado por pinturas murales realizadas
en 1664 según consta en la cartela situada sobre una de las puertas. En el presbiterio destacan los zócalos de azulejos del tipo pisano de fines del siglo XVI y el Retablo Mayor.
Inmediato a la iglesia, junto al muro de la Epístola, se sitúa el claustro principal, de doble arcada, el inferior con arcos de medio punto sobre columnas de mármol mientras que la superior con arcos escarzanos sobre pilares ochavados, ambos enmarcados por alfiz, donde se fusionan elementos mudéjares y renacentistas. En el centro del patio se conserva un pozo y cuenta al parecer con un aljibe.
La sala capitular, perpendicular al presbiterio, es rectangular, con cubierta similar a la nave de la iglesia. Paralelamente a esta estancia se encuentra el refectorio, también de planta rectangular y con cubierta de alfarje pintado con decoración de grutescos del siglo XVI, así como diversas pinturas con rocallas del siglo XVIII, destacando los azulejos de las jambas de la puerta del siglo XVI. A continuación se sitúa la escalera y el pasillo que comunica con las estancias secundarias y de servicio.
Al torno se accede mediante una portada situada junto a la torre campanario, situada en la calle Torno de Santa Clara. Se estructura en torno a un vano rectangular realizado en ladrillo visto sobre el que se asienta un entablamento encalado, en el que apoya una remate compuesto por hornacina central de medio punto flanqueada por dos grandes mensulones a modo de aletas con remates cerámicos.
Los pies de la nave de la iglesia se encuentra flanqueado por la torre-mirador en el lado del evangelio y la torre espadaña en el lado de la Epístola. Merece destacar la torre-mirador, construida en el siglo XVIII, articulada en su último cuerpo por pilastras toscanas y cubierta con un tejado a cuatro aguas con buhardillas. Se encuentra organizada en cuatro niveles, siendo los dos primeros, con escasos vanos, independientes del resto del cenobio y con acceso desde el compás del mismo; y el tercero y cuarto conectados, con accesos desde la clausura a través del coro alto. Estos dos niveles están dotados de grandes ventanas protegidas por tupidas rejas de hierro para preservar la intimidad, ver sin ser visto.
Una escalera de caracol y cuatro pasarelas de madera conducen desde la planta del mirador a cada una de las cuatro cubiertas, permitiendo una amplia visión de los alrededores.
La torre campanario es de planta rectangular y cuenta con tres cuerpos. El primero o fuste sobresale ligeramente en planta del cuerpo de la iglesia ubicándose en el muro de la Epístola. El segundo presenta un solo vano flanqueado por pilastras que sustentan un entablamento del que parte el tercer cuerpo entre alerones con elementos de remate cerámico en sus esquinas. El conjunto se remata con un chapitel octogonal recubierto de azulejos blancos y azules y coronado por una veleta con cruz de forja (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Tras la conquista cristiana, que el rey Fernando III llevó a cabo en 1247, Carmona se había ido adaptando a las consecuencias de ser una ciudad del reino de Castilla.
En el siglo XV se crearon las parroquias y también se levantaron los primeros conventos. El más antiguo de todos, en nuestra ciudad, es el de Santa Clara, comunidad de monjas de clausura franciscanas clarisas, inspirada por la vida de pobreza, caridad y sacrificio de Santa Clara, discípula de San Francisco de Asís.
Su fundación fue autorizada por bula del Papa Pío II en 1460, a petición de doña Teresa y doña Beatriz de Salcedo. Desde su origen contó con grandes donaciones entre las que destaca la de Beatriz Pacheco, duquesa de Arcos, tras su muerte en 1511.
Su construcción se llevó a cabo entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI, como lo demuestra su estructura interior.
La iglesia cuenta con una sola nave de forma rectangular, cubierta con una techumbre de madera, siguiendo el modelo sevillano de convento mudéjar. La cabecera, cubierta con una bóveda de crucería gótica, remite a un estilo mucho más habitual en el arte puramente cristiano de la época.
En el S.XVII, la cabecera de la iglesia fue decorada con pinturas doradas de sinuosas formas barrocas. De la misma época data el retablo principal que diseñó y talló Felipe Ribas en 1645.
En la parte inferior de la nave, encontramos un zócalo de azulejos, elaborados con técnicas que entroncan con el arte musulmán, pero que datan del S.XVI y en la parte superior de los muros de la nave, lienzos de mediados del S.XVII, posiblemente procedentes de un taller local seguidor de los modelos de Zurbarán.
A los pies de la iglesia está el coro organizado en dos pisos y separado del resto del templo por una celosía.
Desde la parte inferior del coro, se accede al claustro, un armonioso espacio cuadrangular de dos pisos, concebido para dar acceso a las diferentes áreas del conjunto conventual.
La primitiva entrada a la iglesia se situaba a los pies de la nave, pero posteriormente fue tapiada, de manera que en la actualidad el acceso se realiza a través de una doble portada situada en el muro norte que da acceso al compás.
La Torre – Mirador, es uno de los elementos más sobresalientes del convento, junto a la iglesia y el claustro, destaca incluso por encima de la torre de la iglesia. Construida en el S.XVIII en una de las esquinas del conjunto, siguiendo los esquemas del barroco tardío.
Se trata de una estructura prismática de varios cuerpos, que se remata con una cubierta a cuatro aguas.
Las hermanas clarisas elaboran en su obrador dulces de tradición árabe, tartas de bizcocho, merengue y sidra y la tradicional torta inglesas, que tiempo atrás solo vendían a través del torno, respetando la intimidad de la clausura.
Desde la apertura del convento al turismo, es posible adquirir estas delicias directamente en recepción.
Cada 6 de diciembre se organiza en el claustro del convento una exposición y venta de dulces a beneficio de la comunidad.
Fundado en 1460 con la autorización del papa Pío II, el convento de Santa Clara contó desde el principio con la protección y privilegios del pontificado y la corona, tales como el de custodiar las llaves de Carmona en periodos de guerra o eximir de impuestos a los vecinos que estaban al servicio de las monjas.
En muy poco tiempo se convirtió en una de las comunidades más ricas de Andalucía no sólo por las dotes que las hijas de poderosas familias aportaban al tomar los hábitos, sino por el espléndido legado que Beatriz Pacheco, duquesa de Arcos, deja a su muerte en 1511, y que estaba compuesto por sustanciosas rentas, propiedades agrícolas, inmuebles, objetos suntuarios y ajuar de cultos.
El convento de Santa Clara se construye sobre un espacio segregado del conjunto palaciego de la familia Ponce de León. Del último tercio del siglo XV y primeros del XVI datan la iglesia conventual y el claustro.
La iglesia, de estilo mudéjar con una sola nave, tiene cubiertas de crucería en el presbiterio y de artesonado de madera con decoración mudéjar en la zona de los fieles. El claustro de dos plantas es de arcos semicirculares enmarcados en alfices en la planta baja, y arcos escarzanos y alfices sobre pilastras octogonales de ladrillos en la planta alta. Tanto el claustro como la iglesia conservan decoraciones de azulejería de la época.
Es durante los siglos XVII y XVIII cuando la iglesia adquiere su aspecto actual. A mediados del XVII se ejecutan las pinturas murales del presbiterio y se encargan a Juan Valdés Leal los grandes lienzos sobre la vida de santa Clara que en la actualidad se encuentran fuera de Carmona. Además, se añade la serie pictórica de arcángeles y santas recorriendo los muros de la nave y que procedería de un taller seguidor de los modelos de Zurbarán. El retablo mayor (obra destacada del barroco sevillano en 1645), es del arquitecto y escultor cordobés Felipe de Rivas.
Ya en el siglo XVIII tiene lugar la construcción de la portada del compás con puertas gemelas de arco de medio punto y pilastras toscanas, obra de 1705 del cantero Juan Antonio Blanco. Y en esta misma centuria se añaden la torre del campanario y la torre mirador adquiriendo así el conjunto el aspecto con el que ha llegado a nuestros días.
La torre mirador cuenta con ventanales que permitían a la comunidad contemplativa relacionarse con el mundo terrenal. De este modo podían participar en actividades tanto de carácter religioso como civil. Así mismo controlaban el fértil legado que proporcionaba riquezas a la congregación.
Carmona conserva la típica cocina popular, heredera de la tradición andalusí y mudéjar de la vieja ciudad.
Productos primarios de la campiña, que tras una cuidada preparación, donde lo que menos cuenta es el tiempo empleado, se transforman en suculentos platos de la más elaborada cocina andaluza.
En el obrador de las clarisas se continua elaborando de manera artesanal una repostería, con idéntica raíz medieval, destacando la afamada "torta inglesa''. El primitivo torno del monasterio continua en uso posibilitando la venta de toda la variedad de pasteles fuera del horario de apertura del monumento (Ayuntamiento de Carmona).
Convento de clausura de monjas Franciscanas de la orden de Santa Clara. Fundado con la autorización del Papa Pío II y bajo la protección de la duquesa de Arcos, es el más antiguo de los conventos femeninos de Carmona.
Nos encontramos en este edificio con varios estilos de construcción, ya que tardó varios años en concluirse. Es una preciosa combinación del mudéjar, el Renacimiento y el Barroco.
La entrada a la iglesia está compuesta de dos puertas similares, entre las cuales y situada en un nicho, se encuentra la imagen de Santa Clara. La iglesia de estilo mudéjar conforma el modelo sevillano de convento.
Se puede acceder al coro y al claustro y subir a su altísima torre mirador construida en el siglo XVIII y además se venden dulces creados artesanalmente por las hermanas clarisas,
Declarado Bien de Interés Cultural en 1997.
Horario
(Visita y venta de dulces)
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de Santa Clara, virgen;
Hija espiritual de San Francisco de Asís y fundadora de la orden de las clarisas.
HISTORIA Y LEYENDA
Nacida en 1193, en 1211 abandonó la casa paterna, distribuyó todo su patrimonio entre los pobres y fue recibida en la capilla de la Porciúncula por San Francisco, quien le cortó el pelo y ciñó su cintura con el cíngulo o cordón de la orden.
Acompañada por su hermana Inés y luego por su madre, Ortolana, se instaló en el convento de San Damián. Allí vivió en clausura perpetua, sometida a una regla austera. Fiel a los preceptos del Poverello, no tenemos -decía- más que un tesoro por conservar: la Santa Pobreza. Un día el papa la visitó en su monasterio. Ella hizo preparar la comida y pidió al Santo Padre que bendijera los panes. Pero el papa ordenó a Santa Clara que los bendijese ella misma. Apenas lo hubo hecho, todos los panes quedaron marcados con el signo de la cruz.
En 1241 los sarracenos llegados de Nocera quisieron saquear el convento cuyos muros escalaron. La abadesa fue a su encuentro con el Santo Sacramento en una custodia, y los puso en fuga.
Murió en 1243. La hermana que la velaba vio entrar en la habitación una procesión de vírgenes coronadas que la cubrieron con un manto dorado, al tiempo que la Virgen María recibía su alma.
CULTO
Canonizada en 1255 por el papa Alejandro IV, Santa Clara es la patrona de Asís y de la orden de las clarisas que se desarrolló en todo el mundo cristiano.
Como Santa Lucía, su nombre le valió ser invocada "para ver claro" por los ciegos y los enfermos de la vista. También es la patrona de las trabajadoras vinculadas con el color blanco: lavadoras, planchadoras y bordadoras.
A causa de la custodia de cristal que lleva en las manos, es la protectora de los pintores vidrieros.
Ha sido propuesta recientemente como patrona de la radio televisión tanto a causa de su nombre como de una visión que habría tenido en su lecho de agonía: la ceremonia de Navidad celebrada en la basílica de San Francisco de Asís.
Está representada con una edad variable, ya joven, ya como una anciana religiosa.
Su hábito es de las monjas franciscanas, con un cordón de tres nudos y un manto con rayas transversales.
Sus atributos habituales son la custodia eucarística con la que rechazó a los sarracenos, y una cruz rematada en un ramo de olivo, que recuerda su apasionado amor al crucifijo.
Los pintores de Siena y de Umbría casi siempre le ponen en la mano un tallo de lirio, símbolo de la pureza.
Como patrona de los clérigos, sostiene una lámpara de arcilla o una linterna procesional (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Enlace a la página web oficial del Convento de Santa Clara: www.clarisascarmona.com
Más sobre la localidad de Carmona (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.
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