Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Cruz de la Casa de Pilatos, de Nicolás de Ferrero y Andrés Correa, del Vía Crucis, de la Casa de Pilatos al Templete de la Cruz del Campo, de Sevilla.
Hoy, 5 de marzo es Miércoles de Ceniza, día de ceniza e inicio de la muy sagrada Cuaresma: he aquí que vienen días de penitencia para la remisión de los pecados, para la salvación de las almas; he aquí el tiempo favorable, en el se asciende a la montaña santa de la Pascua [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
La Cruz de la Casa de Pilatos, se encuentra en la plaza de Pilatos, 1; en el Barrio de San Bartolomé del Distrito Casco Antiguo.
El origen de este Vía Crucis se remonta al año 1521, gracias a Don Fadrique Enríquez de Ribera (Marqués de Tarifa y Cuarto Adelantado Mayor de Andalucía). Todo ello como consecuencia de un viaje a Tierra Santa, del que vino gratamente sorprendido.
El comienzo tiene lugar en la capilla de las Flagelaciones, que se encuentra en el interior de la Casa de Pilatos (Plaza de Pilatos), siendo la residencia del Marqués de Tarifa. En la actualidad, pertenece a la Casa Ducal de Medinaceli. El final lo encontramos en el Templete o Humilladero de la Cruz del Campo, situado en la calle Luis Montoto (antigua calle Oriente). El hecho de que el Vía Crucis tuviera lugar entre estos dos puntos, era la creencia de que había la misma distancia que entre el Palacio de Pilatos en Jerusalén, y el Monte Calvario. El paso del tiempo ha demostrado que este hecho es incierto, siendo la distancia en Sevilla superior a la de Jerusalén. El Vía Crucis de la Cruz del Campo se celebró hasta 1873 (estando considerado por los historiadores como el origen de la Semana Santa), para restablecerse posteriormente en 1957 por descendientes del Marqués de Tarifa. Este último año participó el Cardenal Bueno Monreal.
Desde 1986 se desarrolla íntegramente en el interior de la Casa de Pilatos el primer viernes de marzo. Pasando a denominarse como Vía Crucis de la Pía Unión, que está integrada por los hermanos mayores de las hermandades de penitencia (patrimoniodesevilla).
En el lado izquierdo de la portada de la Casa de Pilatos se sitúa una hornacina de jaspes polícromos, con una cruz, realizada en 1630, por los maestros Nicolás de Ferrero y Andrés Correa, ornamentada con el escudo de la Casa de Ribera, con la siguiente inscripción:
Hoy, 5 de marzo es Miércoles de Ceniza, día de ceniza e inicio de la muy sagrada Cuaresma: he aquí que vienen días de penitencia para la remisión de los pecados, para la salvación de las almas; he aquí el tiempo favorable, en el se asciende a la montaña santa de la Pascua [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
La Cruz de la Casa de Pilatos, se encuentra en la plaza de Pilatos, 1; en el Barrio de San Bartolomé del Distrito Casco Antiguo.
El origen de este Vía Crucis se remonta al año 1521, gracias a Don Fadrique Enríquez de Ribera (Marqués de Tarifa y Cuarto Adelantado Mayor de Andalucía). Todo ello como consecuencia de un viaje a Tierra Santa, del que vino gratamente sorprendido.
El comienzo tiene lugar en la capilla de las Flagelaciones, que se encuentra en el interior de la Casa de Pilatos (Plaza de Pilatos), siendo la residencia del Marqués de Tarifa. En la actualidad, pertenece a la Casa Ducal de Medinaceli. El final lo encontramos en el Templete o Humilladero de la Cruz del Campo, situado en la calle Luis Montoto (antigua calle Oriente). El hecho de que el Vía Crucis tuviera lugar entre estos dos puntos, era la creencia de que había la misma distancia que entre el Palacio de Pilatos en Jerusalén, y el Monte Calvario. El paso del tiempo ha demostrado que este hecho es incierto, siendo la distancia en Sevilla superior a la de Jerusalén. El Vía Crucis de la Cruz del Campo se celebró hasta 1873 (estando considerado por los historiadores como el origen de la Semana Santa), para restablecerse posteriormente en 1957 por descendientes del Marqués de Tarifa. Este último año participó el Cardenal Bueno Monreal.
Desde 1986 se desarrolla íntegramente en el interior de la Casa de Pilatos el primer viernes de marzo. Pasando a denominarse como Vía Crucis de la Pía Unión, que está integrada por los hermanos mayores de las hermandades de penitencia (patrimoniodesevilla).
En el lado izquierdo de la portada de la Casa de Pilatos se sitúa una hornacina de jaspes polícromos, con una cruz, realizada en 1630, por los maestros Nicolás de Ferrero y Andrés Correa, ornamentada con el escudo de la Casa de Ribera, con la siguiente inscripción:
DESTA SANTA
CRUZ COMIENÇA LA
ESTACION Y EN LA DEL
CAMPO SE GANA IVBILEO
PLENISSIMO INDVLGENCIA
PLENARIA DE TODOS LOS PECADOS
CONCEDIDO A TODAS LAS
PERSONAS QVE CONFESSADOS
Y COMVLGADOS HICIEREN
ORACION DEVOTAMENTE
DELANTE DE LA CRVZ DEL
CAMPO LOS VIERNES DE
QVARESMA
AN DE TENER LA BVLA
DE LA SANTA CRVZADA
DESTE AÑO
DON FERNANDO
AFAN DE RIBERA ENRIQVEZ
DVQUE DE ALCALA Y
SIENDO EMBAXADOR
EXTRAHORDINARIO A DAR LA
OBEDIENCIA A SU SANTIDAD
VRBANO VIII LE CONCEDIO ESTE
IVBILEO Y SIENDO VIRREI Y
CAPITAN GENERAL DEL REINO
DE NAPOLES MANDO DEDICAR
EN ESTE SITIO ESTA SANTA
CRVZ PARA DAR PRINCIPIO
A LA ESTACION
EN EL AÑO DE
MDCXXX
Conozcamos mejor la Historia y Significado del Vía Crucis;
La expresión latina "Vía Crucis" significa "camino de la Cruz", es decir, el que recorrió Cristo durante su Pasión, desde el Pretorio de Pilatos hasta el Calvario. Dicha expresión se utiliza también de modo habitual para designar una forma de oración acompañada de meditación sobre los acontecimientos ocurridos en ese camino de Cristo, al que se añaden el hecho de su muerte en la cruz, el descendimiento de la misma y su sepultura. Junto a diversas oraciones, en general de penitencia y arrepentimiento, se van intercalando catorce meditaciones, que se llaman «estaciones», porque los que hacen este ejercicio de piedad se «estacionan» o detienen unos momentos para meditar en cada uno de los siguientes acontecimientos o escenas: Los precedentes del Vía Crucis datan de los primeros siglos del cristianismo, de la piadosa compasión con que los cristianos primitivos veneraban los pasos de la Vía Dolorosa. La española Silvia Eteria, peregrinó a Tierra Santa en el siglo IV. Y en su Peregrinatio describe el ejercicio piadoso de los cristianos de Jerusalén, recorriendo durante la Semana Santa el camino del Calvario.
La mayoría de estas «estaciones» han sido tomadas del Evangelio, otras las ha deducido o añadido la tradición piadosa del pueblo cristiano con una sana lógica.
Las escenas o «estaciones» directamente descritas en los Evangelios son las siguientes:
· Primera: en Mt 27,1-31; Mc 15,120; Lc 23,1-25; Jn 18,28-40 y 19,1-16.
· Segunda: en Jn 19,17.
· Quinta: en Mt 27,32; Mc 15,21 y Lc 23,26.
· Octava: en Lc 23,27-32.
· Décima: en Mt 27,35; Mc 15,24; Lc 23,34 y Jn 19,23-24.
· Undécima: en Mt 27-25 s.; Mc 15,24 s.; Lc 23,33 s. y Jn 19,18.
· Duodécima: en Mt 27,50-51; Mc 15,37; Lc 23,46 y Jn 19,30-33.
· Décimo tercera: en Mt 27,57-59; Mc 15,42-45 y Lc 23,50-53.
· Décimo cuarta: en Mt 27,55-61; Mc 15, 42-47; Lc 23,50-55 y Jn 19,38-42.
Las otras estaciones –tercera, cuarta, sexta, séptima, novena– que ha añadido la tradición piadosa de los cristianos están relacionadas o deducidas de la descripción que los evangelistas hacen del camino que recorrió Jesús hacia el Calvario. Son posibles las caídas –estaciones 3ª, 7ª y 9ª, debido al agotamiento del Huerto, de los interrogatorios y sobre todo de las vejaciones –azotes, espinas– y episodios que acompañaron al arresto. Se deduce al menos una del hecho de haber pedido a Simón de Cirene que llevase la cruz, y se suponen lógicamente otras caídas, aunque no podamos saber el número exacto. Fue casi seguro el encuentro de Cristo con su Madre antes de la cruz (4ª estación), según Jn 19,25-27 y otros pasajes. Es muy probable el episodio de la Verónica según Lc 23,27 ss. y relatos escritos que se remontan a los siglos III y IV que pueden depender de relatos y tradiciones orales anteriores.
En cuanto a los orígenes de este ejercicio piadoso, es cierto que los cristianos de las primeras centurias veneraron los lugares relacionados con la vida y muerte de Cristo. Esto se facilitó a partir de la paz otorgada a la Iglesia por Constantino, con lo que se multiplicaron las peregrinaciones a los Santos Lugares, y de las que se conservan descripciones desde el s. IV. La célebre peregrina Eteria, por ejemplo, da una relación de los actos que se celebraban en Jerusalén en la Semana Santa en los distintos lugares relacionados con la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Con motivo de las Cruzadas se manifestó aún más la devoción hacia los lugares en que se había realizado algún episodio de la Pasión de Cristo. No se contentaron los cruzados con haber venerado esos mismos lugares, sino que trajeron a sus respectivos países la idea de realizar algo parecido a lo que habían visto y obrado en Jerusalén. De ahí que se erigiesen en muchas partes «Calvarios», luego «Vía Crucis», con los que los fieles manifestaban su fervor, agradecimiento y amor a la Pasión de Cristo, oraban y meditaban en ella, etc.
Los franciscanos contribuyeron mucho a extender y propagar esta devoción, aún no muy bien definida, sobre todo cuando en el s. XIV se les concedió la custodia de los Santos Lugares. También la difundió mucho el beato Álvaro de Córdoba, dominico, a su regreso de Tierra Santa (1420). Después, el principal apóstol de esta devoción fue San Leonardo de Puerto Mauricio, que, en el curso de unas misiones por Italia (1731-51), erigió más de 572 Vía Crucis. Había cierta diversidad con respecto al número de «estaciones».
Fueron los franciscanos los que establecieron en sus iglesias el número de catorce, para que los fieles las recorriesen a imitación de los devotos peregrinos que iban personalmente a venerar los Santos Lugares de Jerusalén. Parece que la forma definitiva, según se suele practicar hoy, surgió en España. De aquí pasó a Cerdeña y a otros lugares. En el s. XX diversos autores han pretendido que se añadiese otras estaciones, como la Resurrección, con la que culmina la Pasión y Muerte histórica de Cristo, y su Vía Crucis continuado a lo largo de la historia humana.
La práctica del Vía Crucis, pues, viene a arrancar de los primeros siglos y se halla muy extendida entre los cristianos. Es necesario meditar y conocer bien la vida y persona de Cristo, también su Pasión y Muerte, para facilitar la identificación con El a que está llamado todo hombre. Esta devoción es de gran importancia para la vida cristiana. Nos da la oportunidad de contemplar la pasión y muerte de Jesús, nuestro Salvador. Contemplación de los dolores en el cuerpo y en el alma del Señor. Recorrer la Vía dolorosa actualizando sus sufrimientos. La pasión de Jesús es real y actual. El motivo de sus dolores es el de siempre: el pecado. Cada vez que un cristiano peca, de algún modo crucifica de nuevo a Cristo. En cambio, cuando llevamos por amor a Jesús la cruz de cada día podemos decir, como San Pablo: "Completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia" (Co 1,24).
¿Cómo se reza?
El Vía Crucis o Camino a la Cruz es una de las más antiguas devociones practicadas por los Católicos en todo el mundo. Consiste en acompañar a Jesús en su Pasión y Muerte, en sus horas finales, repasando 14 momentos (las 14 Estaciones del Vía Crucis) desde que fue condenado a muerte hasta su sepultura.
Más recientemente a veces se suele agregar una nueva 15ª Estación: la Resurrección del Señor, en consideración a que si Cristo no resucitó, vana sería nuestra Fe (1 Cor 15, 14).
El Vía Crucis se reza de pie, y en algunos momentos de rodillas. Debe hacerse caminando, deteniéndose en cada estación, para recordar el camino de Jesús al Calvario. Es por eso que las imágenes de la representación del Vía Crucis están en la pared, alrededor del templo. Si se reza en casa, ayuda tener en la mano imágenes de la Pasión y Muerte del Señor, para que puedas recordar e imaginar su dolor.
. + En el nombre del Padre + del Hijo + y del Espíritu Santo.
Amén
. Señor, que la meditación de tu Pasión y Muerte nos anime y ayude a tomar la cruz de cada día y seguirte, para un día resucitar contigo en la gloria.
Amén.
Rezo de las catorce estaciones. Oración final:
Señor mío Jesucristo, que con tu Pasión y Muerte diste vida al mundo, líbranos de todas nuestras culpas y de toda inclinación al mal, concédenos vivir apegados a tus Mandamientos y jamás permitas que nos separemos de Ti. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
. Amén (Catholic.net)
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