Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

viernes, 12 de diciembre de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, Castillo del Madroñiz, Ermita de San José, Ermita de Nuestra Señora de Vallehermoso, Ermita de Don Miguel, Ermita del Cristo de las Eras, Ermita de Santa Rosalía, Centro de Artesanía Los Pedroches, Centro de Exposición Aurelio Teno, Centro de Interpretación del Auto Sacramental de los Reyes Magos, Refugio antiaéreo de la Guerra Civil, Embalse y Playa de la Colada, y Ermita de Santa Ana) de la localidad de El Viso, en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, Castillo del Madroñiz, Ermita de San José, Ermita de Nuestra Señora de Vallehermoso, Ermita de Don Miguel, Ermita del Cristo de las Eras, Ermita de Santa Rosalía, Centro de Artesanía Los Pedroches, Centro de Exposición Aurelio Teno, Centro de Interpretación del Auto Sacramental de los Reyes Magos, Refugio antiaéreo de la Guerra Civil, Embalse y Playa de la Colada, y Ermita de Santa Ana) de la localidad de El Viso, en la provincia de Córdoba.
     La delgada torre de rojizo ladrillo, es el eje del casco urbano, que tiene forma estrellada. La delgada torre de rojizo ladrillo, tan apreciada por la hermana cigüeña, es el eje del casco urbano, que tiene forma estrellada, con las calles confluyendo en torno a la parroquia de la Encarnación, el corazón espiritual de El Viso, pueblo que cada julio, por Santa Ana, emula a Pamplona con sus encierros de vaquillas, que siembran las calles de carreras, emoción y sobresaltos.
     Villa situada en la zona central de Los Pedroches, en la carretera C-411.
     Distancia a Córdoba: 85 Km.
     Altitud: 575 m.
     Extensión: 252,6 Km2
     Habitantes: 2.849.
     Gentilicio: Viseños.
     Mancomunidad: Los Pedroches.
     El Viso surgió probablemente a mediados del siglo XIV, y fue conocido hasta mediados del XV por Casas de Don Adame. Perteneció al señorío y condado de Santa Eufemia, del que llegó a ser la población más próspera.
     Vídeo turístico de El Viso: https://youtu.be/APDhZ27-toc
     Más Información:
     Ayuntamiento de El Viso
     Teléfono: 957 12 70 05
     https://ayto-elviso.com (Diputación Provincial de Córdoba).
     Esta población se configura en el siglo XV como núcleo del señorío de Santa Eufemia, pasando luego con las villas de Pedroche a la Ciudad de Córdoba. En su término municipal, en las inmediaciones del río Zújar, se halla el castillo de Madroñiz, construido en el siglo XV y reformado en el XIX y XX (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     El Viso ofrece cada cuatro años, a principios del mes de enero, la espectacular representación del Misterio de los Reyes Magos, declarada de Interés Turístico Nacional y llevada a cabo por los vecinos del pueblo. La última se realizó en 2006, de modo que la próxima será en 2010 (Rafael Arjona. Guía Total, Córdoba. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2009).
     A unos 6 kms. de Santa Eufemia, junto a la carretera, en la Huerta de los Frailes, se encuentra la Ermita de la Virgen de Vallehermoso, alrededor de la cual celebran los vecinos de El Viso una curiosa romería el Lunes de Pascua.
     Tiene El Viso amplias calles con casas blancas en las que se repite el granito y una hermosa plaza, la de la Constitución, en la que se encuentra el Ayuntamiento y en la que cada cua­tro años, a partir de 1982, tiene lugar por Navidad la representación a cargo de los vecinos del auto el Misterio de los Santos Reyes*, de autor desconocido, cuyo origen se remonta al siglo XVI. Tiene también la villa, en la calle de la Fuente, la iglesia de la Encarnación, edificio del siglo XVII, de una sola nave sostenida por cuatro arcos fajones de ladrillo sobre pilares de granito. La torre tiene un primer cuerpo de piedra y tres más de ladrillo (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación.-

     Aunque esta construcción surgió en el siglo XVII, las reformas han alterado profundamente su fisonomía primigenia. Presenta una sola nave con arcos diafragma apuntados que soportan la cubierta a dos aguas. En la cabecera se dispone un retablo neobarroco, fechable hacia 1960, que tiene en el centro una talla de la Virgen de la Encarnación, titular del templo. Merece destacarse su inusual interpretación iconográfica, pues María aparece sola, en pie y con un libro en las manos, sin el arcángel Gabriel, que siem­pre la acompaña en la escena de la Anunciación. A los lados del retablo se disponen ángeles lampareros.
     En el banco, sobre el sitial, se ha colocado una cruz parroquial obra del platero Damián de Castro, de hacía 1770; se ajusta a un modelo utilizado frecuentemente por dicho artífice  para este tipo de piezas, y se caracteriza por los brazos abalaustrados y una macolla muy desarrollada, cubriendo las superficies con decoración de rocalla.
     En ambos lados de la nave se ven vidrieras contemporáneas, del padre Enrique Díaz Oria, con temática eucarística. Hay también una Dolorosa de vestir con corazón y diadema de plata de hacia 1800 (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     La iglesia parroquial de la Encarnación, construída en el siglo XVI y reformada en épocas posteriores, tiene nave única sustentada por arcos transversales y apuntados de rojizo ladrillo.
     La portada exterior de mayor interés es la del lado de la epístola, fechada en 1623.
     Detrás de la cabecera del templo se alza, exenta, la torre, cuyos estrechos cuerpos de ladrillo incorporados en los siglos XVIII y principios del XX, acentúan su esbeltez.
     Como curiosidad hay que añadir que se aprovechó para una de las campanas la sección superior de una bomba de artillería (Diputación Provincial de Córdoba).

Castillo del Madroñiz.-
        El castillo de Madroñiz está enclavado en el norte de Los Pedroches, al pie de la frontera con las provincias de Badajoz y Ciudad Real. Estratégicamente es un lugar clave, no sólo por su ubicación respecto a una importante vía de penetración desde el norte, sino también al estar en una elevación que controlaba, hacia poniente, el río Zújar y, hacia el sur, el cercano río Guadamatilla. Madroñiz es, pues, la última fortificación de Córdoba, ya en contacto con Extremadura, que guarda y vigila el Zújar y el camino a la Meseta asentado sobre un montículo rocoso que le proporciona un inexpugnable emplazamiento que domina todo el valle.
     La planta del castillo tiende a la forma rectangular, orientado el eje mayor en dirección este-oeste. Se asienta sobre un pedestal de piedra natural dominando el río Zújar. De su pasado musulmán permanece, según Valverde y Toledo, la traza y la torre del homenaje, que se han completado con posteriores remodelaciones efectuadas en los siglos XIV y XV, aportando los dos compactos torreones cilíndricos de ruda mampostería que robustecen la puerta de acceso al gran patio de murallas almenadas. El castillo finaliza sus elementos estructurales con la airosa torre del homenaje, de planta cuadrada y coronada de merlones.
     Hacia Poniente se abre la angosta entrada por un pequeño vano adintelado realizado con grandes sillares graníticos, abierto en un muro de extraordinario grosor y estrechamente vigilado por los dos torreones circulares abiertos a ambos lados. El torreón menor es perforado por una saetera, estratégicamente orientada sobre la puerta, que permitiría al vigía tener un completo control sobre ésta. Desde el septentrional, de mayor tamaño, y al que no se podía acceder desde el interior del castillo, parte el adarve que conduce a la torre de las mazmorras y a la puerta de la torre del homenaje, así como a las caballerizas mediante un pasadizo.
     Por la puerta principal se accede al primer patio, de planta trapezoidal y mayores dimensiones para acoger a su llegada a las caballerías y servicios de vigilancia. De hecho, al sur se encuentran las caballerizas, dependencia de enorme longitud, con su puerta y una bóveda de ladrillo. Actualmente es un gran comedor pero, todavía, junto a la cocina campera, se advierte una angosta puerta que servía de huida al exterior del castillo en situaciones de extremo peligro.
     En el lado opuesto de la entrada principal y no alineada con ella se halla la puerta al segundo patio. Es también adintelada, con grandes sillares de granito en jambas y dintel, pero esta vez tiene delicados adornos en ondas. 
     Traspasando la puerta se llega al segundo patio, donde se encuentra el pozo; al sur, las caballerizas; al norte, la subida al adarve y, hacia el este, la entrada a la torre del homenaje. Como decíamos, ésta fue acondicionada para la vida actual. 
     Aún así, la sala principal conserva hoy día toda su esencia y nos remota a la época de esplendor de Madroñiz, bajo el señorío de Santa Eufemia.
     Se accede por unas escaleras a la segunda planta, donde hay alguna que otra habitación, hoy dormitorios. Realmente, aquí estarían en tiempos los aposentos privados y, en opinión de M. A. Jordano, si el señor recibía una visita, ésta no accedería por aquí, sino que, habiendo su dejado su cabalgadura en el segundo patio a algún servidor que la conduciría a las caballerizas, el invitado subiría por el pasadizo a una galería que corre por encima de las caballerizas y que llega a la torre del homenaje, a la altura del segundo piso, y justamente ante la entrada del salón principal, sin necesidad alguna de pasar por estancias intermedias de uso privado, con lo cual quedaba preservada la intimidad de los moradores. Esto se fundamenta en que, precisamente, el acceso al salón por este recorrido aquí indicado tiene una preciosa portada con delicadas yeserías que acogerían al visitante y lo introducirían desde el rudo castillo, meramente defensivo y guerrero, a un ambiente de lujo y ostentación, según veremos.
     La portada se compone de un vano adintelado con decoración de ondas y rizos ornados de rosetas en las esquinas y enmarcado por ancho alfiz; tipo muy extendido en el mudéjar toledano, fundamentalmente, en numerosos ejemplos de la arquitectura civil, sobre todo en los palacios, algunos de los cuales fueron convertidos en conventos; y, sin embargo, no encontramos ninguno parecido en Córdoba, donde se puede decir que casi no hay vanos adintelados y, por el contrario, está muy extendido el arco angrelado, ya de medio punto ya apuntado, encuadrado por alfiz, con lo que podría plantearse la hipótesis de que intervinieron artistas toledanos o conocedores de lo que allí se estaba haciendo, más que de la capital.
     En cuanto a las tracerías del ancho alfiz, hay que hacer notar, por un lado, el original adorno de ondas invertidas que enmarcan las verticales en sus trasdós y, por otro, la desmembración del alfiz en varios paños, de los cuales el central muestra pimientos afrontados de dos en dos y dispuestos verticalmente, formando una original sebka sobre fondo, no ya de ataurique como es característico, sino sobre una malla de tracerías reticulares de inspiración cristiana. En esa profusión decorativa destaca el relleno de los pimientos o vainas con hojitas de trébol. Todo ello va enmarcado por una estrecha cenefa de cintas entrecruzadas en forma elíptica, que se prolonga por todos los rebordes de las planchas que conforman el alfiz.
     Mediante una serie de incisiones se ha fingido un dintel adovelado, siguiendo una tradición de época califal, que aquí se compone de dovelas engatilladas, formadas por semicírculos unidos mediante líneas rectas.
     María Ángeles Jordano descubrió que aquellas planchas que cierran el alfiz en los laterales y tienen tracerías de raigambre gótica, ya en la fase tardía del estilo, cuando se impone con fuerza el flamígero con sus características vejigas natatorias, tienen un diseño semejante al que muestran algunas de las yeserías que adornan el arco triunfal de la capilla mayor y el del presbiterio en la iglesia parroquial de la Encarnación del cercano pueblo de Santa Eufemia. Es más, se conserva una de las tablas que adornaban la techumbre de la nave y está compartimentada en rectángulos, alguno de los cuales lleva decoración pintada de hojas de cardo, muy vinculadas a las que se repiten en las techumbres del convento de Santa Clara de la Columna, en el próximo municipio de Belalcázar, donde parece haber también una clara influencia toledana; y otros muestran similares tracerías flamígeras a las de las yeserías de la iglesia y del castillo. ¿Cómo habría de extrañarnos tan estrecho parentesco? Lógicamente, el señor de Santa Eufemia tuvo a bien contratar a unos artistas que estarían trabajando simultáneamente o, más probablemente, con escasa diferencia de tiempo en el templo y en el castillo.
     Cabría hacerse otra pregunta más: ¿serían estos artistas los mismos que buscó Doña Teresa de Stúñiga, condesa de Belalcázar, para decorar el convento de Santa Clara fundado por ella por aquellos mismos años y en el que tantos esfuerzos invirtió? No sería nada extraño, no sólo por la cercanía de ambas poblaciones, sino quizás ¿y esto aquí lo planteamos como pura hipótesis- por enconado enfrentamiento que mantuvieron en vida la condesa y el señor de Santa Eufemia, Don Gonzalo Mesía, quien consiguió con indecorosas artimañas y abyectos recursos, que se reconociera su derecho sobre el castillo y la dehesa, sobornando para ello a fray Juan de Trujillo, del monasterio guadalupense, quien arbitró y sentenció el litigio entablado con la condesa acerca de quien tenía el derecho de jurisdicción sobre la dehesa de Madroñicejos, en la cual se encontraba ¿casualmente¿ el castillo de Madroñiz.
     Como consecuencia de este agrio enfrentamiento y supuesto el carácter ambicioso del señor de Santa Eufemia, en un afán de revancha y, sobre todo, en un ostentoso alarde de poder, no sería de extrañar que llevara a los mismos artistas de la condesa a trabajar en su castillo y en la iglesia de su señorío.
     De esta manera, se pueden fechar estas yeserías con bastante certeza, pues Don Gonzalo Mesía consigue el castillo en 1461 y a partir de este momento debieron comenzar las tareas de reforma. En 1508 le sucedió en el señorío su hijo Rodrigo Mesía, el Viejo.
     En la sala principal del castillo de Madroñiz los escudos del señor de Santa Eufemia aparecen repartidos en número de cuatro, en la parte alta de los muros, en lugar destacado y visible, realizado en yesería y, cual si fueran pendones en relieve, cuelgan de un motivo de cordón que corre a modo de estrecho friso por toda la estancia, formando un nudo encima o debajo del citado escudo, el cual se compone de tres fajas y castillo entado en punta con bordura de ajedrezado. Dicho escudo aparece enmarcado en artística disposición al estar rodeado por hojas a medio camino entre la inspiración naturalista propia del gótico y la herencia musulmana de las hojillas disimétricas, que en ocasiones aparecen afrontadas y siempre enlazadas o inscritas en tallos incurvados que dan el característico entramado mudéjar. Todo ello queda bordeado por una estrecha cenefa articulada mediante palmetas inscritas en roleos.
     La portada que comunica el salón con las estancias privadas también se decora con artísticas yeserías y sigue un esquema muy parecido al del anterior. Antes de proceder al análisis de sus elementos, conviene precisar que la situación de ambas portadas no es en modo alguno afrontada, sino que sigue una disposición que recuerda el típico recodo de la arquitectura musulmana, puesto que se hallan en muros perpendiculares entre sí y no se abren en el centro, sino en uno de los extremos. De esta manera quedaba preservada prácticamente por completo la privacidad de las estancias interiores. Esta portada se compone de un arco de medio punto y angrelado que queda enmarcado por un amplio alfiz. 
     No ocurre, como en el otro caso, que el espacio entre el arco y el alfiz iba decorado con dovelas fingidas. Pudiera ser que así fuera en origen y que las sucesivas capas de cal lo hayan ocultado, pues el mismo angrelado casi pasa desapercibido por este motivo.
     El original arranque del alfiz consiste en unos medios arcos con ondas y rizos. Esto no lo encontramos repetido en Córdoba; sin embargo, hemos visto un claro paralelismo en el vano geminado de la Casa de Mesa, en Toledo, fechada a fines del siglo XV. Pero la similitud no queda reducida a este aspecto; curiosamente, las planchas verticales del alfiz de Madroñiz tienen una tracería parecida a la que recorre el ejemplar toledano. Se trata de tetralóbulos desarrollados sobre un campo de ataurique de hojillas disimétricas digitadas, mezclándose, por tanto, elementos de inspiración gótica con otros de tradición musulmana. En cambio, el trazado de la ornamentación de yesería que recorre la parte superior y horizontal del alfiz se compone de motivos flamígeros; concretamente, los paños cuadrangulares de los extremos ostentan una rosa cuyos pétalos son vejigas natatorias, en tanto que el rectangular central luce los mismos motivos flamígeros que veíamos en la otra portada, comparables a los de la parroquial de Santa Eufemia.
     El castillo de Madroñiz fue objeto de un profundo estudio llevado a cabo por D. Manuel Luna Rivera, quien recogió aquellos datos históricos y documentales referentes a los distintos dueños del castillo, así como los principales avatares que conoció a lo largo de su ajetreada historia, propia de una construcción de este tipo. Además, contamos con la investigación de J. Padilla acerca de Pay Arias de Castro y el señorío de Espejo, donde analiza, entre otras cuestiones, el período en que dicho Pay Arias fue señor de Madroñiz. También se encuentra incluido en la obra de M. Valverde y F. Toledo sobre los castillos de Córdoba. Además de estas valiosas aportaciones, enfocadas desde un punto de vista histórico, a finales del siglo XX la historiadora del arte María Ángeles Jordano llevó a cabo un necesario estudio pormenorizado de las originales yeserías que decoran las portadas y la estancia principal del castillo y que son una prueba de que, a partir del siglo XIV, la mayoría de estas moles edilicias pasarán de tener un fin meramente defensivo, motivo por el cual fueron levantadas, a convertirse si no en residencia, sí en lugar de parada común entre los titulares de un señorío. Y, realmente, eso fue lo acontecido en Madroñiz; castillo erigido bajo la dinastía omeya, formando parte de una línea defensiva, junto con otras fortalezas, extendidas en dirección este-oeste, como el cercano de Santa Eufemia o el de Gafiq (actual Belalcázar), La Nava, Vioque, Atalayas, Pedroche, Almogávar, La Torre, Gelices, Montezócar, Azuel y la Iniesta, para proteger las vías de comunicación que, desde el norte, atravesaban el valle de Los Pedroches o Fahs al Ballut (Llano de las Bellotas o Campo de las Encinas), en dirección hacia la capital de al- Andalus. Concretamente, Madroñiz era el celoso guardián del antiguamente llamado "Pasillo de Abdallah", camino que conducía hacia Almadén y Badajoz, y se abría paso entre una intrincada cadena de sierras, entre las que se halla Sierra Madrona, de donde podría venir el topónimo del castillo. Además, Madroñiz es la última fortificación andalusí de Córdoba, ya en contacto con Extremadura, que guarda y vigila el río Zújar asentado sobre un montículo rocoso que le proporciona un inexpugnable emplazamiento que domina todo el valle.
     La historia del castillo, en época cristiana, se inicia en el momento, no precisado por las fuentes, en que es donado por Fernando III al infante Don Juan, de quien pasó a su hijo el infante Don Juan Manuel y, en 1306, no por mucho tiempo, tiene por dueños a Ferrand Pérez y a Diego García de Toledo.
     A partir de 1310 el castillo de Madroñiz es vendido a Pay Arias de Castro, primer señor de Espejo, y a su mujer, Doña Urraca Téllez de Meneses, y es así como se convirtió por unos años en parte de la historia del señorío de Espejo. Sin embargo, en su azarosa historia, Madroñiz pronto fue a cambiar de manos, probablemente por tener que responder al pago de deudas contraídas por la familia, más que por la lejanía del lugar respecto al resto del señorío: Espejo y Castro del Río, pues, como bien señala J. Padilla, Madroñiz, enclavado en una zona de espléndidas dehesas, proverbial por su explotación ganadera, era lugar de paso entre el sur de la provincia y Extremadura, en un momento en que la cría de 
ganado comenzaba a estar en plena ebullición y en que los caminos de la Mesta entraban en un período de intensa actividad. A pesar de lo cual, el 31 de julio de 1364 el castillo fue puesto en venta en pública almoneda y adquirido en 24.000 maravedíes por Martín Fernández de Córdoba, de quien lo heredó su sucesor, Diego Fernández de Córdoba, el cual fundó mayorazgo en 1401, constando el castillo entre los bienes que aportaba.
     De esta manera es como Madroñiz se integró en la Casa de Aguilar, viviendo entonces la zona un intento de repoblación que, con altibajos, tuvo normalmente problemas para atraer a habitantes (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     El Castillo de Madroñiz ha navegado a lo largo de su historia entre tres mares, al haber sido compartido por Córdoba y Badajoz y encontrarse cerca de Ciudad Real. El lugar que los árabes eligieron para hacerlo no podía ser más adecuado. Aprovechando una antigua población musulmana, lo levantaron justo entre las localidades de El Viso, Belalcázar y Santa Eufemia, sobre un cerro junto al que fluye alegremente la corriente del río Zújar.
     Sus propietarios, la sociedad Mangadas del Zújar -integrada por unos sesenta accionistas-, mantienen cerrado el recinto desde hace unos meses, ya que consideran elevado el coste de su mantenimiento y difícil el tenerlo abierto al público. El castillo era hasta entonces un lugar frecuentado por cazadores y amantes del descanso que elegían sus estancias para pasar la Nochevieja y fines de semana. Santiago Serrano Sánchez, uno de los propietarios, recuerda que la fortificación la alquilaban, sobre todo, a franceses y extremeños, aunque tampoco faltaban vecinos de la provincia que buscaban un lugar apartado para evadirse. Ahora, los que visitan la zona para cazar prefieren quedarse en la casa situada bajo el cerro de la fortificación y así ahorrarse subir al castillo.
     La sociedad propietaria, que además es dueña de las 2.440 hectáreas que rodean a la fortaleza -52 de las cuales se encuentran en Cabeza del Buey (Badajoz)-, le compró todo hace 18 años al marqués Carlos Montijano Carbonell, que le había hecho una importante restauración al recinto fortificado. Tiempo atrás, en 1951, otra sociedad, formada por gran parte de los accionistas que poseen ahora Madroñiz, se había hecho cargo del castillo y de sus tierras.
     El castillo se construyó en los siglos XI o XII y se ha utilizado más con fines residenciales que bélicos, aunque en su origen fue un recinto defensivo. Durante mucho tiempo su importancia radicó en ser el único camino por el que se llegaba a Toledo y entrar en una extensa red de comunicación y vigilancia que conformaba junto con otras fortificaciones del norte de la provincia y de sus comunidades limítrofes.
     Su historia ha estado ligada a personajes famosos tras la Reconquista entre los que destacan Pay Arias de Castro y Martín Fernández de Córdoba perteneciente a la Casa de Aguilar que durante mucho tiempo luchó por darle vida a sus despobladas posesiones concediendo importantes ventajas a sus vasallos.
     Al final con el tiempo todo pasó a manos de Gonzalo Mejías, séptimo señor del término vecino de Santa Eufemia, al que siempre ha estado muy vinculado. Cuando Mejías se casó con una heredera del marquesado de La Guardia, las posesiones de ambos se unieron incluyendo las tierras de Madroñiz. A lo largo de los siglos el marquesado de La Guardia se ha encargado de cuidar la fortaleza e incluso de llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento de Cabeza del Buey para que ésta y los terrenos aledaños formarán parte de Córdoba y no de Badajoz.
     A pesar del buen aspecto que hoy presenta el castillo no se ha librado de los avatares del tiempo. La desolación ha señalado su cuerpo en distintos momentos de su vida y durante los siglos xiv y xv sufrió la restauración más importante. Sus actuales dueños también le han curado algunas heridas.
     Desde lejos el castillo se pierde entre el espectacular paisaje que lo rodea, por lo que no impresiona tanto como cuando se le mira ya desde lo alto de su pedestal de piedra. Al entrar se pueden observar una torre. que no tiene nada en su interior, y un torreón, ambos cilíndricos.
     El primer patio del castillo tiene varias puertas de madera que conducen a las antiguas caballerizas transformadas ahora en un comedor en el que Carlos Montijano recreó el ambiente medieval. La tenue luz que ilumina la habitación le da un color más cálido que aviva los recuerdos del pasado. La alargada estancia tiene los techos abovedados recubiertos de piedra. La vegetación se ha adueñado de este patio y del siguiente, en el que se puede ver el aljibe del castillo.
     En el interior de la fortaleza hay un recibidor decorado con distintos animales disecados que recuerdan la riqueza cinegética del lugar en el que abundan los jabalíes, venados y perdices. y que van a estar presentes en todo el castillo. En el piso superior hay dos dormitorios con sus respectivos cuartos de baño -en todas las habitaciones preparadas para el descanso hay uno-. De ellos destaca el que tiene un mirador, con una columna y un asiento de piedra, que invita a asomarse a la inmensidad de la sierra. Pero el espacio que mejor idea da de la vida de los nobles es el salón, que conserva en paredes y techo cuatro escudos de los señores de Santa Eufemia y un precioso dintel de ataurique de influencia toledana. La decoración labrada vuelve a verse en el dintel que enmarca uno de los pasillos exteriores.
     A través de una galería se accede a una terraza circular improvisada sobre la torre de la entrada. En el trayecto se puede contemplar la antigua mazmorra. La terraza es un lugar privilegiado, el sitio perfecto para deambular por los pensamientos y atrapar con una sola mirada al Zújar con su puente; al arroyo que separa Córdoba de Badajoz; a los cerros de Ciudad Real; y al ganado que le da Vida al despoblado paisaje.
     La Torre del Homenaje está dividida en varias plantas en las que se suceden más dormitorios con vistas a un horizonte lejano. Su cima es el lugar idóneo para tomar conciencia de la calidad del paisaje y del dominio que desde allí ejercían sus moradores.
     Hoy el polvo se adueña de los muebles que dejó Carlos Montijano no en la fortaleza en la que durante tantos años residieron familias ilustres. Las telarañas empiezan a acomodarse en los rincones del edificio fronterizo que aún ignora cuál va a ser su destino (Ayuntamiento de El Viso).
     Es la obra más importante de arquitectura civil de la localidad. Situado en el extremo noroccidental del término, a unos treinta kilómetros de la población, es una fortificación de origen árabe levantada entre los siglos XI y XII sobre la vega del Zújar para vigilar las vías de comunicación que unían la submeseta sur con el valle del Guadalquivir.
     Era, además, uno de los baluartes de la línea de fortificaciones creada para defender a la ciudad y reino de Córdoba de los posibles ataques que pudieran sufrir por el Norte.
     Tras la conquista cristiana fue sonado al infante D: Manuel, hijo de Fernando III, y tras sucesivas ventas acabó en poder de los señores de Santa Eufemia.
     Es de titularidad privada (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de San José.-
        Ubicada en el barrio con dicho nombre, es de reciente construcción y tiene planta cuadrada y cubierta a dos aguas (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Nuestra Señora de Vallehermoso.-
        Ubicada en el paraje conocido como Huerta de los Frailes. A escasos metros se encuentran las ruinas del convento de San Alberto del Monte, destruido tras ser exclaustrado y desamortizado en 1836.
     En este paraje es donde tiene lugar la tradicional romería del día de pascua en torno a la virgen de Vallehermoso (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Don Miguel.-
      Construida en los primeros años del siglo XX como retiro de verano de su propietario, Miguel López, un sacerdote muy querido en el pueblo por su gran labor intercediendo por las vidas de muchas personas en la Guerra Civil. A este lugar huyeron muchas familias de El Viso durante los bombardeos en plena guerra civil y aquí convivieron hasta que todo pasó.
     Hoy día es un lugar del Ayuntamiento que está abierto a todos los visitantes. Se encuentra a cuatro kilómetros del municipio y ha sido remodelada recientemente por el Ayuntamiento (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita del Cristo de las Eras.-
        Ermita de reducidas dimensiones que tiene adosado a sus espaldas un Calvario, un cubo de mampostería en el que se encuentra plantado un olivo (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Santa Rosalía.-
        Construida en la mitad del siglo XIX fue convertida en un polvorín durante la Guerra Civil y fue destruida al explotar éste. Sobre el solar se levantó la ermita actual a finales de los años sesenta.
     Presenta una base rectangular y una portada de ladrillo coronada por un doble vano a manera de espadaña (Diputación Provincial de Córdoba).

Centro de Artesanía Los Pedroches.-
        La comarca de Los pedroches en la actualidad ha sido declarada como Zona de Interés Artesanal (ZIA), siendo la región de Andalucía con mayor número de artesanos.
     El centro se crea para recoger la tradición artesanal existente en la Comarca y para formar, difundir y mejorar a los productores y productos artesanos de Los Pedroches.
     El centro se va a destinar a la formación y estudio de la Artesanía, creando un punto de encuentro de los artesanos, así como un lugar donde realizar exposiciones de los distintos oficios artesanos.
     Será prioritaria la formación de nuevos artesanos, con la finalidad de preservar los oficios existentes enriqueciendo la formación de los mismos con los procedimientos tecnológicos más actuales, obteniéndose como resultado productos de un perfecto acabado conforme al gusto actual; pero con el sabor de las técnicas transmitidas de generación en generación, en una cadena cultural que Los Pedroches han tenido la fortuna de hasta ahora no verla interrumpida.
     De esta manera, se consolidarán los distintos oficios existentes permaneciendo y ampliándose la generación de empleo en dicho sector. Por ellos se crea este centro que reúne las condiciones técnicas y estéticas para los objetivos antes definidos.
     Actualmente el centro es la sede de Ofiarpe (Asociación de Artesanos de Los Pedroches) y tiene habilitada en la planta baja una exposición de los trabajos que realizan los artesanos de la Comarca.
     El centro de artesanía está ubicado en la Avenida Parque n.º 19 del municipio (Diputación Provincial de Córdoba).

Centro de Exposición Aurelio Teno.-

        En nuestra localidad se encuentra situado el mayor centro de exposición permanente de las obras de Aurelio Teno, ubicado en Avenida Parque encima del Bar del Parque.
     Aurelio Teno nació en 1927 en las Minas del Soldado, de manera circunstancial – debido a la dedicación minera de su familia – pero el artista se considera natural de El Viso. Antes de cumplir los diez años se traslada a Córdoba para vivir una juventud inquieta dentro del polifacetismo más absoluto.
     Ganado para la causa de las artes plásticas ingresó en 1939 en la Escuela de Artes y Oficios para estudiar dibujo y pintura hasta 1943. Un año antes había entrado como aprendiz en el taller del escultor Amadeo Ruiz Olmos y en un taller de platería.
     En 1950 Aurelio Teno marcha a Madrid, donde amplía estudios de Bellas Artes mientras conecta con artistas apasionados, como él, por la vanguardia, y se traslada a París, centro mundial del arte en aquellos momentos. Celebra con éxito varias exposiciones de pintura, en el periodo 1959-1961, en las galerías Salón del Art Libre, Palais des Beaux Arts y otras.
     Paralelamente se dedica a la creación de joyas-esculturas, que se hicieron famosas. Regresa a Madrid en 1965 y poco después se instala en el Molino del Cubo, a espaldas de la Sierra de Gredos, en la provincia de Ávila, donde investiga sobre nuevos procedimientos plásticos. Expone en el Ateneo de Madrid sus polémicas esculto-pinturas dentro del concepto del pop-art. A partir de este año,
     Aurelio Teno es noticia permanente en el mundo del arte con sus exposiciones en Copenhague, París, Nueva Cork, Rabat y San Luis (Missouri). En 1966 obtiene el premio Diamonds Internacional – una especia de premio Nóbel a la joyería – y en 1970 gana la medalla de oro de la Exposición Internacional de Munich, por su labor pictórica y escultórica. En 197 participa en la Exposición Internacional de Sao Paula (Brasil). En 1976 la dimensión del arte de Aurelio Teno alcanza los más altos niveles al abocarse a la escultura monumental. En competencia con Salvador Dalí y De Creef, gana el concurso para realizar la colosal escultura Don Quijote – siete metros de altura y 60.000 kilos de piedra y bronce -, que se levantaría ante el Kennedy Center de Washington. Tras este monumento realizaría otros: Don Quijote, para Buenos Aires, El rapto de Europa, en Nerja, etc.
     Celebra exposiciones en Granada, Málaga y Nerja, y en 1988 hace una gran antológica en el Palacio de la Merced, de Córdoba. Además de los premios citados, Aurelio Teno ha recibido otras distinciones: miembro del Centro Internacional de Escultura de Washington; homenajes en Washington, Detroit y Houston (Estados Unidos); miembro de la Real Academia de Córdoba; medalla de oro de la ciudad de Nerja; hijo predilecto de Villanueva del Duque, etc. (Diputación Provincial de Córdoba).

Centro de Interpretación del Auto Sacramental de los Reyes Magos.-
        Centro donde se materializa una parte del patrimonio inmaterial de al localidad. En él se conservan una serie de elementos que pueden ayudarnos a rastrear la historia del Auto de los Reyes Magos, uno de los elementos más significativos del acervo cultural de El Viso.
     En este centro se custodian ejemplares de la obra matriz del Auto, así como diferentes cuadernillos con el texto de distintas representaciones.
     También se exponen en él maquetas de los escenarios levantados en diferentes ediciones, recursos audiovisuales, paneles explicativos, una sala infantil para acercar la obra a los más pequeños, recursos especiales que facilitan la compresión de todo lo expuesto a las personas invidentes, ejemplares del vestuario característico de los diferentes personajes que aparecen en la obra, así como una nutrida galería fotográfica que nos ofrece una interesante panorámica visual que constituye todo un repaso de la historia de la representación (Diputación Provincial de Córdoba).

Refugio antiaéreo de la Guerra Civil.-

        Setenta años después, El Viso vuelve a cobrar vida y abre una puerta a la historia más reciente de nuestra Comarca de Los Pedroches, uno de los frentes más activos que hubo en la Guerra Civil Española (1936-1939).
     El Viso fue bombardeado en varias ocasiones durante el conflicto y de cuyos bombardeos sus habitantes se protegían metiéndose dentro de túneles subterráneos como este que se presenta.
     Los refugios contra bombardeos aéreos fueron construidos la mayoría de las veces por los mismos habitantes de los pueblos, colaborando activamente entre ellos y ellas en su ejecución, ya fuera en lugares públicos como es esta plaza o en refugios particulares, de pequeño tamaño, que hacían los vecinos habilitando para ello los lugares de las casas que creían más seguros.
     El Refugio consta de cuatro accesos, actualmente abiertos sólo dos, habilitando 78 metros y medio de galería donde el/la visitante cruza en zigzag toda la Plaza de la Constitución (Diputación Provincial de Córdoba).

Embalse y Playa de la Colada.-
        El embalse de la Colada se extiende por los términos municipales de El Viso, Hinojosa del Duque y Belalcázar, con una superficie total de 608 hectáreas. Ubicada en la zona hidrográfica del Guadiana y apresa las aguas del río Guadamatilla.
     Para el acceso a la presa se ha construido una carretera entre las localidades de El Viso y Santa Eufemia.
     Este espacio tiene un uso recreativo, donde se puede disfrutar de unas inmejorables vistas del embalse y presa de la Colada, acompañadas por un entorno magnífico, en un lugar adaptado para el recreo y disfrute de todos los visitantes en plena naturaleza.
     La zona recreativa cuenta con las siguientes instalaciones:
     Zona de descaso con merenderos, barbacoas, aseos…
     Observatorio astronómico
     Bar-restaurante
     Zona de pesca
     Zona de baño-Playa La Colada
     Parque multiaventura
     Campo de fútbol playa (Diputación Provincial de Córdoba).

Ermita de Santa Ana.-
        Hasta los años sesenta del pasado siglo existió una ermita dedicada a su patrona, Santa Ana, construida en el siglo XVI. Seguía el prototipo de las ermitas de la zona, de una sola nave, cubierta por un tejado a dos aguas, con arcos transversales apuntados cuyos empujes laterales eran contrarrestados por pronunciados contrafuertes exteriores.
     Afortunadamente se conserva el arco de granito de la portada del antiguo templo, reutilizado en la verja del espacio que precede a la ermita.
     La ermita actual presenta unos parámetros arquitectónicos muy alejados de los usuales en la zona, con base circular y tejado de pizarra (Diputación Provincial de Córdoba).
    
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, Castillo del Madroñiz, Ermita de San José, Ermita de Nuestra Señora de Vallehermoso, Ermita de Don Miguel, Ermita del Cristo de las Eras, Ermita de Santa Rosalía, Centro de Artesanía Los Pedroches, Centro de Exposición Aurelio Teno, Centro de Interpretación del Auto Sacramental de los Reyes Magos, Refugio antiaéreo de la Guerra Civil, Embalse y Playa de la Colada, y Ermita de Santa Ana) de la localidad de El Viso, en la provincia de Córdoba. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia cordobesa.

Más sobre la provincia de Córdoba, en ExplicArte Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario