Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Arrayán, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Arrayán es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Feria, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de la plaza Calderón de la Barca, con la calle González Cuadrado, a la calle San Luis.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Desde comienzos del s. XV existen alusiones a este topónimo, con diferentes grafías, identificando el mismo espacio. Autores como González de León y Álvarez Benavides la hacen coincidir con Alvar Negro, pero no es posible, ya que este último nombre siempre aparece calificado de barrera o barreduela, y Arrayán no tuvo nunca esa condición. Tampoco se puede referir a la barreduela que había en ella porque siempre que se la cita no se le da nombre propio. Desde 1931 hasta 1936 el tramo abierto hacia 1922 se dignó Sánchez Jaén.
Originariamente tuvo un trazado quebrado, con varios tramos que doblaban en ángulo recto a partir de la mitad de la calle. En 1922 hay un proyecto de rectificación de líneas mediante la ruptura de una manzana ocupada por una fábrica de harina, por lo que se produjo una bifurcación al quedar una manzana exenta entre el tramo primitivo y el de reciente apertura, hasta que en 1951 aquél se independizó al denominarlo Virgen del Subterráneo. Como consecuencia de dichas operaciones hoy es una calle relativamente recta y su segunda mitad más ancha que la primera, aunque mantiene cierta irregularidad en la líneas de fachada, especialmente en los pares, acentuada por la existencia de patios abiertos; al exterior, correspondientes a los bloques de reciente construcción. Las dos partes de la calle quedan individualizados por sus diferentes características. La primera es peatonal, con pavimento de losetas. Las casas son más antiguas (siglos XVII-XVIII), de dos plantas, varias cerradas y abandonadas, que alternan con bloques levantados hace unos años, de tres plantas. Presenta un aspecto de mayor abandono, acentuado por las tapias de la destruida casa-palacio de los marqueses de La Algaba. La segunda parte está abierta al tráfico rodado, aunque para éste termina en fondo de saco; está asfaltada sobre el antiguo adoquinada, y las aceras son de losetas. En la iluminación se emplean farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas: la electricidad sustituyó al gas en 1947. Las casas son fundamentalmente de tres plantas; las de los impares corresponden, en general, al momento de la apertura, mientras que en los pares predominan las de reciente construcción y alguna de los años 20 y 30.
Desde antiguo ha tenido una importante función de tránsito, al comunicar los barrios del noreste de la ciudad con el mercado de la Feria, por lo que era utilizada por personas y vehículos, especialmente carros, con los consiguientes conflictos con el vecindario. Por ello, desde la segunda mitad del s. XVI hay noticias sobre su pavimentación en ladrillo o piedra hasta que en 1873 se instalan baldosas, que en 1911 son sustituidas por adoquines. Al no tener salida los vehículos, es un lugar de aparcamiento y de servicio a las tiendas y almacenes radicados en ella, que alternan con los edificios destinados a viviendas; mantiene su papel de lugar de tránsito para personas, pues sigue comunicando sectores importantes de la esta zona de la ciudad. En su arranque se encontraba la fachada lateral de la casa-palacio ya citada, que hoy es una tapia que esconde una degradante ruina del edificio y de su jardín (afortunadamente rehabilitados), en el que se instalaba hasta hace unos años un cine de verano. También estuvo en esta calle el juzgado de los alcaldes de mesta hasta mediados del s. XVII, pues en 1643 se arrendaba la casa que lo ocupaba. González de León (1839) cita aquí un hospital de la Concepción desaparecido a fines del s. XVI con la refundición hospitalaria, y que tendría que ver con una pintura de esta advocación que alcanzó a ver. En el siglo pasado entraba en el itinerario que seguía la procesión de la Divina Pastora que salía de la parroquia de Santa Marina. Aquí se encontraba en la Edad Media el hospital de los criadores de ganado [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Arrayán, 1. PALACIO DE LOS MARQUESES DE LA ALGABA. Edificio de dos plantas con portada gótico-mudéjar de gran interés, y otra posterior, de estilo clásico. Aquella se desarrolla en dos cuerpos, el inferior de sillares de piedra enmarcada por un baquetón gótico y dintel adovelado. En el segundo cuerpo, sobre un fondo de ladrillo agramilado y una franja de azulejos, se abre un ajimez inscrito en alfiz con decoración cerámica y arcos lobulados.
El edificio, que tiene su entrada por Arrayán, 1, se encuentra en muy mal estado, convertido en corral de vecinos, quedando restos del patio y de algunos salones con frisos de yesería. Al fondo se encontraba un jardín con una gran fuente mural, que fue durante algún tiempo el Cine Arrayán.
Arrayán, 8. En esta casa existió un balcón decorado con yeserías con motivos vegetales.
Arrayán, 14. Casa de tipo popular, de dos plantas y ático con arcos rebajados, separados por pilastras toscanas [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor al Arrayán, arbusto que le da nombre a la vía reseñada;
El Arrayán (myrtus communis) es un arbusto siempre verde (perenne) y aromático (hasta 5 m de altura), de follaje compacto. Las ramas llevan en los nudos dos hojas opuestas, algo endurecidas, unidas al tallo por un peciolo corto, con el borde entero, ovaladas o alargadas, de color verde oscuro por el haz y más claro por el envés. Presentan glándulas transparentes en el limbo foliar que desprenden aceite aromático. Las flores son blancas (1 a 2 cm), solitarias (no agrupadas en inflorescencias) y situadas sobre largos pedúnculos. Tienen cinco pétalos y cinco sépalos. Son muy aromáticas. Los estambres son amarillos. El fruto es una baya llamada “murta” (muy parecida al arándano), comestible y redondeada (de 1 a 1,5 cm de diámetro), de color azul oscuro o metálico y con una capa blanquecina en su superficie al madurar. En su interior contiene entre 2 y 20 semillas.
Se desarrolla en formaciones de monte bajo y en el estrato arbustivo de pinares, encinares y alcornocales. También forma parte de coscojares, lentiscales, jarales y otros matorrales, desde el nivel del mar hasta los 1.000 m de altitud. Es indiferente al sustrato, aunque prefiere los suelos descarbonatados. Tiene cierta preferencia por los suelos arenosos, sobre todo en márgenes de torrentes, vaguadas y laderas sombrías. No soporta bien la insolación.
Especie monoica (el mismo pie tiene flores masculinas y femeninas) con flores hermafroditas (la misma flor tiene ambos sexos). La polinización es realizada por insectos, sobre todo abejas que acuden al intenso olor que desprenden las flores. Florece entre mayo y julio y fructifica durante el otoño-invierno.
Se ha utilizado como especie ornamental a lo largo de la historia, como se demuestra en el patio de los arrayanes de la Alhambra. Forma setos con facilidad. Es rico en taninos, por lo que ha sido empleado para curtir pieles. El aceite esencial tiene propiedades medicinales (astringentes, antisépticas, desodorantes y anticatarrales). De sus frutos (murtas o murtones) se ha hecho tradicionalmente mermelada y licor. En la antigüedad se utilizaba el mirto para hacer coronas que honraban a los héroes y victoriosos en los combates no sangrientos o para adornar a los primeros esposos, ya que era símbolo de la virginidad.
Es una especie inconfundible cuando está en flor o fructificando. En otras épocas se puede confundir con la olivilla (Phyllirea angustifolia). Hay que fijarse en las glándulas de las hojas que segregan aceite aromático en el arrayán para distinguirlo.
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La calle Arrayán, al detalle:
Edificio calle Arrayán, 8.
Edificio calle Arrayán, 14.
Retablo cerámico de la Virgen de la Esperanza Macarena, en el edificio de la calle Arrayán, 29.
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