Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la barreduela Oropesa, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La barreduela Oropesa es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo; sin salida, en la calle Cuna.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. Algunas vías reciben una denominación diferente a la de calle, en función de características genéticas, morfológicas o funcionales. Cuando se encuentra cerrada por construcciones en uno de sus extremos se llama barreduela o adarve, y en el uso popular callejón, y a veces callejuela. Son muchas las barreduelas que se conservan en el casco histórico como herencia de la ciudad medieval, pero tampoco son infrecuentes en la periferia. Una característica peculiar de las barreduelas es que sus edificios poseen numeración correlativa, mientras que en las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Al menos desde principios del s. XV está documentada como Ataúdes y Atauderos. Perdida la memoria de esos nombres, quedó incorporada al topónimo Cuna, hasta que en 1868 se rotuló con el actual, por el médico Francisco Sánchez Oropesa, gran urólogo y autor de varios tratados, que se estableció en Sevilla hacía 1575. En algún nomenclátor se recoge como Francisco de Oropesa. Según Álvarez-Benavides, se llamó también en el pasado Corral Nuevo y Victoria, aunque no se conoce documentación al respecto. Es corta, estrecha y rectilínea, y ya en el plano de Olavide (1771) carece de salida, por lo que antes de esa fecha debió cortarse la comunicación con Monardes, hecho que no puede precisarse con exactitud. Carece de aceras y está pavimentada con adoquines pequeños. Se ilumina con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. Está conformada por varias casas de escalera en su acera izquierda, de cuatro plantas, de fines del XIX o principios del XX, y una de reciente construcción que ocupa la derecha. Es peatonal y cumple una función preferentemente comercial, teniendo en cuenta su situación céntrica. Pequeños negocios (platería, agencia de viajes, almacén de papel...) y el lateral de una tienda de tejidos de Cuna le dan bastante movimiento en las horas diurnas, en claro contraste con el silencio y la soledad que presenta una vez desaparecida la actividad comercial de la zona [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
La barreduela Oropesa es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo; sin salida, en la calle Cuna.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. Algunas vías reciben una denominación diferente a la de calle, en función de características genéticas, morfológicas o funcionales. Cuando se encuentra cerrada por construcciones en uno de sus extremos se llama barreduela o adarve, y en el uso popular callejón, y a veces callejuela. Son muchas las barreduelas que se conservan en el casco histórico como herencia de la ciudad medieval, pero tampoco son infrecuentes en la periferia. Una característica peculiar de las barreduelas es que sus edificios poseen numeración correlativa, mientras que en las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Al menos desde principios del s. XV está documentada como Ataúdes y Atauderos. Perdida la memoria de esos nombres, quedó incorporada al topónimo Cuna, hasta que en 1868 se rotuló con el actual, por el médico Francisco Sánchez Oropesa, gran urólogo y autor de varios tratados, que se estableció en Sevilla hacía 1575. En algún nomenclátor se recoge como Francisco de Oropesa. Según Álvarez-Benavides, se llamó también en el pasado Corral Nuevo y Victoria, aunque no se conoce documentación al respecto. Es corta, estrecha y rectilínea, y ya en el plano de Olavide (1771) carece de salida, por lo que antes de esa fecha debió cortarse la comunicación con Monardes, hecho que no puede precisarse con exactitud. Carece de aceras y está pavimentada con adoquines pequeños. Se ilumina con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. Está conformada por varias casas de escalera en su acera izquierda, de cuatro plantas, de fines del XIX o principios del XX, y una de reciente construcción que ocupa la derecha. Es peatonal y cumple una función preferentemente comercial, teniendo en cuenta su situación céntrica. Pequeños negocios (platería, agencia de viajes, almacén de papel...) y el lateral de una tienda de tejidos de Cuna le dan bastante movimiento en las horas diurnas, en claro contraste con el silencio y la soledad que presenta una vez desaparecida la actividad comercial de la zona [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Oropesa, 6, acc. CORRAL DE GALLEGOS. Consta de varios patios con galerías adinteladas de madera. En uno de ellos se conservan columnas nazaríes aprovechadas como soporte de la galería [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la biografía de Francisco Sánchez de Oropesa, personaje que da nombre a la vía reseñada:
Francisco Sánchez de Oropesa. (Oropesa, Toledo, 1514 – ?, ¿s. XVI?) Médico.
Francisco Sánchez de Oropesa. (Oropesa, Toledo, 1514 – ?, ¿s. XVI?) Médico.
Estudió y se doctoró en la Universidad de Salamanca donde tuvo por maestro a Lorenzo Alderete. Más tarde ejerció su profesión en Sevilla, Madrid y Valladolid. En su época sevillana trabó relación y amistad con Benito Arias Montano y otros autores como Simón de Tovar, que a través del primero mantuvieron una relación científica directa con los Países Bajos. Tres de las obras de Sánchez de Oropesa están escritas con motivo de la peste que a finales del siglo XVI azotó España. Trata en ella tanto de los aspectos clínicos como de los epidemiológicos de la terrible enfermedad y propone medidas individuales y colectivas para evitar el contagio. Todos los demás escritos de Sánchez de Oropesa están destinados a exponer casos clínicos. Conviene señalar que estas exposiciones no tienen como finalidad la ilustración de una teoría general, como sería propio de la literatura escolástica, sino que son la presentación de historias con independencia de la doctrina establecida, propia de la mentalidad hipocratista del autor.
La única obra de Sánchez de Oropesa que hasta ahora ha merecido atención es el Discurso para averiguar que mal de orina sea el que padece Diego Anriquez León. Puede ser considerada como una monografía sobre la litiasis de las vías urinarias y en la cual, a través de varios casos clínicos, el autor plantea las causas, las manifestaciones y la curación —médica y quirúrgica— de esta enfermedad. Merece destacarse, en esta obra, la alabanza que hace de la autopsia, diciendo que “si esta diligencia se hiciese en las enfermedades de los órganos internos, se averiguaran muchas cosas de gran provecho de la salud y sería muy bueno proveer que en los hospitales se abriesen los que muriesen de enfermedades que hubiera sido difícil conocer o no se supiera el miembro afecto” (Francesc Bujosa Homar, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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La barreduela Oropesa, al detalle:
Corral de Gallegos
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