Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo medieval y Fuertes de San Felipe y San Juan; Ermitas de San Juan Bautista, de los Santos mártires Fabián y Sebastián, de la Virgen de Flores, y de la Virgen de Rocamador; e Iglesia de San Andrés) de la localidad de Encinasola, en la provincia de Huelva.
Ubicación
Fronteriza con Portugal a 146 kilómetros de la capital, esta situada en la Sierra Norte dentro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Reseña histórica breve
Los restos arqueológicos encontrados datan del año 3.000 a.C., en la Edad de Bronce. Se han encontrado restos de 7 poblados celtíberos, asentados en torno a yacimientos metalúrgicos.
De la época romana se ha encontrado un asentamiento en la zona de la Peña de San Sixto.
La población se asentó en el lugar en la época árabe y a partir del siglo XIII el pequeño núcleo de Azinhasola o Encinasola sufre las luchas territoriales que libran los reinos de Castilla y Portugal. Posteriormente fue reconquistada y repoblada por astur-leoneses.
Fue el único pueblo que no se vio afectado en su límites fronterizo durante las guerras con Portugal (se construyeron en esta época los Fuertes de San Felipe y de San Juan).
El castillo árabe y los baluartes defensivos del XVI, restos históricos que fueron dañados por los franceses durante la Guerra de la Independencia.
Patrimonio cultural y artístico
Iglesia de San Andrés, del siglo XVI, con un importante Retablo Mayor Barroco con relieve policromado del siglo XVI de la Inmaculada.
Iglesia de San Sebastián y los Santos Mártires, con una imagen de la Virgen de Gracia de fines del siglo XVI, en sus alrededores existen dos ermitas, una dedicada a la Virgen de Flores y otra a la Virgen de Rocamador.
Merece un paseo las orillas del Río Múrtigas y la Peña San Sixto.
Además en sus alrededores podemos apreciar la existencia de dólmenes.
Fuerte de San Felipe y la Peña, Fuerte de San Juan,
Castillo Mirador de la Contienda
Fuente del Rey
El Pilar Nuevo, El Pilar Viejo
La Peña de San Sixto.
Fiestas y tradiciones
Romería de Nuestra Señora de las Flores, el lunes 8 días después del Domingo de Resurrección.
Corpus Christi.
Romería de los Emigrantes, día 15 de Agosto en Flores.
Feria de Septiembre, del primer jueves a domingo de septiembre.
Romería de Nuestra Señora de Rocamador.
Romería de San Andrés, 30 de Noviembre.
Sus habitantes viven principalmente de la agricultura, la ganadería y las explotaciones forestales debido a los extensos bosques de encinas y alcornoques en su termino municipal.
Gastronomía
Su gastronomía rica en platos de caza y las calderetas "marochas" o las morcillas de lustre con patatas se puede degustar en bares como "El Barrilito", "El Emigrante", "El Rincón", "Lonoma" o el Centro Social (Diputación Provincial de Huelva).
El primer poblamiento de la zona se remonta a la Edad del Cobre (III milenio a.C.), así lo confirman los yacimientos de Picamijos, Sierra Herrera y San Sixto, todos emplazados en lugares estratégicos de gran control visual. La actividad metalúrgica se introducirá en la zona a lo largo de los siglo IX y X a.C. y ello dará lugar a núcleos de población de mayores dimensiones y fortificados, como el localizado en la Sierra de la Lapa. Lacimurga Constantia Julia, una de las siete ciudades de la Beturia Céltica, pudiera coincidir con esta localidad. Ciertamente, son muchos los vestigios romanos encontrados en la población, como monedas, capiteles, fustes de columnas, etc., junto a inscripciones como la existente en la cabecera de la iglesia parroquial de San Andrés con un texto alusivo a César Augusto. Se han localizado los restos de una antigua villa rustica, en el yacimiento tardorromano denominado El Baldío. Algunos fragmentos arquitectónicos vinculables a una basílica paleocristiana rural podrían datar de época visigoda. El topónimo actual de Encinasola es de indudable origen castellano, asociado a la repoblación de la comarca por colonos procedentes del reino de León. Desde el Repartimiento de Alfonso X, la localidad quedó adscrita al alfoz de Sevilla, construyéndose posteriormente, en época de su hijo Sancho IV el Bravo, un gran recinto fortificado. Durante toda la Baja Edad Media, la población se verá involucrada en los conflictos fronterizos castellano-portugueses. Vinculados a esta cuestión fronteriza estuvieron los problemas de jurisdicción sobre el territorio conocido no casualmente como La Contienda, llegándose a un acuerdo entre Castilla y Portugal en 1542 -Concordata de Moura- por el cual, dicha zona permanecería indivisa, repartiéndose el usufructo entre las villas de Moura, Aroche y Encinasola. Entre los años 1640 y 1668, la Guerra de Secesión portuguesa provocó nuevos conflictos fronterizos. En estos momentos, se reforzó el carácter defensivo de la villa con dos fortines artilleros denominados respectivamente de San Felipe y San Juan. Durante el siglo XVIII, la villa experimentó un considerable crecimiento. Desde entonces hasta ahora, su economía sigue manteniendo un marcado carácter agropecuario.
El Ayuntamiento es un edificio del siglo XVII completamente remozado, pero que aún conserva la estructura de los antiguos cabildos municipales del siglo XVI formada por dos salas de juntas -alta y baja- en la crujía de la fachada principal y el pósito a las espaldas, éste ultimo recuperado en una reciente restauración.
También cuenta la población con varias fuentes-lavaderos destacando la denominada Fuente del Rey. Sobre los grifos se encuentra un escudo de mármol del siglo XVIII con las armas reales y una inscripción que indica una reconstrucción de la fuente, realizada en 1899 con fondos donados por don Juan Gualberto González Bravo. También son de interés los restos de dos puentes datables a finales del siglo XVI: el Puente de los Cabriles y el Puente del Sillo (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
En el centro de la población se encuentra el castillo medieval, oculto por numerosas casas que fueron construyéndose, adosadas a sus muros. Se trata de un recinto de planta trapezoidal protegido por torres cuadradas y circulares. Su puerta de acceso estuvo en el muro Oeste, protegida por dos torreones y contó, además, con un postigo en el sector Este, próximo a la Torre del Homenaje. Al exterior, dispuso de una barbacana torreada por el lado Sur. Dicha Torre, de planta cuadrada, albergó en su interior dos habitaciones superpuestas, de las cuales son aún visibles el arranque de sus cubiertas. La tipología de esta fortaleza permite establecer su fundación a finales del siglo XIII en relación con el programa constructivo propuesto por el Concejo de Sevilla al rey Sancho IV. En el siglo XV el edificio se encontraba muy maltrecho, por lo que tuvo que ser reparado. En 1485, a propuesta de Fernando de Abreu, obrero mayor de la ciudad de Sevilla, se renovó la barbacana de su Torre Mayor.
A mediados del siglo XVII, con el estallido de la Guerra de Secesión, sus defensas debieron advertirse insuficientes, construyéndose por ello, en los flancos Este y Oeste de la población, los fuertes de San Juan y San Felipe. Proyectados por el ingeniero Rafael de Médicis, fueron construidos en mampuesto y ladrillo y presentan un baluarte exterior en forma de estrella de cuatro puntas con muros en talud y una torre interior en su centro, de planta cilíndrica, con tres pisos en altura. En 1740 existió un proyecto de Jerónimo Amicy para convertir el viejo castillo medieval en un cuartel de caballería. Sin embargo, éste nunca llegó a realizarse. De esta manera, el edificio quedó en estado de total abandono.
El fuerte de San Juan ha sido recientemente remozado para albergar en su interior un punto de información del Parque Natural y el de San Felipe alberga en su interior uno de los depósitos de agua potable de los que se abastece la población (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Castillo. El Castillo medieval de Encinasola se encuentra en el centro de la población, oculto por numerosas casas que fueron construyéndose adosadas a sus muros, tras perder su función militar. No obstante, aún son claramente visibles algunas de sus torres.
Construido en mampuesto con refuerzos de sillares en las esquinas, es un recinto de planta trapezoidal protegido por torres cuadradas y circulares. Su puerta de acceso estuvo en el muro oeste, protegida por dos torreones y además tenía un postigo en el sector este, próximo a la Torre del Homenaje. Al exterior, se dispuso una barbacana con una torre en el lado sur.
La Torre del Homenaje, de planta cuadrada, albergó en su interior dos habitaciones superpuestas de las cuales aún son visibles el arranque de sus cubiertas abovedadas y las huellas de la escalera que las comunicaba. Estuvo coronada por una azotea almenada donde hubo una espadaña con una campana de aviso.
La tipología de esta fortaleza permite establecer su fundación a finales del siglo XIII, en relación con el programa constructivo propuesto por el Concejo de Sevilla al rey Sancho IV para defender el extremo Noroeste de su territorio y que incluyó también los castillos de Torres, Cumbres Mayores, Cala y Cortegana. Un estudio publicado por los profesores López García, Pérez Macías y Benabat Hierro, nos informa que en el siglo XV el edificio se encontraba muy maltrecho, por lo que tuvo que ser reparado en numerosas ocasiones. Fueron importantes las obras realizadas en 1485 cuando, a propuesta de Fernando Abreu, obrero mayor de la ciudad de Sevilla, se renovó la barbacana de su Torre Mayor.
A mediados del siglo XVII, nos informa Guillermo Duclós, que con el estallido de la Guerra de Secesión, la capacidad de defensa debió advertirse insuficiente, construyéndose por ello, en los flancos Este y Oeste de la población, los fuertes de San Juan y San Felipe.
En el siglo XVIII, el presbítero Agustín Pereira describía el estado de las defensas de la población con estas palabras: "Este pueblo en lo antiguo fue plaza de armas...Lo domina y defiende un castillo espacioso con sus buenas murallas, baluarte barbacana, aljibes y fortalezas, con dos fuertes que están situados a los lados de dicho castillo, estando todos tres edificios a la frontera del reino de Portugal. Los nombres de los fuertes son de San Juan y San Felipe. El de San Juan está defendido con foso y contrafoso, su obra es de orden toscano, fabricado a mediados del siglo pasado de mucha solidez y hermosura. En el propio tiempo fue también fabricado el de San Felipe".
Se conoce documentalmente, que en 1740 existió un proyecto de Jerónimo Amicy para convertir el viejo castillo medieval en un cuartel de caballería. Sin embargo éste nunca llegó a realizarse. De esta manera el edificio quedó en total estado de abandono, siendo utilizadas sus torres y muros como cantera de materiales para las casas del pueblo, incluso en el siglo XIX, algunos de sus sillares fueron llevados a Sevilla para reconstruir la Puerta de la Macarena, según reza en la inscripción de la misma.
En la actualidad, el castillo está en proceso de restauración intentado las distintas administraciones públicas la expropiación de las casas adosadas a sus muros para recuperar el recinto en su integridad.
Fuerte de San Felipe. A mediados del siglo XVII, nos informa Guillermo Duclos, que con el estallido de la Guerra de Secesión, la capacidad de defensa del Castillo de Encinasola debió advertirse insuficiente, construyéndose por ello, en los flancos Este y Oeste de la población los fuertes de San Juan y San Felipe. El fuerte de San Felipe fue construido en mampuesto y ladrillo.
De forma ligeramente troncocónica, con unas plataformas superiores para emplazar la artillería que asomaba por las cañoneras de los gruesos parapetos. El interior se organiza mediante dos cámaras superpuestas, la superior abovedada, a la cual se accedía desde el exterior mediante una escalera de madera. La inferior quedaba para almacén, comunicada únicamente con la superior. Se sigue así el esquema de las torres de vigilancia de la costa de Huelva, construidas entre 1586 y 1638.
En la actualidad esta torre se ha transformado en depósito de agua que abastece el pueblo.
Proyectado por el ingeniero Rafael de Médicis, fue construido a mediados del siglo XVII.
A principios de 1646 la torre estaba casi concluida y dispuesta para pertrecharse. sobre la Peña del Murillo.
Actualmente se encuentra convertido en depósito de aguas para el abastecimiento local.
Fuerte de San Juan. Se trata de un fuerte que protegía a la ciudad frente a las incursiones portuguesas. La torre de San Juan se ha integrado actualmente en el casco urbano y constituye un fortín. Construido en mampuesto y ladrillo presenta un baluarte exterior en forma de estrella de cuatro puntas con muros en talud y una torre interior en su centro, de planta cilíndrica, con tres pisos de altura.
La Torre baluarte de San Juan constaba de una plataforma superior donde se encontraban montados dos o tres cañones de grueso calibre, nivel intermedio al cual se accedía mediante un puente levadizo que salvaba un pozo de planta cuadrada de 30 metros aproximadamente. es una torre circular de mampostería con desniveles unidos por escalera de caracol y un parapeto artillero de planta cuadrada. En el nivel inferior existían dos salas o almacenes.
En la actualidad la torre está habitada, por lo que se ha abierto un hueco en el nivel inferior. El foso y la pasarela han desaparecido y las almenas que coronan la torre se encuentran derruidas casi en su totalidad.
A mediados del siglo XVII, informa Guillermo Duclos, que con el estallido de la Guerra de Secesión, la capacidad de defensa del castillo de Encinasola debió advertirse insuficiente, construyéndose por ello, en los flancos Este y Oeste de la población, los fuertes de San Juan y San Felipe. Proyectados por el ingeniero Rafael de Médicis.
A principios de 1646 la torre estaba casi concluida y dispuesta para pertrecharse. El Fuerte de San Juan, más cercano a Portugal, se situó sobre el Cerro de la Horca, inmediato a la población.
El baluarte de San Juan, dedicado a Don Juan de Austria, ha sido recientemente restaurado para acoger el Punto de Información del Parque Natural. En él se instala una exposición permanente sobre la Contienda y sus edificios singulares y útiles de labor (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Fue reedificada en 1845 a expensas de don Juan Gualberto González Bravo, ministro que fue del rey Fernando VII, como consta por una lápida conservada en su interior. Ya sin culto, está en la actualidad destinada a actividades culturales (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Ermita de los Santos mártires Fabián y Sebastián
Este edificio debió construirse en la segunda mitad del siglo XVI, conservándose de aquel momento su planta y la portada de los pies.
En 1730 el edificio estaba en pleno proceso de reedificación y en los últimos años del siglo XVIII o principios del XIX, debió ser nuevamente remozado, adquiriendo su actual fisonomía, de estilo neoclásico. En la portada lateral, muy transformada, se conservan restos escultóricos de un posible crucero del siglo XVIII.
Centra el presbiterio un retablo mayor, barroco, de fines del siglo XVIII. La hornacina central la ocupa un San Sebastián, de la misma época, y, en los lados, las imágenes de la Virgen de los Dolores y de la Virgen de Gracia, ambas de vestir y recientemente repolicromadas.
El retablo de la Divina Pastora, de estilo rococó, de fines del siglo XVIII, ha sido repintado recientemente. Su imagen titular es de madera policromada, del siglo XIX.
El retablo de San Antonio de Padua, realizado en mampostería popular y fechable a finales del siglo XVII contiene la escultura de su titular del siglo XVIII. Finalmente, completa la imaginería de esta ermita un Cristo yacente, de la segunda mitad del siglo XVI, con una urna de estilo imperio, datable en la primera mitad del XIX (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Se trata de un edificio fechable hacia 1585, momento al que correspondería el diseño de su planta y portadas, vinculables éstas últimas al ambiente manierista dejado en la zona tras las intervenciones de Hernán Ruiz II. Los pórticos y la espadaña estaban construyéndose en 1614 por los alarifes Francisco Hermoso y Juan Serrano, no finalizándose las obras hasta 1615, según consta en una inscripción de su exterior. En torno a 1869 debió añadirse el camarín de la cabecera y se abovedaron sus naves. Queda, pues, este edificio como un interesante ejemplo de la arquitectura serrana en el tránsito de los siglos XVI al XVII, imbuida de un purismo muy peculiar.
Preside el presbiterio un retablo barroco, de estípites, del segundo tercio del XVIII, con las imágenes de San José con el Niño y San Isidro labrador, de la época del retablo. La calle central se comunica con un camarín donde se encuentra la imagen de vestir de la Virgen de Flores, obra anónima sevillana, tal vez, de fines del XVI, pero muy transformada. Adosado al segundo pilar del lado izquierdo se encuentra un púlpito, de mampostería, de la época de la construcción del templo, con caja hexagonal sobre pilar ochavado (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El edificio debió construirse en las primeras década del siglo XVI, época de la que data el cuerpo de la nave y el presbiterio, cuya bóveda vaída nervada pudiera estar relacionada con el círculo de Diego de Riaño. Entre 1823 y 1825, fueron añadidas la sacristía y el camarín de la Virgen; abovedándose las naves en el año 1869. Finalmente, en 1887, se reedificó el camarín para ampliarlo y dotarlo de mayor solidez, obras que ejecutó el albañil Antonio Vera. En el citado camarín se localiza la imagen de vestir de Nuestra Señora de Rocamador, realizada en 1855.
Adosado a un pilar se encuentra un púlpito de mampostería de la época de la construcción de la ermita, junto a una Santa, sin atributos, datable en el siglo XVI (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Este edificio presenta un proceso constructivo complejo en el que, al menos, se distinguen dos fases constructivas. A la primera correspondería la cabecera, con su arco toral apuntado y la bóveda estrellada, fechable en el primer tercio del siglo XVI y relacionable con el círculo del arquitecto Diego de Riaño, cuya intervención consta documentalmente entre 1523 y 1533. La nave, por el contrario, con sus bóvedas vaídas y sus apoyos en un orden gigante de semicolumnas, debió labrarse en la segunda mitad del siglo XVI, siendo relacionables tales elementos con el estilo de Hernán Ruiz II quien se haría cargo de las obras a partir de 1562 y con quien está claramente vinculada la portada inconclusa del hastial.
Las portadas laterales, también de estilo renacentista, resultan más toscas en su labra e incluyen algunos elementos decorativos de carácter más popular y de difícil interpretación. La del costado derecho presenta la inscripción en la que parece leerse de forma no muy clara la fecha 12 de diciembre de 1551 y una alusión a Carlos V junto a un círculo con un cetro en su interior y rodeado por las letras C.V.I.O. (que podrían interpretarse como ¿carolus V Imperator Orbis?).
El retablo mayor de orden salomónico, fechable hacia 1700, y en él se alojan una imagen de San José con el Niño, junto a un Apostolado y dos relieves de la Asunción y de Dios Padre, todo de la época del retablo. Fue dorado y estofado en 1714 por Juan Ramírez Infante.
En la capilla Sacramental destaca el retablo de la Virgen de la Antigua realizado, según consta en una inscripción, en 1564 y estilísticamente vinculable con el círculo de Pedro de Villegas Marmolejo. Ocupa su hornacina central una pintura de la Virgen de la Antigua, copia de la original de la catedral hispalense, flanqueada por San Francisco y San Andrés y dos tondos con bustos de Santa Lucía y Santa Catalina. Ocupa el ático un medio punto con la imagen de Dios Padre. En el banco puede leerse: en el flanco izquierdo, una inscripción que data este retablo en 1564 y sus renovaciones de 1684 y 1777 respectivamente y que menciona a los diversos patronos de la misma pertenecientes a la familia Carbajo. Ya en el primer tramo de este lado izquierdo se localiza el retablo de Ánimas, estructura de mampostería de orden corintio y estilo neoclásico, policromada imitando jaspes, del primer tercio del siglo XIX. Contiene un lienzo de Animas Benditas con la Virgen del Carmen de la misma fecha.
El segundo tramo de este flanco esta ocupado por un cancel de madera acasetonada, del siglo XVIII. A continuación, se sitúa un retablo de orden salomónico, con una imagen de candelero de la Virgen de Gracia, del siglo XVI, muy desfigurada.
La capilla Bautismal, con pila de mármol blanco datable en el siglo XVI, ha sido recientemente adaptada para albergar la orfebrería de la parroquia, de la que destacan un cáliz de plata sobredorada, del tercer cuarto del siglo XVI, punzonado por el platero sevillano Francisco Becerra y un ostensorio de la segunda mitad del siglo XVII, de plata sobredorada.
A continuación se localiza un retablo, recompuesto con elementos del siglo XVIII, con imágenes de San Antonio de Padua y San Francisco, de la misma época.
El retablo del Corazón de Jesús, está realizado en mampostería, de estilo neoclásico, del primer tercio del siglo XIX.
A la derecha del arco toral hallamos un retablo neogótico que alberga un Cristo crucificado, del primer cuarto del siglo XVIII, junto a la Virgen de la Soledad, escultura de madera y telas encoladas datable, a finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX, y vinculable al círculo de Cristóbal Ramos.
Finalmente, en el interior de la sacristía se localiza un aguamanil de mármol fechado en 1692 y un importante conjunto de ornamentos entre los que destacamos una casulla de damasco rojo de la primera mitad del siglo XVII, con banda central bordada «a lo romano» en oro y seda de colores (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Hay que destacar el carácter compacto y sólido que presenta el templo, con muros perimetrales de gran grosor y aspecto fortificado, quizás en relación con el papel de la población en la primera línea de defensa de la frontera con Portugal.
Se trata de un edificio de gran interés arquitectónico en la comarca, presenta un proceso de construcción complejo en el que al menos se distinguen dos fases constructivas. Presenta planta basilical, con arco toral apuntado en la cabecera, recorrido por baquetones y bóveda estrellada, relacionable con el círculo del arquitecto sevillano Diego de Riaño. La nave, por el contrario, presenta bóvedas vaídas, sus argos de medio punto con la rosca moldurada y sus apoyos en un orden gigante de semicolumnas, debió de labrarse en la segunda mitad del siglo XVI. Al exterior, la portada inconclusa del hastial está formada por un vano de medio punto con ménsula en la clave entre columnas toscanas que apean sobre pedestales. Las portadas laterales, también de estilo renacentista, resultan más toscas en su labra, especialmente la del flanco izquierdo, e incluyen algunos elementos decorativos de carácter popular y de difícil interpretación.
En el edificio se distinguen dos fases constructivas. A la primera correspondería la cabecera, relacionable con el círculo del arquitecto sevillano Diego de Riaño, cuya intervención consta documentalmente entre 1523 y 1533. La nave, por el contrario, debió labrarse en la segunda mitad del siglo XVI, siendo vinculables con el estilo de Hernán Ruiz II quien se haría cargo de las obras a partir de 1562, y con quien está claramente vinculada la portada inconclusa del hastial del templo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Castillo medieval y Fuertes de San Felipe y San Juan; Ermitas de San Juan Bautista, de los Santos mártires Fabián y Sebastián, de la Virgen de Flores, y de la Virgen de Rocamador; e Iglesia de San Andrés) de la localidad de Encinasola, en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.
Más sobre la provincia de Huelva, en ExplicArte Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario