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jueves, 16 de abril de 2020

La pintura "Santa Engracia", del taller de Zurbarán, en la sala VI, del Museo de Bellas Artes


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "Santa Engracia", del taller de Zurbarán, en la sala VI, del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
     Hoy, 16 de abril, en Zaragoza, Memoria de Santa Engracia, virgen y mártir, que sufrió duros suplicios y le quedaron las llagas como testimonio de su martirio (s. IV) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y qué mejor día que hoy para ExplicArte la pintura "Santa Engracia" del taller de Zurbarán, en la sala VI, del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
     El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
      En la sala VI del Museo de Bellas Artes podemos contemplar la pintura "Santa Engracia", obra anónima del taller de Francisco de Zurbarán (1598-1664), siendo un óleo sobre lienzo en estilo barroco, pintado hacia 1640-50, con unas medidas de 1,73 x 1,03 m., y procedente del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, depositado el 12 de marzo de 1920.

      Aparece esta santa con una presentación similar a la de Santa Eulalia ya que, además, el pintor se ha servido de la misma modelo. La figura es de tamaño natural y aparece de frente, vistiendo una capa de brocado en tonos ocres que el artista trata con un detallismo admirable.
      La mártir lleva en su mano izquierda el clavo, instrumento que según la historiografía cristiana acabó finalmente con la vida de la virtuosa joven.
      Santa Engracia, nacida en la Bracara de la Lusitania, fue martirizada en presencia del emperador Dalciano.
      Con ocasión de su paso por Zaragoza, el 16 de abril del año 304, escoltada por dieciséis caballeros y varias criadas, con destino a Narbona, se permitió reprender al emperador por su crueldad persecutoria con los cristianos. El emperador ordenó darle muerte, le abrieron el pecho y a continuación, atravesaron la cabeza con un clavo, siendo además decapitados sus acompañantes (web oficial del Museo de Bellas Artes de Sevilla).
      Muchas fueron las series de Santas que se pintaron en Sevilla a lo largo del segundo tercio del siglo XVII y ciertamente Zurbarán realizó algunas de ellas, hoy dispersas e incompletas. Pero desgraciadamente la serie de Santas que conserva el Museo no es de Zurbarán y ni siquiera puede señalarse que sean obras de su taller. En el actual conocimiento que tenemos sobre la pintura sevillana de esta época permite pensar que pertenecen a uno de los anónimos imitadores de Zurbarán, que siguen fielmente su estilo, con menor talento y habilidad técnica. Los imitadores del artista realizaron este tipo de pinturas con insistencia, dado que la demanda del público hacia ellas era constante y debido también a que el precio que cobraban estos maestros secundarios no era excesivo.

     Realizadas para ser colocadas en la parte alta de los muros de las iglesias, estas series de santas que solían tener ocho componentes se repartían en igual número en cada lado de las naves formando un cortejo que simulaba dirigirse hacia el altar mayor.
     Esta serie no fue nunca mencionada en el pasado y el primero que lo hizo fue el escritor Félix González de León en 1884, cuando al describir el Hospital de la Sangre, de donde procede, mencionó "ocho cuadros situados en alto, de Francisco de Zurbarán que de cuerpo entero representan ocho santas vírgenes... en los que el autor se esmeró en los ricos y recamados ropajes que llaman la atención de todos el que los mira". Ciertamente algunas de las santas llevan trajes con profusión de bordados minuciosamente reproducidos, pero sabemos que este menester de copiar telas con precisión es justamente el que realizaban siempre en los talleres los discípulos del maestro, reservándose éste siempre las partes más creativas.
      Hay que señalar además que el autor de esta serie debió de ayudarse de colaboradores, puesto que en las pinturas se advierten tipos físicos y técnicas de diferente personalidad que hacen muy superiores unas pinturas con respecto a otras. Si en algo se pudiera dudar sobre la no pertenencia a Zurbarán de estas pinturas, un atento examen de sus rostros duros e inexpresivos en su mayoría evidencia una excesiva torpeza a la que Zurbarán jamás descendió. Por otra parte, el examen de las manos de las santas termina por reflejar una inferioridad técnica que Zurbarán nunca practicó, ya que justamente en la ejecución de este tipo de detalles sobresalió con su enorme calidad.
      La presencia de este conjunto de santas en la iglesia del Hospital de la Sangre está justificada por su carácter protector y milagrero y al mismo tiempo por el ejemplo de aceptación del dolor en el momento de su martirio (Enrique Valdivieso González, La pintura en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Ed. Galve, Sevilla, 1993)
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de Santa Engracia, virgen y mártir
     Mártir aragonesa que habría sido flagelada y luego atravesada con un clavo en medio de la frente. Dicho suplicio se parece al de san Pantaleón a quien habrían clavado ambas manos sobre la coronilla. 
      Esta santa legendaria quizá  sea la personificación de la Gracia de Dios (Sancta Gratia).
      Su culto, localizado en la región de Zaragoza, se difundió en Francia y en los Bajos Pirineos franceses donde un pueblo lleva el nombre de Sainte Engrâce du Port.
      Se la invocaba contra el dolor de cabeza. Además de la corona y la palma del martirio, tiene como atributo distintivo un clavo hundido en la frente (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Santa Engracia, virgen y mártir;
     Santa Engracia, (s. m. s. III – Zaragoza, c. 303). Mártir y santa.
     Dio testimonio público de su fe y sufrió suplicio en Zaragoza con ocasión de la gran persecución contra los cristianos ordenada por Diocleciano a partir de febrero de 303 mediante cuatro edictos consecutivos, el último de los cuales (304) obligaba a todos los cristianos a participar en el sacrificio a los dioses romanos bajo pena de muerte. En Hispania correspondió a Augusto Maximiano vigilar la obediencia a las leyes dictadas y castigar a los remisos, entre los cuales se encontraba la virgen cesaraugustana Engracia. Se conocen los detalles de su tormento gracias al carmen martirial titulado Peristephanon (“Sobre las coronas [de los mártires]”) compuesto por Aurelio Prudencio a comienzos del siglo V (hacia 402-404). El poeta recrea la tradición oral para dar forma al Himno IV que dedica a la memoria de los Dieciocho Mártires de Zaragoza, y junto a ellos singulariza a Engracia, merecedora de un elogio particular por haber sobrevivido a la feroz tortura a la que fue sometida al serle negado el golpe de gracia con la espada a fin de prolongar su sufrimiento hasta la muerte. Precisamente la gravedad de su padecimiento la hace merecedora de la corona de mártir, a pesar de no haberse consumado el suplicio con la decapitación.
     En tiempos de Prudencio, sus restos y los de sus compañeros de martirio recibían culto en un templo de la ciudad, que fue de nuevo consagrado en 592 coincidiendo con la celebración del II Concilio de Zaragoza, tras el episcopado arriano del apóstata Vicente (hacia 580), y puesto bajo la advocación de los Innumerables Mártires. Poco después (comienzos del siglo VII), se compuso la Passio martyrum Innumerabilium Caesaraugustanorum en conmemoración de la reconciliación de la basílica. Junto a ella se construyó un monasterio del que llegó a ser abad Juan, hermano mayor de Braulio de Zaragoza (631-651) y su predecesor en la sede episcopal. En él profesó como monje el obispo Eugenio de Toledo (646-657), que sublimó su devoción martirial entregándose al cuidado de los dos sepulcros, el común de los Dieciocho Mártires y el de Engracia. En su honor compuso el poema De basilica sanctorum decem et octo martyrum (María Victoria Escribano Paño, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la pintura "Santa Engracia", del taller de Zurbarán, en la sala VI, del Museo de Bellas Artes, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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