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domingo, 21 de abril de 2024

La imagen del "Buen Pastor", anónima, en el Convento de Santa Paula

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la imagen del "Buen Pastor", anónima, en el Convento de Santa Paula, de Sevilla.  
     Hoy, domingo 21 de abril (IV Domingo de Pascua), es el domingo del Buen Pastor, Cristo, que ha dado la vida por sus ovejas, que somos nosotros, para salvarnos del pecado y de la muerte. Y no solo ha muerto y resucitado por nosotros sino por todo el mundo: «Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor» (Ev.). La Iglesia, con sus diversos carismas y vocaciones —de manera especial por medio del orden sacerdotal— hace presente en el mundo a Cristo, el Buen Pastor. Hoy es un día especial para pedir al Señor que nos dé las vocaciones sacerdotales y consagradas que la Iglesia necesita para seguir evangelizando y creciendo en la unidad [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y qué mejor día que hoy para ExplicArte la imagen "Buen Pastor", anónima, en el Convento de Santa Paula, de Sevilla.
     El Convento de Santa Paula [nº 36 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 74 en el plano oficial de la Junta de Andalucía] se encuentra en la calle Santa Paula, 3-5-7-9; en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo.
     La imagen del Niño Jesús como "Buen Pastor", es una talla anónima barroca, fechable en el siglo XVIII, con unas medidas de 82 x 42 x 40 cms. El Niño lleva vestimenta que le descubre el hombro derecho. La mano derecha la dirige hacia el suelo en dirección al cordero, mientras que en la izquierda porta una cruz de plata. Posee ojos de cristal. Sobre su cabeza porta aureola (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía del Buen Pastor
   Así como Cristo es pez y pescador al mismo tiempo, es también cordero y pastor a la vez: pastor et agnus.
   El arte de las catacumbas ha tomado la idea de ese simbolismo pastoral del Antiguo y del Nuevo Testamento, en los libros de los profetas y en los Evangelios. Para realizarla de una manera plástica se ha inspirado en las figuras crióforas de la escultura griega.
Fuentes de las escrituras
   La parábola del Buen Pastor está prefigurada tres veces en el Antiguo Testamento: en los Salmos y en las profecías de Ezequiel e Isaías.
   Salmo 23: «El Señor es mi pastor; nada me falta. / En verdes prados me hace yacer, / me lleva a frescas aguas. Recrea mi alma, / me guía por las rectas sendas / por amor de su nombre. (...) no temo mal alguno, / porque tú estás conmigo. / Tu clava y tu cayado son mis consuelos.»
   Ezequiel, 34:12. «Como recuenta el pastor a sus ovejas el día en que la tormenta las dispersa, así recontaré yo mis ovejas y las pondré a salvo en todos los lugares en que fueron dispersadas (...) Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré la perniquebrada y curaré la enferma...»
   Isaías, 40: 11. «El apacentará su rebaño como pastor, / Él le reunirá con su brazo, / El llevará en su seno a los corderos/ y cuidará a las paridas.»
   Son estas bucólicas comparaciones de la Biblia las que desarrollaron los evangelistas en la parábola de La oveja perdida. El texto que citamos se ha tomado del Evangelio de Lucas, 15: 3-7: «¿Quién habrá entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiendo perdido una de ellas, no deje las noventa y nueve en el desierto, y vaya en busca de la perdida hasta que la halle? Y una vez hallada. la pone alegre sobre sus hombros, y vuelto a casa convoca a los amigos y vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida .»
   El mismo relato vuelve a encontrarse en el Evangelio de Juan, 10: 1-16.
   En el simbolismo cristiano, el Buen Pastor es la imagen de Cristo que reencuentra al pecador penitente y lo devuelve al redil.
Iconografía
Arte paleocristiano
   Este tema idílico es uno de los predilectos del arte cristiano primitivo. Aparece a partir del siglo II en los frescos de las catacumbas. 
   La parábola evangélica se asemeja al mito pagano de Orfeo encantando a los animales con la lira. Tocado con un gorro frigio, como Mithra y los Reyes Magos, Orfeo está sentado sobre una peña y tañe la cítara en medio de los animales cautivados por su música. Las bestias feroces o venenosas, leones y serpientes domes­ticados forman buenas parejas con los corderos y las palomas.
   Así, Orfeo prefigura a Cristo que enternece las almas más endurecidas.
   El Buen Pastor generalmente está representado con los rasgos de un joven pastor adolescente. Sin embargo, sobre ciertos sarcófagos lleva una barba corta.
   Está vestido con exomis, túnica sin mangas que descubre el hombro derecho y acaba encima de las rodillas. Lleva las piernas vendadas (fascia crurales). En las manos tiene un cayado (pedum), un recipiente para ordeñar (mulctra) o una flauta de Pan (syrinx).
   El tema comporta dos versiones diferentes, sugeridas una y otra por los profetas y los evangelistas, según que el pastor vigile su rebaño o conduzca una oveja perdida sobre los hombros.
          El Buen Pastor cuida su rebaño
   Está de pie o sentado en medio de sus ovejas, imagen de los fieles que defenderá del lobo rapaz si es necesario, y por los cuales está dispuesto a dar su vida.
   Los frescos de las catacumbas y los bajorrelieves de los sarcófagos han ilustrado muchas veces esta alegoría cuya más perfecta expresión es un mosaico del siglo V que decora el Mausoleo de Gala Placidia, en Ravena.
   Al Buen Pastor que defiende su rebaño se opone el Mercenario que huye frente al lobo (Puertas de madera de la iglesia S. Maclou de Ruán, atribuidas a Jean Goujon).
          El Buen Pastor trae sobre los hombros la oveja perdida
   Para crear este tipo, el arte cristiano sólo debió adaptar a su uso modelos griegos tales como el Hermes crióforo (portador de carnero).
   El tema ofrece dos variantes: casi siempre, el Buen Pastor que lleva el cordero sobre los hombros coge las patas traseras con una mano y las delanteras con la otra, pero a veces sujeta sólo con la diestra las cuatro patas del cordero cruzadas sobre su pecho.
   En la escultura paleocristiana, la primera versión está representada por la célebre estatuilla de mármol del Museo de Letrán (siglo III), cuyas piernas han sido reconstruidas (hay una réplica en la Casa de Pilatos, de Sevilla. Además, pueden citarse los sarcófagos de mármol de Tipasa, en Argelia, y de Ajaccio, en Córcega (siglo III). El segundo tipo está ilustrado por la estatua del Museo Santa Irene de Estambul.
   Sobre un sarcófago de Letrán Cristo está representado como Pastor de los Pastores entre los apóstoles, a su vez convertidos en pastores.
   Este tema resulta igualmente frecuente en la pintura, como lo prueban numerosas obras murales de los siglos III y IV, en la capilla cristiana de Doura Europos, en Siria y en las catacumbas romanas de Priscila, de Domitila y de Calixto, cuya cripta ha sido bautizada por ello cripta delle Pecorelle (oveja).
   El Buen Pastor está a veces duplicado, por razones de simetría, sobre la superficie de un mismo sarcófago: es el triunfo de la forma sobre el símbolo; pero también un verdadero despropósito iconográfico.
   El Buen Pastor, tan popular en el arte bucólico de las catacumbas, se eclipsó durante toda la Edad Media. El arte medieval románico o gótico prefirió glorificar a Cristo predicando, sufriendo o triunfando.
   Sin embargo, por un fenómeno de resurgencia, el motivo reapareció en Francia y Portugal en el siglo XVI.
          Variantes en el arte español de la Contrarreforma
          El Niño Jesús como Buen Pastor
   En la pintura española de la Contrarreforma, pero bajo diferentes formas, el Buen Pastor cambia de edad y de sexo, reaparece con los rasgos del Niño Jesús o de la Virgen pastora (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre el Convento de Santa Paula, en ExplicArte Sevilla.

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