La Torre de la Plata se encuentra en la calle Postigo del Carbón, s/n; en el Barrio del Arenal, del Distrito Casco Antiguo.
Del mismo lienzo de muralla formó parte la Torre de la Plata que presenta planta octogonal con dos cámaras superpuestas cubiertas con bóvedas de nervaduras, lo que indica una intervención de época cristiana. Aún conserva, aunque restauradas, las almenas con capuchón de su remate y una serie de fajas ornamentales realizadas en ladrillo, que corresponden a la obra islámica. En sus inmediaciones se conservan restos de la muralla que levantaron los almohades en 1169 tras derribar las aguas del Guadalquivir, durante una inundación, la cerca que habían construido los almorávides [Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia I. Diputación de Sevilla y Fundación José Manuel Lara, 2004].
La planta de la torre es octogonal, de lados irregulares, y se conocían dos estancias; una planta baja, sobre la cual se situaba una planta principal que daba acceso a la cubierta superior cerrada por un antepecho almenado. Las obras de restauración han descubierto un espacio inferior que servía de aljibe o lugar recolector de aguas.
La planta inferior presenta una configuración ochavada, siguiendo la delimitación exterior de la atalaya. Se cubre por una notable bóveda de nervaduras con cariz de gótico primitivo, dispuestas en ocho elementos que soportan otras tantas nervaduras de sección rectangular, con aristas ligeramente achaflanadas. Arrancan de unas sencillas pilastras con unas no menos simples impostas y vienen a unirse todas en un empino o clave de forma poligonal. La escalera primitiva se halla derruida y se accede a la planta alta a través de la vivienda adosada a la torre por una escalera perteneciente a esta construcción posterior.
Una disposición similar se advierte en la planta alta, solo que aquí la bóveda de nervaduras aparece reforzada por una serie de tirantes de hierro que parten de un zuncho del mismo material, que trasciende hacia el exterior. En este caso se conserva la escalera original, estructurada en dos tramos apoyados sobre los muros interiores, con unos curiosos arquillos de descarga de ladrillo, algo peraltados. Por esta escalera se accede a la azotea superior.
En el aparejo exterior de ladrillo, en la zona alta, se observa la línea de un almenaje relleno en un posible recrecido de la torre.
Probablemente en su origen los paramentos de la torre estuvieron cubiertos por un enlucido encalado, de ahí el nombre de Torre de la Plata con el que siempre se ha conocido a esta atalaya.
En cuanto al lienzo de muralla conservado que parte de ella, se integra en el conjunto de la Casa de la Moneda y formaba parte de la coracha que unía a la Torre de la Plata con la Torre del Oro, a través de una torre más pequeña intermedia.
Merecen consideración particular las casas adosadas a la torre con fachada a la calle Santander, que son un valioso ejemplo de las nuevas corrientes arquitectónicas introducidas en Sevilla por los maestros manieristas italianos, a comienzos del siglo XVII, como Vermondo Resta, que fue su autor.
Rechazada ya plenamente la tesis sobre el origen romano del recinto amurallado de Sevilla, se tiende a seguir la hipótesis sobre el carácter almohade de la muralla.
Actualmente se define con más certeza la hipótesis basada en las recientes investigaciones arqueológicas, de que el último recinto amurallado de Sevilla corresponde a una primera obra emprendida por los almorávides parcialmente modificada en época almohade.
La datación de la muralla almorávide de Sevilla es aproximadamente hacia 1125. El último añadido de la muralla de la Sevilla árabe, exceptuando la zona palaciega del flanco Sur de la ciudad, tiene lugar en las postrimerías de la etapa almohade con la construcción de la Torre del Oro y las Murallas que unían la coracha con el resto de la ciudad hacia el 1220. Al año siguiente se construye la barbacana y el foso. Además se sobrealzan los muros del perímetro total de la cerca para dejarlo a la misma altura que el nuevo sector almohade construido a la orilla del río por el lado de la Torre del Oro.
La Torre de la Plata se insertaba en el encintado que delimitaba la manzana de la Casa de la Moneda.
Las murallas de Sevilla permanecieron prácticamente como la dejaron los árabes hasta fines de la Edad Media. A partir de este momento, cuando las murallas dejan de tener sentido como método de defensa, se adaptan espontáneamente a otros usos.
Desde que dejaron de existir las prohibiciones de edificar apoyándose en la muralla cuando éstas perdieron su utilidad defensiva, sus muros sirvieron de soporte de multitud de casas, almacenes y otros inmuebles.
A partir de comienzos del siglo XVI, la torre se vio rodeada de casas, almacenes y depósitos, perdiendo progresivamente su definición estratégica y su espectacularidad visual. En este sentido la Torre de la Plata aparece incluida en el Corral de Segovia sin uso alguno, hasta el siglo XVII que fue alquilada junto con otras construcciones colindantes. Hasta época muy reciente sirvió de vivienda y los edificios adosados a ella hicieron olvidar su protagonismo de otros tiempos, solo vislumbrándose de su alzado el andén de almenas sobresaliendo apenas del caserío.
Actualmente se restaura y se planifica su rehabilitación con funcionalidad aún no determinada (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La planta inferior presenta una configuración ochavada, siguiendo la delimitación exterior de la atalaya. Se cubre por una notable bóveda de nervaduras con cariz de gótico primitivo, dispuestas en ocho elementos que soportan otras tantas nervaduras de sección rectangular, con aristas ligeramente achaflanadas. Arrancan de unas sencillas pilastras con unas no menos simples impostas y vienen a unirse todas en un empino o clave de forma poligonal. La escalera primitiva se halla derruida y se accede a la planta alta a través de la vivienda adosada a la torre por una escalera perteneciente a esta construcción posterior.
Una disposición similar se advierte en la planta alta, solo que aquí la bóveda de nervaduras aparece reforzada por una serie de tirantes de hierro que parten de un zuncho del mismo material, que trasciende hacia el exterior. En este caso se conserva la escalera original, estructurada en dos tramos apoyados sobre los muros interiores, con unos curiosos arquillos de descarga de ladrillo, algo peraltados. Por esta escalera se accede a la azotea superior.
En el aparejo exterior de ladrillo, en la zona alta, se observa la línea de un almenaje relleno en un posible recrecido de la torre.
Probablemente en su origen los paramentos de la torre estuvieron cubiertos por un enlucido encalado, de ahí el nombre de Torre de la Plata con el que siempre se ha conocido a esta atalaya.
En cuanto al lienzo de muralla conservado que parte de ella, se integra en el conjunto de la Casa de la Moneda y formaba parte de la coracha que unía a la Torre de la Plata con la Torre del Oro, a través de una torre más pequeña intermedia.
Merecen consideración particular las casas adosadas a la torre con fachada a la calle Santander, que son un valioso ejemplo de las nuevas corrientes arquitectónicas introducidas en Sevilla por los maestros manieristas italianos, a comienzos del siglo XVII, como Vermondo Resta, que fue su autor.
Rechazada ya plenamente la tesis sobre el origen romano del recinto amurallado de Sevilla, se tiende a seguir la hipótesis sobre el carácter almohade de la muralla.
Actualmente se define con más certeza la hipótesis basada en las recientes investigaciones arqueológicas, de que el último recinto amurallado de Sevilla corresponde a una primera obra emprendida por los almorávides parcialmente modificada en época almohade.
La datación de la muralla almorávide de Sevilla es aproximadamente hacia 1125. El último añadido de la muralla de la Sevilla árabe, exceptuando la zona palaciega del flanco Sur de la ciudad, tiene lugar en las postrimerías de la etapa almohade con la construcción de la Torre del Oro y las Murallas que unían la coracha con el resto de la ciudad hacia el 1220. Al año siguiente se construye la barbacana y el foso. Además se sobrealzan los muros del perímetro total de la cerca para dejarlo a la misma altura que el nuevo sector almohade construido a la orilla del río por el lado de la Torre del Oro.
La Torre de la Plata se insertaba en el encintado que delimitaba la manzana de la Casa de la Moneda.
Las murallas de Sevilla permanecieron prácticamente como la dejaron los árabes hasta fines de la Edad Media. A partir de este momento, cuando las murallas dejan de tener sentido como método de defensa, se adaptan espontáneamente a otros usos.
Desde que dejaron de existir las prohibiciones de edificar apoyándose en la muralla cuando éstas perdieron su utilidad defensiva, sus muros sirvieron de soporte de multitud de casas, almacenes y otros inmuebles.
A partir de comienzos del siglo XVI, la torre se vio rodeada de casas, almacenes y depósitos, perdiendo progresivamente su definición estratégica y su espectacularidad visual. En este sentido la Torre de la Plata aparece incluida en el Corral de Segovia sin uso alguno, hasta el siglo XVII que fue alquilada junto con otras construcciones colindantes. Hasta época muy reciente sirvió de vivienda y los edificios adosados a ella hicieron olvidar su protagonismo de otros tiempos, solo vislumbrándose de su alzado el andén de almenas sobresaliendo apenas del caserío.
Actualmente se restaura y se planifica su rehabilitación con funcionalidad aún no determinada (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Torre de la Plata, de planta octogonal, se construyó en el siglo XIII por los almohades y formaba parte de las murallas que rodeaban la ciudad de Sevilla. Se trataba del final del recinto amurallado y se anexionaba con un muro a la Torre del Oro. Con la llegada al poder del rey Fernando III, la torre adoptó el nombre de Torre de la Victoria, aunque se siguió llamando de forma popular Torre de la Plata.
En el siglo XVI, la función defensiva de la muralla se había perdido y, por consiguiente, ésta sirvió de soporte a casas, comercios y almacenes. Este hecho hizo que la propia Torre de la Plata fuera perdiendo importancia en la ciudad.
Hasta época reciente sirvió como vivienda, quedando escondida su silueta entre edificios adosados, entre los cuales solo asomaban las almenas y poco más. Fue restaurada parcialmente en 1992 y tanto la torre como su entorno inmediato están en proceso para su mejor revalorización.
Se trata de una torre de planta octogonal de lados irregulares en la cual se sabía de la existencia de dos dependencias: una situada en planta baja, sobre la que se situaba una en planta principal con salida a la cubierta superior, cerrada por un antepecho almenado. No obstante, las obras de restauración han descubierto un espacio inferior que servía de aljibe para la recogida de aguas.
La planta inferior se cubre con una bóveda de crucería de un gótico primitivo, dispuesta en ocho elementos que soportan otras tantas nervaduras y que arrancan de unas sencillas pilastras con unas no menos simples impostas y vienen a unirse todas en una clave de forma poligonal (Turismo de la Provincia de Sevilla).
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