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jueves, 25 de abril de 2019

La Iglesia de San Marcos


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la iglesia de San Marcos de Sevilla.
   Hoy, 25 de abril, se conmemora la fiesta de San Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy para ExplicArte la iglesia de San Marcos, de Sevilla.
   La Iglesia de San Marcos [nº 41 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 79 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza de San Marcos, 7; en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo.
   En la antigua calle Real, la iglesia de San Marcos es una de las iglesias gótico-mudéjares más castigadas por la historia en forma de fuego. Ya en 1470 fue incendiada por los seguidores de marqués de Cádiz en su enfrentamiento con la casa de Guzmán, sufriendo un nuevo fuego en el siglo XVIII. Vigía de las barricadas que se formaron como resistencia al levantamiento del general Franco el 18 de julio de 1936, fue de nuevo incendiada, perdiendo definitivamente la mayor parte de su patrimonio artístico. Desaparecieron por el fuego piezas como el altar del Cristo del Amor, un retablo-marco con el antiguo titular de la parroquia, una serie pictórica de Matías de Arteaga y las imágenes de la Cofradía de la Hiniesta (que ha había sufrido un incendio anterior en 1932). Aún así, ha conservado buena parte de su fisonomía arquitectónica, que tanto atrajo a pintores y viajeros del siglo XVIII por su pintoresquismo. Entra en el grupo de las iglesias fundadas por Fernando III en la reconquista de la ciudad, debiendo descartarse toda teoría que la sitúe como reutilización de una antigua mezquita. Forma parte del grupo de iglesias que, tras el terremoto de 1356, conoció un proceso de renovación o, probablemente, de reedificación, por lo que debe datarse como iglesia de la segunda mitad del siglo XIV. En su historia ha conocido renovaciones importantes como la de 1793, que debió alterar buena parte de su fisonomía interior. En 1881 amenazaban ruina sus cubiertas, llegando a estar cerrada mientras se procedía a una restauración que incluyó la reforma de la capilla principal y la aportación de algunas piezas procedentes del desaparecido convento de Dueñas. También ha sufrido cambios la bella torre mudéjar, que en el siglo XVIII fue recrecida con una espadaña que distorsiona claramente su estética original, habiendo desaparecido también el primitivo reloj de 1765 que había sustituido a uno anterior realizado en 1553 que fue patrocinado por los propios vecinos. Definitivamente, tras la restauración dirigida por Aníbal González en 1916, la torre perdió el reloj y algún elemento decorativo, como un pequeño retablo añadido que se puede contemplar en los viejos grabados del siglo XIX.

   La portada de la iglesia, en piedra, sigue el habitual modelo de arquivoltas ojivales, con una decoración de puntas de diamante. La nota islámica la aporta un friso con arcos polilobulados sobre columnillas y una fina labor de sebka (los paños romboidales entrecruzados que decoran la Giralda) que se mezcla con elementos góticos, como las cabezas de león que sostienen la cornisa. Las imágenes del Padre Eterno y de la Anunciación (el arcángel Gabriel con la vara de azucenas y la Virgen) son obras añadidas del siglo XVIII que sustituyeron a los originales. Una portada lateral, hacia la calle Siete Dolores de Nuestra Señora, es renacentista, decorada con sencillas pilastras, estando cegada en la actualidad. Junto a la portada principal, exenta, se levanta la torre mudéjar, de ladrillo, muy esbelta; una de las más airosas de la ciudad. De planta cuadrada, en sus paredes se abren vanos crecientes según la altura de sus tres pisos, siendo la ventana inferior de un solo vano, mientras que las dos superiores presentan columnilla central que sostiene los arcos polilobulados superiores. Todas se enmarcan por alfiz de tracería mudéjar, siendo de gran interés los paños de sebka que aparecen en el friso superior. 

   El interior de la iglesia se organiza en tres naves, separadas por pilares que sostienen arcos de herradura enmarcados en un alfiz, elemento muy original en el arte sevillano que le concede al interior un llamativo aspecto islámico. Tras su larga historia de incendios no conserva sus cubiertas originales, siendo a dos aguas el cubrimiento de la nave central y a una sola las laterales. De gran interés es el arco triunfal que da acceso a la nave del presbiterio, levemente apuntado. Para su sostenimiento se reutilizaron capiteles y columnas romanas, una actuación inusual en edificaciones de este tipo en la zona. El arco da acceso a un ábside de dos tramos, poco profundo, que se cubre con bóvedas de nervadura gótica. Algunas piezas modernas se distribuyen por el interior como el crucificado del presbiterio o el Cristo yacente que se sitúa en uno de los arcos laterales. Sin duda la pieza más importante es la talla de San Marcos que preside la nave del Evangelio. Es obra del siglo XVII, muy cercana al estilo de Juan de Mesa en el tratamiento del cabello y en la expresión, mostrando al santo en el momento de escribir sus evangelios.

   Por la iglesia se distribuyen lápidas de interés como la de don Leandro de Herrera, Procurador Mayor de Sevilla muerto en 1606 o la tumba de Rodrigo Fragoso, párroco de la iglesia enterrado en 1625. Curiosamente, en 1671 la iglesia acogió la boda entre la escultora Luisa Roldán y Luis Antonio de los Arcos, una unión no consentida por el maestro Roldán, una boda casi oculta. Quizás un símbolo de la belleza de la vieja parroquia mudéjar (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
      La estructura arquitectónica de este templo es mudéjar, pudiéndose fechar su construcción en la segunda mitad del siglo XIV. Su portada, construida en cantería, presenta arquivoltas apuntadas que, en algunos casos, ofrece decoración de puntas de diamante. Un friso con arcos polilobulados sobre columnillas y una labor de sebqa figura bajo la cornisa, que está sostenida por canes con forma de cabeza de león. Las esculturas del Padre Eterno, el arcángel San Gabriel y la Virgen que ocupan las hornacinas son obra del siglo XVIII reemplazando a otras anteriores que se habían deteriorado. Flanquea la portada una esbelta torre mudéjar, en la que destacan sus afiligranadas ventanas y el friso con labor de sebqa sobre arcos polilobulados, que remata sus cuatro frentes. Del siglo XVIII es el campanario. El interior del templo se organiza en tres naves separadas por pilares que apoyan arcos de  herradura  apuntada  enmar­cados por  alfiz. Las cubiertas de las naves son moder­nas, mientras los dos tramos del ábside se cubren con bóvedas nervadas. El arco triunfal es apuntado y apea sobre co­lumnas y capiteles romanos reutilizados. En la cabecera de la nave izquierda figura una buena imagen barroca del primer tercio del siglo XVII, que representa a San Marcos y cuyo estilo parece próximo al del escultor sevillano Juan de Mesa. Adosada a la parroquia se halla la capilla de los Servitas, donde se aloja la hermandad del mismo nombre. Esta posee un grupo escultórico de la Piedad, con la advocación de Virgen de los Dolores y Cristo de la Providencia, que fueron realizados por el escultor Montes de Oca en 1730 (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo I. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     La Iglesia de San Marcos se levanta en el sector Noreste de la ciudad de Sevilla, junto a la prolongación del cardo máximo de la ciudad romana, que luego fue calle mayor de la época musulmana. Se encuentra aledaña a la Capilla de los Siervos de María, y cercana a los conventos de Santa Isabel Santa María del Socorro y Santa Paula y cercana a la Iglesia parroquial de San Román.
      Responde a los caracteres de las iglesias parroquiales de estilo gótico mudéjar de mediados del siglo XIV aunque a través de los siglos ha sufrido tal cantidad de vicisitudes que del edificio original apenas quedan elementos destacables.
     Desde el punto de vista volumétrico el conjunto edilicio muestra una superposición de volúmenes que resaltan de los edificios que le rodean, destacando las naves con la clásica disposición a dos aguas, el ábside y la elevada torre.
     Se trata de una iglesia de planta rectangular, basilical, con tres naves se paradas por pilares con arcos de herradura apuntados o túmidos, enmarcados por alfices y cubiertas de madera la central a dos aguas y las laterales en colgadizo. Cuenta con ábside de dos tramos, el primero rectangular y el segundo poligonal, cubierto por bóveda de nervadura gótica de cantería y ladrillo, mientras que los testeros de las naves laterales son planos. El presbiterio se encuentra separado de la nave central mediante un gran arco triunfal apuntado que apea sobre dos grandes columnas clásicas con capiteles romanos.
      El edificio ha sido objeto de varias restauraciones entre las que destacan las llevadas a cabo en el siglo XVIII, en las que se remodelaron los arcos túmidos convirtiéndolos en arcos de herradura, además se elevó el suelo del interior del templo, efectuándose otras reformas menores.
     El interior prácticamente se encuentra desnudo, y sólo merece mencionarse la escultura de San Marcos atribuida al círculo de Juan de Mesa.
     El edificio y sus dependencias ocupan una manzana al completo, junto a la cual se adosa la Capilla de la Hermandad de los Servitas.
     Esta característica le hace que presente cuatro fachadas, la principal da a la Plaza de San Marcos, la del muro del Evangelio a la calle Siete Dolores de Nuestra Señora, la del lado de la Epístola a la calle Vergara y la cabecera a la Plaza de Santa Isabel.
     La fachada de los pies, que da a la Plaza de San Marcos, presenta tres espacios claramente diferenciados, que obedecen a la estructura interna de la iglesia. El espacio central o imafronte responde a la estructura a dos aguas de la nave central, bajo el cual se sitúa la portada principal de acceso al templo, el lado derecho responde a la nave de la Epístola y su cubierta en colgadizo, mientras que el lado opuesto se resuelve mediante un alero horizontal que se une a uno de los lados de la torre, enmascarándose así la nave del Evangelio.
     La portada principal se encuentra rehundida en el suelo con respecto a las calles que la rodean. Está construida en piedra arenisca, en resalte respecto al plano de la fachada, en cuyo hastial de ladrillo se abre un pequeño óculo de iluminación. La portada se estructura en torno a un vano central apuntado remarcado por ocho arcos ojivales abocinados festoneados con zig-zag y puntas de diamante, bajo los cuales se disponen baquetones a modo de columnillas y capiteles que forman un friso corrido con decoración vegetal. Sobre el gran vano se sitúa un friso de elegante labor de sebka con arcos polilobulados y columnillas, en cuyo centro se dispone la figura del Padre Eterno y en las jambas bajo doseles góticos las de la Virgen de la Anunciación y el Arcángel San Gabriel, esculturas anónimas del siglo XVIII. Por último conjunto se corona con una cornisa de doce canes.
     En la fachada del muro de la Epístola existe otra portada cegada de estilo protobarroco de principios del siglo XVII. Se estructuras en torno a un vano rectangular flanqueado por pilastras toscanas sobre las que corre un entablamento con la clave del arquitrabe decorada con una ménsula, y el friso con alternancia de metopas con decoración vegetal y triglifos. Sobre la cornisa se asienta un frontón triangular con relieve en el tímpano y rematado por pares de copetes montados en sus extremos. A continuación de los muros de la iglesia se sitúa la Capilla de los Siervos de María, de la Hermandad de los Servitas, con un gran vano de acceso.
     La fachada de la cabecera que da a la Plaza de Santa Isabel, presenta el frente a dos aguas de la referida capilla y la antigua casa del sacristán. En la fachada del lado del Evangelio, de la calle Vergara, se suceden la antigua casa rectoral y una serie de dependencias de la iglesia hasta confluir en la torre del templo.
     La Torre se encuentra situada al final del muro de la nave del Evangelio, es de planta cuadrada realizada en ladrillo visto. Cuenta con machón central y escalera de acceso con cubiertas de bovedillas hexagonales de aristas y estrelladas. Presenta un fuste liso sin división externa salvo por la aparición de distintos tipos de vanos que no se corresponden en la totalidad de sus cuatro frentes. Este fuste cuenta con una decoración que lo separa del campanario por un listel horizontal de ladrillo que lo diferencia del friso con labor de paños de sebka sobre arcos polilobulados y columnillas, sobre el que descansa un entablamento con canes bajo la cornisa moldurada. La caña muestra troneras y ventanas con arcos angrelados, inscritos por su correspondiente alfiz, y rellenas las enjutas y demás espacios con motivos de atauriques. Hay que destacar la columna parteluz de algunas de sus dobles arcadas y ventanas geminadas con arcos polilobulados. El último cuerpo o campanario es un añadido realizado a finales del siglo XVIII. Se estructura a modo de arco cuadrifonte con un arco de medio punto flanqueado por pilastras en cada uno de sus cuatro frentes, sobre las que descansa un entablamento coronado por cuatro remates angulares y chapitel octogonal con cruz y veleta de forja.
     El conjunto del edificio en lo que a muros se refiere se presenta en ladrillo visto y la piedra en su color, destacando las casas encaladas en blanco.
     La fundación se remonta al Repartimiento que se efectuó tras la toma de la ciudad en 1248 por Fernando III El Santo, asentándose en el solar de una antigua mezquita. Algunos investigadores apuntan que su edificación fue promovida por Alfonso X El Sabio.
     Debido a los enfrentamientos entre las casas ducales de Medina Sidonia y Arcos la iglesia fue incendiada, siendo reconstruida en 1478.
     Al parecer en el siglo XVIII sufrió un incendio fortuito lo que obligó a realizar una restauración en el templo.
     Se conservan restos del alminar de la antigua mezquita, que se encuentra ubicada a los pies de la nave del Evangelio, es también del siglo XIV; tuvo en su fachada de poniente un reloj desde el año 1553. El terremoto de 1755 estropeó el reloj. Este fue sustituido por uno de menor valía que se mantuvo hasta la restauración llevada a cabo en 1916 expensas del Conde de Urbina por Aníbal González.
     El 18 de julio de 1936 el templo fue incendiado y saqueado, desapareciendo todos el mobiliario litúrgico y las estructuras de madera de la cubrición de las naves. La cubierta actual pertenece a la última restauración llevada a cabo en 1987.
     En 1911 fue declarada filial de la Iglesia parroquial de San Julián. Posteriormente fue creada nuevamente como parroquia, desmembrándose esta vez de las de San Julián y San Román (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Al lado de la plaza de Santa Isabel está la de San Marcos, en la que se levanta la iglesia de este nombre, templo también mudéjar cuya construcción se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XIV. La portada muestra arquivoltas ojivales, algunas de ellas decoradas con puntas de diamante, un friso de arcos ciegos polilobulados coronados por un encaje de sebka y por una cornisa sobre cabezas de león. A la izquierda, se levanta la preciosa torre, de planta cuadrada y rematada por un campanario con chapitel colocado en el siglo XVIII. Tiene delicadas ventanas, algunas ajimezadas y, en lo más alto de sus cuatro caras, un friso de arquillos ciegos con delicadas labores de sebka. El interior tiene tres naves separadas por arcos formeros de herradura apuntada, siendo la cabecera poligonal. Pieza importante de su arquitectura es el arco triunfal, debido a que, independientemente de su estructura ojival, las columnas sobre las que apea, incluidos sus capiteles, son originales romanos. La mejor pieza de este templo es la imagen de San Marcos, en madera policromada, que se encuentra en la cabecera de la nave del evangelio y que, por su estilo, se relaciona directamente con Juan de Mesa. Por otra parte, aquí tiene su sede la Cofradía de los Servitas, cuyas imá­genes se guardan en una capilla anexa al templo. Se trata del grupo escultórico de la Piedad, en el que tanto la Virgen como el Cristo yacente en sus brazos, dos tallas de mucho valor, se deben a José Montes de Oca, quien las realizó en 1730 (Rafael Arjona, Lola Walls. Guía Total, Sevilla. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2006).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Marcos, evangelista;
LEYENDA
   Uno de los cuatro evangelistas, de origen judío, que adoptó  el nombre de pila romano Marcus. En numerosos textos se lo llama Juan Marcos, o Juan motejado, o llamado Marcos.
   No formaba parte del colegio de los Doce, y sin duda se convirtió al cristianismo después de la Ascensión. Se habría  cortado el dedo pulgar para vol­verse inútil al sacerdocio judío, por ello en griego se lo llama kolobodaktylos (con el pulgar cortado).
   Habría sido el discípulo preferido y el portavoz de san Pedro a quien habría acompañado  a Roma. En los primeros siglos del cristianismo se llamaba normalmente al Evangelio según san Marcos, Evangelio de san Pedro. Si no lo  escribió al dictado de san Pedro, en cualquier caso fue el fiel compañero de éste, y su hijo espiritual.
   Su Evangelio, que está clasificado en el canon como el segundo, y que en el pasado se consideraba un resumen del de San Mateo, está considerado en la actualidad como anterior a los otros dos sinópticos.
   En Aquilea convirtió a san Hermágoras, quien fue el primer obispo de dicha ciudad, donde padeció el martirio.
   San Pedro lo envió a Egipto, a la ciudad de Alejandría, donde desembarcó en tiempos de reinado de Nerón. Allí hizo que el zapatero remendón Aniano pusiera suela nueva a sus sandalias, el artesano se hirió la mano con la lezna, san Marcos lo curó y lo convirtió al cristianismo. A causa de su prédica en Alejandría fue acusado de magia y arrestado el día de Pascua, mientras celebraba misa; en la prisión se le apareció Cristo. El populacho lo arrastró por las calles con una cuerda atada al cuello, como un buey conducido al matadero; golpeado casi hasta la muerte con una maza, falleció antes que sus verdugos tuvieran tiempo de  lapidarlo. 
 Su cadáver fue arrojado a una hoguera; pero una lluvia torrencial que inundó al país entero apagó el fuego. Al fin sus restos fueron sepultados por los cristianos en una tumba cavada en la roca.
CULTO
   En el siglo IX, en 828, dos comerciantes venecianos establecidos en Alejandría sustrajeron el cuerpo del evangelista junto con el sarcófago que lo contenía, que se les reveló mediante una luz deslumbrante. Lo ocultaron en un Cesto y lo transportaron hacia el barco que los aguardaba, gritando kanzir (carne de cerdo), para alejar a los musulmanes. Las reliquias de san Marcos fueron solemnemente recibidas Venecia en 829.
   De acuerdo con una versión desmentida por  los venecianos, los restos habrían sido cedidos más tarde al obispo Ratoldus (Rodolfo), quien los habría transferido a  uno de los monasterios  benedictinos de la isla de Reichenau, en el lago de Constanza.
   La iglesia de Limours (Seine et Oise) también pretendía poseer reliquias de San Marcos.
   Sea como fuere, fue Venecia la ciudad que, después de Alejandría, se convirtió en el centro principal de su culto. Los ducados de Venecia, que durante la Edad Media fueron, con los florines de Florencia, la moneda internacional de mayor circulación, mostraban en el anverso el dux arrodillado ante San Marcos. Junto al palacio de los Dux se edificó una magnífica basílica bizantina de cúpulas, cubierta con mosaicos de fondo dorado, y edificada para gloria de San Marcos, quien sustituyó a san Teodoro, primer patrón de la ciudad insular. Ese insigne santuario del evangelista del león era al mismo tiempo una capilla de mártires, una capilla palatina que comunicaba con el palacio de los Dux, y una catedral municipal independiente del patriarca.
   El célebre convento dominico de Florencia, ilustrado por Fra Angélico, también se puso bajo la advocación de San Marcos.
   Numerosas corporaciones reclamaron su patronazgo: los notarios y los escribas, porque fue el secretario de san Pedro; los zapateros y los curtidores por­que curó al remendón Aniano que se había herido con una lezna mientras le arreglaba el calzado, los vidrieros y pintores vidrieros, también a causa del zapatero remendón herido en la mano, porque los vidrieros  estaban expuestos a cortarse los dedos e incluso porque la industria del vidrio era muy floreciente en Venecia y en las islas de la laguna; los ópticos y los cesteros, porque sus reliquias se ocultaron en una cesta.
   Aunque no era un santo curador, no obstante se lo invocaba contra la sarna de las manos, porque había curado la herida que el zapatero Aniano se hiciera en la mano, con la lezna.
   La fecha de su fiesta, a principios  de la primavera, explica ciertas consecuencias de su culto en las tradiciones populares: es el santo de las primeras eclosiones. En Venecia, el día de su fiesta solía ofrecerse un pimpollo de rosa a las jóvenes casaderas.
ICONOGRAFÍA

   San Marcos presenta su Evangelio. A veces está tocado con un turbante en conmemoración de sus prédicas en Alejandría. Y a título de primer obispo de Alejandría, a veces lleva también las vestiduras pontificias de un obispo griego, sin la mitra.
   Pero su atributo habitual es un león. La explicación usual que se da a este atributo, es que una de las primeras frases de su Evangelio es: Voz de quien grita en el desierto: «Prepara del camino del Señor, enderezad sus senderos.» Vox clamantis in deserto, que es la de San Juan Bautista, que se asimila al rugido del león.
   Pero ese león tiene alas (leone alato), tal es lo que distingue al león de San Marcos del león áptero de san Jerónimo.
   Y por qué un león alado? Es posible que por razones de simetría con el águila de San Juan Evangelista y el ángel de san Mateo, y porque esas alas se prestan para poblar los ángulos del Tetramorfos.
   Ese león, tan erguido como el de san Jerónimo y como el águila de san Juan, a veces le sostiene el tintero.
   En ciertos casos excepcionales, el león está inscrito, al igual que el cordero de San Juan Bautista, en un disco que tiene en la mano.
   A causa de la leyenda que asegura que habría sido discípulo de san Pedro, con frecuencia  san Marcos forma pareja con el Príncipe de los apóstoles (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
   Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la iglesia de San Marcos de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Horario de apertura de la Iglesia de San Marcos:
            Media hora antes de las Misas.
      
Horario de Misas de la Iglesia de San Marcos:
            De Lunes a Sábados: 20:00
            Domingos y Festivos: 12:00 y 20:00

Página web oficial de la Iglesia de San Marcos: www.parroquiasanmarcosblog.wordpress.com

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