Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte los Jardines de Rafael Montesinos, en el paseo de Cristóbal Colón, de Sevilla.
Hoy, 4 de marzo es el aniversario del fallecimiento (4 de marzo de 2005) de Rafael Montesinos, así que hoy es el mejor día para ExplicArte los Jardines de Rafael Montesinos, en el paseo de Cristóbal Colón, de Sevilla.
Los Jardines de Rafael Montesinos, se encuentran en el paseo de Cristóbal Colón (en la acera izquierda, a la altura de los números 3 al 7); en el Barrio del Arenal, del Distrito Casco Antiguo.
Los Jardines de Rafael Montesinos, se sitúan junto al Puente de Triana (o de Isabel II) en el extremo correspondiente al Paseo de Colón.
Este jardín (antes llamado de Isabel II, y conocido también como Jardín de los Pobres) fue dedicado por el Ayuntamiento de la ciudad en 1995 a éste escritor y poeta sevillano nacido en 1920, dos veces Premio Nacional de Literatura e Hijo Predilecto de Andalucía en 1989.
Está constituido por tres pequeñas glorietas circulares unidas entre sí por una senda a modo de pequeño paseo que constituye el eje principal de la composición. En la central se levanta un monumento a Antonio Mairena, popular cantaor de flamenco. Las glorietas se abren a los laterales mediante otras sendas perpendiculares a la principal. Todo el conjunto discurre paralelo al río aunque a una cota mucho más elevada que permite obtener buenas vistas sobre él y sobre el barrio de Triana, presentando un suave declive hacia el Sur que se absorbe con pequeños peldaños que anteceden a cada una de las tres rotondas. Unas escalinatas situadas en cada uno de los extremos del jardín permiten poner en comunicación éste con el paseo adoquinado situado junto al río –antiguo Muelle de la Sal- donde se encuentra el monumento que el escultor Chillida dedicara a la Tolerancia.
Su composición es sencilla y más tradicional que la que presenta el cercano paseo del Marqués de Contadero, ofreciendo un jardín más recoleto y tranquilo pensado más para el asiento que para acompañar un largo discurrir, permitiendo un cierto refugio frente a la vorágine de tráfico que se adivina en las cercanías de este punto vital en las comunicaciones de la zona antigua de la ciudad. Todo él está pavimentado con albero compactado, estando delimitados los arriates mediante la clásica losa de Tarifa colocada de canto. La misma pieza se utiliza para los ligeros peldañeados. En esto contrasta también con las grandes terrazas en piedra del Paseo de Contadero. Las intersecciones de los círculos que describen las glorietas con los caminos longitudinales y transversales, se marcan con tuyas recortadas en forma de bola, entre las cuales se sitúan bancos modernos de fundición, mientras que los arriates que surgen en torno, se pueblan con diferentes especies arbustivas, entre las que citar: abelias (Abelia x grandiflora), adelfas (Nerium oleander), budleyas (Budleja davidii), celestinas (Plumbago auriculata), retamas (Retama monosperma), etc. Es posible también encontrar distintos árboles dispersos como casuarinas (Casuarina equisetifolia), brachichitos (Brachychiton populneum), y un ejemplar, único en la ciudad, de Schinus aroeira.
Sin embargo lo más atrayente de su jardinería lo da el conjunto de palmeras: Washingtonias (Washingtonia robusta) y canarias (Phoenix canariensis) que con sus diversas formas, portes, y texturas constituyen un rico panorama vegetal que ofrecer y admirar junto a la clásica silueta del viejo puente de Triana (www.sevilla.org).
Conozcamos mejor la Biografía de Rafael Montesinos, personaje a quien está dedicado los Jardines reseñados;
Rafael Montesinos y Martínez, (Sevilla, 30 de septiembre de 1920 – Madrid, 4 de marzo de 2005). Poeta.
Rafael Montesinos Martínez nació en Sevilla, en la calle Santa Clara. Ingresó en el colegio de las carmelitas en 1924; se trasladó al de los jesuitas en 1928 por resolución de su padre, antiguo alumno de la compañía ignaciana. El 31 de diciembre de 1940, la familia se marchó a Madrid, donde el escritor fijó su residencia, si bien mantuvo permanente contacto con su tierra de origen. Colaboró en la fundación de la Tertulia Literaria Hispanoamericana, de cuya Aula fue director desde 1954 hasta su muerte; allí presentó a numerosos invitados, aunque de ninguna sesión quiso ser protagonista. En 1955 contrajo matrimonio con la pintora Marisa Calvo, con quien tuvo dos hijos, Rafael y Ramón. Diversos reconocimientos públicos resaltaron su carrera literaria; entre ellos, los Premios Ateneo de Madrid (1954), Ciudad de Sevilla (1957), Nacional de Literatura (Poesía, 1958, y Ensayo, 1977), Fastenrath de la Real Academia Española (1979) y Andalucía de la Crítica (1996). Fue elegido miembro de la Hispanic Society of America en 1963; en 1989 recibió la Primera Medalla del Poetic Studies Center de la Sección Española de la Universidad de Carolina del Norte y la distinción de hijo predilecto de Andalucía; en 2002 el rey Juan Carlos I le concedió la encomienda de la Orden de Isabel la Católica.
Sus relaciones con los círculos literarios comenzaron en la década de 1940. Mantuvo estrecha amistad con significativas figuras de la cultura española, como Manuel Machado —que escribió un romancillo a manera de prólogo para Resurrección (1942), volumen juvenil que Montesinos y Martínez eliminó posteriormente de sus referencias bibliográficas—, José Luis Cano, a quien sugirió el nombre de la colección poética Adonais, y José García Nieto, fundador de la revista Garcilaso, generadora de una corriente estética de gusto clasicista a la que Montesinos estuvo vinculado y en cuyas publicaciones aparecieron Balada del amor primero (1944) y Canciones perversas para una niña tonta (1946).
La producción artística de Montesinos se desarrolló principalmente en los campos lírico y de investigación literaria. En el primero, Las incredulidades (1948), País de la esperanza (1955), Cancionerillo de tipo tradicional (1971) o De la niebla y sus nombres (1985) son títulos que, entre otros, exponen las inclinaciones que los estudiosos de su labor han considerado esenciales: la melancolía existencial, el amor como experiencia salvadora, la cercanía a las formas y temas populares, la fe religiosa y, acentuada en su ancianidad, la reflexión sobre el paso del tiempo y la proximidad de la muerte. A ellas se añaden los persistentes recuerdos de infancia y adolescencia, en los que se centra Los años irreparables (prosas en memoria de la niñez) (1952); pasajes de esta obra censurados o excluidos por Montesinos se recuperaron en la segunda edición (1981) y la tercera (1999). En dicho libro destacan sus tempranas lecturas de Bécquer y la honda huella que éstas le dejaron. Al interés de Montesinos por su paisano se debieron varios trabajos, ampliamente alabados por los especialistas en la materia: Bécquer. Biografía e imagen (1977) o La semana pasada murió Bécquer (Reflexiones en torno al ‘Libro de los gorriones’) (1984; edición reformada y ampliada en 1992), trabajos que contribuyeron de modo decisivo al esclarecimiento de la biografía y la obra de Bécquer.
Con la pena cabal de la alegría (1996) fue el último poemario no antológico que ofreció en vida Rafael Montesinos. A su fallecimiento, proyectaba la impresión —que sería póstuma— de La vanidad de la ceniza, obra que, tal como declaró a amigos y entrevistadores, abatido por un creciente deterioro físico, consideraba fruto final de su trayectoria y de la que ya había dado a conocer algunos textos.
Rafael Montesinos falleció en Madrid el 4 de marzo de 2005 (José María Delgado Romero y Carmelo Guillén Acosta, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
Rafael Montesinos Martínez nació en Sevilla, en la calle Santa Clara. Ingresó en el colegio de las carmelitas en 1924; se trasladó al de los jesuitas en 1928 por resolución de su padre, antiguo alumno de la compañía ignaciana. El 31 de diciembre de 1940, la familia se marchó a Madrid, donde el escritor fijó su residencia, si bien mantuvo permanente contacto con su tierra de origen. Colaboró en la fundación de la Tertulia Literaria Hispanoamericana, de cuya Aula fue director desde 1954 hasta su muerte; allí presentó a numerosos invitados, aunque de ninguna sesión quiso ser protagonista. En 1955 contrajo matrimonio con la pintora Marisa Calvo, con quien tuvo dos hijos, Rafael y Ramón. Diversos reconocimientos públicos resaltaron su carrera literaria; entre ellos, los Premios Ateneo de Madrid (1954), Ciudad de Sevilla (1957), Nacional de Literatura (Poesía, 1958, y Ensayo, 1977), Fastenrath de la Real Academia Española (1979) y Andalucía de la Crítica (1996). Fue elegido miembro de la Hispanic Society of America en 1963; en 1989 recibió la Primera Medalla del Poetic Studies Center de la Sección Española de la Universidad de Carolina del Norte y la distinción de hijo predilecto de Andalucía; en 2002 el rey Juan Carlos I le concedió la encomienda de la Orden de Isabel la Católica.
Sus relaciones con los círculos literarios comenzaron en la década de 1940. Mantuvo estrecha amistad con significativas figuras de la cultura española, como Manuel Machado —que escribió un romancillo a manera de prólogo para Resurrección (1942), volumen juvenil que Montesinos y Martínez eliminó posteriormente de sus referencias bibliográficas—, José Luis Cano, a quien sugirió el nombre de la colección poética Adonais, y José García Nieto, fundador de la revista Garcilaso, generadora de una corriente estética de gusto clasicista a la que Montesinos estuvo vinculado y en cuyas publicaciones aparecieron Balada del amor primero (1944) y Canciones perversas para una niña tonta (1946).
La producción artística de Montesinos se desarrolló principalmente en los campos lírico y de investigación literaria. En el primero, Las incredulidades (1948), País de la esperanza (1955), Cancionerillo de tipo tradicional (1971) o De la niebla y sus nombres (1985) son títulos que, entre otros, exponen las inclinaciones que los estudiosos de su labor han considerado esenciales: la melancolía existencial, el amor como experiencia salvadora, la cercanía a las formas y temas populares, la fe religiosa y, acentuada en su ancianidad, la reflexión sobre el paso del tiempo y la proximidad de la muerte. A ellas se añaden los persistentes recuerdos de infancia y adolescencia, en los que se centra Los años irreparables (prosas en memoria de la niñez) (1952); pasajes de esta obra censurados o excluidos por Montesinos se recuperaron en la segunda edición (1981) y la tercera (1999). En dicho libro destacan sus tempranas lecturas de Bécquer y la honda huella que éstas le dejaron. Al interés de Montesinos por su paisano se debieron varios trabajos, ampliamente alabados por los especialistas en la materia: Bécquer. Biografía e imagen (1977) o La semana pasada murió Bécquer (Reflexiones en torno al ‘Libro de los gorriones’) (1984; edición reformada y ampliada en 1992), trabajos que contribuyeron de modo decisivo al esclarecimiento de la biografía y la obra de Bécquer.
Con la pena cabal de la alegría (1996) fue el último poemario no antológico que ofreció en vida Rafael Montesinos. A su fallecimiento, proyectaba la impresión —que sería póstuma— de La vanidad de la ceniza, obra que, tal como declaró a amigos y entrevistadores, abatido por un creciente deterioro físico, consideraba fruto final de su trayectoria y de la que ya había dado a conocer algunos textos.
Rafael Montesinos falleció en Madrid el 4 de marzo de 2005 (José María Delgado Romero y Carmelo Guillén Acosta, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Los Jardines de Rafael Montesinos, al detalle:
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