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jueves, 25 de abril de 2024

La escultura "San Marcos", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "San Marcos", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     Hoy, 25 de abril, se conmemora la fiesta de San Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para Explicarte la escultura "San Marcos", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
   En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta de la Asunción [nº 067 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ha tenido los nombres de puerta del "Perdón", "Perdón Nueva", "Principal" y "Grande", con obras que van desde 1481 hasta 1884 (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
   En la portada de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede encontramos en su lateral derecho y a modo de continuación de las archivoltas de la zona derecha en su apilastrado derecho, en su cuerpo inferior, a la derecha, el Evangelista San Marcos, con los símbolos parlantes propios, es decir, el Evangelio en la mano izquierda y un león sedente junto al pie izquierdo. Éste, como toda la decoración escultórica de dicha portada fue realizado, en este caso en 1890 en cemento por Ricardo Bellver.
     La distribución de todas las esculturas se corresponde con un programa iconográfico preestablecido y que, resumidamente, es el siguiente: en el cuerpo inferior de las archivoltas se sitúan los Apóstoles; en los frontales de los apilastrados, también en su cuerpo inferior, los Evangelistas y a continuación de los mismos cuatro Santos Mártires. En el cuerpo superior de las archivoltas centrales, la Familia de la Virgen, (Madre, Padre, y Esposo) así como a María Magdalena. A continuación, a ambos lados, los Padres de la Iglesia, seguidos de los Doctores de la Misma; y por último, en los frontales y laterales exteriores de los apilastrados, se han representado, a los Santos Fundadores de Órdenes Religiosas.
     Señalar que no cabe duda que la envergadura del encargo de esta decoración escultórica puso en una situación difícil al artista, ya que por una parte se le exigía ajustarse al estilo del resto de la fábrica catedralicia, es decir, desarrollar un programa goticista; o bien, la otra solución que le quedaba era elaborar una obra personal, lo cual desentonaría sensiblemente con el conjunto. Ante tal disyuntiva, Bellver optó por una solución intermedia que le condujo hacia una obra ecléctica y un tanto fría, y a pesar de ser un escultor decididamente naturalista no consigue, en esta obra, reflejar tal característica, inclinándose por un particular neogoticismo en la elaboración del relieve central, y no consiguiendo en el resto de la estatuaria la fuerza realista y dramática propia de otras obras por él ejecutadas. Resultado que no es producto de la estilística del escultor, sino de las exigencias, estéticas y materiales, de unas instituciones y de una época que se ancló en el pasado y que, en lo que se refiere al panorama artístico, no destacó especialmente por su nivel creativo [José Antonio García Hernández, La Decoración Escultórica de la Portada Principal de la Catedral de Sevilla (1882-1899)].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Marcos, evangelista;
LEYENDA
   Uno de los cuatro evangelistas, de origen judío, que adoptó  el nombre de pila romano Marcus. En numerosos textos se lo llama Juan Marcos, o Juan motejado, o llamado Marcos.
   No formaba parte del colegio de los Doce, y sin duda se convirtió al cristianismo después de la Ascensión. Se habría  cortado el dedo pulgar para vol­verse inútil al sacerdocio judío, por ello en griego se lo llama kolobodaktylos (con el pulgar cortado).
   Habría sido el discípulo preferido y el portavoz de san Pedro a quien habría acompañado  a Roma. En los primeros siglos del cristianismo se llamaba normalmente al Evangelio según san Marcos, Evangelio de san Pedro. Si no lo  escribió al dictado de san Pedro, en cualquier caso fue el fiel compañero de éste, y su hijo espiritual.
   Su Evangelio, que está clasificado en el canon como el segundo, y que en el pasado se consideraba un resumen del de San Mateo, está considerado en la actualidad como anterior a los otros dos sinópticos.
   En Aquilea convirtió a san Hermágoras, quien fue el primer obispo de dicha ciudad, donde padeció el martirio.
   San Pedro lo envió a Egipto, a la ciudad de Alejandría, donde desembarcó en tiempos de reinado de Nerón. Allí hizo que el zapatero remendón Aniano pusiera suela nueva a sus sandalias, el artesano se hirió la mano con la lezna, san Marcos lo curó y lo convirtió al cristianismo. A causa de su prédica en Alejandría fue acusado de magia y arrestado el día de Pascua, mientras celebraba misa; en la prisión se le apareció Cristo. El populacho lo arrastró por las calles con una cuerda atada al cuello, como un buey conducido al matadero; golpeado casi hasta la muerte con una maza, falleció antes que sus verdugos tuvieran tiempo de  lapidarlo.
   Su cadáver fue arrojado a una hoguera; pero una lluvia torrencial que inundó al país entero apagó el fuego. Al fin sus restos fueron sepultados por los cristianos en una tumba cavada en la roca.
CULTO
   En el siglo IX, en 828, dos comerciantes venecianos establecidos en Alejandría sustrajeron el cuerpo del evangelista junto con el sarcófago que lo contenía, que se les reveló mediante una luz deslumbrante. Lo ocultaron en un Cesto y lo transportaron hacia el barco que los aguardaba, gritando kanzir (carne de cerdo), para alejar a los musulmanes. Las reliquias de san Marcos fueron solemnemente recibidas Venecia en 829.
   De acuerdo con una versión desmentida por  los venecianos, los restos habrían sido cedidos más tarde al obispo Ratoldus (Rodolfo), quien los habría transferido a  uno de los monasterios  benedictinos de la isla de Reichenau, en el lago de Constanza.
   La iglesia de Limours (Seine et Oise) también pretendía poseer reliquias de SanMarcos.
   Sea como fuere, fue Venecia la ciudad que, después de Alejandría, se convirtió en el centro principal de su culto. Los ducados de Venecia, que durante la Edad Media fueron, con los florines de Florencia, la moneda internacional de mayor circulación, mostraban en el anverso el dux arrodillado ante San Marcos. Junto al palacio de los Dux se edificó una magnífica basílica bizantina de cúpulas, cubierta con mosaicos de fondo dorado, y edificada para gloria de San Marcos, quien sustituyó a san Teodoro, primer patrón de la ciudad insular. Ese insigne santuario del evangelista del león era al mismo tiempo una capilla de mártires, una capilla palatina que comunicaba con el palacio de los Dux, y una catedral municipal independiente del patriarca.
   El célebre convento dominico de Florencia, ilustrado por Fra Angélico, también se puso bajo la advocación de San Marcos.
   Numerosas corporaciones reclamaron su patronazgo: los notarios y los escribas, porque fue el secretario de san Pedro; los zapateros y los curtidores por­que curó al remendón Aniano que se había herido con una lezna mientras le arreglaba el calzado, los vidrieros y pintores vidrieros, también a causa del zapatero remendón herido en la mano, porque los vidrieros  estaban expuestos a cortarse los dedos e incluso porque la industria del vidrio era muy floreciente en Venecia y en las islas de la laguna; los ópticos y los cesteros, porque sus reliquias se ocultaron en una cesta.
   Aunque no era un santo curador, no obstante se lo invocaba contra la sarna de las manos, porque había curado la herida que el zapatero Aniano se hiciera en la mano, con la lezna.
   La fecha de su fiesta, a principios  de la primavera, explica ciertas consecuencias de su culto en las tradiciones populares: es el santo de las primeras eclosiones. En Venecia, el día de su fiesta solía ofrecerse un pimpollo de rosa a las jóvenes casaderas.
ICONOGRAFÍA
   San Marcos presenta su Evangelio. A veces está tocado con un turbante en conmemoración de sus prédicas en Alejandría. Y a título de primer obispo de Alejandría, a veces lleva también las vestiduras pontificias de un obispo griego, sin la mitra.
   Pero su atributo habitual es un león. La explicación usual que se da a este atributo, es que una de las primeras frases de su Evangelio es: Voz de quien grita en el desierto: «Prepara del camino del Señor, enderezad sus senderos.» Vox clamantis in deserto, que es la de San Juan Bautista, que se asimila al rugido del león.
   Pero ese león tiene alas (leone alato), tal es lo que distingue al león de San Marcos del león áptero de san Jerónimo.
   Y por qué un león alado? Es posible que por razones de simetría con el águila de San Juan Evangelista y el ángel de san Mateo, y porque esas alas se prestan para poblar los ángulos del Tetramorfos.
   Ese león, tan erguido como el de san Jerónimo y como el águila de san Juan, a veces le sostiene el tintero.
   En ciertos casos excepcionales, el león está inscrito, al igual que el cordero de San Juan Bautista, en un disco que tiene en la mano.
   A causa de la leyenda que asegura que habría sido discípulo de san Pedro, con frecuencia  san Marcos forma pareja con el Príncipe de los apóstoles (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Ricardo Bellver, autor de la obra reseñada;
     Ricardo Bellver y Ramón, (Madrid, 23 de febrero de 1845 – 20 de diciembre de 1924). Escultor.
     Pertenecía a una famosa dinastía de escultores de origen valenciano. Su abuelo Francisco Bellver y Llop, estudió en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, estuvo trabajando en la Corte.
     Su padre, Francisco Bellver, ilustre escultor y académico, fue su primer maestro en el arte de la escultura.
     Posteriormente entró como alumno en la Real Academia de San Fernando, y destacó en las asignaturas de Anatomía Pictórica y Dibujo del Antiguo, copia del Natural y Paños.
     A los diecisiete años presentó su primera obra para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862, el cacique Tucapel. Dos años más tarde, en 1864, para esta misma Exposición expuso dos bajorrelieves: Sátiro tocándose las tibias y Faunos jóvenes jugando con una cabra.
     De 1866 es su magnífica obra La Virgen del Rosario, con destino a la iglesia de San José de Madrid, de soberbia ejecución y factura. Para la Exposición Nacional de 1867, realizó su extraordinario grupo de la Piedad, de gran tradición desde el siglo xv, con la que consiguió una mención honorífica de 1.ª clase. Para la Exposición Nacional de 1871, mostró tres bustos en yeso: Goya, José Bellver y Una señora.
     En el año 1874, para el concurso abierto para las plazas de pensionado de Roma, presentó su obra: David teniendo en la mano la cabeza del gigante Goliat.
     En Roma permaneció pensionado los años 1875, 1876 y 1877. En 1875 realizó el magnífico busto del Gran Capitán, copia en yeso de la estatua que talló en madera, en el siglo XVI, el escultor y arquitecto burgalés Diego de Siloé.
     Al año siguiente, en 1876, presentó su segunda obra de pensionado el bajorrelieve titulado: El Entierro de Santa Inés, para el interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
     Finalmente, como trabajo de tercer año de pensionado, en 1877, mostró su obra más famosa y que más gloria le dio: El Ángel Caído, modelada en yeso y más tarde fundida en bronce. Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Madrid, y en la Internacional de París. De 2,65 metros de altura, con notables influencias clásicas, helenísticas y barrocas, representa a Lucifer caído sobre unas rocas, retorciéndose por el dolor que le causa una serpiente enroscada en su cuerpo.
     En el año 1880, ejecuta el boceto para el ilustre marino y navegante del siglo XVI: Juan Sebastián Elcano, encargado por el Ministerio de Ultramar, fue presentado en la Exposición Nacional de 1881, obteniendo primera medalla, siendo esculpida en mármol blanco de Carrara.
     Acabado su plazo de pensión en Roma, permaneció en la ciudad, donde continuó vinculado hasta 1882.
     En este intervalo de tiempo esculpió el imponente monumento al Cardenal de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Sevilla, en un purísimo y finísimo mármol de Carrara, con influencias de estilo plateresco.
     Para la portada principal de la catedral de Sevilla realizó en yeso, en 1883, un bajorrelieve de la Asunción de la Virgen, más tarde pasado a piedra de Mónovar (Alicante), de tamaño colosal. Posteriormente para decorar la mencionada fachada talló cuarenta estatuas de apóstoles y santos, en las que trabajó hasta el año 1899, de tamaño mayor que el natural en piedra cemento Portland.
     Durante los años 1883-1884, esculpió en mármol de Carrara dos colosales estatuas, de 2,65 metros de altura, de los apóstoles San Andrés y San Bartolomé, para la rotonda interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid; la obra le fue encargada por la Obra Pía de Jerusalén; por sendos modelos cobró la cantidad de tres mil pesetas. Esta obra fue ejecutada en claro estilo neobarroco.
     El día 10 de noviembre de 1879 fue designado en Sesión Ordinaria académico correspondiente de la Academia de San Fernando. En atención a esto y al haber sido nombrado profesor ayudante de la Escuela de Artes invocando Oficios, y que los artículos 7.º y 8.º de los Estatutos, y el 77 y el 78 del Reglamento, los académicos Federico de Madrazo, José Barral, Antonio Ruiz de Salces, Francisco Asejo, Barbieri y los escultores Sabino de Medina y Elías Martín, lo proponen el 5 de mayo de 1884 como académico de número.
     El 20 de octubre de 1884, es elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso de apertura fue: La Escultura en Miguel Ángel.
     Por estas fechas el obispo de Cádiz, Vicente Calvo, le encarga tres imágenes en madera policromada y de tamaño natural: San Pedro, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio.
     Durante esta época llevó a cabo otro excelente sepulcro de estilo neoplateresco, el del Cardenal Martínez Silíceo, para la iglesia-colegio de Doncellas Jóvenes de Toledo, inspirado en los sepulcros renacentistas del cardenal Tavera y el de Cisneros.
     De 1877 son el Monumento Funerario a Goya, el Monumento a Meléndez Valdés y Donoso Cortés, con la famosa estatua de la Fama, en el cementerio monumental de San Isidro de Madrid.
     A comienzos del siglo XX, esculpió en piedra blanca el Escudo colosal de España, para el Ministerio de Fomento, actual de Agricultura en Madrid.
     A partir de 1904, R. Bellver se dedica casi por entero a su labor docente, en las clases de la Academia de San Fernando, también como jurado calificador en exposiciones nacionales e internacionales. También como jurado calificador en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, sustituyendo en 1904 al célebre escultor valenciano Mariano Benlliure, compañero suyo en la Academia.
     Dos días después de su muerte, el 22 de diciembre de 1924, el escultor segoviano Aniceto Marinas se adhiere a las condolencias expresadas por su compañero el también escultor Mariano Benlliure, con motivo de la muerte de nuestro genial artista, ocurrida el 20 de diciembre del citado año.
      Ricardo Bellver ha utilizado a lo largo de su carrera artística todo tipo de materiales para ejecutar su dilatada y extensa labor escultórica: el barro, arcilla, madera de pino, ciprés, policromada, dorada y estofada; el mármol de Carrara, la piedra de Monóvar, Novelda, el cemento Portland, el bronce y otros materiales.
     Sus primeros trabajos de juventud están realizados en barro, arcilla, escayola, yeso y cera. Se trata de estudios preparativos para mostrar a las distintas y variadas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y a los Concursos a Oposiciones de Pensionados a Roma.
     Desde sus primeros comienzos la obra de Ricardo Bellver ha generado grandes elogios por parte de la crítica especializada de la historia del arte. de fuerte personalidad, realismo libre, notable y crítico, es el más personal y original de los escultores.
     Su estilo es ecléctico, academicista y romántico, y en muchas ocasiones se muestra neobarroco y realista.
     Es creativo y original, con una gran fuerza expresiva en sus obras (José Luis Melendreras Gimeno, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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