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sábado, 29 de marzo de 2025

La Ópera "Don Juan de Mañara", ambientada en Sevilla, de Oscar Vladislas Milosz, y Henri Tomasi

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la ópera "Don Juan de Mañara", ambientada en Sevilla, de Oscar Vladislas Milosz, y Henri Tomasi.
     Hoy, 29 de marzo, es el aniversario del estreno (29 de marzo de 1956) de la ópera "Don Juan de Mañara", en el Prinzregententheater, de Munich (Alemania), así que hoy es el mejor día para ExplicArte la ópera "Don Juan de Mañara", ambientada en Sevilla, con libreto de Oscar Vladislas Milosz, y música de Henri Tomasi.
     Al igual que ocurrió con el compositor Franco Alfano, que cambió el título original  de su primitiva ópera L'ombra di Don Giovanni (1914) al estrenar muchos años después su versión revisada en 1941 con el nuevo título de Don Juan de Mañara, otro tanto aconte­ce con la obra lírica que compuso el músico galo Henry Tomasi (1901-1971) sobre los mismos personajes (el histórico y el de la ficción literaria), a la que le puso el doble título de Don Juan de Mañara, Miguel Mañara, en la que de nuevo se funde el mito de don Juan con el personaje histórico de don Miguel Mañara, fundador del Hospital de la Caridad de Sevilla.
     El tema de la fusión en un mismo título lírico del mito literario (Don Juan) con el personaje histórico (don Miguel Mañara) no tuvo su inicio en las dos versiones operísticas del tema de Franco Alfano, la de 1914 y la de 1941. Ya en el año 1839 se había publicado en Madrid, en la Imprenta de Yenes de la calle de Segovia, el drama titulado Don Juan de Marana [sic] o la caída de un ángel del célebre novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas "un misterio en cinco actos" -así es tipificada- dividido en siete cuadros y dos intermedios, traducción de la versión original francesa del propio au­tor galo, en la que aparecen personajes reales (don Juan de Marana, el conde de Marana, don Fadrique, doña Inés de Almeida, etc.) mezclados con figuras alegóricas (la Virgen María, el Ángel Bueno y el Ángel Malo).
     Y no hay que olvidar tampoco que los sevillanos Manuel y Antonio Machado habían publicado en la Editorial España Calpe de Madrid, en el año 1927, el drama en tres actos en verso titulado Juan de Mañara, una obra en la que, según el investigador Gayané Karsian, de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, los dos hermanos introducen en la figura de don Juan elementos muy tópicos de su personalidad que hasta entonces venían siendo transmitidos desde el Barroco y que estaban asociados con la figura de don Miguel Mañara, un personaje histórico que vivió en la Sevilla del siglo XVII, del que "existen algunas leyendas sobre su vida, llena de aventuras amorosas". Fue un libertino -expresa este autor- "que se hizo fraile [sic] después de ver una ca­lavera (en otras versiones de esta leyenda, después de tener una visión de sus propios funerales) y dedicarse posteriormente a la vida piadosa. Recurriendo al nombre de Mañara, los Machado ponen en escena a un don Juan del siglo XX, descendiente de otro histórico". El propio Gayané Karsian concluye afirmando lo siguiente sobre la valoración de la obra: "No es un drama innova­dor, aunque, o tal vez por eso, tuvo éxito de público. Los Machado usan la figura de don Juan vinculándola con la de Mañara para realizar un ejercicio de ética. El tema clave no es la redención o la perdición de Don Juan, sino la preocupación de éste por la redención de su víctima. Este tratamiento, el de un don Juan moral preocupado por el alma de Elvira, es nuevo en el teatro español. También es nuevo el recurso a la mujer 'moderna' como figu­ra paralela a la de don Juan, a pesar del parecido con la 'mujer fatal' del siglo XIX. Por su estructura la obra, no obstante, reproduce modelos del pasado".
     Pero volviendo de nuevo a la ópera de Henri Tomasi, hay que expresar que se trata de una de las impor­tantes óperas de tema sevillano de la segunda mitad del siglo XX. El compositor marsellés (de familia de origen corso) es uno de los más grandes músicos galos del siglo XX, que puede alinearse, por su categoría y proyección, junto a figuras de la talla Darius Milhaud, Francis Poulenc' el franco-suizo Arthur Honnegger, Henri Dutilleux u Olivier Messiaen.
     La ópera Don Juan de Mañara. Miguel de Mañara de Tomasi, que tiene la consideración formal de drama lírico, se articula en seis cuadros distribuidos en cuatro actos, con dos interludios orquestales. Para com­ponerla, el propio Tomasi se encargó de elaborar el libreto en lengua francesa, adaptando para ello una pieza teatral, drama concretamente, publicado por primera vez en 1913 (reeditado de nuevo en París en 1935) titulado Don Miguel Mañara. Mystere en six tableaux, del poeta, dramaturgo, novelista y ensayista lituano Osear Wladislas de Lubicz Milosz (1877-1939), un polifacético autor de familia noble (tenía el título de conde), que llegó a ejercer tareas diplomáticas en representación de su país, aunque en 1931 adquirió la nacionalidad francesa.
     Henri Tomasi trabajó en su partitura entre los años 1941 y 1944, siendo definitivamente estrenada en el Teatro del Príncipe Regente de Munich el 29 de marzo de 1956 bajo la batuta del director belga André Cluytens. En las notas ambientación del libreto de Don Juan de Mañara, Miguel Mañara de Tomasi, las referencias a Sevilla son extraordinariamente precisas en su localización. El primer cuadro transcurre en el castillo de don Jaime "dans la campagne de Seville". El segundo, en el "Jardin de Seville devant la maison de Carillo de Mendoza". El tercero, en "une salle au palais de Miguel Mañara a Seville". El cuarto, en el "parloir au couvent de la Caridad, a Seville". El quinto, "devant l'Eglise de la Caridad, a Seville". Y el sexto cuadro en "une cour du couvent de la Caridad". Por si fueran escasas estas precisiones, hay detalles aún más curiosos y sevillanos, como el hecho de que en el segundo acto se representa una procesión del Jueves Santo en Sevilla, mientras que en el tercero claramente se indica que transcurre durante el Domingo de Resurrección en la propia capital hispalense. En este marco se desenvuelven los personajes, tanto físicos como alegóricos: Miguel Mañara, Girolamo, don Femando el abad, el hermano jardinero, la Som­bra, el Espíritu del Cielo, el Espíritu de la Tierra, Juan Meléndez, don Jaime, dos espíritus, etc.
     Hay, sin embargo, algunos errores importantes de fidelidad histórica en el libreto, como el fundir -o, mejor, confundir- el personaje protagonista de El Burlador de Sevilla, cuya primera versión puede ser fechada en tomo a 1617, con la figura histórica de don Miguel Mañara (1627-1679), fundador del Hospital de la Caridad e impulsor de la Hermandad homónima y de la edificación de la colindante Iglesia de San Jorge. Esa confusión hace ya siglos que los sevillanos la hemos asimilado. Pero también incurre en error Tomasi y la fuente literaria en la que se inspira al considerar la Hermandad de la Caridad como una orden religiosa al atribuir a sus hermanos la condición de frailes o religiosos profesos con un abad al frente de la comunidad. Sin embargo, todo el argumento se escenifica en nuestra ciudad, con un personaje (Mañara), unos emplazamientos y una ambientación muy se­villanos y muy barrocos, algo que no debe sorprender al tratarse de la institución benéfica más emblemática de la Sevilla del siglo XVII.
     La música es muy francesa, muy marcada por las influencias estilísticas del momento, con predominio de la atonalidad, aunque a veces se mueve en las mismas fronteras de lo tonal. Es música muy lineal, de envolvente y embriagadora sonoridad, y de gran riqueza tímbrica. Su partitura nos lleva a evocar a ese gran revolucionario de la música gala que fue Claude Debussy. Hay pasajes en los que el oyente parece escuchar fragmentos arrancados del Pelléas et Mélisande. ¿Se imagina el lector lo que sería representar este título en el escenario del Teatro de la Maestranza, a tan sólo unos veinte y cinco metros de donde se encuentra enterrado don Miguel Mañara, el personaje histórico que da título a la ópera? (Ramón María Serrera, Andrés Moreno Mengíbar. Sevilla, ciudad de 150 Óperas. Ediciones Alymar. Madrid, 2012).
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