Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Monumento a Antonio Mairena, de Augusto Morilla Delgado, en los Jardines Rafael Montesinos, de Sevilla.
Hoy, 7 de septiembre, es el aniversario del nacimiento (7 de septiembre de 1909) de Antonio Mairena, cantaor flamenco a quien está dedicado el Monumento, que se encuentra en los Jardines Rafael Montesinos, en el paseo de Cristóbal Colón, s/n, en el Barrio del Arenal, del Distrito Casco Antiguo.
Hoy, 7 de septiembre, es el aniversario del nacimiento (7 de septiembre de 1909) de Antonio Mairena, cantaor flamenco a quien está dedicado el Monumento, que se encuentra en los Jardines Rafael Montesinos, en el paseo de Cristóbal Colón, s/n, en el Barrio del Arenal, del Distrito Casco Antiguo.
En la pequeña rotonda central de los jardines de Rafael Montesinos es donde se eleva el retrato en bronce sobre alto pedestal de piedra, que representa al célebre cantaor, en el momento de interpretar uno de sus más famosos palos: la seguiriya gitana.
Antonio Cruz García, "Antonio Mairena" (Mairena del Alcor, Sevilla, 7 de septiembre de 1909 – Sevilla, 5 de septiembre de 1983). Cantaor de flamenco. Criado en el ambiente de la fragua gitana de su padre, Rafael Cruz Vargas, al que hubo de ayudar renunciando a la escuela, fue conocido en principio como Niño de Rafael. Participó en fiestas y concursos, y cuando por fin decidió hacerse artista, se apodó el Niño de Mairena, hasta que más tarde unió su nombre al de su pueblo natal y ha pasado a la historia como Antonio Mairena, sobrenombre con el que recorrió los más importantes escenarios del mundo, como primera figura de cante de la compañía del célebre bailarín Antonio Ruiz Soler, Antonio.
En 1924 consiguió un premio en un concurso flamenco celebrado en Alcalá de Guadaira (Sevilla). Perdió a su madre, Aurora García Heredia, en 1928, y al contraer nuevas nupcias su padre unos meses más tarde, marchó a Carmona (Sevilla) a ganarse la vida.
Después de algunos años en los cuartos de las ventas y en los colmaos, pasó a principios de la década de 1930 a la capital andaluza, donde debutó en el café Gran Kursaal Internacional, acompañado a la guitarra por el jerezano Javier Molina. Tras el servicio militar, frecuentó las reuniones de los colmaos sevillanos de la Alameda de Hércules y del Pasaje del Duque.
En 1933 cantó la canción “María de la O” en la película del mismo nombre, protagonizada por Carmen Amaya. Fue su primera grabación de 1941, y en los años siguientes actuó en las compañías de Juanita Reina y de Pilar López. En 1945 cantó en la venta madrileña La Capitana, de Pastora Imperio; pasó luego al colmao Villa Rosa y al cabaret Samba, y participó en un espectáculo de Carmen Amaya, en el Teatro Fuencarral de Madrid, a finales de los años cuarenta. En 1950 realizó una larga gira por toda Europa y parte de África, con el ballet de Teresa y Luisillo. Ingresó más tarde en el ballet de Antonio, con el que recorrió cuatro continentes, y al final de dicha década abandonó el cante para acompañar el baile y, consecuentemente, dejó la compañía del bailarín sevillano.
En 1959 la cátedra de Flamencología de Jerez le nombró director honorario de la institución, y, en 1962, ganó en Córdoba la tercera Llave de Oro del Cante, máximo trofeo simbólico de la historia del cante flamenco, que le encumbró a la más alta cúspide de la fama. Ratificó este premio la cátedra jerezana, al rendirle un homenaje nacional y entregarle una placa de oro, en un festival en el que intervinieron, además de grandes artistas flamencos, los poetas Ricardo Molina, Antonio Murciano y Manuel Ríos Ruiz, que declamaron en su honor una corona poética.
Posteriormente escribió con el poeta Ricardo Molina el libro Mundo y formas del Cante Flamenco (1963). Tres años más tarde, la citada cátedra le concedió el Premio Nacional del Disco y, en 1971, el Nacional de Cante. En 1976 la Universidad de Sevilla publicó Las confesiones de Antonio Mairena, en edición preparada por el poeta y profesor Alberto García Ulecia, una especie de testamento artístico del maestro del cante.
Tras haber ganado la Llave de Oro del Cante, Mairena dedicó su vida a dignificar el cante y la figura del cantaor, así como a recuperar y recrear viejos estilos perdidos. Acudió como primera figura a todos los festivales de flamenco y recibió numerosos homenajes, además del título de hijo adoptivo de Sevilla, la Medalla del Trabajo y la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Su última grabación discográfica —dejó numerosas muestras fonográficas de su cante— fue a beneficio de los artistas flamencos de la tercera edad. Enfermo del corazón en sus últimos años, falleció de un infarto en Sevilla, donde vivía, el 5 de septiembre de 1983, y fue enterrado en su tierra natal, Mairena del Alcor. La Junta de Andalucía le otorgó, a título póstumo, el nombramiento de hijo predilecto de Andalucía, “por su trabajo, que ha marcado un hito fundamental en la historia de la cultura andaluza” (Juan de la Plata, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Monumento a Antonio Mairena, de Augusto Morilla Delgado, en los Jardines Rafael Montesinos, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
La interpretación simbólica se extiende por su unitaria base, al disponer en ella elementos como un yunque, un martillo y una llave, en clara referencia a los sonidos de la fragua y del martinete, y al premio con el que coronara su carrera profesional: la "llave del Cante".
Por encargo de la Asociación Antonio Mairena (que reúne a las asociaciones de Málaga, Jerez y Sevilla) el escultor sevillano Augusto Morilla Delgado, da a conocer en 1990 -año en que se inaugura-, el monumento al célebre cantaor, realizado en piedra y bronce, mediante las técnicas del tallado y la fundición (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Por encargo de la Asociación Antonio Mairena (que reúne a las asociaciones de Málaga, Jerez, Sevilla,...), el escultor sevillano Augusto Morilla Delgado, lo da a conocer a 1990 -año en que se inaugura- el monumento al célebre cantaor.
El fragmento de los Jardines del Paseo de Colón, lindantes con el acceso al Puente de Triana, se rotuló recientemente con el nombre del poeta Rafael Montesinos. Es ahí, y en la pequeña rotonda central, donde se elevará el retrato en bronce sobre alto pedestal de piedra, que representa al célebre cantaor, en el momento de interpretar uno de sus más famosos palos: la seguiriya gitana.
Para ello intensifica la expresividad dramática del rostro, y la refuerza incorporando una sola mano con los dedos abiertos. Tensión que equivale al "pellizco" del flamenco, y para el que el escultor se sirve de cualquier recurso plástico: desde el impresionismo al hiperrealismo o inclusive el surrealismo.
La interpretación simbólica se extiende por su unitaria base, al disponer en ella elementos como un yunque, un martillo y una llave, en clara referencia a los sonidos de la fragua y del martinete, y al premio con el que coronara su carrera profesional: la "llave del Cante" (Teresa Laffita, Sevilla turística y cultural, Fuentes y monumentos públicos. ABC de Sevilla, 1998).
Conozcamos mejor la Biografía de Antonio Mairena, personaje a quien está dedicado el monumento reseñado; Antonio Cruz García, "Antonio Mairena" (Mairena del Alcor, Sevilla, 7 de septiembre de 1909 – Sevilla, 5 de septiembre de 1983). Cantaor de flamenco. Criado en el ambiente de la fragua gitana de su padre, Rafael Cruz Vargas, al que hubo de ayudar renunciando a la escuela, fue conocido en principio como Niño de Rafael. Participó en fiestas y concursos, y cuando por fin decidió hacerse artista, se apodó el Niño de Mairena, hasta que más tarde unió su nombre al de su pueblo natal y ha pasado a la historia como Antonio Mairena, sobrenombre con el que recorrió los más importantes escenarios del mundo, como primera figura de cante de la compañía del célebre bailarín Antonio Ruiz Soler, Antonio.
En 1924 consiguió un premio en un concurso flamenco celebrado en Alcalá de Guadaira (Sevilla). Perdió a su madre, Aurora García Heredia, en 1928, y al contraer nuevas nupcias su padre unos meses más tarde, marchó a Carmona (Sevilla) a ganarse la vida.
Después de algunos años en los cuartos de las ventas y en los colmaos, pasó a principios de la década de 1930 a la capital andaluza, donde debutó en el café Gran Kursaal Internacional, acompañado a la guitarra por el jerezano Javier Molina. Tras el servicio militar, frecuentó las reuniones de los colmaos sevillanos de la Alameda de Hércules y del Pasaje del Duque.
En 1933 cantó la canción “María de la O” en la película del mismo nombre, protagonizada por Carmen Amaya. Fue su primera grabación de 1941, y en los años siguientes actuó en las compañías de Juanita Reina y de Pilar López. En 1945 cantó en la venta madrileña La Capitana, de Pastora Imperio; pasó luego al colmao Villa Rosa y al cabaret Samba, y participó en un espectáculo de Carmen Amaya, en el Teatro Fuencarral de Madrid, a finales de los años cuarenta. En 1950 realizó una larga gira por toda Europa y parte de África, con el ballet de Teresa y Luisillo. Ingresó más tarde en el ballet de Antonio, con el que recorrió cuatro continentes, y al final de dicha década abandonó el cante para acompañar el baile y, consecuentemente, dejó la compañía del bailarín sevillano.
En 1959 la cátedra de Flamencología de Jerez le nombró director honorario de la institución, y, en 1962, ganó en Córdoba la tercera Llave de Oro del Cante, máximo trofeo simbólico de la historia del cante flamenco, que le encumbró a la más alta cúspide de la fama. Ratificó este premio la cátedra jerezana, al rendirle un homenaje nacional y entregarle una placa de oro, en un festival en el que intervinieron, además de grandes artistas flamencos, los poetas Ricardo Molina, Antonio Murciano y Manuel Ríos Ruiz, que declamaron en su honor una corona poética.
Posteriormente escribió con el poeta Ricardo Molina el libro Mundo y formas del Cante Flamenco (1963). Tres años más tarde, la citada cátedra le concedió el Premio Nacional del Disco y, en 1971, el Nacional de Cante. En 1976 la Universidad de Sevilla publicó Las confesiones de Antonio Mairena, en edición preparada por el poeta y profesor Alberto García Ulecia, una especie de testamento artístico del maestro del cante.
Tras haber ganado la Llave de Oro del Cante, Mairena dedicó su vida a dignificar el cante y la figura del cantaor, así como a recuperar y recrear viejos estilos perdidos. Acudió como primera figura a todos los festivales de flamenco y recibió numerosos homenajes, además del título de hijo adoptivo de Sevilla, la Medalla del Trabajo y la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Su última grabación discográfica —dejó numerosas muestras fonográficas de su cante— fue a beneficio de los artistas flamencos de la tercera edad. Enfermo del corazón en sus últimos años, falleció de un infarto en Sevilla, donde vivía, el 5 de septiembre de 1983, y fue enterrado en su tierra natal, Mairena del Alcor. La Junta de Andalucía le otorgó, a título póstumo, el nombramiento de hijo predilecto de Andalucía, “por su trabajo, que ha marcado un hito fundamental en la historia de la cultura andaluza” (Juan de la Plata, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Monumento a Antonio Mairena, de Augusto Morilla Delgado, en los Jardines Rafael Montesinos, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Más sobre los Jardines Rafael Montesinos, en ExplicArte Sevilla.
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