La Fábrica de Corcho Diego Rodríguez, en El Pedroso (Sevilla)

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   La fábrica de corcho Diego Rodríguez se encuentra situada en el municipio de El Pedroso, en las estribaciones de la Sierra Norte de Sevilla, un territorio muy antropizado aunque con importante dominante natural, que sustenta un modo de vida silvícola en el que el sistema de la dehesa es el protagonista del paisaje, especialmente a partir del uso del corcho y la cría del ganado porcino y taurino. 

     Dedicada a la cocción y prensado de los fardos de corcho extraídos de los alcornoques para su transformación en tapones de corcho con destino a grandes bodegas de vino y cava, se localiza al oeste del centro histórico de El Pedroso, a pie de la carretera a Cazalla. 

     Sus instalaciones se distribuyen en dos espacios bien delimitados. El primero de ellos se corresponde con la zona más externa y está dedicado a la producción, cocción, prensado y calibrado del corcho en el que se ubican los hornos (uno tradicional, y otro actual, con grúa eléctrica), las prensas, y las mesas de calibrar y clasificar. El segundo se corresponde con las dependencias internas dedicadas a la elaboración de los tapones. Entre ambos hay una zona intermedia o bodega para el almacenamiento de los materiales. 

     Las edificaciones son sencillas y están construidas con muros de mampostería y cubiertas de amianto (material conocido popularmente por la marca Uralita). Por su parte, los hornos están construidos en ladrillo refractario, y las prensas y pilas en hierro fundido. 

     El ciclo de trabajo empieza con el sacado del corcho del árbol. Una vez extraído, se traslada a la fábrica, se empila en la zona de almacén exterior, se elaboran los fardos (distribuyéndose en dos grupos de 13 fardos -150Kg.-), y se introducen en las dos pilas (de acero en el horno tradicional y metálica en el horno moderno), donde recibirán "la carderá" (de 30 minutos). Antes de recibir la cocción, se han dejado caer sobre dichos fados, "los muertos" que con su peso presionan los fardos para que se sumerjan lo más posible dentro de las pilas. 

     Existen dos tipos de "muerto" en función de los hornos existentes: el horno tradicional presenta unos muertos de acero pero movidos por maroma, carruchas y volante de accionar la maroma; el horno moderno presenta un sistema de grúas movidas por electricidad para dejar caer los muertos sobre los fardos situados sobre las pilas metálicas. Ambos hornos son alimentados con leña. Una vez cocidos, se calibran y se pasan a las prensas donde se hace "el enfadao". Los dos tipos que se presentan son: el tradicional o de volantes, y el eléctrico (instalado en 1980). Ambos se utilizan durante el periodo de campaña fuerte del corcho, el resto del tiempo suele utilizarse el eléctrico. Cuando termina la cocción se sacan del horno y se sitúan sobre las mesas de calibrar, donde se clasifican por calidades con una cuchilla en forma de hoz donde los fardos se cortan por "rebaná" de 1ª calidad, de 2ª calidad, etc. Se recortan y escogen las piezas. 

     Una vez fabricados, se pesan, se separan por calidades en sacas y se introducen en la bodega para que se conserven hasta su utilización. 

     Esta fábrica, en la que han llegado a trabajar hasta 40 personas cuando se utilizaba solo la prensa manual, utiliza corcho como materia prima, leña para los hornos o calderas, energía eléctrica para mover la grúa de "los muertos" y la prensa eléctrica, y fuerza manual para muertos de calderas tradicional y prensa de volante (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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