Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Postigo del Carbón, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Postigo del Carbón, es en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio del Arenal, del Casco Antiguo, y va de la calle Santander, al paseo de Cristóbal Colón.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. La calle actual está formada por dos tramos con historia y denominaciones diferentes. El primero, hasta Temprado, fue conocido por el nombre del postigo que daba paso al Arenal en este sector. Así, aparece como Postigo de los Azacanes en época medieval, porque allí debían concentrarse estos porteadores de agua; en el primer tercio del s. XVI. Peraza señala que, en su tiempo, era llamado del Oro, debido a que por él entraban los metales preciosos hacia la Casa de la Contratación. Poco después hace su aparición el del Carbón, pues era el punto donde se cobraba, desde el s. XV, el impuesto sobre este artículo al entrar en la ciudad (se conserva un azulejo con dicho topónimo). Así fue conocida hasta el s. XIX. En relación con este topónimo del Carbón, tradicionalmente se ha tendido a identificarlo con el arco inmediato a la Torre de la Plata. Sin embargo, existía otro al comienzo de la calle, abierto en la muralla que corría a la altura de la fachada de la actual Delegación de Hacienda, y es posible que fuese este el que tuviese dicha denominación, según se deduce de un documento de 1583 citado más abajo, y de la forma en que está confeccionado el padrón de hombres de armas de 1665. Asimismo, el arquillo o postigo de las Atarazanas, que algunos identifican con el ya citado, es posible que fuese éste; por otra parte también existió un postigo o arquillo de las Atarazanas de los Caballeros, que se abría en la actual Maese Rodrigo (v.). En el s. XIX la calle pasa a denominarse del Corral de Segovia, por el allí existente desde el s. XVII, y que debía su nombre a un arrendatario del mismo.
La calle Postigo del Carbón, es en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio del Arenal, del Casco Antiguo, y va de la calle Santander, al paseo de Cristóbal Colón.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer. La calle actual está formada por dos tramos con historia y denominaciones diferentes. El primero, hasta Temprado, fue conocido por el nombre del postigo que daba paso al Arenal en este sector. Así, aparece como Postigo de los Azacanes en época medieval, porque allí debían concentrarse estos porteadores de agua; en el primer tercio del s. XVI. Peraza señala que, en su tiempo, era llamado del Oro, debido a que por él entraban los metales preciosos hacia la Casa de la Contratación. Poco después hace su aparición el del Carbón, pues era el punto donde se cobraba, desde el s. XV, el impuesto sobre este artículo al entrar en la ciudad (se conserva un azulejo con dicho topónimo). Así fue conocida hasta el s. XIX. En relación con este topónimo del Carbón, tradicionalmente se ha tendido a identificarlo con el arco inmediato a la Torre de la Plata. Sin embargo, existía otro al comienzo de la calle, abierto en la muralla que corría a la altura de la fachada de la actual Delegación de Hacienda, y es posible que fuese este el que tuviese dicha denominación, según se deduce de un documento de 1583 citado más abajo, y de la forma en que está confeccionado el padrón de hombres de armas de 1665. Asimismo, el arquillo o postigo de las Atarazanas, que algunos identifican con el ya citado, es posible que fuese éste; por otra parte también existió un postigo o arquillo de las Atarazanas de los Caballeros, que se abría en la actual Maese Rodrigo (v.). En el s. XIX la calle pasa a denominarse del Corral de Segovia, por el allí existente desde el s. XVII, y que debía su nombre a un arrendatario del mismo.
El tramo segundo formó parte del espacio conocido como la Resolana. y en el s. XIX plaza de las Atarazanas (v. Temprado). Hacia 1914 se rotula Santander, al transformarse en calle por la construcción de la manzana de los pares, a instancias de José Mª Noriega, debido a las vinculaciones históricas de dicha capital y su región con Sevilla, basadas en la procedencia de las naves que contribuyeron a la conquista de la ciudad por Fernando III, y por la notable inmigración de gentes de la montaña desde el s. XVII al actual. En 1916 se extendió el nombre de Santander a la del Carbón, quedando ambas unificadas. Hubo intentos posteriores para recuperar este topónimo, pero no se consolidaron.
El primer tramo estuvo delimitado por los dos arcos citados. El primero, que formaba parte del recinto amurallado almohade, subsistió hasta 1836 en que fue derribado. El del Carbón, que se abre probablemente en tiempos de Alfonso X, al construirse las Atarazanas, sería derribado en la década de 1860. La acera de los pares constituía la fachada lateral de las citadas Atarazanas, en cuyo sector se instaló, en época moderna, el almacén real del azogue Por la acera frontera corría la muralla que iba a la Torre del Oro. A fines del s. XVI este espacio no parece estar definido, pues en un informe sobre la construcción de la nueva Herrería Real se propone "en una calle nueba, desde el Postigo del Carbón hasta la muralla de la Torre de la Plata, entre el muro de la huerta de las Ataraçanas de los Caballeros e la Ataraçana de la Contrataçión" (Arch. Simancas, Casas y Sitios Reales, leg. 270,1). A la construcción de la mencionada Herrería seguirá, a comienzos del s. XVII, una serie de tiendas, adosadas a la muralla y el corral de Segovia. Todo este frente será reformado a partir de las operaciones de 1836. El segundo tramo constituía el cierre, por el mediodía, del espacio conocido como Resolana, mediante la muralla arriba citada, a la que, en los comienzos del s. XVII, se adosa una serie de viviendas y almacenes. En 1914 se construye, en parte del solar de la mencionada plaza, una manzana de viviendas, que constituye la acera de los pares de esta calle.
La inmediatez de la Aduana, y el ser uno de los accesos a la ciudad, en una zona de especial importancia económica, hizo que existiese una cierta preocupación por dotarla de infraestructura. En un informe del arquitecto Vermondo Resta, de comienzos del s. XVII, se dice: "...por ser la calle y puerta que entra todo el tesoro de las Indias y concurso de los mercaderes y mercaderías, y estando limpia dicha calle, demás del provecho dicho, será la mejor salida y de más gusto de la ciudad..." (A. Marín, Vermondo Resta). Hay constancia de que en esas fechas ya estaba empedrada, sistema que se mantuvo hasta 1875, en que se sustituye por adoquinado. La iluminación por gas se conservó hasta 1943, en que se instala la eléctrica. El ser lugar de paso casi obligado para un sector de la periferia, hasta la reforma de la Puerta de Jerez y de la actual avenida de la Constitución, queda avalado por la instalación de un ramal del tranvía en 1870. Esta función de vía de comunicación, aunque sin la importancia pasada, la conserva hoy, como salida hacia el paseo de Cristóbal Colón. Al margen de dicha función habría que resaltar la existencia de algunos bares y restaurantes, sobre todo en los extremos.
De su pasado se conservan diversos restos. En la acera de los impares unas casas y almacenes levantados hacia 1612, obras de Vermondo Resta, que son, probablemente, los únicos ejemplares que se conservan de arquitectura industrial del período, y parte de los cuales lo ocupa hoy un restaurante. En la trasera de las casas, a lo largo de la calle, corre parte de la muralla y del recinto fortificado, en el que destaca la Torre de la Plata, de forma ochavada, de tres plantas cubiertas con bóvedas de nervaduras; todo este conjunto está en restauración. En la esquina de estos edificios, hacia el interior de la ciudad, hay restos del muro en que se apoyaba el postigo, que había sido reformado en 1566,y en cuya parte alta existía una hornacina con una pintura de la Virgen del Rosario y luego con un azulejo de la Virgen del Carmen, recientemente suprimida. También estuvo la Herrería Real, trasladada aquí, a fines del s. XVI, desde las inmediaciones de la Catedral, para construir la Lonja. El resto del caserío está integrado por el lateral del edificio de Hacienda y una serie de viviendas de fines del pasado siglo y comienzos del actual, algunas en mal estado de conservación [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
calle Postigo del Carbón, 1 y 3. Conjunto de almacenes y viviendas del siglo XVIII, adosadas al lienzo de murallas que unían la Torre del Oro con la de la Ciudad. De este lienzo forma parte la llamada Torre de la Plata, de planta poligonal, coronada de almenas y cuyas habitaciones se cubren con bóvedas de crucería. Las fachadas de estas casas y almacenes están recorridas por pilastras superpuestas y rematadas por una gran cornisa. El interior de estos almacenes está dividido en naves por arquerías sobre pilares [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
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