Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Joaquín Guichot, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 6 de marzo, es el aniversario del fallecimiento (6 de marzo de 1906) del escritor Joaquín Guichot, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Joaquín Ghichot, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Joaquín Guichot es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio del Arenal, del Distrito Casco Antiguo; y va de la confluencia de la plaza Nueva, con la calle Fernández y González, y con la avenida de la Constitución; a la confluencia de las calles Jimios, Zaragoza y Gamazo.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Al menos desde 1498 está documentada con el nombre de Tintores, por estar establecidos en ella varios miembros del oficio de tintoreros. En 1913 se rotuló con el actual, en memoria del erudito y cronista local Joaquín Guichot y Parody (1820-1906), autor de una Histona de la ciudad de Sevilla y de la primera Historia de Andalucía.
De mediana anchura, discurre formando una curva que se acentúa levemente hacia su final. En el pasado tuvo diferente fisonomía pues un documento de 1661 la describe como "muy angosta". Por ella discurría una "madre" o atajea que iba del husillo de la Laguna y que canalizaba las aguas pútridas de las dos cercanas cárceles (la Real y la de la Audiencia). Numerosos documentos del s. XVII dan pruebas de las continuas quejas del vecindario ante el hedor y las molestias que el caño ocasionaba. La morfología de la calle fue cambiando gradualmente a partir de los años centrales del s. XIX, cuando se comienzan a derribar casas para abrir la futura Plaza Nueva y la después desaparecida calle Numancia. En efecto, entre 1852 y 1928 hay noticias de derribos, alineaciones, ensanches y nuevas construcciones, que transforman sustancialmente su primitiva angostura. El retranqueo del edificio de la Compañía Telefónica, con la fachada principal a la Plaza Nueva, contribuyó también a ensancharla en su primer tramo. En Joaquín Guichot desemboca, por la derecha, Barcelona.
Las primeras referencias a su pavimento se remontan a fines del s. XV, en que se manda "solar de ladrillo". En 1913 se adoquina, y hoy está asfaltada y posee aceras de losetas, muy estrechas en algunos puntos. Se ilumina con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. En su caserío alternan algunas viviendas de principios de siglo, de tres plantas, varias en estado ruinoso, con modernos edificios de cuatro y cinco plantas, algunos de gran porte, como el citado de la Compañía Telefónica y el de una institución bancaria (núm. 1). La núm. 4 es la casa-hermandad de San Onofre, obra de carácter regionalista con elementos historicistas construida en los años 1928-29 por los arquitectos Rafael Arévalo y Juan Talavera. En la fachada de la casa núm. 7 hay un azulejo alusivo a la cita cervantina de la calle de Tintores en su obra Rinconete y Cortadillo. Y en la de la núm. 10 una interesante muestra comercial en azulejos, una de las pocas que aún perduran en la ciudad vestigio de un antiguo negocio.
En el pasado la calle fue más comercial y bulliciosa de lo que es hoy. En el s. XVIII se instalaron en ella varias familias gitanas procedentes de la Cárcel Real, y en 1839 el erudito González de León señala que "la calle es toda de tiendas". Todavía en esa fecha se conservaba en una de sus fachadas un retablo dedicado a la Concepción. Hacia la mitad del XIX había puestos de pescado y bacalao, cuyos olores suscitan protestas del vecindario, así como las tertulias nocturnas en las noches veraniegas, tal como jocosamente recoge esta gacetilla del periódico La Andalucía:
por si acaso lo ignoráis,
que el toque de la oración
apenas sonado hía
cuando todos los vecinos
de esa calle principal
han de sacar a sus puertas
con un sorprendente sans
fasons sillas o butacas
o un banco descomunal,
y establecen sus tertulias
y empiezan a conversar
con mengua del buen gobierno,
En 1904 había en la calle un casino de juegos prohibidos, y el novelista José Mas, en La orgía (1919) sitúa en ella un colmado. No es ésta la única cita literaria sobre la calle. Además de Cervantes, aludieron a ella Vélez de Guevara, en su Diablo Cojuelo, y los famosos Sermones del loco Amaro (s. XVII).
En la actualidad este espacio alterna la función residencial con la mercantil (bancos, oficinas...) y comercial (bares y alguna tienda de comestibles, recuerdo de una antigua de montañés, de las muchas que había en Sevilla). Su proximidad al enclave de la Plaza Nueva le da cierto movimiento en las horas comerciales y de oficina, en contraste con la tranquilidad que muestra en las restantes Sirve en parte como aparcamiento de motos y bicicletas y la altura de sus primeros edificios produce cierta sensación de encajonamiento [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Joaquín Guichot Parody, (Madrid, 1820 – Sevilla, 6 de marzo de 1906). Escritor.
Tras cursar sus primeros y únicos estudios en diversos colegios de Burdeos, ejerció la profesión periodística de modo breve en la capital de España y muy dilatadamente en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XIX, donde no hubo diario o revista de cierta entidad que no contase con su colaboración, a las veces, también artística en forma de dibujos o grabados.
Catedrático de Dibujo Industrial y Adorno en la Escuela de Ingenieros y en la Escuela de Artes y Oficios a partir de la última fase de la monarquía de Isabel II, luchó incansablemente por su derrocamiento, siendo uno de los principales creadores del clima de opinión que favoreció en la Baja Andalucía el advenimiento del Sexenio democrático. En completa sintonía con su ideario y mentalidad, fue designado cronista de Sevilla y de su provincia, circunstancia que le permitió consagrarse con ritmo frenético a la creación literaria e historiográfica. En este último terreno, bien que desprovista de aparato crítico y carente a menudo de una mínima acribia, su Historia de Andalucía representó un papel muy destacado en la formación de una muy incipiente sensibilidad autonómica en ciertos medios intelectuales y burgueses de la región, convirtiéndose, pese a todos sus muchos defectos y carencias, en la única visión global del pasado andaluz hasta una centuria más tarde. De mayor rigor aunque de menor eco fue su Historia del Ayuntamiento de Sevilla.
Se incorporó como miembro de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras en 1872 (José Manuel Cuenca Toribio, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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La calle Joaquín Guichot, al detalle:
Edificio del Banesto
Edificio de Telefónica
Casa-Hermandad San Onofre
Azulejo conmemorativo de Rinconete y Cortadillo
Azulejos publicitarios, en fachada edificio de Joaquín Guichot, 10
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