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lunes, 18 de octubre de 2021

El Panel cerámico "Emblema de San Lucas", del taller de Francisco Niculoso Pisano, en el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el panel cerámico "Emblema de San Lucas", del taller de Francisco Niculoso Pisano, en el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.        
     Hoy, 18 de octubre, Fiesta de San Lucas, evangelista, que, según la tradición, nació en Antioquía de familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero carísimo del apóstol San Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden, cual escriba de la mansedumbre de Cristo, todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la primera venida de Pablo a la ciudad de Roma (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte el panel cerámico "Emblema de San Lucas", del taller de Francisco Niculoso Pisano, en el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
     El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
     En el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes podemos contemplar el panel cerámico "Emblema de San Lucas", del taller de Francisco Niculoso Pisano (3º 1/4 s. XV - 1529), siendo un azulejo plano policromado en estilo renacentista, realizado hacia 1525, con unas medidas de 12'50 x 12'50 cms (web oficial del Museo de Bellas Artes).
     A fines del siglo XV se produce en Italia un avance notable en el terreno de la pintura cerámica al conseguirse un tipo de producto, la mayólica, caracterizado por un procedimiento decorativo que aplica sobre una pieza de pasta porosa, naturalmente coloreada y previamente cocida, esmaltes opacificados con estaño que sirven de soporte y cubierta a pinturas de óxidos metálicos de brillantes colores. El nuevo sistema se aplicará en Italia principalmente a la decoración de vajillas y en menor medida a pavimentos. El cambio técnico coincide cronológicamente con los inicios del Renacimiento y la adopción de un repertorio ornamental derivado de la Domus Aurea de Nerón recién descubierta en Roma por esos años.
     Cuando esto se hallaba en sus inicios en Italia, llega a Sevilla procedente de allí, un ceramista llamado Francisco Niculoso que se convierte en el primero formado en la nueva técnica que lleva este arte fuera de su patria. Gracias a ello, Sevilla será por varias décadas la única ciudad fuera de Italia en que se produce esa cerámica. Como consecuencia de esto, Niculoso tuvo el privilegio de convertirse en el introductor del repertorio humanista en el arte sevillano, repertorio que sólo años más tarde se adoptará en otros terrenos de la expresión artística. Un rasgo original aportado por la obra sevillana de Niculoso será la aplicación de la nueva técnica y las nuevas decoraciones a la pintura de cerámica plana para revestimientos verticales, uso probablemente favorecido por la tradición local de origen mudéjar. El artista ganó rápidamente una clientela de entre las clases más elevadas de la ciudad realizando para ellas obras de encargo muy selectas. No son numerosas las conservadas hasta el presente. Entre ellas destacan la portada de la iglesia del Monasterio de Santa Paula (1504), el retablo de la Visitación en los Reales Alcázares (1504), el del Monasterio de Tentudía (Badajoz) (1518) o los paneles que se le atribuyen conservados hoy en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. La obra de Niculoso, realizada básicamente como pintura cerámica, se completó a veces con ornamentaciones resueltas técnicamente como terracotas esmaltadas.
     El uso temprano de coronas de frutos ceñidas por cintas que aparece en estos símbolos de los Evangelistas o en el retrato femenino de perfil, otorga un acento cuatrocentista al repertorio ornamental manejado por Fran­cisco Niculoso o por su hijo Juan Bautista a quien a veces se han atribuido estas obras.
     El conocimiento de la obra de Luca della Robbia por Niculoso queda de manifiesto no sólo en las citadas coronas de frutos sino por el dominio de la técnica de las terracotas esmaltadas que a veces completan sus conjuntos como el caso de la portada de la iglesia del Monasterio de Santa Paula de la que procede un querubín (Alfonso Pleguezuelo Hernández, Cerámica, en El Museo de Bellas Artes de Sevilla, Tomo I. Ed. Gever, Sevilla, 1991).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Lucas, evangelista;
HISTORIA Y LEYENDA
     Entre los cuatro evangelistas, Lucas es, con San Marcos, uno de los dos que no pertenecían al colegio de los Doce Apóstoles.
     Se presenta con tres aspectos diferentes: médico, evangelista y retratista de la Santísima Virgen.
     Era un judío helenizado, nacido en Antioquía, Siria (Lucas Syrus, natione Antiochensis), donde, según San Pablo y San Jerónimo, ejerció la medicina (arte medicus). En todo caso no parece haberse asentado en su profesión porque no resulta más indulgente que San Marcos hacia los médicos que intentaban curar sin éxito a la Hemorroisa.
   Convertido por San Pablo, se convirtió en su discípulo favorito y lo acompañó en su peregrinación a Grecia y a Italia. Naufragó con él en las costas de la isla de Malta. Desde allí se dirigió a Roma donde habría asistido a los martirios de San Pedro y San Pablo.
   En este periodo habría redactado el Tercer Evangelio y consignado sus viajes en los Hechos de los Apóstoles, aunque se cuestione por razones de lengua y de estilo que esas dos obras procedan de un solo autor.
     Después de la decapitación de su maestro, habría continuado predicando el Evangelio en Egipto y en Grecia, y habría sido crucificado en Patras, junto a San Andrés. Según otra tradición, tan dudosa como la anterior, habría muerto en Damasco.
   La leyenda que lo representa como el pintor de la Virgen no es anterior al siglo VI. Los Hechos de los Apóstoles no dicen que fuera pintor, y por otra parte, la pintura estaba prohibida a los judíos. Se han ofrecido dos explicaciones . Es posible que esta fábula haya nacido o se haya visto acreditada por el hecho de que el Evangelio según San Lucas es el que contiene más detalles acerca de la Vida de la Virgen. Por otra parte, como los retratos atribuidos a San Lucas en realidad datan de una época muy posterior, se ha supuesto una conclusión de nombres con un pintor florentino del siglo IX que se llamaba Luca y a quien, a causa de su piedad, se lo motejó il santo. Cuando se avivó su recuerdo, se imaginó que ese Santo Luca era San Lucas Evangelista. Sea como fuere, ninguno de los retratos de la Virgen atribuidos a San Lucas puede ser suyo. El más célebre, que se venera en la basílica de santa María la Mayor, en la capilla paulina, es una Virgen bizantina del siglo XII.
CULTO
     Las reliquias de San Lucas, que se conservaban en Patras, en el Peloponeso, presunto lugar de su martirio, en 357 habrían sido trasladadas a Constantinopla, y depositadas solemnemente, junto a las de San Andrés, en la basílica de los Doce Apóstoles.
     En Francia hay pocas iglesias puestas bajo su advocación. La de Châteauroux, en Berry, es una excepción.
     Hacia finales del siglo VI, San Gregorio Magno recibió en Roma la cabeza de San Lucas. Y otros fragmentos menos importantes fueron recogidos por la iglesia de Santa Justina de Padua. Uno de los dedos de San Lucas fueron forma parte del tesoro de la catedral de Sens. 
     Un viajero francés contemporáneo de Enrique IV, Jean Baptiste du Val, cuenta en su Diario que en Italia se mostraban dos cuerpos de San Lucas, uno en la iglesia de Saint Job, en Venecia y el otro en la iglesia de Santa Justina de Padua. "Lo cual genera muchas dudas, puesto que Toulouse se vanagloria de tener ese mismo cuerpo en Francia."
     San Lucas era reivindicado por numerosas corporaciones: los médicos y cirujanos a causa de su primer oficio, los notarios porque escribió su Evangelio y los Hechos de los Apóstoles al dictado de San Pablo, los carniceros y los encuadernadores (Flandes) a causa del buey que le sirve como atributo y cuyo cuero se emplea en la encuadernación de los libros.
     Pero ante todo era el patrón de los pintores e iluminadores, quienes honraban en él al retratista de la Santísima Virgen. A dicho título, se benefició de la creciente popularidad de su modelo, la Virgen María. Todos los gremios de pintores se pusieron bajo su advocación a partir del siglo XV, y más tarde adoptaron el título de Academia de San Lucas. La más antigua, la de Roma, data de 1588, la de París, fundada en 1649, sobrevivió hasta la Revolución Francesa, en competencia con la Academia Real de Pintura.
ICONOGRAFÍA
     Las representaciones de San Lucas pueden clasificarse en dos rúbricas: el Evangelista y el Pintor de la Virgen. El médico no ha interesado a los artistas. Como Evangelista, San Lucas tiene como atributo un buey, con o sin alas. ¿De dónde procede este símbolo? Según algunos, del hecho de que el Evangelio de San Lucas insiste en el sacerdocio de Jesucristo, y el buey es animal de sacrificio en la antigüedad. Según otra explicación, el buey corresponde a la primera letra del alfabeto hebreo, aleph, que se habría aplicado a San Lucas porque éste declara que Jesús es alfa y omega, el principio y el fin. El buey suele estar acostado a los pies de San Lucas. A veces, para volverse útil sirve de soporte a su tintero, como el águila de San Juan.
     En ciertas miniaturas y letras ornamentadas de la alta Edad Media, se representa a los evangelistas con las cabezas de los animales que les corresponden: a San Lucas se lo ha representado con una cabeza de buey en un Evangeliario carolingio del siglo IX (Biblioteca de Boulogne sur Mer).
     En el arte medieval, el atributo más frecuente del santo sigue siendo el buey que simboliza la Pasión de Cristo y al mismo tiempo el espíritu de sacrificio de los cristianos.
     El arte de la Contrarreforma, después del concilio de Trento tendió, por el contrario, a sustituir a ese rumiante simbólico, al cual sin duda se reprochaba el tener escaso decorum, por el retrato de la Virgen.
     No obstante, los dos atributos no se excluyen y con frecuencia se combinan. Por ejemplo en un postigo del tríptico de Stephan Lochner en el Museo de Colonia, donde el santo, acompañado por un buey alado, tiene un icono de la Virgen en la mano.
     En un fresco de Pinturicchio, en Santa María del Popolo, la cabeza del buey sirve de caballete al pintor. En una de las pechinas de la cúpula de Sant' Andrea della Valle, Dominichino evoca la figura de San Lucas entre el buey y el retrato de la Virgen que presentan dos ángeles.
     En su cuadro del Louvre, Annibale Carracci caracteriza a San Lucas depositando una paleta y un pincel a sus pies.
     Cuando San Lucas es homenajeado como pintor, se lo representa en su taller, generalmente solo, mientras como autor de uno de los Evangelios, tiene su lugar junto a los otros tres evangelistas en las pechinas de las cúpulas o en los paneles de los púlpitos (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre el Museo de Bellas Artes, en ExplicArte Sevilla.

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