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jueves, 7 de mayo de 2020

El Patio de los Naranjos, de la Catedral de Santa María de la Sede


      Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Patio de los Naranjos, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar el Patio de los Naranjos [nº 118 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Hay abundantes datos, desde el siglo XIII hasta el XVII, de que se le llamaba "Corral", alternando desde entonces con "Patio"; desde comienzos del siglo XV es "de los Naranjos" (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
      Probablemente en 1182 el Patio de los Naranjos estaba iniciado y sus obras detenidas desde seis años antes. En 1188 se reanudaron las obras del Patio, finalizándose en 1196.
      En el Patio en si, es decir la parte descubierta, apenas si ha sufrido cambios en el transcurso de los siglos, pero si sus galerías. En los primeros momentos estas fueron colmatándose por medio de capillas de las que permanece la de la Virgen de la Granada, al pie de la Giralda, y restos de otras. En una de sus naves del fondo, concretamente la más próxima a la Giralda, se ubicó, entre 1248 y 1662, la capilla del Sagrario, estudiada por el profesor Falcón Márquez, quien así mismo nos da la fecha de 1617 como data para el derribo del único lado del Patio que ha desaparecido, es decir el Poniente, ocupado desde entonces por la Iglesia del Sagrario.
      Otra de las capillas que se alojaron en las naves del Patio fue la Real entre 1433, cuando se derribó la parte de la Sala de la Oración que había venido ocupando desde el siglo XIII, y 1533, momento en que los sepulcros reales y la propia Virgen de los Reyes pasaron a un emplazamiento provisional en el mismo Patio, en tanto se inauguraba la nueva Capilla Real, cosa que no ocurrió hasta 1579.

      Estas obras y otras similares fueron transformando el Patio, sobre todo en el sentido de cegar arcos, ocupar galerías e invadir ligeramente su ámbito descubierto. La más notable de estas transgresiones, amén de la propia Iglesia del Sagrario y la fábrica gótica de la Catedral, fue precisamente una ruptura de la fachada de ésta; en 1535 el obispo de Scalas construyó en el Patio el acceso a una de las capillas del templo, la que pocos años después alojó su cenotafio y que ha perdurado hasta nuestro siglo XX.
      Además de estos añadidos hemos de señalar otros varios, de los que los mejores integrados son las capillas exteriores ubicadas entre los estribos de la fachada Norte y los distintos arreglos añadidos de la puerta axial del Patio, escalonados entre 1519 y 1568; el de menor interés arquitectónico, y que más destrozo ha producido, ha sido el alojamiento de la Biblioteca Capitular y Colombina, institución que ha deambulado de una galería a otra del Patio a partir de la época de Don Alonso el Sabio hasta 1543, cuando se alojó en una planta alta construida de antiguo en el costado de Levante del Patio.
      Toda esta serie de añadidos han sido removidos en los últimos cincuenta años, a lo largo de las obras realizadas con motivo de la Exposición Iberoamericana y las diversas obras de restauración acometidas entre 1945 el día de hoy [1991], de manera que actualmente es posible contemplar el conjunto, aunque mutilado, más próximo al aspecto que poseyó en algún momento intermedio de su construcción.

      El patio de la Mezquita dibujó en planta un rectángulo de 43,60 m. en sentido Norte-Sur por 82,40 m., que vamos a describir como si estuviese completo. Los lados cortos eran sendas danzas de siete arcos gemelos, que son de herradura túmida, doblados y con arranques en nacela; aparecen recuadrados por alfices muy altos, que quedan perdidos visualmente ante la potencia de la cornisa y de los fuertes estribos que apean los pilares de arco a arco. La citada cornisa está construida por una espesa batería de modillones cuyo perfil lo forman tres macelas escalonadas; el ritmo sólo se rompe sobre los estribos, donde la pareja de modillones afectados se transforman en ménsulas en "S". El único elemento que produce la transición entre cornisa y el orden de arcos y estribos, es una moldura muy simple que va reproduciendo todas las inflexiones horizontales de la fábrica. La cornisa sostiene unas tejas y merlones de gradas, de cinco escalones por cada lado.
      La organización que acabamos de describir se repite en todos los tramos que daban al Patio, e incluso en las arquerías que subdividen las galerías cortas. Lo único que varían son los soportes; así los de los dos lados largos son cruciformes, con estribo por dentro y por fuera y arcos duplicados en profundidad, detalle que la mayoría de las mezquitas andaluzas repiten, siguiendo la solución de emergencia que se arbitró en la Mezquita de Córdoba en el año 958; los pilares de los lados cortos son como los anteriores pero cortados por la mitad, mientras los que subdividían las naves de Levante y Poniente son simples rectángulos. Este repertorio de soportes se repitió en la Sala de Oración, siendo los normales los del tipo rectangular simple.

      El exterior del Patio muestra una apariencia que podemos suponer extendida a todo el resto del edificio. Es un simple muro almenado, ritmado por estribos que repiten, con ligerísimas incongruencias, la cadencia interna. Por lo que sabemos, cada costado del patio poseyó tres puertas gemelas, más otra en el lado del eje mayor, llamada hoy del "Perdón".
      Las puertas laterales son arcos de herradura, sobre impostas con macelas, con alfiz muy alto y sin dobladura este arco se repite al otro lado del muro, incluyendo el resto de éste una bóveda de mocárabes.
      La puerta actual mencionada es algo más compleja que las laterales. Su tránsito del muro es idéntico, aunque todo de mayor tamaño, traspuesto el arco interior aparecen otros dos, de los típicos de las galerías del Patio, paralelos al eje de éste y que apoyan en el muro exterior y en los pilares del sahn.
      La cubierta que poseyeron estas naves fue del mayor interés, y hemos de suponer que se articuló en tantas hileras de dos aguas como naves existieron. La estructura de estas cubiertas, cuyos materiales ya han sido descritos. Fue la primera serie de armaduras de par y nudillo que se documentan en Andalucía, pues los restos subsistentes confirman la existencia de tirantes pareados y bien separados, como demostración que el salto en el concepto estructural se acababa de producir, pues pocos años antes las cubiertas aún se resolvían a la manera antigua, es decir, repitiendo tijeras muy próximas.

      El sector descubierto del Patio posee hoy una rígida ordenación de naranjos, cuyos alcorques, están conectados por medio de unas liebas que dibujan temas de lazo; todo ello, realizado con ladrillo a sardinel, es obra reciente de Don Félix Hernández. Destacan en él cuatro saltadores de mármol, las bocas de los aljibes subterráneos y una fuente, cuya taza superior procede de las termas romanas que mencionamos al comienzo; de estos depósitos subterráneos apenas si podemos aportar alguna noticia, salvo el dato que nos ofreció hace años Don Félix Hernández de que estos aljibes están cerrados con bóvedas de cañón y recorrer el Patio de Norte a Sur, mientras en las naves van en dirección Este-Oeste.
      Diversos autores se han referido a las formas de la Mezquita como ejemplos de austeridad, como si la estupenda fábrica de ladrillo que conforma sus elementos fundamentales y los cajones de tapial hubiesen quedado vistos, cuando es evidente que los puntos claves poseyeron yeserías, así las puertas pequeñas llevaban sus aristas molduradas y las arquivoltas festoneadas o con lambrequines; dado que tales formas menudas corrigen y ocultan las tectónicas, evidencian que la decoración pertenece, probablemente, a la etapa de Abn Yusuf, algo similar le ocurría a los arcos generales del Patio. El que se abre en el eje muestra que su figura primitiva era lobulada y que fue corregida y decorada con unas hermosas yeserías, muy cordobesas, que se conservan perfectamente. También iban decoradas las bóvedas de las puertas pequeñas, pues una ostenta decoración de mocárabes de yeso, que conforman una elaborada superficie.
     El arco axial que acabamos de mencionar, es decir el que se abría al propio Patio, está protegido hoy por un tejaroz de madera nuevo, que recoge, en lo estructural y dimensional, las sugerencias formales de uno original desaparecido, y hemos de suponer que todos los arcos de puerta que quedaban a la intemperie recibieron en su momento una protección similar. Antes de pasar a otro apartado conviene reseñar la existencia de una estupenda puerta que cerraba la del Sahn hacia el Norte. Conserva sus dos hojas, cada una de las cuales mide casi nueve metros de altura por dos de ancho; son de madera de cedro forrada con hojas de bronce, cubiertas éstas por un tema de lazo muy sencillo, rellenos con los motivos vegetales, que denominamos atauriques o letreros cúficos cuya traducción es "El poder pertenece a Dios. La eternidad es de Dios"; recordemos finalmente las estupendas aldabas, que contienen varias aleyas del Corán, concretamente las denominadas al-Nur y al-Hiyr. Ninguno de los elementos que acabamos de reseñar está hecho en moldes, sino cincelados independientemente (Alfonso Jiménez Martín, El Patio de los Naranjos y la Giralda, en La Catedral de Sevilla, Ed. Guadalquivir, 1991).
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